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Stannis the Mannis

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  1. Historia Prólogo: La Dama y la huérfana La primavera llegaba a su fin y el ambiente era cálido, pero sin ser molesto. Las olas chocaban contra las rocas de la bahía de Stromgarde. Desde el balcón de la casona se podía ver el infinito mar; que era lo que más llamaba la atención a Elennel. Hoy era su cumpleaños. Seis años viviendo en modesta pero cómoda y bella casona de la familia; Ventaliana. La cual se había hecho cargo de ella y la mantenían como la “doncella” de la hija única de la familia. Ni era su familia, ni se sentía dicha por vivir ahí. No había grandes lujos, pero tenía una educación, un techo, una cama y ropas que no eran harapos. - Elennel. ¿Ese barco que sale de puerto, a dónde crees que irá? ¿Qué misión tendrá? –La hija de la familia Ventaliana; Beatriz. Una muchacha enfermiza y unos pocos años mayor que Elennel. - Quizás va a explorar nuevas tierras. Marineros intrépidos. Seguramente se los coma una bestia marina. Nagas, una batalla en una tormenta. - Siempre terminan luchando contra algo, o hundiéndose. –La joven rió por las esteticidades de su compañera, a la cual tomó de la muñeca para orientarla a dentro de la habitación. Las dos dormían en el mismo habitáculo. Una en una cama mejor que otra y, una en una parte más simple y apartada. A Elennel le importa, no podía quejarse. Puede que no le gustara estar ahí, ni las gentes, pero había una persona por la que daría todo y esa era; Beatriz. - Quiero ponerte más bella de lo que eres, quiero que todos se asombren al verte en tu fiesta de cumpleaños. –Sentó a Elennel en la cama de Beatriz y ésta empezó a sacar vestidos de su armario. Perfumes y maquillaje también fue probando. Elennel ni se quejó ni abrió la boca. Solamente sonríe cándidamente, dejándose en manos de Beatriz fue cambiándose vestidos, cual muñeca en manos de una niña. Perfumada y engalanada en los mejores vestidos que tuviera Beatriz. Se sentía tan impersonal, no se sentía ella, dejó de sentirse ella hace muchos años. En una fiesta con niños y niñas que eran más amigos de Beatriz que de ella. Sonriendo y tratando a todos con el protocolo exigido. Después de comidas, juegos, risas y un baño; por fin estaba en su cama. Cansada por el “ajetreo” Ser una doncella para ella, era estresante. Beatriz lo llevaba bien, incluso con su estado de salud. - Tienes que contarlo, Elennel. Llevas desde la mañana angustiada, sé qué te pasa. Retenerlo no te ayudará. –Beatriz desde su cama le hablaba, aún con las velas encendidas y la mirada puesta en la otra cama. - Cada cumpleaños lo recuerdo. Me arrebataron a mi madre. Nunca conocí a mi padre. ¿Qué me queda, salvo una pena, un hueco y el sentimiento de no ser de ninguna parte? –La niña se arropó hasta las orejas. No quería darle más pena a Beatriz. Niña tonta, ya lo había hecho. Beatriz salió de su cama y terminó sentada en la de Elennel. - Me tienes a mí. Tienes que apoyarte en los recuerdos alegres y disfrutar de los vividos. No puedes vivir toda tu vida con esa pena, no puedes cambiar lo que pasó. Yo estoy aquí Elennel, apóyate en mí. La joven terminó bajando las sábanas, mirando a su amiga con lágrimas en los ojos. Esa noche dormirían juntas en la cama de Beatriz. Las pesadillas no la atacarían esa noche. Y con los años, dejarían de hacerlo totalmente. Aunque habían cosas que no se curarían por mucho que los años pasaran. Parte I: Sin pasado, sin presente y con una mano delante Elennel ya era oficialmente una mujer. Su mundo no cambiaba, todo permanecía estático. EL mundo más allá de los muros de Stromgarde le era ajeno. Ella tenía que permanecer al lado de Beatriz, no se despegaba de ésta, la cual fue empeorando de salud pasando el tiempo. Beatriz tendría ya una veintena de años y era el ideal de la dama perfecta, pero se marchitaba su salud. Nadie podía curar su mal, nació así. Nadie podría cambiar eso. Solo era cuestión de tiempo que Elennel perdiera el único apoyo, lo único que le daba calor a su cuerpo frío por la pena. - Mi más querida amiga, has estado siempre ahí. Forzada a permanecer a mi lado. No puedes seguir así, no puedes permanecer anclada en el pasado. Cuando yo me vaya, no sientas pena si no alegría. Tu vida comienza, tienes que viajar, tener aventuras con batallas gloriosas como las que me contabas. Elennel permaneció al lado de Beatriz todo el tiempo que pudo, fue la última en ver cómo sus vista se perdía y el rubor de sus mejillas se apagaba. Se había acabado. Su mundo al final había caído. Todo se apagó. La pena se convirtió en odio. Odio y desprecio por un mundo que le arrebata todo lo que quería; Su hogar, su madre, Beatriz … Y ella no podía hacer nada, no podía actuar contra el destino. Pero ¿Lo había intentando? No. No lo había intentado porque era una niña tonta. Eso se decía las siguientes noches, en ese cuarto ahora solo ocupado por Elennel. Perdió a su madre con ocho años. No hizo nada para defender a su madre, salvo correr. Correr como su madre le dijo. Desde aquella caseta de madera en los prados de Arathi hasta onduladas colinas cerca de frondosos bosques. Correr y correr, huyendo y no afrontar el peligro. No se despidió de la familia que le acogió. Ni dijo nada a nadie. Todo el pasado se había acabado. No le importan los demás, nadie se había molestado en ella realmente salvo Beatriz. Adiós a Stromgarde, adiós a la casona, adiós y hasta nunca. Todo eso se repetía mientras marchaba sin rumbo, a un mundo despiadado y cruel. Parte II: Destino forzado Los bosques de Argenteos. Hermosos y frondosos. Verdes y llenos de animales. Y de un hombre corriendo entre los árboles. Jadeando y gritando asustado. De pájaros que echan al vuelo cuando escuchan el estruendo. De un hombre ahora muerto por un tiro en la espalda. Una mujer rubia con un mosquete humeante se acercó al cadáver. Le dio la vuelta y sonrío mostrando los incisivos. Sacó un cuchillo largo y tomó una pieza de la presa, necesitaba algo para validar la caza. Una bolsa de tela manchada de rojo y dentro la cabeza cortada de un hombre. Eso entregó a la guardia de Lordaeron . Para ella unas monedas de recompensa. La caza había salido bien, salvo por haber gastado pólvora y bala. Pero aquel hombre se le escapó y Elennel nunca perdía una pieza. Esto debía celebrarlo con una bebida y, a una posada de camino fue a parar. - Oye preciosa ¿Cómo es que ha caído un tesoro como tú, en una pocilga como esta? –Un muchacho barbilampiño se tomó mucha confianza a la hora de sentarse junto ella. Y demasiada cuando le tomó de la mano. - Es posible que te estuviera esperando a ti. –Elennel dejó la jarra en la mesa y le dedico una hermosa sonrisa. El muchacho se la devolvió, pero al sentir algo en su entrepierna; la sonrisa se le borró. - Puedo… puedo irme, no hace falta queeaaaaaaah. –Elennel fue deslizando el cuchillo por la entrepierna del muchacho. Nadie se fija, el filo bajo la mesa y en un rincón ellos. El que mirara, sólo vería a una joven sonriendo y a un chaval “indispuesto” - Estás tardando, bufón. Pero que sepas para la próxima; ve con una mejor frase que esa. Elennel retiró el cuchillo, posa las manos sobre la mesa y le cambió el gesto. Meneó la cabeza indicando el camino que tomó y el muchacho fue corriendo, tropezando con una silla hasta llegar con otros compañeros que le respondieron con un: Elegost, lo tuyo no son las mujeres. Se entero de unos rumores que le pusieron los pelos de punta. Unas historias de aldeas al norte de Lordaeron que eran encontradas desiertas y de una peste que azotaba todo lo vivo. Elennel no tardó en poner rumbo al sur, si tenía algo en especial era en percibir los peligros. Tenía dinero y puedo viajar al sur. A los pocos meses llegó la noticia. Muertos alzándose, reyes asesinados. Eso era demasiado para la inexperta Elennel. Una cosa era pillar a un asesinado escondido en el bosque, un prófugo de la ley. ¿Pero lo que contaban y venia a consumir toda vida? No, no para ella. Aceptó contratos y trabajos de diferente índole. Si tenía que pescar, pescaba, si tenía que darse duelo con otro lo hacía. Strongarde y el Puerto de Menethill estaban lleno de oportunidades pero ella no quería permanecer en Arathi, demasiados recuerdos y peligros venían. Cuando tuvo suficiente dinero se costeó un pasaje en barco hacia Ventormenta, la cual estaba reconstruida ya, pero sin rey. Tiempos convulsos venían. Encontró muchas penurias en el reino de Ventormenta. La capital era un nido de actividad, refugiados, supervivientes, gentes de mala calaña etc. Elennel no estaba dispuesta a permanecer más tiempo en un mismo lugar y además se buscó algunos problemas en Ventormenta. Después de cuatro años era tiempo de seguir viajando… más al sur. Bahía del Botín. Conocía muchas historias de ese lugar, era bueno para los que no tenían nada y despreciaban la vida. Epílogo: El Dúo El olor del lugar podía revolverle la tripa a un Gnomo y ser una bofetada para un hombre poco acostumbrado al aroma del bajamar, los peces al sol, los restos de una fiesta nocturna de Tatyana… eso último era más la opinión de Elennel. Sería mediodía y en la habitación llena de botellas vacías, ropa tirada y una leve penumbra por las cortinas roídas que tapaban el sol; había una mujer morena sobre una cama. Apenas se le veía la espalda y la figura del bajo. Pero cuando las cortinas fueron corridas, la mujer despertó soltando un gruñido volteándose y dejando nada a la imaginación. - Espero que hayas logrado lo que te habías propuesto. Porque para mi que ha sido un fracaso. Otra vez. –Elennel zarandó la cama con el pie y la mujer morena terminó exclamando con malestar. - Bastantes vueltas me da la cabeza para que tú lo agraves. ¿No sabes que es peligroso despertar a una fiera y permanecer cerca? –Abrió un ojo y sonrío con picardía y soberbia. - Sé mantenerlos a raya. Mala hora fue cuando me junté contigo para salir adelante. –Elennel se acercó a una jaula que destapó con cuidado, dentro había un ave de vivos colores. - Dame un ratito, que me guite las legañas y me ponga la ropa. Tengo que estar en condiciones. - Te quitas la ropa muy rápido pero te la pones muy despacio. –Volvió a tapar la jaula y se dirigió a la puerta –Si lo encuentro antes, me llevo el pago. Elennel abandonó la habitación de un portazo, haciendo que el ave empezara a quejarse y la pobre Tatyana tuviera un peor dolor de cabeza. La mañanas solían ser hacer desde que se conocieron y quién sabe cómo serían las noches. Elennel no lo quería ni imaginar.
  2. Nombre: Elennel Janet Edad: 27 años (Nacimiento en Mayo) Altura: 1:70 cm Sexo: Femenino Orientación sexual: Complicado Ocupación: Cazarrecompensas / Lo que los hombres no pueden hacer Allegados: Tatyana Faylina Rotherham (Compañera de camino) Descripción física Ni alta ni baja. Una mujer ya desarrollada en plenitud. Normalmente con el pelo largo hasta los hombros; de color rubio dorado. Con el cuerpo tonificado y alguna cicatriz que no se ve a simple vista. Ojos azul claro y largas pestañas. De boca pequeña y labios no muy carnosos. Cejas finas, perfiladas y sutilmente arqueadas; le dan un aspecto de seriedad constante. Nariz corta. De tabique alargado y fino. Fosas nasales algo anchas. Tiene un tatuaje -no muy grande- bajo la espalda. Este Descripción psicológica Despiadada pero con escrúpulos y una ética moral propia. Es una persona fría, dura, demasiado seria con los demás. No es de fácil trato y, menos lo será si quieres un trato más personal. Tajante y de palabras contundentes. Dirá lo que le parece cuando quiera –Pero no es una bocazas- aunque sabrá callar cuando deba. Aunque por dentro solo siente un desprecio y odio por el mundo, también hay algo de “luz” muy oculto, el cual no será fácil de sacar. No le gusta –y lo hará saber- que se tomen muchas confianzas con ella, cortando en más de un sentido; todo intento de pasar su espacio personal. Ni burdo ni vulgar, simplemente será contundente. Independientemente del lugar, momento y situación; le dará una importancia a su figura, su persona y apariencia exterior.
  3. Stannis the Mannis

