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SwordsMaster

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  1. Pues este tema ya se había tocado con el concilio hace un tiempo en otra sugerencia, la verdad. Los hechizos altos no están pensados en lo absoluto para ser asequibles a clases híbridas, radicando ahí la ventaja de los magos/sacerdotes/druidas/chamanes/nigromantes puros frente a clases híbridas.
  2. En realidad, si entendemos por clase híbrida algo más allá de los Paladines en los que todos se centran, tenemos también cosas como arqueros arcanos que no se expondrían a un combate directo y aún así no tendrían la fuerza de un mago puro. O Druidas arqueros. O Sacerdotes arqueros. La ventaja o no ventaja en un combate directo o indirecto no es algo ligado a la magia si no a las armaduras y los estorbos. Realmente entiendo el punto de Ilusdn en esto, pues el rol de una clase híbrida no está enteramente centrado en la magia y no suelen lanzar más que unos pocos hechizos por combate.
  3. Yo creo que es todo demasiado complejo, difícil de entender y de explicar para la simpleza que con la que se plantea mantener el sistema. ¿Que tal si en lugar de sugerir que la dificultad baje en base a la aplicación de una persona, se sugiere que baje en "canalizaciones grupales"? Me explico. Tenemos al bueno de Gaer Huargo Ardiente. Gaer no tiene la capacidad con su propio poder para realizar el hechizo de dificultad 18 que tiene la habilidad a nivel 1 a no ser que sea con un 9 o un 10. Gaer llama a su primo Raeg, que también es chamán y tiene un nivel de entrenamiento similar al suyo y conoce el mismo hechizo que él quiere canalizar. Invirtiendo ambos el coste de maná del hechizo (4 cada uno) y canalizando juntos, pueden sumar ambos su inteligencia+habilidad a un único D10. ¿Cómo quedaría eso? Así: D10 (Un único dado lanzado por uno de los dos)+(Inteligencia Gaer)+(Inteligencia Raeg)+(Habilidad Gaer)+(Habilidad Raeg). De este modo, asumiendo que ambos jovenes chamanes tienen 8 de Inteligencia y un 1 en la habilidad y que han sacado un 5 en el dado, quedaría así: 5+8+8+1+1 = 23. Como se ve, colaborando dos chamanes y juntando su poder (Sacrificando el "unir" sus turnos en uno solo e invertir el doble de maná en total entre ambos) pueden entonces llegar a la dificultad. Cabe destacar que hablamos de dos chamanes "prodigios", y de haberse tratado de dos orcos con 6 de Inteligencia la suma total habría sido 19, apenas alcanzando la dificultad con un 5 en el D10. La escencia es la misma: Se sacrifica turnos y maná por una mayor precisión con el hechizo, pero sin necesidad de elaborar una tabla y promulgando la colaboración entre canalizadores de magias para alcanzar los hechizos más potentes. Sobra decir que un mago sin la habilidad podría ayudar también, pero solo sumaría su Inteligencia y maná sin sumar ningún punto de habilidad. También podrían sumarse indefinidos conjuradores a ayudar (siempre y cuando manejen las mismas energías), pero por cada uno que se sume a ayudar será un turno perdido en ello (y el maná). Además sería un problema las canalizaciones por turnos, pues ya hay algunos hechizos que tienen esta propiedad para reflejar su potencia, por lo cual es mejor no tocar mucho por ese lado. Pero sí veo sencillo de implementar que los usuarios de X energía puedan unirse para arrojar hechizos más poderosos sobre sus enemigos, siempre y cuando al menos UNO de ellos tenga ya la habilidad (Pues creo que pedir que todos la tengan sería un exceso). En resumen: D10 más la inteligencia y habilidad del hechizo de cada uno de los usuarios ayudando a canalizar, así como aportar cada uno el precio de maná del hechizo. Esto reduce casi a la mitad la dificultad canalizando dos personas juntas, pagando el doble de precio en maná y usuarios canalizando. Lo veo justo, sencillo y conciso. Y promueve el trabajo en equipo que siempre es bueno. Y a un nivel de coherencia bueno... Creo que Dalaran habrá sido alzada por la unión de muchos magos canalizando juntos y no solo uno que canalizó por días enteros en solitario. Buenas noches y buen rol.
  4. No puedo volver a darle a like a un post que ya le di like, así que dejo un comentario Like
  5. Me paso a decir que me ha llegado el rumor que para el lunes/martes vuelve SwordsMaster a máximo potencial, 24/7. No más "debo salir pronto". Let's knock 'em dead, bro.
