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Psique

Roler@
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Mensajes publicados por Psique


  1. Sé de la Luz por lo que mi madre rezaba,

    sé de la Oscuridad por los pecados de mi ser.

    Bebe de este agua si quieres ser salvado,

    todo es agua mientras no corra libre.

    Si no tienes dinero, tu alma no puede ser salvada.
     

    Hacía años que no contemplaba un amanecer sin que este fuera la aguja de un reloj que le indicase el nuevo día de labranza. No es que su belleza le sedujera, es que dejó la vista parada en la nada apegado al segundero. El camposanto no era más que un puñado de tumbas desordenadas que a penas sobrepasaban la treintena. Arroyo Claro se fundó hace decadas con la esperanza de encontrar una vida digna y laboriosa, para acabar siendo pasto de bandidos e indeseables. No era esto lo que ella quería, ni ninguno de sus hijos se lo merecía.

     

    Ningún padre debería enterrar a sus hijos, pero este ya era el último que podía entregarle a la tierra.

    Le gustaban las amapolas, las margaritas... Y allí dejó un ramo para ella. Su vida lo mantenía ocupado y a ella desatendida, pero al menos esos detalles demostraban su sincero interés en conocerla.

     

    Tomó la horca, y tras un último sollozo ya a lágrimas secas que tiraban de su castigados párpados, comenzó a alejarse. La pequeña iglesia estaba justo subiendo la colina del cementerio, guarecido por esta. El sol a su espalda, naciente y prometedor. Lástima que a él jamás le prometiera nada, salvo castigo.

     

    Empujó la puerta con el pie, y sus ojos le buscaron en la oscuridad. Como un ratón escondido del gato, en su madriguera.

     

    Lo arrastró fuera miembras bramaba atención a sus vecinos, que con miedo observaban en la seguridad de los hogares a través del vidrio sucio.

     

    Conrado arrojó al padre en la plaza junto al pozo seco de un empujón.

     

    - ¡A mi, mi mae no me enseñó que la Luz fuera mala, pero sí me enseñó argo: si la oscuridá trae miseria, aquí tenís a vuestro culpable!

     

    Cinco años de malas cosechas, un sol abrasador que quemó la cosecha en dos ocasiones, un granizo que esperaba a caer cuando los brotes empezaban a verse verdes, hostigadores de pañuelos rojos que tomaban cuanto querían de la vaca famélica que ya era Arroyo Claro, los gnolls acabando con los labradores en mitad de sus jornadas en las tierras más alejadas. Luego, enfermedad y miseria, la que se llevó al tabernero, al muchacho de los de las harinas y después, a su hija Margarita, incluso al perro de Gero. La que se llevaría a todos por delante mientras con ojos de retinas amarillas y pústulas en el cuerpo, miraban al amanecer implorando auxilio. Y parecía más que claro por qué la Luz no respondía a sus plegarias: había un demonio entre todos ellos, y la Luz no ampara al hereje y al prófugo en su casa.

     

    Y los vecinos, salieron. Salieron de sus casas con horcas, oces y cuchillos. Salieron a hacer su propia justicia contra el demonio vestido de cátedra, viejo y encogido, esperpéntico como el que más cuando en lugar de arrodillarse ante un altar, clavaba la rodilla en la tierra batida. Conrado le cogió por el cuello de la toga y lo levantó a pulso.

     

    - ¡Margarita ha muerto! - Le ladró, escupiéndole en el rostro.- To porque no quisiste traer a un médico antes. ¡Tu vida no vale lo que esa chiquilla, era buena, pero tú, demonio, te vienes al infierno conmigo!

    - ¡No soy un demonio! -Le respondió medio ahogado entre sus manos antes de que le golpease. - No soy... Un demonio... Por favor...

    - Demuestralo.

     

    Lo dejó caer sobre el suelo, a sabiendas de que necesitaba un último motivo para que no fuera él el único que tirase la piedra.

     

    Eustaquio no era una buena persona. Es difícil serlo en una tierra olvidada y hostigada, no era algo que le disculpase, pero sí podía explicarse de ese modo. Los contratos de los Defias para desviar parte de la producción a su séquito y el aislacionismo fueron una medida arriesgada, pero era mejor eso que soportar su visita y que arramblasen con todo cuanto hubiera para sí. No tomó las mejores decisiones, y por su culpa murieron más de séis personas, y las que quedaban. Pero era un precio bajo con tal de no destapar el engaño que le mantenía a salvo en esta tierra, el cual también les protegía a ellos. Buscó con la mirada el caballo que no tomó para intentar huir la última vez, encontrando su ausencia. Luego buscó los rostros de los forasteros encontrando también aire.

     

    Tal vez aún podría salvarse si bebía de ese agua.

     

    Rezó con más devoción que en toda su vida, aferrado al rosario. Rezó como si un puñado de palabras pudieran purgar la oscuridad de su alma. La Luz brilló en ella, aunque moribunda y sutil. Pero allí estaba.

     

    Conrado lo miró consternado, sin entender lo que acaba de ver.

     

    - ¡Ya nos engañó un millón de veces, y lo está haciendo otra vez! ¡No os dejéis engañar!

    - La manzana podrida... -Dijo Eustaquio encogido sobre el suelo mientras la Luz sofocaba.- La manzana podrida... Siempre fuiste tú.

     

    Los cuchicheos callaron al momento, cuando el último escalón fue salvado. Pero ahora había una división, el pueblo estaba dividido entre a quién creer y obedecer, como ovejas sin cerebro teniendo que elegir entre el pastor o el mal necesario que era el perro.

     

    - ... Todo cuanto hice... Fue por vosotros. Yo os procuré la tranquilidad, os mantuve a salvo.

    - ¡Nos trajiste miseria y malestar! ¡Nos has hecho enfermar a todos!-Rugió Conrado descubriéndose el brazo vendado, cubierto de pústulas. Sus ojos de retinas amarillas buscaron a las ovejas que miraban con la misma demencia. - ¡No me digáis que no os suena! ¡Todos las tenéis! ¡Margarita las tenía, yo las tengo, Gero las tiene! ¡Todos!

