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Murdoch

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  1. CAPÍTULO I. El Chichi de la Puerca. Las luces de la mañana comenzaban a asomar entre los sucios ventanucos; afuera aún llovía, y soplaba un viento gélido. Desde luego el invierno se había empeñado en pegar sus últimos coletazos, poco dispuesto a dejar paso a días más apacibles. Y aquel lugar era poco más que un viejo barracón destartalado que se alzaba en algún rincón del arrabal de Villadorada, un agujero sórdido con unas cuantas mesas, una chimenea y media docena de habitaciones angostas, donde los lugareños se dejaban caer por las noches para empinar el codo hasta perder el sentido o echar una buena partida de naipes. Varno repasó con la mirada la alfombra de cristales rotos que todavía cubría el suelo; las mesas y sillas volcadas ya estaban en pie, pero aún quedaban algunas manchas de sangre seca impregnadas en los tablones. Agarró una escoba de esparto y empezó a amontonar los cristalillos en silencio. No pudo evitar lanzar una mirada velada al mesonero: un tipejo hosco y mal encarado, con una sempiterna mueca de desagrado esculpida en el rostro —habría visto ya sus cincuenta inviernos y en la melena grasienta, azotada por una incipiente calvicie, ya brillaban las hebras plateadas de la edad—. Estaba mudo y de rodillas, a la vera de una tinaja de agua, frotando como si no hubiera mañana algún trazo reseco de sangre que pringaba su suelo. Así que Varno lo observó durante otro ratito, aún callado, mientras arrastraba porquería con la escoba, hasta que al fin se atrevió a carraspear para quebrar el incómodo silencio. —¿Llevas toda la noche limpiando? —inquirió. Pero el otro se limitó a alzar la mirada, apenas durante un instante, para posarla en Varno. Luego la entornó de nuevo y continúo frotando con saña. —Vamos, Caleb —insistió Varno, mirándolo—. Llevo tres meses aquí y apenas hemos hablado. ¿Tienes problemas con alguien? —Sí. —espetó seco, sin alzar la mirada de los tablones—. Con mi parienta, para empezar. Está más gorda que un tonel y medio barrio se la ha follado ya. Ella me inspiró para ponerle nombre a este sitio. Varno resopló, sin saber si sonreír o no a semejante chascarrillo. Y negó para sí. —Te estoy hablando en serio. ¿No sabes quién puede estar detrás de esto? —No. —volvió a espetar, levantando los ojos—. Pero te juro que cuando enganche a esos mocosos les voy a arrancar los cojoncillos a mordiscos. —Tal vez pueda echar una mano con eso. Y después volvemos a hablar del precio de la habitación. —¿Si? —pronunció con desinterés el vejestorio, de nuevo afanado en la limpieza del suelo—. ¿Y por qué no empiezas por dejar de preguntar tanto y te acercas aquí para ayudarme a frotar, chico? —Ya…~ —dijo Varno, dejando la escoba apoyada en la pared—. A lo mejor te ha venido bien. La última vez que limpiaste esto la Emperatriz todavía mamaba de la teta. *** Resumen. —Media docena de harapientos indeseables irrumpieron de madrugada en el Chichi para poner patas arriba el lugar. Os visteis sorprendidos en mitad de la refriega; y durante unos pocos minutos que parecieron eternos volaron jarras, sillas y botellas, volcaron algunas mesas, y partieron unas cuantas caras. En cuanto las tornas se pusieron en su contra y habiendo armado ya buen revuelo, maltrechos pusieron pies en polvorosa para perderse en las sórdidas callejuelas del arrabal, entre el frío y la lluvia. Consecuencias. —Algunos golpes y magulladuras fruto de la pelea. Sin duda la peor parte se la llevó Mathew, después de que una botella de bourbon que alguien arrojó le reventase en la cabeza. Por si fuera poco uno de los alborotadores le propinó una soberana hostia en la cara luego; de manera que se diría que casi eres afortunado de seguir entre los vivos. —Por el barrio bajo se habrá corrido la voz de la pelea en una de sus tantas tabernas. Ni tan siquiera hay muertos, así que es probable que nadie le preste demasiada atención al suceso más allá del mero chismorreo. Duración: 2 horas.Máster: Varno — @Murdoch Personajes participados y habilidades usadas: @Murdoch como Varno: Combate sin armas / Defensa / Reflejos / Callejeo @Beretta como Alondra: Daga / Defensa / Callejeo @Nora Folch como Nora: Defensa / Reflejos / Callejeo @Akrosscomo Doyran: Combate sin armas / Daga / Defensa / Callejeo @Blazerunnercomo Mathew: Combate sin armas / Defensa / Callejeo Fichas de adversarios. Notas offrol. Queda posteado el rol de anoche. Si alguien quiere tirar del hilo, aquí me tiene. Y por favor, absteneos de publicar en este post, para que vaya quedando limpio para lo que tenga que seguir. ¡Un saludo!
  2. Murdoch

