Saltar al contenido

ILUSDN

Roler@
  • Contenido

    644
  • Registrado

  • Days Won

    69

Todo el contenido de ILUSDN

  1. Se encontraba terriblemente confuso en el bosque, mientras se mecía en brazos un Múrloc cagado. Tras un solitario Tauren albino se encontraba la muerte del Unicornio Pepe. - ¡Que Desdicha!
  2. Bienvenido Idunne! Tal como dice Alherya, nadie nace sabiendo y puedes preguntar sin problema. Si ya jugaste otros juegos de rol de mesa, sabrás que los sistemas pueden parecer complicados al principio pero es cuestión de acostumbrarse. En uno o dos roles les agarras la mano. La única diferencia es que aca tiras los dados con un comando (/dados). Esperamos verte pronto in-game, te aseguro que los buenos momentos no faltaran Un saludo!
  3. Uy uy uy Esto se va a poner picante Yo no voy a escribir tanto como ustedes por dos razones, la primera es porque soy vago (Yep, hay que admitirlo) y la segunda porque puedo basarme en lo que ya dijeron. Tal como dice Curly, el uso de pensamientos no aporta demasiado al rol en si. Mi personaje no va a leer los pensamientos del otro ni ellos van a conocer los de él. Pero a veces si puede servir para darle mas profundidad a la escena. Justo hace un momento estábamos roleando y surgió algo similar. Llegando a la ciudad, mi personaje se percató de los problemas que le esperaban allí y lo exprese a través de un emote. Fue algo asi como: "Gael comienza a recordar los problemas que lo aguardan allí y se detiene". Tal vez podría haber dicho "se detiene preocupado", pero con una sola palabra no era posible expresar todo lo que podía estar sintiendo mi personaje. Que, de hecho, ni siquiera yo podría imaginármelo completamente. Entonces me queda la opción de describir las expresiones faciales, que tal vez habría sido lo correcto para el rol, ya que seria lo que efectivamente los demás verían. ¿Pero seria suficiente? En este caso, Asmodeo, que estaba allí, conocía parte de las vivencias de Gael, por que lo podía imaginarse lo que ocurría. Entonces con el emote logró poner alerta al otro user de que, lo que ocurre, es por algo que su personaje conoce. Al menos esa es mi intención. Ademas de que, a mi parecer, es divertido conocer algo más de lo que se ve a simple vista. (Aunque luego haya que cuidarse del metarol) Dejo acá dos opciones, ¿Cual les parece mejor? "Gael se detiene con gesto preocupado y frunciendo un poco el ceño" Sigan sin mi "Gael comienza a recordar los problemas que lo aguardan allí y se detiene" Sigan sin mi PD: Dios, ¿como llego esa canción hasta españa? jajaja
  4. Luego de huir de la aldea, Gael observa la torre a la distancia. No conocía a la defias a la que no pudo salvar. Es una carga que jamás podrá quitar de su conciencia. Pero tal vez, algún día, pueda redimirse //Reservo para hacer resumen desde el punto de vista de Gael
  5. ILUSDN

    45 Lirios

    // Dado que algunos no podrán estar y de paso para evitar solapar este evento con el de Vagabundo (Esas dos monedas de plata tientan), finalmente no se hará el sábado. Cambiare la modalidad para que sean evento cortos y mas espontaneos. Tambien me reservo este post para un resumen
  6. ILUSDN

    45 Lirios

    // Pues nada, voy preparando la segunda parte, si hay algún interesado que me vaya diciendo y les hago algún rol para que sus personajes se enteren de que va esto. La idea es continuar el sábado a eso de las 23hs del servidor, cuando la mayoría ya suele haber terminado de cenar. La lluvia volvía a azotar los caminos de Villadorada y Gael se encontraba vagando por ellos, arrebujado en su capa. Parecía estar buscando algo y se hizo evidente cuando se acercó a la enorme carroza que aguardaba a un lado del sendero. La puerta se abrió instantes antes de que el joven pudiera llamar dentro. - Por favor, entre – La voz de Beltrán invitándolo a subir al carruaje era sosegada y solemne. Gael obedeció de inmediato, sacudiendo un poco su capa. Aquella persona no era de las que esperaban pacientemente por algo que podía conseguir en cualquier otro sitio. El mercenario lo sabía, era una oportunidad única. Gael iba vestido con su traje azul que competía con los de los oficiales del ejército, pero aun así se sintió un pordiosero ante la presencia del chambelán del Barón. - Bien, ya estoy aquí – Dijo tratando de romper el silencio, ligeramente impaciente. Su insolencia fue rápidamente castigada con un leve gesto de reproche por parte de Beltrán. El chambelán lo observó largo y pausado y viendo que Gael bajaba un poco la cabeza contrito, su reproche fue más bien leve. - Puedo tolerar su actitud porque El Barón Visconti y yo aún estamos en deuda con usted. Le salvo la vida y eso vale mucho. Sin embargo, un solo acto noble puede opacarse rápidamente con una actitud pedante y pretenciosa. ¿Tiene lo que le pedimos? - Si, recuperé el cofre. Tal como especificó en su carta, no lo traje aquí conmigo. - Excelente, mandare a alguien a buscarlo esta misma semana. Y no se preocupe, nosotros nos encargaremos de que el mercader reciba su parte. – Beltrán echó un vistazo a través de la ventanilla, comprobando que aún estaba lloviendo. – ¿Necesita que lo llevemos a algún sitio? Gael negó – Se lo agradezco, pero prefiero caminar. Además sería extraño que me vieran bajar de este carruaje cerca de la taberna, varias personas conocen mi rostro por esa zona. - Bien dicho. En ese caso solo me resta pedirle que junte a gente que considere de confianza. Nos volveremos a poner en contacto con usted muy pronto. Gael se despidió con una inclinación con la cabeza que distaba mucho de una reverencia, pero aquel carruaje no era el mejor sitio para esa clase de cosas, por lo que poco le importo a Beltrán. - Que tenga una buena noche, joven Bedlam.
  7. Hey Bienvenido Willy!! Lastima que sos hincha de boca. Tendremos que hacer un esfuerzo y aceptarte de todas formas =P Espero verte in-game pronto, Un saludo!!
  8. ILUSDN