     

    Y mientras la turba comenzaba a discutir entre ella, las nubes anunciantes de la tormenta de verano se posicionaron sobre ellos. Una gota fría y repentina comenzó a bañar la escena. Todos enmudecieron, con los ojos amplios y dementes, mirando la lluvia, que en otro momento sería una buena noticia, ahora mojaba los campos de trigo haciendo imposible su recogida hasta que el suelo arcilloso se secase, lo cual tardaría demasiado tiempo como para poder acudir con la cosecha al mercado de verano del asentamiento más próximo.

    Se miraron unos a otros, como si aquello hubiera sido voluntad divina, o el pistoletazo de salida.

     

    Cuando los aldeanos empezaron a pelearse ya no había bandos que defender, solo histeria que sacar a carcajadas histriónicas.

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  2. Nombre: Auxibius

     

    Atributos
    6 Físico
    7 Destreza
    7 Inteligencia
    6 Percepción

    Valores de combate
    24 Puntos de vida
    21 Mana
    7 Iniciativa
    8 Ataque a Distancia (Pistola de chispa)
    8 Ataque CC Sutil (Cuchillo)
    8 Ataque CC Sutil (Combate CC Equilibrado)
    8 Defensa

     

     

    Habilidades
    Físico
    2 Atletismo
    Destreza
    1 Pistola de chispa
    1 Combate CC Equilibrado
    1 Cuchillo
    1 Defensa
    1 Nadar
    1 Robar bolsillos
    1 Sigilo
    Inteligencia
    1 Fauna
    2 Navegar
    1 Religión
    1 Supervivencia
    2 Pesca
    2 Corromper agua
    2 Esencia vital
    1 Detectar vitalidad
    1 Carpintería
    Percepción
    1 Advertir/Notar
    1 Buscar
    1 Comercio
    1 Rastrear
    1 Reflejos
    1 Rumores

     

    Escuelas/Especializaciones

    Energía Vital

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    2xIpzVH.jpgDescripción física

    Un pueblerino de alguna aldea remota que ha dedicado gran parte de su vida a faenar en el mar. De mirada perdida en parte por el ligero estrabismo, nariz pequeña y triangular, ojos redondos, grises, de frente algunos dirían que estrecha. Orejas menudas y barba generosa que abomba, si cabe, más su rostro. Tiene cicatrices viejas en la cara que, lejos de pertenecer a relatos de gloria y caballeria, son poco más que desatinos con azuelos y la aspereza de la madera.

    Ni alto ni bajo, ni esbelto ni grueso, tan normal como acontece.

     

    Descripción psicológica

    Disperso, maniaco, excéntrico y abstracto, teatral cuando toca más que por elegante y literario, por chabacano y vulgar. Tiene pocos encantos y de entre todos ellos, no está su léxico. Mide mal las palabras y a quien se las tira, con gusto por la sutilidad más contundente y el doble sentido malintencionado. Cuando rie, es a conciencia, profundo de garganta, igual de inquietante. Es entonces cuando mira fijo, cuando despunta su cordura holgada. Y te preguntas si lo que acabas de decir de verdad le hace gracia o se está imaginando la peor forma de abrirte la tripa. Por norma general, es francamente inofensivo, sólo molesto. Por la cuenta que le trae.

     

    Si buscas buenas compañías, no te pegues a él. Si por el contrario buscas una temeridad curiosa y un alto riesgo de terminar castigado hallando la escasa suerte entre malos hábitos y compañías peores que la suya, igual deberías replantearte seriamente tu vida.

     

     

     

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    Índice

    - Equipo, vivienda y otras posesiones.

    - Historia.

    - Eventos asistidos/mastereados.

     

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  4. 0WgQ1uO.png

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    I

    No le costó demasiado despertarse temprano, años de practica y una cama no demasiado cómoda ayuda, también el casi afisxiarse con los brazos de Maribel abrazandole como si su vida dependiera de el. Se libró como podía de la muchacha tratando por todos los santos que no se despertase.

    La ventana que da al sótano debía estar amparada por la penumbra, pero una tímida luz titilante bañaba el sucio vidrio. A esas horas debería haberla apagado, eso quiere decir que seguía despierta.

    Raina tiene temperamento, y es tan aleatoria como el resultado de los dados en un cubilete. A veces se comporta como si sus sentimientos fueran eso, aleatoreidad, salvo cuando el insomnio le muerte tan fuerte que hasta el hombre más robusto maldeciría por su suerte. Estaba casi en la misma posición en la que la dejó, echada prácticamente sobre la mesa sentada en esa vieja silla, mirando las mil hojas de un libro que ya no tiene márgenes para amparar la Luz sabe qué reflexiones. Una mano haciendo sombra a sus ojos, la otra frotando entre pulgar e índice la esquina superior de la página que revisa distraidamente.

    No le ha oido, ni él mismo se había oido caminar, pero en cierto instante de distración, separa la mano de su frente y sus ojos se caen en los suyos al otro lado del vidrio. Y aun con la imagen deformada que le daba el vidrio de ella, sus ojos casi parecían reflectar el amarillo de la llama del candil.

    Ni parpadea, solo le miraba, pero de una manera peculiar. Tal vez sin el vidrio de por medio sería más fácil darle la razón en que esa expresión calma y "humana" que tiene ahora mismo no es más que una apreciación por culpa de la ventana. Que tras él, estarán los mismos ojos que le brindaban tanta clemencia como la peor de las tormentas en la que había decidido perderse.

    A Hakim se le dibujó una sonrisa curiosa. Tanto maldecía el "engreído" color ambar de sus ojos y ahora teñían los de ella. Se dejó caer en el suelo del sótano tras abrir la puerta. Se fijó más concretamente en el gris de la mirada de Raina, buscando un retazo de otoño. El gris es un color apático pero envidioso, que encuentra divertido repetir el color frente al que se encuentra. Cuando hay oscuridad, serán negros, cuando los rodeen un denso bosque, verdes. Pero por si solos, no son más que una aburrida indiferencia, carente de carácter propio. Tan vacíos como un largo pasillo que desemboca en una sala llena de negrura. Y allí es donde parecía encontrarse ella, al otro lado de ese camino otoñal, ámbar, que son los de él.