    Elennel [Ficha]

    Ficha Generada Atributos 6 Físico 7 Destreza 6 Inteligencia 7 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 18 Mana 9 Iniciativa 9 Ataque a Distancia (Rifle Chispa) 9 Ataque CC Sutil (Espada ligera) 9 Ataque CC Sutil ( Cuchillo) 9 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo Destreza 2 Rifle Chispa 2 Espada ligera 2 Cuchillo 2 Defensa 1 Escalar 2 Nadar 2 Sigilo 2 Trampas/Cerraduras Inteligencia 2 Tradición/Historia 1 Sanación/Hierbas 2 Supervivencia/Cazar Percepción 2 Advertir/Notar 2 Buscar 2 Disfraz 2 Rastrear 2 Reflejos 2 Rumores
  4. Prologo: Las sombras vienen a quedarse. Yo era un acolito del gran y majestuoso clan Shadowmoon del más venerado, sabio y grandioso orco: Ner’Zhul. Pero aún no era más que un cachorro a los ojos de los demás, y no pude marchar hacia el nuevo mundo que se abría ante nosotros. yo solo era uno más de entre otros jóvenes orcos que no tenían pasado ni familia. Como animales éramos tratados. Entre rituales y sombras andantes que nos instruían. Se nos obligaba a pelear entre los jóvenes, para ver cual estaba más preparado y con duras pruebas se nos preparaba para los mayores desafíos, todo por la gloria del clan. Tiempos turbulentos fueron, Ner’Zhul apartado y su aprendiz Gul’Dan ocupando su lugar. Pero para mí eso no importaba, Noticias fugaces llegaban a mis oídos en los campos del Valle Sombraluna. Rumores de victorias en el nuevo mundo, de grandes derrotas de parte de los seres que allí habitaban que lo único que sabían hacer era trabajar la tierra, y de fortunas y recompensas que pronto vendrían. Pero las victorias pronunciadas pronto se difamaron y comenzaron largas discusiones entre los clanes. El Consejo de las Sombras supervisaba nuestro entrenamiento junto a los brujos del Clan Shadowmoon. Pero después de que Orgrim Doomhammer asesinara a Blackhand, el Apuñalador ocupó el puesto de Jefe de Guerra y hubo una profunda disputa entre los clanes, cosa que a nosotros los jóvenes acólitos y aprendices del Clan Shadowmoon, nos afecto, ya que tuvimos que ser escondidos para salvaguardar ¨la creación¨ del Consejo de las Sombras y del propio Clan. Aunque yo no tuve la suerte de mis congéneres, y los enviados del clan Blackrock a matar a todos los brujos leales a Gul’Dan, me encontraron. Creía que mi muerte estaba inminente, pero no iba a perder la vida tan miserablemente de una forma tan rápida, como era una ejecución con el hacha. Así pues me enfrente a los que quisieran enviarme al abismo. Aún con mi corta edad, había sido entrenado por una fiereza regla y normas que estos bebedores de leche de los Blackrock no pensaban. Pero pese a todo consiguieron tumbarme y llevarme hasta un campamento de los Blackrock. Los planes de los caciques del clan eran del todo inesperados, más allá de una muerte dolorosa por estar ligado al Consejo de las Sombras, se me perdono por así decirlo. - La Horda necesita orcos que sepan luchar, me importa una mierda que hayas meado junto a brujos, eres un cachorro, igual que ellos te comieron el tarro, lo podre hacer yo. Así que guarda tu lengua, cachorro. A menos que quieras que te la corte. No me importan tus divagaciones influidas por las Sombras ni las historias de los brujos Y eso dijo el cacique, y fue como pase a ser parte del Clan Blackrock, aunque no de forma oficial, pues tenía que pasar ciertas pruebas para comprobar mi nueva lealtad al clan Blackrock y la nueva Horda de Ogrim Doomhammer. Me entere años después, que los supervivientes del Clan Shadowmoon me habían dado por muerto y no sabían que suerte había corrido… una suerte para mí, pues quizás se me hubiera ejecutado. Más no fui el único obligado a obedecer forzosamente al nuevo Jefe de Guerra. Ahora bien, pasado ya unos años, se me encomendó la tarea de partir al nuevo mundo que llamábamos: Azeroth. Pues el Jefe de Guerra había lanzado una gran ofensiva y necesitaban a todos los clanes para ello. Capítulo I. Mareas de la Oscuridad. La Amarga Victoria La Segunda Guerra, continúo con un imparable avance de la Horda. Yo había avanzado junto a un nuevo contingente de refuerzos hacia Blackrock Spire, donde se estaba iniciando una ofensiva hacia el norte del contienente. La fortaleza de la Montaña Roca Negra era el nuevo baluarte de la Horda en Azeroth. Allí se habían reunido a todas las fuerzas en un inmenso despliegue. Allí me encontré con uno de los jóvenes cachorros que habían estado conmigo en el Valle Sombraluna, el cual había sobrevivido al igual que yo, a las purgas de Orgrim Doomhammer. - Me sorprendería encontrarte aquí, bajo el estandarte de Blackrock. Pero se dé propia mano, que la Horda necesita carne de cañón en la campaña del Norte. - Jum, nos envían a un suicidio, nos chocamos contra las puertas de Forjaz. Y luego están los llamados elfos en la lengua de los humanos … no creo que podamos seguir esta campaña, mientras las rutas cruzan todo el continente. - Ner’Zhul volverá y traerá la gloria a la Horda, pero primero tenemos que ser aparentemente fieles a Orgrim y sus Blackrock. Dejé a mi compañero fanático, predicando en sus habladurías de la llegada profetizada de Ner’Zhul. Orgrim Dommhammer - Jefe de guerra de las Hordas orcas – Ordenó que partiéramos en barcos hacia el continente de Lordaeron, desde las ruinas de Stormwind, hasta las islas de Zul’Dare, Tol Barad y Crestfall. Yo por mi parte, seguí siguiendo órdenes de los Blackrock. Empezamos a fortalecer las zonas marítimas, hasta que nuestros espías informaron de que una banda de soldados humanos habían capturado una partida de guerrilleros trolls, dirigidas por el comandante Zul’jin y que habían sido llevados a una prisión secreta cerca de la ciudad de Hillsbrad. Viendo una oportunidad de ganar nuevos guerreros, Dommhammer envió a unidades para encontrarlos y rescatarlos. Además de causar una sorpresa y terror en los corazones de los humanos. Liberamos a los trolls, aunque algunos habían sido víctimas de torturas y vejaciones; cumplieron. Ayudé a una joven troll de los bosques que estaba inconsciente, llevándola hasta el campamento troll. La troll era una criatura… peculiar. Era extraño, todo en este nuevo planeta lo era, pero más extraño era que decía haberla liberado y salvado la vida, por lo cual estaba en deuda conmigo. Por lo tanto me acompaño durante el asalto a Hillsbrad. Todos los humanos que se interpusieron fueron masacrados de las formas más terribles y espantosas. Empalados, quemados, decapitados, despellejados… fue una de la mejor batalla en las que participe y la troll de nombre Valxis, la cual me acompaño durante todas las campañas, me ayudó en más de una ocasión, gracias a su gran maestría en la batalla, portando las terribles hachas trol. Ella tenía ahora una deuda de vida conmigo. Para ella, yo la había librado de su cautiverio. Para mí, ella resultaría una herramienta de gran utilidad además de una buena defensa personal. Doomhammer ordenó que partiéramos hacia Tol Barad, para retomar Dun Modr y las tierras de Khaz Modan. Fue una dura campaña y puede que sin Valxis, no hubiera sobrevivido ante los feroces enanos. La trol mostraba su gran utilidad y prefería no ir sin ella a mí lado. En Grim Batol tuve con ella una conversación sobre mi pasado y como había llegado hasta donde estaba… - ¿Por qué tú luchar con Blackrock si tu no er de clan suyo?- Ella que no podía entender los entresijos de la política de los clanes, mi miraba confusa, observándome con detalle como un animal asustadizo. - Era luchar junto a ellos o morir junto a los míos. Y yo no iba a morir ese día. Prefería morir luchando que ejecutado sin más. - Tu no libre, tu e’clavo, tu obediente, no poder elegir pó si solo.