    Ficha Odriel Feathersun

    Nombre: Odriel Feathersun Atributos 5 Físico 6 Destreza 9 Inteligencia 6 Percepción Valores de combate 20 Puntos de vida 27 Mana 10 Iniciativa 8 Ataque CC Sutil (Espada Ligera) 13 Defensa Habilidades Físico 4 Atletismo Destreza 7 Defensa 2 Espada Ligera 3 Escalar 2 Nadar 3 Sigilo Inteligencia 2 Comercio 2 Sanación/Hierbas 4 Tradición/Historia 2 Cirugia/Anatomía 2 Fauna 4 Ingeniería Élfica 7 Proyectil mágico 4 Evocar Energía 5 Abjurar energía 2 Encantamiento básico 2 Detectar energía 7 Toque de energía 4 Golpe Eléctrico 4 Corte de Viento 4 Explosión Mágica 4 Muro de Energía 2 Conjuración Básica 3 Aura Elemental 3 Invocar Elemental Menor (Aire) 3 Orbe Elemental 3 Voluntad del Viento 1 Detectar Energía Vil 1 Invocar Elemental Medio (Aire) Percepción 3 Advertir/Notar 2 Buscar 4 Reflejos 2 Etiqueta Especialización: Magia Arcana: Evocación: Aire Conjuración: Aire Hechizos: Evocación: Evocación Básica: (Dif 12) (Rango) El mago reclama la energía Arcana o Elemental que domine, permitiendole usar sus propiedades elementales básicas (Quemar, Mojar, Arcano, etc...) y arrojarla contra un objetivo para inflingir 1d6 Puntos de Daño mágico. Abjuración Básica: (Personal) Reclama la presencia de elemento puro permitiendo usar sus propiedades básicas (Mojar, Quemar...) y permite moldearlo de manera defensiva creando una pequeña pantalla protectora. El nivel de este hechizo se sumará a la defensa mágica (intelecto + Abjurar energía + 1d10). Detectar energía: (Dif 12) (Rango) Reclama la presencia de energía arcana pura permitiendo usar sus propiedades básicas y además detectar las energías arcanas del entorno. La tirada de dificultad para detectar las energías arcanas dependerá del hechizo realizado, siendo su dificultad la Inversa al hechizo realizado (A mayor poder de hechizo más fácil detectarla). Toque de energía: (Dif 14) (Toque) El Mago canaliza la energía arcana o Elemental que domine causando 2d6 Puntos de daño mágico a su objetivo. Proyectil mágico: (Dif 16) (Rango) Hechizo ofensivo de rango que adopta el elemento y la forma entrenada por el taumaturgo (bola de fuego, proyectil arcano, saeta de hielo...) . 2d6 daño mágico. La Voluntad del Viento: (Dif 16) (Instantaneo) (Rango): El aeromante, acostumbrado por la constante práctica de sus conjuros eólicos, afecta las corriente de viento a su alrededor de forma natural, como si de una extensión de si mismo se tratase y por ende controlandola en brevísimos instantes de forma instintiva para defenderse de sus enemigos. Causa 1d6 puntos de daño mágico a su objetivo. Golpe Eléctrico: (Dif 16) (Toque)El mago crea una descarga eléctrica que utiliza para provocar 1d6 de daño mágico y paralizar a su objetivo tantos turnos como un tercio del nivel de la habilidad redondeado al alza. Esta paralización puede defenderse mágicamente o con una tirada de Físico vs Dificultad 11 (+1 por cada 3 puntos que el hechicero supere la dificultad del hechizo) Corte de viento: (Dif 18) (Personal) El mago canaliza su energía creando ráfagas de viento afiladas a su alrededor y manipulándolas de manera que corten todo lo que toquen. Dañan a todos los personajes aliados o enemigos en un área circundante al mago de 5x5 , causando 1d6+3 de daño Explosión mágica: (Dif 18) (Área) (2 Turnos) El mago canaliza un área destructiva de energía que puede desatar generando 2d6 puntos de daño en un área de 5x5m tanto a aliados como a enemigos. Muro de Energía: (Dif 18) (2 turnos) El mago invoca un muro de energía mágica volátil de hasta 4 metros de longitud y 4 de altura. El muro dura en pie tantos turnos como la mitad del nivel redondeado al alza. Intentar atravesar el muro genera 1d6+3 de daño mágico, tanto a amigos como a enemigos, salvo que el Mago consuma un turno en abrir un hueco para su/s aliado/s. Conjuración: Orbe Elemental: (Dif 16) (Personal): El aeromante conjura a su alrededor un conjunto de orbes elementales ligados a su voluntad. Cada orbe sigue al taumaturgo y ataca al objetivo del aeromante causando 4 de daño mágico. Una vez usado cada orbe, este desaparece. El mago puede tener una cantidad de orbes igual a la mitad del nivel de la habilidad redondeado al alza. El conjurador no puede tener otro tipo de invocación activa mientras dure este efecto. Invocación: Elemental Menor: Aire Atributos 7 Físico 5 Destreza 5 Inteligencia 4 Percepción Valores de combate 28 Puntos de vida 15 Mana 5 Iniciativa 9 Ataque CC (Combate desarmado (Defensivo)) 7 Defensa Habilidades Físico 2 Combate desarmado (Defensivo) Destreza 2 Defensa Inteligencia 2 Abjuración Básica Percepción 1 Reflejos Invocación: Elemental medio: Aire Atributos 8 Físico 4 Destreza 10 Inteligencia 4 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 30 Mana 5 Iniciativa 9 Ataque CC (Espada Pesada) 5 Defensa Habilidades Físico 1 Atletismo 1 Espada Pesada Destreza 1 Defensa 1 Sigilo Inteligencia 3 Abjurar Energía 1 Ilusión Básica 1 Evocación Básica 3 Refuerzo de energía Percepción 1 Música(Canto Elemental(?) 1 Reflejos
  9. ILUSDN

