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    Año 29 Tercer Trimestre del Año: Asedio al Muro de Cringris Alzado a finales del año 15, el Muro de Cringris (O la Locura de Cringris, como muchos lo llaman) representa una de las mayores obras arquitectónicas de la humanidad. Aunque su tamaño y longitud no llega a compararse al inmenso Muro de Thoradin, a diferencia de este no fue construido con ayuda de los masones enánicos , si no por orgullosos gilneanos, todos ellos. Pese a lo que muchos extranjeros pudiesen creer, el muro no fue alzado como medida defensiva por el Rey de Gilneas, si no como declaración de intenciones respecto a lo que sentía como los comienzos de Lordaeron por establecer un sistema de alianzas inquebrantables que acabase alzando al reino norteño como líder sobre todos los demás. Irónico, pues en cierto modo el viejo Rey tenía razón, aunque no sería Lordaeron, si no Ventormenta. Con los Bosques de Argénteos purgados y las rutas aseguradas, el Nuevo Orden del Reino de Lordaeron pudo comenzar a construir y alzar puestos militares a lo largo y ancho de la región del sur de Lordaeron, y mientras que muchas de sus fuerzas se desviaron hacia el Este, en dirección a la última región de Lordaeron donde la vida aun triunfaba sobre la muerte, el grueso de los ejércitos renegados marcharon al sur, hacia el inmenso muro que incluso a varios días de marcha, era visible desde muchas explanadas o colinas. Asediar el muro en su totalidad era simplemente imposible. Extendiendose por cientos de millas, el Muro de Cringris era más bien un inmenso castillo, con numerosos puestos fortificados construidos dentro de su estructura a lo largo y ancho, con sistemas defensivos, barracones, almacenes, armerías y herrerías. Y aunque muchos de estos castillos estuviesen abandonados , varios de ellos incluso reconvertidos en madrigueras de huargens salvajes, los Renegados carecían de esta información. Por lo tanto, realizaron la única estrategia que era logísticamente viable. Concentraron sus esfuerzos en la parte más vulnerable de cualquier muro: La puerta. Las enormes caravanas empujadas por destreros no-muertos incansables marcharon desde Entrañas llevando tropas y materias de construcción a un ritmo que ningún vivo que hubiese de dormir y comer podría mantener. Antes de que los primeros mensajeros del avance Renegado llegasen a la Capital para avisar al rey, y hubiesen vuelto al muro para transmitir las órdenes de preparar las guarniciones para un largo asedio, más de dos docenas de puestos alzados en puntos ventajosos, con muros de espinas metálicas y empalizadas taladas a un ritmo frenético se habían construido a lo ancho de la parte central del muro. Los Renegados desconocían los números de los defensores del Muro, pero los Gilneanos desconocían también el número al cual estaban haciendo frente, y aunque durante las primeras noches la falta absoluta de iluminación nocturna en los campamentos de las fuerzas invasoras desconcertó a las mesnadas del Rey y sus nobles leales norteños, apostadas en el muro, los exploradores enviados, o los pocos que lograron regresar, pudieron avisar de que lo que les estaba invadiendo no era un ejército humano si no una fuerza de no-muertos, que blandían colores y pendones desconocidos. Aunque a estas alturas, las noticias de la Tercera Guerra habían llegado incluso más allá del Muro (Al menos, en lo referente al destino de Lordaeron, pues no sería hasta la llegada de las fuerzas Imperiales que en Gilneas se conocería siquiera el descubrimiento de Kalimdor), en Gilneas permanecían completamente ignorantes respecto a los tumultuosos cambios de poder entre las fuerzas no-muertas. Pero era irrelevante. Fuesen las fuerzas de la Plaga que habían amenazado con penetrar el muro hasta ser arrasados por las hordas huargen salvajes, o una nueva fuerza de no-muertos, los rechazarían y resistirían. El día veinteavo del quinto mes del año, el Rey de Gilneas envió un refuerzo de más de dos mil hombres de sus propias mesnadas, y ocho millares de los nobles del sur para reforzar el muro, quedando bajo la coordinación de Lord Adelmar Bosquenegro, fiel seguidor del Rey, conocido por su ... eficiencia a la hora de actuar frente a los rebeldes durante la guerra civil. Aunque algunos acusarían a Lord Bosquenegro de traidor a la causa del Norte, lo cierto es que el alzamiento del Muro, justo encima de sus tierras, le permitió pasar de ser un barón irrelevante más a ganarse el título de Conde cuando decidió situarse del bando del Rey Cringris, pasando a ser responsable de la protección central del gran portón del Muro. Con los refuerzos recibidos, más de media docena de guarniciones y posiciones del muro que llevaban años abandonadas pudieron ser recuperadas, a considerable coste personal , pues los refuerzos del sur, desacostumbrados a los espesos bosques del norte y la amenaza huargen, sufrieron gravemente fruto de un ego que para muchos se probó fatal. Empezarían entonces largos meses de espionaje y contra-espionaje, donde los grandes murciélagos de Tirisfal sobrevolarían el Muro bajo cielos nocturnos, invisibles para los ojos Gilneanos, desplegando unidades de veteranos Mortacechadores más allá de las lineas enemigas, y recabando información de sus enemigos durante semanas sin siquiera estos saberlo. Cuarto Trimestre del Año Desembarco en Nueva Karroburgo Desde la Independencia de Kul'tiras, las flotas Gilneanas, nación de una costa tan abrupta y apenas navegable, habían sido poco más que barcazas pesqueras de bajura, buques de paseo incapaces de marchar al océano, y navíos de vigilancia costera, dedicados a la caza de contrabandistas y piratas de río. Sin embargo, por puro orgullo, el propio Rey mantenía una flota de tres galeones (Siendo uno de estos el personal del Rey, "Orgullo de Cringris", que rara vez salía siquiera a la mar) , cuatro naos y doce bergantines amarradas en la ciudad costera de Nueva Karroburgo, uno de los mayores nexos comerciales del Este gilneano, que durante más de trescientos años había estado gobernado por la orgullosa, estricta pero con fama de honorable y gentil, casa Claufield, cuyo lord actual, Desmond Claufield , llevaba casi dos décadas gobernando, y habiendo alzado la ciudad de una profunda crisis causada por la guerra civil (Pues Nueva Karroburgo, como nexo comercial, era confluencia de toda clase de gentes , ideas, e intereses, y durante el conflicto civil sus calles se inhundaron de sangre), era amado por todos los habitantes del lugar. O casi todos. Las amplias flotas imperiales estaban compuestas por dos de las mayores superpotencias navales de todo Azeroth, Kul'tiras y Ventormenta, dos reinos que desde prácticamente la fundación del joven león dorado, habían estado en constantes tensiones y conflictos marítimos por el control comercial tanto de los mares del sur como de los mares centrales. Se podían contar por docenas las veces que Ventormenta y Kul'tiras se habían aliado para hacer la guerra marítima a los goblins, como las veces que habían recurrido a los goblins como apoyo contra el otro reino, en un largo conflicto que jamás llegó a escalar a guerra abierta, pero que dio lugar a una época