    Varno de Mardole

    Actualizado a 01/04/2018.
  3. CAPÍTULO II. Amistades peligrosas. —Por las barbas de mi madre, chico. No se te puede dejar solo: estás hecho un desastre. Varno escudriñó el rostro de su viejo camarada de correrías, aún lívido. Lo cierto es que tenía una pinta tan deplorable como la última vez, quizá peor. Era un enano grandullón (o al menos lo era entre los suyos) y corpulento, tuerto y atenazado por los rigores de la vida en alta mar, con una larga barba enmarañada tan negra como una bala de cañón pegada al rostro duro. Estaba algo más delgado, y desde luego un poco más calvo; aunque ya se había acostumbrado a rematar su pronunciada corona de laurel con una trenza larga y grasienta que le descendía hasta la mitad de la espalda. —Estoy bien, Tarnn. De verdad.—replicó el joven, mordisqueándose los labios. Ambos estaban sentados al borde del par de camastros de la habitación de Varno, uno frente al otro. El joven se había acomodado en el catre raído y roto, tal vez por temor a que si fuera su socio quien aposentara las posaderas allí este acabara por romperse del todo, provocando la furia del infausto mesonero que una y mil veces lo había advertido de que esa cama no debía usarse. —¿Bien?—repitió el enano, oteándolo desde enfrente con la mirada cristalina de su único ojo—. Te he encontrado durmiendo con los puercos ahí fuera. Estás lleno de porquería, y hueles peor que mis calzones. —esbozó una sonrisa amplia, jocosa, que dejaba entrever la pareja de fundas de oro que relucían entre su dentadura—. Si esa es tu idea de que las cosas vayan bien… Era cierto. Varno tenía la ropa llena de barro y mierda de cerdo, y la boca aún le sabía a vómito. Se había desplomado en la porqueriza de madrugada, mientras regresaba a la posada. —Solo ha sido esta vez. Anoche un soldado me dio algo de fumar que…~ no me sentó muy bien. —pronunció las palabras despacito, avergonzado por las trazas tan poco dignas en las que había tenido la mala fortuna de ser hallado por el enano. —Ya. Un soldado…—repitió el otro con sorna, acostumbrado a pillar al joven en más de un embuste, de dos, y de tres—. Todavía me miras como si estuvieras viendo a un fantasma. —No es muy diferente a eso. Quería pensar que aún no te habían matado, pero imaginaba que seguirías en la Bahía, o en algún otro puerto desastroso de los Mares del Sur. Gastándote hasta el último cobre en aguardiente y fulanas. —lo miró un instante, y trazó una sonrisa leve, algo melancólica—. Ya sabes, como en los viejos tiempos. —Qué mas quisiera. Pero las cosas se pusieron feas. —tomo una bocanada de aire, corta. Y la dejó escaparse en un suspiro hondo y grave—. Tengo poco tiempo. Me ha llevado toda la mañana encontrarte y ya debería estar de vuelta. —¿De vuelta en dónde? —interrogó Varno. —Déjame hablar, mocoso. A eso he venido. Tengo un negocio que proponerte, y los dos podemos sacar tajada. —el enano irguió la espalda, sentado al borde de la cama. Mirando a Varno—. Llevo todo el invierno trabajando con unos tipos. Son tan pazguatos como tú, o más. ¿Recuerdas lo bien que se me da manejar el esquife? Pues al desgraciado que lo hacía con ellos antes no se le ocurrió otra cosa que morirse. Así que necesitaban reemplazarlo. Yo estaba en Ventormenta, y alguien les habló de mi en un lupanar del puerto. —¿Has vuelto al contrabando? —volvió a inquirir Varno, aunque el tono no se antojaba un reproche. —Sí. —alzó los hombros, y los dejo caer, con indolencia—. Pero escúchame rapaz. Me he cansado de ellos. No es que sean mala gente, pero creo que los voy a mandar a tomar por el culo. Y he pensado que como decís vosotros “para lo que me queda en el convento, me cago dentro”. —sonrió, volviendo a mostrar los dientes de oro—. Hará un par de semanas recogimos una mercancía que me hizo acordarme de ti. No es ninguna baratija, te lo aseguro. Y puedo decirte dónde está nuestra guarida, qué días saldremos a remontar el río… —Vas a pedirme que les de el palo por ti. —sentenció Varno, interrumpiéndolo, antes de trazar una sonrisa, a medio camino entre la resignación y la sorna. —No me mires así piltrafilla. Será sencillo, ya lo verás. Te diré todo lo que tienes que hacer. Luego hablamos de cómo nos repartimos el pastel. —le devolvió la mirada, clara, y torció algo el gesto—. Y además me lo debes. Después de todas las que me he comido yo por ti. [...] —Te lo juro jefe. Un petardo. Y luego empezó a salir humo. —repitió el mozo, delante de sus compinches. Hacía frío, aunque el sol ya brillaba en lo alto cuando la mesnada de contrabandistas se reunió a la vera del pantalán en un corrillo. No eran más de una quincena, la mayoría muchachos jóvenes y harapientos salidos de las aldeas cercanas. Y Tarnn, el enano, estaba entre ellos. Aquel era un lugar casi desolado. Un viejo puesto de aduanas, quizá, que en otro tiempo habría tenido un aspecto más solemne. El abandono y la guerra lo habían reducido a poco más que una ruina: un cobertizo roñoso, un pantalán que a duras penas se erguía sobre el río, y el par de cabañas desvencijadas que daban cobijo a tan desnortada banda de pillastres. Las aguas del río descendían con cierta premura bajo sus pies; iban a reencontrarse con el gran Nazferiti, que en su ancho y calmado caudal discurría hacia poniente. —Sois imbéciles. Os he dicho mil veces que quiero que estéis de guardia cuando salgamos a hacer negocios. —bramó el tipejo que parecía su cabecilla, un hombre alto y esmirriado, calvo y con una espesa barba taheña—. ¿Qué se han llevado? —Pues he estado toda la noche haciendo inventario. —se atrevió a decir alguno—. Está todo. Menos un baúl. Ese que nos dieron tus amigos de los páramos la otra semana; el verde. —¿El verde? —el jefe soltó un bufido—. No me jodas, hombre. Ese lo tenía apalabrado con una