    Lo miraba con una fijeza inclemente, en mudo silencio.

    - ¿Te rehuye el sueño? -Le preguntó con voz grave mientras ladeaba la cabeza. - ¿O es que ahora eres la madrugadora de los dos?

    Raina frunció el labio inferior, tira de él con sus dientes apartando la vista un momento para incorporarse. Cerca, demasiado cerca. Ni un parpadeo le regalaba su mirada, una que por ser peculiar el día de hoy, diferente a otros días, parece trasmitir un algo que por desconocimiento, Hakim no sabía ni qué es. ¿En qué cara habrán caido hoy los dados? Porque hoy parece extrañamente... "menos ella". Se le acercó con suavidad, como si destapase lentamente a un niño, sin querer sobresaltarle. Sus ojos se quedaron en sus labios, o en su nariz, o en su barbilla. Luego notó su mano contra el vientre, y escuchó su respiración que despuntaba en dos quedas inhalaciones, como si oliera algo en él.

    Hakim le miraba algo ensimismado, al menos hasta que empiezó a olisquearle. Entonces te sujetó la mano y le acarició el dorso.

    - No creo que ni la puta Luz sepa que te has tenido que tomar esta noche, ¿uh?

    Raina alzó mucho la barbilla mirándole con los ojos entornados en agudas espinas. Casi roza su barbilla contra la de él. Ya desde esa distancia, al chucho le llegaba el inconfundible olor a whisky. Tal vez estaba borracha. Pero ya la había visto ebria antes, y nunca, jamás, era así. Ni tampoco tan callada.

    La mano que sujetaba se desliza suavemente por la suya, pidiendo permiso no para golpearte, ni para quitartela de un manotazo sino para entrelazar sus dedos contra los tuyos. Hakim no le negó el gesto, acortando incluso la distancia entre ambos.

    - Vaya.. ¿la loba quiere arrumacos..? Creo que has probado algo nuevo.

    Raina deshace el suave balanceo de su cabeza, de su barbilla, apegando su nariz contra el dorso de la de él, cruzando ambos rostros para... ¿olerle? Respira su aroma con los ojos cerrados, dejándose cautivar por él como si fuera un ramo de flores silvestres, o más bien, un aroma único. Un perfume. No es ruidosa, ni brusca, sino fluida y abstraida, blanda.

    Algo quería, o pretendía. Ese perro callejero ya la conocía lo suficiente como para notar la mala espina. Guardó una leve distancia mirándola extrañado.

    - ¿Ahora es cuando me dices que necesito un baño? -Su mirada voló hacia la mesa, intentando ver qué se había tomado, por si acaso aún le quedaba algo que pudiera agenciarse. Pero sobre la mesa no parecía haber nada sospechoso. Los alambiques burbujeaban y derramaban su contenido a través de sus cuellos deformes. Cosas de la loba. Al retirarse, ella le siguió como si estuviera siguiendo su estela.

     

    Empezaba a sentirse inquieto, incluso cuando era agradable con él daba mal rollo.

    - ¿Raina? - Raina deslizó su nariz a través de su cuello hasta el filo de su mandíbula, volviendo a encontrársela de frente tras ese errático paseo por su piel, con los ojos entornados en ese bosque otoñal que tanto despreciaba.

    - Hakim. - Le respondió en un susurro ronco, dejando que su aliento se posase contra sus labios, invitándole a buscarlos. Y así hizo, respondiéndole en un roce que a medio camino rectificó volviendo a centrarse.

    - Dime...

    - Hueles... -Y volvió a bañarse en su aroma, como un perro buscando el conejo. Estaba rara. Demasiado.

    - ¿A... qué? -Decidió seguirle el juego, pasivo, dejándose oler.

    - A quien. - Hakim sonrió sarcástico, entendiendo, pero aún así era raro que lo tuviera tan claro. ¿De dónde esa hipersensibilidad olfativa?

    - ¿Acaso importa?

    Se esperaba un mordisco, un ladrido, pero Raina lo único que hizo fue retirar su hocico y volver a mirarle. Le titubea la mirada, como si lo dicho hubiera conseguido enturbiarla por culpa de una pregunta nacida de la inercia y la nula premeditación. El único hallazco que desde que la conocía parecía haberle perturbado esa expresión imperecedera. No responde. Su ceño se frunce de rabia, ¿o de decepción? O tal vez la apena, mientras Hakim tan solo ve como le palpita el desconcierto. Una mezcla de todo que decidió dejar ir o morir, así que se la arranca con el primer brillo de impulsividad arrojándose contra él en un beso furibundo. Envidioso. Como su mirada. Como el gris.

    Quién sabe si por sorpresa o culpabilidad le siguió el beso. Podría preguntar un por qué, pero, ¿para qué serviría? Era odiosa la mayoría del tiempo y cuando se dignaba a contestar lo hacía de manera confusa y retorcida, un desprecio al que ya estaba acostumbrado, así que simplemente aceptó el regalo que parecía haberle tocado hoy. No se cuestiona por qué los dados le sonríen en su noche ganadora.

    Tan flaca, tan poca cosa, que podría resumirse en dos ojos enormes y muy malas intenciones. Cada uno de sus huesos descritos bajo la fina piel buscaba apulañarle o repelerle mientras tiraba de ella. Y se lo preguntarían si supieran qué vio en tan desgraciada criatura que pudiera llegar a gustarle. Tal vez ella ya se lo había preguntado, pero incluso después el reflejo inmediato de su pensamiento sería verla reirse cruelmente de él, de sus sentimientos, de su desgracia. Es la dicha del perro apaleado. Una costilla rota es poca cosa en comparación al vacío que deja el hambre, y ella sabía tan bien rompérselas como cosérselas, y mantenerlo enganchado ofreciéndole cosas que a nadie más se le ocurriría.

    Un trago, un chute, una muerte lenta o una rápida. Y ahora, justo ahora por algún motivo, actuaba como una amante que no quiere que su amigo olvide el sabor de sus labios al notar el regusto de los de otra.

