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Galas

Roler@
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Todo el contenido de Galas

  1. Bienvenido Nashe! Siempre es un placer ver a sangre nueva entrar a rolear a WoW. Aquí todos somos amigos y nos llevamos bien. ¿En qué razas estabas pensando comenzar a rolear? Yo personalmente comenzaré con un Sin'dorei (Que ya dices no te gustan) y con un ogro. Asi que tal vez nos veamos! (Se me olvidaba, si aun no has entrado al Discord te lo recomiendo! Ahi podrás enterarte de todas las noticias al momento)
  2. Al fin te dignas a aparecer. Para cuando la boda, Elegost. Para cuando.
  3. Me ausento indefinidamente.
  4. Venga. Mi aportación a la corriente de memes, no haré más, demaisado esfuerzo https://kapwi.ng/c/tPTLDHh7
  5. Nadie puede entenderlo. Nadie que no haya experimentado lo que es escuchar los gritos proferidos por labios que antaño profesaron risas. Nadie que no haya sentido el ruido de la carne al ser despegada del hueso por uña carcomida. Nadie que no haya escuchado el temor primario que profesa uno mientras es arrastrado a unas fauces pútridas, antes de que estas se cierren cual cruel guillotina, pero más lenta, más dolorosa. Nadie que no sepa lo que ocurre cuando un torso es arrancado de su mitad inferior. Nadie que no conozca el olor de la muerte: Sangre, hez, podredumbre. Nadie que no se haya bañado en las culebras negras que emana una barriga al ser su piel rota cual ansioso niño abriendo el empaquetado de un preciado regalo. Es fácil para aquel que no lo ha experimentado juzgar a aquellos que sí. Es aun más fácil para aquellos que lo han experimentado y benditos con un espíritu inquebrantable han salido victoriosos frente a la oscuridad. Aquellos elegidos, espíritus fuertes, ante cuya presencia los más débiles se doblegan. No muchos recuerdan sin embargo, no muchos tienen consideración, tiempo, para pensar en aquellos que carecen de esa fuerza. Todos desean ser los fuertes, los heroes de su historia. Pero por cada heroe que lo consigue, hay alguien que lo ha intentado y ha fracasado. Aquellos con suerte en su fracaso, se levantan, más sabios, para intentarlo nuevamente. Pero existen otros, muchos otros, cuya caída es definitiva. Sus huesos, sus voluntades y sus almas, fragmentadas, no llegan jamás a reponerse. Carcasas vacías, viven sin vivir y mueren por despecho cuando su tiempo les llega. Muchos ven en esas sombras en vida un reflejo oscuro de su posible destino, y como tales, evitan siquiera mirarlas, pues temen ver sus propias debilidades reflejadas en ellas. Pasan caminando por su lado, y más atención les generaría una roca en su camino que esa figura, ese harapo arrugado. ******* - Habré de partir con mi esposa durante la semana próxima para ocuparnos de atender a varios hermanos algo lejos - El elfo pelirrojo observaba la figura femenina alzada ante él, en el marco de la puerta de su hogar - Más te esperaré para la siguiente, Valya. No olvides continuar con tus ejercicios. - Sí, Lord Halcón. He estado realizando las tareas dichas... pero... si se va una semana... - La elfa, enjuta en unas ropas simples de algodón y vista gacha titubeó en un tono débil que no tardó en interpretar aquel elfo, probablemente el que más la conociese a estas alturas de todo el refugio. - No te preocupes, Valya. Si notas como la sombra vuelve a surgir y eres incapaz de controlarla, toma un vial del remedio que te ha dado mi esposa, y recurre a mis ejercicios de control. Eso debería evitar otro episodio - El veterano curador élfico no pudo si no reflejar en su rostro un gesto empático y tranquilizador, que tuvo el resultado deseado en la figura de la elfa - Ah, por cierto, esta mañana ha llegado esta misiva para ti mientras estabamos en medio de la meditación. No tiene remitente alguno, curioso. Valya recogió el sobre antes de despedirse de Lord Halcón. No pudo evitar alzar el ceño, curiosa, antes de embutirlo de nuevo bajo su sempiterna capucha. No era extraño ver a elfos encapuchados moverse por el refugio, y tampoco era raro verlos marcados por las cicatrices y las mutilaciones de las guerras pasadas, más sin su capucha la forestal de cabellos caoba no se sentía si no desnuda. Era esa cobertura de colores verdosos y primaverales lo que mantenía a raya las sombras que buscaban penetrar constantemente en la parte baja de su mente. Los pasos de la Quel'dorei la condujeron hacia las partes más norteñas de la población, más allá de los campos nivelados donde crecen los viñedos tan apreciados por los elfos del valle, a las sombras de las lejanas montañas, con las frescas aguas del gran río descendiendo hacia el gran lago alrededor del cual se construyó el refugio forestal de los altos elfos. El último en el mundo. No era una zona muy transitada, aunque en las épocas veraniegas actuales, la vendimia estaba en pleno apogeo, así que era común ver a elfos, adultos y niños, recorriendo los campos, trabajando con esmero , con sus propias manos, como hacía mucho habían olvidado los elfos del antiguo reino. Humildes sí, pero orgullosos del fruto de su propio esfuerzo y sudor. Más Valya no acudió allí a pisar las uvas en las grandes barricas, a compartir risas y chanzas. Siguió, dejando atrás los campos, hasta adentrarse en el pequeño bosquecillo de árboles enjutos de ramas bajas y hojas como agujas, que daba paso a la raíz de las grandes montañas. Un par de horas de caminata separaban el refugio de Athaleya de Quel'danil, más ella así lo prefería. Su hogar era poco más que una plataforma construida en las ramas medias de un árbol particularmente alto, protegida de lluvia y viento por una estructura rudimentaria pero resistente, que había aprendido a hacer tanto de niña, como en sus años en el cuerpo de Forestales del Alto Reino. Ascendió por la cuerda dispuesta para tal fin tras haberla hecho descender activando el mecanismo semi oculto para ello, y entre pieles mal cosidas de liebre montesa, se dejó caer, tras clavar en la pared las ardillas que había cazado camino a su hogar. Serían buena cena. Una vez libre de su equipo, pudo comenzar el ritual para desprenderse de sus ropajes. De ojos cerrados, y respiración regulada con esfuerzo, comenzando por los pies, y rematando por la parte más difícil, la cabeza. El ruido de los enganches de acero al ser destensados, el siseo del cuero contra el cuero, la tensión en su piel de la ropa ceñida al ser retirada, como dagas cada uno de los pequeños gestos buscaba cortar de cuajo el hilo de su temple. Pero logró hacerlo, como llevaba haciéndolo meses. Cada día, un poco más fácil, un poco más sencillo. Fue entonces que pudo abrir la misiva. Sus grandes ojos de fulgor cerúleo recorrieron con presteza cual halcón rapaz las lineas, devorando su contenido sin comprender inicialmente, más cuando las letras dejaron paso al recuerdo de las mismas, y un nombre resonó con un eco antiguo en su mente, notó un leve ardor cálido en la parte más baja de su cuello, bajo su propio pelo. Un leve fuego que hacía mucho que no sentía. Sujetando la misiva con ambas manos , la dobló con meticulosidad y cuidado, reposandola entonces sobre su vientre, bajo dedos entrelazados. Recostada sobre el manto de pieles, se permitió cerrar los ojos, para recordar y ver otros, tan profundos que observarlos fijamente causaba un vuelco al estomago al espíritu feble. Y permitió que sus labios, cortados por el frío montés, se torciesen en una leve mueca que a estas alturas, le resultaba extraña: Una sonrisa.