gente de la capital. —el hombre le pegó una patada a una piedra, con rabia, tal vez por no dársela a alguno de sus compinches en los morros—. Qué puta suerte. Me han robado en mi casa, y mientras la mitad de mis hombres estaban holgazaneando y jugando a las cartas. Os juro que os vais a enterar de lo que vale un peine. Alguna sonrisa ladina se dibujó entre la turba, tímida y avergonzada. La calvicie de su líder solía ser motivo de mofa habitual, pero solo a sus espaldas. —¡¿Qué cojones os hace gracia, gilipollas?! —rugió, casi fuera de sí—. Aquí algún hijoputa se ha ido de la lengua. Y cuando me entere de quién ha sido más le vale rezar lo que sepa. *** Resumen: —Habéis ayudado a Varno a dar el palo a la banda de contrabandistas. Llegasteis a su guarida poco después del crepúsculo, y aprovechando la oscuridad sorteasteis cada obstáculo, eludiendo la mirada de los cuatro tipejos que montaban guardia fuera. En más de una ocasión estuvisteis a punto de ser descubiertos, pero al final nadie os ha visto. Todo ha salido casi bien, y eso no está nada mal. Consecuencias: —Nadie os ha visto, pero habéis dejado claro que estuvisteis allí. El petardo-trampa de Doyran para cubrir la huida, y el cerrojo del almacén forzado por Alondra son pruebas palpables de la incursión. —Alondra se ha llevado una señora hostia al caer desde el tejado del almacén al suelo, entre el fango. Recompensas: —Baúl verde, algo roñoso y mas bien pequeño. Qué será, qué tendrá. Duración: 7 horas (4 de evento, y 2 o 3 de preparación). Máster: Varno — @Murdoch Personajes participados y habilidades usadas: @Murdoch como Varno: Sigilo / Escalar / Advertir / Ilusión básica / Buscar @Beretta como Alondra: Sigilo / Escalar / Advertir / Cerraduras / Buscar; y como Runa: Advertir @Nora Folch como Nora: Sigilo / Escalar / Advertir @Akrosscomo Doyran: Sigilo / Escalar / Advertir / Armas arrojadizas Notas offrol: La trama personal de Varno vuelve de entre los muertos. Ahora que tengo más tiempo que cuando la empecé voy a seguirla, y meterle caña. Así que aquí queda esto. Muchas gracias a los que estuvisteis en el rol de anoche, seguiremos haciendo. Y como siempre, por favor, evitad postear cualquier cosilla en este hilo, para que vaya quedando despejado para los capítulos que estén por venir.
  4. Pues a mi Pluma y Espada (PyE) no me disgusta. Quizá la pega sea que no hace alusión ni al rol, ni a Warcraft, así que no sé hasta qué punto será atractivo de puertas para afuera. Pero vaya, tampoco se me ocurre nada que recoja alguno de esos conceptos y suene bien. En cualquier caso, me parece una buena opción. +1 al nombre de Curly, en resumen.
  5. ÍNDICE Capítulo I El Chichi de la Puerca. Capítulo II El rapto de la doncella. Capítulo III Pactando con el diablo. Capítulo IV Otra vuelta de tuerca. Capítulo V La mano que mece la cuna. AVISO OFFROL Estos roles están abiertos a todo aquel que tenga una razón coherente para inmiscuirse en ellos. De hecho, mi idea era animar las cosas y mover el rol en el arrabal de Villadorada, visto que somos unos cuantos los que merodeamos por allí. Así que por supuesto, estaré encantado de sumaros y encajaros a todos los que queráis. Como siempre, esto va para largo, y va con calma. Hasta ahora he masteado yo mismo todos los roles, pero es probable que en el futuro algún otro tenga que animarse. Habrá también varias “líneas” y ramificaciones en la trama, más allá de los eventos principales. Quiero dejar claros aquí algunos avisos que son de rigor. Cada maestrillo tiene su librillo, y con el tiempo todos vamos perfilando nuestro estilo y preferencias a la hora de planear y narrar tramas o eventos. Supongo que también todos hemos coincidido con personas que narran de una manera por la que venderías tu alma al diablo por imitar, y del mismo modo hemos estado en roles que nos dejan bastante más indiferentes. Como decía, esto va de gustos y estilos, y sobre ello no hay nada escrito, mejor o peor. A mi personalmente no me entusiasma tomarme los roles como una sucesión de desplazamientos y combates cuyo final ya tenemos más o menos previsto de antemano para que nuestros personajes puedan sacar algún beneficio que queremos para ellos. Creo que la clave de esto está en sentir la libertad de elegir, las consecuencias de cada acto, y nutrirse de las aportaciones y las ideas de los demás personajes participantes. Así que en primer lugar tengo que advertir que el contenido de lo que se rolee en determinados momentos podría ser susceptible de clasificación PG-18 por fuerte, visceral o explícito. Y también de que existe riesgo de muerte y mutilación de los personajes. Que quede claro que nunca por un mal dado en un momento concreto, pero sí por las acciones y decisiones que los personajes tomen a lo largo de la trama. La gracia es hacer un esfuerzo por tratar de razonar y actuar conforme al sentido común que tendrían nuestros personajes, y no como personas que al fin y al cabo están jugando a un juego detrás de un monitor. El combate fácil no siempre es la mejor opción, y hacerse el héroe o el bravucón para subir las habilidades puede acabar haciendo que algo tan poco épico como un mocoso con sombra de pelusilla en el bigote te mate de un disparo a bocajarro en las tripas. Lo mismo si dais por hecho que los ST's son monigotes estúpidos cuyo único peligro depende de las estadísticas que tengan en su ficha. Nunca he tenido que llegar a grandes extremos, pero para todo hay una primera vez, dicen. De manera que eso, estoy encantado de tener a cuantos más personajes mejor, pero por la cuenta y riesgo de cada uno, visto además que las acciones de uno van a repercutir en los demás. Me dais un toque por el juego o por Discord, y vemos cómo os podemos ir enganchando. ¡Nos quedamos viendo, chavales! ***
  6. Murdoch