dorada de pirateria que duró desde las guerras gnoll hasta la primera guerra, pues la destrucción de Ventormenta y la afiliación de los goblin a la Horda Orca acabó de manera prácticamente total con el comercio por tales mares. Y pocos piratas, nisiquiera los grandes capitanes con docenas de barcos, estaban tan locos como para asaltar los enormes Acorazados de guerra Ogros que protegían las flotas de la Horda. Pero todo ese pasado de conflictos llegarían a su fin tras la adesión de Kul'tiras al Imperio. Aunque reticentes al saber que Theramore, gobernada por la Traidora Lady Jaina Valiente, había sido la primera en aceptar la oferta de Ventormenta, las jugosas concesiones marítimas concedidas por Ventormenta a la República Mercante y al Gran Almirante Tandred Valiente acabaron convenciendo a los avezados marinos de Boralus de unirse al proyecto para el futuro de la humanidad. No podía ser de otra forma pues ,que los navíos que encabezasen la marcha hacia Gilneas fuesen los de Boralus, con sus doradas anclas ondeando firmes bajo el viento agitado. En un gesto tal vez irónico, o destinado, según a quién se le preguntase, Kul'tiras regresaba para ser ellos los que esta vez invadiesen a Gilneas, en una guerra de independencia inversa. Con las costas del norte de Gilneas completamente intransitables por los grandes navíos de transporte y guerra imperiales, fruto de sus enormes arrecifes coralinos , y una falta absoluta de ciudades portuarias con la capacidad de mantener y servir de nexo para los navíos tirasianos y de ventormenta, Nueva Karroburgo era un objetivo obvio de desembarco. Y si a esa conclusión habían podido llegar los generales y almirantes Imperiales con sus mapas de Gilneas dibujados y registrados hacia décadas, como no iba a ser parte de las planificaciones de Lord Claufield. Nueva Karroburgo se encontraba situada en la parte central de un gran golfo protegido por dos fortalezas gemelas situadas a ambos extremos de los cabos que formaban un relativamente estrecho cuello de botella de apenas dos millas de ancho. Una posición defensivamente envidiable. No fue si no por este motivo que Lord Bolvar Fordragón, Sumo Protector de Ventormenta , ex-Regente del Reino y Comandante Supremo de la Invasión Gilneana, deseó resolver el conflicto de la manera más rápida posible. El final estaba claro. La victoria Imperial era inevitable, pero podrían recibir pérdidas relevantes antes siquiera de hacer desembarco si Nueva Karroburgo se defendía con uñas y dientes. De la misma manera, de tomar la ciudad por asalto, ocurriría una matanza que nisiquiera el veterano Paladín podría evitar, y si su antigua escudera y ahora Emperatriz le había puesto al mando de esta guerra, era porque justamente la labor del Imperio era liberar a sus vasallos de un tirano rey que les negaba la libertad de unirse al Imperio y quebrar los yugos de sus amos feudales y atrasados. Lord Desmond Claufield, barón de Nueva Karroburgo, Lady Amanda Soschter , Almirante Real de Gilneas y Lord Vincent Godfrey, ojos y oidos del Rey, se reunieron en el duodécimo día del onceavo mes en la playa de Lanzavastos, a una jornada de Nueva Karroburgo, con Lord Bolvar Fordragón, Señor Supremo de la Invasión Gilneana y su segundo al mando, Sir Halford Aterravermis, Mariscal de Campo y Alto Comandante de la Séptima Legión. La reunión duro más de nueve horas, con descansos intermedios donde las distintas partes, retiradas en sus tiendas y protegidas por sus guardaespaldas ( preparados para un inicio de las hostilidades inmediato o un intento de traición por el otro bando), tanteaban con sus consejeros y subalternos los argumentos que usar, las palabras dichas por sus rivales, y como continuar. Este toma y daca sin embargo llegó al resultado previsible pero que inocentemente Lord Fordragón, un tanto ajeno al adusto carácter y orgullo Gilneano, había deseado que no ocurriese: Ni Gilneas claudicaría, ni Nueva Karroburgo se rendiría. Embarcados de nuevo a su flota, Lord Fordargón informó a Sir Aterravermis de que a la mañana siguiente comenzaría el asalto marítimo contra Nueva Karroburgo. Una mañana de cielo despejado, los más de un centenar de navíos imperiales se prepararon dispersos en diversas formaciones , preparados para marchar en oleadas por el estrecho y angosto paso que protegido por la cuasi veintena de navios gilneanos, se preparaba firme para resistir. De peores habían salido, pensaban los marinos gilneanos, que con Lady Soschter a bordo de El Orgullo de Cringris, observaban una fuerza que solo les superaba en una proporción de seis a uno. Tras unas dos horas donde los navíos esperaron , tal vez a un movimiento del rival, un despiste, o una rendición de última hora, los barcos imperiales tomaron la iniciativa, pues no podía ocurrir de otra forma. El Galeón "Furia de Boralus", capitaneado por el Capitán Jorben Thornby (Veterano de las campañas del Almirante Valiente en Kalimdor, que se decía había sobrevivido a un duelo personal con una bestia híbrida y su osa mascota, aunque con un pie menos), comenzó a moverse, encabezando la vanguardia imperial, seguido por ocho naos. Sabían donde se metían, el fuego de las fortalezas gemelas caería sobre ellos. Pero el veterano capitán lo sabía, y sus marinos, hermanos y hermanas, la mayoría de los cuales le acompañaban desde Kalimdor, lo sabían también. Todo sacrificio era poco por el ver el sueño de Daelin cumplido, una humanidad reunida que pudiese de una vez por todas purgar de la faz de la tierra a todas esas bestias de allende los mares. Los marinos de Kul'tiras corrian por las cubiertas arreciando los velamenes y preparando los cañones para recibir el fuego de las fortalezas costeras y de la flota que más allá esperaba para recibirlos. Aunque convencidos de lo relevante de su labor como punta de lanza, pues tras ellos la gran flota imperial comenzaba un avance escalonado para evitar formar un cuello de botella donde no pudiesen maniobrar. El paciente capitán esperó, y esperó, hasta que calculó de manera aproximada el punto donde entrarían al alcance de los cañones de los fortines, que por la información borrosa, pues probablemente contasen con medidas de protección, que habían podido recabar los adivinadores de la flota, se trataban de grandes bombardas de gran calibraje. O eso debía asumirse, se enfrentaban a Gilneanos, tan amantes de la pólvora como un montaraz enano. Fue entonces cuando berreó las órdenes: Las velas se desplegaron a su máxima capacidad, y las tropas, en los remos, dejaron sus brazos y sus manos callosas para conseguir la máxima velocidad posible. Su plan era atravesar el bloqueo. Por la fuerza. Los primeros truenos lejanos de los fortines comenzaron a sonar , y aunque algo cortos de alcance, las estimaciones del curtido capitán tirasiano habían sido de lo más acertadas. Pues en apenas unos instantes estarían dentro de su radio de fuego. Las pesadas balas siguieron cayendo desde los castillos gemelos, contra los navíos, aunque la táctica de Thornby había dado sus frutos, y el repentino aumento de velocidad había desorientado a los artilleros gilneanos que probablemente tenían serios problemas para recalibrar los pesados cañones a la