  6. Galas

    [Ficha] D'Ubaku

    Nombre: D'ubaku Atributos8 Físico7 Destreza6 Inteligencia5 PercepciónValores de combate32 Puntos de vida18 Mana6 Iniciativa10 Ataque CC (Taiaha (Lanza L))9 Ataque CC (Patu (Maza 1M)) 9 Ataque CC (C.D.O)8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 2 Taiaha (Lanza L) 1 Patu (Maza 1M) 1 Combate Desarmado Ofensivo Destreza 2 Escalar 1 Defensa 1 Nadar 1 Sigilo 1 Trampas 1 Lanzador Inteligencia 1 Religión (Loa) 1 Sanación/Hierbas 1 Fauna (Islas del Sur) 2 Supervivencia (Tropical) 1 Navegar Percepción 1 Advertir/Notar 1 Rastrear 1 Reflejos Escuelas/Especializaciones
  7. Galas

    D'Ubaku - Marca del Cazador

    Historia Uno. Dos. Tres. Cinco. Siete. Nueve. Once. Al vigésimo segundo perdió la cuenta de los golpes que le habían profesado sus hermanos mayores. Cuando despertó de la golpiza, ensangrentada y magullada, solo se encontró al Noveno, mirandola. La habían arrastrado fuera de la linea de cabañas hechas de madera y hojas de palmera resecas, arcilla de la colina del noroeste y huesos de animales marinos. Le tiró a sus pies descalzos y callosos su patu y su taiaha. A diferencia de los de su padre, hechos de hueso de ballena exquisitamente tallado, o de los de sus hermanos, hechos a partir de duras rocas marinas pulidas, los suyos eran de madera. Y nisiquiera especialmente bien tratada. Al fin y al cabo se los había hecho ella misma, y sin lugar en las embarcaciones, una no tenía acceso a nada más. -Si vuelves morirás - Dijo U'Bomonga, Noveno Hijo de Shin'Joya. - Si sigues en esta isla dentro de una semana, morirás. -Si intento salir de esta isla sin embarcación, moriré - Respondió una dolorida y aun no del todo consciente trol que intentaba reincorporarse como podía. Probablemente de no ser por la prodigiosa constitución trol, no habría siquiera sobrevivido a la brutal paliza. -Entonces más te vale empezar a construir una - El Noveno dio media vuelta y marchó dirección a la aldea. ******* No'Tahu, Primogénito de Shin'Joya Mo'Lewa, Segundo hijo de Shin'Joya Tu'Gali, Tercer Hijo de Shin'Joya Kopaka, Cuarto Hijo de Shin'joya Bu'Pohatu, Quinto Hijo de Shin'joya Mata'Onua, Sexto Hijo de Shin'joya K'Norig, Séptimo Hijo de Shin'joya Gaaki, Octavo Hijo de Shin'joya U'Bomonga, Noveno Hijo de Shin'joya Nui'Kualus, Décimo Hijo de Shin'joya D'Ubaku, Primera hija de Shin'joya, el Undécimo Hijo Prometido Cuando la pequeña trol fue presentada por el médico brujo ante el gran Shin'Joya, Subyugador de los Lamespinas, Aquel que Asfixió al Serradón, El de la Semilla Infinita, el guerrero trol cogió su patu paraoa , entró en la tienda donde había ocurrido el parto, y lo descargó con violencia sobre la cabeza de Mah'bala, madre de D'ubaku y cuarta compañera de Shin'joya, matándola en el acto. Tras ello gritó con furia, clamando a los Loa porqué le habían maldecido de tal manera. Si la pequeña niña trol de cabellos rojizos evitó un destino similar fue porque una anciana trol, tan anciana que nadie recordaba qué edad tenia, que había sido capturada hacia casi un siglo en una de las razia marítimas a una tribu vecina , dijo que la niña tuerta de cabellos de fuego había sido marcada por Eraka no Kimbul, El Que Acecha al Depredador, Rey de los Tigres y el Cazador de un Ojo. El gran y veterano guerrero trol no hizo caso a la anciana trol, que aunque antaño fue esclava a estas alturas era más bien la abuela chocheante de la tribu, más el médico brujo le recomendó precaución, pues las palabras de la medio enloquecida femia podían cargar más peso del que él le estaba otorgando. La bebé trol había nacido tuerta y aunque lloraba y pataleaba con fuerza, ajena al destino que había sucedido a su madre, no era capaz de abrir su ojo izquierdo, pues simplemente no existia. El médico brujo dijo que esto junto a sus rojizos cabellos era señal de que El Gran Cazador la había elegido como futura presa. Shin'joya dudó, sin embargo. Se planteó ignorar las advertencias de anciana y médico brujo y poner fin allí y ahora a la vergüenza de su linaje, a aquella que había quebrantado las profecías conformadas alrededor de su figura. Sobre todo, porque El Fin de Toda Presa era un Loa de tierras lejanas, un rival eterno de la Gran Shirvallah. Pero todo trol sabe que los Loa, incluso aquellos de otras tribus, son criaturas peligrosas a las que se ha de respetar, pero sobre todo, temer. Shin'joya perdonó la vida a D'ubaku, y la reconoció como suya, más jamás volvería a dirigirle la palabra ni a mirarla. Y tal promesa cumpliría hasta el fin de sus días. Con los años, la joven D'ubaku hubo de crecer en una tribu que le fue ajena. Mientras los demás jóvenes trols eran tratados con amor por sus progenitores, enseñados a cazar, a luchar, a pescar, a moverse por la selva, ella, durmiendo entre ramas y arbustos, hubo de imitar las lecciones que otros recibían, como podía. Si sobrevivió a los primeros años de su vida fue porque la propia y anciana trol que por sabría Bethekk que motivo la había salvado, cuidó de ella, alimentándola con sangre de tuatara. La única figura materna que conoció D'ubaku le explicó, antes de que El Amigo del Otro Lado la reclamase, el porqué de su situación. Era una paria de la tribu, una despojada, y solo era mantenida con vida por no haber sido asesinada, pues ni se le proporcionaba refugio, auxilio o comida. Su padre, Shin'Joya, era uno de los guerreros más prodigiosos de su tribu. Su habilidad en el combate era por pocos igualada y por aun menos superada, y su físico portentoso le había hecho la envidia de muchos machos menores. Pero por lo que era más conocido Shin'joya, sin embargo, era por su linaje. Relatos que llegaban incluso a islas vecinas. Shin'Joya, Padre de Guerreros. Shin'Joya, Forjador de Tribu. Shin'joya había sido bendito por los Loa con un linaje exclusivamente masculino. Y aunque los trols no despreciasen el nacimiento de una femia para la tribu, si bien no eran discriminatorios, si eran supersticiosos, y rápidamente lo que tal vez fuese fruto de la aleatoriedad o en efecto, de la intervención divina, se convirtió en el rasgo más definitorio del gran guerrero trol. Sus descendientes se contaban por docenas, tanto sus hijos como sus nietos, y se decía que su final jamás llegaría , y que su estirpe masculina habría de ser infinita. Pero eso había cambiado con el nacimiento de D'ubaku. Nacida de una joven trol que Shin'Joya, mucho más mayor, había cortejado en la tribu, fue una unión no del todo bien vista por el Médico Brujo de la tribu. El día de su primera unión había caido fuego del cielo, y eso era señal de que los Loa estaban enfadados por algo. Shin'joya, orgulloso guerrero trol, había ignorado los augurios, pues la joven figura de la trol le tenía embelesado, o eso diría a futuro. Eso cambiaria cuando la joven tribal dio luz a una niña. No vivió para ver otro día. Shin'Joya diria entonces que , portadora de magia oscura, esa joven trol le había engañado y engatusado, enviada por los Loa familiares de una tribu rival, para corromper su estirpe y quebrantar su linaje como venganza por todas las cabezas que había cazado. El padre de la trol asesinada, un guerrero mucho menor que Shin'Joya, no tuvo la valentía de discutir las explicaciones del gran guerrero. Y así fue, que una vida llegó, y otra se marchó. D'ubaku sin embargo, no se sintió desanimada por esta historia, si no que su fe renovada en un cuerpo y espiritu joven, hasta inocente ,la habían motivado a intentar