- Ella negaba, algo indignada. Yo por el contrario meditaba sus palabras. En parte tenía razón, pero no tenía otra alternativa. - La voluntad del Jefe de Guerra es la voluntad de las Hordas, nosotros tenemos que ser un puño. El pensamiento de cada uno no importa… ¿Qué es la vida de un orco comparado con la de una Horda? Bendice la mente demasiado pequeña para albergar dudas. Las campañas siguieron; La caída de Stromgarde, la Matanza de Tyr’s Hand, la destrucción de Stratholme… toda gracias a que Gul’dan había logrado robar las piedras runas de los Altos Elfos, para usarlas para crear magos ogros. Incluso Ogrim Doomhammer y Zul’Jin de los Trols de los Bosques, avanzaron hasta las tierras de Quel’Thalas, donde los Trol ansiaban conquistar las tierras que los elfos le robaron. Pero no avanzamos hacia la capital elfica, pues Orgrim tenía los ojos puestos en Losordaeron. Ahora bien, nuestros aliados trols, no compartían la visión de nuestro jefe de guerra. Por lo tanto, Zul’Jin se quedo en Quel’Thalas, mientras el grueso de la tropa de las Hordas, partió hacia Lordaeron. Y Valxis desapareció en mitad del caos del asedio. Asumí que había partido con los suyos y me centre enteramente en el asedio y posterior saqueo de la ciudad. Aniquilamos a la escoria de Alianza. Ejecutamos a los prisioneros, destripamos a los nobles y los supervivientes ajusticiados e incinerados como dictan los rituales. Pero Gul’Dan nos traiciono, Ogrim retiro parte de las fuerzas de Lordaeron para darle caza a él y los clanes rebeldes, así la Alianza quebranto nuestro asedio y tuvimos que darnos en retirada hacia el sur, mientras íbamos perdiendo todas nuestras bases principales en el Norte, hasta quedar solo Black Rock Spire. Allí tuvimos una sangrienta lucha que se prolongo hasta el Portal Oscuro, donde las bajas se contaban a miles en nuestro bando. Al final, la alianza se puso en alza. Derrotando a Orgrim y el ejército prácticamente aniquilado, lograron cerrar el portal, pero unos cuandos habíamos quedado atrás… Capituló II Legado Ardiente Los Últimos de las Hordas Cuando desperté, me encontré en una mazmorra, atado y encadenado como un animal salvaje y herido. No sabía cuánto tiempo había pasado desde la batalla en el Portal, ni que había ocurrido con certeza, pero me encontraba débil, muy débil. Rápidamente supe donde estaba, pues unos humanos entraron abrutadamente en la celda, portando instrumentos de tortura. Cuchillos, hierros candentes, cadenas con pinchos y demás objetos. - Vas a pagar por todas las vidas que has arrebato ¡monstruo, bestia inhumana! .- No sé cuánto tiempo estuvieron torturándome. Cuando caía inconsciente era sanado para no morir y volver a la tortura. Estuve en la sombra y la soledad muchísimo tiempo… y una ira sangrienta recorría mi cuerpo cada vez que los humanos entraban, pero estaba débil y encadenado a la pared. - Los Orcos adoran magias oscuras… tu celda es lo bastante oscura, pero no lo suficiente ¿No crees, apestoso orco? Yo creo que lo podemos hacer más oscuro.- El humano rió y cogiendo un cuchillo afilado, lo pasó por delante de mis ojos cansados, puso el cuchillo al rojo vivo y comenzó el dolor más horrible que haya sentido. Deslizó el cuchillo desde la ceja izquierda hasta cruzarlo verticalmente hasta el pómulo. Manteniéndome los ojos abiertos mediante artilugios. Aún después de tantos años puede seguir sintiendo ese dolor, sintiendo el dolor de todas las heridas que me hicieron. El ojo derecho no lo llegó a tocar, pero el izquierdo quedó dañado. Un sutil corte, lento y agónico. - ¿¡Qué es está tortura ¡? ¡Por orden de su majestad el Rey Terenas, estos orcos son prisioneros de guerra y deben ser tratados como tales!.- Dijo otro humano que abrió la puerta, interrumpiendo al torturador. Ahí quedó, como un recuerdo, un trofeo. Pero un día Orcos del clan Blackrock, irrumpieron en la prisión, liberando a los presos, encontrándome a mí. Junto al remanente del clan Blackrock esperamos hasta que al final Grom Hellscream reunió parte de los clanes, para liberar los campos de prisioneros orcos. Para mi sorpresa, me encontré con Valxis la trol de los Bosques. Herida y hecha prisionera en un campamento humano. La trol había estado escapando de los humanos durante los años y ahora después de tanto tiempo, volví a encontrármela. Aún que mi vista estaba atrofiada por la tortura, mi ojo derecho seguía parcialmente con una visión justa. - Al final te he encontrado, Valxis. Durante años he esperado encontrarte. Ahora, partimos hacia un nuevo hogar donde ya no te voy a necesitar… me has fallado.- - Na-Nazar’Gul…yo no iba a ser esclava tuya.. ni de los humanos ni tuya. ¡Valxis es libre para elegir!- - ¡Yo soy Nazar’Gul Darkeye del Clan Shadowmoon. Todos servirán a mi propósito y tú has dejado de servirme! ¡Serás un sacrificio para las Sombras!- Epílogo Ojos Oscuros Renacer de las Sombras El orco se levantó de su asiento y ordenó al diablillo que parara lo que estaba haciendo, al mismo tiempo que lo dejaba atrás, con asco y desdén. - Ya basta de escribir por hoy.- El brujo orco, que andaba con un bastón largo, salió al balcón que daban a una de las calles de Ogrimmar. - ¿Ya basta, dices? ¡Pero si aún te queda la mejor parte! –El diablillo replicó con voz chillona, a lo cual el Orco, con un gruñido, se volvió adentro. - ¡Esto es absurdo, escribir mis memorias como si fuera a morir en la cama! - Oh no no. Morirás, pero no en la cama, eso sería fácil. El amo sólo quiere tu tormento, por eso te dejó con vida. Ahora cuenta lo que sigue, no ha terminado. - Todos saben lo que ocurrió después. Es una historia que todos conocen. Apunto estaba el Orco, para destrozar con sus propias manos al pequeño ser ruin, pero sabía que era inútil. Lo había intentando con anterioridad. Ese diablillo estaba ahí, no podría “morir” por las manos del Orco. Nazar’Gul cometió un gran error de novato; no tratar con demonios cuando no los puedes controlar ni tienes algo con lo que negociar. Logró encontrar un lugar en Kalimdor, lejos allá en bosques olvidados donde demonios y seres oscuros habían estado antes. Él sabía de un ser que si lo liberaba, podría darle todo lo que pidiera, al cual después de mucho esfuerzo y tiempo; encontró. Liberado y renovado por las energías que Nazar’Gul le había entregado, el Demonio no se quiso doblegarse ante el Brujo. En su arrogancia, el Orco pensó que podría llegar a un acuerdo con el Demonio, pero como todo acuerdo, cada parte tiene que dar algo a cambio y Nazar’Gul ya no tenía nada que dar. - Insignificante Orco. Os mueve la codicia. Sin pensar, lo dais todo. ¡No aprendéis! ¡Me das tanta pena, tanta que no te destruiré, solo me quedaré con TODO lo que tienes y dejaré los restos; tu miserable vida! Mi perdón será tu maldición. Con una chillona risa se esfumó el diablillo, dejando al Orco en la soledad y volviendo del recuerdo de aquella vez. Aquella vez en que perdió parte de su poder y algo más. Nazar’Gul no tenía grandes conocimientos sobre los demonios ni un gran poder, pero después de ese encuentro con el demonio … sus poderes fueron mínimos. Furioso, herido en más de un sentido. La congoja le carcomía como un veneno de efecto lento. No iba a seguir de brazos cruzados esperando la muerte en una cama, como le dijo al diablillo. Nazar’Gul lo perdió todo Tendría que volver a empezar desde cero. Aún no era un viej y, sus ansias de poder y grandeza eran latentes. Tenía conocimientos básicos de las sombras, algo de demonología. Debería usar su intelecto no su fuerza. Necesitaría encontrar a alguien para suplir carencias. Con el embozo de un vagabundo empezaría su nuevo viaje. Un viaje para volver a alzar a la Horda, para destruir a todo aquel el que se interponga en su camino.
  5. Stannis the Mannis