velocidad suficiente como para conseguir alcanzar a los navíos que avanzaban directos contra el bloqueo gilneano. Ya a punto de llegar al alcance de los cañones de los navíos gilneanos, y sin que ninguna de las naves bajo el mando de Thornby hubiese sido impactada, este ordenó acudir a los cañones. Al parecer tendrían oportunidad de devolver el fuego antes de ser hundidos. ¡La emoción se extendió entre sus tripulantes! Más no demasiado, pues estaban en plena batalla. Los cañones dispararon, y las balas comenzaron a impactar en la pequeña flota gilneana. Pero el capitán tirasiano observó confundido, pues ese fuego no provenía de sus cañones. Los propios fortines habían comenzado a descargar fuego y muerte sobre una confundida flota Gilneana que, preparada para recibir con sus hileras de cañones a los navios imperiales, no tuvieron tiempo para reaccionar, torpemente, antes de ser hundidos por las fortalezas gemelas. La confusión que debieron de sufrir los marinos gilneanos mientras eran disparados por sus propios compañeros no era comparable a la que sentían las fuerzas Imperiales, que con el camino despejado, y los fortines silenciados, entraron en la bahía. ¿Era caso alguna clase de trampa o treta? Imposible. Los marinos de Kul'tiras se asomaron por las bordas de sus barcos para observar los restos humeantes y destrozados de los barcos gilneanos, y socorrieron a algunos de los supervivientes que desesperados nadaron hacia sus navios, prefiriendo caer en sus manos que en el frío abrazo de las aguas. Por desgracia, Lady Amanda sería una de las más de cuatrocientas almas que se hundieron para no emerger nunca más en el golfo de Nueva Karroburgo. Cuando la flota Imperial, encabezada por la casi milagrosamente indemne vanguardia del Capitán Thorby llegó a Nueva Karroburgo, lo que se encontraron fue el caos. La propia ciudad parecía haberse vuelto sobre si misma, y sin interés alguno de meterse en un conflicto que le superaba, el veterano oficial tirasiano aseguró los muelles junto a sus hombres, esperando la llegada de hombres más expertos y de rangos más altos. Una hora más tarde, Lord Fordragón desembarcó desde el Buque Insignia del Imperio , la "Furia de Wrynn", para encontrarse una ciudad en plena batalla contra si misma. El veterano paladín no perdió el tiempo, y ordenó a sus legiones que desembarcasen y pacificasen la ciudad, aunque ante la llegada de las aparentemente inmunerables fuerzas Imperiales, ciudadanos , rebeldes y leales gilneanos, comenzaban a deponer las armas ante ellos, o huir para salvar la vida. El desembarco Imperial duraría tres días, pues tal era su número, y el espacio limitado de la bahía obligaba a que los barcos entrasen poco a poco para evitar choques y desastres navales. Cuando Lord Bolvar llegó al centro de la ciudad, acompañado de sus oficiales, se encontró una escena que no habría podido llegar a imaginarse, o tal vez, no querría haberlo hecho. En una pica, la cabeza de Lord Desmond Claufield, ofrecida por su propio alguacil en señal de buena voluntad hacia el Imperio, y junto a la adusta figura del viperino oficial gilneano, más de tres centenares de las tropas de la ciudad, desde parte de las mesnadas del propio noble hasta guardias del concejo. La escena era ciertamente repugnante, y el alma del veterano paladín no pudo si no arder ante semejante traición, incluso frente a su enemigo, más uno que por lo que había podido conocer fruto de sus negociaciones, era un hombre honorable y justo. Sir Aterravermis, siempre tan directo, le recomendó a Lord Fordragón ejecutar a todos esos hombres y mujeres por traición, y cazar a sus cómplices por la ciudad. Y Lord Bolvar deseaba hacerlo. Pero si algo había aprendido el paladín en sus años en las cortes de Ventormenta, donde incluso se le propuso ser Rey ante la muerte de su primo segundo, Varian, es que en la política los compromisos eran más que necesarios. El General Imperial aceptó de mala gana la rendición de Nueva Karroburgo, y las tropas imperiales se desplegaron por toda esta, deteniendo las matanzas y las peleas que se habían iniciado y aun perduraban en ciertas zonas de la ciudad, o que incluso se habían extendido a sus alrededores. Con la ciudad tomada, las fuerzas imperiales no tardaron en marchar hacia las villas y aldeas circundantes, tomandolas casi sin resistencia bajo el manto Imperial. A los "traidores" de Lord Claufield, y ahora "leales" vasallos Imperiales, fueron generosamente recompensados por Lord Fordragón. A sus cabecillas se les concedió el rango de caballero, y a todos ellos una nada desdeñable suma de dinero, así como tierras en el reino de Ventormenta, a algunos humildes parcelas, a los oficiales de más rango, haciendas más importantes. Estos partieron entusiasmados hacia sus nuevas vidas llenas de abundancia y gozo: A las tierras del norte de la Provincia de Crestagrana, en frontera directa con el Clan Rocanegra. Lord Fordragón se encontró entonces con una ciudad que si bien le recibió con los brazos "abiertos", estos no habían sido si no abiertos a la fuerza, y aunque partes nada desdeñables de la población los veían con resignación, o incluso buenos ojos, la realidad es que la mayor parte de sus habitantes no odiaba si no visceralmente a los asesinos de su amado señor, y a los que veían como patronos de tal traición. En señal de buena voluntad para con la ciudad, y con su propia conciencia, Bolvar acogió bajo su manto a la hija y heredera de Lord Claufield, Samantha Claufield , así como a sus dos hijos menores, gemelos, Billy y William Claufield, evitando cualquier clase de represalia contra ellos por parte de los traidores a su padre, pues estaban tan dispuestos a darles muerte como a su progenitor. Si estos siguieron vivos, de hecho, no fue si no porque las tropas Imperiales llegaron a la hacienda del Señor de Nueva Karroburgo antes que las fuerzas sublevadas. Sería de esta manera, sin ninguna baja por su parte, como las fuerzas del Glorioso Imperio pusieron por fin su pie en Gilneas. El día quinceavo del mes onceavo del año 29, bajo un cielo que amaneció despejado pero rápidamente se encapotó con las lloviznas invernales, las fuerzas imperiales celebraron su victoria, aunque sus oficiales de más rango no pudieron si no lamentar lo deleznable de todo lo sucedido. Ese era el problema de las guerras entre humanos: La victoria no es si no amarga. Primer asalto al Muro de Cringris El Muro de Cringris (El Orgullo de Cringris, o la Locura de Cringris, según a las lealtades del gilneano al que preguntes) es una de las mayores obras arquitectónicas jamás realizadas por la humanidad. Aunque no alcanza la inmensamente obscena masividad del Muro de Thoradin, a diferencia de este segundo, el muro que protege la frontera norte de Gilneas fue realizado enteramente por manos humanas, sin ayuda de la mosonería enánica. No se podría entender el Muro de Cringris como solamente un muro, pues al igual que aquel que protege la frontera de Stromgarde, es un inmenso complejo de fortificaciones y guarniciones, sistemas defensivos, y una altura que lo vuelve inmune a cualquier clase de escala o torre de asedio. Y es por esto que los Renegados tuvieron que invertir meses en