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  1. Kario

    [Bosque de Ocaso] La ruta

    LA RUTA. Finalmente Alondra los guiaría por aquél oscuro paso, muchos aún no confiaban en ella, pero Jared si lo hacía, no tenían más opción era la única que sabía encontrar un paso, lo más seguro posible, uno por el que se pudieran traer suministros. El grupo compuesto por Odriel, Bodvar, Olwen, Alba, Alondra y Jared. Avanzarían despacio por la oscuridad del bosque cuidando cada paso y observando cada sombra... ****** Para desgracia del grupo, antes de seguir adentrándose en aquél paso oculto, una pequeña manada de huargens les había olfateado...quizá fuera por el aroma del enano...Se como sea el grupo se vio rodeado de estos horribles seres. Alba y Alondra consiguieron huir a tiempo, corrieron sin mirar atrás. Mientras que, Olwen, Bodvar, Odriel y Jared, comenzaban a enfrentar a los cuatro huargens que habían salido de la oscuridad del bosque. Fue ahí cuando Alondra, se paró en seco y vio como los demás se quedaron ahí combatiendo. Detuvo a Alba y le sugirió la idea de atacarlos. Alba, medio convencida asintió, pero con la condición de ir en sigilo. Mientras las dos muchachas avanzaban en sigilo, Odriel conjuraba sus tajos de vientos, mientras esquivaba las feroces garras del huargen, Olwen estaba un poco más nervioso y le costó entrar en combate. Bodvar por su parte iba intercambiado golpes con la bestia, la cual extrañamente se resistió mas de lo esperado. Fue cuando Jared golpeó en la cadera al huargen y aprovechando este suceso Alondra y Alba aparecieron de entre las sombras, clavando le ambas dagas a la bestia, la cual enfurecida se giraría y golpearía a las dos mujeres, dejando a Alondra una buena herida. Pero finalmente Alondra pudo clavarle la daga entre las costillas, y le pudo dar fin. Jared rápidamente fue a apoyar a Olwen y tras un golpe en el costado y otro en el cráneo por parte del Iniciado dieron fin también a aquella bestia. Odriel hacía lo propio despedazando a su oponente con su viento. Fue ahí cuando Bodvar bloqueó con el escudo un feroz mordisco de la bestia, la pateo para quitarsela de encima y le lanzó el martillo con la furia de todo un ejército enano. Esta impactó en el hocico de la bestia, la cual cayó muerta. ****** Tras el encuentro, el grupo reanudo el paso. Adentrándose en la ruta guiada por Alondra, darían varios rodeos, izquierda, derecha...derecha, izquierda...Pero, el paso se mostraba relativamente seguro, no como otras zonas del bosque. Tras finalizar el largo sendero con varios rodeos...llegarían al río, donde habría un extraño embarcadero, completamente abandonado. Según contó Alondra pertenecía a Hebert...y el ya no está. Sería una excelente ruta para llevar suministros a Pico de Plata. Bodvar, satisfecho, regresó al campamento para dibujar toda la ruta, mientras se llevaba a rastras a uno de los huargens... ****** Mientras Alondra y Odriel inspeccionaban el embarcadero. Olwen, Alba y Jared se quedaron fuera, esperando a la pareja que había entrado. Fue cuando unos zombies atraídos por el ruido que provocaría el enano en su marcha, mientras arrastraba el cadáver del huargen, llegaron hasta la posición del grupo de Jared. Mientras que Jared ordenó a Olwen cargar contra esos seres, Alba decidió ocultarse. No fueron mayor problema para el Iniciado y el Novicio, tras los golpes de maza o de espada y la Luz, los derrotaron fácilmente y tras una pequeña charla, Alondra y Odriel volvieron a aparecer. Finalmente, gracias a la muchacha, Pico de Plata tendría una ruta de suministros, la mas segura posible...Tras una charla entre los integrantes del grupo, decidieron regresar al campamento. INFORMACIÓN OFFROL. CONSECUENCIAS.
  2. LA LUZ PREVALECE. Los zombies y necrófagos comenzaron a agolparse en el primer muro. Las trampas ideadas por Joshep mermarian el paso de las criaturas, pero no fue suficientes para detenerlas. Mientras que las flechas intentaban y reducían el número de enemigos. La batalla se había desatado en aquella montaña. ****** Bodvar caminaba, de vuelta al campamento, con la cabeza de un lobo como trofeo, mientras el enano se iba acercando fue cuando vio a lo lejos una figura, que caminaba dando risotadas y realizando extraños movimientos. A su lado, un esqueleto, bien pertrechado con una espada de calidad. El enano no se lo pensó, dejó su trofeo y comenzó a combatir contra el esqueleto en un combate a vida o muerte. ****** El primer muro había caído, y todo el patio comenzó a llenarse de zombies y necrofagos. Los Cruzados, liderados por Eleandris pudieron regresar a tiempo dentro del segundo muro. Allí comenzarían a arrojar toda el agua bendita que habían preparado. Estas estaban en unas ollas que Thurimar se habría encargado de hacer. El último muro parece que aun resistía. Y los cadaveres iban cayendo uno tras otro, por flechas, magia o Luz. Esto hizo que se amontonaran, dando la posibilidad de escalar a algunos necrófagos. Estos atravesaron los muros y el combate cuerpo a cuerpo comenzó. Los Iniciados de la Mano aguantaron bien las embestidas de los necrófagos...pero las puertas cedieron, el caos se apodero de Pico de Plata. ****** Bodvar interpuso el escudo ante el tajo de la espada del esqueleto, luego usó el escudo para repelerlo y aprovechó para destrozarle la rodilla derecha al esqueleto, dejándolo completamente cojo. El enano aprovechó para ir rápidamente hacia el campamento. Allí vería al acólito, disfrutando de su "asalto". Para su desgracia, el enano lo vio y no dudaría en lanzarse a por él. Eleandris vio también un posible ataque hacia al acólito, así que decidió lanzarle una flecha, la cual impactó en el hombro del acólito. Se arrancó la flecha, sonrió a Eleandris con sarna y le lanzó un proyectil oscuro que le dejaría un buen quemazón al explorador de la Cruzada. Mientras, Jared comenzó a cargar con sus Iniciados, para intentar dar fin. Pero era tarde, el acólito ya había comenzado a preparar un poderoso hechizo que cambiaría el transcurso de la batalla. Bodvar intentó de detenerlo, pero no lo consiguió, fue tarde. El acólito realizó un conjuro que acabaría con su vida, pero que a cambio le dotaría de gran poder a un zombie, mutandolo dándole una poderosa y oscura fuerza. Jared, Bodvar y Odriel se lanzaron a por la nueva y monstruosa criatura no-muerta, recibieron un ataque brutal por parte de ella. Pero la Luz del humano, el viento del elfo y la maza del enano aguantaron lo suficiente para que los demás acabaran con las amenazas restantes y poder dirigir toda la atención a esta criatura. ****** El combate fue cruento, muchos Iniciados de la Mano acabaron muy mal heridos, al igual que todos los novicios de la Iglesia. Incluso Oscar, un aguerrido muchacho estuvo a punto de morir. Pero Odriel en un acto heroico pudo salvarle la vida, mientras que Bodvar lo sacaba del campo de batalla. Finalmente la balanza se decantaba hacia el grupo de los héroes. La criatura cegada por la Luz del novicio Olwen, cayó al suelo, fue ahí cuando los golpes de Luz del Iniciado, el viento del mago y finalmente la Luz de Romeo, dio fin a la bestia no-muerta, trayendo el silencio de la victoria... INFORMACIÓN OFFROL. CONSECUENCIAS.
  3. UN BOSQUE MORTAL. ****** Era inevitable el Bosque nuevamente les había tendido una emboscada. Esta vez se trataba de un acólito y lo que él denominaba "sus mascotas". Una especie de necrófago constructo con aspecto de huargen. El Iniciado Robert saldría de entre los matorrales del bosque cubierto de sangre, arañazos brutales, mordiscos y sin el brazo derecho, cayendo inerte en el suelo para iniciar su viaje al seno de la Luz. Mientras que el Iniciado Oleg, poco después aparecía también muy mal herido, aunque este consiguió resistir, gracias a los cuidados de Margot. De la espesura apareció un sujeto un tanto extraño, desgraciadamente se trataba de un acólito, al ver el tabardo de Jared, realizó pocas preguntas al igual que Joshep, el cual le disparó con la ballesta. De poco sirvió, el acólito uso sus energías malignas para liberarse de aquél virote. Desgraciadamente el combate ya había comenzado. Pero antes Jared exclamaría a Margot y a los demás que se retiraran inmediatamente. Mientras Margot, Alba y Oscar escapaban de ahí con Oleg muy mal herido. Una de las "mascotas" del acólito se lanzó hacia ellos. Eleandris lo pudo ver a tiempo y comenzó a disparar flechas para intentar distraer a la bestia no-muerta y restar atención sobre el grupo que escapaba. Más tarde Kandriel se unió y comenzó a disparar a la bestia no-muerta. El acólito dio la espalda a Joshep y este intento apuñalarlo por la espalda, de poco le sirvió ya que volvió a evitar el ataque del intendente de Pico de Plata y le lanzó un proyectil oscuro que le impactó de lleno. Jared comenzaría a cargar contra este. Finalmente, gracias a las flechas de Eleandris y Kandriel más la valentía de Oscar. Alba y Margot consiguieron alejarse lo suficiente mientras arrastraban a Oleg. La bestia no-muerta lanzaba mortales zarpazos y bocados, mientras que Oscar conseguía defenderse a duras penas, usando su inteligencia. Mientras que también lanzaba golpes hacia esta. Aunque ni las flechas ni los golpes parecían surtir efecto en ella. Joshep trató de escapar, pero en su huida el acólito le lanzó otra ráfaga a las piernas, tirándolo al suelo. Jared aprovecharía ese momento para encimar al acólito y partirle uno de los brazos con un golpe de la maza. Fue entonces cuando Margot al ver caer a Joshep, se lanzó corriendo hacia él. Alba tras mirar a Oleg y mirar a Margot correr hacia Joshep, decidió ir tras ella, tras su amiga. Poco antes llegaron dos exploradores de Eleandris, por desgracia solo dos, de los cuatro que eran. El combate parecía decantarse a favor de la oscuridad. Pero gracias a la fe y la Luz, pudieron darle la vuelta a la situación. Las flechas del Cruzado Eleandris hicieron mella en la criatura no-muerta, abriendo sus defensas, mientras que Oscar seguía manteniendo la atención y distrayendola, Kandriel pudo acabar con ella con otro disparo certero. Margot y Alba, por otro lado, trataban de sacar a Joshep de ahí. Jared se quedó solo contra el acólito. Tras un duro combate, Jared pudo partirle el otro brazo restante de un brutal golpe con la maza. El acólito se arrojó al suelo, gritando auxilio, el cual no tardaría en llegar, llamaba a su hermano. Tras estos gritos en agonía a lo lejos una silueta humana podía verse claramente, mientras que una gran horda de esos constructos comenzaban a ir hacia el lugar donde estaba el grupo. En lo que Jared recuperaba el aliento del duro combate contra el acólito, Eleandris le disparó a la cabeza con una flecha, dejándolo en un silencio eterno. Sin más el grupo huiría del lugar, mientras la horda de constructos con aspecto de huargen los seguía por el Bosque... ****** INFORMACIÓN OFFROL. CONSECUENCIAS.
  4. Apartado de las amenazas del bosque negro... Bajo la seguridad de las montañas del este de la provincia se alza... El campamento Pico de Plata Ocaso es una región boscosa al sur de Ventormenta que tras su caída se ha convertido en el refugio de incontables amenazas perseguidas como práctica común en el Imperio. Los cultos heréticos dedican largas jornadas a la adoración de extraños ídolos y el manejo de artes prohibidas por la humanidad, las bestias se hacen más agresivas en su lucha contra las monstruosidades que han empezado a pulular bajo la sombra de los negros arboles. Mientras que los bandidos, ladrones y toda clase de escoria fugitiva del Imperio en su eterna huida se han ocultado en este bosque con la certeza de que nadie estaría lo suficientemente loco para adentrarse en él. Reptando entre las malezas y rapiñando lo que puedan encontrarse en los caminos. Sin el velo de la Luz sobre sus extensos bosques y con pocos beneficios que obtener a cambio del sacrificio que implicaría enviar tropas en su recuperación, además de la presencia de campañas más importantes y cruciales para el Imperio, los esfuerzos para retomar el territorio maldito se han ido disminuyendo con el paso del tiempo, pues sería un gasto de recursos y tropas que podría utilizarse mejor en el lejano norte. Esto, no obstante, no ha resultado en un impedimento para proseguir con los esfuerzos de obtener de vuelta las tierras que antaño habían pertenecido a la emperatriz. Recientemente las ordenes hermanas de la Mano de Plata y La Cruzada Escarlata han unido sus fuerzas por una causa común, la construcción de un asentamiento en el este de dicho bosque, la búsqueda y captura de cabecillas de los cultos heréticos ahí asentados y la posterior recuperación a largo plazo de la zona. No iba a ser una tarea sencilla, y exactamente por eso ellos están ahí para llevarla a cabo. Han organizado una campaña con la aprobación de los altos mandos de sus respectivas ordenes, además, grupos de voluntarios del Imperio y reinos vecinos se han unido a la causa. Ya sea por beneficio propio, la búsqueda de gloria personal, o el simple deseo de ayudar por un bien mayor. Los primeros días fueron de tortuosa búsqueda, el bosque les había golpeado a ellos como nunca antes y se había encargado de minar la moral de los expedicionarios con ataques, enfermedades y otras dificultades. A despecho de los esfuerzos del bosque maldito de escupirles de vuelta a la seguridad de su Imperio, los bravos paladines y guerreros se mantuvieron firmes y continuaron su exploración. Fue entonces cuando optaron por moverse a las montañas al este de la región, a pocos kilómetros de la población en ruinas de Villa Oscura. Ahí contaban con un refugio seguro, apartado en parte de los peligros que rondan en el bosque y su influencia maligna que, bien se sabe, tiene las capacidades de trastocar la mente, el cuerpo y el alma de aquellos que se asientan en él durante un tiempo prolongado. Dieron uso presto a sus herramientas y con pericia lograron levantar un campamento improvisado, pero el grupo era consciente, y sabían que si querían tener una sola oportunidad contra los peligros que podrían, e iban, a atentar contra ellos iban a tener que hacer unas cuantas mejoras. De este modo pues, y con la ayuda tanto de voluntarios como de paladines fueron ideando proyectos cada vez más ambiciosos; la construcción de muros y empalizadas, la excavación de pozos, la escolta de futuras caravanas de suministros, entre otras cosas. Poco a poco, el plan iba reuniendo más firmeza con los días que pasaban, y eso era una buena señal. Decidieron bautizar el campamento como Pico de Plata, por razones deducibles, y se había convertido más en una base de operaciones inicial para sus primeros movimientos en ese lado de la provincia maldita. Contando con paladines y guerreros que han estado presentes en campañas militares ajenas y han prestado un servicio en ellas, artesanos que dándole uso a sus habilidades podrían ayudar a mantener el campamento en pie y realizar los proyectos del mismo e incluso personajes con una suerte de fama ya labrada en las ciudades del Imperio más cercanas, que con su fuerza y habilidad o aptitudes mágicas pueden servir como una fuerza explosiva en el campo de batalla y un apoyo inmenso fuera del mismo. Eventualmente irían llegando unos pocos voluntarios más, no eran muchos, pero serían suficientes para ir aguantando en ese lugar desolado. Pero bien se sabe que no es una tarea fácil mantener en pie un campamento, y mucho menos en las circunstancias actuales, pero si algo caracteriza al Imperio mismo es su voluntad inquebrantable como el más duro mithrill, su capacidad de adaptarse y superar los retos por más inmensos que se alcen frente a él. La misma fuerza de voluntad, la misma ambición y la misma fe que presentan los miembros de aquella campaña por cumplir sus objetivos. //Hilo en proceso
  5. El Asalto a la Mansión. Llego el momento, los iniciados, los cruzados, voluntarios...todos conformaron un círculo y comenzaron a terminar de verificar el plan que tanto tiempo habían estado perfeccionando. Todo debía salir bien, estaba todo previsto o...casi todo. Cuando llegó el momento de separarse, Eleandris y sus exploradores, marcharon por el paso de las montañas, junto con un carro, en el carro habría un tronco para arrojarlo, y una mula. Mientras que la vanguardia avanzaba por la colina. Cuando todo el mundo llegó a sus puestos, pudieron observar que la zona se trataba de un claro, no había arboles relativamente cerca y la Mansión ahí se encontraba, de toda la zona era lo único en mal estado, sus maderas estaban podridas y las piedras carcomidas por el tiempo y el desgaste. Aún así se podía ver a simple vista de que se trataban de materiales caros y buenos. A lo lejos también verían una horda de unos treinta zombies errantes. Fue ahí cuando el grupo de vanguardia comenzó a cargar contra los enemigos, contra esa horda no-muerta y fue cuando Eleandris dio la orden para que soltaran los troncos. Jared, Bodvar e incluso Odriel pudo evadirlos sin mayores problemas. Pero algunos iniciados si tuvieron mas problemas en esquivarlos. Por parte de la horda de zombies, no surtió el efecto esperado, puesto que las criaturas se seguían levantado y avanzando hacia el grupo de la vanguardia. Pero no fue, sino Talflink quien disparó en el entrecejo a uno de los zombies y acabando con el primer enemigo, a partir de ahí, las flechas, la magia, la Luz y las mazas se apoderaron del campo de batalla. Todo era un caos y en medio de ese había dos humanos y un elfo, Joshep, Alba y Altarian. Estaban en las sombras vigilando la Mansión por si algún enemigo decidía escapar o incluso atacar...pero no fue así, la Mansión parecía abandonada y el grupo comenzó a avanzar hacia ella, quizá con más ruido del esperado. Bodvar interponía su escudo a una mandíbula del zombie, mientras que con el mazo le golpeaba brutalmente en el pecho, acabando con la criatura. La batalla seguía su curso. Los Iniciados tomaron el combate por los flancos y los exploradores, junto con Eleandris y Talflink acababan con ellos desde las alturas. Todo parecía decantarse a favor del grupo. Fue entonces, cuando Joshep, Alba y Altarian, escucharon una voz en su mente, una fría voz, la cual retumbaba en la mente, como si una daga se clavara entre las costillas. Fue entonces cuando, Joshep decidió prender fuego a la Mansión, consiguió hacer fuego y lo lanzó contra ella, pero, extrañamente el fuego se volvió verde, y extinguiendo la llama, Altarian también lo intento, pero el no llegó lejos y la botella que iba a lanzar para que explotara, le explotó en la mano, conmocionandolo. Alba por su parte, decidió aventurarse para ver lo que había tras la mansión y allí lo vio todo, tres grandes esqueletos y unos diez necrofagos estaban...aletargados, esperando su momento para atacar, como si esperaran la orden de su 'maestro'. Alba decidió huir, gritando que huyeran de ahí, pero nadie le hizo caso o nadie la escuchó, sea como fuese, esa extraña voz seguía susurrando al grupo, prometiendo grandes poderes si se unían a el. Mientras la batalla contra los zombies iba llegando a su fin. Fue entonces cuando el grupo de vanguardia hizo retroceder a los zombies y estos corrieron en piña hacia donde se encontraba Eleandris, allí, Talflink usó una granada de agua bendita y Eleandris y los exploradores las flechas y proyectiles ígneos acabando con todos ellos. Esto provocó que un gran humo se alzara al cielo y se pudiera ver de casi cualquier parte de Ocaso... Tras esto, las puertas de la Mansión se abrieron y llego el caos, la voz que susurraba en la mente, trató de corromper al grupo, la mayoría se mantuvo firme, pero Odriel se acercó demasiado a una extraña y densa niebla, parecía poseído y fue cuando Jared usó la Luz para disipar la niebla y conseguir que Odriel volviese en si mismo y en ese periodo de tiempo fue cuando los tres esqueletos y los necrofagos salieron a emboscar al grupo. No quedaba otra opción y Jared lanzó una ráfaga de Luz hacia el cielo, indicando la retirada, tal y como lo habían acordado en el plan, todos comenzaron a correr. Pero los necrofagos cerraron el paso a Joshep. Bodvar, Altarian y Jared acudirían en su ayuda, otro necrofago llegó también y se sumo a la caza del grupo, mientras que otro grupo de necrofagos avanzaba hacia la posición de Eleandris, pero como los Iniciados de la Mano, también corrían hacia la posición de la Cruzada, pudieron entretenerlos, mientras los cruzados iban dando fuego de apoyo al grupo de Jared. Finalmente no pudieron resistir mucho más y todos consiguieron escapar...aún así Odriel y los susurros en la mente parecían afectarle...y se le veía distraído, se acercó demasiado a la Mansión y eso pareció afectarle, Jared esperó hasta que consiguió ver a su amigo elfo, le ayudó a subir e incluso le dio un frasco de agua bendita. Estaba muy pálido y parecía mareado. Por fortuna, no hubo ninguna baja, solo heridos...pero la peor herida que había ahora en el campamento sería el orgullo y la fe...¿Volverían a luchar contra la Mansión? Más que una derrota o una retirada, fue un golpe de realidad. La Oscuridad juega sucio, hace trampas y sólo busca poder, no le importa el honor ni la justicia y hará cualquier cosa por ganar. Es algo que todos habrían aprendido o reafirmado tras aquella noche. INFORMACIÓN OFFROL. CONSECUENCIAS. Gracias a todos por participar y la paciencia mostrada, un saludo y nos vemos en los siguientes!
  6. Axl