  6. Aquí estoy de nuevo. Diría que no tengo una sonrisa macabra en la cara o que no disfruto esto pero mentiría. Al grano. Esta vez pensaba en el combate con armas duales y en cómo me choca que se tenga una bonificación de acierto al llevar dos armas cuando en realidad debería de ser incluso al revés, y como se dejan de lado ciertos estilos de combate (luchar con dos armas que no sean duales, luchar con una sola arma, sin escudo ni similares, etc). Trataré de ser conciso y breve en este post, tengo que guardar energía para escribir otros tantos a futuro. Mi idea es lo siguiente: A cuestiones de esta sugerencia renombraré el atributo "Dual" de las armas como "Ligera", ya que el nombre pegará mejor que Dual. Con dos armas con la propiedad "Ligera", se puede atacar con ambas armas en el mismo turno. La diestra atacará sumando como un arma normal, sin bonificadores, mientras que el arma izquierda tendrá un penalizador de -3 al Ataque. Si un arma no es Ligera y esta se usa de manera dual esta recibe un penalizador extra de -2 al Ataque. De este modo se cubren el resto de posibilidades. Un arma que no es Ligera en la mano derecha y una ligera en la mano izquierda da un -2/-3 de Ataque. Usar dos armas que no son ligeras da un -2/-5. Es más difícil de explicar que de entender y usar, en realidad, pero es un concepto sencillo. Y de este modo llego al estilo de combate de luchar con una única arma de una mano, sin escudo ni una segunda arma. En este caso, sí que aplicaremos un bonificador de Ataque, ya que es mucho más fácil centrarse en manejar un arma cuando no necesitas estar atento al manejo de la mano libre. En este caso es muy simple, un arma de una mano que no es Ligera y se maneja sin nada en la mano secundaria obtiene un +2 de Ataque, mientras que un arma Ligera obtiene un +3. Sé que puede parecer que atacar con dos armas puede estar "OP", pero en realidad no es tanto. Cuando se piensa, son 2d6 como un arma a dos manos, solo que con un poco más de daño y menos posibilidades de acierto cuanto más dañina es el arma, ya que las armas Ligeras no suelen tener un daño tan significativo, o bonificadores significativos como un arma de una mano que no es Ligera. La lucha con armas a dos manos se vería intacta. Pero por último, también sugeriría bajar un poco el estorbo de los escudos, aunque sea a coste de reducirles alguna otra cosa. Ahora mismo un escudo pesado otorga más estorbo que una armadura de placas completa, y un escudo medio otorga tanto estorbo como una armadura de cotas reforzadas completa. Aunque eso ya lo dejo a manos de otros, ya que realmente no tengo experiencia usando escudos; no los he usado ni una sola vez, así que no puedo opinar cómo funcionan. Iré pensando más alternativas anarquistas para derribar el sistema. Buenas tardes y buen rol.
  7. El instructor gratuito no se necesita, los personajes inician con la habilidad para usar monturas terrestres y voladoras. Que demonios, si muchas veces he ido a Dalaran a pillarme monturas porque no quiero esperar.
  8. Pues yo no veo mal debatir un sistema de batallas campales para tener una idea general, pero no implementaría ningún sistema al respecto. Este tipo de cosas es mejor dejarlas a voluntad del master de turno o incluso maestre o narrador si tiene control del rol. Esa es mi opinión pero de nuevo, no veo mal debatir ideas, pues quizás un día un master no tiene ganas de pensar cómo hacerlo o no tiene el tiempo y decide echar un vistazo aquí en busca de ideas. Un saludo y buen rol
  9. ¿Por qué ser renegado? Porque está Tiagus. He dicho
  10. Atributos 7 Físico 7 Destreza 6 Inteligencia 6 Percepción Valores de combate 28 Puntos de vida 18 Mana 8 Iniciativa 9 Ataque CC (Desarmado [Equilibrado]) 10 Ataque a Distancia (Ballesta ligera) 10 Ataque CC Sutil (Espada ligera) 10 Defensa Físico 2 Atletismo 2 Desarmado [Equilibrado] Destreza 3 Ballesta ligera 3 Espada ligera 3 Sigilo 3 Defensa 2 Nadar 1 Robar bolsillos 1 Cabalgar 2 Trampas/Cerraduras Inteligencia 2 Supervivencia/Cazar 2 Sanación/Hierbas Percepción 2 Rastrear 2 Reflejos 2 Advertir/Notar 1 Callejeo
  11. Nombre: Tiagus Rollers Raza: No-muerto renegado Sexo: Hombre Edad de Fallecimiento: 20 Años muerto: 10 Altura: 1'75 Peso: 65 Lugar de Nacimiento: Villadorada, Bosques de Elwynn Descripción Física: Mutilado muchas y repetidas veces en vida, se trata de un individuo con muchas partes que fueron reemplazadas en su resurrección al no poseer las originales. Su brazo izquierdo al completo ni siquiera es su brazo original, y parecen no haberse molestado en volver a colocarle su oreja izquierda faltante. Su cabello era negro en vida y se mantiene negro en su muerte. Estancado en la edad de su muerte, a pesar del desgaste del tiempo sobre su cadáver se puede deducir que recién había alcanzado los 20 años antes de su muerte. Descripción Psicológica: Ni la mismísima muerte pudo lidiar con su falta de sentido común e idiotez nata. En vida siempre yendo de un sitio al otro, enfrentándose en contra de las posibilidades y fallando muchas veces con consecuencias espantosas, y algunas pocas gestas heroicas cuando todo salía bien, lo cual no solía suceder. Engreído y confiado en sí mismo y en sus habilidades hasta en la más desventajosa de las situaciones es una cualidad que ha mantenido en la muerte. Ruidoso hasta luego de que su vida haya acabado y fiel amante de los gritos, tanto dentro como fuera de las batallas. En vida un pro-humano con leves destellos de racismo, considerando elfos, enanos o gnomos más débiles que los humanos. No malos, pero sí más débiles. Historia Han desafiado al Mejor Espadachín del Reino de Ventormenta… Sus posibilidades de supervivencia… Bajan a cada segundo ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ Prólogo: El Espadachín aparece El viento soplaba con fuerza. Su manto gris era sacudido por los feroces vientos del norte. Había llegado a Lordaeron, la mayor joya de la humanidad. El resto de sus compañeros, que no superaban los diez, montaban un campamento. La casa a la que servía estaba bastante