siquiera planificar una de varias estrategias de asalto para con el muro. Aunque llevaban largo tiempo sobrepasandolo mediante la escalada de las zonas más desprotegidas, ya fuese por expertos Mortacechadores o Horrores de la Cripta, así como por los aires con sus jinetes de murciélagos, la realidad es que esa era una manera inviable de traspasarlo con un ejército. Fue así que bajo los mandos del Sumo Ejecutor Larren, encargado de dirigir y coordinar la ofensiva central contra los portones del Muro de Cringris, se dispuso el que había de ser el asalto definitivo tras largos meses de preparaciones y pequeñas escaramuzas para tantear las fuerzas gilneanas. Lord Bosquenegro sentía el ataque inminente, pues pese a que los renegados aprovechasen su ventaja en la nocturnidad para realizar sus movimientos, conocia suficientemente el terreno para saber los lugares por donde su posición defensiva era más vulnerable, y los únicos puntos viables de ataque para los renegados. Sería bajo una noche carente de Luna, donde los defensores apenas podían ver más allá de unos palmos lejos de los cientos de faroles y antorchas dispuestos a lo largo del muro, que los lejanos ruidos de las enormes cuerdas al ser destensadas comenzaron a resonar en la lejanía, como amenazadores truenos. Las enormes balistas de asedio renegadas, cuya construcción había llevado más de tres meses y la deforestación de los bosques más cercanos a las zonas centrales del Muro, comenzaron a arrojar rayos verdosos contra el enorme muro. Proyectiles de acero, pesados, construidos sobre prácticamente troncos y forjados en los fuegos de Entrañas, inscritas con toda clase de runas explosivas y de naturalezas oscuras, desde magias viles hasta las nigromancias más pútridas. El Muro era demasiado grueso, demasiado resistente, para que la artillería corriente pudiese hacerle siquiera un rasguño. Cuando los primeros proyectiles comenzaron a impactar en él, miasmas explosivos, nubes de llamas verdosas comenzaron a iluminar la noche para la sorpresa y terror de los defensores Gilneanos. Las tropas renegadas avanzaron bajo el fuego de sus piezas de artillería, con el fin de cubrir a los zapadores goblins que el Nuevo Orden había contratado para esta guerra. Su objetivo, el enorme portón de acero y madera cuyo final no podía llegar a verse desde la base del mismo sin desnucarse uno alzando la cabeza. Bajo el amparo de la noche, los defensores gilneanos vieron sus defensas, cientos de baterías de pólvora y cañones dispuestas tanto en la parte superior del muro como en numerosas salas de artillería a distintas alturas, eran substancialmente poco efectivas. Más se disparó contra las masas móviles , muchas veces usando la propia iluminación causada por los proyectiles renegados. Las guarniciones de los niveles inferiores asomaron desde las numerosas posiciones de tiro, y cientos de virotes de ballesta y proyectiles de plomo pesado volaron contra las fuerzas renegadas que si bien cubiertas bajo sendos parapetos, algunos portados por enormes abominaciones cárnicas, otros movidos por los propios renegados, hubieron de ver su avance ralentizado, pues a diferencia de ellos los goblins no estaban dispuestos a morir por su causa. Aunque las capas exteriores del Muro de Cringris comenzaron a dañarse, resquebrajarse y desmoronarse bajo el asalto renegado, el muro era demasiado grueso, y sus bloques de roca y granito, mucho más resistentes de lo que los renegados habían llegado podido predecir y calcular. Con el paso de las horas, el asalto renegado continuó, sin recibir grandes bajas , más sin conseguir hacer apenas avances fruto de la defensa coordinada de las fuerzas gilneanas. Cuando los primeros rayos de Sol comenzaron a despuntar por el alba, el Sumo Ejecutor Larren se vio obligado a sonar los cuernos de la retirada, pues sin la protección de la noche sin luna, la artillería gilneana causaria completos destrozos en sus fuerzas. Cuando amaneció, los cientos de metros más allá del muro de Cringris se mostraron humeantes, llenos de cráteres, la antigua verde hierba pisoteada y deshecha por el movimiento de las tropas, en una amalgama de barro que sin embargo, apenas tenía presentes cuerpos renegados, pese a la incesante artillería gilneana. En parte, porque fruto de la noche, la precisión de los defensores fuese minima, en otra, porque en su retirada organizada y coordinada las fuerzas del Nuevo Orden recogieron a sus caidos, tanto a los heridos como a los fallecidos. Con los humos verdosos aun emanando del resquebrajado muro, los Gilneanos celebraron y vitorearon, al menos los que no habían caido enfermos de letales enfermedades fruto de las magias nocivas de la artillería renegada, que había penetrado por las aperturas defensivas a lo largo y alto del muro. Sin embargo Lord Adelmar era consciente de que esto no había sido si no el principio de la guerra. Desconocía que clase de herramientas tendrían sus enemigos en su arsenal, pero si algo sabía es que si se habían podido mantener firmes frente a la ofensiva de los otros reinos humanos y sus aliados enanos, se trataba de un enemigo temible que no había de subestimar.
  2. 5 points
    Hola! A lo mejor alguno que otro me conoce, preferiría que no la verdad pero aquí estamos. Tenía mono de rolear en wow y me gustaría probar en este server. Espero no hacerme la picha un lío como se dice por aquí con el tema de fichas, que estoy acostumbrado a sistemas muy simples. Dicho esto, ¡Espero veros in-game!
  3. 4 points
    Ahora que se viene trama Gilneana...
  4. 2 points
    Una carta llega hasta las dependencias de Hath'lorien, sellada con lacre de color añil. La marca tiene el contorno de un báculo y una espada cruzadas. En el dorso puede verse el remitente y el destinatario escritos en común con pulcra caligrafía. El contenido está redactado en thalassiano pero es evidente que el puño es el mismo. Estimado Auric, Espero que te encuentres bien al igual que el resto en Quel'danil. Te escribo para hacerte saber que llegué, sin mayores inconvenientes que una tormenta veraniega, hasta el puerto de Ventormenta. Extrañaba mi biblioteca y la compañía de sus libros, pero por desgracia mi retorno se verá demorado ya que no encuentro entre sus páginas las respuestas que he venido a buscar. Te pido encarecidamente que sigas encargándote de la Aguja como hasta ahora has hecho, yo volveré lo antes posible cuando, tal y como te he comentado en la anterior carta, pueda hallar una respuesta a las preocupaciones que me quitan el sueño. Acudiré a la academia de magia local y espero hallar allí al menos algún indicio que nos permita resolver el problema, pero temo que no será sencillo. Por ultimo, quiero alentarte a que me escribas ante cualquier dificultad que pueda surgir por allí y si es necesario aceleraré mi regreso. Sin más, se despide atentamente, tu amigo Odriel PD: Si ves a Bodvar por allí dile que me aseguré de que su tomo de recetas siga a salvo. Si a Auric le llama la atención la mención de una primer carta e indaga al respecto no encontraría quien verifique que hubiese llegado. Probablemente u Odriel haya mentido o al mensajero se lo comieron los trols antes de alcanzar Quel'danil.