    Odriel Feathersun

    Nombre: Odriel Feathersun Raza: Quel'dorei Sexo: Hombre Edad: 75 Lugar de Nacimiento: Sur de Quel'Thalas Ocupación: Bibliotecario Descripción física: Odriel es un Queldorei joven, de unos 75 años, mide aproximadamente 1,85 metros y es de complexión atletica Su rostro sobresale por una cicatriz terrible y blanca que le recorre todo el costado derecho de la cara, bajando desde la frente, pasando por la cavidad ocular y terminando en la base del cuello. Sus ojos son de un azul intenso y sus cabellos plateados. Descripción psíquica: Odriel suele mostrarse bastante altanero, receloso y distante con los recien conocidos, aunque suele perder un poco la timidez y volverse alguien agradable a medida que va ganando confianza Historia La noble casa de los FeatherSun estallaba de alegría el día que la aun joven Ciohril dio a luz al primogénito de la familia. Le pusieron por nombre Odriel y vieron en él un gran futuro.La honorable familia de elfos vivía en una tranquila villa apartada, al sur de Quel'Thalas, lejos de la agitada capital. Los tres eran muy felices viviendo en aquel apacible lugar. Todo iba bien hasta que ocurrió la tragedia. Los padres de Odriel murieron en un extraño accidente. El padre del joven, llamado Odreth FeatherSun, era un mago brillante, pero le gustaba experimentar. Gracias a sus descubrimientos habían hecho la fortuna y la fama de su familia. Pero, aquel día, uno de sus experimentos fallo haciendo volar media casa por los aires y llevándose la vida de Ciohril y Odreth. Al oír la explosión los vecinos se apresuraron y al llegar hasta la casa corrieron a apagar algunos escombros que aun ardían en llamas. En la calle, sentado entre los escombros, vieron al hijo de los magos, Odriel, ileso, pero mudo y atontado como quien ha sufrido un gran golpe. Cuando lo llevaron a la casa de un sanador y lo revisaron, notaron que no tenía heridas graves. Los días pasaban y el muchacho no reaccionaba; no comía ni hablaba. Parecía no oír lo que le decían, ni ver a quienes iban a visitarlo. Mientras yacía así, ciego y mudo, la historia de la explosión de la casa y del muchacho que había sobrevivido corrió de boca en boca por las aldeas de los bosques de Canción Eterna. Sucedió que, al quinto día de la explosión, llego a la aldea un desconocido y pidió ver al joven elfo. Los vecinos lo condujeron hasta la casa donde se encontraba. El forastero dijo ser un antiguo colega de Odreth, el padre del joven, y prometió que curaría al muchacho. Luego de hacer salir a todos de la casa, se acercó al camastro, se inclinó sobre Odriel, que yacía con los ojos perdidos en la oscuridad - Podrías haber sido hijo mío... incluso eres más parecido a mí que a mi querido hermano - susurro mientras observaba al muchacho - Lamentablemente, en lo único que siempre fui mejor que Odreth fue en la magia, él nunca tuvo la paciencia necesaria. Aunque si la tuvo para conquistar el corazón de Ciohril, cosa que yo jamás pude hacer... Aun así... llevas la sangre de los FeatherSun en tus venas - El forastero apoyo la mano sobre la frente de Odriel y luego le toco una sola vez los labios. Odriel se incorporó y miró alrededor. Al cabo de un rato ya podía hablar y había recobrado las fuerzas y el apetito. Le dio algo de beber y de comer y entonces volvió a recostarse, pero observando siempre al extraño con una mirada enigmática y maravillada. Cuando permitió que volvieran a entrar en la casa, el sanador lo intercepto -No eres un elfo común -le dijo Ni tampoco lo será este muchacho -repuso el otro- Cuando parta lo llevaré conmigo, y si él demostrara tener condiciones permanecerá a mi lado como aprendiz, me encargaré de él y hare que reciba la instrucción adecuada, pues mantener en tinieblas la mente de aquel que ha nacido mago es cosa peligrosa. La gente de la aldea acepto, ya que el joven no tenía edad suficiente para valerse aún por sí mismo y tras la muerte de sus padres no tenía a nadie más con vida que se encargara de él. Odriel comenzó una travesía por los bosques de canción eterna junto al extraño mago con el objetivo de adentrarse en el dominio de la magia. Odriel amaba recorrer el bosque ya que era un joven muy inquieto y empezaba a imaginarse que pronto aprendería a realizar poderosos conjuros y encantamientos Pero no todo era como el joven había imaginado. El mago apenas si pronunciaba palabra y poco le había dicho a Odriel desde que partieron desde la aldea. El joven, un día, cuando ya comenzaba a impacientarse con la situación y había perdido el temor reverente que le inspiraba al principio el mago, le pregunto - ¿Cuándo comenzara mi aprendizaje, Señor? Ya ha comenzado – Respondió el otro. Odriel se quedó un momento en silencio, como buscando el significado a aquellas palabras. Al fin dijo – Pero... ¡Aún no me has enseñado nada! Porque no has descubierto lo que te estoy enseñando – Replico el mago mientras pasaba por encima de las raíces de un enorme árbol. Siempre rumbo al sureste. Odriel no respondió. No siempre es fácil responderle a un mago. El mago miro a su discípulo de soslayo y asintió – Para oír, hay que callar – agrego en voz más baja. Odriel frunció el ceño ya que no le gustaba pasar por tonto, pero no agrego nada más. Ni siquiera se quejó cuando el mago dejo que una lluvia pasajera descargara sus aguas sobre ellos y solo se limitó a refugiarse bajo las hojas de un viejo árbol. Mojado y melancólico se preguntaba de que servía tener poder si una prudencia excesiva impedía utilizarlo. Fue el momento en el que más extrañó a sus padres, ya que ellos si le hubieran enseñado algo útil. El viaje no duro mucho más y luego de un par de días habían llegado a otra pequeña aldea de dónde provenía el mago. La casa de este era pequeña pero confortable, y de hecho se parecía bastante a la suya propia, a excepción de la diferencia de tamaño. Allí pasó gran cantidad de días aprendiendo a leer y escribir y comenzando las primeras lecciones que todo aspirante a mago debe conocer. Con el tiempo, el mago comenzó a darle a Odriel gruesos volúmenes que el joven pasaba semanas leyendo. Además el mago explicaba los distintos efectos que la magia tiene sobre el mundo y como esta afecta su equilibrio en mayor o menor medida. Y aunque le explico las distintas formas de conjuración de hechizos y como la magia fluye a través de las líneas de ley, recorriendo todo el mundo, jamás avanzo a la parte práctica. El mago mandaba a menudo a su discípulo a juntar distintas plantas y hierbas, diciéndole que podía dedicar a esta tarea todo el tiempo que creyera necesario, con la libertad de pasarse todo el día vagabundeando por los arroyos y por los bosques y campos dorados bajo el sol. Para Odriel aquellas salidas eran una fiesta y nunca regresaba antes del anochecer, mas nunca olvidaba de llevar las plantas que su maestro le había solicitado. Mientras trepaba y erraba por el bosque, vadeando arroyos y explorando cuevas, no dejaba de buscarlas y siempre volvía con algunas. Descubrió entre dos arroyos un prado donde una flor, rara y muy apreciada por los curanderos, crecía en abundancia. Volvió allí al día siguiente. Alguien había llegado antes que él, una muchacha a quien Odriel conocía de vista, él no le hubiera hablado, pero ella se le acercó y lo saludó con amabilidad. -Te conozco -le dijo-, tú eres Odriel, el discípulo de nuestro mago. ¡Me gustaría que me contaras cosas de brujería! Yo no practico brujería, yo me dedico al estudio de la magia - dijo tímido al principio y receloso, con la mirada fija en las flores blancas que rozaban la falda blanca de la muchacha. La elfa no pareció notar el tono de molestia que había usado el joven y siguió hablando en un tono franco, desenvuelto e insistente, y poco a poco fue ganando la confianza de Odriel. Era una muchacha de la edad de él, alta y muy pálida, de tez blanquecina. Los cabellos largos y lacios le caían como una cascada de agua dorada. A Odriel le pareció atractiva y, mientras conversaban, empezó a sentir el deseo de agradarle, de que ella lo admirase. Le contó la historia de cómo había sobrevivido a la explosión y como su maestro, que había visto talento en él, lo había escogido como aprendiz. Ella lo escuchó como si todo aquello la asombrara y maravillara, pero sin alabanzas ni elogios. Y un momento después se interesaba en otra cosa: - ¿Puedes hacer que vengan a ti los espectros de los muertos? Odriel pensó que se burlaba de él con esa pregunta -Podría si quisiera -respondió con voz calma. -¿No es muy difícil, muy peligroso, llamar a un espectro? - Difícil, sí lo es. ¿Peligroso? -Odriel se encogió de hombros. Esta vez estaba casi seguro de que los ojos de ella brillaban de admiración. La elfa entonces le pidió que hiciera algún hechizo para ella. Odriel la disuadió recurriendo a las