    [Bosque del Ocaso] Mataogros

    La espalda le estaba doliendo horriblemente, sentía como si una muralla se le hubiese caído encima, o al menos una pared muy grande. El aire se le escapaba de sus pulmones y casi podía estar seguro de que se le habían roto un par de costillas a lo largo del combate, pero se concentraba en ignorar eso lo mejor que podía. Más adelante luchaba el enano, siempre le sorprendía su capacidad para meterse en problemas con enemigos que podrían diezmar grupos enteros, pero esta era la gota que derramó el vaso, habían limites para su bravura y tenía el presentimiento de que lograba superarlos con cada día que iba pasando... y cada vez iba pasando más de eso a la locura. A unos pocos metros también se encontraba Nicholas, un cercano amigo, se le notaba tan exhausto y apalizado como él, quizás un poco más... no podía hacer más que sentir preocupación por él. Pues el enano inconscientemente le había arrastrado consigo a una muerte segura. Salió de su ensimismamiento cuando la enorme criatura alzó sus brazos, gruesos y grandes como pilares, y junto los puños para aplastarle junto con el enano, fue empujado por su compañero para evitar ser pulverizado y escuchó como una maldición salía de su boca, sacudió su cabeza mientras memorizaba sus hechizos más potentes y se reincorporó para observar el caótico combate. Observó al enano dar una zancada hacia adelante y atacar al gigante con su martillo, no parecía causarle muchos daños a la criatura... negó con la cabeza y mientras empezaba a rodear al enorme ser para flanquearlo con un hechizo una incógnita se empezó a pasear por su cabeza como una molesta mosca: ¿Cómo se habían metido en una situación así... otra vez? *** *** *** *** Estaban perdidos, el leñador estaba consciente de ello. Habían estado caminando durante muchas horas y el viaje solo se hacía más y más irritante conforme el tiempo iba pasando. Tenía que empujar el carro de suministros mientras que el enano lideraba el paso, no era una actividad muy entretenida, pues entre la incomodidad del bosque, el sol que ya se había ocultado hace unas horas y los comentarios extenuantes del enano la experiencia distaba lejos de ser para su disfrute. Moverse por el complejo montañoso tampoco era una tarea sencilla, pues un paso en falso podría incluso significar un derrumbe y la perdida del carro junto con los suministros iba a resultar en una desgracia para el campamento y sus residentes, al menos ya estaban cerca, o eso decía su compañero, y eso significaba que pronto podría descansar bajo la seguridad de un grupo numeroso. Para su despecho estas montañas se asemejaban más a un gigantesco laberinto, el enano se asomó por una rampa en descenso y supuso igual que él que ahí se encontraría el campamento, pues hace un rato habían visto un pequeño río que se extendía por el valle rocoso. Descendieron con cuidado y se encontraban en un terreno plano, donde había una cueva de curioso aspecto más adelante y un camino que se extendía hacia el río al otro lado de donde ellos estaban. Siguieron el camino al río y el leñador se percató de que habían rocas y arboles con extrañas marcas pintadas sobre ellos, se lo señaló al enano y este último se acercó. Se preocupó un poco cuando el enano dijo que reconocería estas marcas en cualquier sitio, más no eran runas enanas. El enano le dijo que esperase aquí mientras que él se cercioraba de que el camino hacia adelante era seguro, el no terminaba de entender bien el porque pero al menos no tendría que seguir tirando del carro. Se puso cómodo mientras veía partir al enano y se dedicó a examinar el lugar con los ojos. Sintió un temblor y escuchó un fuerte golpe, no fue la primera vez que lo habían hecho. Hace unos minutos habían escuchado un estruendo parecido y eso había captado la atención del enano. Ya había pasado un rato y su compañero no aparecía, intentaba controlar la preocupación y se quedó vigilando el carro, otro temblor hizo sacudir el suelo tras él y se giró repentinamente a observar. Sintió como el corazón se le iba subiendo a la garganta poco a poco. Veía una figura enorme detrás de él, y se estaba aproximando a pasos largos y pesados, era al menos dos veces más grande que él y eso lo colmaba de temor... maldijo en voz baja por la ausencia del enano y se escondió detrás del carro para evitar ser visto. Se asomaba cada tanto a ver al extraño y sentía pánico con cada paso que daba, pues se iba acercando cada vez más y más. Debía pensar en un plan y rápido, había visto a esas criaturas antes, solo en los relatos y de boca en boca, pero habría preferido nunca ver una en carne propia. Era un autentico gigante. La criatura ya estaba a menos de cinco metros del carro, y el leñador tuvo que ir reptando por los lados del mismo esperando no ser detectado, podía sentir como el corazón luchaba por salir de su pecho, y casi podía sentir como explotaba cuando escuchó un grito que más bien parecía un rugido, no era el del gigante. Era del enano más adelante en el camino. La criatura rugió en respuesta y el leñador casi sentía como se le estropeaban los oídos ante tal sonido, vio como la montaña de músculos trotaba en la misma dirección que tomó el enano. *** *** *** *** Rugió con odio el nombre de la criatura, y se sintió como un idiota por haberse acercado tan inconscientemente a su guarida, se trataba de nada más y nada menos que un ogro, uno que no se iba a mostrar muy propenso a aceptar visitas. Empezó a correr de vuelta hacia donde se encontraba el leñador y se encontró con la criatura frente a él, el humano se había acercado a una distancia prudencial y no pudo hacer más que pedirle que se fuera, que buscara ayuda, él iba a poder contenerlo... o al menos eso era lo único que podía esperar. Vio como el leñador iniciaba su huida antes de ver como un enorme pie se aproximaba a toda velocidad hacia él para patearlo, rodó por el suelo evitando la extremidad y pudo ver como arrancaba un trozo de suelo con esa patada. Se reincorporó y descolgó su martillo, dejó caer el escudo al suelo pues sabía que no iba a ser ni un ápice de útil, entonces se concentró en evitar que el enorme humanoide no lo convirtiese en un amasijo de carne con sus enormes puños, esquivar, evitar, correr y rodar... era lo único que podía hacer para mantenerse con vida, mientras iba inspeccionando las características de su contrincante. Habían pasado al menos unos diez minutos, pero el guerrero de clan los vio pasar como si fuesen una eternidad, estaba exhausto y parecía que aquel ogro solo estaba deseoso de aplastar algo, estaba tan preocupado en sobrevivir que había olvidado examinar su aspecto... era grande, eso es obvio, pero no tanto cómo los mas grandes, quizás justamente había abandonado la adolescencia y se había convertido en adulto, aunque todavía le faltaba tamaño... bien sabía que esas criaturas nunca paraban de crecer, evitó un puñetazo del tamaño de una mesa rodando por el suelo y sintió como su armadura le daba una paliza, no lo estaba pasando muy bien. Siguió luchando por sobrevivir durante unos minutos más hasta que finalmente observó a dos figuras acercarse, eran el elfo y el leñador, habían venido a prestarle auxilio en esta batalla, quizás no lo había demostrado pero se sentía agradecido por ello, si iba a morir en ese lugar al menos necesitaría que alguien pudiese presenciar su caída. Rugió con entusiasmo y aprovechó que el ogro se distrajo para atacar. Era el momento de la ofensiva. *** *** *** *** Odriel estaba paseándose por el complejo montañoso sin haberse alejado mucho del campamento. Había salido con la excusa de otear el terreno, pero bien sabía que lo estaba haciendo para alejarse por un rato del ajetreo del campamento, necesitaba algo de tiempo para poder meditar en la tranquilidad que ofrece el estar solo. Y no iba a tenerlo en un lugar donde las ordenes, el sonido del acero entrechocando y los guerreros moviéndose de un lado a otro eran cosa de todos los días. También había dedicado un pequeño espacio de sus pensamientos en preguntarse donde estarían Bodvar y Nicholas. Se supone que deberían haber llegado hace un par de días y aun no recibían noticia alguna de ellos, dos, no sabía si despreocuparse por el hecho de que el enano era un hábil luchador... o pensar todo lo contrarío ante la posibilidad de que se hubiesen buscado problemas sin necesidad en este bosque maldito. Siguió caminando por el lugar, lo suficientemente atento como para evitar ser tomado por sorpresa por algún hostil cercano. Y un grito lo arrancó de sus pensamientos, la voz le resultaba familiar... ¡Era Nicholas!. Empezó a correr en dirección a los gritos y eventualmente logró dar con él, no hubo mucho intercambio de palabras, el leñador estaba bastante exhausto por la carrera. Le dijo al aeromante con el poco aliento que había logrado reunir que Bodvar estaba en problemas, problemas grandes, y le guió al lugar de acción mientras le estaba contando lo sucedido. El elfo no sabía si hacer un comentario irónico por la desgraciada situación en la que se habían metido el leñador y el enano o si quedarse en absoluto silencio mientras planeaba una forma de que las cosas salieran bien... se aferró a la segunda opción. Siguieron corriendo durante unos minutos, y el mago se sorprendió al ver como aquel enano seguía con vida, se aferraba con fuerzas a la misma. Evitaba los ataques del ogro y cuando tenía la oportunidad lograba realizar uno o dos golpes, no parecían hacer más efecto que magullar un poco al enorme ser, pero eso no parecía importarle al enano. Su espíritu era tan desquiciadamente valeroso que no pudo evitar sentir un poco de admiración por él. Aunque logró apartar eso rápidamente con el pensamiento de que era un idiota que se había acercado a la guarida de un ogro. Avisó con un grito su presencia y el enano pareció alegrarse, el ogro se giró y la mirada que puso sobre ambos hizo que su sangre se le helara por un momento. El gigante inició su carga y ni él ni Nicholas pudieron reaccionar a tiempo, los arrolló y los mandó a volar unos pocos metros en direcciones opuestas, el elfo pudo sentir como todo el aire se le escapaba de los pulmones... y el alma se le separaba un poco del cuerpo, logró recuperarse lo más rápido posible y vio como el enano cargaba contra el ogro, se alejó a una distancia prudencial mientras que recuperaba el aliento. El combate se iba desarrollando y estaba bastante impresionado por lo mucho que habían durado, el cruel destino prolongaba más sus vidas en el combate contra aquella imbatible criatura, maldijo en silencio. Era un circulo vicioso, el enano y Nicholas atacaban, se apartaban de los inminentes ataques del ogro, y el intentaba derribarlo dando uso de su numerosa variedad de hechizos, pero la criatura no cedía con tanta facilidad, podían pasarse una eternidad luchando si se diera el caso, pero eventualmente sus energías se agotarían, o las de Nicholas... o peor aún, las de Bodvar. En cualquiera de los tres casos, significaría la muerte de todos en los instantes próximos a ello. Ya había pasado demasiado tiempo, y el ogro no parecía estar dispuesto a ceder ni ante la magia ni ante la fuerza bruta del enano o los ataques certeros de Nicholas... temía lo peor, sabía bien que era su responsabilidad pensar en algo, o sus compañeros iban a seguir golpeándole hasta que fuese más rápido que ellos y les aplastase, dirigió su mirada hacia todos lados buscando cualquier cosa que pueda otorgarles una ventaja en el combate, y entonces observó sobre el un arco rocoso que cubría parte del lugar con su sombra, una sonrisa se manifestó en sus labios mientras que se preparaba para conjeturar un nuevo hechizo. *** *** *** *** Korr disfrutaba del combate con una sonrisa desprovista de dientes, desde que vio el carro lleno de cosas que podría quedarse supo que iba a pasárselo bien esta noche, pocos se adentraban a la guarida de Korr y vivían para contarlo. El humano y el hombrecillo no lograban representar un desafío verdadero, pero estaban demostrando ser unos guerreros testarudos, lograban escabullirse y evitar sus ataques y sus golpes le provocaban cierta cantidad de daño, Korr sabía que a la larga este combate podría resultar contraproducente. Korr debía hacer algo. El larguirucho seguía haciendo esa magia rara sobre el, le causaba dolor y apuntaba siempre a su rostro, esto lo enfadaba, la sangre que manaba de su frente le cubría los ojos y le hacía perder el equilibrio y tropezar, el hombrecillo golpeaba sus rodillas con su pequeño martillo pero aun así lo hacía con la fuerza suficiente como para que le doliese y en serio, el humano lograba escabullirse y clavar su montadientes en los lugares más blandos de su cuerpo, esos eran pocos, pero si que podía diferenciarlos con facilidad. Cargó salvajemente contra ellos deseoso de aplastarlos contra la pared y los bastardos minúsculos lograban esquivarle, Korr se había estampado contra el muro de rocas, Korr estaba iracundo. Cuando el enano y el humano volvieron a acercarse ya estaba preso por la ira, y empezó a arrojar golpes a diestra y siniestra, mandando a volar al enano y alejando al humano. Esto no parecía ser suficiente para el primero, a pesar de sus heridas todavía se mantenía de pie y levantaba su martillo, lucía patético, Korr no podía hacer más que reir, Korr levantó su enorme pie dispuesto a acabar con su miseria cuando entonces escuchó un crujido, era estruendoso, lo buscó con la mirada hasta que vio al elfo. Estaba haciendo una especie tornados con ambas manos, no se veían muy grandes pero los hacia en cortos periodos de tiempo... mostraba los dientes demostrando el esfuerzo de aquella practica. Korr, curioso, empezó a seguir con la mirada la dirección que tomaban aquellos hechizos de viento, hasta que sus ojos se posaron sobre un arco rocoso que se sacudía por la fuerza del viento sobre su cabeza. Lo ultimo que Korr pudo alcanzar a ver fue como una tumba de rocas caía del cielo con intenciones de enterrarle vivo. Luchó contra las rocas y logró abrirse paso hasta poder asomar el torso entero, estaba exahusto, herido y sobre todo enojado, no sabía que había pasado con exactitud, cuando volvió a si mismo, sus verdugos se acercaban no con intenciones de ayudarle. Eso no importaba, Korr iba a luchar hasta el final, hasta que esos malditos intrusos se hicieran añicos. Y eso hizo Korr. Luchó hasta el final. Participantes/Habilidades usadas: Odriel @ILUSDN [Proyectil arcano - Espadas - Defensa - Reflejos] Bodvar @Axl [Defensa - Reflejos - Martillo mano (CC) - Advertir/Notar - Fauna] Nicholas @C0rt3x [Defensa - Reflejos - Espada corta (CC) - Advertir/Notar - Sigilo] Obtenciones: Cabeza de ogro (Bodvar) Sangre de ogro (Odriel) Carreta de suministros (Recuperado) //Duración de 2.45-3 horas aprox //Odriel pensó que los gritos eran de mujer