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    El conflicto de mayor envergadura en los últimos años, conocido por algunos como la Cuarta Gran Guerra, la encarnizada batalla a tres bandas que tiene lugar en la península de Gilneas es un conflicto que durante años ha arrasado los campos, quemado los bosques, y quebrado las almas y espiritus, así como vidas, de miles de individuos. El resultado de tal Guerra marcará el futuro venidero para millones de almas. Tanto aquellas que viven, como las que dejaron de hacerlo hace tiempo. Índice: Linea Cronológica de la Guerra de Gilneas: Precedentes: La Oferta Azul La Campaña de Bosque de Argénteos Año 29 Tercer trimestre del año: Asedio al Muro de Cringris Cuarto trimestre del año: Desembarco en Nueva Karroburgo Primer Asalto al Muro de Cringris Año 30 Primer trimeste del año: La Negativa de Theramore Segundo Trimestre del Año: Segundo Asalto al Muro de Cringris Batalla del Vado de Rocapresta Tercer Trimestre del Año Refuerzos de Stromgarde Cuarto Trimestre del Año Segundo Desembarco Imperial Año 31 Primer trimeste del año: Caída del Muro de Cringris Toma de Fuerterojo Segundo Trimestre del Año: Primera Batalla del Bosque Norte Emboscada en Valletormenta Tercer Trimestre del Año: Caída de Steinwatch La Masacre del Paso de la Cabra Blanca Cuarto Trimeste del Año: Resistencia del Valle de la Espina El Pacto del Norte Año 32 Primer Trimestre del Año: La Movilización Huargen Matanza en Colchester Negociaciones en Valletormenta Segundo Trimestre del Año: Avance a la Marca Oriental Estancamiento de las Colinas Musgosas Tercer Trimestre del Año Desembarco en los Cabos del Norte Batalla del Paso Condal Fuerzas combatientes: El Reino de Gilneas: Líderes del Reino de Gilneas Fuerzas del Reino de Gilneas Jugadores Gilneanos: Huargens: Humanos: El Imperio Humano: Líderes del Ejército Imperial en Gilneas Fuerzas del Imperio Humano Jugadores Imperiales: El Reino de Lordaeron: Líderes del Nuevo Orden Renegado Fuerzas de los Renegados Jugadores Renegados: La Amenaza Feral: Los Huargen ferales
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    La mañana se mostraba tormentosa. Los rayos partían el oscuro color de las nubes seguido de un trueno que perforaba los oídos de todos en Quel’Danil. El grupo se reunió frente a la Aguja plumargenta ataviados con su equipamiento para partir en busca de un ogro. Auric, acompañado por Lynnete, Daelanor y Eleandris partieron en busca de la bestia. Fue Lynnete la que guió al grupo por los bosques de tierras del interior hasta aquel lugar en el que tuvieron el único y fatídico encuentro con la criatura iniciando entonces una búsqueda y rastreo que comenzó liderando el joven Auric y ayudado por Lynnete. Acabaron por toparse con un campamento de cazadores enanos que no les sirvieron de gran ayuda, aunque si obtuvieron algo de información pues si hubo avistamientos de un ogro que se llevaba bien con los trols de la zona, también de un gran ciervo gigante, pero no le dieron mayor importancia a esto último. Siguiendo el rastro del ogro una mujer elfa que corría en dirección opuesta al grupo pidiendo ayuda. Amablemente el grupo corrió sin pensarlo en ayuda solo para descubrir un asalto trol a una caravana uniéndose así el grupo a la refriega. No hubo mayores problemas mas que las heridas infligidas a Eleandris mayormente por las flechas erradas de Auric, al cual posiblemente le pudiera la presión del momento, asi como las leves heridas que recibió Daelanor. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- @Izuriel como eleandris (narrador): Atletismo, Espada pesada, reflejos @Bastián como Auric: Arco Largo, Rastrear, Advertir/Notar, Escalar, Reflejos y pifear @ILUSDN como Daelanor: vara de combate, defensa, reflejos, atletismo @Zora como Lynnete: Ilusión básica, oscuridad visual, advertir notar, Rastrear, Atletismo @Dorito como Inaradth: reflejos, esencia sagrada, adv/notar, musica
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    El sonido del filo deslizándose contra la madera, raspando y detallado, provenía de la entrada de la Aguja Plumargenta, sentado encima de las escaleras de piedra y alguna especie de mármol escaso en el valle desde hace unos doscientos años, se encontraba Auric. Recientemente había aprendido de la forma de construir y desfilar instrumentos, de incontables prácticas tratando de perfilar una flauta, logró encontrar una mejor función a este instrumento, surcándole algunos cambios se convertía en un elemento de combate sumamente simple pero a la vez práctico, una pequeña cerbatana se encontraba entre sus manos en la que el joven elfo estaba completamente concentrado. Los pasos del mensajero elfo despertaron los oídos del quel'dorei, y lo hicieron levantarse repentinamente, abandonando su tarea temporalmente, repasó sus manos por sus ropas intentando eliminar la mayor cantidad de astillas a la vez que enderezaba su espalda, adoptando esa postura firme que acostumbraba tomar frente los desconocidos. Con ese aura formal, aunque algo exagerada, recibió la carta que aquel adulto le cedía, de aspecto ya versado en su oficio, de cabellos color ocre brillante, complexión alta y atlética, como correspondía a un mensajero lo bastante experimentado como para esquivar las hordas trols y moverse en el bosque como pez en el agua. Tras aceptar la carta, el mismo se retiró devuelta al asentamiento principal de Quel'danil con un paso calmo. Observando al mensajero retirarse, Auric volvió a sentarse, tomando la cerbatana entre sus dedos a la vez que comenzaba a romper la carta, conservando el sello y el símbolo de este, sus ojos leyeron con relativa velocidad y una sutil agilidad al leer que había evolucionado desde que Thamireen y Odriel se esforzaron en influenciar la cultura de la magia en éste forestal de campo, apilando libros que ya no usaban estos en su habitación. Sus cejas claras se enarcaron con sorpresa, incredulidad y felicidad. Aunque extrañaba al dirigente de Hath'lorien, estaba feliz de que estuviera a salvo, y concentrado en su objetivo como mago. Con el orgullo de saber que el aeromante depositaba su confianza en su liderato, aseguró en su mente una frase, repetidas veces: "Debo mantenernos a su altura, debo ser como él". Decidió levantarse, con su carta en una mano, puso la cerbatana en el cinturón, echó su capucha hacia adelante y comenzó a caminar hacia el ayuntamiento con la esperanza de encontrar el primer mensaje.
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    ¡Bienvenido! Espero verte dentro, cualquier cosita estamos en Discord. En todo caso, quién te ofrezca MAÍZ no es alguien que merezca tu atención, además, los bocatas son versátiles, no como esa cosa hecha para pájaros.
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    Sea usted bienvenido! No te preocupes por el sistema, verás como es muy facil, y para cualquier duda, pues nos tienes por Discord a todos! Buscate un hueco, que creo que quedan sillas libres aun! PD: Recuerda la fuente del Sol!
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    ¡Bienvenido! Toma, regalo de bienvenida. Habrá quien te venga con un bocata pero ni puta idea tiene de lo gueno en esta vida. Por CORN.
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    Hulas! Me presento, soy Saulot y soy nuevo. Estuve anteriormente en PyE hace mucho tiempo, con una cuenta llamada "Lim", pero no me acordaba de la contraseña y me daba pereza, así que me hice esta nueva. Vengo traído por la manita del cheñó Prototaip. He estado revoloteando estos días el foro y el discord y envié mi ficha e historia del primer PJ, un Huargen Brujo de la Cosecha. Pero mi raza favorita sin lugar a dudas y de la que más sé, son los trols. Y aprovecho para decir que me encantaría rolearlos aquí, creando una hermandad racial de trols de todas las tribus cuyo propósito sea recuperar la vieja gloria de un Imperio Trol unificado cumpliendo con las tradiciones y su seguimiento a los Loa (si alguien estuviese interesado o algo... Que contacte conmigo por MP, Discord o como sea :P). Por otro lado tengo pensado meterme también en otros focos, que me dijeron que había uno de piratas, otro de Escarlatas y otro de nigromantes o algo así, así que ya acabaré cayendo por ahí. Así que ya nos veremos ingame y en los roleillos! Un placer!