    [Ficha] Tarnn 'Ojovago'

    Nombre: Tarnn Ojovago Atributos 6 Físico 8 Destreza 6 Inteligencia 6 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 18 Mana 8 Iniciativa 10 Ataque a Distancia (Trabuco de chispa) 10 Ataque CC Sutil (Lanza ligera [arpón]) 10 Ataque CC Sutil (Sin armas [equilibrado]) 10 Defensa Habilidades Físico Destreza 2 Trabuco de chispa 2 Lanza ligera [arpón] 2 Sin armas [equilibrado] 2 Defensa 2 Nadar Inteligencia 2 Comercio 1 Fauna 2 Navegar 2 Supervivencia/Cazar 2 Arqueología Percepción 2 Advertir/Notar 2 Reflejos
  7. Murdoch

    Tarnn 'Ojovago'

    TARNN 'OJOVAGO' • Nombre: Tarnn 'Ojovago'.• Estatura: Un metro y cuarenta centímetros.• Peso: Noventa y pico quilos.• Edad: Ciento veinte inviernos.• Raza: Enano.• Origen: Khaz Modan.• Ocupación: Lobo de mar; contrabandista. • DESCRIPCIÓN FÍSICA: • CARÁCTER • HISTORIA
  8. Murdoch

    Varno de Mardole

    Creados. El abismo te devuelve la mirada. Problemas en el Paraíso. Participados. Fuera lo viejo, dentro lo nuevo. El caso Wanda Stamper. Un nuevo horizonte. Rumbo al sur. Una caravana un tanto cara. Feria del león; torneo del Pomo Dorado. ¡Se busca vivo!
  9. PRÓLOGO. El saqueo de Valdecuervo. Waldo osciló la espada una vez más, y la hoja hendió las tripas y desgarró el vientre del desgraciado pillastre que tenía frente a si, dejando que los intestinos afloraran por la herida. De un tirón arrancó el acero de la carne de su adversario, y recuperó la guardia. En apenas un instante la muerte se había cernido sobre la aldea. Oía una docena de gritos elevándose en la noche como una sinfonía díscola y abominable. Los había de cólera, bañados en el fragor de la liza; viscerales y secos como una verdad amarga. Pero también de miedo, de incomprensión, de súplica y de dolor. Unos y otros se mezclaban al filo de la madrugada entre el barro, la sangre, y la miríada de siluetas que a la luz de sus antorchas se afanaban por huir, por matar, por violar, o simple y llanamente por entonar aquellos alaridos desgarradores y lastimosos. Vio a una joven con su retoño en brazos caer asaeteada en mitad de la calle. A un anciano mutilado arrastrándose por el lodo en sus últimos estertores de vida. Su corazón se encogió como una fruta madura. Quienes morían a su alrededor no eran rostros ajenos ni extraños, sino sus propios vecinos, sus parientes y amigos, con los que había compartido tantas y tantas noches al calor de las brasas; tantas chanzas, risas y canciones. Había pasado media vida tratando de proteger a esa gente, y en aquel instante se sintió viejo, cansado y derrotado. Hinchó los pulmones, y pegó un alarido, que tronó en mitad de la calle. —¡Bharbo!—bramó, tratando de encontrarlo con la mirada entre el caos reinante—. ¡Llevad a la gente a la Cierva! ¡Aquí en medio estamos expuestos! El otro asintió, y entre golpes de espada, hacha y lanza, retrocedió hacia la posada del pueblo. Waldo lanzó otro tajo, y abrió el gaznate de un infeliz más. Sacudió la cabeza para apartar la melena grisácea del rostro, y entonces atisbó a vislumbrar cómo una hilera de ballesteros formaba al final de la calle. Buscó a los hombres de su milicia en un rápido vistazo alrededor. —¡Escudos!—vociferó, al tiempo que descolgaba el suyo de la espalda— ¡Conmigo hermanos! ¡Muro de escudos! Cuando la primera salva cruzó la única calle de la aldea tan solo un puñado habían tenido tiempo de formar junto a su capitán con los escudos en ristre. Otros tantos cayeron atravesados. Pocos podían presumir de contar con uno entre sus pertenencias, y menos aún habían podido pertrecharse adecuadamente antes de aprestarse a la defensa de sus hogares. Waldo notó cómo un par de virotes se incrustaban en su pavés, tras duro impacto. La punta de uno llegó a atravesar una pizca hacia el otro lado. Cuando bajó un poquito el escudo vio a varios salteadores cernirse sobre ellos. Volvió a interponerlo y la hachuela se estrelló contra la madera. Un golpe, otro, y otro. Intercambió algún empellón, y cruzó aceros. Llegó a cercenar el brazo de uno de sus oponentes a la altura del codo. Pero justo en aquel momento una saeta certera le atravesó el cuello. Era un hombre recio nacido y criado en esas ásperas laderas, y acostumbrado a soportar mil penurias a lo largo de su ya medio siglo de vida. Esta sería la última de todas ellas. Se desplomó allí mismo, con el regusto de la sangre pegado al paladar. Pronto esta le atragantó la boca, manando a bruscos borbotones. Tenía frío. Todo comenzó a oscurecerse mientras luchaba en vano contra espasmos y sacudidas. El cielo por fin había escampado y las estrellas titilaban en lo alto. *** —Tomad algo de agua, querida. Os ayudará a recuperar el aliento. Mavis acercó un vasito roñoso a la joven, que apenas logró dar un par de traguitos antes de que las lágrimas asomaran en sus ojos. Tenía el pelo revuelto y enmarañado; estaba sucia, sudada y mojada, como un perro tras una larga jornada de cacería. Cuando separó el vaso de los labios, y a buen seguro por causa del tembleque, este se escurrió de sus dedos, y se estrelló contra el suelo derramando el contenido y yendo a rodar por las cocinas. —No os preocupéis. Os serviré otro.—pronunció el gordinflón, sin aguardar a la disculpa. —Lo que contáis es terrible.—dijo Edric, después de recoger el vasito caído y volver a plantarlo sobre la mesa. Mirando a la muchacha. —Oh, lo es. Sin duda. Lo es. —aseveró Mavis, mirándola también a los ojos un instante. Edric carraspeó, y escanció él mismo otro chorro de agua desde la jarra. Luego lo deslizó por la mesa hasta acercárselo. —Conozco el lugar. Mi padre solía decir que Valdecuervo tenía el mejor venado de estas montañas. No está lejos del Risco. Así que debéis haber caminado más de un día hasta llegar aquí.—espiró algo de aire por la nariz, y posó su mano sobre el hombro de la joven, que tan solo pudo corresponder el gesto con un sollozo hondo—. Con razón estáis exhausta. —Con razón, querida.—volvió a apuntillar el orondo mercader. Edric lo miró, esbozando una mueca seria. Antes de levantar la mano del hombro de la muchacha, y pasearse por la cocina con gesto meditabundo. Ya era de noche, y ahí dentro no había más luz que la que concedían un par de velitas. Se veía el polvo flotar a trasluz. —Esos riscos llevan décadas acogiendo a forajidos de toda ralea. Pero me sorprende que hayan sido capaces de hacer algo semejante. —se volvió, para mirarla—. Hacen falta muchos hombres para saquear una aldea entera, y los creía demasiado ocupados matándose entre sí. —Oh.—Mavis chasqueó la lengua, alternando la mirada entre ambos—. Estoy convencido de que nuestra joven amiga ha tenido suficientes conjeturas por hoy, Edric. No osemos atormentarla más. Edric asintió, con un cabeceo seco. Y se dejó caer sobre la silla más cercana. Inquieto. —Os llevaré a vuestra alcoba Rachel.—dijo Mavis, tomándola con delicadeza del brazo—. Quedaréis bajo mi cuidado hasta que todo este desaguisado termine por resolverse. Hay hueco para vos en esta casa, y podréis ayudarnos con la limpieza y la cocina. Ambos se perdieron en silencio, dejándose engullir por la oscuridad de la casona. Edric se quedó allí, a solas. Descansó las manos en el alféizar de la ventana, y dejó que su mirada se perdiera en la lejanía. Allá, tras las colinas, las luces de Villa del Lago alumbraban la noche, y la Dama Blanca danzaba sobre las aguas del Sempiterno.
  10. ÍNDICE PRÓLOGO. El saqueo de Valdecuervo. [...] PERSONAJES (ST's) [...] NOTAS OFFROL
  11. Murdoch

    [Ficha] Hathael

    Atributos 6 Físico 8 Destreza 6 Inteligencia 6 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 18 Mana 7 Iniciativa 10 Ataque a Distancia (Arco) 10 Ataque CC Sutil (Espada pesada) 10 Defensa Habilidades Físico 1 Atletismo Destreza 2 Arco 2 Espada pesada 1 Cabalgar 2 Defensa 1 Nadar 2 Sigilo Inteligencia 1 Fauna 2 Supervivencia/Cazar Percepción 2 Advertir/Notar 2 Rastrear 1 Reflejos Escuelas/Especializaciones
  12. Murdoch