paliar los pecados de una madre que odiaba sin haberla conocido. Su situación, al fin y al cabo, era su culpa. Por haber corrompido a su padre, el Gran Shin'Joya, un trol que en sus siete años de vida no la había siquiera mirado una vez, como si la propia luz del sol atravesase a la escuálida y malnutrida figura de piel azulada, invisible ante la magnificencia del guerrero. Cazó criaturas que le costaron sendas heridas que por poco se la llevaron antes de tiempo, y se las entregó a los pies a su padre en señal de respeto. Recibió palizas, a cada cual más brutal, en todas y cada una de las situaciones. Más no se detuvo. La presa no era digna de un guerrero tan grande, de un guerrero tan glorioso. Sus hermanos, siguiendo la estela de su padre, tampoco llegaron jamás a hablarle ni a mirarla, y junto a su padre, se unían a las golpizas que proferian contra la ya adolescente trol, tal vez porque esta sobrepasaba la "caridad" trol que le habían ofrecido al permitirle vivir en los alrededores de la tribu, como una paria, o simplemente porque la descubrían siguiéndoles en un viaje por los alrededores de la isla, tal vez a pescar o a cazar. Pero la joven D'ubaku creció, y poco a poco sus sentimientos fueron tornandose. La inocencia dio paso a la precaución, la reverencia al desprecio, y la idolatría al odio. Shin'joya era un nombre que llegaba a repetir cada noche, rezando a Aquel que No Es Conoce Depredador que una muerte le llegase. Como iba a saber, que tras varios años, tales rezos serían escuchados. Los movimientos en la tribu se volvieron frenéticos. Los gritos, las hogueras, los cantos rituales, típicos antes de marchar a cazar , no animales, si no enemigos. Gloria para los guerreros. Sangre y Carne para los Loa. D'ubaku sabía contra quién iba dirigida tal cacofonía ritual. Los había visto, había visto sus hogueras y sus extrañas estructuras de madera, grandes como nunca nada había visto, más que se movían por el mar con la ligereza de una foca emperatriz. La tribu marchó a la guerra, y la tribu volvió. El Séptimo y el Tercero no regresaron. Más fue la siguiente noche, cuando la tribu regresó, que notó algo distinto. Los ánimos eran mucho menores, y extrañamente, el Primero y el Sexto fueron a buscarla a su cabaña, construida por si misma a las sombras de una gran palmera, algo lejos de la tribu. Sin explicaciones, la arrastraron entre golpes para llevarla al centro de la tribu. Vio que eran menos, muchos menos. Pero eso le daba igual, era la ausencia de una figura, una ajada figura, una madura y corpulenta figura, la que la asombraba. La Historia de Shin'Joya había acabado, con plomo depositado en cráneo con magia de fuego extranjera. Una muerte innoble , carente alguna de valor para los Loa. Y la culpa era suya. Solamente suya. Shin'Joya debió de matarla el día de su nacimiento y ofrecer su cabeza en altar al Gran Murciélago, suplicando perdón por las afrentas que había ocasionado contra los grandes Loa. Más la empatía, la PIEDAD, él, que le había permitido VIVIR, al que le debía todo, habían sido su condenación. Los Loa vieron debilidad, y la existencia de D'ubaku no era si no una mancha en su tribu. La que había ocasionado la llegada de tales asesinos y guerreros de más allá de la gran jungla de agua. D'ubaku no murió esa noche. Más por la fortuna y su propia tenacidad ante las palizas acumuladas a lo largo de una vida. D'ubaku no murió esa noche. D'ubaku nació esa noche. Y así fue, que una vida llegó, y otra se marchó.
  8. Galas

    D'Ubaku - Marca del Cazador

    D'Ubaku Nombre: D'Ubaku, La Onceava Raza: Trol de la Selva Sexo: Femia Edad: 18 años Altura: 2,06m Peso: 97 Kg Lugar de Nacimiento: Tribu Quiebratuétanos, Arrecife de los Pláñidos Ocupación: Paria Índice: Mensajería: Eventos asistidos: Eventos masteados: Descripción física La joven trol conocida como D'ubaku es una figura que si bien corpulenta rara vez aparenta su tamaño real, pues desde siempre mantenerse agazapada ha sido su postura habitual, tanto que caminar erguida le resulta hasta anti natural, fruto de que por su condición mirar cara a cara hacia otro trol era respondido con palizas y golpizas. Su tono de piel es de un color azul oscuro, con tintes violáceos fruto de la ligeramente más salvaje mata de vello y pelo que la recubre, como a todo trol de la selva, lo cual tiende a recubrir y desenfatizar su musculatura y físico. De gruesos dedos como cualquier trol, tiene unas uñas duras , oscuras y afiladas. Tiene largas orejas, puntas peludas, y su fisionomía no deja de destacar sobre la que podría tener otra cazadora de tribu trol, tal vez con una apariencia más salvaje, más enfatizado por sus manerismos que por su fisionomía en si. Luce una enorme melena de un color rojizo intenso, que suele llevar en una gran cresta salvaje que se mantiene erguida por motivos que solo los Loa conocen , que remata en grandes trenzas que caen hasta algo más allá de su cadera. Poco hay de destacable en su rostro más allá de algunas marcas y cicatrices leves, unos colmillos pronunciados y afilados, y unos gruesos labios. El punto más destacable sobre el físico de D'ubaku es sin duda alguna su ojo izquierdo. Por que tal cosa no existe. Tuerta de nacimiento, mantiene el gesto permanentemente contraido en un guiño sempiterno, pues no es que haya perdido el ojo, nunca lo ha tenido. Descripción psicológica D'ubaku es una trol adulta, pero joven en mente y espíritu, increiblemente curiosa. Una curiosidad por todo lo que hay más allá de su isla. Por su condición, jamás se le permitió embarcar en alguna de las raizas de su tribu hacia archipiélagos vecinos u otras islas, y salvo algun viaje a nado evadiendo depredadores marinos a islotes cercanos, se siente encerrada en una prisión de odio. Donde otros trols encuentran apoyo y refugio en su tribu, D'ubaku solo ha encontrado desprecio y decepción, de ella hacia los demás, por mucho que intentase contentarlos. Hace años ya que la trol dejó de intentar ganarse el aprecio de sus semejantes, y poco a poco un odio fermentado y tóxico ha crecido en ella, amenazando con matarla desde dentro. Los años de palizas e insultos constantes la han hecho increiblemente resistente a los abusos, y poco dada a responder a los mismos. Algunos la llamarían sumisa y maltratada, ella se ve como alguien inteligente que sabe agachar la cabeza cuando es necesario. Sin embargo, es poseedora de una mente sagaz y aguda, no especialmente inteligente, al menos no por encima de la media trol, pero es poseedora de la tan icónica astucia taimada del pueblo trol.
  9. Galas

    [Ficha] Matilde

    Nombre: Matilde Claridge Atributos5 Físico6 Destreza9 Inteligencia6 PercepciónValores de combate20 Puntos de vida27 Mana6 Iniciativa8 Ataque a Distancia (Trabuco)6 Defensa Habilidades Físico Destreza 2 Trabuco 1 Sigilo Inteligencia 2 Fauna 1 Leyes 2 Religión 1 Tejer 1 Agricultura 2 Tradición/Historia 1 Salvar Esencia 1 Guardar Esencia 1 Refuerzo de Vacío 1 Zarcillos Oscuros 1 Toque Oscuro Percepción 1 Bailar 1 Comercio 1 Corromper Agua 1 Detectar Almas 1 Música (Banjo) Escuelas/Especializaciones Impenitencia Vacío Impenitencia: Dif 14 Toque Oscuro: (Toque) El Cultista reclama la corruptora energía del Vacío para reparar los daños en una criatura de naturaleza oscura. Sana 2d6 a un no-muerto, demonio, elemental del vacío o criatura oscura. Si el cultista lo usa sobre si mismo, se recuperará 1d6 de salud en caso de pertenecer a esos grupos.