arruinada a nivel económico, por lo cual costearse un viaje seguro en caravanas escapaba del presupuesto. Afortunadamente, tan pronto habían llegado a los bosques se encontraron con un grupo de exploradores humanos auto-denominados montaraces que les habían dado algunas indicaciones para montar su campamento. El camino había sido largo, desembarcados en Costasur su misión era llevar de manera segura al señor al que habían jurado lealtad hasta la ciudad de Lordaeron para reunirse con un noble en la zona por razones diplomáticas y comerciales mutuamente beneficiosas. Por supuesto, eso escapa de la simple comprensión del joven espadachín, pero desde luego sabía cómo aferrar su espada para cumplir con su cometido. Probablemente era solo por habilidad que había llegado a liderar aquella pequeña fuerza de defensa personal de sus señores, y no tanto por su capacidad como estratega, la cual dejaba qué desear. Por suerte, de eso último siempre se encargarían los señores por encima suyo. Aún faltaba un largo trayecto, aunque ya habían entrado a los Bosques de Tirisfal. Los largos pinos se alzaban a los lados del camino, constantemente recordándoles que aquellos no eran sus bosques, no eran su tierra. La noche amenazaba con ser particularmente fría. Para cuando todo estuvo montado, descansaron, prontos para continuar su camino a la primera luz del alba. Capítulo I: Cuando los muertos se alcen El amanecer aquel día había sido violento y sangriento. Habían perdido a dos durante un fugaz ataque a manos de extrañas criaturas, invencibles ante golpes convencionales: Era la cabeza, o nada. De los supervivientes varios habían caído heridos. Para el amanecer, el campamento situado en los límites de Tirisfal se había convertido en un refugio de paso para algunas caravanas con refugiados que se largaban de Lordaeron. El señor que los lideraba había caído herido ante el ataque, que ahora era tratado por algunos refugiados de pasos. Pero ellos no durarían allí más que unas horas. Con su señor inconsciente, el manto del liderazgo había caído directamente sobre el impulsivo y joven espadachín. Pronto, con sus reducidos conocimientos sobre liderazgo trazó algunas patrullas de exploración para adentrarse en los bosques infestados. Afortunadamente aquello había funcionado en parte, y habían logrado rescatar a algunas personas heridas de entre los bosques. Pero pronto quedó claro que mandar grupos reducidos a trazar rutas en las inmediaciones no era factible con la cantidad de muertos que se habían alzado de la noche a la mañana, y en cuestión de un par de días los defensores del campamento se habían reducido a la mitad… Mientras que su señor había perecido ante las heridas, tras una agónica espera. Eran muertes que el joven tendría que cargar a espaldas con pesar. El joven espadachín debía tomar una decisión, y lo hizo. Quietos serían cazados por los muertos hasta su extinción, y eran demasiado pocos. Sabía que pronto llegarían refuerzos desde el sur ante una catástrofe de tal magnitud, pero hasta entonces debían atacar. Como era de esperar, los pocos que quedaban vivos allí vacilaban ante la decisión, pero obedecieron. Armados con espadas y corazas de cuero se adentraron a avanzar por los caminos de Lordaeron. Con cada hora que avanzaban entre las fauces del enemigo los ataques se volvían más frecuentes y cruentos. Uno a uno sus compañeros cayeron, hasta que solo quedaban él y uno de los jóvenes más fieles al inepto espadachín; Jericho. Una oreja había perdido donde sus compañeros habían perdido la vida, un recordatorio de que no era un líder. Pero al menos, tenía que ser un héroe… Rápidamente se retiró con Jericho, retrocediendo. Esperarían refuerzos en un sitio más seguro… Capítulo II: El dúo original Heridos y agotados vagaron por la frontera de Tirisfal. Siendo solo dos podían evadir a los muertos más fácilmente, pero no sobrevivirían mucho. El joven necesitaba encontrar a otros supervivientes, y solo había conocido a un grupo de norteños desde su llegada. Le había costado varios días, aunque para su fortuna Jericho tenía algunos conocimientos para tratar las heridas. Pero no resistirían con eso. Afortunadamente logró dar con lo que quería, los escurridizos montaraces. Su única esperanza. Cautelosos al comienzo, pero no dieron la espalda a dos viajeros heridos. Pasaría un tiempo con los montaraces, recuperándose de sus heridas y el desgaste físico y mental, pues había perdido a todos sus compañeros, sus amigos, su familia en cuestión de unos días. Lo que no sabía, es que aquel montaraz que trataría sus heridas se convertiría en su mayor apoyo durante las batallas venideras. Su amigo, su familia, su hermano… Elegost Friederich Faler. La mayoría de montaraces trataban con recelo al espadachín, lo cual era normal cuando tan pronto se recuperó quedó en manifiesto su actitud bravucona y problemática. Afortunadamente, el joven montaraz con quien había trabado amistad siempre estaba para interceder y salvarle de ser despellejado por el resto de montaraces. Además, era una espada más y quería ayudar, y en las actuales condiciones no podían negar su ayuda. Las batallas esperando refuerzos eran duras. Los montaraces luchaban por medio de guerrillas y desgaste contra la mismísima muerte, algo que claramente no probaba ser muy efectivo, pero al menos eran difíciles de rastrear. Allí aprendería algunas cosas básicas para su supervivencia junto al montaraz, y en las batallas consiguientes perdería su mano izquierda por salvar a un par de montaraces. Pero el espadachín seguiría dando guerra aún un largo tiempo más… Capítulo III: La Gran Guerra del Norte Los bosques ardían a lo lejos. ¿Cuánto tiempo había pasado? Le faltaba su brazo izquierdo entero, con un muñón como único recordatorio de su pérdida. Los refuerzos desde el sur habían llegado, pero la batalla no estaba saliendo a su favor. Se había alistado como voluntario de las fuerzas del sur cuando estas llegaron, pero ahora su historia inicial en aquellos bosques se repetía a mayor escala. El rey de sus tierras, de