  7. La Mansión Mantoniebla. Como de costumbre en la gran Biblioteca de la Mano, todo era silencio y solo unas leves lenguas de fuego iluminaban la zona. El silencio era interrumpido de vez en cuando por los chasquidos de las hojas o de la madera. Jared se encontraba en una de las mesas al fondo de la silenciosa habitación, rodeado de libros y pergaminos antiguos y otros no tan antiguos. Buscando información sobre la zona, sobre la Mansión, cualquier cosa que pudiera ayudar cuando estuvieran allí. En uno de los libros encontró algo que le llamó la atención... ''...Hace mucho, cuando todos los bosques eran solo uno, cuando aún la oscuridad no se había asentado en aquél hermoso lugar. Existía una gran Mansión encima de una colina, no muy lejos de lo que ahora se conoce como Villaoscura. Allí vivía una noble familia, su apellido era los MantoLuz. Era una familia muy devota a la Iglesia, aquél sitio era un verdadero milagro. Aquél hermoso lugar pasaría a llamarse la Mansión Manto de Luz, en honor a la familia. Pero todo cambiaría cuando la desgracia cayó sobre el hermoso bosque y toda su Luz se apagó, quedando en una oscuridad eterna. Desgraciadamente la Mansión, aquél lugar hermoso y santuario de la Luz, también cayó en la oscuridad... La familia MantoLuz fue cruelmente masacrada y su apellido quedó perdido en el Vacío y la Oscuridad. Malechores, bandidos, brujos, todo ese tipo de gente comenzó a habitar la Mansión cuyo nombre también se había perdido, ahora todo el mundo en Ocaso, la conocería como la Mansión Mantoniebla. Es una zona frondosa, donde no llega la Luz, todo es oscuro y una extraña y densa niebla cubre la Mansión. Hasta que, un poderoso nigromante llego y se instaló en aquella Mansión, era un ser malvado el cual solo le interesaba arrebatar las almas de las personas. Estas almas las almacenaba en una especie de cristal...se desconoce el motivo por el cual las guardaba ahí, pero ese nigromante era una gran amenaza. Por ello, los habitantes de villaoscura organizaron una ofensiva contra este nigromante, lo estudiaron y muchas vidas fueron perdidas, pero finalmente pudieron dar fin al nigromante. Todos los habitantes escucharon las horribles palabras que dió el nigromante antes de morir...''Necios héroes de la Luz, ¿Creeis que habéis ganado?...esto no ha hecho sino empezar, os maldigo y vuestras almas serán mias, para mí esto no es un fin, sino un principio...la muerte solo es el principio...'' Tras aquellas palabras, el nigromante murió ahorcado en su propia Mansión. La Mansión Mantoniebla.'' IV parte de Cuentos y Leyendas del Bosque Maldito. Escritor Anónimo. Esto último le hizo que pensar, ¿Los extraños sucesos de la Mansión tendrán algo que ver con esto?... Se pasó la mano por la cara, suspirando, ya era tarde y tenía sueño. Pronto volvería a aquel Bosque, el cual solo de pensarlo le quitaba todo el sueño. Pero ya estaba todo listo y preparado para partir, no había marcha atrás. La Mansión estaba esperando. INFORMACIÓN OFFROL. RESUMEN DE LA SEMANA I. RESUMEN DEL ASALTO. OBTENCIÓN DE MATERIALES Y RECURSOS. CAMPAMENTO PICO DE PLATA.
  8. El fin de la primavera Oscuras noticias trajeron los informes, los magisters notaron como el eterno hechizo sobre Quel'thalas estaba empezando a debilitarse, ya se habían recibido informe de la intención de estos seres por volver a expandir el bosque a su estado natural, y si bien esta debilitación no bastaría para destruirlo, se hacía de urgente necesidad descubrir el origen de la perturbación y detenerla lo mas raudo posible. Así pues, Los Errantes enviaron grupos de exploración, una extraña confluencia de energías se detectaba cerca de Zeb'Watha y el El Bosque Viviente, ahí pues fue donde se centraron las partidas, y tuvieron éxito...al menos en parte, un único superviviente de uno de los grupos de exploración consiguió regresar con vida, o al menos con la suficiente como para informar de lo que habían encontrado antes de morir a causa de sus heridas. En El Bosque Viviente, diseminados por el, los trols parecían haber colocado alguna especia de...totems monstruosos, o algo parecido, el bosque estaba lleno de trampas, y grupos de trols defendían la zona, antes de finalmente desfallecer, consiguió describir a uno de ellos, monstruoso fue la mejor palabra que pudo usar, una enorme mole de músculos que partió en dos a uno de sus compañeros. Rápidamente se enviaron informes a las ordenes militares y al recién ascendido Adepto Thala'riel Thirys, que había llevado acabo la iniciativa trol en el sur, y que junto al grupo de valientes que le acompañó, consiguieron el aviso de estos planes de los trols. Thala'riel entró en la sede de la orden, uno de sus hermanos iniciados se le acercó, avisándole de que había llegado hace poco un importante informe sobre los trols, con ceño fruncido se dirigió presto a leerlo. Lo leyó detenidamente, luchando contra las ganas de arrugar y destrozar el pergamino ante las noticias que leía, era necesario actuar, y era necesario hacerlo con presteza. Una misiva fue enviada un poco más tarde, a todas las Ordenes Militares del Alto Reino, así como algunas copias destinadas a la vista de los civiles. Que el Sol Guie vuestros pasos. Nuestra ultima iniciativa en el Sur fue todo un éxito, las fronteras parecen estar seguras por el momento, y en Tranquilien y sus cercanías parece no haber existido problema alguno respecto a los trols desde tal día, sin embargo traigo funestas noticias. Esas bestias se han puesto en marcha, aquí, en las cercanías del Sagrario del Este, tratan de destruir el eterno hechizo que reina sobre Quel'thalas, como ya avisaron que harían, mas parece que están actuando con mayor presteza de la que cabría esperar. Sin embargo, gracias al esfuerzo y sacrificio de nuestros hermanos de Los Errantes, tenemos información de vital importancia, y debemos atajar esta amenaza de manera rápida e inmisericorde, yo mismo dirigiré el grupo. Nuestro objetivo es simple, más eso no quiere decir que vaya a ser sencillo; Nos adentraremos en El Bosque Viviente, localizaremos la fuente de la alteración y expulsaremos a los trols que ahí habiten o los defiendan. No os voy a engañar, se espera una resistencia dura, trampas, engaños y enemigos con una fuerte convicción en lo que hacen, así pues, solicito ayuda a todas las Ordenes Militares, así como a cualquier Ciudadano del Alto Reino capaz de ayudar a su pueblo en esta entrega, pues no permitiremos que la escoria nos desafíe ni que nos amedrente, les demostraremos el poder de los Sin'Dorei Selama Ashal'Anore Thala'riel Thirys Adepto de la Orden de Sangre Mas detalles sobre el evento: // La hora y el día se discutirán por canal de Discord
  9. UNA EXPLORADORA Y UN BOSQUE. La exploradora se encontraba arrodillada, buscando el rastro de lo que parecía ser una rueda de carromato, llevaba el arco preparado, junto a una flecha ya tenía bastante experiencia en este tipo de misiones y no iba a dejar que alguna de esas criaturas no-muertas la pillase desprevenida. Estaría preparada para cualquier cosa. A pesar de que seguir el rastro del carromato la llevaba fuera del camino y la alejaba de su misión principal, decidió seguir esta pista, quizá por instinto o quizá por que le llamó la atención esas huellas ahí. Sea como sea Elaen decidió aventurarse en la espesura del bosque. Tras ir rastreando sin ningún problema aparente, visualizó a lo lejos una rueda de carromato derruida a lo lejos, mientras la habilidosa elfa guardaba una prudente distancia pudo percibir como en los arbustos a su izquierda algo o alguien comenzaba a acercarse la exploradora no tardaría en cargar una flecha y apuntar en dirección al ruido, pronto se daría cuenta de que era un pequeño ciervo, muy débil y atrofiado. Pero sin darle tiempo a Elaen de relajarse nuevamente los arbustos a sus espaldas comenzaron a agitarse de nuevo, esta vez algo se acercaba y mucho mas rápido. Se trataba de una joven, la cual su aspecto era sucio, con arañazos por todos los lados, un aspecto de alguien que lleva huyendo mucho tiempo. La joven estaba muy histérica había contemplado como su familia era devorada ante ella. La elfa por miedo a que alguno de esos seres no-muertos los escuchasen trató de calmar a la joven. Tras una larga charla, la joven consiguió regresar a salvo al puente. Mientras que Elaen consiguió sacar información sobre un paso entre las montañas. Algo que buscaba la elfa y parecía que podía cumplirse. La larga caminata la llevó al paso de entre las montañas, y ahí comenzarían todas las dificultades para la exploradora. Tuvo que escalar, saltar precipicios usar su inteligencia para poder salir hacia delante. Tras esas duras pruebas, consiguió llegar a lo que parecía la cima. Allí encontró una horrible visión. Una veintena de cadáveres en descomposición, sin tripas, sin cabezas, niños, ancianos...Aun así Elaen no bajó la guardia, ni se vio abrumada por el horrible escenario. Más bien al contrario, se mantuvo alerta y vio como una bestia no-muerta estaba devorando las tripas de una pequeña niña que no tendría mas de cinco años. La elfa sin pensárselo disparó una primera flecha, la cual impactó en lo que parecía la rodilla de la criatura, la bestia no-muerta la miró con odio y furia, abalanzándose hacia ella con el único objetivo de destrozarla y ahí llegó la segunda flecha lanzada por la exploradora. La cual impactó en el entrecejo de la bestia, dándole una muerte rápida y definitiva. La elfa no mostraba cansancio alguno por fuera, pero tanta caminata y escalada le estaba pasando factura. Una vez recupero algo de aliento y observó donde estaba, vio dos posibles caminos, un ascenso estrecho con manchas de sangre seca por el suelo o volver a escalar. No lo dudó y volvió a demostrar sus grandes dotes como escaladora. Fue saltando de saliente en saliente, hasta que pudo agarrarse a una rama lo suficientemente fuerte para aguantar su peso y que le ayudara en la subida. Una vez llegó arriba, comenzó a escuchar algunos extraños ruidos, chasquidos de huesos. Se acercó al precipicio reptando y visualizó lo que buscaba la Mansión Mantoniebla. También vio una luz amarillenta que iluminaba los cristales, como si de una luz de vela se tratará ¿Que habrá ahí?...¿Serán enemigos?. Mientras Elaen pensaba que había ahí volvió a escuchar los ruidos. Justo debajo suya, eran necrófagos y zombies errantes, entre una docena y quincena de ambos pudo contar, sin pensárselo y aprovechando su posición decidió disparar a uno de ellos, no logró darle fin. Y aun sin saber de donde provenía dicha flecha, comenzaron a rugir a moverse furiosamente por la zona, buscando que matar. La elfa lo observaba y justo cuando se iba a retirar, vio como las luces de la Mansión se apagaron y se encendieron otras de un color verde muy extraño. Esto hizo que finalmente decidiera marcharse. Justo cuando se giró todo quedo en silencio, hasta que un destello verde y unos extraños ruidos provenientes de la Mansión volvieron a llamar a la atención a la elfa, girándose para comprobar de que se trataba. No pudo hacerlo, por que se dio cuenta de que las criaturas no-muertas trataban de subir hasta su posición acercándose más y más y aunque ya estaba muy cansada, logró escapar a salvo para contárselo todo a Jared ya no irían ciegos a aquella Mansión. \\ Evento masteado por -> @Kario Participantes y Habilidades usadas. @Golder como Elaen -> Arco largo ; Reflejos ; Rastrear ; Buscar ; Advertir/Notar ; Escalar ; Atletismo ; Supervivencia Duración -> 3'5 h aprox. Consecución: Exploración de la zona y descubrimiento de un paso por las montañas por el que acceder a la Mansión. Recuento de enemigos y extraños sucesos en la Mansión.
  10. Tambores en el Bosque Algunas voces discretas hablan sobre preocupación, se han oído rumores de que un pequeño grupo de forestales fue emboscado y asesinado dentro del Bosque de Canción Eterna cerca de la frontera con las tierras fantasmales, se cuentan historias de cuerpos profanados, algún tipo de ritual oscuro y un descanso eterno negado a nuestros hermanos. De verdad los trolls han sido capaces de hacer una pequeña escaramuza en nuestras tierras? Tal vez están probando nuestras defensas y nuestra reacción. También se dice que un hermano de la Orden de Sangre, muy indignado con el suceso ha empezado a mover hilos para convencer a sus superiores de la necesidad de poner fin al problema antes de que llegue a mayores, de manera contundente. En los cuarteles del Ejercito del Sol, la Orden de los caballeros de Sangre y Los Errantes llega una misiva: Hemos dejado a los trolls campar a sus anchas durante demasiado tiempo, nuestro pueblo debe asegurar sus tierras y fronteras, y con la cicatriz controlada, debemos dirigir nuestra mirada a los Trolls. Es una operación conjunta entre la Orden de Sangre, El Ejercito del Sol y Los Errantes, nuestros objetivos son 3: -Reforzar y controlar la frontera con los Amani -Reconquistar los puestos, nutrirlos de provisiones, soldados y devolverle su posesión a los Errantes, para asegurarnos de mantener el orden en la zona. -Destruir y arrasar los asentamientos Amani más cercanos a nuestra frontera, así como intentar capturar e interrogar en busca de información valiosa. Comino a todos los que quieran ayudar a presentarse voluntarios, no podemos ignorar una amenaza creciente tan cerca de nuestro hogar, y debemos controlarla antes de que sea demasiado tarde. Cualquier interesado en contribuir, así como cualquier duda que necesite ser resuelta, sea enviada al Iniciado de la Orden de Sangre Thala’riel Thirys, el cual dirigirá el inicio de esta campaña. Selama Ashal’anore Thala'riel Thirys Inciado de la Orden de Sangre PD: Se cordinarán los horarios en grupo de discord!
  11. Ofülg Rompeacero Nombre Ofülg Raza Enano Sexo Hombre Edad 110 Inviernos Lugar de Nacimiento Dun Morogh - Yunquemar Ocupación Guerrero - Mercenario Los duros combates y batallas, le ha hecho mella en su rocosa piel, la cual lleva cicatrices pero son tapadas con un par de tatuajes rúnico en idioma de los Enanos. Su frondosa barba le llega hasta la barriga cervecera que tiene. El color de su cabello y barba es negro. Ganar la confianza de un enano es difícil, cuando lo consigues, es uno de los mejores compañeros que puedes tener. Le gusta la buena cerveza, serio y a veces malhablado. Se rige por su propio código de honor: Lo que está bien, lo considera bien. Lo que está mal, lo considerara mal.
  12. Ascenso y caída Otra vez escuchó esa vomitiva risotada que emitía uno de los hombres que se encargaban de sostener una de las muchas cadenas que le evitaban un escape exitoso. Ya había sido la tercera vez que intentaba hacerlo y casi lo lograba en la última, teniendo que arrastrar consigo a una joven de aspecto flagelado por alguna especie de viruela. Todos los intentos de escape resultaban en lo mismo, alguien gritaba, otro soplaba un silbato, y para cuando se daba cuenta... ya tenía a una partida de caza detrás de sus talones, eventualmente sería imposible un escape y eso solo lograba irritar aún más al enano. Iban reptando por los oscuros bosques hasta una zona que se asemejaba más a una especie de ciénaga, donde la humedad iba reinando conforme se iban adentrando en un complejo de montañas con aperturas que permitían el paso al interior de un nuevo y pequeño territorio. Figuras talladas adornaban la entrada facilitada por la madre naturaleza, las cuales hechas de troncos y trozos de madera ya algo podrida asemejaban rostros burlones ante el fracaso del enano. Eso solo era otro combustible para la ira ardiente que consumía el pecho del guerrero de clan. No era el único que había sido capturado por aquellos extraños humanos, los cuales en vez de ropajes iban vestidos con pieles gruesas de animales del bosque. No un trabajo muy bien elaborado, pues las roñosas pieles, pestilentes e infestadas de parásitos apenas podían cubrir bien sus desnudos cuerpos, los cuales servían como un hogar a todo tipo de infecciones, suciedad y excrementos. Junto a él le acompañaban otras personas, humanos todos. Una mujer y un joven muchacho forcejeaban por hallar la libertad en vano, y al parecer un miembro del mismo culto que había sido capturado quizás por alguna deliberada traición a los suyos, no luchaba en lo absoluto. Los primeros días fueron de autentica confusión, en lo que 'convivía' con sus captores pudo aprender varias cosas, adoraban en exceso a las criaturas del bosque y en especial a las lupinas. Su líder del culto, conocido por el nombre de 'Lomo Negro' era quien ordenaba y organizaba las extrañas ceremonias e insalubres festines, no era algo digno de experimentar. En varias ocasiones el había intentado escapar, pero sus secuestradores humanos se encargaban bien de evitarlo, pues cuando el enano lograba derribarles y finalmente escapar, estos no tardaban en encontrarle en la espesura del bosque y darle caza para devolverle a su lugar, una especie de pedestal ceremonial donde, bien encadenado, le alimentaban y proporcionaban cuidados. El enano solo podía reconocer esta hospitalidad como una espera para su pronto sacrificio, y no era de menos. Pues el propio Lomo Negro había desarrollado cierta admiración por el espíritu indomable del enano, por eso mismo en ningún momento le removió la capucha de animal que coronaba su cabeza y parte de la espalda, era su distintivo en el culto. Los humanos estaban completamente locos, y el enano debía hallar la manera de escapar sea como sea. Tomase el tiempo que se tomase.
  13. Psique