  10. Historia Nacida en una pequeña aldea de apenas veinte casas, cien habitantes, quinientas ovejas y treinta reses, la juventud de Matilde pasó sin pena de gloria como muchos otros habitantes de las regiones del norte del norteño Reino de Lordaeron, el norte del norte como lo llamaban algunos, sobre todo de manera despectiva. Con seis años ya recogía verduras del huerto, con siete iba al monte a sacar a pasear a las ovejas y con once ya se dedicaba a ordeñar y trabajar en la granja familiar como uno más. Hermana de tres hermanos y cuatro hermanas, Matilde era una boca más que alimentar nacida aproximadamente en la cuarta o quinta posición jerárquica, y como tal, todos tenían que aportar su grano de arena de cara a la consecución final de todo campesino: Llegar a fin de mes sin que las plagas se le lleven a uno o el invierno le congele hasta los cataplines. La mayor de las hermanas y de todos en general se marchó cuando Matilde apenas tenia cuatro años, a servir en los ejércitos del Rey, y salvo alguna carta leída cada varios años en el hogar familiar frente al fuego chisporreante, no volvió a saber de ella. Pero parecia irle bien, casada, con hijos, buena vida. El segundo en la jerarquía, se marchó con otro mozo del pueblo tras que el padre del segundo los pillase haciendo nosequé cosas en un granero y no volvió tampoco a saber de él. Para entonces Matilde tenia unos ocho años, y siempre recordará a su hermano mayor como el que la veia como algo más que una mocosa escualiducha e ignorable. Jonás, se llamaba. Le enseñó a como lanzar una piedra para que rebote seis veces en el agua. ¡Seis! Y ni hoy en día, se le ha olvidado como hacerlo. El resto, bueno. Varios se quedaron por el pueblo, el tercero se marchó a la Iglesia, y cuando Matilde comenzó a ser consciente de su propia percepción del mundo, aspiraciones vitales, fue cuando les dijo a sus padres que su mayor sueño era marchar al sur, a estudiar magia con los grandes magos, y poder regresar luego para sacar a sus padres de la pobre vida del labriego lordanés. -¡Estás loca tú! ¡¿Sabes lo que cuesta eso tú?! - Dijo su padre -¡Pero pá...! ¡Trabajaré pa pagarmelo, mecachies en la mar! ¡Má, diselo anda má! - Dijo una adolescente Matilde a un madre que no podía si no negar, aunque con algo menos de énfasis que su padre. -Pá tiene razón hija, no nos dan los cobres para daros apenas de comer, no podemos mandarte al sur, perdónanos por favor. Este año han vuelto a subir los impuestos... -Desde ca acabao la guerra no paran de subir los impuestos... ya lo decia Pathias, a quién se le ocurre encerrar a esos demoños en vez de pasarlos a cuchillo a todos... La conversación degeneró en lo que muchas conversaciones degeneraban en esas épocas y años. Pero esas conversaciones no acabarían ahí, no. Con el paso de los años, Matilde aceptó su lugar en el pueblo, y aunque siempre tuvo la espina de marcharse al sur, la realidad es que sus padres tenían razón. Debian cuidarse unos a otros, al fin y al cabo era lo único que tenían. Y así fue como la muchacha pasó a moza y la moza a mujer. Pá y Má se hicieron ya mayores y poco a poco trabajaban menos los campos y pasaban más tiempo en casa cuidando de los nietos o los bis nietos de los hermanos que se habían quedao en el pueblo, que eran mayoría. Matilde no fue de esas, y no porque no le insistieran, pero era ella feliz sacando las vacas a pastar por las madrugadas, tirandose en la hierba a ver las nubes, llevar el grano moler al Molino junto a la molinera, comer con la familia, leer los libros que podía comprar con lo poco que podía ahorrar a algún tranfullache ambulante, cenar con la familia, ir a la posada del pueblo a beber y reir, a veces con la molinera... Una vida simple, como la de muchos otros campesinos, no podía quejarse. O bueno, la verdad es que si, si podía quejarse. Como ella, muchos otros. La pobreza, las hambrunas, y la asfixia fiscal no habían hecho si no aumentar desde la segunda guerra, y las regiones del norte, las más agrícolas, habían sido las más afectadas por todo esto. Que a semejante espolio económico se sumasen una sucesión de heladas y otros problemas no hizo si no aumentar un descontento que no hizo si no fermentar hasta que se convirtió en una putridez tóxica. Matilde los recordaba. Cuando venian al pueblo a hablar, normalmente de noche, luciendo harapos y tocados oscuros, que ocultaban sus rostros. Recordaba sus críticas a los nobles ricos, a los que se llenaban en el sur mientras ellos se morían de hambre. Recordaba como ella misma junto a su familia asentía a sus consignas, y les daba la razón. Recordaba como incluso tras que se marchasen, en el pueblo se seguía hablando de las ideas que habían traido: Un mundo más justo, donde todos fuesen iguales, donde el trabajo se valorase sin importar la posición del nacer, si no la disposición y la voluntad de cada uno. Al final, prometían lo que todos anhelaban: La libertad. Recordaba también como varios del pueblo, incluida su hermana menor y su hermano menor, marcharon junto a otros jovenes y adultos del pueblo para no volver a verlos nunca. En su día deseaba pensar que habían encontrado la felicidad y la libertad que anhelaban. Durante muchos años, sin embargo, cuando el corazón ya no le latía en el pecho, los maldeciría en sus pensamientos y en sus oraciones. Aunque al final, no podría si no llegar a aceptar que sus hermanos probablemente hubiesen encontrado la muerte bien intencionados, usados y despojados como meras muñecas de trapo, su voluntad quebrada y retorcida por aquellos carentes de respeto por la voluntad y libertad de los demás. No lloró por ellos, pues ya no podía llorar desde hacia casi una década. Pero incluso en su melancolía fruto de la nigromancia pudo notar su ánimo decaer, en aquello que ahora era el eco de la tristeza para ella. Pero fue ahí donde aprendió. Donde empezó a escuchar: Cuando dejó que su odio fluyera. Cuando permitió que la duda y la negación la abandonasen: Cuando se abrió a la tenacidad, al respeto, y al poder. Cuando por fin aceptó, tras más de una década, lo que le había pasado, lo que le había pasado a todo el mundo a su alrededor. Siempre recordará las palabras de aquel que en su día habló con ella durante meses, con la paciencia de aquel que choca contra un muro una y otra vez, sin desistir. Aquel que le ofrecería una nueva vida a aquella que no encontraba en su condición maldita nada más que tormento y lamento, más demasiado cobarde y de voluntad débil para hacer nada al respecto: "El universo no es como un rompecabezas que uno pueda desmontar y volver a reorganizar para resolver sus secretos. Es una realidad cambiante e incierta que varía según reflexionas sobre su propia existencia, que muta por el mismo acto de ser observado. Una voluntad poderosa no es un renegado que disecciona el universo como un puzzle, examinándolo pieza por pieza y midiendo cada parte con precisión científica. Un renegado poderoso solo tiene que mirar el universo para cambiarlo."
  11. Matilde Claridge Nombre: Matilde Claridge Raza: Renegada Sexo: En mal estado Edad: 33 años antes del Salto Altura: 1.73 metros Peso: 49 Kg Lugar de Nacimiento: Villa Botijo del Norte, al norte de Villa Botijo del Sur, Lordaeron Ocupación: Acólito del Culto de la Sombra Olvidada Índice: Mensajería: Eventos asistidos: Eventos participados: Descripción física La señora Claridge no destaca para nada por su complexión, no lo hizo en vida menos aun en la muerte. Su figura es escuálida, y la muerte no ha hecho si no enfatizar unos huesos que se clavan contra la piel, palidecida resquebrajada, como si deseasen salir a la superficie, faltos de aire. Costillas marcadas y largos dedos finos enfatizan aun más una apariencia cuasi esquelética, sin apenas carne, que normalmente oculta bajo oscuras y pesadas togas. Su piel sin embargo ha conseguido mantenerse relativamente bien, y no falta en demasiadas partes de su cuerpo. Su tez transmite un cansancio constante, propio de la ignominia de la no-muerte, y aunque su rostro no difiere demasiado de aquel que tuvo en vida, si que es inconfundible su estado como no-muerta. Unos grandes ojos , de aun más amplias pestañas, son el foco central de una fisionomía facial estirada, de rostro alargado y nariz de recto tabique regio. No destaca por nada más allá. Sus cabellos, que caen lacios y largos, han perdido todo color y deslustrados se deslizan grisáceos, peinados a veces minimamente. A diferencia de otros renegados, tiende a ir aseada y limpia, más por respeto a los oficios que realiza y a la decencia más común que porque realmente ella tenga necesidad. Descripción psíquica Matilde Claridge es una mujer relativamente joven, al menos, antes de defecar sus propios intestinos tras comerse pan infecto durante la Tercera Guerra. A diferencia de otros no-muertos, recuerda con relativa claridad, aunque no al completo, su vida antes del Salto, como ella lo llama. En su antigua vida como campesina, siempre consideró que sus agudezas mentales estaban siendo desperdiciadas en el cuidado de los campos y las vacas, más tampoco se lo cuestionó demasiado pues así fue siempre su vida. Dura, poco agradecida, de padres que aplastaron todo deseo o aspiración mayor que ordeñar a Clotilde la Vieja. Le suele gustar leer y reflexionar sobre lo que lee. Tiene una mente privilegiada que le ayuda a entender conceptos con facilidad, aunque luego tenga una facilidad considerable para entremezclarlos en una marabunta que para ella está clara como agua de manantial, pero cuyos labios no suelen encontrar la manera más adecuada de transmitir, habilidad que busca constantemente mejorar en su labor como predicadora del Culto de la Sombra Olvidada. Tiene un humor algo fantasioso, que rara vez entiende nadie más que ella, y no le cuesta tomar confianzas con los demás, cosa que en la nueva sociedad renegada le ha ocasionado más de una golpiza, sobre todo por aquellos contrarios al Culto de la Sombra Olvidada.