su reino, Varian Wrynn había caído en batalla. La moral estaba especialmente baja. Con la reciente pérdida de su brazo ya no podía apoyar a los tiradores ocasionalmente con la ballesta y se veía forzado a mantener luchas cercanas, aunque no le molestaba demasiado. El joven montaraz rubio le había hecho compañía durante toda la campaña. Habían reído, llorado, viajado y sufrido juntos. Esta era la última batalla que compartirían juntos, pues pronto los montaraces se retirarían para tratar de escoltar refugiados y llegar al sur. La batalla estaba pérdida. Aquella última batalla contra los renegados había sido especialmente sangrienta y cruda. Muchos caían y parecía que ninguno saldría con vida de allí, era una batalla desesperada para hacer tiempo a quienes ya se retiraban. Todo era ruido, confusión, espadas chocando y sangre. Las memorias confusas solo recordaban a su mayor amigo siendo herido y a nada de ser superado por una abominación no-muerta. No iba a permitirlo, no podía… Sus ojos se llenaron de lágrimas y corrió para apartar a Elegost bruscamente de la trayectoria de un golpe letal que con furia destrozó las piernas del espadachín. Tirado en el suelo y sudando, la abominación lanzó su último golpe. No había matado al espadachín, pero se había cobrado su otro brazo justo antes de ser abatida por lanceros y ballesteros. El montaraz observaba a su hermano, su compañero de armas… Su bro. El espadachín jadeaba en el suelo. No podría volver a empuñar un arma jamás… La batalla estaba siendo una masacre, y el capitán de los montaraces, Konrad, ordenaba la retirada de los suyos en el caos, a lo lejos. El montaraz se arrodilló, colocando una mano en el pecho del joven espadachín… -Perdóname, Elegost… Te he fallado… He fallado a todos…- El dolor recorría el rostro del espadachín, mientras sus miradas se encontraban correspondientes de pena. -No, amigo mío. Has luchado con valentía. - -Es el fin. El mundo de los hombres… Se deshace. Sucumbirá a la oscuridad…- -No sé cuanta fuerza me quede… Pero te prometo, mi Campeón, que no permitiré que la humanidad caiga. No tu pueblo. No mi pueblo. Nuestro pueblo- -Nuestro pueblo…- La mirada del Campeón se humedecía, su vista despegándose de Elegost y observando el cielo, lejos y ajeno a todo. Los ruidos de espada y batalla a su alrededor eran amortiguados mientras su sangre le abandonaba y sus sentidos fallaban. -Nuestro…- La mirada del joven se desvió a un lado, observando su fiel espada, inalcanzable en ese momento. El montaraz tomó la espada con cuidado y la depositó sobre su pecho, como última voluntad de su compañero, que le miró a los ojos una última vez… -Te habría seguido, mi amigo… Mi hermano… El verdadero… Campeón…- La última palabra salió de la débil boca del espadachín, mientras un par de montaraces se acercaban para llevarse a Elegost fuera del campo de batalla tras la llamada de retirada del capitán de los montaraces. El joven mutilado observó una última vez el cielo. La noche una vez más amenazaba con ser especialmente fría esa noche… Un frío que comenzó a abrazar su cuerpo cuando las huestes de los no-muertos siguieron avanzando y le atravesaron el pecho con sus lanzas y espadas a su paso. La oscuridad se abrió ante sí, el frío… La fría noche… Epílogo: El Espadachín reaparece El espadachín no-muerto había recogido ya todo lo que había logrado recolectar, rescatar y saquear en todos aquellos años, incluidas dos viejas espadas y una ballesta sin virotes. Era quizás el año 28, ¿O 29? Quizás incluso 30, no estaba seguro. Había pasado años exiliado, pensando y enloqueciendo. Sus pasos ligeros se movían por el bosque, dispuesto a volver a la civilización de los renegados. Había dado con su misión, y no pensaba fallar. No volvería a fallar // he's back
  12. Lo entiendo, yo mismo he usado muchas veces Advertir/Notar, Buscar y Rastreo en mis masteos y roles (Cómo no hacerlo con el rol que tengo) Pero aún así me veo obligado a preguntar, ¿y qué hay de la propuesta de Ilusdn? No me parece especialmente compleja, es fácil de implementar y sin necesidad de cambiar fichas y creo que refleja bien la capacidad de un personaje perspicaz en combate.
  13. Solo quiero destacar que la idea de pasar las armas a distancia a Percepción era solo para darle algo de protagonismo al atributo. Si alguien tiene otras ideas (como bien hizo Ilusdn, que aportó una idea interesante como alternativa) es bienvenido a aportarlas también. Solo eso, buen rol
  14. Lo sé, y como bien he dicho Percepción se queda pobre a un nivel técnico, no interpretativo. Las habilidades allí actualmente son la mitad sociales, y lo único realmente "útil" allí es Rastreo, Advertir, Buscar y Reflejos. Entiendo que a Destreza juega un papel, como dije antes, pero del mismo modo que también lo juega en usar mandoble ligero o incluso en lanzar un hechizo de defensa, pues hay que ser veloz y estar atento a cuando el enemigo lanzará un hechizo para defenderlo. Yo creo también que la ficha no es meramente para el combate, y de hecho la he usado mucho más fuera de los mismos (A fin de cuenta llevo a un explorador como main, no a un tirador). Pero también creo que se necesita buscar un balance en la ficha a nivel técnico para que, cuando sí llega el combate, haya un mejor balance entre los personajes y sus capacidades. Que dicho sea de paso, usar un arco tampoco necesita ser dentro de un combate. Sí creo por ejemplo que las armas arrojadizas se lancen con Destreza, pues esas requieren más de la destreza para arrojarlas que de apuntar en sí. Ya sin contar claro, que Percepción fuera de los combates también queda pobre ante otros atributos. Solo hay que ver las habilidades en Inteligencia o Destreza y compararlas con Percepción. Realmente la mitad son habilidades meramente sociales y creo que se desaprovecha mucho e infravalora a nivel técnico algo tan importante como la afinidad de los sentidos de un personaje. No tiene más habilidades sociales ni útiles que destreza o inteligencia y realmente se empobrece en relación al resto de atributos.