    Nazar'Gul Darkeye

    Nombre: Nazar’Gul Darkeye Edad: 41 años –Altura: 1,90 m Raza: Orco corrupto Sexo: Masculino Ocupación: Consejero Lugar nacimiento: Valle Sombraluna-Draenor Descripción Física: Nazar’Gul aparenta más edad de la que tiene. Consumido por males artes y una vida de penurias. Su cuerpo está lleno de cicatrices y marcas de quemaduras entre otras. Lo primero que llama la atención es su ojo izquierdo, el cual tiene un corte vertical y la pupila está cortada muy sutilmente, dejándolo inservible. De piel verde claro y pelo rojizo. Con unos colmillos no muy abruptos y vanidosamente cuidados. Descripción Psicológica: Siempre con un buen consejo que dar. Siempre habilidoso con las palabras y servil con sus señores. Nazar’Gul siempre aparentara lealtad y servidumbre, pero oculta una gran ambición, un gran odio y ansias de sangre y venganza. Un firme seguidor del culto de las fuerzas oscuras y de las viejas costumbres de la Horda.
  6. Si Elegost no está vigilando las puertas.. y a las guardias, pasa lo que pasa. Moraleja: No mandar a Elegost a misiones fuera PD: Mandar a Elegost a misiones fuera.
  7. Historia: "Vive con amabilidad y vivirás con fortaleza, con confianza, con efectividad verdadera. Vive amablemente y harás de tu mundo un mejor lugar para vivir" Prologo: Otra cálida mañana de verano. "El secreto de la felicidad es tener gustos sencillos y una mente compleja, el problema es que a menudo la mente es sencilla y los gustos son complejos." Era una mañana cálida de verano, empezando un nuevo día mientras el sol bañaba con sus rayos el Barrio de magos de Ventormenta. Unos rayos cruzaban tenuemente las cortinas finas que tapaban un poco una ventana de uno de los edificios donde Vivian los aprendices hechiceros y magos. Los rayos de sol entraban por las ventanas poco a poco. La pequeña habitación iba iluminándose, dejando ver la mesa llena de libros, pergaminos y velas ya derretidas. Estanterías con más libros y extraños utensilios, unos armarios y una cama pegada a la pared, con el cabecero al lado de la ventana. Sobre la misma cama había alguien durmiendo, y un conejo a los pies de la cama. El conejo, el cual de forma curioso se despertó, bostezo y se estiro, para luego ir hacia la persona para darle un extraño masaje con las patas delanteras. La persona dormida no tardó en soltar un leve manotazo que hizo que el conejo fuera a parar al suelo. La puerta se abrió y paso una muchacha de pelo corto, negro como el carbón, ojos grisáceos, de estatura común y cuerpo esbelto al cual se le ceñía la toga de color escarlata con las mangas abiertas y los hombros desnudos. El conejo se colocó delante de la puerta, atento a la voz y el ruido, pero no la joven Nahlia, la cual seguía durmiendo, desabrigada, bocarriba y con un hilo de baba por la comisura de la boca. -Nahlia, ¿Estas despierta, estás vistiéndote? ¡Nahlia, se te hace tarde! Pasado un largo rato; la habitación completamente iluminada y tras la puerta el ir y venir de los jóvenes que se levantaban para desayunar. La puerta de la habitación fue tocada de forma suave al principio, para luego con más energía acompañado de una voz femenina. La muchacha cerró la puerta y esquivó al conejo que la seguía con la mirada. Sacudió a la dormilona que seguía sin enterarse de nada y dijo con voz severa al principio: -Siempre llegas tarde, siempre tengo que venir a despertarte … ¡NAHLIA, DESPIERTA DE UNA JODIDA VEZ! El grito hizo despertar de sobresalto a la joven Nahlia. Con el cabello color caramelo todo revuelto y la mirada perdida. Se pasó la mano por la boca babeada y miró de nuevo a la muchacha con ojos adormilados. -Deja de gritar ... así no se dan unos buenos días, Samantha. Venga ... ahora me levanto, si no será tarde -Nahlia iba a acostarse de nuevo cuando Samantha la agarró por los hombros desnudos y finos. -Ya son más de las siete … las primeras clases empiezan dentro de diez minutos … ¡Y aún no te has ni vestido! Samantha se levantó y caminó hacía uno de los armarios. Lo abrió y se puso a rebuscar. Mientras, Nahlia se levantaba lentamente, bostezando y frotándose los ojos. El conejo se acercó hasta sus pies descalzos, mirándola mientras abría la boca y le pasaba las patas suaves por la pierna. -¿Quieres comer ya, Tali? -Dicho esto, las tripas de Nahlia resonaron como un monstruo en una cueva, lo cual hizo que Samantha soltara una gran risotada mientras dejaba un vestido en la cama. De color blanco y los bordes azul oscuro, con los hombros al aire, sin mangas y estilo palabra de honor. -Ponte este, lávate la cara, péinate y baja a comer algo ... ¡Y no tardes más de la cuenta! Yo le daré de comer a Tali. Samantha y el conejo salieron por la puerta, dejando a Nahlia sola, de pie junto a la cama, observando el vestido. Soltó un profundo suspiro y empezó a prepararse. Después de unos casi diez minutos, Nahlia ya estaba lista, con su vestido bien puesto, su pelo recogido por dos trenzas a los lados, algo de colorete y las pestañas retocadas. Llegó al comedor el cual ya esta desierto si no es por Samantha y el conejo, el cual estaba comiendo de un cuenco en el suelo. -Las dos vamos a llegar tarde ... y todo por querer dormir más de la cuenta. -Dijo una enfurruñada Samantha. Nahlia solo podría resignarse a comerse un bollo de miel con mermelada de fresas y un vaso de leche fresca, lo más rápido posible y con mucho cuidado de no mancharse el bonito vestido. Después del corto desayuno y las palabras severas del profesor Lucio Mero, con el cual tenían clase, llegó a su asiento en el aula de enseñanza de la torre arcana. Lucio les enseñaba las habilidades de las ramas de Evocación y Adjuración. La cual no le interesaban a Nahlia pero si a Samantha. El fuego mágico era y es bastante conocido por su versatilidad y poder destructivo, algo que Samantha parecía hacerle bastante feliz, ya que siempre sonreía cuando manipulaba tal magia. Nahlia en cambio prendía fuego a las mesas y una vez a la frondosa barba del profesor Lucio Mero, el cual ahora estaba casi calvo después de ese ¨incidente¨. Nahlia no estaba pendiente de la clase, el hambre aumentaba el sueño, la aburrida y chillona voz de Lucio le hacían que se perdiera en sus propios pensamientos internos … y en ese momento pensaba en su infancia. Nahlia había nacido en el reino norteño de Lordaeron. Su madre; Miranda Fell, había sido una maga de Ventormenta que tuvo que escapar de joven refugiándose en Lordaeron junto a su padre durante la caída de Ventormenta por la infame Horda. Allí conoció a un joven soldado llamado Palax Velker, con el cual tuvo a Nahlia. El abuelo de Nahlia volvió a Ventormenta cuando comenzaron a reconstruirla. Él también era mago, uno con una reputación bastante alta, así que se marcho al poco tiempo de nacer Nahlia. En verdad el abuelo Mathius se había ido de Lordaeron y alejado de su hija y nieta porque no aprobaba el matrimonio entre Miranda y Palax. Una maga con talento, casado con un simple soldado era algo que le parecía una aberración, un gran y fatal error. Pero no por eso odiaba o despreciaba a su sobrina, aún así terminó marchándose. Las cosas fueron muy bien por aquel tiempo, aunque era joven por aquel entonces, recordando pocas cosas; las fiestas en la capital, las marchas y desfiles de los soldados en las fiestas de recuerdo de la victoria frente a la ¨Horda¨, bañarse en el lago Lordamere en los días de calor, los trucos de hielo arcano que su madre hacia y la armadura de su padre, acompañado de sus fuertes brazos que la alzaba al cielo o le abrazaban en momentos tristes y su voz seria pero tan afectuosa cuando trataba con ella y con su esposa. Pero hay algo que recordara siempre de una forma tan ardiente como el fuego mágico; la destrucción de Lordaeron por las huestes del Azote. Los gritos de la gente, las calles ardiendo y los cadáveres reanimados devorando a las gentes aún vivas. Pero es a su padre marcharse para defender la ciudad, las lágrimas de su madre antes de su partida y la huida de la ciudad lo que más dolor le provocaron y aún le sigue acompañando tal tormento de pena. -Hay que ser dura cómo el hielo, ardiente cómo el fuego y cambiante como la magia alteradora. -La lagrimas de su madre recorrían sus mejillas, pero ella sonreía de forma cariñosa y cálida, cómo un escudo protector para su joven e indefensa hija. –Recuerda que pase lo que