    Hathael

    HATHAEL • Nombre: Hathael.• Estatura: Un metro y ochenta y cinco centímetros.• Peso: Ochenta quilos.• Edad: Ciento cincuenta inviernos.• Raza: Quel'dorei.• Origen: Quel'thalas.• Ocupación: Trampero; montaraz. • DESCRIPCIÓN FÍSICA: • CARÁCTER: • HISTORIA
  13. Murdoch

    Varno de Mardole

    PRÓLOGO. De las deudas, lo mejor no tenerlas. CAPÍTULO I. Cieno, lodo y sangre. CAPÍTULO II. Amistades peligrosas. [...] I. Problemas en el Paraíso. [...] -República de Kul Tiras- No ha olvidado las mañanas en el Mercado del Pescado de Boralus, con su aroma intenso a sudor y salitre; ni las canciones de los bardos en los mentideros del Callejón del Tordo o los lances de los jaques al anochecer a los pies de la Fuente Púrpura. Aún parece sentir la áspera caricia del viento gélido del Norte en el rostro, y escuchar rumor el de las olas embravecidas al estrellarse contra los fríos roquedales. Los verdes prados de su patria, y sus también verdes pendones, habitan en los recuerdos del joven. Y aunque en su tierra hay algunos que no lo quieren bien, Varno jamás ha renunciado a sus orígenes. Es hijo de Kul Tiras, y por supuesto tiene a gala el enorgullecerse de tal condición. -Noble (repudiado y despojado)- Al contemplar sus vestiduras humildes, maltratadas por la humedad, el polvo y el barro, nadie diría que Varno fue a nacer en noble cuna. Los Mardole son hoy una casta de traidores, despojados de título y heredad por virtud de la Justicia del Almirantazgo; que incluso han abandonado la comodidad del vetusto caserón en el Canal Largo de Boralus para huir a alguna adusta colonia en los confines de los Mares del Norte. Sin embargo Varno ya había dejado atrás la placidez de la vida como segundón algunos años antes, cuando con dieciséis primaveras y sin nada en el petate escapó del hogar para embarcarse en su primera aventura. Algo ha quedado de su añeja condición. Se nota que Varno es un joven culto, que ha leído a los clásicos y ha sido bien educado en su bisoñez. Y a pesar de que aborrece los modales distinguidos y las ornamentadas formas de cortesía de la aristocracia, quizá sería capaz de intentar ponerlas un poquito en práctica cuando la ocasión realmente lo amerite. Aunque la Casa Mardole es una completa desconocida en el resto de reinos y territorios del Impero, Varno acostumbra a evitar dar su apellido para ahorrar enredos, a sabiendas de que entre los hijos de Kul Tiras alguno podría conocer, de pura casualidad, la infausta mácula de sus parientes. -Cazatesoros- Varno podría considerarse un cazatesoros. Es un aventurero intrépido, capaz de empuñar la espada y la pistola con cierta habilidad. Aunque su curiosidad, y las muchas deudas que lo atenazan lo han llevado antes a embarcarse en correrías de toda ralea, su auténtica pasión es la búsqueda de antiguallas y reliquias perdidas, a menudo con mañas poco honestas. Posee sólidas nociones de Historia Antigua y arqueología. Particularmente ha leído mucho acerca de las tribus trol que moran en la espesura de Tuercespina. También sabe algo de arte, pues ha tenido a bien instruirse para participar en los turbios mercadeos de su mecenas (demasiado a menudo con piezas robadas, o burdamente falsificadas). Así pues, podría ser capaz de diferenciar la paja del grano en estas lides. Con Plenno Varno descubrió en sus entrañas una afinidad arcana que hasta entonces desconocía. Una aptitud primigenia, tosca y sin pulir para la manipulación de la energía de las Líneas Ley. Con él también tuvo ocasión de aprender a moldear la realidad para proyectar falsas ilusiones; pero sus progresos se vieron truncados por la muerte de su maestro. Desde entonces ha evitado conjurar, salvo en muy honrosas excepciones. Cualquier canalización lo agota con facilidad, y tampoco ansía acabar linchado por alguna turba campesina bajo la falsa acusación de brujería. Don Zavros, 'la Víbora'. Solo la Luz sabe en qué turbios tejemanejes anda metido este anciano contrabandista. Zavros es uno de tantos señorzuelos del crimen que han medrado en las costas de los Mares del Sur, donde ha tenido ocasión de labrarse una indigna reputación a lo largo de los años. Varno entró a su servicio tras los sucesos del Chichi de la Puerca, y fue el vejestorio quien le concedió el propósito que lo ha mantenido ocupado durante los últimos meses. Sus hilos se extienden por aquí y por allá, y podría decirse que aún sigue bien conectado con ciertas personas influyentes en su añeja patria. Garret, a secas. Suele describirse a si mismo como 'un hijo de mala madre, con peores pulgas'. Y puede que no se quede corto. Garret nació en algún lóbrego rincón de Drustvar y desde bien rapaz tuvo que cuidar de su propio pellejo. Ha vivido pegado a la espada desde mozo, alquilándola por aquí y por allá en toda clase de menesteres de baja estofa, hasta acabar convirtiéndose en matarife a sueldo de don Zavros. Es hombre agrio y bravucón, que disfruta de una pelea de taberna tanto como una niña con zapatitos nuevos. Pero Varno agradece tenerlo cerca por si las cosas se salen de madre. Horacio Aguas. Tanto si necesitas una fina gargantilla para regalar a tu parienta, como si anhelas un ruiseñor cantor para llevar la alegría a tus salones, o buscas las santísimas bragas de alguna olvidada princesa de Arathor para dar rienda suelta a tus más profundas perversiones, Horacio es tu hombre. Doce años de mercadeo deshonesto con chismes de toda ralea lo avalan. Este tipejo espigado y atezado por el Sol de los Mares del Sur es el mejor conseguidor con el que Varno se ha topado. Y estará encantado de poner un precio justo a cualquier objeto de interés sin dar demasiadas monsergas sobre su procedencia. La desgracia lo sacó de la Bahía del Botín con una mano delante y otra detrás. Aunque ahora confía en que el destino le depare una fortuna mejor con su nuevo Anticuario en la ciudad de Ventormenta. Hechizo. Descripción y aprendizaje. Dominación. [Ilusión básica] "Permite al taumaturgo usar la energía Arcana para crear una ilusión de sentido único que puede afectar a un individuo o a un grupo". La piedra angular de las artes de cualquier ilusionista. Varno es capaz de crear una alteración ilusoria que afecte a un sentido (vista, oído, olfato, tacto y gusto). El único límite es la imaginación. Rango. Dificultad 12. Baja [Mimetizar imagen] "Altera la imagen que proyecta hacia los demás del propio taumaturgo o un aliado pudiendo copiar una apariencia previamente estudiada en vivo o dibujos altamente definidos. Dura 5 minutos por Nivel de Habilidad". Varno puede ser capaz de adoptar rasgos de rostros ajenos (cicatrices, color y estilo de ojos o cabello, forma de la boca y nariz, etcétera) o incluso una apariencia completa. Tan solo conseguirá mantenerla durante unos pocos minutos, siempre a costa de gran esfuerzo. Solo funciona con varones humanos. Personal. Dificultad 14. Muy baja Objeto. Descripción. [Hiedra] Al estilo de los grandes señores de los Siete Reinos, Varno bautizó a su espada con