  12. Perdón me había olvidado mi segundo voto va para: Auric Plumargenta Señor REGENTE de Hath'Lorien Que puedo decir no hay forestal más simpatico que él. Además es jovencito y tiene las orejas aun desarrollandose, como otras cosas.
  13. Mi voto es para el personaje más macho de todo Vigilia de la Luz, y de la raza humana seamos sinceros: 1º- Gabrielle O'connor de @Psique En mi cabeza Thomas era el que llevaba el traje de novia lo siento, Sir Thomas O'connor.
  14. Estimado señor: La Compañía Mercantil del Petróleo de Tanaris me ha pedido que me comunique con usted para que me ayude a resolver un problema. La Compañía Mercantil del Petróleo de Tanaris ha concluido recientemente una gran cantidad de contratos para la exploración de petróleo en la región subkalimdoreña. Los contratos han producido inmediatamente dinero equivalente a 40.000 Monedas de Oro. La Compañía Mercantil del Petróleo de Tanaris desea la exploración de petróleo en otras partes del mundo, sin embargo, debido a ciertas regulaciones del Cartel Bonvapor, no puede mover estos fondos a otra región. Se solicita su asistencia como no-goblin para ayudar a la Compañía Mercantil del Petróleo de Tanaris y también al Banco Central de Gadgetzan a mover estos fondos fuera de Tanaris Si los fondos pueden transferirse a su nombre, en su cuenta de los (Aquí hay que escribir el reino de a quién va dirigido. ¡Que no se os olvide!), puede reenviar los fondos según lo indique la Compañía Mercantil del Petróleo de Tanaris. A cambio de sus servicios de alojamiento, la Compañía Mercantil del Petróleo de Tanaris estaría de acuerdo en permitirle retener el 10%,o 4.000 Monedas de Oro de esa cantidad. Sin embargo, para ser un cesionario legítimo de estos dineros de acuerdo con la ley bonvapor, actualmente debe ser depositante de al menos 1.000 Monedas de Oro en un banco goblin regulado por el Banco Central de Gadgetzan. Si es posible que nos ayuden, estaríamos muy agradecidos. Le sugerimos que se reúna con nosotros en persona en Gadgetzan, y que durante su visita le presente a los representantes de la Compañía Mercantil del Petróleo de Tanaris, así como a ciertos funcionarios del Banco Central de Gadgetzan. Escribame lo antes posible a Bahia del Botín, Avenida de la Almeja Cochina, Número 4º (Recordad poner una dirección falsa) El tiempo es esencial en este asunto; muy rápidamente, el gobierno Bonvapor se dará cuenta de que el Banco Central mantiene esta cantidad en depósito e intentará recaudar ciertos impuestos de depósito sobre ella. Atentamente, Príncipe Mercantil Ukande Nucles del Cartel Saneket @Nathan @Kario @Focus @Dorito
  15. Venga, pondré los interesantes Esta si es una forma furro que aceptaría en forma femenina Sigilo 10 sin duda alguna Pregonando la sabiduria del Ying Esto si es fisico 9
  16. Una crisis no es si no una oportunidad, que llega cabalgando vientos peligrosos - 虾饭 Hojas de vid Caen tan lentamente Cual pequeñas y frágiles conchas Deslizandose sobre la espuma Pequeño chico soldado, Ven marchando a casa Valeroso chico soldado Vuelve marchando a casa Durante más de ochocientos años el linaje de mi familia ha estado vinculado a la busqueda infructuosa de la mítica ciudad de Khao Dong. Durante ochocientos años, más de veinte generaciones de pandaren sufrieron desde las mofas más crueles hasta las palabras que si bien bienintencionadas no caian si no como ácido veneno en espíritus que, según pasaban las décadas, cargaban con el peso de los espíritus de más y más antepasados que habían sido guiados por Yu'Lon a los Grandes Jardines de Jade, más que jamás podrían encontrar un descanso en paz , al haber visto la tarea de su vida inconclusa. Y mi futuro auguraba que tal sería mi destino. Pues así es que yo, Quin, de la familia Xue, Eremita formado en la Academia de Pin-Wuao en la provincia de Frescagua al norte de los Cuatro Vientos, he visto llegar las últimas décadas de mi vida con la duda y el miedo tomando posesión con cada vez más violencia, de mi espíritu. Más es aquí en estas hojas que escribo la verdad denostada y descubierta por mi persona, concluyendo así una investigación conjunta de más de ocho siglos. Es así que yo, el Eremita Xuequin dejo constancia en este tomo de la verdadera historia de la ciudad histórica de Khao Dong. Del Gran Tirano Mao Dong, Mogu Canibal, Orgulloso y Cruel, como todo Mogu que con sus pasos profana la creación de los Augustos.Y de su Hijo, Robado de Madre Asesinada, Secuestrado de Padre Torturado, Lo-Bao, cuyo honor, intacto, ha de ser recordado, pues no hubo traición alguna si no la del Tirano Mogu, que orgulloso de su gran mascota y guerrero esclavo Pandaren, dio muerte al amor de su vida por envidia de que uno de sus juguetes pensase en algo más que en cumplir la voluntad de su señor. Más esta historia no podría haber llegado a ser cierta, esta verdad revelada por el Dragón de Jade no habría podido cumplirse, si no fuese por aquellos que me acompañaron en un viaje tan peligroso y aparentemente infructuoso, que escucharon mis suplicas donde otros hacía años que llevaban haciendo oídos sordos. Es por eso que este escrito se lo dedico no a otros si no a este grupo: A Abo, mi fiel amigo, hermano, que durante tanto tiempo ha mantenido a un espíritu tan errante como el mio a salvo dentro de su cuerpo, que el Gran Río que Siempre Fluye fluya a tu favor A las Acólitas del Shado Pan... - Introducción y Agradecimientos de "El Romance de los Tres Héroes", por el Eremita Xuequin, Siglo CI D.d.S Y en las bibliotecas de Floralba se guardó el manuscrito original , bajo el resguardo de los Eremitas. Con las disculpas sinceras de muchos de los que habían dudado, el silencio complaciente de los más orgullosos, pero sobre todo, el orgullo personal , el Eremita Xuequin pudo por fin depositar el grueso tomo en la humilde ceremonia que siempre se realizaba cada vez que un Eremita recuperaba una parte perdida de la historia de Pandaria, por pequeña que fuese, pues todo conocimiento es sagrado. De cada anécdota, una lección puede ser extraida, que ayude a resolver los problemas del futuro. Y cojeando débilmente, con su cuerpo aun débil y vendado, ocultando las horribles cicatrices de un pecho donde no volvería a crecer el pelo, el ya veterano Eremita se alejó, descendiendo las cuasi infinitas escalinatas de Floralba, hacia el Oeste. Lejos, muy lejos, donde un santuario, humilde, pero repleto de nombres, le aguardaba. Había llegado sabiduría, pequeña, pero sabiduría, a Pandaria. Ahora era momento de llevar la paz a sus antepasados.