pase, nosotros siempre estaremos contigo de una forma u otra. -Ella le entregó un colgante formado por una pequeña forma en corazón de hielo arcano con una llamita dentro de él. Sostenido por un fino hilo platino. Se lo puso en el cuello de Nahlia, la cual estaba subida en un carro, a las fueras de la ciudad de Lordaeron, la cual estaba en llamas. –El hielo soy yo, el fuego es tu padre … y tu eres la fuerza del cambio, alterable pero a la vez serena, capaz de superar cualquier obstáculo y asimilarlo, resolver los problemas que se crucen en tú camino. Nahlia no entendía sus palabras, estaba asustada, lloraba contemplando a su madre que tenia la mano en el vientre manchado por un rojo oscuro. -Irás a Ventormenta, donde yo nací, con tu abuelo. Allí estarás a salvo ... te quiero hija. Siempre te he querido, estoy y estaré siempre orgullosa de ti. -Su madre la beso por una última vez, al momento el carro empezaba la marcha. Una joven que también lloraba, cogió a Nahlia, antes de que esta se bajara del carro. Nahlia gritó y lloró … hasta que horas o días después ya no tenía fuerzas para seguir llorando o gritando Sus pensamientos se cortaron cuando Samantha le dio un codazo que casi termina con Nahlia en el suelo. Samantha era algo más grande y mayor que Nahlia. La que en cambio era joven, delgada, bajita comparada con Samantha y no tenía mucha fuerza. -A ver si despiertas, que aún nos queda toooda la mañana por delante. Y no te voy a cubrir para que te eches otra siestorra de mañana. -A semi arrastras fue Nahlia a otra clase... y otra... y otra cabezada contra sus libros. Capítulo I: Un cuento del pasado. “Las lágrimas derramadas son amargas, pero más amargas son las que no se derraman. " Cuando por fin Nahlia regresó a su habitación, ya había caído la tarde. No había parado en todo el día, de clase en clase y de práctica en práctica. Últimamente a ella y a Samantha les hacían muchos exámenes y pruebas, las preparaban para algo. Samantha decía que pronto las mandarían fuera de Ventormenta y más allá. Nahlia en cambio no quería opinar mucho en eso, ella pasaba tiempo entre libros en la biblioteca, pero le gustaba soñar con que salía de la ciudad a conocer mundo, pero cuando Samantha decía estas cosas, ella pensaba en como viviría lejos de la gente que conocía, de su habitación con libros, de sus amigos y sin Samantha. Siempre había sido así y tenía algo de temor por que cambiara. En la solitaria habitación se sentó sobre la cama mirando tras la ventana mientras acariciaba a Tali. En ese momento comenzó a ponerse melancólica y a recordar su pasada y cómo llegó a donde estaba. Su madre simplemente le dijo que en la torre rodeada de rosas encontraría a su abuelo. Así que cuando llegó a la ciudad de Ventormenta, con doce años que tenia … se sintió como una pequeña y minúscula hormiga. Ella tenía algo de dinero que su madre le había conseguido dar antes de irse, pero solo le daría para unas pocas comidas. Nahlia había pasado un largo tiempo de viaje desde Lordaeron hasta Ventormenta. Y cuando llegó a la capital humana del sur, estaba muy asustada y confusa. Su madre le había hablado de su abuelo Mathius Fell, pero no sabía cómo era, ni donde vivía ni sabia como encontrarlo. Preguntó por la ciudad pero nadie hablaba con una pequeña y mugrienta refugiada, además tenía miedo de que le robaran el dinero, así que casi siempre pasaba tiempo queriendo pasar desapercibida. El primer día lo paso recorriendo partes de la ciudad, le preguntaba a los guardias, esperando que fueran como su padre de amables, pero no tenían tiempo para una niña huérfana y vagabunda, como muchos otros niños que andaban por la ciudad. Llegó a la capilla, donde se acordó de su padre el cual la llevo más de una vez a la capilla de Alonsus de Stratholme, donde veía a los paladines Caballeros de la Mano de Plata ir a rezar desde su bastión en la ciudad. Pero Nahlia no vio ningún paladín como los que veía en Stratholme, en cambio vio a muchas mujeres y niños rezando, refugiados también del norte. Ella rezó junto a ellos, rezó por muchas cosas; por sus padres los cuales nunca más volvería a ver. Al llegar la noche y ya sin esperanzas, llegó al Barrio de Magos y la torre, cuando quiso entrar en ella, los magos de batallas que guardaban la entrada no la dejaron acceder a ella. -Fuera, mugrienta, vete al albergue o el orfanato, aquí no se te ha perdido nada. Nahlia estaba destrozada físicamente, tenía las ropas hechos arrapos, iba descalza, con los pies sucios, despellejados en parte y sucia de arriba a bajo con la cara manchada y lagrimas en sus ojos. Rompió a llorar, quedándose en el sitio. Los magos ya se empezaban a cansar y uno dio un paso a delante para darle un bofetón cuando una niña de más edad que Nahlia se acercó a ellos dando gritos. Nahlia -Tu abuelo estará en alguna taberna de mala muerte, gastándose las pocas monedas que tendrá. ¡Ahora lárgate de aquí, o te haré convertir en rata!. -Bu-busco a mi abuelo … está en la torre … rodeada de rosas -Los ojos se le llenaron de lagrimas ante las risas de los magos, que se mofaban de ella. -¡QUIETOS, ASQUEROSOS LAMECULOS! ¡Dejarla tranquila! -La niña de pelo largo negro y ojos grisáceos se puso delante de Nahlia, y chasqueo los dedos desprendiendo una pequeña e insignificante llamita. Los magos se miraron entre ellos, con muecas de desprecio, soltaron gruñidos y bufidos de aburrimiento o molestia y se dieron la vuelta, dejándolas ahí solas, ya con la noche. -Malditos bastardos -La niña se dio la vuelta y miró a Nahlia con cara de pena y lastima. -¿Por qué lloras? ¿Te han pegado? ¿Por qué estás aquí sola? Nahlia poco a poco dejó de llorar y le contó su historia a la niña de nombre Samantha, a la cual al escuchar su historia se le escaparon unas lágrimas también. -Yo también perdí a mis padres … Mi padre era un poderoso mago, cruzó el portal oscuro junto a otros ... y nunca volvió. Mi madre murió por una enfermedad, pero yo ya estaba aquí en la torre. -Se pasó la mano por los ojos y siguió mirando a Nahlia, la cual le devolvía la mirada con interés. -¿Estabas aquí en la torre? ¿Vives allí? ¿Conoces a mi abuelo?- La cara de Nahlia se ilumino, llena de esperanzas de nuevo pero sus palabras le salían a tropezones y con un leve nudo en la garganta aún. -No vivo en la torre, boba, vivo en las casas que hay por aquí, en la torre están los magos más listos … ¿Pero tu abuelo está aquí? ¿Cómo se llama? -Mathius Fell, mi madre decía que estaba en la torre, es un mago muy poderoso ... una vez convirtió un grupo de orcos en ovejas. -Dijo Nahlia, asombrada ella misma por sus propias palabras, pero Samantha solo le dedicaba una sonrisa. -El nombre me suena … tu espera aquí, luego volverá a por ti … ¿Cómo te llamas? -Nahlia Velker. -Y ahí espero, debajo de un árbol, en silencio, en la oscuridad de la noche. Hasta que luego de un largo tiempo, Samantha volvió con un hombre anciano, calvo, con semblante serio y señorial. Con túnica blanca, la cual parecía cambiar de color en la oscuridad, dependiendo de si se movía o le daba una luz de una forma u otro. Nahlia se levantó y miró al hombre, sintiéndose algo intimidada, tímida y asustada ante el hombre, el cual mantenía el rostro serio y guardaba silencio observándola con atención, hasta que terminó diciendo… -Vayámonos, tendrás hambre y sueño, además de que tendrás que darte un baño caliente. Y tú, Samantha, vete a dormir ya, es tarde. -La niña se fue rápidamente no sin antes despedirse de Nahlia con un beso en la mejilla, aún teniendo ella la cara manchada. Su abuelo le tendió la mano y juntos se fueron a casa. Capítulo II: Pasado ilusorio, futuro imperfecto. "A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo." Su habitación estaba a oscuras, ella estaba tumbada en la cama, sin más ropa que la interior, pensando en que ponerse para bajar a cenar. -Algo sencillo me pondré … comer y dormir … y estudiar … Ains. -Tali pasó junto a la cama, mirándola desde el suelo. Nahlia la cogió y la puso sobre su vientre. Acariciándole distraída, el animalito se dejaba, estaba acostumbrado y era manso. Tali era su confidente, su comodín en momentos bajos, el apoyo que le animaba. Todo empezó los pocos meses después de vivir con su abuelo. Mathius Fell no solía encontrarse en casa y Nahlia pasaba casi todo el tiempo sola, iba a la escuela y jugaba con Samantha cuando