Saltar al contenido

Toda la actividad

Este flujo se actualiza automáticamente     

  1. Más temprano
  2. Prólogo El capitán Dracofuria y su tripulación se marchan del reino en búsqueda de la Piedra Solar a bordo del destructor thalassiano mientras un pequeño grupo bajo la orden de la Caballero de Sangre Rosaalba investiga la muerte del magi Moltrois. Entre los sospechosos están el sirviente del magi Allair Penascuas y la arcanista Saerys Sin'feloth. Supervisadas por el cabo Alister Espadasangre del Ejército del Sol, Ciaran y Daelarien a las que se suma un agente del régimen, investigan el puerto y las oficinas de LESB respectivamente. Ciaran encuentra ayuda en un exótico amigo mientras que las oficinas de la arcanista son asaltadas por peculiar dúo de elfos que despiertan al elemental guardián de la piromante y desatan un caos en la residencia. Con el elemental derrotado gracias a la abisalica y los civiles puestos a salvo, se pone bajo arresto a uno de los involucrados en el desastre mientras se reorganizan en los cuarteles al día siguiente para estudiar el próximo paso: Descubrir a dónde fueron Saerys Sin'feloth y Allair Penascuas y traerlos ante la justicia. Cabo Alister Espadasangre: Valores de Combate32 Puntos de vida28 Mana3 Iniciativa14 Ataque CC (Espada Pesada) | 12 Hechizos14 Defensa |5 Defensa a distancia9 Defensa Mágica9 EstorboHabilidades: +12 (5) Atletismo, +10 Advertir/Notar, +12 Leyes // @Axl @ILUSDN @Rolf
  3. Conocimiento Olvidado guardián de una reliquia perdida de la mano de la Luz, sometido por los poderes de los antiguos y obligado a revelar el codiciado secreto de su ubicación. Oculta entre almas condenadas, la isla de la estrella perdida, en el mar helado del norte, el poder de la Piedra Solar espera a ser liberado. Salva de amenazas e insultos contenidos por la invocadora del rebelde Calcifer al ser desenvocado y de nuevo atrapado en la vieja lampara que lo mantiene esclavizado hace más de mil años. Entrenamiento (2 roleitos): Habilidades usadas en general: Conocimiento Magia arcana, Alto reino Entrenado: Saerys: Manos aplastantes de Modera, Caída de pluma, Ciaran @Rolf: seguramente algo de Condena, Kelyna @Dorito: uwu
  4. Cruzando el límite La noche cerrada hacía tiempo que arrancaba la calidez de la piel de todo aquel que se atreviera a aventurarse fuera del monasterio. El perfecto silencio del bosque no hacía más que agravar la sensación, todo estaba en su sitio y la hora se acercaba. Repasaba una y otra vez las precisas instrucciones que su maestro le había dado: estaban las velas, las runas, el círculo, la mesa... y el cuerpo. Embalsamado y cosido con sumo cuidado, no era especialmente buena cosiendo pero el hecho de que el cuerpo no respondiese a las puntadas había facilitado en gran medida el trabajo, había escogido cada una de las partes por separado buscando la óptima para cada trozo. No podía evitar dibujar una sonrisa en su rostro al observarlo, esos poderosos brazos de un desafortunado soldado que había encontrado su final antes de lo previsto, quizás algo grandes con respecto al cuerpo pero esto le permitió afilar los huesos de sus manos para formar grotescas garras. Pero sin duda la cabeza era lo que más tiempo le había llevado, mantener la forma deseada en un rostro muerto había requerido más estudio y dedicación del que había esperado. Una ráfaga de aire apartó la nube que eclipsaba la luna, la plateada luz terminó por revelar la escena y en ese momento, como si todo estuviera orquestado por algo mayor, apareció su maestro, tendiendo a la muchacha una pequeña bolsa, la abrió rápidamente con curiosidad para encontrar un simple puñado de sal, alzó la mirada interrogante y el hombre cabeceó hacia el cuerpo, había llegado el momento. El remolino de emociones que invadió la cabeza de Dalía parecía no tener fin, las voces suplicaban y aullaban de dolor, trataban de dañar a aquello que las estaba despedazando, pero nada surtía efecto, se encontraban en lugares distintos y todos sus lloros e intentos de huida fueron en vano. El ritual estaba completo, había nacido un horror más, no uno que cambiaría el devenir del mundo, ni siquiera de un reino, ni tan solo de un pueblo, pero si de la joven, había cruzado un límite que no esta hecho para ser profanado, pero ya no había vuelta atrás, no ahora que había visto lo que era capaz de hacer, las posibilidades se amontonaron en su mente, definitivamente, era tarde para ella. Participantes:
  5. Keorge Montana iba a toda prisa en dirección a Orgimmar. Toda la prisa al menos que podía facilitarle su bestia kodo de carga. El ambiente estaba caldeado y le llegaba a lo lejos un ácido olor a detritos animales... ni un alma arrastraba el polvo de los pálidos caminos. Sin embargo, algo captó la atención del mercader que las incontables marcas de pisadas que apuntaban a la misma dirección por la que él recorría. Algunas de las pisadas tenían formas humanoides, mientras que otras se entremezclaban en el terreno con diferentes formas animales. El narizón goblin apuró el paso de la gigante criatura y las chucherías y provisiones pendian y botaban en las numerosas alforjas que tenía atadas al cuerpo. De improvisto, y como si hubieran salido de la nada, una jauría de lobos corrió a ambos lados del kodo asustándolo y haciéndole correr en linea recta. Keorge apenas pudo mantener el equilibrio y no caer... El corazón le palpitaba con fuerza y asomó la vista solo para ver a un grupo de orcos y un trol riendo como maniacos a lomos de los enormes huargos. La calavera de largos colmillos de un jabaespín raspaba y rebotaba contra el suelo hasta agrietarse y desgastarse. Era lo unico que quedaba atado a la montura del orco que ni se había dado cuenta o no le importaba. Bárbaros... Detestaba lidiar con ellos, pero no tenía otra opción y menos en estos tiempos duros que pretendian unir a los guerreros de la Horda en Orgrimmar una vez más. Keorge Montana sabía bien que clase de trucos necesitaba una figura de poder como el jefe de guerra para reunir a todas las tribus, carteles, bandas, manadas, clanes y familias de la horda en un solo lugar. Keorge sabía que el hermano de su ex-mujer Sally trabajaba en el Gran Salón de Orgrimmar. El goblin le comentó a Keorge que "la Orden del Jefe de Guerra" traía trabajo, gloria y recompensas a los miembros de la horda lo suficientemente valientes como para aceptar dichos retos. ¿Pero qué había más allá, detrás de las bambalinas donde nadie se preocupa en mirar? Keorge sabía que pequeños detalles se estaban omitiendo en las declaraciones de su ex-cuñado. ¿Acaso algo más importante se cernía sobre la Horda y estaba a punto de averiguarlo?
  1. Cargar más actividad
×
×
  • Crear Nuevo...