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  1. Batallón Ignis Sacris Las Tierras de la Peste del Este es la zona más devastada por la plaga de no muertos que afectó el reino de Lordaeron durante la Tercera Guerra, limita al norte con las Tierras Fantasma, al este con el Mar Adusto, al sur con las Tierras del Interior y al oeste con las Tierras de la Peste del Oeste. Lo que alguna vez fue la tierra más prolifera del Reino de Lordaeron, se convirtió en el mayor bastión de la plaga, que aún en la actualidad ejerce un control mayoritario en algunas subzonas, como la capital, Stratholme. Tras la propagación de la peste, la verde zona se convirtió en una tierra muerta y corrupta, el aire se inundó con una niebla naranja y los árboles fueron reemplazados por hongos apestados gigantes. La zona está colmada de no muertos y cultistas, aun así, la Cruzada Escarlata lucha por recuperar el control de la zona y devolverle la vida que alguna vez la ocupaba. El batallón Ignis Sacris es la punta de lanza que dirigirá a los ejércitos de la Luz por ésta tierra maldita en pos de la victoria y erradicación de las criaturas que nunca debieron alzarse de sus tumbas, con el objetivo final de restaurar la antigua gloria de la humanidad en el actualmente putrefacto norte. Se sabe que éstos valerosos guerreros partieron desde la Mano de Tyr sin la certeza de poder regresar algún día, pues es bien sabido que se adentran en la zona más peligrosa de todo Azeroth. Esqueletos, necrófagos y gárgolas son sólo una ínfima parte de los retos a los que el batallón deberá enfrentarse para salir victorioso, o al menos sobrevivir. Aún en una tierra oscura como ésta la luz de sus corazones no se apagará hasta el último aliento del último de ellos, lo juraron el día que se alistaron y la llama es portada en sus tabardos con orgullo, aunque no están solos. Aún con la reticencia de lo que supone viajar hasta esa zona, algunos voluntarios han decidido acompañar al batallón en su lucha, los motivos sólo ellos los saben, gloria, reconocimiento, probarse a sí mismos...todos saben que esta tierra les exigirá el maximo, y más.
  2. Apartado de las amenazas del bosque negro... Bajo la seguridad de las montañas del este de la provincia se alza... El campamento Pico de Plata Ocaso es una región boscosa al sur de Ventormenta que tras su caída se ha convertido en el refugio de incontables amenazas perseguidas como práctica común en el Imperio. Los cultos heréticos dedican largas jornadas a la adoración de extraños ídolos y el manejo de artes prohibidas por la humanidad, las bestias se hacen más agresivas en su lucha contra las monstruosidades que han empezado a pulular bajo la sombra de los negros arboles. Mientras que los bandidos, ladrones y toda clase de escoria fugitiva del Imperio en su eterna huida se han ocultado en este bosque con la certeza de que nadie estaría lo suficientemente loco para adentrarse en él. Reptando entre las malezas y rapiñando lo que puedan encontrarse en los caminos. Sin el velo de la Luz sobre sus extensos bosques y con pocos beneficios que obtener a cambio del sacrificio que implicaría enviar tropas en su recuperación, además de la presencia de campañas más importantes y cruciales para el Imperio, los esfuerzos para retomar el territorio maldito se han ido disminuyendo con el paso del tiempo, pues sería un gasto de recursos y tropas que podría utilizarse mejor en el lejano norte. Esto, no obstante, no ha resultado en un impedimento para proseguir con los esfuerzos de obtener de vuelta las tierras que antaño habían pertenecido a la emperatriz. Recientemente las ordenes hermanas de la Mano de Plata y La Cruzada Escarlata han unido sus fuerzas por una causa común, la construcción de un asentamiento en el este de dicho bosque, la búsqueda y captura de cabecillas de los cultos heréticos ahí asentados y la posterior recuperación a largo plazo de la zona. No iba a ser una tarea sencilla, y exactamente por eso ellos están ahí para llevarla a cabo. Han organizado una campaña con la aprobación de los altos mandos de sus respectivas ordenes, además, grupos de voluntarios del Imperio y reinos vecinos se han unido a la causa. Ya sea por beneficio propio, la búsqueda de gloria personal, o el simple deseo de ayudar por un bien mayor. Los primeros días fueron de tortuosa búsqueda, el bosque les había golpeado a ellos como nunca antes y se había encargado de minar la moral de los expedicionarios con ataques, enfermedades y otras dificultades. A despecho de los esfuerzos del bosque maldito de escupirles de vuelta a la seguridad de su Imperio, los bravos paladines y guerreros se mantuvieron firmes y continuaron su exploración. Fue entonces cuando optaron por moverse a las montañas al este de la región, a pocos kilómetros de la población en ruinas de Villa Oscura. Ahí contaban con un refugio seguro, apartado en parte de los peligros que rondan en el bosque y su influencia maligna que, bien se sabe, tiene las capacidades de trastocar la mente, el cuerpo y el alma de aquellos que se asientan en él durante un tiempo prolongado. Dieron uso presto a sus herramientas y con pericia lograron levantar un campamento improvisado, pero el grupo era consciente, y sabían que si querían tener una sola oportunidad contra los peligros que podrían, e iban, a atentar contra ellos iban a tener que hacer unas cuantas mejoras. De este modo pues, y con la ayuda tanto de voluntarios como de paladines fueron ideando proyectos cada vez más ambiciosos; la construcción de muros y empalizadas, la excavación de pozos, la escolta de futuras caravanas de suministros, entre otras cosas. Poco a poco, el plan iba reuniendo más firmeza con los días que pasaban, y eso era una buena señal. Decidieron bautizar el campamento como Pico de Plata, por razones deducibles, y se había convertido más en una base de operaciones inicial para sus primeros movimientos en ese lado de la provincia maldita. Contando con paladines y guerreros que han estado presentes en campañas militares ajenas y han prestado un servicio en ellas, artesanos que dándole uso a sus habilidades podrían ayudar a mantener el campamento en pie y realizar los proyectos del mismo e incluso personajes con una suerte de fama ya labrada en las ciudades del Imperio más cercanas, que con su fuerza y habilidad o aptitudes mágicas pueden servir como una fuerza explosiva en el campo de batalla y un apoyo inmenso fuera del mismo. Eventualmente irían llegando unos pocos voluntarios más, no eran muchos, pero serían suficientes para ir aguantando en ese lugar desolado. Pero bien se sabe que no es una tarea fácil mantener en pie un campamento, y mucho menos en las circunstancias actuales, pero si algo caracteriza al Imperio mismo es su voluntad inquebrantable como el más duro mithrill, su capacidad de adaptarse y superar los retos por más inmensos que se alcen frente a él. La misma fuerza de voluntad, la misma ambición y la misma fe que presentan los miembros de aquella campaña por cumplir sus objetivos. //Hilo en proceso
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