esta no estudiaba artes arcanas, pero el tiempo restante estaba sola. Ella solía irse a la sala de estudios de su abuelo Mathius a curiosear y leer sus libros en lenguas extrañas, algunas en lo que parecía Alto Elfico. Su madre tenía dos o tres libros sobre magia arcana, pero su abuelo tenía todo una biblioteca para él solo. Y Nahlia leía los libros que estaban en común. Ya que no había otra cosa por hacer. Pero aún con todo añoraba a sus padres, si se concentraba mucho, apretaba su collar y se mantenía en silencio y concentrada, podía ver a sus padres delante de ella. Eran como reflejos en aguas turbias. Nahlia sentía cierto temor, cría que eran fantasmas, o sueños suyos, así que no se lo conto a nadie. Aún así ella seguía haciéndolo pues en el fondo le gustaba recordara su familia Pero esto tampoco se lo dijo a nadie. Con el paso de dos años, al cumplir los catorce, Nahlia le dijo a su abuelo lo que era capaz de hacer. Su abuelo no parecía sorprendido, pero tampoco dijo nada al respecto. Nahlia le dijo que ella también quería ir a aprender como su amiga Samantha, pero su abuelo se limito a decir que no. Nahlia se enfadó, fue una de las pocas veces en su vida que se enfadaba de verdad. Se fue hacia la sala de estudios de su abuelo, llena de ira y cogió una esfera de cristal brillante que había sobre una mesa de estudio junto otras cosas, para lanzarlo contra algo, cuando al coger el cristal sintió algo ... pero estaba demasiado enfadada, que su abuelo no le dejara explotar su potencial le parecía ridículo, estaba tan furiosa que cerró los ojos y apretó fuerte el obre. Queriendo formar una ilusión de su abuelo para lanzar la esfera, pero lo que consiguió fue muy distinto. Provoco una deflagración arcana que casi estuvo por volar medio estudio. Cuando su abuelo acudió hasta allí, encontró a Nahlia en el suelo inconsciente. Ella despertó pasado unas horas, junto a ella estaba Samantha, con una sonrisa al ver que su amiga estaba bien. Pero no estaba sola, tenía una cría de conejo de color canela en su mano. Samantha la había encontrado en el mismo lugar donde se topó por primera vez a Nahlia. -Es un regalo de cumpleaños ... quizás fue el destino, tengo el don de encontrar cosas bonitas y monas. -Dijo Samantha, sacando la lengua mientras dejaba a la pequeña conejita sobre el vientre de Nahlia. -Es … es muy bonita … la llamare ¨Tali¨, como la Elfa nocturna que ayudó al comandante humano contra los orcos salvajes. -Nahlia le pasó la mano por entre las orejas del animal. Ésta le dio un leve mordisco. Las dos a continuación rieron alegres y despreocupadas. Mathius apareció con la varita de la familia Velker en la mano, causando la mirada de confusión de las dos chicas, al ver que Mathius no iba a ir a la torre y portaba tal cosa. -¿Por qué llevas la varita, abuelo?- Dijo Nahlia mientras se sentaba en el sofá, dejando la gato en su regazo. -Porque ahora te pertenece. Como me perteneció a mí y como tuvo que haber pertenecido a tu madre. -Pero ... si tú mismo me habías dicho que no ibas a dejar que fuera a estudiar lo arcano … ¿Por qué ahora si?. -Porque antes no estabas preparada … ahora sí. Has aceptado lo que eres. Dura como el hielo, ardiente como el fuego, has cambiado y eso era lo que tenías que hacer. Nahlia recordó las palabras que una vez le dijo su madre antes de marchar ... y volvía a no entenderlo, mostrándolo ciñendo el entrecejo y cerrando levemente un ojo. -No tienes porque entenderlo ahora, no hay porque entender el gran, solo hay que saber controlar el poder que hemos obtenido. Por eso te entrego la varita de la familia y mañana comienzas tus primeras clases. Nahlia y Samantha se miraron sorprendidas y casi Nahlia se levanta de golpe y con el conejoo en su regazo, pero se acordó a tiempo, dejándolo en el sofá para ir a abrazar a su abuelo y coger la varita de la familia, la cual guardaría con recelo en su habitación. Nahlia estuvo cuatro años aprendiendo las artes arcanas en la Torre junto a Samantha, destacando y prefiriendo las artes de la Ilusión. Con algo de interés por una u otra escuela. -Tengo que irme a cenar o se me hará tarde -Le dio un besito en la cabecita peluda, entre las orejas y dejo a Tali a un lado de la cama y empezó a buscar algo que ponerse. Sacó un pantalón de tela azul, unas sandalias de tiras, una camiseta sin mangas y bajó a cenar junto a los demás magos y hechiceros aprendices. Cuando llegó al comedor, contempló las largas mesas llenas de comida y la gente sentada en bancos por los lados. Ella buscó con la mirada a su amiga Samantha, al verla fue hacia ella, saludando a los que levantaban la mirada de sus jugosos platos de comida. -Siempre tarde, al menos aún queda comida. -Dijo Samantha, la cual le había dejado un hueco libre a su lado para Nahlia. Ella se sentó y empezó a comer, estaba hambrienta pero sus formas en la mesa estaban antes. -Cómo os decía, Mixhal puso la prueba de salir del barrio sin que nos viera… algo imposible, ya que tiene a su pájaro “mágico” que lo ve todo, pero a mí no me vio. Muchos fallaron pero yo no soy como los demás. El que hablaba era un muchacho humano de nombre Rolh, que estaba enfrente de Nahlia, era un engreído y arrogante, pero tenía un dominio importante en la magia. El no paraba de sonreír de forma chula mientras se apartaba el pelo castaño que le llegaba hasta los hombros. -A mí también me puso esa prueba … yo usé mis artes y mi conjuro de “Caida Lenta” para ir por zonas altas y salvar obstáculos y aprovechando los arboles, logré salir sin que me vieran ... tu simplemente usaste el conjuro de “Translación”. Psh, cualquiera hubiera podido... incluso Nahlia. Y eso que es una inútil. -El otro que hablaba era otro humano llamado Xalario, aunque este tenía más edad que la mayoría, tenía la cabeza rapada y no gozaba de fama de amable. Nahlia paró de comer al escuchar la mofa. No era una mentira en parte ... Nahlia no era buena hechicera, pero no era de las peores. Ella había hecho ilusiones de ella misma para confundir al ave y lograr salir del barrio. -Eso es cierto en parte. Pero tú tampoco puedes hablar mucho. Si mal no recuerdo luego no fuiste capaz de calcular la caída desde un techo y terminantes en el canal y casi ahogándote. Recuerdo que Mixhal al no verte y luego encontrarte en el canal te suspendió por usar trampas y por estúpido. La mayoría de los que estaban cerca soltaron unas risas. Todos salvo Xalario, el cual se levantó enfadado del banco y le hizo verter el vaso de agua a Rolh, mojándose el pantalón, lo que hizo que más risas aparecieran. Terminada la cena y después de un rato hablando con sus amigos y compañeros, Nahlia se despidió para volver a su habitación. Cuando llegó a su cama estaba agotada, el día de hoy había sido uno bastante duro, acompañada de una semana de duras e intensas pruebas. Epilogo: Nuevo amanecer, nueva vida. "Mejor ser feliz en esta vida, que aspirar a serlo en la venidera. Nahlia se quito la ropa casual y se puso algo más cómodo; unos pantaloncitos cortos de tela fina y una camiseta de tirantes. Se sentó en la silla frente a su mesa de estudio y se puso a repasar formulas alquímicas, compuestos, encantamientos, conjuros. Etc. La campana de la catedral dio varios, dando ya las siete de la madrugada. Nahlia estaba con la cabeza apoyada sobre pergaminos mojados, babas, o a saber qué. Horas de estudio interrumpido y mal dormir. No era la primera vez que se quedaba hasta tarde, otras veces había estado mucho más tiempo despierta, ese era uno de los motivos por el cual no se despertaba a tiempo, el otro motivo era porque se quedaba leyendo novelas durante horas. Porque si algo había que le gustara en especial a Nahlia era; leer en novelas, dar paseos por el parque sintiendo la naturaleza, la música, el baile y estar con Samantha. Nahlia cerró los libros, guardó los pergaminos, apagó las pocas velas que iluminan el cuarto y se metió en su cama, al poco rato quedó dormida, ajena a la hora y que dentro de no mucho rato, Samantha llamaría a su puerta… El verano quedaba atrás, el otoño estaba siendo duro, muy duro, en especial fuera de la capital. Pero esos pensamientos no pasaron por la cabeza de Nahlia ... aunque tarde o temprano, se debería enfrentar a ellos. Cambiar, moldearse y superarlos. O quedarse estancada y marchitarse, como las hojas del árbol de su ventana.
  8. Stannis the Mannis