    ¿Por qué tenía que ser siempre así?

    Siempre dándole un segundo motivo que ahogar en el fondo de un vaso.

    Pero ya le reprocharía o le preguntaría más tarde si llegase el caso. Era mejor capear el temporal primero. Pero desde luego no dejó pasar la situación sin divertirse. Raina parecía estar atrapada en un bucle del que no salía, tropezándose con sus labios cuando en otras situaciones ya hubieran pasado a devorarse como lobos. Y empezó a negarle el tropiezo.

    Un desaire hizo que le clavase la palma en la frente, obligándole a pegar la nuca contra la pared del sótano, impidiendo que siguera rehuyéndola. Hakim vio que el brazo de Raina, el cual había vendado hace unos días por el mordisco que le dio la niña, ahora el ventaje le subía hasta casi el hombro.

    - ¿Estás bien? Eso no tiene buena pinta.-Con el candil ahora iluminando directamente el rostro de Raina, vio una pigmentación en sus retinas, amarillenta, como la de los borrachos, pero es algo que se cultiva con los años no de la noche a la mañana. La pregunta bastó para que cediera la presa y ganase distancia con él.

    Se había contagiado.

    Recuperó su camisa y se marchó con malos humos y susurrando maldiciones.

    - No salgas de aquí, volveré pronto.

    - Ten cuidado.

    - Sí, el mismo que tú.-Respondió en un bramido, era lo que le faltaba.- Más te vale que no hayas pillado lo que estos desgraciados. Más te vale que sólo tengas algo raro de cosas del clima, porque como caigas tú también te juro que te asfixiaré hasta matarte y me follaré tu cadáver hasta que se te caiga la piel, jodida loba de mierda.

    Saltó hacia la ventana al ras de la calle para salir airado hacia el pueblo.

    - Yo también te quiero, chucho.-Voz ronca, cansada, menuda se pillaría aquella noche. O tal vez estaba peor de lo que parecía como para decir tal cosa sin propósito de burla.

    - Duerme de una puta vez. - Es lo ultimo que oyó antes de que desapareciera.

     


    Offrol

    Mastereada por @Psique como Raina y Hakim interpretado por @Thala

    Tiradas efectuadas:

    Hakim: Advertir/notar, Buscar, Sanación/Hierbas, Sigilo.

     

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    II

    El tañir de la vieja campana anunciaba el inicio del nuevo día, poco antes del alba y de que las gentes humildes acudieran a atender sus castigadas y entregadas vidas a la tierra yerma. El oceano de trigo se mecía con la brisa calentuzca que soplaba. Hakim no tuvo más remedio que posponer sus planes de seguir investigando, pues aunque ahora el tiempo resultaba apremiante, la ley del pastor es indiscutible para su ganado. Junto al resto de ovejas, acudió a la humilde mezquita de la colina, frente a cuya puerta esperaba el inclemente diligente de toda aquella demencia.

    Había aprendido algo de la loba. Mucho, de hecho.

    Ya no le echaba la culpa a la edad o a males de ojos a las afecciones. Ahora entendía cómo se transmitían las enfermedades más típicas, y qué es un síntoma de lo que no lo es.

    Los pueblerinos acudían con ojos amplios y ojerosos.

    Retinas amarillentas.

    La hostilidad les perseguía como la miseria.

    Tal vez era cuestión de tiempo de que acabase enfermo, así que siguió sus indicaciones. Se tapó la boca con un pañuelo y no tocó nada ni a nadie sin guantes. Lamentablemente lo primero era algo que sacrificar en la casa de la Luz.

    Las primeras filas estaban ya ocupadas por los más entregados, y el fondo, frente a la puerta, custodiado por los dos paletos más toscos del pueblo. Y allí iba él, quedándose junto a Conrado cuando este apareció sujetando el brazo de Raina, la cual tenía la mirada ausente y el rostro prendido por las fiebres.

    Pero estar enfermo no era excusa para desatender las demandas del padre.

    En todos aquellos rostros perdidos pudo empezar a imaginar la cadena que esparció la enfermedad. La niña trajo la enfermedad, la cual contagió al perro de Babua y la extendió a sus hijos. Al estar en contacto con todos los del pueblo en las misas, todos compartiendo el vino consagrado. La saliva, la sangre, los fluidos, todo es un conducto de transmisión para la enfermedad y la podredumbre.

    La niña trajo la peste y la fé la extendió.

    Nadie había cuyos ojos no insinuasen una incipiente enfermedad. En algunos casos incluso mostraban sarpullidos en los brazos.

    Hakim contuvo la respiración.

    La misa comenzó como es usual, y ninguna de esas monsergas deformadas llamaron su atención, salvo…

    - [...] ¿Cuánto ha de pasar para que nuestros ojos se enclarezcan y vean? Todos nosotros, estamos manchados por la mácula del pecado y la indecencia. La tentación es el peor de los consejeros. Y me apena que cada vez más y más de mis hijos sucumban ante sus apetentes encantos ponzoñosos. ¡La Luz nos está poniendo a prueba, hijos mios! Desde el momento en el que el mal adoptó una forma inocente, las desgracias se han sucedido sin pausa alguna. Nuestro querido hermano Auguste, cuya hija aún llora por la demencia de sus últimos días y muerte inmisericorde, aún pesa sobre nuestra alma. El hijo de los Olivar, hoy ausente, reposa en cama presa de una terrible fiebre. Nuestros animales enloquecen y se atacan entre ellos. Muerden la mano que les da de comer. Y la sequía y el sol hostigan nuestros campos. -Los cuchicheos comenzaron al momento.- Pero, ¿qué hay de nuestra alma cuando el cuerpo enferma? La desesperación hace que algunos tomen decisiones irracionales y peligrosas que atentan contra la seguridad y bienestar de este poblado. -Sus ojos lechosos cayeron sobre Conrado.- Atraen la fábula e indecencia de la ciudad, la injusticia y vicio de las calles. Nos las arroja y contamina. Es el precio a pagar por querer sanar al árbol enfermo en lugar de aceptar que no hay salvación posible. Maribel... ¿Qué tienes que decirnos?