    Ivy -Desaparecida-

    ¿Qué diferencia a dos gotas de agua? Cristalinas, perfectas, iguales. Fría o cálida. Su naturaleza, su esencia, es la misma. Tan endebles, tan volubles, capaces de unirse en una sola forma o dividirse múltiples veces. Lo mismo ocurre con los gemelos. Mismos ojos, mismos rasgos, mismo patrón de pensamiento. Lo que uno razona, el otro también lo hace. Cuando uno llora, llora el otro. Sin entender esa realidad en su naturaleza, a veces, no se conciben como un solo individuo, sino como uno solo cuya extensión ha sobrepasado los límites del cuerpo. ¿Qué las diferencia entonces? Aun que su origen sea el mismo, el trayecto que siguen se ve alterado por tantos factores externos… Llega el momento en el que dos mentes, dos partes de un todo, se disgregan y se separan. Una caerá rápidamente, la otra encontrará qué aminore su descenso. Una se perderá en los relieves de una superficie accidentada, otra, se secará o llegará a tocar el suelo en su caída. Lo que las diferencia entonces, es aquello que escapa de su naturaleza, aquello que desde fuera llega, y las cambia, extendiéndose, infectando su mente como tiñe la sangre el agua, o como el frío del invierno que congela la cascada. Lo que las diferencia es… ¿Cómo concebir el fin de un mundo que durante años había permanecido silencioso, invisible al exterior? ¿Cómo encajar la visión de una gloriosa ciudad cedida ante el envite del caos? De una manera sencilla: negándolo todo. No todo estaba perdido, no todavía. La mano de su hermana tiraba de su brazo, guiándola junto a varios supervivientes hacia la salida de aquel infierno. Los gritos y los derrumbes abotargaban sus oídos, y el hedor de la madera quemada y la sangre nublaban su jucio. No se lo pensó. Sus pasos, prestos y diestros la guiaron hacia el origen de unos difusos gritos que hacían eco en el interior de una vivienda lamida por el fuego. En su interior, un elfo se debatía contra la muerte que por seguro se lo llevaría. Pero rápidamente deshechó ese pensamiento. No todo estaba perdido. Aún no. ¿Qué pensar si no de una sociedad amparada bajo los ideales de grandeza, de perpetuidad absoluta en una tierra que rozaba la similitud con el paraíso? ¿Cómo sentirse derrotado, cuando tu corazón late fuerte y tus músculos aún pueden guiarte hacia una victoria heroica? Corrió hacia él, queriendo brindarse su auxilio, pero el mundo no está hecho de la misma masa que las leyendas y la retórica. Las batallas no eran como las narraban las canciones. Las ciudades son asoladas, sus habitantes devastados, y los muros, por altos y firmes que sean, pueden caer. Y los heroes, son los primeros en morir presa de su temeridad. El derrumbe vino después cuando el fuego hizo que las vigas cedieran. No sintió nada, no al final, tras un golpe seco y un quejido sordo de huesos y tejidos. Despertó tiempo después, rodeada de oscuridad. Sus manos tantearon a ciegas, empujada hacia fuera de una terrible pesadilla. Encontró unas manos firmes que cobijaron las suyas, arrojando algo de calidez a través de las vendas que las cubrían. Notaba su pulso endeble, frágil como el cristal, y el dolor ensordeció su mente. Imploró el nombre de su hermana, como siempre hacía cuando se despertaba tras un terrible sueño, buscando encontrar sus ojos, fríos y firmes. Yurie...Yurie, ¿dónde estás? No puedo verte en esta oscuridad... Los segundos pasaron lentos como milenios, mientras escuchaba una voz difusa perdida en los ecos. No podía darle forma a las palabras que escuchaba, pero finalmente pudo adivinar que aquella voz era la de su hermana, titubeante y afligida, antes de volver a desmayarse. Ambas fueron encontradas horas más tarde, guarecidas en el sótano de una antigua taberna. Yurie había podido defenderlas a ambas, no a cambio de nada. Pero desde luego, el precio que pagó fue mucho menos desolador que el que tuvo que pagar Ivy, quien, a partir de entonces, no conoció nada más que oscuridad. Durante los meses venideros, Ivy se encerró tan dentro de si que perdió el arrojo incluso de hablar. Ni si quiera con Yurie, con quien desde siempre mantenía largas conversaciones, incluso durante el peor de sus enfados o la más incisivas de las tristezas. Dejó de sentirla como la sentía antes, algo se había roto en esa conexión esotérica entre ellas. Ivy se vio sobrepasada por la oscuridad, por la idea de no poder volver a ver la belleza de aquel mundo como lo hizo antaño, quedando a solas, llegando incluso a amar esa misma soledad. Conoció de cerca lo que era sentirse engañada. Los ideales de un pueblo no servían para olvidar las penurias individuales. Se le hacía imposible volver a alzar la vista para dejarse cegar por los valores de una bandera, y así, olvidar los suyos. Cuando sus hermanos regresaron al Alto Reino, con promesas de reinstaurar una nación mejor, más fuerte, renacida de sus cenizas, ella no pudo sino apartar la mirada y caminar lejos. El embauque era el mismo, el mismo discurso en voz de un mismo príncipe que en su desconcierto quiso aceptar medidas intolerables. La desdicha no debía ser alimentada por más desdicha. Tanteó a ciegas su cuarto, por el que había aprendido a desenvolverse. La casa estaba tan vacía... Las voces de sus familiares ya no volverían a escucharse. Eran las únicas supervivientes de una casta noble abocada al exterminio. Y no se quedaría para verlo. Su cuerpo aún resentido, débil, no ayudaba en la tarea. Los objetos se resbalaban de sus manos, y se tropezaba con los muebles. En un trastabillo, notó como las manos de su hermana la sujetaron para que no cayese. -¿Estás bien?-Preguntó Yurie, ya acostumbrada a no escuchar respuesta alguna en sus preguntas. Ivy se había convertido en una acompañante taciturna y melancólica, encerrada en si misma. Sin embargo, con voz ronca y poco audible, Ivy comenzó a hablar. -Lo has visto... Tú has podido ver nuestra desdicha. ¿Por qué volver a dejarse engañar por unos ideales que son como el opio para un pueblo, más grandes de lo que un solo individuo puede llegar a abarcar, los cuales les convencen para que se entreguen a ciegas en pos de un ideal injusto y egoísta? ¿Por qué los reinos insisten en abanderar sus ególatras causas en lugar de aceptar que la compasión, el individuo en si es el único que procura su prosperidad? Si ellos caen... Su reino caerá. Si ellos mueren, no habrá ideales que defender. La Luz nunca nos pediría más de lo que somos capaces de dar. Ni nos daría más de lo que nos merecemos. ¿Por qué culparla? ¿Porque culpar a nuestro propio ego es inaceptable? La Luz no gobierna sobre cenizas. No me quedaré para participar en esto. Yurie la detuvo. Sintió la caricia compasiva de su mano rozándole la mejilla. Y al notar como su calidez la abandonaba, empezó a escuchar como su hermana comenzaba a emitir difusos ruidos, como si estuviera apilando unos libros, o doblando ropa, tal vez la que había desordenado Ivy intentando hacer el equipaje. Al principio creyó que trataba de evitar que se marchara. ¿Cómo iba a hacerlo sin su ayuda? No llegaría lejos sin su vista, y aun que así fuera, ¿cuánto sobreviviría a aquel inclemente mundo? Ivy agachó la cabeza, apretando sus puños con la escasa fuerza que le quedaba. Yurie era ese lazo que la ataba al suelo firme cuando se perdía en sus propias ideas. Tal vez era lo mejor, tal vez aquello era el único camino que recorrer. El único posible. Volver a dejarse cegar... Olvidando las sombras que proyecta tan intensa luz. Se resignó. Por un momento el temple le abandonó y comenzó a sollozar de impotencia, esperando las frías y férreas palabras de su hermana. Somos solo piezas que mueven quienes coronan este mundo. Pero en ellas no encontró una atadura, sino la salida. Emplearon el dinero que quedaba de su familia en largos viajes. Ivy quería comprobar si las penurias eran iguales en todas partes. Cuando se libra una guerra, no es el soldado quien muere de hambre en el frente, sino quienes permanecen tras los muros del reino. Granjeros, profesores, huérfanos, comerciantes... Obligados a soportar el castigo de no partir a la batalla como si su nula destreza fuera un pecado. Una vergüenza que esconder bajo la sombra de una bandera, de una causa mayor en favor a una guerra que solo entienden quienes la provocan. Todas las naciones parecían seguir en la práctica las leyes mortales por encima de las de la Luz, cuando eran estas últimas las únicas y verdaderas. Por eso rehuyeron completamente de la Cruzada Escarlata, y tomaron el Alba como el punto de partida de su nueva vida. Su apellido ya no importaba. Yurie fue sus ojos, quien cada noche le relataban lo que había visto durante el día. E Ivy, en su oscuro mundo, comenzó a tejer un pensamiento que la alejó del dogma eclesiástico, naciendo en ella una postura más filosófica, una corriente humanista que apoyaba la idea de que el mundo físico engañaba a la mente, nos alejaba de la virtud. Obrar de acuerdo a una forma de vida virtuosa era mejor que cometer injusticias y rezar durante horas, confiando en que ese daño sería mitigado a través de la fe. Nos equivocamos al pensar que éramos herramientas, incluso sus hijos. Somos la Luz, y allá donde fuéramos, ella estará.
  14. EN LA OSCURIDAD. -¿Cuantos van ya?-...Jared suspiraba mientras repartía algunas mantas entre tantos refugiados de Ocaso, en lo que una niña de cabellos claros y ojos azules se le acercaba, sollozando... ¿Dónde está mi mamá?...señor...quiero ver a mi mamá...-La pequeña no tendría mas de seis años, presentaba algunos rasguños y arañazos por la piel. Pero ninguna otra herida notable. ¿Que aspecto tiene? - Decía el Iniciado mientras se agachaba para estar a la altura de la pequeña... La respuesta de la niña fue mirar hacia la lejanía, hacia la distancia...hacia Ocaso. Jared entendió, que debía actuar. La Mano de Plata debía actuar. ... Suministros para un par de semanas, equipo de acampada, cuerdas...todo está preparado, incluida la mula que lo cargará todo... Contaremos con la ayuda de un Guardia Nocturno... ¿Qué encontraremos allí?...¿Una hueste de hambrientos no-muertos?...Solo la Luz lo sabe, pero no pienso quedarme como rezagado, esta vez actuare como avanzadilla y rescataremos a todas las buenas gentes de Ocaso, que aún respiren de esta maldad. La Luz no abandona a nadie. Nos estableceremos cerca del resguardo de la montaña al norte de la caída y derruida Villaoscura, nos mantendremos ocultos e iremos salvando las vidas que podamos, mientras conocemos el poder real de nuestro enemigo. No habrá compasión ni piedad por ninguno de estos seres. Para finales de esta semana comenzaremos la movilización, que la Luz nos guié por esas sendas oscuras... La Mano de Plata sera la que inicie el camino de la salvación. INFORMACIÓN OFFROL Para este evento contaremos con todo tipo de suministros alimenticios (Que puedan ser llevados y que aguanten durante un par de semanas), llevaremos equipo de acampada y demás objetos que pueden ser útil en este tipo de excursiones (Mapas, sacos de dormir, tiendas, cuerdas...). Aparte de ello contaremos con un Guardia Nocturno que nos guiará por el oscuro bosque. El objetivo principal del rol, sera establecer un pequeño campamento oculto, analizar la situación y rescatar a alguien vivo, si es que hay alguien vivo. Iremos de avanzada por una zona totalmente plagada de zombies, nigromantes y cosas de esas, así que habrá un alto riesgo de muerte y/o mutilación del personaje y no lo será por tirada de dados de pifia o similar, sino mas bien por las consecuencias que se tomen Onrol. Todo el mundo que le guste este tipo de rol, esta invitado tanto a participar como a mastear eventos que podéis dejar los links por aquí para no ir perdiendo el hilo. Este evento comenzará el Jueves 6 por la noche, sobre 21.30 - 22.00 del horario servidor, todo el que quiera me puede mandar un MP o hablarme por Discord, si tiene alguna duda o quiera saber como voy a enfocarlo. Gracias y nos vemos por Ocaso!
  15. Axl