palabras misteriosas que usaba su maestro, pero ella insistía y él no sabía cómo negarse rotundamente. Se marchó, pues, diciendo que el mago, su maestro, estaba esperándolo, y no volvió al prado al día siguiente. Pero al otro día volvió, diciéndose que tenía que recoger más flores. Ella ya estaba allí y los dos juntos vadearon descalzos las hierbas pegajosas, arrancando los pesados capullos blancos. Resplandecía el sol primaveral y ella volvió a hacerle preguntas sobre hechicería y magia y escuchaba todo con ojos tan asombrados que Odriel se dejó llevar una vez más por la vanidad. Luego ella le preguntó si no haría algún sortilegio y como él murmuraba alguna excusa, ella lo miró, apartándose de la cara los cabellos dorados, y le dijo: -¿No será que tienes miedo? -No, no tengo miedo. Ella sonrío entonces con un ligero desdén. -Tal vez eres demasiado joven. Esto Odriel no pudo soportarlo. No dijo mucho, pero resolvió que le probaría quién era. Le propuso que volviera al prado al día siguiente, si quería, y se despidió de ella para regresar a la casa mientras el mago estaba todavía ausente. Fue directamente al estante y bajó los dos Libros que su maestro nunca le había mostrado. Comenzó a buscar algún conjuro con el que pudiera impresionar a la joven elfa de cabellos dorados y mientras trataba de descifrar un conjuro que se titulaba “Bendición de los vientos” entró el mago en la casa. Al ver al joven se acercó a él sin decir una palabra y le quitó el libro de las manos. - ¿Fue por ese conjuro que abriste los libros? - No, Maestro -murmuró el muchacho, y lleno de vergüenza confesó lo que había ido a buscar y por qué motivo. ¿Nunca has pensado que así como hay oscuridad alrededor de la luz, también hay peligro alrededor del poder? Esta magia no es un juego al que nos dedicamos por placer o por halago. Piénsalo: en nuestro Arte, cada palabra que pronunciamos, cada acto que ejecutamos es para bien o para mal. ¡Antes de obrar o hablar hay que conocer el precio! Avergonzado, Odriel exclamó - ¿Cómo puedo saber esas cosas cuando tú nada me enseñas? Desde el día en que vine a vivir contigo nada he hecho, nada he visto... El mago dijo con voz apacible - Odriel no estás atado a mí ni a mi servicio. Tú no viniste a mí, yo fui hacia ti. Muy joven eres para hacer esta elección, mas yo no puedo hacerla en tu lugar. Si tal es tu deseo, te enviaré a la academia del Ocaso, donde se enseñan todas las Altas Artes. Cualquier arte que te propongas aprender, la aprenderás, pues grande es tu poder. Más grande aún que tu orgullo, espero. Me gustaría retenerte conmigo, pues yo tengo lo que a ti te falta, mas no he de hacerlo contra tu voluntad. Escoge ahora entre permanecer aquí o ir a Lunargenta. Por un momento sintió el deseo de quedarse junto al elfo, de errar con él por los bosques, en largas caminatas, aprendiendo el silencio. Pero también había en él otros anhelos irreprimibles, la ambición de la gloria, el deseo de actuar. El camino que le había mostrado hacia la Maestría le parecía lento, un rodeo demasiado largo cuando él podía partir hacia la ciudad capital, donde el aire brillaba de encantamientos, donde los magísteres se paseaban entre prodigios. -Maestro -dijo-, quiero ir a Lunargenta. 20 largos años después, Lunargenta, la hermosa y pacifica ciudad elfica, cuna de forestales y magos famosos, comenzaba a iluminarse con los primeros rayos del sol. Poco a poco sus habitantes iniciaban sus tareas diarias sin sospechar siquiera lo que se les avecinaba. Odriel, como todas las mañanas desde que se mudó a la ciudad, se dirigió rumbo a la academia del ocaso marchito donde se dedicaba al estudio de la magia de viento. Enérgico como era, había escogido la escuela de magia más relacionada con su personalidad. Inquietos e incontrolables solían decir sus maestros cuando se referían a los pequeños e inofensivos remolinos que generaba o a Odriel mismo. Como todos los días Odriel se rehusó a recorrer el aburrido camino y en lugar de eso atravesó el bosque saltando raíces y esquivando rocas mientras silbaba alegre. Avanzaba a paso ligero cuando, de improviso, levanto la vista al cielo confundido. El cielo normalmente limpio de nubes se cubría por unos manchones negros que anunciaban tormenta. Se quedó varios minutos así, absorto en sus pensamientos hasta que una voz de mujer, salida de algún lugar cercano del bosque, lo saco de su ensimismamiento. Intrigado, comenzó a caminar en la dirección de donde venía aquella voz, sin saber con qué se encontraría. Al llegar a un claro la vio sentada sobre unas enormes raíces. Una joven elfa de cabellos dorados y mirada cautivadora lo llamaba con la mano. La joven vestía un delicado vestido blanco que le cubría hasta la altura de las rodillas y parecía tener la misma edad que él. - Acércate Odriel - Dijo con la voz más dulce que el joven mago había escuchado en su vida. - Ese es mi nombre... pero tu... ¿Cómo lo sabes? - Pregunto el joven sorprendido - Soy Mit'hadril, aprendiz del gran mago Dusreth. Hace tiempo que te ha estado observando. - Dijo mirando al mago fijamente - Mi maestro sabe las capacidades que posees y le gustaría que Odriel FeatherSun, el aeromante, se convirtiera en su discípulo. Odriel se quedó boquiabierto al oír que la elfa conocía no solo su nombre, si no también el apellido de su familia y la escuela a la que se dedicaba. - ¿Acaso tu maestro enseña en la Academia del Ocaso marchito? - Pregunto sin poder llegar a otra conclusión. - Odriel... - La elfa se puso de pie y dio unos pasos hacia él, su belleza y gracia eran incomparables - Dusreth es un mago muy poderoso... no necesita mezclarse con los magister de la Academia. Puede ver lo que fue y lo que será. - A medida que hablaba se iba acercando más y más a Odriel - Sabia que llegarías hasta mí y también me dijo lo que responderías....- Añadió en un susurro sus labios estaban separados solo por un par de centímetros.- Ven a este mismo lugar mañana y te llevare a conocerlo en persona - La elfa beso a Odriel y este no pudo reaccionar, su cuerpo hacia varios minutos que había dejado de responderle. Despertó horas después con los rayos del sol de mediodía pegando directamente sobre su rostro. Estaba tumbado boca arriba, en el pasto, justo en el lugar donde había oído la voz por primera vez. Odriel se levantó bastante perturbado y confundido y recorrió el trecho que le quedaba hasta la academia. Subió, rápidamente, los escalones decorados de la torre y llego hasta los niveles donde se dictaban clases. En lugar de dirigirse a alguna de las aulas, el joven mago cambio de opinión y en lugar de eso se metió en un baño. Se dirigió a uno de los lavabos y se mojó la cara para tratar de despabilarse. ¿Acaso todo eso habría sido un sueño? No... Todo parecía tan real. Se miró al espejo, un joven quel'dorei de unos 70 años le devolvía la mirada. Sus cabellos eran plateados como los de su padre y su piel, blanca como la nieve, igual a la de su madre. Odriel no pudo evitar pensar en ellos. Su padre había sido un importante mago conjurador mientras que su madre era abjuradora. Aun así se habían enamorado mutuamente la primera vez que se vieron y tuvieron un solo hijo antes de fallecer en aquel extraño accidente hacía ya 25 años. Odriel mojó su cara una vez más y salió del baño para dirigirse, ahora sí, al aula donde debería haber estado desde la mañana. Aun pensando en lo acontecido esa mañana. Poco le importo cuando sus instructores, magos ya entrados en edad y fácilmente irritables, lo regañaron por no estar prestando la atención debida. A Odriel le fascinaba adentrarse en los conocimientos de la magia y si fuera por el pasaría todo el día escuchando a sus maestros, pero aquel día recibió con entusiasmo la llegada del final de las actividades Desanduvo el camino hasta la entrada de la ciudad y de ahí hasta su casa ubicada en la parte más occidental de la misma. Al llegar a su casa ceno una comida ligera y se recostó sobre su cama meditabundo. Un torrente de pensamientos invadió la cabeza del elfo. Poder... ¿no era acaso lo que siempre había anhelado?.. Y aquella elfa se lo había ofrecido tan generosamente... pero acaso... ¿habría algún truco?.. ¿Alguna trampa?.. ¿Algún precio que pagar? ¿Valía la pena arriesgarse? Claro que lo valía... después de todo él era el último miembro de la familia FeatherSun... Era su misión recuperar el honor de esta. No importaban ni el precio que tuviera que pagar o cuantos sacrificios debiera hacer. Nada de eso importaba si lograba llegar a su meta. Si tendría el poder no habría nada a lo que temer hasta los más grandes se arrodillarían a sus pies. Ya había apostado demasiado tiempo en la academia de magia... era momento... de buscar otro camino, uno que fuero más directo y corto. Odriel se quedó dormido ese día con aquel pensamiento grabado en su mente. Pero, aun así, no se decidió a acercarse a aquella zona del bosque sino hasta que reunió el valor necesario, una semana después. Decidió buscar a la elfa y rechazar amablemente la propuesta de la elfa recordando las enseñanzas que había recibido de sus anteriores maestros, era la sabiduría lo que en realidad debía buscar y no solo el poder. Al llegar a prado la elfa ya estaba allí, vestida del mismo modo que la vez anterior y con una sonrisa en los labios. - Mi maestro sabía que tardarías en decidirte... pero lo has hecho demasiado tarde...