  15. Hola. Me encanta tocar las narices con el sistema, así que aquí estoy de nuevo dando la lata. Lo que traigo es una sugerencia más corta, sencilla y fácilmente debatible (y menos polémica) que la última vez. Actualmente en el sistema, creo que todos somos conscientes de que Percepción es uno de los atributos más débiles en comparación al resto de sus compañeros. Subir o bajar Percepción por encima o por debajo del promedio no tiene realmente demasiado impacto a nivel técnico (que no interpretativo). Para ser claros, actualmente Físico otorga un aumento en el ataque de muchas armas CC y un aumento en la Vida. Destreza otorga un aumento en ataque en armas CC, a Distancia y Defensa, Inteligencia un aumento en la precisión de Hechizos y un aumento en el Maná y Percepción pues..... Iniciativa, la cual usas una sola vez al comienzo del combate. Mi sugerencia entonces es pasar las habilidades de armas a Distancia (Arcos, Ballestas y Armas de Fuego) al atributo "Percepción". No solo por un motivo de balance en los atributos a nivel técnico, si no porque además realmente tiene bastante sentido. Para usar un arma a distancia requieres una buena percepción de todo: Necesitas notar la dirección del viento si la hay, su fuerza, tener clara la distancia del enemigo (algo en lo que ayuda mucho la capacidad de "visión de profundidad" que nos otorgan los ojos, algo que alguien tuerto no tendría, por ejemplo) y visualizar la trayectoria del proyectil en la mente para lograr acertar desde la distancia. Entiendo porqué está en Destreza, pues el pulso también es un factor pero es solo eso, un solo factor. Y creo que quedarían mucho más balanceados los atributos, pues ahora mismo es muy fácil bajarse Percepción para subírselo en otros atributos, pues no se pierde nada más allá de un punto en un puñado de habilidades y la iniciativa. De este modo, la Destreza aún otorgaría un mayor Ataque con bastantes armas CC y a la Defensa, mientras que la Percepción otorgaría un bonificador al uso de armas a Distancia y a la Iniciativa, quedando más balanceado. No veo realmente ningún problema o desbalance con el cambio, más bien lo contrario, y es fácil de implementar. Y como sucedió con el cambio en el uso de armaduras, si el cambio afecta al rol de un personaje siempre se puede ofrecer un cambio excepcional de los atributos, siempre y cuando el cambio tenga sentido. Espero opiniones. Buenas tardes.
  16. Solo me paso a decir que apoyo que el Arco Largo quede como un intermedio y se añada el Arco Compuesto, mucho más potente que los otros dos tipos de arcos.
  17. Buenas. Vengo con más dudas del actualmente en ruinas castillo y campo de internamiento Durnholde, porque me he quedado con ganas de más. Desde que los enanos de Dun Garok ya no purgan las tierras de bandidos estas ruinas se han convertido en un auténtico baluarte de bandidaje. ¿En cuánto se cuentan los números de los bandidos que infestan ese lugar? Aproximadamente, lo que se sepa de manera oficial, dudo que nadie tenga números exactos ¿Decenas, cientos, miles, millones, billones, billones de billones? ¿Como mantienen el sitio los bandidos que han hecho del lugar su fortaleza? ¿Mantienen las fortificaciones más o menos, como murallas aunque estas sean en un estado deplorable? ¿O dejan que estas en un estado de ruina total? ¿Son un grupo de bandido cerrados o siempre están aceptando nuevos y caóticos miembros para abrirse paso por la fuerza y ganarse un nombre a base de saqueos y matanzas, funcionando como una especie de clan de bandidos medianamente organizado? ¿O es en su lugar un completo caos de bandidaje? (Esto especialmente lo pregunto por el aumento de bandidaje que he roleado al final del evento de los Rebeldes del Norte) La segunda pregunta en realidad ya se respondió hace un tiempo por Discord, pero de paso me dieron ganas de volverla a preguntar ya que me paso por el Santuario, para que quede en un sitio donde todos puedan verlo. ¿Pueden los Renegados comer? ¿Qué ocurre con el "Canibalismo" que Blizzard decidió darles? ¿Qué tipos de criaturas no-muertas poseen la capacidad de "comer" a otros seres? Y ya para finalizar, ya que ayer se tocó el asunto de las "Raciales" en el rol maestre en El Cruce, ¿cuáles son las habilidades "únicas" que posee cada raza? ¿Todas las razas poseen habilidades únicas, o solo algunas de ellas como lo son los enanos con su capacidad de endurecer su piel, los orcos con su Furia Sangrienta o los Draenei con la Bendición de los Naaru? Y eso sería todo. Dejo a Malcador ganarse el sueldo en paz. Un saludo.