    [Dun Morogh] Matatrols

    Tenía las piernas entumecidas por el esfuerzo del movimiento, el sudor helado le recorría la espalda, le perlaba la frente y le impregnaba el torso, su respiración estaba agitada no solo por el esfuerzo, si no por el violento clima y ambiente en el que se desarrollaba el fiero combate. Había decidido quedarse en medio del combate, conjurando hechizos dañinos para los atacantes que les superaban en numero y les rodeaban con una ventaja del terreno, pero algo andaba mal, pues por alguna extraña razón estaba fallando su comunión con las lineas ley y por lo tanto su potencial mágico de forma casi exponencial. A su lado combatía el enano. «Tan enérgico e impulsivo como siempre...» lamentó el elfo. Había cargado contra los enemigos que se encontraban en una colina no muy grande, dos de ellos estaban frente a él, arrojando feroces estocadas con sus lanzas de colosal tamaño, mientras que uno a un nivel superior de la colina arrojaba sus lanzas contra el aeromante. Hizo ascender el escudo a tiempo y creyó que se le dislocaría el hombro por el batir del acero contra el marfil de la lanza que provocó el choque defensivo que realizó ante ese ataque, miró por el rabillo del ojo y podía ver a Jared. «No lo está pasando tan bien como el enano...». Y tenía razón; parecía que estaba en los últimos apogeos de su fuerza en ese momento, ya había recibido mucho daño de parte de sus rivales y el desgaste, el frío y el cansancio estaban pesando cada vez mas en su espalda. Sin dudas Dun Morogh era una tierra desafiante, donde solo podían criarse seres lo suficientemente fuertes como para soportar una vida en el gélido páramo. Era un sentimiento sobrecogedor, y en parte, le ayudaba a entender un poco mas el porque de la naturaleza del enano, de haber nacido y ser criado en las mismas circunstancias el también habría optado por el camino de la barbarie y la ignorancia. Evitó con un movimiento de la cabeza el ser empalado por una lanza de aspecto corroído y en lo que memorizaba nuevamente sus hechizos ofensivos una pregunta se había clavado en su mente como un cuchillo: ¿Cómo se habían metido en una situación así... otra vez? *** *** *** La voz del enano tronó como un relámpago al avisarle a Odriel que ya todo estaba listo para partir. Por lo que el sabía el enano tuvo que acceder a sus pedidos. Recién ascendido a Iniciado en la orden de la Mano de Plata. Vestía con su nuevo uniforme y a pesar de todo seguía llevando encima ese martillo de aspecto casi ridículo, estaba tan desgastado, con muescas, incluso un poco de óxido. Casi podía hacerle competencia a lo que usan los orcos para realizar escaramuzas. Apenas pudo notar la expresión divertida del elfo al verlo con mas detenimiento, y eso lo hizo sentir solo un poco avergonzado y más deseoso de reemplazarlo. Sabía que el enano tenía asuntos pendientes mas importantes que el conseguirle un martillo nuevo, por fortuna. Ya que dudaba que de alguna otra forma pudiese ayudarle en un pedido así. Pasó una noche en lo que terminaban de prepararse y empezar el viaje. Para cuando llegaron, casi tuvo que sostenerse la boca para que no cayera al suelo. La ciudad-fortaleza de los enanos era fascinante: enorme, imponente, increíble. Era sin dudas la representación clara de la habilidad de la antigua raza. Los enormes salones consistían sectores con sus propias calles, callejuelas, túneles y pasos. Cientos, si no es que miles de cabezas iban moviéndose de un lado a otro, tanto de enanos como humanos y gnomos. Ya sea guiando una carreta, llevando mercancías a sus puestos, ofreciendo sus servicios o simplemente paseando de un lugar a otro. El corazón de Khaz Modan era bullicioso y de alguna forma hermoso. Sorprendido miró Jared al enano, que parecía tomárselo como un paseo por el bosque. Fueron pasando de lugar en lugar, hasta llegar al centro ardiente de la colosal ciudad fortificada, donde los artesanos y herreros obraban en sus nobles labores, con el calor abrasivo del magma fundido justo debajo de sus pies, bombeado por máquinas de aspecto asombroso y gigantescas proporciones. Y transportado hacia calderas hirvientes utilizadas para fines que su cabeza apenas podía imaginar. Ahí dieron con un conocido del enano, era un aprendiz de herrero llamado Hagrim, quien les había dicho tras una conversación algo larga el paradero de su maestro, la persona que estaban buscando. Makai Ignisson, un herrero profesional del clan Drakkigson que había sido convocado a Nazsheim por asuntos que el desconocía. No tardaron mucho en partir a través de la nieve, abandonando la enorme ciudad de los enanos en su dirección hacia el último bastión del clan Drakkigson. Ahí pasaron un tiempo relativamente corto, recuperándose de las molestias del viaje que, aunque corto, provocó un largo desgaste para el grupo. Según las palabras del enano Dun Morogh estaba en una época de ventiscas fuertes, y nevadas implacables. Algo que ralentizaba los avances de mercaderes y grupos militares, además de aumentar la actividad de las criaturas salvajes, provocar la agitación de las tribus trol de hielo y el pulular descontrolado de troggs en las cuevas abandonadas y ocupadas. Se dispusieron a visitar a Borek, un anciano del clan Drakkigson y viejo conocido del enano, quien les había dicho que Makai había sido enviado a un puesto de avanzada al sur, acompañado de un número de guerreros de clan Drakkigson y algún ingeniero de Forjaz. Y que habían dejado eventualmente de recibir informes y mensajes del lugar, cosa preocupante para todos. Jared y el elfo no vieron mala la idea de ir a investigar, al enano verdaderamente le daba un poco igual, pero no iba a rechazar una oportunidad de encontrar a un viejo amigo. Prontamente se pertrecharon y prepararon para el viaje, siguiendo las indicaciones de Borek. Cuando una ventisca fuerte había caído sobre ellos a mitad del viaje. Eso había causado una incomodidad inmensa y dificultad para el transitar por el lugar, solo gracias a la preparación previa pudieron soportar el camino, y se mostró verdaderamente sorprendido al ver al enano, quien a pesar de moverse mas lento que él y el elfo no mostraba ni una muestra de cansancio alguno. «De verdad que es un guerrero de los mas puros...». Pensó para sí mismo. Siguieron caminando por la tundra durante varias horas, hasta que algo captó su atención. El elfo y el iniciado habían advertido a lo lejos un grupo de figuras que se movían rápidamente y sin detenerse a través de la nieve, no hacia ellos, si no en dirección a las indicaciones de Borek, donde se encontraba no muy lejos el puesto de avanzada, fue una noticia desesperante cuando lo que en efecto veían era un grupo de escaramuzadores trols de hielo. El grupo aceleró el paso hasta que inevitablemente les perdieron de vista y se encontraban solos en el valle helado, con una ventisca que aumentaba el peso sobre sus hombros y espaldas. Además de la nieve que llegaba hasta las rodillas del enano y la mitad de las tibias del humano y el elfo. Siguieron avanzando con presteza hasta que un sonido silbante se había entrometido en el soplar del viento. Observó con sorpresa como una lanza del mismo tamaño que tiene el enano casi atraviesa al aeromante, quien se salvó solo por que sus ágiles reflejos lograron esquivarla. Se sacudió al entrometerse en la nieve y para cuando se dieron cuenta, un cuerno había resonado alrededor del valle. Ellos les habían encontrado primero. *** *** *** El guerrero de clan observó frustrado como se iban apareciendo figuras a los lados, y casi respondió con un bramido ante el sonido atronador provocado por el rugir del cuerno hecho de huesos y pieles del trol de hielo. Pudo contar menos de una docena. «Aun así, se trata de un numero bastante alarmante…». Pensó para si mismo el enano, no se mostraba del todo disgustado, solo un poco y por el hecho de que hayan sido interceptados con tanta facilidad y ni siquiera se han podido dar cuenta, bueno, el no tenía problemas. Esos trol de hielo habían llegado a encontrar la muerte. Y se los hizo saber con un insulto rugiente sacado desde lo más profundo de sus pulmones, antes de cargar como un completo lunático hacia el peligro, lo último que vio del humano fue como empezaba a cargar en el lado contrario, donde se hallaba una arboleda frondosa y al menos unos tres de ellos, el elfo se quedó en el sitio preparando sus conjuros y esquivando las lanzas que eran arrojadas por un trol que se encontraba en la colina fuera del alcance del enano. No sería problema, ya tendría tiempo para ir a matarlo a él también. Se sumergió por completo en el vórtice de violencia, detener una punta con el escudo y disfrutar el batir provocado por el choque, arrojar un martillazo y sentir como la piel se va abriendo y entumeciendo por el golpe y como los huesos van quebrándose y dislocándose. Esquivar, golpear, bloquear, golpear. Era su pequeño paraíso. «Se las arreglará.» Pensó gustoso el enano antes de agacharse para evitar que una lanza le arrancase la cabeza.Pero no todo estaba marchando bien para el grupo, el elfo apenas podía mantenerse a la par y a pesar de conjeturar sus potentes hechizos de ataque no siempre salían como era esperado, a veces ni siquiera podía atraer los finos hilos mágicos de las líneas ley a su persona para llevar a cabo sus habilidades de aeromancia. El humano tampoco lo estaba pasando muy bien, los trol le superaban en número y de algún modo, en habilidad, lograban entrometerse en sus puntos ciegos de la armadura y castigarle por permitirlo, siguió recibiendo daño hasta que se encontraba a punto de caer. La masacre prosiguió durante unos minutos que parecían horas, y al girarse pudo ver como el elfo conjeturaba un hechizo que provocaba que ráfagas invisibles le abrieran la carne a un trol de hielo tan repentinamente que el solo podía observar con bobalicón asombro sus heridas antes de caer y teñir la nieve de un color rojo, el humano forcejeaba contra un trol que ponía su pie sobre él y se preparaba para apuñalarlo antes de ser removido por un cegador hechizo de su parte. Pasaron unos larguísimos instantes más y todo había terminado, la matanza había finalmente concluido, los cuerpos fríos y azulados de sus enemigos eran engullidos por la nieve y los pocos sobrevivientes se habían perdido en la tundra. El emocionante éxtasis iba menguando poco a poco mientras pasaban los segundos y el enano se acercó al par, al borde del colapso, pero vivos. Se movieron a un lugar más seguro para descansar y lamerse las heridas antes de continuar su camino hacia el puesto de avanzada Drakkigson donde se encontraba el herrero que buscaban con tanta dedicación, necesitaban conseguir ese martillo para volver a Elwynn. No sin antes recoger unos cuantos trofeos de la batalla. *** *** *** Makai bramó una orden y los enanos arrojaron otra oleada de balas y pólvora a la ofensiva de trol de hielo, ya eran la mitad de los que habían llegado anteriormente y este había sido el tercer ataque desde que inició la época de ventiscas, agradeció que solo quedaran unos pocos días para que todo volviese a la normalidad y los trol de hielo se tranquilizaran, tendría que sobrevivir el tiempo suficiente hasta entonces. Un colosal y abominable trol mutante cargaba rabioso hacia la única edificación fortificada que servía como puesto de avanzada, dispuesto a derrumbar las paredes y masacrarlos a todos. Se sintió asqueado al ver con desprecio su rostro idiota, babeante de espuma roja por morderse de rabia las mejillas y su aspecto simiesco que se aproximaba a toda velocidad hacia la boca de un cañón. Casi sonrió de placer al ver como su torso estallaba pocos instantes después de que el arma rugiese con estruendo y se llevase también a un par de trol, era el momento. Los enanos siguieron disparando y arrojando golpes del hacha, hasta que en valle no quedó ni uno de ellos. Suspiró con cansancio y relajación para después ordenarle al resto que descansaran un poco, quizás esta era la oportunidad de enviar un mensaje a Nazsheim. Casi había ordenado que fusilaran a las figuras que se aproximaban, hasta que entre ellas notó un rostro familiar, se trataba del hijo de Budrik, Bodvar. Un guerrero de clan Drakkigson. Un hermano de armas. Sonrió esta vez y les dejó acercarse y entrar, trató las heridas del humano y el elfo y escuchó atento a las palabras de su viejo amigo, quería un martillo para el humano… era una solicitud algo precipitada, pero sabía que si ese enano había viajado de Elwynn hasta este lugar, combatió contra los trol del hielo, y tuvo que soportar a un par de “idiotas” durante todo el trayecto era por una buena razón. Finalmente tuvo que acceder y se acercó a su forja. Serían unos largos días. *** *** *** El joven aeromante observaba con curiosidad los grabados del nuevo martillo de Jared, a quien se le parecía más descansado y gustoso. «Y con razón, la generosidad de ese tal Makai nos permitió quedarnos un par de días para reposar nuestras heridas, aunque tuviésemos que ayudarles en distintas tareas e incluso diezmar a algunos grupos de caza perdidos de los trols de hielo.>> Apartó ese pensamiento de su mente, y continuó avanzando junto al par hasta que logró describir las colosales torres que sobresalían de la montaña de Forjaz, suspiró con algo de alivio ante el hecho de que estaban a punto de volver a casa. Escuchó que Jared decía algo. —¿Entonces, qué es lo que dices que significan estas runas grabadas?— Dijo Jared con duda mientras curioseaba pasando los dedos sobre la cabeza del martillo. —Makai tiene sus manías, entre ellas está dejar su marca personal en todos sus trabajos, le mencioné acerca de tu labor. Y escribió algunas palabras de inspiración en él.- Mencionó Bodvar mientras que caminaba pesadamente, frotándose un ojo con los nudillos. –Unión, respeto, justicia. El iniciado abrió un poco los labios comprendiendo, y asintió con la cabeza agradeciendo al enano. —De verdad que estoy en deuda contigo, Bodvar, no sabes lo mucho que te agradezco por este viaje. El enano se tardó unos segundos en responder, lo que dijo hizo al aeromante sonreír. —Estoy seguro de que pronto podrás saldar esa deuda, humano. Hice un buen negocio con Hagrim, y creo que tu puedes pagarlo. Odriel negó con la cabeza, de verdad que el enano era uno de los lunáticos más curiosos que había conocido en su vida. Participantes/Habilidades usadas: Odriel @ILUSDN [Proyectil arcano - Espadas - Defensa - Reflejos - Advertir/Notar] Bodvar @Axl [Defensa - Reflejos - Martillo mano (CC) - Advertir/Notar - Herrería] Jared @Kario [Defensa - Reflejos - Martillo 2M (CC) - Advertir/Notar] Obtenciones: Equipo de herrería enanico. (Yunque, fuelle, herramientas) (Grupal) Cabeza de trol de hielo (Bodvar) Frasco de sangre de trol (Odriel) Martillo 2M (CC) (Jared) Ídolo de Borek (Jared) //Duración: Masteo de 3 días, 3.45-4 horas aprox de sesiones
  16. Nombre: Dazier Lethar Raza: Sin'dorei Sexo: Hombre Edad: 200 Altura: 1,94 Peso: 86 Lugar de Nacimiento: Quel'thalas Ocupación: Iniciado caballero de sangre. Historia
  17. Axl

    Gustaf

    "Tiene su desafío hallar la belleza en las cosas, pero no te preocupes. Voy a tomarme el tiempo necesario para hacer de ti algo hermoso." Nombre: Wolfgang Gustaf Mikelovitch Raza: Renegado Sexo: Hombre Edad: 31 Altura: 1,79 Peso: 41 Lugar de Nacimiento: Lordaeron Ocupación: Servidor de la Real Sociedad de Boticarios Sonata: Descripción física: Su aspecto le hace justicia a su condición, en constante estado de putrefacción solo retenida por los químicos que le impregnan y evitan que se caiga a trozos, la mayor parte de sus órganos se han ido retirando lo que le ha convertido en un efectivo ágil y ligero. Su piel de un tono pálido y verdoso como un moho joven es áspera, rasposa y en algunos puntos rodeada de estigmas, minúsculas pústulas e implantes metálicos para sostener las partes frágiles de su cuerpo después de que queden inutilizables tras sus diversas tareas. Su rostro es una máscara icónica del renegado, con ojos lechosos de un color casi ámbar y carentes de energía alguna mas allá de la que le mantiene en pié. A pesar de todo, su rostro parece todavía estar apenas conservado, con una dentadura amarillenta que apenas se sostiene y se cobija dentro de unos labios podridos y resecos. Sus gestos no suelen ser bruscos y sin mucha premeditación, es de un andar tosco rozando lo extraño y por lo general se encuentra en un estado de letargo voluntario o larga habladuría. Descripción psíquica: Con cada batalla, cada golpe y cada movimiento; una pieza más del engranaje empieza a moverse. Sus adicciones pasadas y fetiches culposos todavía le siguen aun después de su renacer, al igual que sus recuerdos del pasado. Aunque estos últimos se encuentran bien fragmentados y guardados en los agujeros mas profundos de su mente, donde por su propio bien es mejor no encontrarlos. Por lo general se muestra su forma de actuar como la de una persona aún viva, claro, esa es su actitud. Mantiene los modales de alguien que habría pertenecido a una corte noble y por lo general es amable, dócil y letrado. No intenta intimidar o al menos no parece querer intentarlo, la mayoría de sus acciones no son muy premeditadas y eso suele generar incongruencias en sus objetivos o errores en sus tareas mundanas. Un poco apegado a sus viejas costumbres, amante de la música y el arte aunque a primera instancia parezca un bruto sin cerebro, se considera a si mismo un "director de operas", y a sus asesinatos y pruebas les suele atribuir el nombre de "muestras de teatral talento". Obsesionado con las bellas artes y la perfección. Cosa que contrasta bastante bien con su manera de actuar algo tosca y descarriada. Es bastante servicial y fiel como un can, por lo que la única resistencia que puede oponer a una orden son un par de dudas y una negación no bastante segura de si misma. Por lo que ha resultado un aliado bastante considerable para cualquiera que tenga que trabajar con él. Es vicioso y extraño, el único sentimiento fuerte que le ha acompañado mas allá de la tumba es el que le tiene a su fetiche con las manos ajenas, femeninas, tratándolas como a su dueño después de removerlas y quedárselas para él mismo, la única forma de verdaderamente ver su lado afectuoso... y defectuoso. Viaje mental Un destello se le apareció cuando escuchó otro golpeteo en sus sienes, y la oscuridad seguía rodeando el lugar. —Otra vez está pasando.— Se removió un poco y escuchó un tintinear en la distancia, un cosquilleo en su cabeza, éxtasis ante la sensación de ser nuevamente impregnado por los medios necesarios para mantenerlo atado al mundo y una sensación de júbilo al sentir de nuevo cómo todo empezaba a cobrar sentido, había caído otra vez. No, no por primera vez, ya vendría siendo la tercera, la cuarta o la décima. De nuevo había quedado casi inutilizable en su misión. —Pero es la única forma de alcanzar el verdadero progreso, la perfección. — No se sentía culpable. No sentía en lo absoluto a decir verdad, parpadeó una vez y se encontraba lúcido en un campo de batalla. ¿Cuando había cambiado todo tan rápido? Se sentía como un espectador de si mismo, como en un sueño que no puedes detener y solo puedes observar cómo se va repitiendo la escena una y otra vez. Ahí estaba él. —Bastante atractivo a decir verdad—. Rió un poco, avergonzado de sí mismo. Se encontraba ataviado con armaduras ligeras, una escolta y un tabardo impecable, sus cabellos ondeaban al viento pero en su rostro se paseaba una mueca de desagrado, odio y una pizca de horror. —No era un guerrero, era un parásito—. Estaba en un campo de batalla. —Tiene cierto aspecto pintoresco el ambiente, los vivos cargan contra la amenaza, como una trágica comedia. — Pensó para si mismo, antes de volver al recuerdo. Cargaba con un caballo hacia una horda enorme de sombras, las sombras alzaban picas de horripilante aspecto y anormal longitud, tenían un aspecto de garras o brazos enormes rodeados de bocas hambrientas. El caballo irrumpió entre creando una cicatriz de muerte, y junto a él una tropa entera de caballería. —Parecía un hombre de mucho poder, sí. — El noble combatió con la valentía y la fiereza de un león, pero a pesar de todo, no era su campo. Tenía desgana, otros propósitos, otras metas más que combatir una lucha perdida. Vio como una enorme y punzante extremidad de color negro le atravesaba el pecho y caía al suelo, un golpeteo retumbó en su cabeza y todo volvió a ser oscuridad. Una oscuridad que le engullía e iba consumiendo el cielo, la tierra, los rostros borrosos que eran diezmados por las criaturas del recuerdo. Todo desaparecía como el sol ocultándose en el ocaso. Daba una sensación melancólica. Se sentía incomodo, nadando a oscuras en un océano de incertidumbre, otra luz se mostró ante él. Estaba en una enorme casa solariega, parecía estar a solas, observando por una ventana. Parecía de noche, una noche eterna que había engullido el exterior, algo acariciaba y aferraba con cariño, era una mano, la de una mujer. ¿Pero dónde estaba ella?. Goteaba aún y se sentía cálida al tacto, era un sentimiento reconfortante y placentero. Se giró para observar su cama, era enorme y en ella yacía una bella mujer. Parecía descansar y estaba bien arropada, era la dueña de la mano que ahora el sostiene con añoro. —Es una figura hermosa, una muestra de artística belleza. Trágico, romántico, puro. — Su vida no estaba destinada a las batallas, el más joven de los tres hijos de un Lord dueño de unas pocas tierras, no obstante, el favorito. Participó en las cortes nobles y asistió a innumerables festines, estudió en academias que solo él podía costear y disfrutaba de la vida llena de privilegios, pero eso no le importaba, era incapaz de encontrar el verdadero amor, era tan momentáneo, tan dependiente del entendimiento de una pareja. No podía soportarlo, siempre se vio atraído por las manos femeninas, las tersas, suaves, pequeñas y delicadas manos de una hermosa dama, solo atesorándolas podía realmente conservar la esencia más pura de una mujer, el recuerdo más hermoso de una duradera compañera, pero aún así, el tiempo terminaba llevándoselas a pesar de sus esfuerzos por embalsamarlas. No le molestaba demasiado eso, siempre podía encontrar más amores, hay muchos peces en el mar. La puerta se batió con un golpe y solo pudo oírse a si mismo exclamar con incomodidad frustrada que se espere a que esté listo. La puerta dejó de batirse con la orden, y solo pudo observar por unos segundos más a la bella mujer, pero no se centró en ella. —No, ella no fue siempre la misma, pero todavía te conservo, conservo lo mejor de ti. Tu tacto amoroso.— Acarició la mano ajena de la dama una última vez y el éxtasis fue casi instantáneo. Cuando la dejó sobre la cama y se acercó a la puerta otro estruendoso golpeteo irrumpió en su cabeza, la visión se tornó roja por un defecto en la ilusión y de un momento a otro solo había oscuridad. Se removió con un espasmo y volvió a si mismo. Se encontraba sobre una tabla, con los brazos y piernas bien sujetos, mientras que dos boticarios le iban retirando mangueras y uniendo sus partes con piezas de negruzco metal. Escuchó una congratulación de su maestro, resulta que la prueba de los venenos en la última misión que le fue encomendada fue todo un éxito, y eso era algo bueno. Un agujero algo pequeño fue taponado en su cabeza y reemplazado con un remache de metal algo oxidado. Cuando le dejaron libre se levantó y miró sus manos. — ¿Cuánto tiempo llevo en este estado? No. La verdadera pregunta es si eso acaso importa. — Se dijo a si mismo mientras iba pertrechándose para continuar su servidumbre. Un par de dagas enormes, una guerrera que cubría bien su costillar y el resto de ropajes eran necesarios, se puso varios cinturones con botellas y cuchillos. Cortesía de sus tan apreciados maestros y compañeros. Él era una herramienta, una extensión más del inmenso poder de los renegados, de la Dama Oscura, no se encontraba disgustado por ello. De hecho, lo adoraba. Desde que fue alzado se mostró como un leal servidor a la Real Sociedad de Boticarios, quienes vieron en él una oportunidad para hacer progresos en cuanto al área alquímica se refiere, en los casos más extremos se le propinan tareas de búsqueda, captura o asesinato. Todo por el avance de las obras de sus maestros y de la Dama Oscura. Además de que servía como apoyo y buen ayudante para los boticarios expertos y los neófitos aspirantes. Solo ahí, en la no-muerte, tiene el tiempo suficiente para cumplir todos sus placeres. Solo en la no-muerte puede hallar el verdadero significado de la servidumbre, de una causa muchísimo más grande que todas las demás.
  18. Psique