- dijo antes de que Odriel pudiera articular palabra alguna - aun así me ha enviado a que te ayude a llegar a un lugar seguro. - ¿Un lugar seguro? - repitió el mago otra vez confundido. La elfa claramente sabía algo que el desconocía - ¿A qué te refieres exactamente? No hay lugar más seguro que nuestro bosque. - Aeromante Odriel si has venido hasta aquí deberías empezar a confiar en mí y sobretodo en mi maestro. - Mientras decía esto empezaron a oírse gritos de pánico . Desde la charca placido susurro hasta los mismos torreones de la ciudad se oía como la gente huía de algún peligro. Miles de elfos corrían en distintas direcciones, algunos tratando de escapar y otros tratando de hacer retroceder a los no-muertos que cada vez eran más, ya que, a medida que iban cayendo los elfos, estos eran levantados por los nigromantes enemigos. La traición era evidente ya que las noticias del que la plaga había invadido los bosques de canción eterna no había llegado sino hasta que fue demasiado tarde y ya no había forma de evitar la derrota. Odriel junto a la maga, a diferencia de la mayoría, se había dirigido rumbo al este. - Debemos llegar donde mi maestro - repetía continuamente ella. - Debería estar esperándonos en una cueva un poco más adelante. – y corría cada vez más presurosa mientras detrás de ellos comenzaban a oírse sonidos de gruñidos. Odriel estaba acostumbrado a atravesar el bosque y tenía una buena resistencia física, pero no la elfa, la cual termino tendida en el suelo recuperando el aliento. De repente todos los sonidos se apagaron y alrededor de ellos la oscuridad comenzaba a extenderse. Una figura tambaleante se acercaba a los dos elfos. Cuando Odriel pudo distinguir de qué se trataba, ya era demasiado tarde. El no-muerto se había arrojado sobre Mit'hadril dispuesto a desgarrarle la carne. Odriel fue más rápido y se interpuso en el camino de la criatura mientras sentía como esta clavaba sus garras en el rostro realizo un conjuro con lo que una ráfaga de viento arrojo a la criatura hacia atrás. Aprovechando la oportunidad ayudo a la elfa a ponerse de pie, retrocedió unos pasos, dio media vuelta y corrieron juntos en dirección contraria, con el no-muerto pisándoles los talones. La sangre le martilleaba los ojos, el aire le quemaba la garganta, y en realidad ya no corría, avanzaba vacilante, tambaleándose. Le pareció ver una luz en algún lugar delante de él, y creyó oír una voz más arriba, en alguna parte, que lo llamaba -¡Ven! ¡Ven! Trató de responder pero no tenía voz. La luz pálida apareció delante de él más clara y definida, alumbrando un portal. Con el último aliento que le quedaba, Odriel se precipitó hacia la débil luz arrastrando a la elfa consigo. Pensó en volverse para cerrarle el paso al no-muerto, pero las piernas no lo sostuvieron. Se tambaleó, buscando un apoyo. Unas luces le aparecieron ante los ojos, enceguecedoras. Sintió que caía y que algo lo sostenía al mismo tiempo. Pero la mente exhausta del mago se hundió en las tinieblas. Odriel despertó, y durante un largo rato sólo supo que era agradable despertar, pues no había esperado despertar otra vez, y era maravilloso ver la luz, la vasta y simple luz del día alrededor. Tenía la sensación de flotar en esa luz. Al fin se dio cuenta de que estaba acostado en una cama montada sobre una armazón sostenida por cuatro altas patas talladas, y los colchones eran grandes sacos de seda rellenos de pluma, y por eso él pensaba que estaba flotando. Y de lo alto del lecho colgaba un dosel de seda carmesí para proteger de las corrientes a quien allí durmiera Odriel se incorporó, descubriendo que estaba vestido con una túnica de brocado de plata y seda, como un señor. Junto al lecho, sobre una silla, lo esperaban un par de botas de cuero flexible y una capa forrada con piel. Una puerta se abrió a espaldas de Odriel, y entró un elfo de unos 200 años - Bienvenido, mi joven discípulo-dijo, sonriendo. Era elfo alto de cabellos oscuros y mirada penetrante, y estaba vestido de blanco y plata. Odriel se inclinó en una tiesa reverencia. -No te acuerdas de mí, parece. –Dijo el recién llegado -¿Acordarme de ti, Señor? - Pensé que no me recordarías -dijo el elfo, sonriendo-. Pero, aunque tengas poca memoria, eres bienvenido aquí, como un viejo amigo. -¿Qué lugar es éste? – Dijo Odriel confundido Esto es Dalaran mi querido discípulo y yo soy el Magister Dusreth, aunque puede llamarme solo maestro. Has estado inconsciente por demasiado tiempo y eso es algo que no nos es sobrado. – He visto que esta ciudad pronto caerá al igual que lo hizo Lunargenta y espero estemos bastante lejos de aquí para cuando eso ocurra - ¿Dusreth? ¿Discípulo? Yo aún no he dicho que si –Replico confundido – Por mucho poder que prometas no puedes ignorar el equilibrio del mundo – Dijo apresuradamente, mostrando, sin quererlo, sus dudas acerca de la propuesta. - Entiendo tus dudas Odriel pero has sido limitado por aquellos magos de la academia y sus advertencias… –Comenzó Dusreth con una sonrisa, - Pídele a un mago que te explique un secreto y siempre te hablará de equilibrio, de peligros y de tinieblas. Un mago, un mago de verdad, uno que hubiera trascendido esas niñerías, es sin duda bastante poderoso como para hacer cualquier cosa, y equilibrar el mundo como mejor le parezca, y ahuyentar las tinieblas con su propia luz. - Concluyo mucho más serio, convenciendo a Odriel, que no dijo palabra alguna para contradecirlo - Y ahora ven conmigo, quiero presentarte a mis otros discípulos – Dicho esto lo condujo a través de un pasillo de piedra hasta otra lujosa habitación donde esperaban otros 3 Quel’dorei adolescentes - A Mit'hadril ya la conoces, ella es experta en el arte de la ilusión, y luego están Ket’rhos, piromante consumado y Alesser quien se dedica al estudio de la conjuración – y luego agrego dirigiéndose a los otros tres – Y el mis estimados, es Odriel, nuestro aeromante. Ahora si me disculpan, terminare de preparar el portal para salir de aquí. – Y se retiró por una puerta lateral. Uno de los dos elfos se acercó a Odriel – Así que aeromante eh- Dijo con aire de altivez -Aquí en Dalaran todos los sortilegios son poderosos. Haznos un hechizo, Aeromante. Muéstranos tu estilo. Confuso y tomado por sorpresa, Odriel no dijo nada. -Más tarde, Ket’rhos -dijo Mit'hadril con calma-. Déjalo en paz un rato. - O es hábil o tiene poder, de lo contrario el Maestro no hubiera elegido para que se nos uniera ¿Y por qué más tarde, y no ahora? ¿No es así, Aeromante? - Soy hábil y tengo poder -replicó Odriel que ya estaba recuperando y se ponía a la altura de su compañero – Pero yo no practico la magia ni por placer ni por halago – respondió con altanería Odriel descubrió demasiado pronto que no era el único ni el favorito de los discípulos de Dusreth y que si quería conseguir el favor de su nuevo maestro debería esforzarse por superar a los otros 3, los cuales, no serían nada permisivos con él. Poco tiempo después el portal estuvo terminado y todos lo atravesaron escapando de Dalaran antes de que el vaticinio de Dusreth se cumpliera. Por varios años viajaron como grupo por distintos lugares de las tierras del este Hasta que llegó el momento en que Dusreth desapareció sin dejar rastro, dejando una suma de dinero a cada uno con la que podrían vivir por un tiempo cómodamente. Mientras que Ket’rhos y Alesser se dirigirían hacia la ciudad estado de Theramore, Odriel y Mit'hadril viajarían a Ventormenta, capital del imperiodeseando continuar sus estudios en la torre de Artes y Ciencias. El grupo ansiaba reencontrar a su maestro y continuar con la idea de este de restaurar la sociedad Quel’dorei como una nueva nación donde la magia fuera el pilar fundamental. Odriel no quería perderles pisada a sus “hermanos” en el estudio de lo arcano, por lo que partió de inmediato a tierras humanas. Con el dinero dejado por su maestro, pudo sobrevivir lo suficiente como para conseguir un trabajo estable en una biblioteca. Ya con su situación económica más estable, era hora de unirse a la academia.
  10. Hola y Bienvenida! Esperemos verte in-game muy pronto. un saludo!
  11. Se encontraba terriblemente confuso en el bosque mientras se mecía en brazos
  12. ILUSDN