un nombre. De hoja corta, recta y ligera. Los años la han maltratado, despojando a su empuñadura de todo brillo; aunque las filigranas gravadas en el guardamanos no han perdido un ápice de su belleza. Su acero ha tenido el dudoso honor de probar la sangre ajena en más de una ocasión, y de dos, y de tres... Valor: alto. Daño: /d6 +2 Dual, +3 Iniciativa, Desenfundado rápido [Daga con ornamentos] De hoja ancha, y mango de bronce, con dos pequeñas gemas celestes engarzadas en la empuñadura. En su filo hay gravada una inscripción que en thalassiano reza "Diel thala lisse, zaram shala nah"; en lengua común, algo como "la muerte es dulce; su antesala, cruel". Ha sido forjada con esmero, lo que la convierte en bastante más que una baratija. Varno la ganó a las cartas en algún mentidero de la Bahía del Botín. Valor: alto. Daño: /d6 +2 Dual, Ocultable, Desenfundado rápido [Pistolas de chispa] Fionna y Perdiz. Dos antiguallas de la Segunda que todavía disparan. Hasta que cualquier día de estos revienten en sus propias manos al apretar el gatillo, las lleva siempre consigo en sus fundas; colgadas del arnés. Cerca de la faltriquera donde guarda un pellizco de pólvora y varios perdigones. Valor: medio-bajo. Daño: 2d/6 +1 Ruido, Recarga, Ocultable, Una mano, Desenfundado rápido [Coraza de cuero de Kul Tiras] De estilo isleño, confeccionada en cuero de vaca de primera calidad; sencilla y esbelta. Se ajusta al torso, dejando hombros y brazos libres. No resistirá una estocada profunda, ni frenará en seco ningún virote, pero su ligereza la hace cómoda de calzar. Valor: medio. Absorción: +2 / Estorbo: +1 [Capa de piel de oso] Los inviernos del Norte son duros y largos. Cuando Varno escapó de su hogar tan solo se llevó consigo la espada y esta gruesa capa hecha con la pelambrera de algún oso. Desde entonces lo ha acompañado en sus viajes, abrigándolo del viento, la lluvia y la nieve. Ha pasado muchas noches al raso envuelto en ella, a la vera de la hoguera, y lo ha salvado de morir helado a la intemperie en más de una ocasión. Ya está algo vieja, y tiene cierto olorcillo a rancio impregnado, pero todavía abriga como el primer día. Valor: medio. [Colgante con el símbolo de la Iglesia] Fue un regalo encargado por su madre para su Día del Nombre. El séptimo. O el octavo. Quizá el noveno. Tampoco importa. Hecho en oro (o al menos, eso aparenta), con una diminuta esmeralda incrustada en su centro. En su cuello ha visto pasar más de media vida. Varno ha procurado conservarlo con celo, quizá como un recuerdo de su madre. O tal vez como una suerte de amuleto profano, cargado de buena suerte. Resulta increíble que a estas alturas no se haya perdido, ni nadie se lo haya arrebatado. Le tiene especial aprecio, y pese a que se lo jugó a los dados en un par de ocasiones cuando los días eran más ásperos, en ambas ganó la tirada. Siempre lo lleva por dentro de la camisola, escondido. Lo contrario sería una invitación al robo. Valor: alto. [Laúd] Un viejo compañero de fatigas, recuerdo de días más sencillos, cuando bajar las bragas de las mozas entre palabras melosas era la mayor preocupación que Varno debía atender. Los años han desafinado la melodía de su media docena de cuerdas, y maltratado el mástil y la caja, que ahora lucen varios rasguños, marcas y golpes. Sin embargo, manos habilidosas todavía podrán arrancar de él algunas notas dulces, con las que acompañar poemas y cantinelas. Cuando debe viajar, lo lleva asido y amarrado a la espalda. Valor: medio-bajo. [Pipa de madera] Tallada a mano. La navaja del artesano gravó en su relieve algunos detalles decorativos sin importancia. Es una baratija más, pero Varno le tiene cierto apego. Siempre la tiene cerca, junto a la faltriquera del tabaco. Valor: despreciable. [Naipes de adivinación] Esta baraja fue un obsequio de Plenno, y es lo único que Varno conserva de su periplo con tan extraño viajero. Un mazo de tarot corriente y moliente, que quizá sirva para encandilar a los inocentes con truquillos baratos y predicciones de buena fortuna. Al menos hasta ahora no le ha encontrado otra utilidad. Aunque esta clase de "artes" suelen estar más o menos aceptadas por el populacho, tocar la fibra sensible de algún desgraciado o practicarlas en el lugar y momento equivocados pueden hacer que las acusaciones de brujería salgan a relucir, y que la chusma se entregue al viejo placer del linchamiento. Varno ha tenido algún problemilla antes, de manera que ahora tiene bastante recelo a echar algún corte. Valor: despreciable. [Diario de viaje] Está viejo, sucio, y desprende cierto tufillo a lodo y humedad. En si mismo no vale más que un puñado de cobres, pero las anotaciones que a lo largo del tiempo Varno ha ido haciendo en sus hojas sí podrían tenerlo. No solo hay allí relatos, impresiones y divagaciones personales, sino también algunas notas sobre cartografía, botánica e historia antigua. Valor: despreciable. [...] (en construcción) [...] (en construcción)
  14. CAPÍTULO I. Cieno, lodo y sangre. Atravesó la etérea masa gelatinosa de su cuenca; hurgó y tironeó a placer con los restos. Merecido botín. Soltó un graznido. Otros lo habían seguido. Toda una bandada. Ávida por picotear la carroña que la mañana les brindaba. Las primeras luces del alba asomaban ya por entre la espesa niebla. Trémulas. Mientras el embravecido oleaje se encargaba de lamer los despojos del casco. El hedor a cadáver añejo se mezclaba con otros aromas más livianos; la humedad, las algas, el salitre. Sobre la otrora cubierta podían adivinarse cuatro o cinco cuerpos. Eso, si uno tenía la paciencia, y el estómago, para pararse a unir los trozos quebrados. Huesos rotos; miembros cercenados, vísceras desparramada. En fin, una imagen desoladora para cualquiera que aún conserve la virtud de estremecerse ante la crudeza de la muerte. Allí, bajo los estropeados escalones y al amparo de la bodega, el guiñapo de lo que un día antes también había sido un hombre continuaba recostado cual ovillo. Mudo y sordo. Su rostro, si es que aún merecía ser llamado así, no era ya fácil de mirar. Un disparo certero había hecho que el perdigón atravesara el cráneo y esparciera los sesos por toda la pared. Los cuervos no habían sido los primeros en posarse sobre aquel lugar. *** Su lengua se desliza por unos labios resecos y agrietados. Sofoca un quejido tímido al acariciar alguna de las heriditas. Mirada perdida. Hundida en las grietas que el techo apolillado de la buhardilla revela. Ya es de día, sí. Y esas luces de la mañana también se cuelan por los ventanucos de su alcoba. Varno espira una bocanada de aire por la boca. Cansado. Deja que sus párpados caigan como dos guillotinas; y permanece en silencio. Sucio, magullado y exhausto, tal vez. Pero con la cabeza sobre los hombros. Es consuelo suficiente. Por ahora. *** Resumen y consecuencias. —Has seguido a Varno por las marismas, al encuentro de los restos del naufragio. Salisteis airosos del encontronazo con una partida de exploradores gnoll en la ciénaga, y lograsteis acceder a los restos del navío pese al oleaje. Allí pudisteis contemplar el desalentador panorama, y encontrar a quien parecía el único superviviente. Un brusco movimiento de Alondra provocó que el hombre apretara el gatillo, e hiriera a la muchacha en el muslo izquierdo. Por fortuna, el perdigón no secciono la arteria, y un improvisado torniquete bastó para evitar que te desangraras como un puerco en el sitio. Necesitarás que alguien te saque la bala, y los cuidados de algún galeno decente. Duración: 10 horas.Máster: Varno — @Murdoch. Personajes participados y habilidades usadas: Varno: Nadar / Advertir / Escalar / Reflejos / Defensa / Espada ligera / Pistola de chispa Alondra: Nadar / Advertir / Escalar / Reflejos / Defensa / Daga