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    Conexiones El Sol sonreía con su luz y su calor a los ciudadanos mientras Nuevo Avalon despertaba, como cada mañana, con la luz del astro rey, los comerciantes acudían a montar sus puestos, las tiendas se abrían, los huérfanos salían de los hospicios para jugar en las calles y molestar a todo aquel desgraciado que se cruzase en su camino, desde el mar soplaba una brisa agradable, un pequeño regalo antes de que el calor comenzase a resultar realmente molesto. Allí, en la plaza de la fuente coronada por la estatua del cruzado anonimo, el grupo se reunió para poner rumbo hacia los campos en busca de Benjen. Cuando vislumbraron las edificaciones de la aldea, el Sol ya no mostraba clemencia alguna para los viajeros, rodeados de cultivos y pocos lugares en los que resguardarse bajo la sombra, tras más de una hora de sórdida caminata.Un hombre bien vestido que se cruzó en su camino y les dedicó un cortés y educado saludo,vieron una pareja de hombres alejándose de una de las puertas, uno tenía la cara mordida por una antigua enfermedad, viruela seguramente, al otro le faltaba una oreja, llegaron a escuchar como entre ellos hablaban de Rosby, al parecer el hombre era poco cuidadoso y los hombres no veían con buenos ojos la fiesta que pagó la noche anterior en el orgullo llameante. Consiguieron encontrar la casa de Benjen gracias a las indicaciones de su hermano. Sin embargo Benjen parecía no saber nada de la falsificación del libro, y no dio ningún tipo de información útil, pero si la promesa de investigar a sus compañeros de ayuntamiento y avisar a la Cruzada ante cualquier cosa que descubriera. Su casa era pequeña, humilde, pero no le faltaba ninguna comodidad que un hombre pudiera necesitar, además de estar decorada con cuadros que el mismo había pintado. Decidieron volver a Nuevo Avalon en busca de información sobre Rosby y los dos extraños hombres que vieron, Emelina e Ifán volverían a la taberna donde se había realizado la fiesta, mientras Kingsley acudiría al ayuntamiento a pedirle ayuda a Sofía. Con mentiras piadosas, y valiendose de uno de los muchos trabajos que M realizaba, la mensajería, consiguieron descubrir que el tabernero no conocía realmente a Rosby, pero que Lenny y Karl, los dos hombres que vieron cerca de la casa de Benjen, habían acudido antes de que saliera el Sol para llevarse a Rosby, que estuvo apunto de llamar al a guardia, pero el propio Rosby le dijo al tabernero que eran conocidos, que no debía preocuparse. Al parecer, tanto Lenny como Karl tenían un pasado criminal por el que habían estado encerrados y bajo trabajos forzados mas de diez años, simples robos, pequeñas agresiones,extorsiones y amenazas, finalmente el hermano de Benjen les dijo el nombre de la taberna que frecuentaban, el Dogo Borracho. Al reunirse compartieron la información, Emelina creía saber donde se encontraba la susodicha taberna, pero Kingsley reconoció que la conocía de buena tinta, era una de esos tugurios de mala muerte que frecuentaba antes de entregar su vida a la luz, y así, el grupo se dirigió hacia allí, decididos a descubrir que conexión existía entre todos esos hombres y el destino de los escritos. Información of-rol Consecuencias: -Tanto Rosby como Benjen parecen tener algún tipo de relación con Lenny y Karl -El grupo sospecha de Benjen y Rosby como posibles cómplices, pero no tienen nada más que sospechas. -Conocen el lugar de reunion de la pareja de hombres. Personajes y habilidades usadas: Kingsley( @Thala) : Atletismo, Advertir/Notar, Tradición/historia, Religión Ifán( @Prototaip): Atletismo, Advertir/Notar, Tradición/historia, Religión Emelina( @Psique): Atletismo, Advertir/Notar, Tradición/Historia, Religión, Sigilo, Buscar, Trampas/cerraduras
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    -¡Te lo digo Tomás! ¡Que la panda lo ha comentado! - La figura encorvada del voluntario pulgoso se agazapaba sobre el fuego de la hoguera bajo una fría noche veraniega donde el rocío cala hasta los huesos incluso en las tierras altas de Gilneas. Junto a él, otro puñado de miserables tan despreciables como el mismo, que cuchicheaban y comentaban en la más pérfida confidencialidad. O tal cosa creían ellos, pues no era si no su charla subversiva atendida por las orejas dispuestas de una leal espadachina, diestra aventurera, valerosa luchadora e intrépida zarrapista. -Pero... bueno... no te diré que no Richard... - Sin mucho convencimiento, cargado de resignación, una figura de cabeza tan pelada como su espíritu luchador , arrugada y con varias manchas fruto sin duda alguna de una vida dedicada al cubrir de los placeres más mundanos que tan rápido reflejan su malicia en cuerpo y alma, comentaba admitiendo las palabras de su compañero. - Es decir, para haber sido un sucio rebelde... joder. Te aprecio más que a mi propio hermano... Las voces, los suspiros de anhelo ante tal confesión, se multiplicaron en el corrillo de parlanchines vagabundos y desinteresados porluceros. La figura inicial, no pudo si no contener compungido unos segundos la propia respiración, con los ojos, iluminados por el lánguido fuego, humedecidos. -Porque aquí todos somos hermanos... da igual lo que nos separase hace años... nos quieren matar joder. - Y alzó algo más la voz, como aleccionando a los cinco, seis, tal vez hasta siete, pues tales figuras harapientas se entremezclaban con unas siluetas mal definidas en el nocturno campamento - Nos quieren matar, a ellos les da igual, les da igual casa, les da igual que seamos del norte, del sur... y nos tenemos a nosotros. Solo nosotros. Como una gran familia. Y las familias , aunque se peleen de vez en cuando, hacen las paces, y se protegen. Las emociones comenzaron a extenderse en el corrillo, tan cargadas de sutil inquina y venenosa empatía que empalagosas en su saturación hicieron que la valiente Julie se alejase con el rostro asqueado del lugar. ¿Que estaba pasando, que tanto llevaba oyendo hablar este día y el anterior? ¿Que era eso que había oido aquí y acullá... esas palabras tan... tan cargadas de falsedad? ¡Como no iba a importar lo que nos dividía, solo porque el interés más zafio, el de la mera supervivencia, golpease nuestra puerta! ¡Ah, una noche de lobos hambrientos era todo lo que necesitaba el pueblo gilneano para saldar las deudas de sangre de aquellos que osaron quebrantar las leyes más sagradas y milenarias! Qué cobardía. Demasiada gente que preferiría vivir de rodillas , vendiendo sus principios... perdonando, antes que aceptar un destino de pie, orgullosos. Sin ceder ante la muerte. Como un buen Gilneano ha de hacer. Y lo vio. ¡Ah! Tirado y pisoteado, apenas legible. Este trazo... ¡¿En serio?! ¡Corrió para encontrar el tablón, ahí, el epicentro de la CORRUPCIÓN! Su rostro pasó de la confusión a la molestia, de la molestia a la nausea, de la nausea al enfado, del enfado a la resignación, y de la resignación de nuevo al enfado. Aunque templado por una sagaz idea. La Luz bien sabía que la mayor de las virtudes es la Retribución Justa , pues si uno no recibe lo que se merece fruto de sus acciones, su castigo o su recompensa... ¡¿Por qué actuamos?! No tardó en coger betún que había adquirido de un despistado guardia para comenzar a arreglar semejante aberración. Bajo el amparo nocturno, pasó unos pocos minutos sobre-escribiendo las mentiras. Para que todos pudiesen verlo en la misa vespertina. Y una vez concluida su obra, se retiró rápidamente, satisfecha de su osada hazaña. Así aprenderían estos... pacifistas.