    45 Lirios

    RESUMEN DEL EVENTO (PARTE 1): Tal como había anunciado en el cartel, el hombre de la capa carmesí se presentó en la taberna el día y la hora acordados. Mélandyel se encontraba esperando, sentada con la espalda recta y las manos sobre el regazo de manera educada. Zahra y Logan conversaban en una de las mesas del ala sureste y cerca de donde se encontraba el anuncio Elegost bebía en solitario. El sujeto bien vestido se llamaba Beltrán y rápidamente invito a varios de ellos a acercarse. Al principio solo Elegost y Mélandyel se mostraron interesados por el anuncio, pero luego el enano Logan y la novicia Zahra también se acercaron. Béltran les pidió que se movieran a una habitación que había alquilado allí en la taberna, con motivo de aquella reunión, para explicarles de que trataba el trabajo que pensaba proponerles. Kenway que llegó en ese instante comenzó una pequeña discusión con Logan. Finalmente cuando todos se calmaron y decidieron que seguir al sujeto de la capa no podía causarles ningún problema, subieron al primer piso. Allí los esperaba Beltrán con una habitación donde solo había una mesa y varias sillas. El hombre canoso volvió a presentarse y esta vez añadió que era el ayudante Dante Visconti el Barón de Arwyl. Mientras todos se presentaban, Beltrán fue observando a cada uno de ellos con detenimiento. Una vez finalizadas las presentaciones, paso a explicarles que su señor se encontraba en peligro y que necesitaba de ellos para protegerlo. El barón asistiría a una fiesta y esperaban que el grupo se mezclara entre los invitados y mantuviera un ojo puesto en el Barón. Beltrán ya tenía todo preparado e instantes mas tarde unos criados habían subido unos baúles con atuendos para que pudieran mezclarse entre los otros invitados a la fiesta. Kenway se eligio el traje más llamativo que encontró. Logan, al que tuvieron que conseguirle ropa de su talla, encontró un conjunto verde muy apropiado. Elegost consiguió un traje azul y se perfumo con la fragancia de Mélandyel. La elfa apenas pudo rellenar un vestido doncella bonito pero sencillo. Zahra también se contentó con un vestido no demasiado llamativo. Gael, por último, tomó un uniforme de oficial. Cuando todos estuvieron listos, Béltran los guio hasta la carroza y comenzaron el viaje hacia la fiesta. Al llegar se encontraron con un enorme caserón rodeado de verjas de acero. Detrás de estas podía apreciarse un jardín muy bien cuidado donde había mesas con comida y bebida distribuidas de manera uniforme. Beltrán los hizo entrar y el grupo rápidamente se mezcló entre los invitados. Kenway no perdió tiempo en encontrar alguna fuente de ponche. Zahra Y Mélandyel buscaron un sitio tranquilo cerca de la fuente. Logan descubrió, sin sorprenderse, que la cerveza no era tan buena como la de los enanos. Elegost comenzó a tratar de conversar con otros invitados. Gael se paseaba por allí, con un gesto similar al que le había visto a Beltrán, con el mentón elevado. Entre Kenway y Elegost tomaron la iniciativa para encontrar al posible asesino, colocando unas plantas alucinógenas en el ponche. Cuando comenzaban a repartirlo entre algunos invitados el organizador del evento anuncio la llegada del Barón. Dudando de la acompañante del noble, el grupo decidió que sería mejor alejarla del Barón. Kenway fue el indicado para la tarea y cuando se acerca a hablar con ellos Dante Visconti pareció alegrarse de poder librarse de la duquesa. Mélandyel y Elegost fueron los siguientes en acercarse al Barón, con el objetivo de no perderlo de vista y mantuvieron una charla con él, observando a los demás invitados que husmeaban cerca. El último en presentarse ante el Barón fue Gael, pero mientras conversaba comenzó a formarse un tumulto de gente. Uno de ellos empujaba para llegar a primera fila. El sujeto estaba enardecido, tenía los ojos rojos y al ver al Barón se lanzó sobre este tratando de clavar una daga que llevaba oculta. Gael que estaba cerca se interpuso y recibió una profunda puñalada en el abdomen. Elegost, Mélandyel y Zahra no se demoraron en rodear al criminal actuando para reducirlo, pero en mitad del tumulto y el griterío se oyó un disparo. El criminal cayo abatido con un agujero en la espalda. El autor del disparo resulto ser Keway que se dirigió al grupo semidesnudo. Con el asesino reducido y con la llegada de los guardias, la gente comenzó a calmarse. Mélandyel y Zahra actuaron rápidamente para socorrer a Gael mientras que Elegost hacía lo propio con el asesino, ya que si moría no podrían interrogarlo. Gracias a sus esfuerzos lograron ganar tiempo hasta que llegaran los médicos y llevaran a los heridos a una habitación donde tratar las heridas con las herramientas adecuadas. Cuando finalmente ambos estuvieron fuera de peligro, apareció Beltrán, el ayudante del Barón. Luego de intercambiar unas palabras con ellos, les hace entrega de un sobre con la paga de cada uno. En el sobre también había una invitación de parte del Barón para que se reunieran. Tal vez, se trate del principio de otra aventura. // Bueno, me tome bastante tiempo antes de escribir esto, pero mas vale tarde que nunca. PARTICIPANTES: Zahra Mélandyel Kenway Elegost Logan Gael
  13. Bienvenido! Esperemos verte in-game muy pronto! Un saludo!
  14. Springrain Armor Pies: http://es.wowhead.com/item=117057/botines-de-lluvia-primaveral displayid: 146258 Manos: http://es.wowhead.com/item=117058/mandiletes-de-lluvia-primaveral displayid: 117293 Cabeza: http://es.wowhead.com/item=117059/celada-de-lluvia-primaveral displayid: 138095 Hombros: http://es.wowhead.com/item=117061/bufas-de-lluvia-primaveral displayid: 117665 Pecho: http://es.wowhead.com/item=117056/guerrera-de-lluvia-primaveral displayid: 117215 Piernas: http://es.wowhead.com/item=117060/leotardos-de-lluvia-primaveral displayid: 65301 Cintura: http://es.wowhead.com/item=117063/cinturon-de-lluvia-primaveral displayid: 117212 Muñeca: http://es.wowhead.com/item=117064/brazales-de-lluvia-primaveral displayid: 139841
  15. Winged Triumph Plate (Recolor) Pies: http://es.wowhead.com/item=104930/grandes-botas-de-caminante-del-agua displayid: 125915 Manos: http://es.wowhead.com/item=98982/guantes-de-triunfo-alado displayid: 125917 Cabeza: http://es.wowhead.com/item=98979/protegecabezas-de-triunfo-alado displayid: 141856 Hombros: http://es.wowhead.com/item=98987/espaldares-de-triunfo-alado displayid: 126405 Pecho: http://es.wowhead.com/item=99003/coraza-de-triunfo-alado displayid: 125920 Piernas: http://es.wowhead.com/item=98980/grebas-de-triunfo-alado displayid: 127510 Cintura: http://es.wowhead.com/item=104929/gran-cinturon-de-agua-viviente displayid: 126586 Muñeca: http://es.wowhead.com/item=104973/munequeras-de-dudas-rotas displayid: 125919
  16. ILUSDN