  15. PRÓLOGO. De las deudas, lo mejor no tenerlas. —En este momento me estoy preguntando algo, Varno. —las palabras se escapaban de entre sus labios con voz áspera y quebrada, sin perder siquiera un ápice de tranquilidad— Imagínate. Sabes que tienes que romperle el brazo a alguien que está sentado justo frente a ti. El derecho. O el izquierdo. Da lo mismo. La cuestión es que tienes que rompérselo, ¿hm? Porque si no lo haces… Bueno, eso tampoco importa. Digamos que ocurrirán cosas peores si no lo haces. Y me pregunto qué cojones harías tú en mi lugar ante esa situación. Ya sabes. ¿Le rompes ese brazo, deprisa? ¡Crac! Y… oh, vaya, lo siento. Deja que te ayude con este cabestrillo. Joder, ¿o alargas todo el puto proceso durante sus buenos ocho o diez minutos, y vas aumentando la presión y el dolor, poco a poco, despacito, hasta que aquello se convierte en algo rojo, y verde, y caliente, y frío, y, en fin, absolutamente insoportable? En aquel instante el tiempo parecía haberse detenido para él. Sintió cómo su corazón retumbaba contra el pecho; cómo el sudor discurría, frío y mojado, por su rostro y por su espalda. Y sin embargo, en tan eternos segundos, no pudo hacer más que mirar al frente embotado y casi ausente. Justo a donde el cañón de la llave de chispa que sostenía el otro apuntaba directo a su morro. Un leve toquecito en el gatillo bastaría para que sus sesos se desparramaran contra la pared. Entonces se preguntó una vez más si estaría listo para adentrarse en la oscuridad. Pensamiento rápido, estúpido, y fugaz. Tragó saliva. Inspiró, y el humillo cálido y vaporoso del opio quemado que flotaba en el ambiente le rascó la garganta. Tuvo que carraspear; tratar de aclararse la voz. Antes de pronunciar muy despacito; con fingida apatía. —Cuando esta tarde el cielo se oscureció, y…~ aunque no eran más que nubes, tuve la sensación de que todo se terminaba. Y la impresión de haber sentido lo mismo un millón de veces antes. —masticó cada palabra, saboreándola, y volvió a tomar aire, en un suspiro quedo—. Se hace tarde, Bernie. Afuera llueve. Y nada de lo que yo te diga aquí ahora va a cambiar el pasado. Puedes matarme; aunque para la mayoría ya estoy muerto. Puedes torturarme, pero nada cambiará. O puedes escuchar lo que tengo que decirte. Creo que está vez sí podría serte útil. Se hizo un silencio cruel. El hombre no bajó la pistola. Aunque Varno sí su mirada; tornándola hacia abajo, para clavarla en la mesa carcomida que los separaba. En sus surcos y grietas halló la mugre acumulada a lo largo de una década. Todo en aquél sótano seguía tan sucio, extraño y ajeno como la última vez. —¿Y bien? —farfulló, con voz ronca. —Te ayudaré. Pero después quedaremos en paz. *** De Bernard Rosenberg se decían muchas cosas. De seguro pocos querían tenerlo entre sus amigos, pero eran aún menos los dispuestos a anotarlo en su lista de adversarios. Resultaba difícil predecir en qué condición sería más peligroso. En esas calles y en estos tiempos había medrado con el mercadeo deshonesto y la extorsión barata, y cualquiera se arriesgaría a concluir que a primera vista no era más que otro sucio putañero más, o uno de esos contrabandistas de licor, pistolas y tabaco desprovisto de escrúpulos. Pero lo cierto era que Bernie —como por allí se lo conocía— había decido ir mucho más lejos. Armado con poco más que una pizca de ingenio y un don innato para el chantaje y la intimidación, logró establecer su pequeña red clandestina dedicada al contrabando de artefactos mágicos y reliquias arcanas. Quizá la mayoría no pasaran de simples baratijas; mas poca duda cabe acerca de lo sombría que es la travesía por las aguas de semejante tráfico, pues son muchas —y muy variadas— las manos que pueden llegar a codiciar tales mercancías. Pudo apretar el gatillo. Pudo ordenar a sus matones que partiera el brazo, los dientes, o cualquier desgraciado apéndice de nuestro trotamundos. Con Bernie nunca se sabía. Así que tan solo se limitó a descender su arma, y perfilar una sonrisa taimada y mordaz, que dejaba ver un par de dientes tan negros y podridos como el futuro que en aquel momento Varno presagió para sí.
  16. ÍNDICE PRÓLOGO. De las deudas, lo mejor no tenerlas. CAPÍTULO I. Cieno, lodo y sangre. [...] PERSONAJES (ST's) OBJETOS NOTAS OFFROL Iba siendo hora de empezar a dejar constancia de la trama que estoy planeando con Varno. Aquí tan solo os voy a comunicar un par de avisos para navegantes sobre ciertas cuestiones. La primera es que aunque estos roles hayan sido el pistoletazo de salida, y que por razones de interpretación y coherencia hayan sido algo “cerrados”, procuraré irlos abriendo para que cualquier interesado tenga cabida, buscando la excusa o el pretexto adecuados para introducir a más participantes. Espero que dentro de poco pueda engancharos a más de uno, de dos, y de tres, de los que pululáis por Elwynn y alrededores, especialmente a aquellos cuyos personajes han tenido más trato con Varno. Esto va para largo y va con calma. No soy muy fan de establecer días y horarios rígidos por el foro, porque realmente todos tenemos una vida detrás del monitor, y podemos fallar (yo el primero) o no tener disponibilidad para ese momento. Además, hay varias tramas en marcha ahora mismo por la zona. Así que prefiero ir hablando con quienes se vayan interesando, por el Discord, e ir viendo cuando cuadra la cosa para seguir moviéndose. También, y para que a nadie le pille por sorpresa, aviso de que el contenido de lo que se pueda rolear en determinados momentos podría ser susceptible de clasificación como PG-18 por fuerte, visceral o explícito; y de que existe riesgo de muerte y mutilación de los personajes. En todo caso, y que esto quede claro, nunca por un mal dado en un momento determinado, pero sí por las acciones o decisiones que puedan tomarse a lo largo de la trama, porque al fin y al cabo, las consecuencias de cada rol van a depender de ellas. Nada más, chavales. Un saludo, y nos estamos viendo.
  17. Nombre del arma: Estoque Defias ID del arma: 1925 Tipo de arma: Espada de una mano Nombre del arma: Cuchillo de caza ID del arma: 2765 Tipo de arma: Daga Nombre del arma: Hoja de evocador ID del arma: 2567 Tipo de arma: Daga
  18. Murdoch