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    Las plumas echaban humo y la tinta se quemaba moviéndose al son de una única idea que había estado tomando forma en las ultimas semanas. Puede que el trabajo fuese demencial, estando tras pilas de pergaminos en blanco que esperaban a ser utilizados. Aun sin los medios mas modernos, las manos de los seres humanos eran la opción mas confiable para expresarse y plasmar un concepto. Los folletos volaron, de mano en mano y como era de esperar muchos de ellos acabaron ardiendo en los fuegos para alimentarlos u enterrados, desechados y arrugados, pisoteados por el centenar de botas que pasaban a todas horas por las lodosas calles de Wadelwich. Los poco afortunados folletos fueron arrojados con desdén, odio, y una total indiferencia o escueta empatía. Pero otros... Otros encontraron en los dibujos una razón para esbozar media sonrisa, estirar sus labios secos y agrietados, y por primera vez en mas tiempo del que podían recordar pudieron volver a escuchar sus propias risas, aunque estas tuvieran un tono triste y amargo. Las palabras escritas eran recitadas en voz alta a la noche frente a las hogueras, para que aquellos que no sabían leer pudieran al menos escuchar su significado. No a todos les alcanzó, ni todos estuvieron de acuerdo. Pero… ¿Que importaba? Que importaba, cuando por lo menos aquellos símbolos había servido para avivar las ascuas de unas cuantas almas. Escrito por Maw Diseñado por Mimbrari Pero ya sabía que eso podía pasar. Por eso habían construido el tablón. Ahora estaba junto a la capilla, y sobre la madera colgaban varios de aquellos cuidados panfletos y la que, esperaban, sería la primera carta abierta de la hermana Eudora a sus hermanos. Habían dado el primer paso. ¡Despertad, Hijos de Gilneas! El miedo y el dolor os ciegan. ¿Y quién puede culparos? Hace mucho que no conocemos la paz. El mundo se hunde a nuestro alrededor. Vivimos entre batallas que nunca acaban. ¿Por qué sufrimos este destino? ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Qué podemos hacer? ¿Hay salvación para nosotros? Abrid los ojos. El tormento confunde vuestro juicio. Habéis olvidado nuestra verdad. Miraos a vosotros mismos, mirad a vuestro alrededor, a vuestros vecinos, a vuestros hermanos gilneanos que están en pie junto a vosotros. Mirad a los que han muerto para que pudieseis estar aquí hoy. Sed conscientes de la verdad: Gilneas sigue aquí. A pesar de tenerlo todo en contra, resistimos. Donde muchos ya se habrían rendido, nos mantenemos firmes, nos hacemos fuertes. Enfrentamos nuestras pérdidas y nuestras cargas, enfrentamos los horrores que la fortuna o nuestros enemigos nos lanzan, y seguimos adelante. Nos estamos salvando a nosotros mismos. Prevalecemos. Pero no somos indestructibles. Y sí, morimos. Y desde luego, sufrimos. Sufrimos por los seres amados que han muerto, sufrimos por nuestra tierra perdida, sufrimos por nuestras vidas truncadas. Todo ese dolor, es la prueba de nuestro amor por el pueblo al que pertenecemos. Es la prueba de que este destino es inmerecido, que los actos de nuestros enemigos son viles. Es el dolor que separa a los hijos de la Luz de los monstruos de la Oscuridad. Porque solo un monstruo no siente nada cuando destruye aquello que otros aman, solo un monstruo disfruta con el sufrimiento de los demás. Así que mirad en vuestro interior, mirad en vuestro corazón. Porque incluso aquellos que sufrimos la terrible enfermedad de los huargen y nos vemos arrastrados al terror de vivir con nuestro cuerpo trasnfigurado podemos tener esperanza, porque no es el aspecto lo que define quienes somos: mientras nuestros corazones amen y sufran por Gilneas, mientras nuestra voluntad sea firme y persevere en la verdad, prevaleceremos. Volveremos a levantarnos cada vez que caigamos, hombro con hombro, espalda contra espalda. Juntos, resistiremos cada golpe, cada embestida. Porque nuestro amor por nuestros hermanos y por nuestra tierra es más fuerte que la desesperación. Porque nuestra voluntad es inquebrantable y nuestro espíritu indomable. Eso es lo que define a los hijos de Gilneas. Mientras permanezcamos unidos, nadie podrá derrotarnos. Mientras permanezcamos unidos, Gilneas prevalece. Hermana Eudora, Sacerdotisa de la Luz Sagrada Escrito por Lorea
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    Linea Cronológica de la Guerra de Gilneas: Precedentes: Como todo conflicto, la Guerra de Gilneas no nace de la nada, si no que ha sido el resultado de la sucesión de intereses enfrentados y superpuestos. Grandes superpotencias interesadas en la posición ventajosa y estratégica de la península, aquellos que buscan rechazar a los que buscan negar su autonomía, y los gritos desesperados de los que ajenos a estas disputas solo buscan sobrevivir. La Oferta Azul El Imperio Humano se compuso de las cenizas de la Alianza de Lordaeron con el fin último de asegurar la supervivencia de la especie humana en un mundo tras la tercera guerra, donde dos de los siete reinos, Dalaran y Lordaeron, siendo el segundo el más poderoso e importante de todos ,habían sucumbido, arrasados sin que nada ni nadie hubiese podido impedirlo. La reconstruida Ventormenta no tardó en ocupar el puesto frontal como la nueva vanguardia de la humanidad, alzándose frente a una empobrecida Stromgarde, una quebrada Alterac, una destruida Lordaeron, una aislada Gilneas, una joven Theramore y una ajena Kul'tiras, más preocupada por sus islas que por otra cosa. Se tardaron años, diplomacia, chantajes y amenazas tanto directas como veladas, y cientos de diversos nobles buscaron poner sus cartas sobre la mesa para cobrar ventaja. La conclusión llegaría con la coronación de la hermana menor de Lady Tiffin Ellerain Wrynn, Meriane Ellerian, una humilde escudera de la Mano de Plata, como Reina de Ventormenta y en breves, Emperatriz de la Humanidad. Muchas voces, muy poderosas, se alzaron en contra de esto, siendo tal vez la más sonora la del Rey Galen Aterratrols, de Stromgarde, que no pudo si no aceptar la adesión al Imperio Humano cuando su tio, Danath Aterratrols, heroe de guerra condecorado y mucho más popular que él, tanto entre nobles como entre plebeyos, llegó desde Terrallende y ante la idea de revivir la Alianza de Lordaeron no pudo si no proclamar publicamente su apoyo a tal idea. Con una alianza conformada por Ventormenta, Stromgarde y Theramore (Habiendo sido esta joven ciudad estado la primera en aceptar la idea de Ventormenta, con el fin de asegurar la colaboración de la Humanidad y su propia supervivencia más allá del gran océano), Kul'tiras no tardaría en aceptar la adesión tras generosas concesiones maritimas por parte de Ventormenta, que durante más de un siglo había sido la principal competidora en los mares del sur de la República Mercante de