  18. La soga aguarda, el pueblo clama La noche había pasado con lentitud. Ninguno de los dos cabos había dormido. Con lentitud musitaban la letra de "El León del Norte" aguardando los que serían sus últimos momentos con vida. Algunos rebeldes oían desde su posición de superioridad, en la cima de aquel apestoso agujero. La letra del León del Norte, el lejano y fiero guerrero y líder de conquistadores. El rey de los depredadores. Una canción auguradora de futuros sangrientos y batallas por suceder. Cuando la escalera de sogas tocó el fondo del pozo, invitando a ambos prisioneros a salir para ser guiados a su ejecución, quedó claro que planeaban morir cantando. Habían vivido haciéndolo, y morirían del mismo modo. Vive le Vitam, con un título en el arcaico y lejano Común Antiguo, hablando de la traición, la decepción y la caída de un poderoso Imperio de fantasía: Imperio Falveri. La letra transcurría de entre la boca de ambos cabos imperiales mientras eran guiados a la zona de ejecución, donde las sogas que pondrían fin a su miseria estaban siendo preparadas. Una canción de un tono deprimente, lento y nostálgico... Algo oportuno. Los rebeldes simplemente ignoraban los desvaríos de los prisioneros. Los últimos escalones de la palestra. Las sogas preparadas. Una Vida de Guerras había sido la siguiente letra escogida. Hablando de la futilidad de las luchas por los intereses de otros, las muertes inocentes, la sangre derramada del pueblo sin sentido. Las palabras se espetaban, ganando fuerza con cada una que pronunciaban. Desde cerca a la antigua torre derruída una figura encapuchada observaba y oía, paciente. La señal de ejecución no llegaba aún, incluso cuando los primeros rayos de luz habían comenzado a surcar el horizonte. El segundo al mando estaba enfadado, histérico. Los rebeldes, nerviosos, se miraban entre ellos. ¿Por qué seguían con vida, por qué les permitía el jefe decir todo aquello allí arriba? ¿Era acaso una muestra de... Debilidad? La letra deprimente y violenta llegaba a su fin, pero no el aliento del dúo. Que jadeantes y temerosos de su destino observaban aún a los rebeldes quietos en su sitio, aguardando la orden de ejecución. Solo les quedaba una canción que intentar, una última letra para ganarse la confianza de jóvenes inexpertos y temerosos que alguna vez habían vivido como cualquier otro chico en Costasur... "La canción del pueblo". Con una letra más animada, incitando a los rebeldes a alzarse no contra Costasur, pero contra otro enemigo; aquel que los manipulaba para sus propios intereses personales, aquel que los mandaba a morir. El Jefe. La canción a medida que avanzaba ganaba la aceptación del público repleto de rebeldes, e increíblemente el jefe no parecía hacer nada. Una muestra de debilidad de quien los mantenía unidos por medio de la fuerza y el miedo, que comenzó a acercarse lentamente a la palestra. Acabada la letra, estaba parado frente al Montaraz del Norte... Frente a Elegost. Todos guardaron silencio de pronto, incluso el segundo al mando que padecía de la mismísima rabia ante la casi sublevación de aquellos jóvenes idealistas en busca de una rebelión. El jefe comenzó a retirarse la capucha, el embozo... Todo aquello que cubría su cara. Pronto, el Montaraz cambió su expresión, jadeante tras tanto canto, a una más seria, incapaz de expresar sentimiento alguno... O de querer hacerlo. Ante él, un hombre calvo, con cicatrices, de mirada endurecida y vacía, carente de vida o sentimiento en ellos, pero vivo. Un humano de unos 40, quizás y probablemente hasta 50 años. Konrad, ex-Capitán de los Montaraces del Norte de Lordaeron. El silencio era absoluto. Con la voz gruesa y rasgada, ordenó el rebelde conocido por Elegost, Jacob, a traer a Lilián. La mujer permanecía en completo silencio mientras era escoltada a la palestra. Tras llegar, el jefe le pidió con un deje de brusquedad al joven que explicase lo que el Montaraz del Norte, que cantaba hasta hace un momento sobre las muertes innecesarias y la gente del pueblo, había hecho. "Él... Él mató a Marty y a Jenklins." El joven no necesitaba decir más, ni le dio tiempo a hacerlo. Konrad rápidamente ordenó la ejecución de varios rebeldes aleatorios a causa del apoyo de las canciones del Montaraz, por cómplices, e incluso la ejecución del mismo Jacob. Cuando este trató de resistirse y atravesó a uno de sus hermanos con su lanza, rápidamente Roberth finalizó su vida por detrás, arrojándole un certero cuchillo a la nuca. Liderados por el miedo y la fuerza, los rebeldes volvieron a su estado de seriedad y siguieron cada orden del ex-Capitán de los Montaraces del Norte, actual líder de la rebelión de Costasur. Ambos cabos fueron llevados a la torre junto a la silenciosa Lilián, en donde serían vigilados por Roberth y Konrad mismos. Los rebeldes ni se lo pensaron. Ninguno quería morir. Iban jóvenes idealistas, esperando una rebelión, una liberación, pero cuando llegaban se encontraban con la mismísima distopía en persona... El sufrimiento del Dúo apenas había comenzado. // Rol corto. Duración: 3-4 horas. Participantes: Elegost Faler von Falveri @Stannis the Mannis y Santiago de Sveri @SwordsMaster Master: @SwordsMaster Habilidades usadas: Elegost: Canto. Santiago: Canto.
  19. Consecuencias actuales tras el evento "Rebeldes del Norte" -Acabado solo con su líder, muchos de los rebeldes acampados en el bosque se dispersaron por los caminos entre Costasur y Arathi, organizándose nuevamente como grupos de bandidaje en pos de sobrevivir, al verse imposibilitados de volver a su antiguo hogar (pues de hacerlo serían ejecutados por conspiración y traición). -Con el aumento descomunal de bandidaje a causa de los rebeldes supervivientes muchas rutas de suministros terrestres hacia Costasur se encuentran bastante dificultadas. El pueblo cuenta con pequeña escacés de bienes que no sean locales, y sobra pescado a montones sin poder exportarlo a ningún pueblo cercano que no sea costero. -Los caminos cercanos a Costasur son incluso más inseguros que antes y los ataques de bandidos (aunque jóvenes e inexpertos) son bastante más habituales hasta que alguien haga algo al respecto. -Las buenas noticias son, la amenaza inmediata de un golpe directo contra las autoridades de Costasur ha acabado, y los asesinatos y desapariciones de funcionarios y figuras de autoridad ha cesado. // Consecuencias del evento posteadas, para que queden reflejadas hasta que consiga terminar los resúmenes del evento.
  20. // Pues si mi bro va esto sobra decirlo, pero allí estaré. Libera et Impera, Ad Victoriam, Ad Astra per Aspera @Stannis the Mannis, los exploradores estarán formados y prontos.
  21. // Pues yo por aquí por algunos problemas de horas me vendría bien un poco más temprano también, a eso de las 19. Solo por si acaso, que soy aguien justo de horas : ) De todos modos creo que es una hora que más o menos sirve tanto en américa como en España, ¿no? Por aquí serían entre las 13 y las 14, dependiendo de la zona.