    45 Lirios

    La posada era un jolgorio como siempre, como siempre que la lluvia, amada por unos y tan odiada por otros, convertía los caminos en ríos y los tejados en cascadas. Eso es decir mucho considerando que Elwynn es un sitio en el que llueve con la frecuencia con la que se oye a un perro ladrar en la calle. Como dije, la posada era un jolgorio y estaba repleta. Un grupo bebía y contaba historias, sentados en circulo alrededor del fuego, otros hacían apuestas y vaciaban sus vasos mientras observaban por la ventana con la esperanza de que no se detuviera el aguacero, algunos solitarios cabeceaban somnolientos en los rincones y por ultimo, los mas alegres, rellenaban sus jarras junto a la barra. Pocos se percataron cuando aquel sujeto encapotado ingreso en el lugar. Aquellos que giraron el cuello pudieron apreciar que ese hombre estaba en un escalafón social totalmente diferente. Portaba una lujosa capa que pocos de los allí presentes podían añorar poseer y hacia que las demás parecieran trapos sucios. Impermeable, con un millar de bolsillos perfectamente distribuidos y de un carmín cegador. Y no solo era la capa. Las botas nuevas y brillantes que no parecían conocer camino alguno, el jubón oscuro e impecable y los pantalones de un blanco inmaculado completaban su atuendo. El hombre era alto y de edad avanzada. Su cabello y su barba perfectamente recortada eran canos. Caminaba erguido y alzando el mentón, con orgullo pero sin desdén. Dio un par de grandes zancadas hasta llegar a una de las paredes laterales. Girando la cabeza hacia la barra se permitió observar la taberna por completo. Cruzo la mirada con algunos, pero no dijo nada y colgó un letrero. Tan rápido como llego se fue. Los pocos que estiraron el cuello para mirar por la ventana, lo vieron subirse a un carruaje tirado por dos caballos que se alejó diligentemente. El cartel que dejo atrás no decía mucho, pero era el mismo que podía ser encontrado en numerosos sitios dentro de la ciudad. // Esto no es parte del cartel, pero si parte del evento 1 - Sembrar Trigo 2 - Levantar la cosecha 3 - Vender el grano 4 - Comprar un lote de tierras. 5 Adquirir un caballo– 6 Construir un establo – 7 – Plantar un viñedo 8 – Elaborar un buen Vino 9 Embotellar y vender 10 - Asistir a una fiesta 11- Cortejar una dama 12 – Ya sabes lo que sigue 13 - Dar caza a un ciervo 14 - Dar caza a un jabalí 15 - Organizar un banquete 16 - Escribir un poema 17 - Pintar un cuadro 18 - Tallar una escultura 19 - Leer diez libros 20 – Leer veinte libros 21 – Escribir un libro 22 - Capturar a un delincuente 23 Recorrer un bosque - 24 – Vivir una aventura 25 – Aprender esgrima 26 - Vencer en un duelo a tu maestro 27 – Participar de un torneo 28 - Asistir a un sermón. 29 - Rezar una plegaria a La Luz. 30 - Donar a la iglesia 31 - Cruzar un rio a nado 32 - Escalar una montaña 33 Saltar desde una cascada 34 - Correr desnudo bajo la lluvia 35 - Perseguir el viento 36 - Saltar desde un tejado 37 – Ayudar a un mendigo 38 - Visitar a un enfermo 39 – Adoptar a un huérfano 40 – Reducir los impuestos 41 – Ayudar a los hambrientos 42 – Amparar refugiados 43 –… 44 - … 45 - …
  17. Buenas noches y Bienvenido, Blues! Espero que puedas ir llenando ese espacio en blanco con buenas historias, compañeros y algún que otro critico memorable. Un saludo, nos vemos pronto in-game! =)
  18. Silkweave Armor (Recolor) Pies: http://es.wowhead.com/item=135841/botines-de-seda-de-combatiente-vengativo displayid: 147348 Manos: http://es.wowhead.com/item=135842/manoplas-de-seda-de-combatiente-vengativo displayid: 147350 Cabeza: http://es.wowhead.com/item=135843/capucha-de-seda-de-combatiente-vengativo displayid: 147378 Hombros: http://es.wowhead.com/item=135846/amito-de-seda-de-combatiente-vengativo displayid: 147353 Pecho: http://es.wowhead.com/item=135845/toga-de-seda-de-combatiente-vengativo displayid: 147349 Piernas: http://es.wowhead.com/item=135844/calzas-de-seda-de-combatiente-vengativo displayid: 147355 Cintura: http://es.wowhead.com/item=135847/cordon-de-seda-de-combatiente-vengativo displayid: 150711 Muñeca: http://es.wowhead.com/item=135848/brazales-de-seda-de-combatiente-vengativo displayid:147354
  19. Agrego algunas armas que me parecieron interesantes: Link al item: http://es.wowhead.com/item=116646/martillo-de-acero-forjado Nombre del item: Martillo de Acero Forjado una Mano (Martillo): displayid:130422 Link al item: http://es.wowhead.com/item=118083/alfanje-del-almirante-taylor&bonus=0 Nombre del item: Alfanje del Almirante Taylor una Mano (Espada): displayid:72025 Link al item: http://es.wowhead.com/item=141610/hoja-corta-de-guardia-de-colera Nombre del item: Hoja corta de guardia de cólera una Mano (Daga): displayid: 130524 Link al item: http://es.wowhead.com/item=140557/hoja-rauda-del-bastion-celestial Nombre del item: Hoja rauda del Bastión Celestial una Mano (Espada): displayid: 130520 Link al item: http://es.wowhead.com/item=91397/desgarradora-de-gladiador-tiranico Nombre del item: Desgarradora de Gladiador tiránico una Mano (Arma de Puño): displayid: 117640 Link al item: http://es.wowhead.com/item=116644/daga-de-acero-forjado Nombre del item: Daga de acero forjado una Mano (Daga): displayid: 130422
  20. Hola! Bienvenido! ¿Te vas a hacer un gnomo? Lo digo por la imagen de perfil. (Creo que seria el primero del server) Seguro nos vemos ingame pronto un saludo!
  21. Atributos 6 Físico 7 Destreza 6 Inteligencia 7 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 18 Mana 9 Iniciativa 9 Ataque CC Sutil (Puñales) 9 Defensa Habilidades Físico 1 Atletismo Destreza 2 Puñales 1 Escalar 2 Defensa 1 Nadar 2 Sigilo Inteligencia 1 Fauna 2 Sanación/Hierbas 1 Supervivencia/Cazar 1 Venenos Percepción 1 Advertir/Notar 1 Buscar 2 Rastrear 2 Reflejos
  22. ILUSDN