    A primera sangre

    Aquellos grandes salones eran los dominios del indómito fénix que, con el vuelo alzado sobre campo azabache vigilaba como sus jóvenes crías hacían sus primeros esfuerzos por alzar su primer vuelo. Los adeptos acudían junto a sus maestros y parecía que la ceremonia empezaba en ese momento, pues aquel día no se trataban de aprender, si no de demostrar. El ambiente se imprimía por un aire de falsa quietud ante tal grado de ceremoniosidad. Rael comenzó a subir por las escaleras laterales hasta llegar a la grada tan pronto como pudo ver la figura de su mentor, aquel ave con el porte más regio que había visto en mucho tiempo. Su mirada siempre vigilante y siempre soberbia se posó sobre sus dos adeptos, que se encontraron al final de cada escalera. Sus miradas se cruzaron, entendiendo que a partir de ese momento las dificultades que pasarían en solitario como aprendices las pasarían juntos. Eran dos elfos muy distintos entre sí, dos polluelos de distinto manto y distintas facultades que aspiraban al mismo propósito. - Iniciado Rael, este es tu nuevo hermano. El iniciado Feldraren Elladan.-Dijo Thalael con una mirada voraz escrita en su único ojo descubierto y después dirigió su mirada al arco del fondo. -El es Rael Asthros, un iniciado como tú. Los magister también estaban en el templo aquel día. Algo los había llamado hasta allí. Se encaminaron hacia el salón inferior, descendiendo las escaleras, casi pudiendo percibir el pulso del corazón de la mismísima sede. Se había hablado de tanto durante tantos años, y podría jurar que debajo de las emanaciones de magia de los complejos hechizos de los magister, aún había un canto prófugo impreso en aquel lugar, donde la crueldad y la benevolencia danzaban cogidas de la mano. La luz del sol fue quedando atrás conforme avanzaban por el largo pasillo, quedando al amparo de las dispersas luces repartidas por todo el trayecto. Finalmente alcanzaron la puerta, custodiada por dos guardias ataviados en sus armaduras negras y rojas. Thalael avanzó decidido, no necesitaba presentación y fue entonces cuando comenzó a plantearse lo mucho o lo poco que sabía sobre su propio maestro. El danzar de las espadas golpeaban sus tímpanos, la celebración había empezado y muchos de ellos ya habían sacado a relucir sus capacidades. En el centro del círculo se alzaba una figura invicta y en segundo plano, los cuerpos de los iniciados derrotados estaban tendidos en el suelo, al borde de la extenuación. Es posible que uno de los Caballeros desee probar a su iniciado contra vosotros, como vereis, la competencia sana es algo que refuerza nuestros lazos de hermandad. Por eso voy a pediros que lo veais como lo que es; una competencia. No dejeis de pensar que estais siendo probados en todo momento. Alzó la mirada, contemplando aquellos que apostados en las almenas, tomaban nota y evaluaban hasta el último de los suspiros de los adeptos. Los sacerdotes se aventuraron a respaldar a los que habían caido, y comenzaron a tratarles en un lugar apartado tras la conclusión del combate. Esto va en serio, no es un combate con espadas de madera, es real. Rael entornó los ojos pensativo mientras una de las figuras que había en torno al círculo, abriendo los brazos, dando la bienvenida a su maestro. - Y veo que después de tanto tiempo por fín aceptas a dos nuevos Iniciados para seguirte los pasos. De verdad un movimiento curioso. - El legado es una de las cosas que uno no puede dejar a un lado tan a la ligera. Duyash le sonrió gélido. No necesitaba oir su nombre para reconocerle. En el ejército era un hito, un importante militar en las guerras pasadas cuyo nombre no brillaba por su paciencia, si no ensombrecido por la crueldad de sus acciones. - En ese caso sentíos libre de hallar lugar en el círculo, estamos todos deseosos de proseguir con las prácticas. Thalael les dedidó un último vistazo a ambos antes de descender por las escaleras. - Es el momento. Descendieron tras él, incorporándose a quienes reposaban entorno al círculo. La magistrix alzó la cabeza contemplando las nuevas incorporaciones. De su cuerpo emanaba una energía extraña y a su lado, un sacerdote tomaba nota de cada palabra y cada acción. - ¿Por qué no nos muestras a todos lo que son capaces de hacer tus nuevos Iniciados?. Estoy segura de que están tan deseosos de ser probados como cualquier otro. - Tan desprendida como siempre. Erembia. Acepto a cualquier caballero que desee probar a sus iniciados contra los míos. El silencio embargó el lugar, como si el temor que despertase la idea de enfrentarse a Thalael se imprimiera también sobre sus adeptos, como si fueran sus armas o extensiones de sí mismo. Rael esperó en silencio, repasando a todos los que había allí dispuestos a mostrar su valía. De repente una voz rompió el silencio. - Maestro Thalael, deseo probar a mis dos alumnos contra los tuyos.-Dijo el elfo que portaba consigo una espada prendida en fuego, inmune a él tanto como hacía vulnerables a sus enemigos. No le reconoció en un primer momento. - Y yo acepto tu desafío.-Dijo Thalael pendenciero dibujando una sonrisa en su rostro. Los aprendices se encaminaron al círculo ante la orden y se presentaron, desprovistos de títulos o de renombre. Sus nombres eran poco más que un número burocrático para determinarlos como individuos, al menos por el momento mientras continuasen siendo los bastardos de figuras cuya sombra se proyectaba sobre ellos. Finrod Sunstreader y Valanor Dawnblade eran los dos contrincantes respectivamente. Tras aquello, la profunda voz de Duyash comenzó a enumerar las normas del encuentro. - A quien teneis de frente es vuestro rival, derrotadle y vuestra prueba llegará a su fin. Si vuestro hermano cae, no importa el numero. Seguireis luchando hasta caer con el.-Hizo una breve pausa ante la siguiente norma, jugando con la expectativa.- Vuestro maestro se reserva el derecho de decidir que hacer con vuestros rivales derrotados para finalizar el combate. El elfo contra quien se debía batir Rael era un joven de cabello plateado, cuerpo vagamente pulido y portador de una cimitarra. A simple vista, Rael resultaba mucho más indómito, alto, y portando una pesada lanza que podría hacer destrozos en el menudo cuerpo del elfo. Por otro lado, Feldraren se enfrentaría contra un elfo cuyo odio se desprendía del fulgor de sus cuencas mientras examinaba a su contrincante, ambos portaban una espada en la diestra. Rael enarboló una floritura con la pesada lanza, como si en sus manos no pesase ni la mitad de lo que ocupaba. El viento silbó con los arcos y cuando concluyó, fue el primero en arrojarse contra su enemigo cuando el combate dio comienzo con una presuntuosa sonrisa. Rael acabó pronto con su enemigo viéndose este incapaz de mitigar sus brutales arremetidas y extrabagantes arcos, superado en fuerza y destreza. Cuando tan solo le restaba la resistencia para soportar un último golpe, la cimitarra cayó con fuerza contra la rodilla de Rael, intentando desesperadamente hacer que perdiera el equilibrio. La herida ardía, pero la magia del círculo inscrita por los magister pronto mitigó aquello. Tomó su lanza con fuerza y la llevó hacia atrás, con ambas manos. - No debiste acudir hoy.-Le dijo, con el rostro enfermo de esfuerzo y fatiga, describiendo un embate que sajó la cintura del elfo y lo hizo caer al suelo de manera estrepitosa. Feldraren continuaba en un duelo de resistencia contra su enemigo, sin flaquear. Su contrincante ni siquiera se giró para ver a su compañero. - Derríbalo, iniciado mio. -Dijo tajante Thalael. Rael apartó la cimitarra de una patada, dejándola lejos de su portador y posó su pesada bota sobre el pecho jadeante del elfo, quien apartó ligeramente la cabeza al sentir el gélido filo de la lanza posarse en su garganta. Rael no asistió en el combate a su compañero. Confiaba en su capacidad, por algún motivo. Se quedó en esa posición respetando el duelo personal, mirando al derrotado a los ojos, quien no paraba de parpadear, agotado, débil, sin poder devolverle la mirada. Rael vio en él un recuerdo perdido en su memoria de si mismo, confinado en una vida en comuna junto a aquellos niños que no tenían más que la vaga esperanza de poder salir del recinto de la mano de alguien con el corazón blando y las expectativas altas para un niño de linaje extinto. Casi pudo sentir el ardor de sus viejas heridas mientras practicaba en su juventud con aquel que le tendió la mano y le sacó de la desdicha, aquel oficial cuyo nombre era poco menos que una oba de adoración y gratitud infinita. Aquel chiquillo no tenía experiencia. En absoluto. Poco podía hacer contra alguien que había batallado tanto, sangrado tanto y visto ir a muchos una y otra vez. Feldraren finalmente consiguió derrotar a su enemigo. Ante la orden de Thalael procedió a inmovilizarlo, manteniéndolo de rodillas con la espada pegada a la yugular, esperando la orden. - Este combate ha termino.-Sentenció Duyash. Una retorcida sonrisa complice se dibujó en el rostro del elfo mirando al mentor de los vencedores. Rael comenzó a retirar la bota del elfo con cuidado, sin necesidad de abusar de su posición.-El Maestro de los Iniciados victoriosos ahora tiene derecho a elegir el destino de los perdedores. Rael quedó rígido ante aquello y mantuvo el filo de la lanza contra el cuello del iniciado. Thalael se aventuró al centro del círculo a paso lento, con los brazos alzados y una sonrisa jactanciosa. - Ha sido sin dudas un combate impecable. Una muestra de poderío que solo es presente en los verdaderos portadores de nuestros tabardos. Mis neófitos aquí presentes. Feldraren Elladan y Rael Asthros han demostrado la fiereza necesaria para ser un Caballero de Sangre. Para aplastar a nuestros enemigos. Pero... ahora una pregunta bate en mi cabeza. Compañero Maestro. ¿Qué debemos hacer con los débiles? ¿Con los indignos? No podemos permitir mostrar como ejemplo a aquellos que se derrotan con tal facilidad. No serás capaz… Pensó Rael con los ojos entornados, mirando el cuello del elfo que tragaba saliva con dificultad y el miedo recorriendo su frente en forma de sudor. - El pueblo no nos daría su confianza, no nos apoyarían. Si algo define al Caballero de Sangre es su sacrificio, y no veo sacrificio alguno en tus iniciados. Propongo un castigo acorde. Comenzaron a discutir sobre el método de castigo para aquellos que habían sido derrotados con tal facilidad. Entornó la mirada, compasivo, y le tendió la mano. Nadie merecía tal castigo por su excasa experiencia razonó. El elfo abrió los ojos cuando notó que la lanza se alejaba de su garganta, confuso y encontró la mano de Rael tendida para ayudarle a alzarse. Fue entonces cuando una pesada mano enguantada en placas se cerró con fuerza entorno a ella, con la suficiente fuerza como para hacer repicar el acero contra el acero en mudo gesto de desaprobación. Rael miró sobre su hombro dando con la mirada implacable de su mentor. - Acaba con él. -Sus ojos se abrieron como platos ante el espanto de tener que ejercer de tal manera. Miró al novicio a los ojos, quien con el terror en la cara y el sudor en la frente quedó mudo.-El enemigo al que nos enfrentamos no merece perdón alguno, y el no merece un destino diferente al suyo.-La presa de Thalael se soltó, como un águila aflojando la llave de sus garras para que fuera su polluelo quien hiciera el trabajo. Para que aprendiera. Rael quedó en esa posición unos segundos y soltó su lanza con su pertinente estallido metálico. Dejó la cabeza inclinada, los ojos entornados. - Es un hermano, no un enemigo.-Dijo escuetamente. - Oh... es todo un patriota. Me recuerda mucho a alguien. - Maestro Thalael. El combate ha acabado. Termine con él y abandone el círculo con sus iniciados.-Intervino Duyash el Cruel. La sombra de su maestro se movió a su derecha y de un seco golpe de puntapié, dejó al elfo inconsciente y con una contusión que le recordaría su ineptitud de por vida. Rael apartó la mirada, dejando que el sonido del metal de la bota y la carne y el hueso ilustrasen en su mente la escena, sin interés por ser parte del espectáculo. Incapaz y fuera de lugar se sentía Rael ante la idea de haberlo detenido. - Si me hubieseis dado la mano a mi, iniciado, os la hubiera cortado.-Thalael dejó caer todo el peso de su mirada sobre Rael, quien se la sostuvo en silencio antes de apartarla secamente. Apretó los puños y se viró, tomando su lanza del suelo. Los tres se retiraron tras la conclusión y se encaminaron por el largo pasillo hacia la salida. El sol volvía a rozar sus cuerpos fatigados, dándoles la bienvenida a la Plaza del Errante. Thalael se detuvo en seco frente a la puerta de la sede y miró a ambos. - Nos retiramos. Ya habéis probado lo suficiente. Nada mal.-Medio sonrió por un instante antes de inmacular su rostro con inexpresividad.- No obstante, puedo notar como si tuvieses la necesidad de decirme algo.-Rael miró hacia su costado, con el ceño fruncido mientras que Feldraen se mantuvo en silencio, en pose marcial.- ¿O es acaso que estoy desvariando?-Nnguno se pronunció.-Eso supuse. No hay cabida para los débiles entre los nuestros, iniciados mios.-El rostro de Rael se fue amargando al escuchar las palabras siguientes, no podía leer ni una pizca de compasión en su discurso como tampoco la hubo en sus acciones. Parecía intentar convencerle de que era lo justo, como quien programa un arma para su modus operandi.-No obstante, el perdón forma parte de nuestras virtudes. Dejar inutilizable a una promesa sería tan necio como ayudar a el enemigo de ahí fuera. Un castigo justo, para un fallo de tal magnitud. - ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera matado?-Interrumpió finalmente, con voz hastiada. - La Magistrix lo habría evitado. El círculo de pruebas estaba rodeado de hechizos protectores y potenciadores. Me sorprende que esa traviesa mujer no os haya hecho volar por los aires en celebración.-Le sostuvo la mirada un breve lapso de tiempo, relajando tan solo un poco su expresión. - Si me permitis,-intervino Feldraren-creo que la deshonra de fracasar, la decepcion de haber caido y quedar fuera, es un castigo severo. - Es un castigo que se olvida con el tiempo. Iniciado mio. Estaba cansado de frases pomposas y enrevesados discursos. Estaba agotado de oirlas, pues no eran más que excusas de aires magnámicos que hacía que muchos perdieran de vista la realidad y sólo pudieran pensar en el sentido trascendental de algo que carecía de ello. La guerra era cruenta, no entendía por qué esa necesidad de inflar los oídos y los corazones de quienes pelean en ellas o aspiran a hacerlo, no entendía por qué debían llevar una venda en los ojos para pelear con más determinación, creyendo que la gloria es la recompensa de quienes se sacrifican, aunque deban ser ellos. Rael sacó aquella conversación de su cabeza como el cuerpo que rechaza un órgano implantado con expresión de asqueo. - Para nosotros, el fracaso. Se marca a fuego. -Su voz era áspera como el pedernal. - Lo dudo, mi señor. De haber fallado, os juro que no me lo perdonaría, en toda la vida. -Thalael posó el pesado guantelete en el hombro de Feldraren. - Y por eso os he elegido como aprendiz, joven Feldraren. A tí y a Rael. No quiero sobreestimaros. Pero... como vosotros, hay uno entre mil. Espero que comprendas lo que quiero decir. - En ese caso, confiad en que no os decepcionaré, y si lo hago, será como usted dice, marcado a fuego.-La determinación de Feldraren se extendía por todo su ser. Thalael asintió complacido por la respuesta, retirándose hacia las escaleras. - Sois libres por el momento. Os reclamaré nuevamente cuando sea necesario.-Feldraren se despidió metódico, pero Rael no podía más que mirar con fijeza la espalda de su maestro.-Y tú…-Se giró para ver a Rael, clavándole la mirada.-Quizás a ti te llame antes de eso.-Sentenció con frialdad, sin recibir respuesta alguna.-Pasad una buena noche, aprendices míos. Duración del evento: 1:35 aprox Master: @Cernunnos Participantes: @Shiva @Psique
  19. Psique

    Gabrielle O'Connor

    Doncella de Manuel Núñez, descripción física basada en los escritos del Arcipestre de Hita.
  20. Axl