  17. -¡Te lo digo Tomás! ¡Que la panda lo ha comentado! - La figura encorvada del voluntario pulgoso se agazapaba sobre el fuego de la hoguera bajo una fría noche veraniega donde el rocío cala hasta los huesos incluso en las tierras altas de Gilneas. Junto a él, otro puñado de miserables tan despreciables como el mismo, que cuchicheaban y comentaban en la más pérfida confidencialidad. O tal cosa creían ellos, pues no era si no su charla subversiva atendida por las orejas dispuestas de una leal espadachina, diestra aventurera, valerosa luchadora e intrépida zarrapista. -Pero... bueno... no te diré que no Richard... - Sin mucho convencimiento, cargado de resignación, una figura de cabeza tan pelada como su espíritu luchador , arrugada y con varias manchas fruto sin duda alguna de una vida dedicada al cubrir de los placeres más mundanos que tan rápido reflejan su malicia en cuerpo y alma, comentaba admitiendo las palabras de su compañero. - Es decir, para haber sido un sucio rebelde... joder. Te aprecio más que a mi propio hermano... Las voces, los suspiros de anhelo ante tal confesión, se multiplicaron en el corrillo de parlanchines vagabundos y desinteresados porluceros. La figura inicial, no pudo si no contener compungido unos segundos la propia respiración, con los ojos, iluminados por el lánguido fuego, humedecidos. -Porque aquí todos somos hermanos... da igual lo que nos separase hace años... nos quieren matar joder. - Y alzó algo más la voz, como aleccionando a los cinco, seis, tal vez hasta siete, pues tales figuras harapientas se entremezclaban con unas siluetas mal definidas en el nocturno campamento - Nos quieren matar, a ellos les da igual, les da igual casa, les da igual que seamos del norte, del sur... y nos tenemos a nosotros. Solo nosotros. Como una gran familia. Y las familias , aunque se peleen de vez en cuando, hacen las paces, y se protegen. Las emociones comenzaron a extenderse en el corrillo, tan cargadas de sutil inquina y venenosa empatía que empalagosas en su saturación hicieron que la valiente Julie se alejase con el rostro asqueado del lugar. ¿Que estaba pasando, que tanto llevaba oyendo hablar este día y el anterior? ¿Que era eso que había oido aquí y acullá... esas palabras tan... tan cargadas de falsedad? ¡Como no iba a importar lo que nos dividía, solo porque el interés más zafio, el de la mera supervivencia, golpease nuestra puerta! ¡Ah, una noche de lobos hambrientos era todo lo que necesitaba el pueblo gilneano para saldar las deudas de sangre de aquellos que osaron quebrantar las leyes más sagradas y milenarias! Qué cobardía. Demasiada gente que preferiría vivir de rodillas , vendiendo sus principios... perdonando, antes que aceptar un destino de pie, orgullosos. Sin ceder ante la muerte. Como un buen Gilneano ha de hacer. Y lo vio. ¡Ah! Tirado y pisoteado, apenas legible. Este trazo... ¡¿En serio?! ¡Corrió para encontrar el tablón, ahí, el epicentro de la CORRUPCIÓN! Su rostro pasó de la confusión a la molestia, de la molestia a la nausea, de la nausea al enfado, del enfado a la resignación, y de la resignación de nuevo al enfado. Aunque templado por una sagaz idea. La Luz bien sabía que la mayor de las virtudes es la Retribución Justa , pues si uno no recibe lo que se merece fruto de sus acciones, su castigo o su recompensa... ¡¿Por qué actuamos?! No tardó en coger betún que había adquirido de un despistado guardia para comenzar a arreglar semejante aberración. Bajo el amparo nocturno, pasó unos pocos minutos sobre-escribiendo las mentiras. Para que todos pudiesen verlo en la misa vespertina. Y una vez concluida su obra, se retiró rápidamente, satisfecha de su osada hazaña. Así aprenderían estos... pacifistas.
  18. Ya que hoy es día de memes de jasón
  19. Nombre: Azh'Yan Sarr'ender Atributos6 Físico7 Destreza7 Inteligencia6 PercepciónValores de combate24 Puntos de vida21 Mana7 Iniciativa8 Ataque CC Sutil (Combate Desarmado Defensivo)9 Defensa Habilidades Físico 1 Atletismo Destreza 1 Combate Desarmado Defensivo 1 Cabalgar 1 Escalar 2 Defensa 1 Nadar 1 Sigilo Inteligencia 2 Leyes 1 Cirugía/Anatomía 1 Supervivencia 1 Tradición/Historia 1 Caligrafía Tradicional 1 Evocación Básica (Fuego) 1 Toque de Energía (Fuego) 1 Misiles de Energía (Fuego) 1 Abjuración Básica (Fuego) Percepción 1 Advertir/Notar 1 Bailar 2 Etiqueta 1 Reflejos Escuelas/Especializaciones Evocación
  20. Historia Elfos. Herederos del Mayor Imperio que este mundo haya conocido. Destinados a la grandeza. Consumidos por su propio orgullo y falta de miras. Falta de miras a la hora de controlar a aquellos que debían haber abrazado los designios de sus superiores con obediencia. Orgullo por creerse tan supremos, como para olvidar e infravalorar a aquellos con los que trataban, siendo manipulados y por consiguiente, destruidos. El Alto Reino. Sucesores más dignos que aquellos a los que precedían. Sabedores , con la experiencia adquirida de errores pasados, cumplimentaron las medidas necesarias para que no se repitiese. Y con tal sabiduría construyeron el Reino más glorioso de Azeroth. Contaminados por la prudencia extranjera. La compasión , heredada de aquellos que destruyeron el Imperio Magno , causó que llegado el momento, se perdonase a los mayores enemigos del pueblo. Craso error. El Alto Reino. Gloria Divina hecha Terrenal. Mediante el poder más puro y todopoderoso de la existencia: La magia arcana. Debió ser llevado, debió ser extendido. Su sabiduría, su gloria, impregnada al resto del mundo. Paz. Orden. Indulgencia. Pereza. Cobardía. Tras los dorados muros y las Puertas del Sol. Primera, Segunda, Tercera, los milenios pasaron y los elfos se mantuvieron satisfechos. ¿Como puede existir egoísmo tal? ¿Como puede uno siquiera tener la Perfección y no querer compartirla? ¿Qué clase de providencia interna lleva tal a realizar la mayor de las crueldades? ¿Tal era el odio de los Anteriores por el mundo que habitaban? Incomprensible. Los milenios pasaron y los elfos se mantuvieron satisfechos. Impregnados por influencias externas, como agua que discurre entre las rocas, erosionando con los eones, el veneno de filosofías menores invadió las mentes de una raza que estaba muy por encima de tales atrevimientos. Compasión, Respeto. Herramientas del débil para impedir que el Fuerte se sobreponga y gobierne como es su derecho natural. ¿Tenacidad? Un atisbo de lucidez en un mar de locos. Tras los dorados muros y las Puertas del Sol. Primera, Segunda, Tercera, los milenios pasaron y los enemigos se prepararon, voraces. La marea llegó. La debilidad fue barrida. No hubo más voces. No hubo más compasión. Solo sangre. Odio. Fortaleza. Violencia. Decisión. Supervivencia. PODER. Las historias del pasado cobraron más fuerza que nunca. No habría más indulgencia. No más pereza. Solo lucha. Una lucha infinita, por el Sol Eterno, por el Fénix Imperecedero. Todos lo verían. Todos recibirían la bendición de los Hijos de la Sangre. Herederos del Mayor Imperio que este mundo haya conocido. Destinados a la grandeza. Renacidos de sus cenizas. Empujados por su orgullo inquebrantable. Elfos. He de admitirlo, pues si no reconociese mis errores no podría aspirar a no cometerlos. Admito que fui alimentada con la leche envenenada de aquellos que ofrecían perfección y vendían telarañas y humo entretejido con seda espectral e invisible. Criada, educada, atendida, perfecta, obediente. Entrenada e instruida, no por necesidad alguna si no por mero entretenimiento, mero divertimento, expuesta como juguete, manipuladora del hielo, danzarina, filos y agua helada entremezcladas en espectáculos para aquellos que a los señores de la caserona visitaban, mis progenitores. Muertos, todos ellos. Anfitriones, huéspedes, criados y hogar. Evaporados, arrasados y llevados como la nada por la cual estaban compuestos. Como el hielo, eran una mera ilusión, quebradizos, débiles, reflejaban luces más potentes que ellas, pero incapaces de manifestar la suya propia. Abandoné tales ideas. Mi mente se aclaró. El fuego lo despejó. La realidad estaba clara. El Nuevo Régimen representaba el futuro. El Príncipe Fénix regresaría. Y cuando lo hiciese, su presente de coronación sería el Mundo Arrodillado.