    Cyrnied BloodShadow

    Nombre: Cyrnied BloodShadow Raza: Kaldorei Sexo: Mujer Edad: 300 Lugar de Nacimiento: Costa Oscura Ocupación: Vive de la naturaleza Historia completa Descripción física: Es una elfa Kaldorei de cabello azul oscuro, normalmente sujeto por un lazo. Su cuerpo es agil y esbelto y su rostro representa la perfecta comunión entre belleza y fiereza de las guerreras Kaldorei. Suele ir ataviada con armaduras de cuero ligero que encajan a la perfección en su cuerpo, haciendo resaltar sus curvas. Lleva los pies desnudos, argumentando que asi puede sentir mejor las vibraciones del suelo. Porta dos puñales más largos que una daga, pero no tanto como para considerarlos como espadas. Porta un pequeño morral y un montón de otros contenedores donde oculta todo ingrediente que recoge en el bosque. Descripción psíquica: La joven Caynrus, como todo Kaldorei, siente un fuerte afecto por los bosques y la naturaleza. Es de carácter taciturno. No tiene el don de la imaginación, no sabe ensoñarse en lejanías y mucho menos en invenciones. Le gusta pasar mucho tiempo entrenando y fortaleciendo su cuerpo. Aunque disfruta la compañía de sus pares, tambien ama la soledad y pasa horas vagando por el bosque. Al tratar con otros suele mostrarse respetuosa y calmada, pero no deja que se le escapen demasiadas palabras, como si cada una le costara una moneda. Historia El oscuro cabello de Cyrnied estaba sujeto por un lazo en la parte trasera de la cabeza como cuando su padre iba a la guerra o adiestraba su cuerpo. Los últimos rayos de sol se escondían en el horizonte, tratando de colarse entre la frondosidad de las ramas, sin éxito. Cuando llegó a los grandes árboles, se quitó el manto y lo abandonó sobre unas raíces. Comenzó doblándose como una caña nueva, corrió a través de la maleza, saltó la distancia de un jaguar, trepó hasta donde parecía imposible y por último, se sostuvo colgada de una rama hasta que el dolor la venció. De regreso a su morada recogió su manto y desanduvo el camino con tranquilidad reparando en cada flor, cada raíz, cada piedra, disfrutando del aire puro. La joven Cyrnied, como todo Kaldorei, sentía un fuerte afecto por los bosques y la naturaleza y conocía muy bien los amparos que les eran procurados a los viajeros. Una suerte de cueva era el lugar al que llamaba su hogar por esos días. Largos años habían pasado desde que se vio obligada a abandonar su amada casa Kaldorei, construida en el interior de un árbol. Ahora vagaba por los bosques como una nómade cambiando de refugio de manera constante. Hoy era una cueva, ayer habría sido un tronco ahuecado y mañana simplemente serían las raíces y ramas de un árbol, Quien sabe… Pero esa noche era diferente, no tendría tiempo para elegir ociosamente un lugar donde descansar. La luz de la luna ya iluminaba con fuerza desde lo alto del cielo estrellado, pero Cyrnied sabia aprovechar el revoltijo de luces y sombras, de modo que ninguno de sus movimientos pudiera ser notado. Una vez en la cueva, tomo sus armas. Dos puñales más largos que una daga, pero no tanto como para considerarlos como espadas. Los ajusto una a cada lado de su cintura, de forma que las poco ornamentadas empuñaduras estuvieran al alcance de ambas manos. También tomo su armadura de cuero y la ciño en su torso, sus hombros, brazos y piernas. Aun así, ataviada como estaba, podía moverse con ligereza sin ningún inconveniente. La flexible armadura no le impedía realizar ningún movimiento, y con facilidad se adaptaba a las contorsiones que pudiera llegar a realizar. Esperando en la entrada de la cueva, los minutos pasaban sin que nadie apareciera. Todo indicaba que el mercenario, al que esperaba encontrar allí, ya no regresaría. La monotonía y los soporíferos sonidos del bosque empezaban a adormecerla. Cyrnied no tenía el don de la imaginación, no sabía ensoñarse en lejanías y mucho menos en invenciones. Pero esa noche desde la oscuridad que la ocultaba, pudo ver a su madre con más nitidez que al paisaje. La madre de Cyrnied, llamada Miyirde, había fallecido cuando la joven Kaldorei era aún una niña. Cyrnied amaba a su madre y era muy apegada a ella. Pero una noche sin luna, una serpiente mordió a Miyirde y ni los poderes de las sacerdotisas ni la sabiduría de los druidas pudieron salvarla. Desde su muerte Cyrnied se había vuelto áspera y silenciosa. Su abuela, que era sacerdotisa, y su hermana mayor, que aspiraba a serlo, solían ir a los templos de Elune. Mientras, ella y su padre se dedicaban a entrenar en los bosques. Su padre era un hábil guerrero del que Cyrnied había heredado sus habilidades A pesar de la tristeza que flotaba en el ambiente por la muerte de Miyirde, su familia vivía con absoluta tranquilidad, tratando de hacer llevadera la melancolía que los abarcaba a todos ellos. Por algunos años todo se mantuvo en calma, y de a poco se iban acostumbrando a llevar la dura carga. Pero otro acontecimiento golpeo a la familia y afectó sobre todo a Cyrnied quien perdió la compostura al oír la noticia de que su padre había muerto en un ataque orco, una raza de seres que a sus ojos no tenían respeto alguno por la naturaleza. A los pocos días llego otra desagradable noticia, los bosques Kaldoreis estaban siendo invadidos por hordas de no-muertos. Los pocos habitantes de la aldea donde vivía Cyrnied, se juntaron y decidieron que todos los que podían blandir un arma se sumarian a la defensa del monte Hyjal, que era a donde creían que se dirigían los no-muertos. La joven elfa sin dudarlo, tomo las armas de su padre y se unió a ellos. La resistencia Kaldorei se vio obligada a retroceder ante el feroz ataque de los invasores en innumerables ocasiones. Cyrnied luchaba a la par de los ejércitos conjuntos de la Alianza y la Horda, y muchos de los guerreros veían a la joven admirados de que luchaba sin miedo a la muerte. En cambio, sus vecinos y conocidos de la aldea se lamentaban de verla pelear sin apego a la vida. El objetivo de la lucha era ganar tiempo para que el Shan’Do preparara una trampa para los no-muertos. Una vez que les informaran que las defensas estaban completas, los sobrevivientes vecinos de Cyrnied se retiraron del campo de batalla, a salvo. Cyrnied volvió junto a sus compañeros a su aldea natal, los que quedaban de ellos, dejando atrás montañas de muertos. Eso que no se podía reír, ni amar, ni beber, era una victoria... Una victoria de una guerra cuyo principio y final se perdían en el tiempo. Después de la batalla, en Cyrnied se había hecho aún más fuerte su carácter taciturno. Pasaba largas horas sin ninguna compañía y, desde su soledad observaba el mundo con un sentimiento repartido entre la melancolía y la hostilidad. Así ocurrió que, una noche lluviosa, decidió abandonar los bosques Kaldorei y marcharse con el peso de la soledad a cuestas. Ese día llego hasta la puerta de su casa un druida conocido como Midranoh quien era amigo de su padre. Un golpe fuerte y seco en la puerta de la casa anuncio la llegada del visitante. Cyrnied salió de sus pensamientos y se apresuró a abrir, el gesto de hostilidad que la muchacha traía, se deshizo ante la amable presencia del druida. Al ver a la joven, el druida pensó que en lugar de crecer, la niña Kaldorei a la que recordaba, había envejecido. Cyrnied hizo pasar a Midranoh y se sentaron juntos sobre unos trozos de cuero. Luego de conversar acerca de los últimos acontecimientos, el druida conocido como Midranoh le dijo que no debería partir a tierras lejanas - Te conozco desde que eras apenas una pequeña, siempre fuiste ligera de pies, sigilosa y fuerte como tu padre. Por lo que he oído, sé que aun posees esas cualidades. Y por lo que veo, me doy cuenta que no les estas dando un buen uso – La reprendió el Druida – Quiero que pongas tus habilidades al servicio de nuestro pueblo. El tiempo sabrá recompensarte - Solo soy una simple Kaldorei. Aquí no me quedan más que muertos y malos recuerdos. Ya no necesito nada de este bosque. Dame las razones por las que debo quedarme y estorbar el camino de los poderosos – Dijo la joven guerrera. - Debes hacerlo porque eres una Kaldorei. Porque no debes olvidar que aquí tienes vivos además de muertos. Todo lo que necesites, lo encontraras en este bosque. Y porque tal vez todo eso esté en peligro. - Todavía veo muchas cosas oscuras – Respondió Cyrnied meditabunda. - Cosas en verdad oscuras son aquellas con las que tendrás que tropezar para saber que existen – Y sin más que agregar, el Druida partió de inmediato. Después de meditar sobre las sabias palabras del Druida, Cyrnied decidió permanecer en costa oscura y buscar alguien que la entrenase. Mientras pensaba a quien recurrir, vagó por los bosques, acercándose cada vez más al límite de los dominios Kaldorei. Una noche en la que caminaba tranquilamente sin rumbo ni destino se vio sorprendida por el ataque de dos criaturas de aspecto demoníaco. Más tarde supo que eran sátiros, enemigos de su pueblo. En ese momento solo pudo pensar en huir, dado que no llevaba ningún tipo de arma consigo. Pero la falta de ganas de vivir paralizó sus piernas, los sátiros la capturaron, tomándola por los brazos. Cyrnied ya sentía su muerte acercándose y tranquilamente cerró los ojos. Apretando los dientes espero un dolor que nunca sintió, porque de entre los arboles apareció un Elfo de aspecto extraño que consiguió espantar a ambos sátiros. Luego de haber visto la sorprendente habilidad del extraño, Cyrnied no dudo en solicitarle que la tomara como su discípula. Sorprendentemente el elfo, aunque de mala gana, accedió a instruirla y adiestrarla en su estilo de lucha, asegurándole a Cyrnied que sería un entrenamiento riguroso y agotador. Así empezó su adiestramiento con aquel misterioso Elfo, el cual jamás hizo mención de su nombre, pero dijo ser un mercenario. Como había prometido, el entrenamiento fue duro, intenso y extenso. Había días en los que el misterioso elfo desaparecía, volviendo semanas o hasta incluso meses después, dejando a Cyrnied repitiendo un mismo ejercicio, por tiempo indeterminado. Uno de esos días antes de partir, el elfo dijo a Cyrnied que ya no regresaría, y que no la seguiría entrenando. - No hasta que esté preparada para el siguiente paso – Había dicho antes de partir – Búscame cuando sepas a que me refiero. Esas fueron las últimas palabras que escucho salir de su boca. Cyrnied, que no tenía el don de la imaginación, no sabía ensoñarse en lejanías y mucho menos en invenciones volvió a la realidad. El mercenario ya no regresaría y no tenía a nadie que continuara entrenándola. Decidió realizar el camino de regreso a costa oscura, donde vivían su hermana y su abuela e intentar encontrar a Midranoh, para que aclarara sus numerosas dudas. Luego de varios días de desandar todo el territorio que separaba Vallefresno de Costa Oscura, llego a la aldea donde vivía su familia. Al llegar, obtuvo la mala noticia de que su abuela había fallecido y que su hermana permanecía en el templo de Elune, ya convertida en sacerdotisa, remplazando a su abuela difunta. Una vez que Cyrnied hablo con el Druida, este le dio una orden - Continua protegiendo los bosques hasta que aclares tus dudas. Elune te guiara por el buen camino. Cyrnied así lo hizo, ya disuadida de viajar a tierras lejanas. Debía defender sus bosques con su vida, era lo poco que le quedaba y no pensaba en perderlo. Cuando tuviera las respuestas buscaría a aquel mercenario misterioso que alguna vez la había entrenado, pero por ahora solo debía... vivir… El viento soplaba fuerte desde el oeste y una copiosa lluvia golpeaba la espalda de una figura encapotada… Cyrnied caminaba rumbo al sur de Costa Oscura y a pesar de estar empapada no parecía molestarle. Caminaba buscando un oponente, alguien o algo que pusiera a prueba sus habilidades. Solo cuatro semanas había permanecido en la casa de sus difuntos padres luego de encontrarse con el druida. Durante esas semanas se había dedicado a practicar y perfeccionar sus habilidades, tratando de pulir cada movimiento hasta el último detalle. Aún conservaba las viejas armas de su padre que, a pesar de tener varios años, aun se mantenían con filo. Aunque no estaba cansada la joven elfa decidió acomodarse entre las raíces de un árbol y esperar a que pasase la lluvia. Horas después, volvía a estar en movimiento rumbo al sur. Ya había recorrido un largo trecho, llegando hasta los límites que separaban a Costa oscura de Vallefresno. En un momento del trayecto, se separó del sendero atraída por un extraño ruido. Al pasar por debajo de un árbol, una enorme araña cayó sobre ella, tratando de clavarle los colmillos. Cyrnied rápidamente tomo su puñal y abrió un enorme tajo en el abdomen de la bestia, la cual murió pocos segundos después. A pesar de que la elfa se movió con rapidez, la araña logro picarla, inyectando un poco de veneno en su cuerpo. Por suerte para Cyrnied, el veneno no era mortal y no le había inyectado demasiado, pero la paralizo por varios minutos. Mientras esperaba a que se pasara el efecto, la elfa meditaba sobre las ventajas de poder contar con un veneno que paralizara o incluso tuviera otros efectos sobre sus enemigos. Si la pelea hubiera durado un poco más, ella se habría convertido en el alimento de esa bestia. Un minino corte provocado con una daga envenenada podría paralizar a su oponente y darle la victoria en una pelea. Una vez que el efecto del veneno se le paso, pudo empezar a moverse y se acercó a tomar una muestra de los colmillos de la araña. Abriendo una glándula de la araña en la cual acumulaba el veneno, llenó un pequeño frasco y lo guardo en su morral. Cuando se le paso el efecto por completo, Cyrnied continuó su camino, siempre en dirección sudeste. Cada paso que daba pensaba en la araña y en el veneno que le había inyectado. De repente detuvo su marcha. Lo hizo sin ningún titubeo. No como quien va descubriendo un buen sitio donde permanecer, sino como quien toma su puesto. La elfa conocía, como muchos, la flora de los bosques kaldoreis. Todo tipo de plantas crecían en el bosque y algunas tienen efectos beneficiosos o útiles, mientras que otras causan alergias, parálisis o nauseas. Cyrnied estaba consciente de esto y comenzó a buscar plantas que pudieran serle útiles. Su objetivo era encontrar ingredientes para poder fabricar su propio veneno y, como lo hacen las arañas, envenenar a sus oponentes, paralizándolos o causándoles dolor. Respiro profunda y lentamente, apreciando todos los olores del bosque que llegaban a su nariz y comenzó con su recolección - Me pregunto si estas espinas serán útiles. Tomare algunas.. . - Las hojas de este árbol… puede que tengan algún uso… También llevare unas cuantas… - Colores vivos… Suelen representar peligro... es posible que estas flores sean bastante toxicas - susurro sonriendo - será mejor que lleve algunas - Hogos... alimento o veneno mortal… – Y también tomo varios. Y así fue llenando su morral con distintas plantas, espinas, raíces, hongos y demás. Siempre en dirección sudeste… cuando quiso darse cuanta estaba de pie en la entrada de Astranaar.
×
×
  • Crear Nuevo...