    [Bosque del Ocaso] Matazombis

    Las piernas dolían y temblaban, su pulso daba a entender que tenía el corazón a punto de explotar, el semblante estaba pálido y perlado de sudor y apenas soportaba las ganas de expulsar el almuerzo con la presencia de ese nauseabundo olor que se le entrometía en la nariz, con cada instante que pasaba la presión que sentía en el pecho era cada vez mas fuerte. Aun así, tenía que seguir luchando por su vida. Tuvo que resistirse a la acometida de sus fauces, a la saliva negra que pendía y salía disparada con cada amenazante gemido de insaciable y voraz hambre, a la fuerza sobrenatural que cada uno de sus golpes ejercían, dando la impresión de que sus extremidades estaban hechas de roca. Era un ciclo sin fin, rebanar a uno, que aparezca otro a ocupar su lugar, miraba por el rabillo del ojo cada instante que pasaba en dirección al enano, un achaparrado guerrero de aspecto no menos amenazante que las criaturas a las que se enfrentaban, y aún así, le faltaba bastante para igualarse a ellas en cuanto a lucir atemorizador se refiere. Luchaba con la misma presteza lunática de siempre, se sintió sorprendido por su bravuconería al lanzarse de lleno al combate. «Aunque tampoco es que se hayan percatado de su presencia cuando se lanzó al combate...» Pensó para si mismo y negó con la cabeza, mientras que por los pelos evitaba la mordida de uno de sus agresores, el hediondo aliento le hizo sentir un mareo. Volvió a repasar en el enano a la vez que intentaba conjurar un hechizo ofensivo para seccionar al enemigo. Al menos una docena de heridas menores se abrían dentro de su coraza, moratones y cortes en su mayoría, seguramente la sangre manaba debajo de sus gruesas vestiduras y aun estaba ahí, luchando sin parar, con la locura de un buscador de oro que acababa de saltar a una piscina de monedas del mismo material. Se sintió agradecido de estar a su lado, pues siendo franco, sus posibilidades de sobrevivir en estos momentos aumentaban conforme a menor distancia fuese la que le separa del enano. Aun así, se sentía terrible, el ambiente lo azoraba y sus enemigos no le ayudaban a sentirse mejor, sentía como si una terrible enfermedad le estuviese raspando los pulmones, como si sus pies pesaran una tonelada, como si su sudor fuese almizcle y como si su boca se hubiera secado por el sobreesfuerzo, aun así, seguía luchando a la par del enano. Y no mostraba signos de detenerse. Mientras que el combate se desarrollaba una pregunta afloró en su desesperada mente: ¿Cómo se habían metido en una situación así... otra vez? La mañana había iniciado como cualquier otra, estaba en la biblioteca ordenando unos libros, quizás repasando la posibilidad de no volver a dejar entrar a ese erudito de la abadía, siempre dejaba un desorden y se iba sin devolver los libros a su lugar, la incógnita de lo ocurrido más al sur, en el Bosque del Ocaso, le oscilaba en la cabeza como si fuese un péndulo. ¿Y si todavía quedaban sobrevivientes?. Tenía la certeza de que era posible, pues habrían mas aldeas dispersas en ese bosque y haría falta tiempo para dejar esa arboleda totalmente desolada, sabía que el populacho no era como un rebaño de ovejas esperando a que el lobo feroz les atacase para devorarlas, eran gentes que conocían bien su situación en uno de los lugares menos amigables para la vida en el Imperio y tenían sus métodos para soportar penurias, tan catastróficas que fuesen. Pasó la tarde y estaba leyendo en las calles principales de Villadorada, las personas a su alrededor seguían hablando acerca del tema, cosa que no le ayudaba mucho a dejar de pensar en el, cuando vio a Bodvar, su cerebro empezó a maquinar. Recordó cuando se negó a la propuesta del enano, era disparatada y sin sentido, solo quería ir a encontrar cosas que matar. «Y morir en el intento si era necesario...». Cuando se lo propuso pensó que eran las palabras de un perfecto idiota, pero ahora mismo y después de pensarlo durante todo el día supuso que no sería tan mala idea al menos el visitar ese lugar y descubrir que pasaba realmente, con un poco de suerte rescatarían a uno o dos sobrevivientes, y eso para el era suficiente. El enano no tardó en aceptar su propuesta como si nunca antes se le hubiese ocurrido antes, y decidieron acercarse por el río que desembocaba mas al sur, en los Paramos de Poniente. No tardaron mucho en llegar al bosque negro, donde empezaron su búsqueda. Al principio tuvieron que descifrar bien donde estaban, pero el joven elfo estaba bien preparado, con un mapa de la zona indicó las aldeas de la zona, y tras descartar las que muy posiblemente habrían sido arrasadas con el avance de los no-muertos decidió seguir la ruta hasta una de las mas cercanas: Reindhof El camino hacia la aldea no era muy placentero, una niebla espesa rodeaba el ambiente, el cual estaba bastante cargado para ser al aire libre, daba la sensación de que el enano y el elfo se habían metido a pasear dentro de la boca de un colosal depredador que respiraba con ellos dentro, el enano no paraba de fardar acerca de lo molesto que era el viaje, acerca de como iba a matar a sus enemigos y cuantos serían, ambos callaron cuando un sonido bastante desconcertante se clavó en la escena como un cuchillo sobre un jamón curado. Era un sonido melodioso, pero para nada tranquilizador. Junto al enano se acercó para observar, con la cautela de un gato y un perro que aguantaba las ganas de no ladrar, detrás de los arboles pudieron ver algo que hizo trizas todo signo de esperanza. Un hombre algo encorvado y rodeado de túnicas negras como la brea, y un sombrero que cubría la totalidad de su rostro caminaba incansable y con un paso firme por los caminos de piedra mohosa, tocando una flauta blanca como el marfil, que daba la impresión de estar hecha de algún hueso alargado, detrás de él estaba su público que le seguía a todas partes. Una turba de alzados, hombres, mujeres y niños que fueron víctimas del peor de los destinos, la no-muerte. La carne se les caía a jirones, la piel se mezclaba con el podrido y ennegrecido musculo, hilos negros de saliva iban cayendo de sus bocas abiertas y desgarradas, que mas bien parecían las fauces de una criatura abominable. Todos seguían bobalicones al siniestro músico, quien parecía un lunático artífice de una obra que le hacía justicia a su estado mental, el enano tuvo que soportar las ganas de no cargar en su contra, y el elfo agradeció que no lo haya hecho; tenía la certeza de que si lo hacía, no iban a sobrevivir. Era un espectáculo extraño, pues los no-muertos parecían dispuestos a atacar al hombre en cualquier momento, de hecho, más bien parecía que estaban persiguiéndole a su paso lento pero imparable... pero el aeromante no vio a ninguno saltar ni esforzarse demasiado en atacarle por la espalda, parecían un montón de lobos que perseguían a un ciervo rodeado de murallas impenetrables e invisibles, eso solo llenaba mas de intriga al mago y de confusa rabia al guerrero. Cuando el músico finalmente desapareció junto con su melodía y la turba de podridos, avanzaron sin pararse ni un momento, tuvieron que encargarse de un par de esas criaturas pestilentes, aunque no supusieron un verdadero desafío para el par. No obstante, el bosque estaba impregnado de estas bestias antinaturales, y se iban acercando con el ajetreo, cosa que no le gusto a ninguno ni un poco... resumieron su marcha hasta llegar a Reindhof. Donde no les recibieron con un trato muy amable, de hecho, tuvieron suerte de pasar sin recibir los impactos de un virote en sus cabezas... eso fue un punto a favor para el manejo del elfo en el léxico y la convicción. Al entrar el elfo se llevó una desagradable visión del lugar, era una aldea miserable y las gentes parecían mal cuidadas y alimentadas, quienes se ocultaban en sus pequeños hogares. Los jóvenes guardias picados de viruela parecían nerviosos y solo por la orden de el jefe de la guardia evitaban cargar contra los desconocidos, era un hombre alto y grueso con una mirada fija y serena, aunque muy malhumorada, se negó instantáneamente cuando el elfo le ofreció la posibilidad de escapar a Villadorada, aunque lograron convencerle de solo llevarse a los incapaces, los que sean demasiado jóvenes para coger un arma, a las mujeres y ancianos. Eso en parte tocó el corazón de ese hombre, quien accedió con la condición de que asegurasen los caminos antes de empezar el viaje, cosa que el elfo y el enano aceptaron sin muchos problemas. La caminata era extenuante, no por lo larga que era, si no por el sepulcral silencio que invitaba a la mente a pensar que una emboscada podría estallar en el peor momento, y con razón, este se había convertido en uno de los lugares más peligrosos del Imperio y solo habían pasado unos pocos días desde que se tuvo certeza total de ello. Avanzaron durante unas eternas decenas de minutos, hasta que vieron en la mitad del camino a una enorme agrupación de cabezas roídas por la gangrena. El enano y el elfo se subieron a una colina cercana para poder pensar en una estrategia, parecían más de una veintena y a pesar de ello ese número era tan amenazador como un grupo de caza orco bien equipado, primero pensaron en hallar una forma de alejarles del camino el tiempo suficiente para dejar pasar a los aldeanos, cosa que no sería muy beneficiosa a la larga. Finalmente el joven Odriel pensó en poner en práctica un hechizo que recientemente había aprendido, y hasta ahora era uno de los más potentes y complicados... tomó asiento mientras que el enano miraba impasible a los podridos apelotonados, y necesitó varios intentos para finalmente conjurar el hechizo, un enorme relámpago cayó sobre las cabezas y el dulzón hedor de la carne quemada colmó la escena, extremidades chamuscadas salieron volando y aun así no se había movido un centímetro, solo cuando se dieron cuenta de la presencia de la desafortunada pareja. Para cuando tuvieron tiempo de reaccionar ya tenían a la iracunda y hambrienta turba frente a ellos, fue una situación bastante desesperada, el enano rugía desafíos mientras que golpeaba su escudo con el enorme martillo, y cargaba sin pensárselo mucho hacia el hervidero de fauces abiertas. Eso en parte llenó de una extraña inspiración al elfo, quien se arrojó también a la refriega más bien por compromiso que por deseo propio, para cuando se dio cuenta de que el infierno pestilente marchaba hacia él, ya era demasiado tarde. El combate era agotador y exasperante, el junto al enano luchaban con una determinación solo visible en los regimientos más prestigiosos de la guardia Imperial. «Quizás en parte, porque estábamos luchando por nuestras propias vidas más que por las vidas de los aldeanos sobrevivientes.» Volvió a si mismo, estaba viviendo el ahora, un ahora con segundos que parecían años, donde cada golpe cada vez era más pesado y débil, ya había matado al menos a unos cinco y de alguna forma seguían apareciendo, el enano gruñía y rugía, cada movimiento era un golpe que causaba sangrado, pero aun así no se detenía, luchaba como un lobo acorralado, y tenía la preocupación de que en cualquier momento pudiera atacarle a él también en su furia ciega. Los zombis nunca paraban de abalanzarse sobre ellos, era la determinación de un ejército que no tenía nada que perder, de un ejército que lo había perdido todo y arremetía contra sus enemigos con la furia contenida con la que murieron, eran como animales, si es que tenían algún mínimo parentesco con ellos. Siguieron luchando sin pararse ni un instante, hasta que la ultima cabeza rodó por el suelo y los sesos cayeron esparcidos por los suelos con un último golpe de martillo y un tajo bien asestado por la magia del elfo. Se sentía como si necesitase vomitar, pero no había nada que expulsar, estaba enfermo, herido, cansado y aun así se mantenía de pié, una sonrisa afloró su rostro, no una victoriosa, si no la que alguien suele mostrar cuando por los pelos se escapa de una situación, se quedó observando al enano, estaba quieto observando con bobalicona expresión la masacre que había llevado a cabo, se acomodaba los despeinados cabellos en una coleta mientras que se limpiaba los entremezclados líquidos que cubrían su cuerpo entero, se volteó para mirar al elfo y una conversación corta y queda se llevó a cabo. —Es hora de volver con los humanos y sacarles de aquí. — Dijo el enano mientras jadeaba como un can. —Así es, el tramo por aquí está bien oculto y si pasamos cerca de Poniente dudo que encontremos problemas. — A pesar de todo, el joven elfo intentaba recuperar su característico tono calmo y analítico. — ¿Sabes una cosa, elfo?— Dijo el enano mientras echaba a andar, y dejaba el enorme martillo reposando sobre su hombro. — Toda esta situación me dejó muy hambriento. Y de nuevo, como en muchas otras ocasiones, el aeromante se puso a pensar el cómo y el por qué había siquiera considerado el conocer y volverse amigo de un lunático como Bodvar. Participantes/Habilidades usadas: Odriel Feathersun @ILUSDN [Toque de Energía - Espadas - Defensa - Reflejos -Explosión mágica y Proyectil Mágico] Bodvar @Axl [Defensa - Advertir/Notar - Maza (CC) - Reflejos] //Duración de 4 horas y media //Master: @ILUSDN //dont worry, be happy
  21. Acércate, acércate. Disfruta del banquete. ¿Por qué no le das un vistazo también a estos ecos? Son ecos de épocas distantes, momentos importantes, quizá ignorados también en el tiempo. Quizás tengas suerte y reconozcas algún que otro rostro familiar. Es raro... algunos todavía no se accionan... quizás deberías esperar un poco más hasta que puedas encontrar algo con lo que familiarizarte. Ah, recuerdo este... déjame aclarar un poco mi garganta. << Una lucha sin tregua, dos terribles y sanguinarios guerreros se enfrentaban a un par de sus eternos enemigos, el enano, de aspecto recio y aguerrido, acompañado de aquel iluminado y obstinado caballero sacro, cuya espada impartía la cólera de la mismísima Luz divina. Fue un descarnado combate, el humano estuvo a punto de caer, no obstante. Un ultimo esfuerzo alejó al enemigo lo suficiente como para que no usase su primitiva arma para segar su vida, cayó al suelo y dejó al enano acabar con sus dos malheridos contrincantes. >> El resto, es historia. //sentíos libres de comentar vuestras opiniones //con un poco de suerte se añadirán mas ecos!
  22. Había pasado un día ya en los Humedales, con el campamento montado, los viajeros se tomaban su tiempo para descansar antes de partir, entre ellos estaban la Doctora Margot, el Juglar elfo Altarian y el Mercenario Logan. Estos aguardaban entre la hoguera bebiendo té, sin más que hacer se dedicaban a charlar como comúnmente hacen, el elfo aún que un poco callado pudo ver a una pequeña niña corriendo hacia el grupo, ésta perseguida por una señora. Al llegar la niña se dirigió a la doctora la cual estaba bebiendo su té. Niña: Señorita señorita!! *Habla entre llantos y gritos* La doctora tratando de calmar a la niña repara en su perseguidora una tal Marissa Margot: Marissa, ¿qué le sucede a la pobre? Marissa: Hay un problema*dice entre jadeos* Niña: Es mi hermano, no está por ninguna parte y no lo encuentro*su cara muestra un punto entre tristeza y preocupación* A partir de ahí los presentes se encaminaron a buscar al, niño el cual se lo había visto por última vez cerca de un gran árbol que estaba tras la tienda, Junto a un mago, un tal Thadian se adentraron a la espesura, el mercenario sabía seguir bien un rastro, por lo que era el que iba en frente guiando al grupo. En cierto punto se acercaban a un pantano, el distraído elfo se vió víctima de una planta de tamaño considerable que sostenía fuertemente su pie, quería llevárselo al pantano, por suerte el mago se dio cuenta a tiempo y sostuvo su mano, entre espadazos, cuchilladas y tironeos Altarian fue liberado, éste ahora adolorido elfo, se dirigió de regreso al campamento para reposar debido a las heridas físicas que le causó la planta, el resto del grupo siguieron el rastro que había dejado tras la susodicha planta. Al llegar a cierto punto, el grupo se encontró con un obstáculo, el camino era cortado por una pequeña laguna que se extendía hacia otra más grande, usaron un tronco de árbol de dudosa resistencia para pasar, con algunos saltos ya estaban todos del otro lado. Siguieron hasta un pasadizo montañoso en el cual se adentraron para encontrarse con una cueva apartada del exterior, estaba rodeada por maleza, musgo, lianas, y enredaderas, sin embargo el grupo se abrió paso hacia la cueva, encontrando una laguna de un brillo especial, las plantas a su alrededor se veían muy bien cuidadas, pero al ver al grupo entrar cerraban sus pétalos, dejando salir un gruñido gutural del fondo de la laguna. De ésta salieron tres plantas con forma de tentáculo y atacaron al grupo casi inmediatamente, el grupo se defendía como podía, pero la doctora Margot la estaba pasando mal, ya había recibido dos heridas de parte de la planta que tenía en frente, al caer una el lago parecía brillar con más intensidad, haciendo que las plantas restantes alcanzaran el desarrollo adecuado para sobrevivir. Logan se acorralado por una planta la cual lo sujeta fuertemente en el aire, el mago hacía lo que podía para seguir en pie y ayudar a sus compañeros, hasta que… Margot recibe un golpe demasiado doloroso para ella, en un intento desesperado la doctora dispara su ballesta contra la planta que tenía a Logan, ésta suelta al mercenario dejándolo caer en la laguna. Al caer Logan siente como sus heridas sanan un poco más, pero el mercenario no se tomaría el tiempo para quedarse ahí, de un impulso sale de la laguna empapado tratando de ayudar a sus compañeros, al salir hace frente a la planta que estaba por atacar a la pobre Margot, la cual estaba sanando sus heridas, chocando espadas contra la tentaculósa planta. Gaaahhh!!, Margot huye! Yo retendré a este hijo de puta por un tiempo!*dice el mercenario entre jadeos* Al ver la oportunidad que su compañero le da, Thadian evoca un hechizo que incinera a la planta haciendo que ésta se vuelva ceniza, ya solo quedaba una, y la que quedaba daría el último aliento atacando a Margot de nuevo, La doctora ya no podía más, al ver esto Logan carga contra la planta, subiéndose a su cuerpo y hundiendo sus hojas en el tallo de la criatura, haciendo que esta caiga retorciéndose. El mago se encargaba de apoyar a Margot, mientras que Logan buscaba al niño en la cueva, al final éste se encontraba sujetado por varias raíces que venían del ahora brillante Lago, las mismas raíces poseían una especie de brillo que seguía hacia la laguna, el mercenario intentaba liberar al pobre Roberto cortando las raíces con su espada, pero no lograba nada eran más fuertes que el tronco de un árbol. Por suerte la doctora Margot poseía un cuchillo encantado, su filo brillante y de tono azul, pudo cortar dichas raíces como si fuesen mantequilla. Mientras Thadian, analizaba la laguna, la cual había perdido brillo totalmente al ser liberado el niño, encontrando en que el lago poseía una energía vital y renovadora. Sin embargo, el pobre Roberto se encontraba en un estado crítico, parecía como si un soplido pudiera arrebatarle la vida en un instante, le habían drenado su vitalidad hasta el fondo. El valiente grupo se dirigía al campamento apurados, el niño cargado en los brazos de Logan ya había cerrado sus ojos, estaba demasiado pálido, su cuerpo frío como un tempano no daba señales de vida. La doctora, un tanto herida, hacía lo que podía, sin embargo no era suficiente para arrebatar de las oscuras manos de la muerte la vida de ese niño. Su familia lo honraba como podía quemándolo en una pira, algunos lloraban su muerte, otros miraban con lastima, y en cambio otro simplemente hacían sus cosas, pero los que fueron a rescatarlo se llevaban un sentimiento de culpa consigo… ahora eran 9 los civiles que iban en el campamento quien sabe cuántos serán al final… A pesar de todo, los aventureros siempre tendrían presente el lado siniestro de la naturaleza y de lo que es capás su poder. Evento Masteado Por mua @neorexx -Participantes: *Margot @Nuvalia *Logan @neorexx *Altarian @WR48 *Thadian @Akuni -Habilidades Usadas: *Margot: AtaqueD Cuchillo Arrojadizo/ AtaqueD Ballesta Ligera/ Defensa/ Advertir-Notar/ Sanación de Toque/ Sanación de Hierbas *Logan: AtaqueCC Espada Ligera(Dual)/ Defensa/ Advertir-Notar/ Rastrear/ Nadar *Altarian: Pues...Ser comida para plantas(?)/ Advertir-Notar *Thadian: AtaqueCC Espada Ligera/ Defensa/ Advertir-Notar/ Evocación Básica/ Detectar Energía -Tiempo de Duración: 5 Horas //Bueno Gracias por matar el aburrimiento conmigo, un saludo. //PD: Disculpen por el post incompleto, se ve que el foro me ha troleado
  23. Gutgash le reventó la cabeza a ese ultimo sarnoso de un golpe con el hacha, rió de forma sonora pues como siempre, el combate era el entretenimiento por excelencia, miró a Mar'Agk y a Mokvir con ojos furtivos, estos todavía seguían sumergidos en el duelo contra los hombres perro y al parecer tenían mas dificultades que el fornido orco. Cuando el grupo de cazadores furtivos de la rama del clan Faucedraco asentada en los Humedales... "Hachasedienta", se encontraba en una incursión territorial por los pantanos, se vieron emboscados por un grupo de gnolls de considerables numeros aunque tecnica patetica comparada con sus rivales. No lo vieron como algo malo, pues la carne de hombres perro era sabrosa al asarse bien, y jamás se perderían de una oportunidad para derramar sangre, Gutgash avanzó raudo hasta el ultimo punto del campo de batalla; <<Un desfiladero de transportes orcos destruidos, que luchaban los unos contra los otros para no ser engullidos por el río pantanoso>> le eran útiles para moverse entre zancadas y no meter de lleno las partes bajas de las rodillas al agua repleta de fango. Encontró lo que buscaba, el ultimo de sus enemigos gnolls que intentaba escapar, esa lanza enorme que tenía ensartada en la espalda no le era de mucha ayuda, era del orco, fue a apoderarse de ella junto con su trofeo. ¿A donde se habían ido los bufones de Mokvir y Mar'Agk? Eso no importaba. El mientras tanto podría disfrutar desollando lo poco útil de su mas reciente presa, al menos hasta encontrarse con el. Un humano, no había visto a uno en un largo tiempo, sus ropas eran rojas como el color escarlata y tenía en su mano un mandoble brillante como el sol, se levantó junto con su lanza y miró al hombre con desafío, empezó el combate y fue como una danza, palpó en su cinturón pero su cuerno para dar la alarma había desaparecido... ¿Se le habría caído y este habría flotado lejos por las corrientes del río?. Siguió luchando mientras soltaba al aire sonoros rugidos para que sus compañeros le escuchasen, mientras tanto continuaba luchando con fiereza contra el humano, no era una tarea difícil. Sus movimientos eran, en parte, predecibles y le estaba provocando cantidades considerables de daño con su enorme lanza. Tras un buen rato combatiendo, finalmente Mokvir y Mar'Agk llegaron, ambos se quedaron atónitos ante la situación y Mokvir decidió volver, debía avisar al jefe acerca de lo que estaba pasando. Mar'Agk se acercó al humano y levanto su hacha horrenda y su atemorizante escudo que asemejaba un rostro de fauces abiertas, no se dio cuenta para nada de que un enano bajó de un salto de algún punto cercano del carromato que se hundía para golpear su cabeza como un relámpago con el martillo, se perdieron ambos en un combate lleno de iracunda violencia. La pelea estaba a favor de los orcos: Gutgash había provocado severos daños en los puntos blandos de la armadura del hombre, donde veía un fallo en los movimientos del humano también veía una oportunidad para escabullir su lanza en algún punto ciego de su armadura, aunque recibió varios cortes de esa enorme espada que jamás hubiese querido haber tenido en su vida. Mar'Agk por su parte forcejeaba con el enano usando su escudo, cada cierto tiempo uno de los dos empujaba a su contrario para arrojar un ataque, por lo general era el enano, aunque sus golpes no lograban quebrantar del todo la defensa del orco y su recio escudo. De un momento a otro el combate se convirtió en un salvaje torbellino de acero y hueso, donde tanto los orcos como el humano y el hombre empezaban a desfallecer por la enorme cantidad de daño infligido entre cada cual. El orco de la lanza y el humano del mandoble peleaban salvajemente el uno contra el otro a causa de las heridas, el hombre lanzó un tajo descendiente con furia ciega y poco habilidosa, el orco se arrojó al agua para evitar forzosamente aquel ataque, y rápidamente hizo ascender del agua repleta de lodo y moho la lanza de aspecto tribal y carcomido. Mientras que el enano y aquel orco escudado forcejeaban el contrincante verde arrojó un golpe del hacha a la cabeza del enano, este ultimo logró desviarlo lo suficiente para que perdiera fuerza, pero igualmente logró dar con éxito, para ambos, pues no fue lo suficientemente fuerte como para meterse de lleno entre la carne. Gutgash pensaba que estaba a punto de ganar, le arrojó al hombro del humano una estocada que fácilmente podría dejarle el musculo inutilizable por el resto de su vida, sin contar la variedad de cortes que le provocó en el rostro y el resto del cuerpo, estaba acabado, y solo debía reclamar esta vez una presa con armaduras que le quedaban a la medida, estaba contento, pero no mucho cuando vio como una luz aparecía de las palmas de aquel hombre, le caían encima y hacían que su carne empezara a hervir como si se hubiese arrojado a una hoguera, fue suficiente para terminar de menguar las energías restantes que le quedaban, cayó al agua entre rugidos de agónico dolor. Mar'Agk tampoco lo pasó muy bien, el y aquel enano estaban cansados por tan aguerrido combate, aunque de alguna forma el enano se las arregló para sufrir menos daños que su contrincante, con un amague del martillo logró romperle un punto entre la sien y la frente, dejando escapar sangre a groseros borbotones y quizá unas porciones de su cráneo y cerebro. Lo ultimo que Gutgash vio fue como la enorme maza de aquel enano se le acercaba al rostro para culminar el horrible ardor de aquel extraño hechizo que hizo en el ese despreciable humano. Participantes/Habilidades usadas: Ismael Cruz @Thorch [Arma pesada (Espada larga 2M), toque de luz, defensa, advertir/notar] Bodvar @Axl [Arma pesada (Martillo 1M), defensa, escalar, advertir/notar] //Se mantendrá abierta a una continuación //Ramificación de la trama "El viaje hacia Arathi"
  24. Victor Grimes es de los asesinos más temidos, su historia ha tenido varios historiales de rumores hechos por los que han tenido la desdicha de conocerle, la unica verdad es que es alguien que ha nacido para convertirse en el ultimo portador del legado de un culto ahora ya extincto, desde niño ha sido maldecido con el destino de sus antepasados, siendo objeto de conjuros de magia oscura y mortal e instruido en las artes del asesinato presiso y rapido, al alcanzar los dieciseis años fue sometido a un ritual que lo marcó de por vida, su pelo se volvió blanco, sus ojos color rojo brillante y su actitud era la de una especie de demonio, mataba a placer, bebía sangre humana, torturaba sin piedad y se gano una reputación de miedo de parte de los que llegaron a saber de él. Muchos años despues acoge a un pequeño aprendiz, el cual llegaba con deseos de venganza y maldad pura, su nombre era John, y si bien no contaba con la maldad endemoniada de Victor, era de los que aprendía rapido, por lo que lo entrena a cambio de una vida de asesinato en su nombre. Éste llega a un punto bastante elevado, siendo puntual en cada asesinato que cumplia, hasta que llegó el día de su venganza. Ya en la madurez John traiciona el pacto que tenían y huye hacía algun lugar donde Victor no pueda encontrarle, pero cometió un gravisimo error, pensar que no sería encontrado, años despues Victor recive noticias de John, estaba en Elwyn, los asesinatos cometidos allí tenían su sello, por lo que sin más se dirige a un destino sangriento del que John no saldrá Ileso. Victor: *ríe entre dientes con una mirada tenebrosa* He esperado esto por años John, no me defraudes y enfrenta a tu maestro... Victor se encontraría con John muy pronto.... //Eventillo individual para mi johnny, el ajuste de cuentas más importante de su vida, ¿volverá vivo de esta?// Ficha de Victor PdV=28 Iniciativa=18 Ataque=12+d10 Defensa= 10+d10 Daño=8 Absorcion=3 //PD: lo pongo en rumores por que se dice que esta en elwyn, la gente que sabe del tema de asesinos y eso
  25. Axl