  22. Atrapados juntos Hambre. Sed... Hambre. Sed. Hambre... Sed. Y otra vez el hambre. Ambos agentes imperiales permanecían ahora en el fondo de lo que podría haber sido alguna vez el pozo de agua de algún pequeño pueblo, ahora seco. A veces arrojaban los restos de la comida al fondo como único alimento para el dúo. Las heces se acumulaban en un rincón. El tiempo pasaba lento y nada parecía cambiar en aquel agujero. ¿Habían pasado horas, quizás ya más de un día? Quién sabe... Uno de los rebeldes joven e inexperto, como aparentaban serlo todos, se asomó por la cima. Buscaban al "último" de los Montaraces del Norte, a Elegost Faler. Retirando unas rejas improvisadas colocadas en la cima y bajando una escalera fabricada con viejas sogas, se esperó a que este subiese. Unos arqueros inexpertos esperaban apuntándole, y el lancero tras colocarse detrás apuntándole le indicó que caminase, guiado por uno de los arqueros mismos. Como cabía esperar, la vista era gris y desalentadora. Una pequeña aldea, probablemente arrasada y abandonada durante la Segunda Guerra por el estado en el que se encontraba. No contaba con más que unas pocas viviendas en ruinas y una vieja y no demasiado imponente torre de adoquines, probablemente usada hace muchos años como puesto de vigilancia. No era difícil pensar que se habría instaurado primero la torre, y luego habrían llegado los hogares rodeando la misma de gente que esperaba que los soldados apostados allí les mantuviesen a salvo. Claramente no había sido así. Guiaron al montaraz a la torre. Allí le esperaba alguien que se presentaría como Roberth, segundo al mando del "jefe". Le explicó al cabo que, antes de la llegada de las tropas imperiales, no sabían quien era. Solo alguien auto-proclamado Montaraz, que esperaban que se uniese a la causa. Luego llegaron los soldados y la alarma había sonado, indicando que no se trataba de un potencial aliado, si no lo contrario. Finalmente... Tras mofarse del título del "último Montaraz del Norte" del cabo, se presentó como el aprendiz del ex-Capitán de los Montaraces del Norte... Como agente imperial, no podían dejar a Elegost ni a su compañero ir, eso lo tenían claro, pero podían darle una oportunidad de probar que podía apoyar a la causa. Bajo las órdenes del "jefe", Roberth ordenó que volviesen a encerrar al Montaraz. Daría información y vulnerabilidades sobre Costasur, los soldados y la guarnición o sería ejecutado al día siguiente a la primera luz del alba. Los rebeldes llevaron a Elegost de vuelta al pozo cuando se les fue ordenado. No parecían seguir órdenes por lealtad, o convicción... Si no miedo. La noche caía. Y la primera luz del alba... Se acercaba. Las horas pasarían lentas esa noche... Y, quizás, ya no pasarían en lo absoluto para ellos al día siguiente. // Rol corto. Duración: 2-3 horas Participantes: Elegost Faler von Falveri @Stannis the Mannis Master: @SwordsMaster Habilidades usadas: Ninguna
  23. Nombre: Eneryel Aur'Ithladin Raza: Sin'dorei Sexo: Hombre Edad: 76 Altura: 1'70 Peso: 60 Lugar de Nacimiento: Aldea Brisa Pura, Quel'Thalas Fecha de Nacimiento: 10 de Septiembre Ocupación: Viajero Descripción Física: Un elfo de recién alcanzada madurez, con rasgos finos y juveniles. Lleva un cabello dorado, largo y sin muestras de preocuparse demasiado por peinarlo. Sus ojos brillan verde y son verdes, totalmente verdes. Su tono de piel es pálido, pero no en exceso; es una palidez natural, no la que se vería en alguien que nunca sale a tomar el sol. Su estatura y peso no destacan del de cualquier otro elfo de su edad ni tiene problemas de salud, pero no es sin embargo un físico ejercitado. Descripción Psicológica: Es una persona amable y llena de empatía por todo y todos, el tipo de persona que fácilmente puede ser superado por los remordimientos. Es pacífico, tratará de evitar las luchas y los encuentros agresivos, y si hay una opción que no acabe con todos muertos la preferirá por encima de las luchas que al resto de seres en Azeroth parece fascinarles tanto. No es, sin embargo, un extremista y se defenderá a él o a sus amigos si tiene que hacerlo, simplemente prefiere evitar esa opción en el máximo de situaciones posibles. Denominado por su profesor de magia como “uno de los elfos más afortunados del alto reino”, jamás tuvo que sufrir la pérdida de su familia, la cual sobrevivió al completo, lo cual es una experiencia de doble filo; no tiene los estragos mentales de la mayoría que sufrieron tales pérdidas, pero es en consecuencia bastante más inocente. Historia Los rayos de luz se colaban por la ventana de la habitación, descendiendo lentamente sobre todas las superficies, ayudando a iluminar con un tono cálido y primaveral lo que probablemente pasaría como una habitación de las más sencillas de la Aldea Brisa Pura, sitio natal del joven elfo que escribía con calma bajo la calidez de la luz que otorgaba el sol matutino. La cama no destacaba en nada, con unas simples mantas de un solo color plano, turquesa. Había un armario donde probablemente estaban sus vestimentas, una pequeña estantería con libros a su lado y, finalmente, aquel viejo escritorio que llevaba toda su vida acompañándole sobre el cual se encontraba un pequeño libro, pluma y tinta. Eneryel acabó de escribir sus últimas anotaciones en su pequeño libro-grimorio, con los últimos avances que había hecho ayer junto a su profesor. Releyó con una leve sonrisa aquellas últimas anotaciones, satisfecho del avance que había hecho desde aquel entonces. Mientras releía el olor de unos panes horneados y té iba ascendiendo desde la primera planta de la casa, y como cabría esperar pronto se oyó la voz de su madre llamándole a desayunar. Tras cerrar el libro, tapar el frasco de tinta y limpiar la pluma se encaminó por las escaleras al