    Si había una mínima probabilidad de haberse ganado su favor, se esfumó de golpe. La muchacha con los ojos pesarosos y nublados se dispuso frente al altar y con voz quebrada comenzó con sus lamentos.

    - Estoy aquí, frente a vosotros... Para suplicaros vuestro perdón. - Curioso era que los labios del Padre casi invisibles se deslizasen como los gusanos en la carne al son de los de Maribel. Esa monserga tenía un artífice y no era esa muchacha. -Porque soy débil y miserable, y he pecado. He cedido a la lujuria y he... He…- Sollozó. -Manchado mi virtud y mi alma con un desconocido..

    A momentos desesperados, medidas desesperadas. Prediciendo lo que sucedería tras la evidencia, se apresuró a tejer un hechizo en voz baja. Nadie, ni siquiera Raina se percató del sencillo hechizo que desencadenaría el caos consecutivamente.

    - ¿Quién? ¿Quién es el esclavo de la maldad que te instó a ello, Maribel? Dínoslo.

    Mientras el tímido dedo de Maribel se alzaba para señalar a Hakim, las sombras que proyectaban las velas en la lúgubre iglesia comenzaron a danzar. La sombra del Padre se alzó indómita y maliciosa, monstruosa, mientras su dedo se alzaba como lo hacia el de Maribel, como si la muchacha no fuera más que una marioneta. Ante la tremebunda representación, empezaron los gritos y se desencadenó la histeria colectiva. Todos se levantaron de sus asientos, hasta los más fieles y corrieron hacia la puerta por sus vidas, mientras Hakim vociferaba que el maligno que habitaba entre ellos era el que hablaba de fé y esperanza en realidad.

    - ¡No, hijos mios! ¡Quedáos conmigo! ¡NO, NO, NO!-No entendía lo que había ocurrido a sus espaldas, pero más ilustrado que un puñado de campechanos que en su vida habían visto magia alguna, no tardó en imaginar el ardiz de Hakim. Pero era tan fuerte como la unión de su pueblo, la misma que corría como pollo sin cabeza al resguardo de sus hogares.

    Desgraciadamente lo que ya no le pertenecía por medio de la fé, seguían siendo suyo por dinero, y los dos bandidos habían vuelto, reposando junto a la valla con sus dos caballos esperando que la misa se disipase para tratar asuntos con el Padre. Aunque no esperaban semejante espectáculo.

    - ¡Cogedlo, matadlo! ¡Ya habrá tiempo para explicaciones después!

    Eustaquio azuzó a sus perros, y los dos bandidos corrieron tras Hakim para darle caza. La Luz sabe que Hakim por suerte, corrían más que ellos. Corrió como un diablo entre las casas y consiguió encerrarse en la de Conrado, el cual le dejó pasar, cómo no.

    - ¡Qué ocho cuartos haces, mamonazo! -Contuvo la puerta con su ancha espalda mientras los bandidos seguían golpeándola intentando entrar.-¿Es que no tienes cabeza? ¡Que van armaos, joputa!

    Como si eso importase -Hizo girar una de sus espadas cortas en la mano para darle más énfasis a sus palabras- Suelta la puerta y corre como un maldito galgo, yo me encargo.

    - ¡Estás loco!-Es lo único que le bramó y tras unos instantes de duda salió corriendo hacia el cuarto de Margarita, tomándola en brazos y saliendo de la casa por la puerta trasera.

    Los bandidos seguían intentando tirar abajo la puerta, así que mientras las viejas visagras daban sus últimos momentos por la causa, Hakim se situó a un lado, esperando.

    La madera vieja no tardó en troncarse y caer con un estruendo seco contra el suelo. Aprovechando la distracción de la puerta trasera abierta, Hakim se deslizó tras uno y le atravesó con su espada las entrañas.

    - Jo-joder… -Dijo el otro mientras veía como su compañero caía al suelo con la barriga abierta. La pistola de chispa que llevaba en la mano izquierda cayó al suelo con un ruido quedo cuando le faltaron fuerzas para mantenerla en vilo. Atacó, presumiblemente, al que debía.-¡Vas a desear no haber nacido!

    Uno fuera, quedaba el otro, y aunque no tenía armas de fuego, se movía tan ágil como él. Entre rateros había poca diferencia al menos en este caso. Pero finalmente el arma del bandido abrió una herida fea en el costado de Hakim, clavando su arma de paso en la pared de detrás. Lo tenía…

    Se le dibujó una sonrisa triunfante, un tajo y estaba acabado, pero perdió de vista la gemela y con ella, Hakim le dio una muerte tan miserable como a su compañero.

    Quedó erguido, manchado de sangre, suya y ajena.

    Un puto loco adicto a la adrenalina.

     


     

    Offrol

    Mastereada por @Psique como Raina y Hakim interpretado por @thala

    Habilidades utilizadas:

    Hakim: Advertir/notar, Sanación/Hierbas, Defensa, Reflejos, Ilusión básica, Espada ligera, Atletismo.

     

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    III

    Una punzada de dolor, un mareo repentino. Borrones y sombras. Ruidos y palabras.

    Pocas veces le dolió tanto subir a la superficie de un sueño profundo. Un bofetón en herida abierta. Fuego en los pulmones. Se queja y se revuelve. Mira, se pierde.

    Pero alumbra.

    - ¿Qué ha... pasado? A-agua...

    Allí está ella, intuye. Una caricia que tira de su pelo, de su párpado derecho. Raina se desliza a un lado cogiendo un vaso de la mesa, poniéndoselo entre los dedos y empujándolo un poco hacia arriba como indicación final.

    - No es momento de putos arrumacos, joder.-Ladra Conrado, con los brazos cruzados y la espalda contra la pared. Raina gira la cabeza con un barrido repentino de su cabellera. Le mira mal, y responde a su ladrido.

    - ¿Por qué no te callas la boca, puto paleto? Te estoy escuchando, ostia.

    - Relaja, yegua, no empieces con las coces.