    Huskar - Los cuatro observan.

    Nombre: Huskar, Hijo de Zakkhar Raza: Trol Sexo: Hombre Edad: 28 Altura: 2,33m Peso: 99Kg Lugar de Nacimiento: Isla Lanza Negra Ocupación: Guerrero de Clan Historia completa Descripción física: De proporciones que alcanzan el tope racial, Huskar es un trol que goza de una contextura física lograda de forma excepcional, fruto de una vida de total violencia y dedicación a la propagación de la misma, entre los suyos se menciona que es debido a un cruce de unos Gurubashi, tambien que ha sido objetivo de "malos jujus" , encantamientos y maldiciones desde temprana edad. Lo que es facilmente notable es que este trol ha trabajado muy bien sus características fisicas. Su cabeza es coronada por bastantes trenzas de colores rojizos claros, casi llegando a tonalidades naranjas, las patillas largas le llegan a la mandíbula y de su mentón se asoma una pequeña barba. Sus colmillos, largos, repletos de marcas, rasguños y con algunos abalorios clavados en estos crecen hacia adelante, con una tonalidad blanca pasando a amarillo claro. Su rostro pintado ofrece a la vista marcas de arañazos, y en sus ojos extremadamente claros como para tener un aspecto sano hay en cada uno una cicatriz. Su cuerpo, color azul verdoso esta repleto de cicatrices que serpentean entre tendones y fibrosos musculos, tambien esta acompañado de extensos tatuajes que recorren gran parte de su cuerpo, representando las deidades que adora. Descripción psíquica: Entre sus pensamientos repletos de masacre sin frenos y escenas de violencia hay intervalos de calma y afecto que suele reservar solo para aquellos que el considera merecedores de este hecho, es de los que actuan antes de pensar y si no tiene a una entidad que de verdad tenga peso entre sus allegados que le indique cuando es el momento correcto para hacer estallar sus acciones es posible que deje que sus instintos actuen por el. A pesar de este barbarico modo de pensar Huskar suele mostrarse dócil e interactivo la mayoria del tiempo, siendo conversador con los que se encuentra e inclusive ayudandoles en sus tareas. Le ofrece total devoción al Loa Shirvallah, "El Orgulloso". La deidad del tigre y el que mira bien a todo guerrero que luche honradamente en su nombre, Shirvallah es el Loa más fuerte físicamente y gusta de demostrarlo constantemente. Disfruta de la caza, pero disfruta comiendo su presa aun más. Representa el poder y majestuosidad en su estado más puro y primitivo. Representa el mayor ideal posible de honorabilidad trol y no el engaño o la astucia como muchos de sus hermanos. En su cabeza algo se ha fragmentado y perdido, tiene sueños continuamente con "El Orgulloso", este le atormenta casi todas las noches por una acción que cometió en el pasado, una locura empieza a consumir su mente poco a poco, royendo su cordura desde las puntas hasta la raíz, es algo que a pocos les cuenta. Historia Resuenan tambores, el ardor de las llamas ponía sus enrojecidos ojos a punto de soltar lagrimas. El olor de madera chamuscada. El olor del pieles podridas. El olor de orquídeas en descomposición. El olor del agua amarga. El olor del azufre, del aceite recalentado, de la manteca rancia, de la grasa, del polvo de marmol vomitado, de cueros cabelludos humedecidos en sangre. Todo eso colmaba los sentidos de Zakkhar, la noche de la revuelta en contra de los hombres pez parecía eterna a la opinión del guerrero, había matado ya a demasiados y vio morir a suficientes, no había sentido en luchar por unas islas condenadas y agonizantes, en morir en nombre de una causa que vertía odio y terror en sus últimos estertores... la duda le cegaba, aunque no superaba la obligatoria devoción a aquellos que siempre compartieron con el en su clan, aquellos guerreros de piel verde que les apoyaban también eran una buena razón para luchar... pues eran todo un ejemplo a seguir Zakkhar corrió con desespero hasta su cubil, donde esperaba todavía encontrar a su hembra que, por desgracia, estaba en la labor de parto durante el conflicto, pocos guerreros quedaban dispersos por los alrededores, habían sido perseguidos y capturados por los seguidores de la Bruja del Mar. Esperaba encontrar también a su cachorro, quien apenas había aprendido a combatir hace unos pocos meses... Sería una larga noche. *** *** *** *** *** El sonido de la flecha que se clavaba a la madera resonó abruptamente, solo reemplazada por el sonido del aleteo de la colorida ave que escapaba llena de miedo, Zakkhar soltó un gruñido odioso. —Ahí va nuestra cena…— Refunfuñó el envejecido trol con una sonrisa decepcionada. —¡Es ridículo, deberíamos ir a por los tigres, su carne es deliciosa y podemos usar sus pieles! —Bramó con cólera el joven. —Prefiero mil veces usar algo con lo que pueda golpear cara a cara a mi enemigo a un simple arco. —Lo que no entiendes es que este no era el enemigo, era la comida, y pensamientos así solo te harían llegar hasta una muerte segura, por desnutrición o por tu cabeza dura. —Zakkhar ladeó con la mano y poso el hombro sobre su único hijo, mostrándole los colmillos en una sonrisa— Volvamos al poblado, Huskar, estoy seguro de que todavía queda algo de comida para nosotros. El joven Huskar miró a su padre con duda e irritación. —¿Es lo qué crees? Yo estoy seguro de que no quiero volver a comer cangrejos por quinta vez esta semana —Caminaba con decepción y enojo, junto con su padre hacia el poblado. Tras una larga charla ambos llegaron al pequeño poblado que habían organizado los trols supervivientes de la gran batalla librada en las Islas Lanza Negra, Sen'Jin... hacía llamarse, y donde se reunían todos los trols de esa misma tribu. Al llegar comieron y charlaron con sus colegas, Huskar estaba demasiado irritado como para tratar con nadie así que decidió ir a dormir. Hace años, cuando habían luchado por sus vidas con la esperanza de poder escapar de la ya condenada isla Lanza Negra Zakkhar guió a su mujer e hijo por el camino seguro, muchos trols y orcos estaban defendiendo los barcos de escape mientras que eran flagelados por incontables hordas de monstruosidades marinas enviadas por la temida Bruja del Mar, lastimosamente… la madre de Huskar no sobreviviría el viaje, sus heridas eran graves y con todo el ajetreo y la carrera por la jungla había perdido ya el resto de sus energias, para el anochecer y cuando por fín lograron llegar al grueso de los orcos y trols la madre de Huskar habría muerto. La ira colmó al joven de una forma impresionante, jamás se lo perdonaría a su padre, les abandonó a su suerte en el momento de mayor necesidad. Al menos el lograría cobrar venganza enfrentándose a esas criaturas antes de su escape, cogió el arma mas cercana y se acerco a los defensores de las puertas, estos le bramaron que volviese a la seguridad, el ignoró toda orden y combatió defendiendo casi a la par de los adultos que ahí estaban parados. Logró ganarse el respeto de varios, aunque eso no le devolvería jamás a su única madre, tampoco apagaría la llama que se encendió en su interior, una llama que hasta entonces estaba durmiente. Los trols y orcos por igual se encaminaron a los barcos con prisa, entre ellos Zakkhar y su único hijo, donde un destino al lado de los orcos les esperaba, un nuevo éxodo para los Lanza Negra se alzaba en el horizonte y se hacía llamar Kalimdor. Huskar tuvo una agitada pesadilla, donde, rodeado de llamas y los gritos en agonía de sus conocidos, encaraba a una enorme bestia, un tigre de proporciones magnificas, una poderosa deidad se había postrado ante él, le rugió, el hizo lo mismo. Aunque el joven estaba totalmente intimidado hacía todo lo que había en su poder para evitar demostrarlo, alzo el mentón y miro con desafío al felino, aunque sin ocultar la total admiración que sentía por el. Por un segundo hubo un total silencio, la criatura espetó algo que no le quedo para nada claro, ni siquiera pudo entenderlo. Solo había podido entender la ultima frase que le dedico la colosal bestia… “Despierta ahora, te observamos.” Desde entonces y confundido por esa extraña visión el joven guerrero ha decidido dedicar su senda de aprendizaje a esta majestuosa criatura que le visitó en su propio sueño. Incansables han sido sus búsquedas de conocimientos que le ha dedicado a los más ancianos sabios de la tribu, muy pocos logran darle un nombre en concreto, era un Loa… era Shirvallah. Ya bastantes han sido las batallas que libró en nombre del patrón de las batallas, ha recolectado suficientes trofeos para que un cazador como el estuviese ya a gusto y no necesitase combatir mas en décadas, pero para el no era suficiente, necesitaba sentir aquella sensación que tuvo al estar frente a frente con esa majestuosa criatura, ningún trofeo se compararía jamás a experimentar una muerte gloriosa en nombre del mas orgulloso de los Loa
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