Boralus. Con la lealtad del príncipe de Alterac, Aliden Perenolde, asegurada, y Dalaran desaparecida, solo quedaba una última corona que aceptase la legitima soberanía de la Emperatriz de todos los Humanos. Gilneas. Aislada desde hacía casi una década, Gilneas siempre había estado opuesta a las ideas de pactos y alianzas entre naciones. Su apoyo en la segunda guerra había sido residual, y habiendo sido el último en unirse a la Alianza de Lordaeron, fue el primero en abandonarla en cuanto las discrepancias comenzaron a aparecer. Las misivas y diplomaticos enviados recibieron negativas constantes, pese a generosas ofertas por parte de la Emperatriz de restaurar a Gilneas sus tierras de más allá del muro, perdidas en guerras de siglos pasados al avance imparable de Lordaeron, una vez la victoria frente a los Renegados se consumase. Casi un año tuvo Gilneas de margen, un año en el cual numerosos nobles instaron al rey Genn Cringris a aceptar tal oferta. Este la rechazó, por supuesto. Al igual que la Alianza de Lordaeron había intentado en su día, sabía que estos pactos no eran más que las pretensiones de los poderosos para subyugar a los más débiles bajo ellos. Gilneas llevaba milenios sola. Y había resistido todo y más. ¿Qué podía ocurrir a futuro que no hubiese pasado ya? Era esta autoridad absoluta lo que había llevado al pueblo gilneano a ser tan tenaz, tan resistente. No, no aceptarian el mandato de gobernantes sureños, y tal cosa fue dejada bien clara al Imperio. Cuando las misivas y los diplomáticos dejaron de llegar, Cringris llevaba varios meses movilizando a sus nobles vasallos. Las mesnadas habían sido provistas, las levas preparadas, y las preparaciones hechas. Cuando llegó la declaración formal de guerra, no fue sorpresa para nadie en Gilneas. La Campaña del Bosque de Argénteos Tras la brutal derrota a los muros del Monasterio Escarlata en el año 22, los Renegados pasaron una época de descontrol y pérdida de propósito. Con un reino destruido que había quedado de golpe en sus manos muertas, la reforma militar, social y logística que hubo de realizarse para dar identidad a un pueblo compuesto por numerosas razas no-muertas es algo sin precedentes que aun analizado a posteriori es difícil de ver como posible. Durante los años 23 y 24, verían su nacimiento la filosofía del Uberabtrünning, el Aphotecarium, el Culto de la Sombra Olvidada, pero sobre todo, y el más importante, sería el nacimiento del Nuevo Orden Renegado: La jerarquización militar absoluta que regiría la sociedad renegada de aquí en adelante, y su columna vertebral sería la Guardia de la Muerte. Cualquier renegado que haya de desear escalar y ganar poder en su sociedad habrá de hacerlo mediante el servicio total, absoluto, dedicado y leal al Nuevo Orden y a la figura de su avatar y cabeza, la Reina Alma en Pena Sylvannas Brisaveloz. La Guardia de la Muerte se compuso de un cuerpo flexible que adaptó formas de guerra humanas, no-muertas, nerubianas, élficas, y la mezcla táctica de todas ellas en una nueva forma de hacer la guerra que incluso la Plaga con sus hordas de no-muertos no podía llegar a predecir. Aunque hubo una época de ajuste, ensayo y error, con numerosas derrotas aquí y allá, con los años los renegados refinarían su forma de hacer la guerra hasta la perfección. Y una vez hecho esto, pusieron sus ojos en el primer enemigo real: Gilneas. El problema es que para llegar a Gilneas, los ejércitos debían de avanzar hacia el sur, cruzando los bosques de Argénteos, unas inmensas regiones del suroeste del Reino de Lordaeron que tras la caída del mismo habían quedado aisladas del resto del continente por la población de monstruos lupinos que habían hecho acto de presencia de manera repentina. Las primeras movilizaciones al Bosque de Argénteos tuvieron lugar en el año 25, y de los tres mil renegados enviados, solo ochocientos lograron regresar no-vivos hacia Lordaeron. Aunque la logística renegada no tenía nada que ver con la de un ejército vivo, pues donde otros requerían la pesadilla logística de proveer de agua y alimento a miles o decenas de miles de individuos, los renegados solo necesitaban transportar su armamento y materiales para mantener bien provistas sus maquinarias de guerra, lo cierto es que los bosques supusieron una barrera infranqueable fruto de las hordas de hombres lobo que acechaban en estos. Y lo que era peor, parecían estar dirigidos y coordinados por una figura misteriosa desde la antigua fortaleza de la casa Filargenta. Sin embargo, con cada escaramuza y batalla, los renegados aprendían, y donde antes habían sido masacrados, ahora preveían por donde y cuando atacarían las bestias lobunas. Con el paso de los meses, cada vez se pudo penetrar más en los bosques y descender más y más al sur. Tanto, que llegó el día donde una veintena de Vergudos de los Mortacechadores pudieron cruzar las montañas y adentrarse en el mismísimo Castillo de los Filargenta, renombrado como Colmillo Oscuro, y dar muerte al Archimago que allí moraba, así como a sus secuaces, aunque solo seis renegados salieron de allí con vida: cuatro humanos y dos horrores de la cripta. Con el Archimago llamado Arugal muerto, las huestes de criaturas mitad hombre mitad lobo cayeron a sus instintos salvajes, y eran los finales del año 27 cuando su número había sido reducido hasta casi la extinción por los grupos de veteranos caza-huargens renegados. Y con el Bosque de Argénteos asegurado, y Colmillo Oscuro resuplido como puesto de mando renegado, estos pudieron centrar sus ojos en el pastel más gordo: Gilneas.
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    La Real Academia de las Artes y las Ciencias Arcanas de Ventormenta .tele academia Ventormenta siempre fue un reino abierto a la magia, y no podía ser para menos. Nacido de colonos Stromicos, en sus fronteras se encontraba la legendaria Torre del Guardián, y la figura de Medivh fue un gran protector, amigo, e icono del reino. Buscando competir con Dalaran, este joven reino buscó crear un entorno donde la magia pudeise prosperar. Con su destrucción y la traición de Medivh, la visión popular de las artes arcanas dio un vuelco completo en el Reino del León Dorado, y aunque desde entonces las autoridades arcanas han intentado recuperar la confianza de su pueblo, la realidad es que los campos de la Real Academia, en Ventormenta, la Capital Imperial , compuesto de numerosos edificios que ocupan casi la mitad del Barrio Mágico , se alza indiscutible mente como uno de los grandes bastiones del saber arcano de los Reinos del Este. - La Gran Biblioteca y Archivo - Aula Teórica - Aula de Alquimia e Inscripción - La Terraza - El Gran Salón - El Campus .tele academia2 - La Recepción - La Cafetería - El Patio - Habitación ejemplo
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