primer piso, donde la escena de su madre sirviendo tres pequeñas tazas humeantes, con un plato lleno de panes recién salidos del horno y su padre listo para irse a aplicar su trabajo como tutor de magia le recibió. Si cualquier persona hubiese visto aquello, habría pensado y con razón que aquello sucedía antes de la invasión de La Plaga al glorioso reino élfico, el Alto Reino. Pero no era el caso. Acabado el desayuno, todos se preparaban para seguir su rutina. Eneryel y su padre una vez más se encaminarían juntos a la pequeña academia en Brisa Pura, hablando de temas tan banales como el clima o los progresos de su hijo. Con cada palabra de camino, su padre parecía mostrar en su rostro el mayor de los orgullos mientras su hijo relataba sus avances. Quizás no fuese una mente brillante avanzada a su era, pero sin dudas el joven tenía el don del esfuerzo y el entusiasmo, siendo eso probablemente la mayor fuente de orgullo para su padre. Llegados a la simple y pequeña academia en Brisa Veloz padre e hijo se separaron en caminos, uno dirigiéndose a enseñar y otro a aprender. Hacía tiempo, la Plaga, una horda de terribles no-muertos habían osado atacar, asediar, arrasar y masacrar el Alto Reino, Quel’Thalas, y a todos los elfos que allí vivían. Sin excepción y sin distinciones, avanzaban matando a todo ser viviente que encontraban, cada pueblo arrasado, cada familia masacrada. El fuego y los gritos recorrían cada esquina del otrora glorioso reino, convirtiendo por un momento la mayor de las utopías… En la peor de las distopías. Cuando los ejércitos de no-muertos llegaron a Brisa Veloz, pocos sobrevivieron. Viejos vecinos, antiguos amigos, todos desaparecían bajo las espadas, lanzas e incluso garras de las peores abominaciones que los mortales habían visto jamás. Bajo una vista más detallada, se podía ver una casa vacía. A veces algún no-muerto entraba, revisaba, rompía algo y salía. Más allá, bajo las escaleras, una puerta llevando al sótano. Más allá de la puerta, un escudo arcano aislaba el sótano del resto de la aldea. Mientras todos morían… Ellos estaban a salvo. ¿Cómo podría alguien tomar jamás la decisión entre su familia o luchar por defender a los suyos? El escudo arcano resistió, incluso cuando la puerta al sótano cedió y algunas abominaciones trataban de abrirse camino debajo para acabar con sus presas. Pero nunca ocurrió, y para cuando la horda siguió su camino… Seguían vivos. Brisa Pura se recuperaría con los años, pero jamás recuperaría a quienes habían caído. Varios caídos que quizás habrían sobrevivido si alguien hubiese escogido luchar en lugar de esconderse… Pero ¿cuál habría sido el precio a pagar? Eneryel tomó asiento. Otro día. Más lecciones. Sacaba apuntes, practicaba, estudiaba. No solo magia, a veces historia, a veces geometría. El día acababa de nuevo. Padre e hijo se encontraban para volver a casa, sin romper la rutina. Cayendo ya el sol en el horizonte, otro té les esperaba para la merienda. Más tarde, Eneryel se pondría a leer y eventualmente acabaría por irse a la cama. Una rutina inalterable. Mientras yacía en la cama observó la ventana, con las lunas brillando en el cielo juntas. Alguna vez habría comparado a su pueblo con ellas, brillando en lo alto, inseparables, a través de las semanas, los meses, los años y los siglos; allí seguían, en lo alto, brillando juntas. Ahora todo lo que quedaba era un pueblo disperso y roto por el pasado, reconstruyéndose, pero roto. Roto… ¿Pero y si alguien pudiese repararlo? Estaba acostado, divagaba y pecaba de inocente. Pero las ideas se asentarían con el tiempo… Eneryel abrió los ojos. Hoy era un día especial. Su septuagésimo quinto cumpleaños. Prácticamente dando un salto de la cama, abrió las puertas del armario de par en par y se quitó el pijama para pasar a ponerse ropas adecuadas para el día a día. Bajó los escalones con entusiasmo para encontrar, como suponía, un pastel sobre la mesa y sus padres esperando. El día pasó con lentitud. No muchos sabían que aquel día cumplía años que no fuesen cercanos a él, pero los pocos que lo sabían se habían tomado la molestia de detenerse a saludarle. Misma rutina de siempre. Academia, estudiar, practicar, volver a casa. Ya cayendo la noche Eneryel decidió que era tiempo de poner en marcha las ideas que llevaban tiempo gestándose en su cabeza. Reuniendo a sus padres en la sala principal del hogar, expresó sus ganas y entusiasmo por dejar Brisa Pura ya alcanzada la mayoría de edad. Quería ver el resto del Alto Reino, las penas de su gente, y ayudar a sanar las heridas que los mantenían aletargados y separados, anclados a un pasado que necesitaba ser superado. Al comienzo escépticos, ambos padres acabaron aceptando que ya no podían ir en contra de los deseos de su hijo. Con entusiasmo subió a su habitación. Tomo una mochila, metió libros, ropa, tinta y pluma tras despedirse de su fiel escritorio, se fue a la cama. A la mañana siguiente sus padres le dieron un último abrazo antes de que partiese, y mientras se daba la vuelta hacia la salida de la Aldea Brisa Pura solo una advertencia oyó de su padre: Hijo, el Alto Reino ya no es lo que solía ser. Verás y quizás hasta harás cosas que pondrán en duda quien eres y tus ideales. Así que, por favor hijo: Cuídate… Y nunca dejes de ser Eneryel. Nunca dejes de ser… Tú
  24. Atributos 6 Físico 6 Destreza 7 Inteligencia 7 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 21 Mana 7 Iniciativa 6 Defensa Físico Destreza 1 Nadar 1 Sigilo Inteligencia 1 Fauna 1 Leyes 1 Religión 2 Sanación/Hierbas 2 Tradición/Historia 1 Matemáticas 2 Ilusión Básica 2 Detectar Energía 2 Abjuración Básica 2 Refuerzo de energía Percepción 1 Etiqueta 1 Música (Canto) Escuelas/Especializaciones Abjuración
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