    [Ficha] Nahlia

    Ficha Generada Atributos 5 Físico 6 Destreza 8 Inteligencia 7 Percepción Valores de combate 20 Puntos de vida 24 Mana 7 Iniciativa 8 Ataque CC Sutil (Bastón) 8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo Destreza 2 Bastón 2 Nadar 2 Defensa Inteligencia 2 Sanación/Hierbas 2 Ilusión Básica 3 Mimetizar imagen 2 Alquimia -Sedante -Poción de Maná Básica -Poción de Amor Leve -Poción Miau Miau 2 Conjuración Básica 2 Evocación básica (Arcano) 2 Tradición/Historia 2 Transmutación básica 2 Abjuración Básica 2 Detectar Energía 2 Encantamiento Básico Percepción 2 Baile 2 Buscar 2 Etiqueta 2 Música (Flauta dulce) 2 Advertir/Notar Alquimia: Aprendiz: Sedante leve: Un sedante de corta duración, que te sumerge en un sueño profundo. Se administra por vía oral. Dura tantos turnos/minutos como nivel de Alquimia. Se resiste con una tirada de Físico vs Dif 12 Poción de Maná Básica: Poción que recupera 1d3 puntos de maná. Solo puede usarse una vez al día. Poción de amor leve: Poción que genera una sensación de calor en el pecho, y hace que no se encuentre agradable con la compañía de la primera persona que ve tras ingerir la poción. Dura 5 minutos por nivel de alquimia. Poción Miau-Miau: Usando pelos de gato y otra clase de ingredientes, esta pócima hace que el que la ingiera por vía oral se vea víctima de ciertos impulsos incontrolables, como acabar sus frases con "miau", especial interés por los pequeños roedores, y otros comportamientos típicos de estos felinos. Dura 5 minutos por nivel de alquimia.
  9. Nombre: Nahlia Velker Fell Edad: 20 años (Cumpleaños 15 de Noviembre) Altura: 1:66 m Complexión: Liviana - Cabello: Largo, ondulado y de color crema Ojos: Grandes, brillantes y de color avellana. Parientes: Padre: Palax Velker / Madre: Miranda Fell / Abuelo: Mathius Fell Allegados: Su mejor amiga; Samantha Tarsoni Ocupación: Estudiante Facción: Academia de las Artes y las Ciencias Arcanas The Magician~ Enchanter~ Descripción física: Nahlia es una joven humana de unos dieciocho años recién cumplidos. De aspecto inocente y delicado además de juvenil. Bajita (1:65cm de alto) y bastante delgada. Con un busto poco pronunciado. Es bastante débil debido a su constitución, aunque puede caminar bastante sin cansase, siempre y cuando no sea un camino abrupto. De cabellos largos que le llegan bajo los hombros, trenzado o en coleta, de color crema con el flequillo recortado y por los lados largos. De cara inocente, con ojos grandes y de color avellana, cejas finas, nariz pequeña y redondita, labios pequeños pero carnosos. Descripción psicológica: Es bastante inocente, pero no confiada. Suele ser reservada y algo tímida con los desconocidos, pero es alegre ante todo. Le gusta mucho hacer reír a los demás y que estén felices. Siempre es muy educada y aplicada en sus tareas, aunque luego en el fondo sea un caos. Es bastante curiosa y preguntona. Siempre escucha las opiniones de los demás y las aplicará de buen grado -Si tienen sentido-. Tiene fobia y pánico a como por ejemplo; los insectos, los muertos, fantasmas, los incendios o fuegos grandes; Todas secuelas del ataque del Azote a Lordaeron.
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    1. Malcador

      Malcador

      7,8/10
      -Demasiada " BRUGERYA OZKURA "

    2. Abrahel

      Abrahel

      Debo decir y si se me permite el comentario, que jamás te imaginé roleando a una mujer que a simple vista parece tan dulce y tierna. Stannis, cada día siento que te conozco un poco más.

      Y no sé si eso es bueno...

      dramatic_chipmunk_2_0_by_maccasarotto-d7

    3. Stannis the Mannis

      Stannis the Mannis

      Es el misterio del rol. Ahora esperas un hijo mio. 

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  11. Nadie habla de las flechas florales de Santiago. Flores por balas. El movimiento hippie antibelicista llega al Imperio.
  12. ¿¡Un Enano que no va por tierras enanas!? ¿¡Qué clase de enano es ese!? ¡Cuando le veamos por la roca madre, le vamos a dar de palos hasta que le salgan pelos en la lengua!
  13. Historia Prologo Las Montañas Nubladas y las Galerías de Bronce. Después de varios años, he vuelto a escribir mi vida en papel. ¡Por las barbas de Muradin! Odio escribir, prefiero contar mi historia junto al fuego con una pinta en las manos y un bardo a mi lado. Empezare sin más detalles con el principio, pues toda historia tiene un principio ¿O qué rayos pensabas? Me crié en un orfanato de Ironforge. Según me contaban los cuidadores, unos mineros encontraron un bebe en las propias minas. Algo extraño, pocas enanos bajaban hasta las minas, algunos decían que me había parido la propia tierra. Como eso que dicen; los Enanos brotan del suelo. Me crié y me educaron cómo cualquier niño Enano del Clan Bronzebeard. Aprender a leer las runas y escribirlas, al igual que común y esos malditos números que parecen ser el idioma de los Gnomos. A los 28 años me mandaron a diferentes minas de Dun Morogh donde estuve otros 20 años trabajando. Minería y la propia forja. No logré sobresalir cómo herrero pero era un buen minero y me sabia mover por las minas, encontrar vetas y extraerlas. No era una vida fácil ni sencilla, carámbanos, tampoco era lo peor y menos cuando salimos a cazar por los bosques y conseguíamos algún jugoso jabalí, o una buena pelea contra un oso salvaje. También teníamos que defender la mina de algún ataque de los Trol de la nieve, esas malditas criaturas que no se dan cuenta que esta tierra es nuestra por derecho. Pues bien, tuve que saber pelear con el hacha aparte de picar con el pico. Recuerdo los primeros rumores de la Primera Guerra contra la Horda, por parte del reino de Azeroth, cómo se le conocían por aquel tiempo. Poco nos importaba a la mayoría de trabajadores, esas tierras nadie de los que estaban ahí las habían pisado, y eran solo rumores y leyendas que contaban cómo combatían contra unas horribles bestias salvajes. Decíamos -¡Bah, cuentos de niños para asustar a los demás reinos!- pero que equivocados estábamos, muy equivocado. Cuando los supervivientes del reino sureño llegaron a Lordaeron, su rey pidió que los Enanos y Gnomos participáramos, por un momento solo dimos una pequeña parte pero cuando la propia Horda llegó a Dun Morogh, todos comprendimos que la hora de actuar con todas nuestras fuerzas había comenzado. La Alianza pedía mucho, las minas se estaban empezando a quedar secas y perdíamos a muchos hermanos en el frente o… en las propias minas y fundiciones. Combates en la frontera, minas abiertas mientras se batallaba en las propias entradas y alguna escaramuza a las puertas de Ironforge. Las condiciones eran extremas y las voces descontentas resonaran en todas las minas y fundiciones. Una huelga se produjo, para así que se nos diera voz y se escucharan nuestras demandas. Todas las minas escogieron unos embajadores para que se presentaran ante el rey Magni Bronzebeard y su corte. Yo fui uno de los elegidos para representar nuestra mina, ya que llevaba bastantes años trabajando y era alguien calmado y respetuoso, no era cómo la otra mayoría, que fueron más allá y querían armar una rebelión minera. El Rey y la corte tenían que reanudar la producción así que aceptaron hablar con los mineros. Cuando llegamos a la capital, después de unos largos días por el peligro de la zona de guerra, nos reunimos todos para debatir, pero la reunión no empezaba y el rey no aparecía. Al cabo de unas pocas horas, la Guardia Real entró en la sala, juzgándonos de ser traidores por haber robado material militar y usarlo contra el propio reino. Los que estábamos ahí no podíamos creernos tales cosas. Todos fuimos arrestados y conducidos a las oscuras mazmorras. Desde allí, poco a poco nos íbamos enterando que es lo que había pasado. Los extremistas mineros se habían aprovechado de la salida de los más pacíficos y se habían amotinado. Magni Barbabronce temía una gran revuelta justo ahora con la gran demanda, por lo que mando a la Guardia Real a capturar a todos los implicados y ejecutarlos si se resisten. Capítulo I: Roca ensangrentada Decir que a los Enanos nos gusta estar metidos en las montañas es cierto, ahora, pasarse años y años en una galerías apestosas, mal construidas y sin poder dejarlas ¡en condiciones! Eso no. Pero esa era la condena. A las minas más alejadas de la madre roca. A las más peligrosas, a las que fueran posiblemente atacadas por la Horda u otras criaturas. Por Yunquemar… abrías una nueva galería y aparecieran criaturas, criaturas horribles. ¡Por mis barbas, es que no quiero pensar en ellas! Desprendimientos, bichos inmundos, asaltos de las Hordas Orcas. Y cuando terminó la guerra, ay cuando terminó la guerra. Pocos quedaban ya vivos en aquellas alejadas canteras y minas. Los pocos que habíamos sobrevivido; a base de pan rancio y cerveza aguada. Aprendiendo a luchar con picos y hachas improvisadas. ¡Si, ese es un buen castigo, o picas, o mueres pero mueres si te dejas matar! Arrojadas años después de finalizar las guerras contra la Horda. Arrojados, sin más; penas cumplidas. Vida complicada. No podría decir que hiciera muchos amigos en mi condena. Claro que si no eras “compañero” del que tenias al lado, ese no te iba a cubrir las espaldas en un peligro. O te apuñalaría con un punzón en el ojo para robarte las botas. Y sí, eso pasaba. Había de todo, desde asesinos crueles a personas como yo, que solo habíamos querido derechos. Pero querer “derechos” cuando tienes “obligaciones” es considerado traición. Para un Enano, no darlo todo en tiempos de necesidad es como ser un asesino de niños. O incluso peor. El caso era; Sin patria y sin oficio, lo único que quedaba era irse a matar algo hasta que te olvidaran. Capítulo II: Hacha a sueldo No fue complicado toparse con una compañía libre por mis errantes viajes en Loch Modan. Zona conflictiva y llena de oportunidades. Me pareció bien unirme a ellos. Tenía apenas un hacha y restos que había rapiñado en las canteras. Venderse para recobrar el honor perdido. Irónico. Nos pasamos una temporada por Loch Modan. Habían unos humanos, un Gnomo y otro Enano. Todo marchaba bien, algunos cobres, alguna plata. Cerveza y vino especiado. Costillas. Cortes. Algún humano que moría… Al final quedamos cuatro. El Gnomo, el enano, un humano llamado; Janos y yo. Y digo el nombre del Humano porque era el líder, que si no, ni lo nombraba. O alguno morían de enfermedad por beber agua del lago, o por Troggs. Y por Ogros, no olvidemos a esos bastardos hijos de mala madre. Fueron ellos los que terminaron matando a los demás. ¡Oh sí, ya voy al final de esto! Nos iban a pagar por matar a unos Ogros que atacaban una granja en Loch Modan. Los Ogros se comían el ganado como si fueran patatas. El caso es que fuimos, les dimos matarile y cuando parecía que todo estaba hecho.. ¡PLOF! Un ogro de dos cabezas tirando asquerosa y jodida magia. Janos, el Humano, fue pasado de lado a lado por un rayo. El Gnomo aplastado cual bicho y el Enano compañero le rebanó una de las cabezas al Ogro, pero luego se convirtió en una gallina y ... no sé dónde andará ya. Quedaba yo y el Ogro malherido. Te puedes figurar cómo acabó. Porque esta historia va sobre Vildar Melenaestaño, no sobre un Ogro con dos cabezas que acabó sin una y con un virote en el ojo.
  14. Nombre: Vildar Melenaestaño Raza: Enano Sexo: Hombre Edad: 80 años Lugar de Nacimiento: Minas de Forjaz Ocupación: Mercenario aventurero Historia completa Descripción física: Su piel es sonrosada, muy pálida pero bastante blanquecida por la falta de sol al estar tanto tiempo en las minas. De ojos grandes, hundidos y penetrantes de color verde oscuro y las cuencas de los ojos arrugadas. Su nariz es redonda y hundida hacia adentro, arrugada como una nuez. Las cejas pobladas y gruesas. Es bastante robusto como la mayoría de los enanos y tiene una gran resistencia y fuerza física, con manos grandes y tenaces, y brazos musculosos por trabajar en las duras rocas de las minas de Khaz Modan. Su pelo; que es de color estaño, lo que le ha valido el sobrenombre de Vildar Melenaestaño. Le llega a los hombros y lo lleva suelto aunque suele tener una trenza y al final de esta el sello de los mineros de Khaz Modan para sujetarle la trenza. La barba; del mismo color que el pelo, se la acicala todos los días por lo que la tiene muy bien estilizada. La barba le llega hasta la cintura y suele llevarla suelta salvo por un recogido final. Y unos bigotes largos. Tiene algunas cicatrices, las más visibles son las de la cara aunque la barba no las deja ver, tiene una en la frente cerca del cuero cabelludo, otra en el pómulo izquierdo en forma de L y una que le recorre el ojo derecho horizontalmente. Descripción Psicológica: Es un terco, mandón y gruñón, pero aun así es simpático y alegre con la gente que conoce, siempre y cuando la situación sea favorable; la mayoría de veces con una jarra de cerveza. En combate es decidido y atrevido, nunca retrocedería y lucharía hasta la muerte si le es posible, arriesgándolo todo por la victoria. Aventurero de corazón y alma, nunca le dice que no a un reto; y más si es referente al estómago o la lucha Como fue minero y enano que es, las montañas, las galerías; túneles, minas y demás, le encanta. Además al haber sido soldado los exteriores también le gusta. Por lo que se siente bien en cualquier ambiente.
  15. Stannis the Mannis