  21. ???'??? ????'????? Nombre del Personaje: Azh'Yan Sarr'ender Raza: La Maestra Sexo: Femenino Edad: 93 Años Altura: 1,78m Peso: 67 Kg Lugar de Nacimiento: Arco-Solar, Suroeste del Bosque Canción Eterna Ocupación: Piromante del Alto Régimen Índice: Eventos asistidos: Eventos masteados: Misivas: Descripción física: Azh'Yan es una Sin'dorei atlética , dinámica, acrobática y ágil, entrenada desde joven en las artes del combate y la magia que emplea. De físico fibrado, no abulta sin embargo, manteniendo una silueta grácil que tiende a exacerbar con armaduras y protecciones rematadas en ángulos agudos y afiladas puntas. De larga caballera de un color negro azabache que suele recoger en diversos moños cuidadosamente construidos, dejando el flequillo lacio, normalmente peinado para no interponerse en su rostro, usando compuestos para que ni un pelo abandone su lugar. Su rostro filado muestra un tono de piel neutro y una faz carente de marcas relevantes. Una nariz de corte greco, afilada y pequeña punta da a su aspecto y sus agudos ojos de halcón una apariencia depredatoria solo rematada por unos labios carnosos de comisuras sempiternamente expresivas en torcida sonrisa autosuficiente. Su postura es altiva de pasos comedidos, un pie delante del otro, cuasi como si caminase por una pasarela de manera constante, acostumbrada a las miradas. Y actúa conforme a tal realidad. Aunque esta solo ocurra en su cabeza. Descripción psíquica: Azh'Yan es una elfa fría , de cortes sociópatas y con pocos niveles de empatía. De naturaleza manipuladora, fría, tiene arranques de inestabilidad, violencia y crueldad gratuita, saciados y animados por una juventud entre cojines de satín y bajo los cuidados de predispuestas nanas. Capaz de sentir aprecio, este siempre es pasado por un prisma que lo trastoca de cara a ponerse a si misma como el centro de toda atención. Aprecia a aquellos que la aprecien más que a sí mismos, y solo tanto y durante esto se mantenga. Firme creyente de la manipulación mediante el miedo, el terror como arma absoluta de control, fiel creyente y seguidora de la nueva causa del Fénix Imperecedero , ve en el Nuevo Régimen una llamarada infinita que consuma por completo los restos caducos de una falsa utopía élfica construida bajo pilares de cristal quebrados ante el primer designio de intromisión externa. Todo esto, sin embargo, oculto bajo finas capas de satén educado y respetuoso, obediente y tenaz, servicial, entretejidas con mentiras y gestos ladinos, siempre tensos, al límite, luchando por contener el monstruo roto que se oculta debajo.
  22. Galas

    Dibujitos

    Un poco grande de más ese trol pero por lo demás 10/10 Mi único apunte medio serio es que el enano parece más Barbabronce que Martillo Salvaje.
  23. Galas

    [Ficha] Hoggart Bergmann

    Nombre: Hoggart Bergmann Atributos7 Físico7 Destreza6 Inteligencia6 PercepciónValores de combate28 Puntos de vida18 Mana7 Iniciativa9 Ataque CC (Maza de Mano) 8 Ataque CC (C.D. Defensivo(9 Ataque a Distancia (Ballesta Pesada)9 Defensa Habilidades Físico 1 Atletismo 2 Maza de Mano 1 C.D. Defensivo Destreza 2 Ballesta Pesada 2 Defensa 1 Lanzador 2 Conducción Inteligencia 1 Supervivencia 2 Cocina Percepción 1 Advertir/Notar 1 Buscar 1 Comercio 1 Reflejos 2 Rumores Escuelas/Especializaciones
  24. Historia: ¡Joder! - Fue lo último que Flintch llegó a decir. Un virote , grueso y corto acababa de chocar con un ruido sonoro y seco entre sus piernas, justo debajo del asiendo del carro que manejaba, seguido al instante de otro que resonó con el gorgoteo de la sangre y la vida consumida, antes de desplomarse del carro con el cuello perforado. Todo empezó como un día cualquiera. Al salir el sol los hombres se prepararon, se levantaron, recogieron el campamento, colocaron las retrancas a los caballos de tiro y los sujetaron a las barras. No era una gran comitiva, apenas once hombres, cuatro carros, y cinco corceles. Viajaban desde Costasur hasta una villa al este, a apenas cuatro días de viaje, a medio camino entre la última gran ciudad libre de Lordaeron (O así les gustaba llamarse, ignorando a los bastiones escarlatas del norte) y el inmenso muro de Thoradin, ahora semi abandonado por un reino que carecía de los medios para protegerlo en toda su extensión. Como muchas otras veces, Hoggart había realizado su ritual mañanero: Tomar una gran jarra de cerveza negra de desayuno, marchar detrás de un árbol a vaciar las tripas, y vestirse empezando por los pies, como cualquier buen hombre hace. Esta vez no le tocaba conducir uno de los carromatos, pues había perdido la partida de dados que realizaban antes de partir con cada envío. Ser conductor era una bendición y maldición. Bendición, puesto que viajaban sentados y cómodos durante el largo trayecto, y puesto que en caso de emboscada, monstruos o bandidos, estaban en la mejor posición para azotar los pencos y huir en los carromatos. Pero también tenía un riesgo notable, y es que cualquier bandido que tuviese idea de su oficio y no se metiese el pulgar en el ano para desayunar, los mataría de los primeros. Por tanto, como mozo de caminata, encargado tanto de actuar de fuerza disuasoria aparente (Puesto que realmente la mayoría lucían ropas de viaje. No eran soldados ni guardias, y el dueño del envío no había considerado necesario contratar seguridad, o como muchas otras veces, simplemente había sido una rata traicionera y ávara) , como de ayudar en caso de que el carro se atascase, una rueda se quebrase, etc... marchaba con las botas de cuero, altas y desgastadas, detrás del segundo carro, hablando con Von William, un hombre bastante más mayor que él, que peinaria canas de no estar jodidamente calvo. Las charlas en el camino variaban en su naturaleza. Todos los hombres allí reunidos, realizando un trabajo honesto pero desagradecido, vulnerable, tenían sus propias ideas, pensamientos y aspiraciones, que vivían enterrados bajo la dura losa de la monotonía y la mediocridad. Von William estaba hablando de su nieta, que al parecer vivía en un pueblo a una jornada al norte de la ciudad de Strom, y que tras este encargo marcharía con lo ahorrado a hacerles una visita y llevarles un par de regalos. Hoggart no era un hombre de familia, má y pá habían muerto en la tercera guerra cuando su aldea fue arrasada por los no-muertos, y por aquel entonces su retoño, ya más que adulto, se encontraba trabajando en Stromgarde. Tal vez otra clase de persona hubiese acudido, corriendo, al hogar familiar, buscando pruebas desesperadas del destino de sus progenitores, con una vana esperanza ténue de que estos siguiesen vivos. Pero ese no es nuestro Bergmann. En el momento que escuchó las noticias (Pues durante semanas llevaba escuchando rumores, cada uno más exagerado que el anterior), con las hordas de refugiados que comenzaron a llegar al reino más antiguo de la humanidad, simplemente asumió la realidad de lo que le había pasado a sus padres. No se podría decir que Hoggart lloró, más esa noche, unas lágrimas de frustración discurrieron por sus ajadas y curtidas mejillas. Más cuando el sol salio al alba, procedió a vestirse como siempre había hecho desde zagal. Primero una bota, y luego otra. La vida eran dos días, y solo los que no tenían que trabajar para vivir podían permitirse el lujo de quedarse apabullados por la desgracia. Recordaba perfectamente de lo que hablaba Von William, porque había sido hacia apenas una semana. Su conversación se cortó tras el primer virote, y cuando el segundo derribó a Flintch, no quedó margen para charlar. Entre gritos, una docena