    Hakim halla un oasis en el desierto. Cuando se le moja la garganta y sus labios agrietados por las fiebres se mojan, casi halla placer en la simplicidad más anodina.

    - ¿Qué... ha pasado? ¿Cuánto?

    - Llevas echándote la siesta día y medio. -Responde Conrado hosco.

    - ¿Un día...? ¿Y los bandidos? ¿Y el cabrón del cura? -Hakim abre mucho los ojos cuando el torrente de recuerdos vuelve a él, buscando incorporarse con tal brusquedad que hace daño.-¡El molino! Tengo que ir... al molino.-Gruñe entre dientes, no hizo falta que Raina le instase a tumbarse de nuevo. El dolor hablaba por sí mismo.

    - Los bandidos están tos muertos, zagal, menuda tunda. Eh, no grites ostia. Qué dices de molino.

    - El cura intentó escapar, pero se lo impedimos. Lleva encerrado en la iglesia desde entonces. Lástima del penco que usó para marcharse.

    - To el pueblo sigue cagandose con pensar en acercarsele. Yo lo quemaba en la puta plaza, pero son una sarta de cobardes.-Dio un trago a morro de la botella que llevaba en la mano, que aferraba con tanta fuerza como si ni soltarla pudiera.

    - Urg... Que se muera de hambre... O yo... Yo lo sacaré a rrastrás si hace falta... La cura... el molino... tiene la respuesta... ¿lo mirasteis? - Miró a Raina la cual niega ipso facto.

    - Entonces... ¿Aun no sabes la cura..?

    - No.

    - Tendré que ir... Yo. - Hizo ademán de sentarse en la cama, pero ya estaba ahí la mano de Raina para impedirselo.

    - Vas a hacer lo que yo te diga, chucho.

    - ¿Cuándo? - Pregunta ya implorante.

    - Hablamos luego de eso.- Tras la advertencia, miró hacia Conrado. - ¿Qué piensas hacer, Conrado?

    - Quita tus putos ojos de bruja matasanos de mi, borrega. No sabes qué coño me estás ofreciendo.

    - ¿De qué habláis? -No entendía nada, miraba a uno y a otro. Sólo pudo paladear unas expresiones tensas y un silencio en respuesta que se prolongó durante eternos segundos. - Joder... ¿Tengo pinta de... un jodido adivino?

    - Margarita se está muriendo.-Respondió Raina, interrumpida por el bramido de Conrado.

    - No se está nada, rata.

    - Se. Muere. - Le insistió. - Ha entrado en combulsiones, he tenido que dormirla para que no se retuerza de agonía. No va a despertarse como si nada. Hazle un favor, se un buen padre y dejala morir sin dolor.

    - ¡Voy a partirte la boca como vuelvas a decir nah de eso, hija de la grandísima! - Se despegó de la pared agresivamente, y Raina se alzó de la silla preparándose para una embestida. Pero no había tanta hostilidad como imploro en Conrado, que con ojos amplios de retinas amarillentas miraba a la mujer esperando un compasivo "aún no es tarde" o "se pondrá bien". Con la voz rajada, rota. - ¡No es más que una niña! ¡Es todo cuanto me queda!

    Raina alzó la mano pidiendo tranquilidad.

    - Conrado, es tarde. - Calideció su tono por prudencia más que por empatía. Conrado ahoga un sollozo tan bien como puede, pero al cubrirse la boca con la mano nerviosamente se le empiezan a caer las lágrimas sin control, mirando hacia la ventana que da a la calle. Su llanto era una melodía extraña, la de un hombre sencillo que no llora, que es fuerte y no sabe cómo. Cuando el motivo se desvanece, sólo queda el lamento. - Si hubiera podido... Pedir ayuda antes...

    - Ella seguiría viva. - Completó Raina alentado el fuego. La ira impulsa, el miedo encoge.

    - Ella, y seguramente otros cuantos... El demonio de la Iglesía os ha estado usando... Aun no sé para qué.

    Conrado niega. Asiente, niega. Solloza. Da una cabezada seca finalmente y su vista empañada por el horror se clava en un frasco que reposa sobre la mesa.

    - ¿Le... Le dolerá? - Pregunta, esperando a menos ese alivio en la mujer.

    - No. - Responde ella. Conrado frunce los labios y camina hacia la mesa. Recoge el frasco con la diestra, lo aprieta, y pega el puño a los labios, cerrando los ojos... Luego se vira hacia las escaleras de subida, recogiendo su tridente con paso abatido. - Pero a él sí, y mucho.

    - Se hará justicia... La de verdad. - Respalda Hakim desde su paupérrimo lecho. Los ojos de Conrado se posan en él, amarillos. Está enfermo y ni parece saberlo, o importarle. Tal vez Raina no se lo dijo. Y aún cuando la demencia inherente en la enfermedad cala sus ojos, de ellos lo que nace es la locura más peligrosa: la del perro acorralado que ya no tiene qué perder.

    - Ya no tenís nah que hacer aqui... Iros. Estamos en paz.

    La madera gruñía con cada paso. Y al llegar al piso superior se hacía fácil intuir su primera parada en este viaje cuyo fin sólo podía ser demencial: el cuarto de Margarita. La madera ya le estaba contando lo que quería oir, así que miró a Raina.

    - ¿Y ahora qué? No podemos irnos sin saber cómo curarte.

    - Iremos al molino y rezaremos porque allí se encuentre la respuesta. Hay un caballo fuera, el que no abatimos.

    - ¿Podré... Montar?

    - Tendré que sostenerse, así que pon de tu parte. - Miró hacia los utensilios que se había traido. Se incorporó pesadamente y en lugar de coger nada de la mesa, rebuscó en su bolsa a conciencia, extrayendo algo de un bolsillo oculto. Lo miró con duda, no estaba segura de querer gastar algo así ahora, con él, pero no había muchas más alternativas. Le tendió el pequeño frasco a Hakim.- Bebe. Te sentirás como una mierda después, pero es o esto o esperar a la tormenta que se nos viene.

    Le miró mientras se lo metía de lleno en la garganta. A estas alturas cosa que le ponía en las manos, cosa que se tomaba sin preguntas. Por norma general eran cosas "divertidas".