    [Ficha] Vildar

    Ficha Generada Atributos 8 Físico 6 Destreza 6 Inteligencia 6 Percepción Valores de combate 32 Puntos de vida 18 Mana 6 Iniciativa 10 Ataque CC (Hacha de guerra) 10 Ataque CC (Hacha de mano) 10 Ataque CC (Combate Sin Armas Ofensivo) 8 Ataque a Distancia (Ballesta ligera) 8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 2 Hacha de guerra 2 Hacha de Mano 2 Combate Sin Armas (Ofensivo) Destreza 2 Ballesta ligera 2 Escalar 2 Defensa Inteligencia 2 Fauna 2 Sanación/Hierbas 2 Supervivencia/Cazar 2 Peletería Percepción 1 Advertir/Notar 1 Buscar 1 Rastrear 2 Rumores
  16. Elegost está preparado. Yo estoy preparado. My body is ready. Solo tienes que orientarme al enemigo y lanzarme.
  17. Si. (La imagen es para no ser tan simple)
  18. Elegost no confiaba en que Leonardo de la Vega llegara a poder contarle al mando esas ideas suyas, ese plan loco y absurdo, desesperado y que sonaba a misión suicida. Y si lo hacía, seguramente no le harían caso. Así que, al menos, Elegost tocaría mucho las narices y mandaría muchos mensajes para ver si el "Alto Mando" tenía algún plan mejor que esperar a que los Gnolls se aburrieran de matarnos a todos. Entregó una carta en el cuartel de Villadorada. Esperaba que si al menos se limpiaban con ella, les entraran picores o que la reutilizaran para algo importante. Con la Luz. Soy Elegost Faler, Comandante Elector del Campamento de Falveri. Pido una audiencia con un oficial de alto rango para hablar sobre la situación actual en la que Elwynn se encuentra. El Alto Mando tiene que tener un plan y los Montaraces de Falveri estarán ahí. Pero necesito saber si de verdad hay un plan, o hay que crear uno. Este asunto y otros más me gustarían ser discutidos. Que la Estrella del Norte nos guíe a todos en esta oscuridad. Gloria al Imperio de la Humanidad.
  19. Una Inocente. Una Bruja. Un mal día Obtener leña para hacer flechas. Tarea fácil para comenzar el día. Pues no. En Falveri nada es fácil. Santaigo y Elegost marcharon a la rivera oeste del Falveri cuando buscando un buen árbol, escucharon gritos de una mujer. Santiago avanzó y se encontró con una mujer siendo agredida por un hombre, al cual le atizó con ganas y dejó inconsciente. Santiago usando su inocencia y persuasión, logró que la joven confiara en él. La joven tenía señales de lucha y pensaron que había sido víctima de una posible violación. Santiago en base a la normativa de Falveri; se comprometió a darle refugio en el campamento. Elegost les acompañó hasta el río y volvió junto al hombre inconsciente el cual se despertó agitado y gritando. -¡La Bruja! ¡Que .. no se escapa! ¿Y por qué me duele tanto la cabeza? ¿¡Tú no habrás dejado que esa puta se escape, cierto!? ¡ES PELIGROSA, TONTOLABA! El Montaraz se sobresaltó y cuando empezó a interrogar al hombre, descubrió que la muchacha no era tan inocente. Era una bruja del este que estaba engatusando a personas de la barriada para fines oscuros y los llevaba al bosque... Elegost llegó horas después. La muchacha supuesta bruja se encontraba según Santiago, en su tienda. Elegost corrió y corrió, y al llegar.. ¡Un cuervo le atacó! ¿Qué había si eso? ¿Magia? La muchacha ya no estaba... había sabido que Elegost la buscaba. Santiago se puso al corriente gracias a Elegost y usando sus poderes arcanos, intentó seguir un rastro arcano el cual encontró. Los dos montaraces marcharon corriendo y atrás iba Melissa, que les vio en el último momento. Un tiempo entre los bosques y pararon al llegar a una vieja cabaña. Discutieron un plan; Era algo peligroso, esa bruja no era tan inocente y débil como había aparentado. Pero por muchos intentos de encontrar, ninguno funciona. La única solución fue la de usarse de cebo, el propio Elegost. Cuando avanzó corriendo hasta la cabaña... desapareció. Santiago y Melissa no tardaron en seguir a su Comandante Elector. Y cuando pasaron el portal invisible del plano... Se internaron en el sueño. En una distorsión de la realidad donde nada era lo que parecía. No está claro qué ocurrió ahí y ninguno recuerda bien qué pasó. Pero se enfrentaron a sus miedos, temores y si no llega a ser por Santiago, que nombró a la "Dama del Cisne" Elegost no hubiera vuelto a ser consiente en el sueño y junto a Santiago, acabado con la bruja, que dirigía cual obra esta pesadilla. Al despertar y comprobar que las heridas que se hicieron en el sueño las tenían despiertos, se atusaron e investigaron la cabaña. Elegost se internó y encontró a la bruja colgada de una soga a la viga... la bruja ya no era la muchacha, si no la vieja decrépita y putrefacta del sueño. ¿Cómo era esto posible? Santiago fue el segundo en entrar y detectó energías, así como un susurro que le hizo internarse más hasta encontrar un prisma rojo. Cuando Santiago tomó el prisma; este empezó a brillar con fuerza, a drenar su maná y entonces.. estalló. Una gran explosión levantó. La cabaña y todo a su alrededor se deshizo. Y los montaraces salieron volando, menos Melissa, que es pesada y dura. (Lo de pesada lo dijo Santiago en un momento) Melissa buscó a sus compañeros pero tuvo que pedir ayuda, pues la noche había caído. Horas después volvió con un novicio de la Mano de Plata. Un recluta y Gael. Encontraron a todos... o solo a Santiago, ya que Elegost se encontró él solo. Ayudado uno por el novicio y otro por el recluta, llegaron a Villadorada. Allí en una casa de socorro, un Enano enfermero (Lo nunca visto) les atendió las magulladuras. Melissa fue a hablar con el novicio y los otros dos Montaraces... bueno, eso es otra historia. Todo era demasiado confuso, extraño. Habían muchas incógnitas. Muchos vacíos. ¿Cómo es que la bruja tenía tal poder? ¿Cómo es que luego apareció muerta? ¿Qué era ese prisma? Demasiados misterios para un día... ¿Lo resolverán? Participantes: Elegost - Santiago - Melissa Mastreado: Stannis the Mannis Duración: 3-5 horas Tipo de evento: Corto.
  20. Otro errante ¿eh? Eso está bien, siéntate y toma un descanso, a ver qué te parece estas; nuestras historias. ¿Quieres ver como está el rol de los curanderos? ¿O lo entendí mal? ¿Un pj curandero te harás? Bueno, a ver si es verdad y te quedas, más que para mirar, para afincarte. Un saludo y We'll bang, ok?
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