de bandidos luciendo bandas ocres de suciedad atadas a brazos algunos, piernas otros, saltaron de entre detrás de unos vallados altos que ocultaban tras ellos amplios campos abandonados de altas hierbas verdosas. Y los que habría, armados con arcos y ballestas, aun escondidos. A la mitad de los hombres que trabajaban en la caravana los masacraron en los primeros veinte segundos. Los otros seis, entre los que se incluía Hoggart, no tardaron en intentar huir. Hoggart y Von William se montaron en el carro más adelantado justo cuando su compañero John tiraba de las riendas, cagando prisas y sin ansias de esperar a nadie. Von William sin embargo, puso una cara arrugada, como cuando comes un limón pasado, antes de desplomarse en el camino, soltando la mano con la que Hoggart le estaba ayudando a subir al carromato en marcha, con un virote de ballesta clavado en plena espalda. Maldición entre los cortados labios, Bergmann intentó cubrirse entre los barriles y sacos del carromato, más no sirvió de demasiado, pues como todo el mundo sabe los buenos bandidos no se juegan todo a una carta, y estos sabían lo que se traían, y unos treinta metros más adelante, otro par de tiradores asomaron de entre los campos, dejando al pobre John más clavado a su asiento que un enano a una jarra de cerveza dorada. Con el corazón latiendo con violencia en su pecho, Hoggart se agazapó entre las cajas como podía, rezando a la santísima que los bandidos no le hubiesen visto, mientras estos, charlando entre ellos se aproximaban, totalmente henchidos del cargamento que acababan de robar. Mira que lo sabía, en los últimos años transportar caravanas en Trabalomas se había vuelto un riesgo demasiado alto. Revivientes, bandidos, wendigos de las montañas... ¡Y lo peor, es que estabas tú que pagaban más! Pero claro, uno es hombre de costumbres. Y por las costumbres que le iban a meter sendo virote por el culo. Me cago en la puta. No. Ese no sería su destino, y esperó, espero segundos que para él parecieron milenios, cada parpadeo era largo como edad en el mundo de los hombres. En cuanto dos de los bandidos asomaron tras el carromato, actuó. Les tiró una de las cajas encima, saltando tras ella antes de darles tiempo a reaccionar, pateandoa uno y empujando al otro, antes de correr hacia el vallado que bordeaba el camino. Varios virotes volaron por encima de su cabeza, o chocaron contra la valla de madera, antes de perderse en el amplio campo de altas hierbas en las cuales los propios bandidos se habían ocultado. Estos no le siguieron, para qué. ¿A quién iba a avisar? ¿Quién iba a ir tras ellos? No merecía el esfuerzo, eran bandidos, no asesinos que buscasen ocultar su identidad. Su trabajo ya estaba hecho. Pero no el de Hoggart, que corrió como descosido hasta que no pudo más, y cuando no pudo más, siguió corriendo, aunque tras tomarse unos minutos para intentar ubicarse. Sudoroso y agotado, no tardó en encaminarse hacia el este, pues más cerca le quedaba el reino de Strom, que intentar regresar a Costasur. El viaje de ida fue desesperante, agotado, sin nada más encima que su morral con un par de trozos de cecina y apenas unos cobres, su apariencia de hombre hecho y derecho fue degenerando según tuvo que ir vendiendo, o cambiando en trueque, todo lo que él era para poder pagarse alojamiento aunque fuese en un establo, comida o refugio. Cuando los altos muros,antiguamente majestuosos, nostálgicos ahora, de la ciudad de Strom se aparecieron ante él en la lejanía, no pudo si no gemir de alivio. No era nada ya. Ni hombre era. Sus botas, vendidas y cambiadas por unos zapatos de arpillera desgastada, su peto de cuero, hasta su maza y su ballesta, todo ello dejado atrás para vivir un día más. Con un camisón de lino sucio y grasiento, y un grueso palo en la cuerda que ahora usaba de cinto, para por lo menos aparentar fiereza frente a matones y lobos salvajes que buscasen deleitarse con su carne en los bosques, caminó hacia la ciudad, pues aun varias horas de caminata le quedaba para llegar hasta ella. Hoggart Bergmann había tocado fondo, pero si algo le había inculcado bien su padre, es que lo único definitivo es la muerte. ¿Todo lo demás? Baches a superar. Pero para ello uno ha de tener la voluntad de seguir hacia adelante.
  25. Hoggart Bergmann Nombre: Hoggart Bergmann Raza: Humano Edad: 33 años Altura: 1,82m Peso: 90 Kg Lugar de Nacimiento: Sttutgart, Sur de Lordaeron Ocupación: Ex-caravanero, Mercenario Índice: Eventos masteados: Eventos asistidos: Misivas: Descripción física: Hoggart es un hombre alto, corpulento más no masivo, de complexión ancha y sólida, acostumbrado a una vida en los caminos, cargando cajas y con un esfuerzo y desgaste físico constante, que no le han otorgado un físico apto para la guerra como caballero entrenado, si no una fisionomía curtida, de músculos más densos que hinchados. Su rostro es de complexión dura, con una mandíbula prominente y un mentón marcado, anguloso y firme. Un rostro para recibir puñetazos, y lo más importante, aguantarlos. Sus ojos, de un color pistacho, son verdes, normalmente marcados por las arrugas de la vida y el esfuerzo, en una expresión tranquila y afable. De cabello rubio pajizo, suele llevarlo corto, en pequeños bucles, con una barba, notable, pero no demasiado larga. En general, transmite una apariencia afable, de hombre simple y humilde. Su piel, de por si neutra, tiene un color más oscuro, tostado, por una vida entera pasada bajo el sol, trabajando en los caminos. Descripción Psicológica: Bergmann es un hombre humilde, terrenal, que disfruta de las cosas de la buena vida: Una jarra de cerveza negra bajo el sol de la mañana, mirar a las buenas mozas ir al mercado, y charlar con sus compañeros. Algo hastiado de la vida donde el sudor es lo único que abunda, un resignado seguidor de la Luz y sus preceptos pero doblegado por la realidad de la dura vida de aquel que nace sin privilegio alguno y ha de ganarse su pan por sus propios medios. Desde niño fue educado en que el trabajo es lo más importante, y sea el que sea, uno ha de esforzarse por hacerlo lo mejor posible. A su vez, también le educaron para no dejarse avasallar ni pisar, y mucho menos mendigar o suplicar. Puede que lo que tenga sea poco, pero será lo que se haya ganado con el sudor de su frente. No es de rápido enfadar, y aunque cuasi iletrado (Pues conoce lo mínimo de la escritura y lectura, necesario en su vida de conductor de carromatos y transportista), suele gustar de usar las vias diplomáticas. Hablando se entiende la gente, y derramar sangre inútilmente es un desperdicio de todas las partes implicadas. Esto no significa, sin embargo, que no tenga una frialdad profesional cuando las cosas se tuerce y uno ha de hacer lo que ha de hacer. No lo disfruta, pero tampoco le carcome la consciencia. La vida es dura, y aquellos que buscan la vía fácil suelen hacerlo a base de poner piedras en el camino de los demás, humildes trabajadores y seguidores de la Sagrada, una de las pocas cosas que puede llegar a enervar a Bergmann. Siente un especial desprecio por ladrones y bandidos, simple y llanamente por sus experiencias como trabajador de carromatos. A estas alturas de su vida, ha visto que décadas de trabajo honrado le han dejado con una mano delante y otra detrás, aceptando y renegando de que su futuro sea ser oveja de la que los lobos se aprovechan. Ya habiendo pasado sus mejores años, comienza a plantearse su época de retiro, y el ganar dinero ha pasado a cobrar un papel mucho más prioritario en su vida.
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