    - Te sentirás peor que en tu puta vida. Es veneno. Y... - Apretó los puños hasta ponerlos blancos, farfulló maldiciones por lo bajo.- Tu nunca piensas las putas cosas. Ni puta idea tienes de planes. Pero... Ese caballo... ¿Cómo estabas tan seguro de que valía la pena arriesgarse? Eres un mierdas. - Parecía movida porque todos sus desvaríos le hubieran salido bien, apostó fuerte y terminó ganando ni la Luz sabe cómo. - Y ese... Ese demonio... No me puedo creer que ese cura sea un puto brujo. - Hasta ella se ha merendado el embuste. - Es más mierdas incluso que tu. Pura escoria.

    - El único veneno que me preocupa tiene nombre y coño. - Le sonrió sagaz y encantado de la vida, el disfrute del ganador. - Y de lo único que estaba seguro es que esos dos eran matones del cura, o los quitabamos del medio, o darían problemas... Y lo del cura... - Su silencio terminó crispándola. No le entendía. El dolor comenzó a menguar en poco tiempo.

    - Luego te lo explico. ¡Vamos, joder, recoge lo que necesites! - Le ladró mientras buscaba su gabardina. La loba tenía algo valioso entre los dedos, algo que pudo vender por unas cuantas platas, pero que terminó tirando a la boca del chucho. Y cómo le jodía.

    Lo veía todo con sumo detalle, ni la oscuridad es un problema. El roce de la gabardina sobre la piel al ponertela, el tintineo de sus dagas al entrechocar, hasta el sonido que hace la ropa que lleva Raina es sumamente evidente y podria decir qué hace con tan solo oirla. El olor a mierda de gallina, a sangre... A ella.

    Todo se le clava en la nariz como un perfume pesado. Y allí fue él a clavar la nariz, contra su cuello, porque sí, porque quería, por qué si no. Hasta podía notarle el pulso con un roce de sus labios. Raina tragó saliva.

    - Hakim.

    - Qué.

    - No me dejes morir en agonía.- Le pidió tras segundos de silencio, mientras intentaba elegir de entre todo lo que se había traido qué llevarse. No podía llevarse todo, esta vez no tenían el carro de Conrado.

    - Si alguna vez te mueres, será por que yo mismo te mataré, ni antes, ni después.

    - ...Esto me va a salir MUY caro.-Ladró al no saber qué coger, pero esforzándose.

    - Habrá que apechugar.. ya timaré a unos cuantos imbeciles a las cartas más adelante para recuperar algo.

     

    Subieron las escaleras en silencio. La única luz que alumbraba estaba en el cuarto de Margarita. Al pasar frente a él, y a través de la puerta entornada, Hakim pudo escuchar los sollozos sueltos de Conrado. El frasco estaba vacío y tumbado sobre la mesilla auxiliar. El hombre acunaba a la niña entre sus brazos, con el rostro lleno de pústulas, pero finalmente, tranquila. Ningún padre debería ver morir a su hijo, y mucho menos verse obligado a tomar partido de ello. El llanto olía a lamentación, a imploro, a un alma desgarrada.

     

    La horca esperaba fuera de la habitación, apoyada contra la pared.

     


    Offrol

    Mastereada por @Psique como Raina y Hakim interpretado por @thala

    Habilidades utilizadas:

    Hakim: Advertir/notar.

    Raina: Anatomía/Cirujía, Alquimia, Sanación/hierbas, "Sueño dulce" (aprendiendo).

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  5. a891e8199c8e2b189051407c8d4b636d.jpg?b=t

    Las primeras flores

     

    La primavera nace bajo las nieves llorosas, que bañan la tierra y anuncian el cambio irrefrenable de las estaciones. Este año la primavera se ha atrasado, el granizo ha golpeado con fuerza los cultivos y los tejados, pero a pesar de ello los cerezos ya empiezan a vestirse con timidez.

    El monasterio es relativamente pequeño comparado con sus hermanos en el Bosque de Jade. La serpenteante arquitectura ha encontrado la forma de amoldarse a las terrazas y altillos de roca, con tanta naturalidad que en lugar de abrir heridas en la montaña, se posan sobre ella, se visten de su verdor y son uno con ella, como el espíritu fuerte de los que tienen presente al Gran Buey.

    En el patio donde los monjes entrenan, dos figuras desoyen los bramidos dictatoriales que marcan el ritmo del entrenamiento, anunciando los mantras* y enarbolando las posturas, golpes y mudras*. Ambas ya los conocían, haciendo de cada uno un estilo de vida a perpetuidad.

    Chi-Ji y Niuzao presentes, la discípula de la Grulla Roja y del Gran Buey emprenden un duelo amistoso. Chi-Ji con sus sutiles gestos y Niuzao con su contundente fuerza.

    Primero, la grulla inicia, pero Niuzao queda indómito. Los golpes se detienen en el aire, y se retoman con contundencia que la esquiva discípula elude antes de ser arrollada. Un golpe en reproche, una patada horizontal hace retroceder a Yukiko, pero no volvió a ocurrir. Poco a poco, el combate dejó su carácter puro de Taijutsu* para incluir demostraciones de Kuji Kiri*, una de las disciplinas básicas de los monjes para canalizar su chi con sellos de simbología determinada.

     

    Mudra. Mantra. Pensamiento. Ejecución.

     

    Kyō. Tō. Kai. Zai.

     

    La mano de Tsubasa se deslizó hacia el torso de Yukiko, toques rápicos. Picotéos.

    La grulla no ataca con contundencia, sino donde sabe que duele.

    Yukiko se vio invadida por un dolor repentino cuando los cuatro toques sobre su punto de Chi del Plexo Solar, el de la fuerza personal, se vio saturado. Inmovil, vio como Tsubasa volvió a realizar los mudras con una pequeña variación.

     

    Sha. Tō. Kai. Zai.

     

    La plama contra su abdomen, y el dolor se disipó tras la ejecución.