    Varno de Mardole

    BANDA SONORA • Nombre: Varno de Mardole. • Estatura: Un metro y ochenta centímetros. • Peso: Setenta y pocos quilos. • Edad: Veinticinco inviernos. • Raza: Humano del Norte. • Origen: República de Kul Tiras. • Ocupación: Cazatesoros. • APARIENCIA: • CARÁCTER: • HISTORIA:
  19. Murdoch

    [Ficha] Varno de Mardole

    Atributos 6 Físico 7 Destreza 7 Inteligencia 6 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 21 Mana 8 Iniciativa 12 Ataque a Distancia (Pistola de chispa) 9 Ataque a Distancia (Rifle de Chispa) 11 Ataque CC Sutil (Espada ligera) 11 Ataque CC Sutil (Daga) 9 Ataque CC Sutil (Sin armas [equilibrado]) 12 Defensa Habilidades Físico 3 Atletismo Destreza 5 Pistola de chispa 3 Rifle de Chispa 4 Espada ligera 4 Daga 3 Sin armas [equilibrado] 5 Defensa 2 Nadar 4 Sigilo 1 Montar Inteligencia 5 Tradición/Historia 5 Arqueología (Trol) 2 Ilusión básica 2 Mimetizar imagen 3 Supervivencia 2 Fauna 1 Navegación 1 Etiqueta 1 Cartografía 1 Leyes Percepción 4 Advertir/Notar 2 Callejeo 3 Reflejos 2 Música [laúd] 1 Comercio Especialización: Ilusionismo.
  20. // Yo estaré de viaje por Londres esta semana, así que inventáos cualquier mierdecilla para excusar a Merrick. A partir de la proxima ya tendré mejor disponibilidad en las noches (10:30/11, en adelante)
  21. Cuando te pierdes en el barrio equivocado.
  22. Murdoch

    Edric Bolster

    —EVENTOS PARTICIPADOS— —[Evento Maestre] Los perros de la guerra. —EVENTOS CREADOS— —
  23. Pues creo que continuo esto. Vamos a ver... Nombre del arma: Espada ancha esmaltada. ID del arma: 4765 Tipo de arma: Espada de una mano. *** Nombre del arma: Ballesta ligera refinada. ID del arma: 15808 Tipo de arma: Ballesta. A distancia. *** Nombre del arma: Daga de gemas. ID del arma: 5742 Tipo de arma: Daga. Una mano. *** Nombre del arma: Hachuela. ID del arma: 853 Tipo de arma: Hacha de una mano. *** Nombre del arma: Cuchillo de bronce grande. ID del arma: 3848 Tipo de arma: Daga. Una mano. *** Nombre del arma: Estoque de mitril deslumbrante. ID del arma: 7944 Tipo de arma: Espada de una mano. *** Nombre del arma: Hoja señorial. ID del arma: 25100 Tipo de arma: Daga. Una mano. Y hasta ahí. Os estáis pegando un currazo con el tema, y es de agredecer. Asi que mis dies, de verdad.
  24. BANDA SONORA: (Pincha en el cuadradito arriba) • Nombre: Merrick Growell. • Estatura: Un metro y ochenta y cinco centímetros. • Peso: Noventa y pico quilos. • Edad: Cuarenta y dos inviernos. • Raza: Humano del norte. • Origen: Reino de Alterac. • Ocupación: Proscrito; salteador de caminos. • DESCRIPCIÓN FÍSICA: • CARÁCTER: • HISTORIA:
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