     


     

    Offrol

    Mastereado por @Psique como Tsubasa y Yukiko interpretado por @Thala

    Habilidades utilizadas

    Yukiko: Golpe del Dios del Trigo, Derribo del Buey, Defensa, Reflejos, Combate CC Defensivo, Atletismo, Alquimia (cerveza).

    Tsubasa: Paz y Guerra, Atletismo, Defensa, Combate CC Equilibrado, Reflejos.

     

    Conceptos:

    Kuji Kiri: Disciplina clásica del entrenamiento de un ninja. Consiste en ejecutar una serie de sellos con significados individuales que sirven para alcanzar concentración y paz espiritual incluso en medio de una batalla. Aplicados a los pandaren, son los gestos que emplean los monjes para ejecutar sus hechizos de Chi.

    Mudra: Sello Kuji Kiri que se ejecuta con las manos.

    Mantra: Frase que acompaña a cada Mudra.

    Taijutsu: Manejo del cuerpo, movimientos y ataques sin armas.

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  6. La solitaria maleta seguía cerrada y aparcada en una esquina de su cuarto. No se había ni molestado en deshacerla, y eso que ya llevaba una larga semana de vuelta a Ventormenta. Theramore prometía mucho, por suerte no se dejó convencer por las espectativas que tenía su madre puestas en esa ciudad, a la que viajó sólo para una visita bastante larga con motivos familiares. El entusiasmo de sus tios también duró poco, pero era demasiado perezoso como para sentirse culpable.

     

    Jugaba con un pedazo de madera entre sus dedos, haciéndola girar y cambiando su forma destello tras destello, y mientras su mirada vagaba entre las betas de la madera, sus aristas y textura, era como si algo le estuviera continuamente pinchando en la nuca llamando su atención. Alzó la barbilla para ver al reverso la habitación, y los papeles que reposaban sobre la mesa. La voz de ella seguía taladrándole el oido implorándole que por lo menos lo intentara, que le hablase. Al final por dejarla contenta, escribió la maldita carta que ni se molestó en darle un acento personal. Este tipo de formularios funcionan con la misma estructura, cambias "ayuntamiento" por "Academia" y "solicitud de cita en el censo" por "solicitud de acceso" y estaba hecho. Tampoco le inquietaba que no sonase convincente. No es que no quisiera, es que hace mucho que había perdido el entusiasmo por todo y se había dejado abrazar por la pasividad y el conformismo. Lo que suele pasarle a una mente brillante que no encuentra la forma de evacuar su genialidad. Tal vez ese fuera el rasgo que llamase la atención de los examinadores.

    A la atención de los demandantes de la Real Academia de las Ciencias y Artes Arcanas.

    En relación al nuevo curso que se desarrollará de manera próxima, yo, Helverion Isolrien, os envío esta carta para transmitiros mi interés en poder disfrutar de su oficio lectivo. Tengo experiencia en el campo de la magia arcana, con especialidad en la escuela de la Transmutación, conocimientos adquiridos en la academia particular Un Brillo Singular situada en el paseo de los Canales de Ventormenta. Finalizada mi etapa lectiva preliminar satisfactoriamente, os remito mi expediente y calificaciones adjuntas a esta carta.

    No quisiera despedirme de esta breve nota sin mencionar mi admiración por las actividades que se llevan a cabo en su empresa, y es por eso que he de insistirles en que se evalúe mi demanda, consciente de que es humilde y difícilmente espectacular. Les aseguro que no lamentarán el haberme dado la oportunidad y no duden en reclamarme personalmente de ser necesario.

    Gracias por vuestro tiempo y paciencia.

    Helverion Isolrien.

    PD: Si consideran adecuado remitirme respuesta alguna, cambien el "8" por el "6".

     

    Comparó ambas notas frente a sí, debería servir. Revisó sus calificaciones con expresión aburrida, a penas sobrepasaban el notable en a penas un par de casos. El resto era una incesante lista de suficientes en fila. No tenía mucha fé en impresionarles, pero por lo menos cumplía con la cansina demanda de su madre. No se podía decir que no lo intentó.

    Spoiler

    A la atención de los responsables del Censo ciudadano de Ventormenta.

    En relación a un error de empadronamiento, yo, Helverion Isolrien, os envío esta carta para transmitiros mi interés en poder solucionarlo lo antes posible. Cuando se tomaron notas referentes a mi domicilio, el redactor anotó un 8 en lugar de un 6 en la dirección, por lo que la correspondencia que me ha de llegar inunda el buzón del vecino. Con ánimo de que sea solucionado lo antes posible, os remito mi certificado y demás datos de interés adjuntos a esta carta.

    No quisiera despedirme de esta breve nota sin mencionar mi admiración por el buen trabajo de la burocracia del reluciente reino de Ventormenta, convencido de que este no ha sido más que un despiste propio del mucho trabajo que se desarrolla en sus cedes. Y es por eso que he de insistirles en que se evalúe mi demanda, consciente de que es humilde y difícilmente espectacular. Les aseguro que no les molestaré con mi insistencia, y no duden en reclamarme personalmente de ser necesario.

    Gracias por vuestro tiempo y paciencia.

    Helverion Isolrien.

     

     

     

     @Malcador

     

     

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  7. Tu camino y el mio

     

    Las llamas crepitaban en la hoguera mientras disfrutaban de una fuente de calor en la fría noche. Gabrielle cortó un pedazo de la hogaza de pan de horno y una cuña del queso de cabra que le habían procurado los habitantes del modesto poblado donde llegaron buscando desesperadamente asistencia médica. Y aún con la ayuda de los miembros de la modesta abadía Armand había tardado mucho en recuperarse hasta bien entrado el invierno. Gabrielle se implicó mucho por compensar las molestias causadas, ayudando a las monjas con sus quehaceres, a cortar y recoger leña y a otras tantas labores que la mantenían alejada del recinto prácticamente todo el día. Habían pasado el tiempo suficiente allí como para generar una cierta tristeza al partir, y los feligreses les ofrecieron una pequeña ayuda en comida y remedios para por lo menos su siguiente parada, dentro de lo que modestamente podían ofrecerles.

     

    - Me gustaría hacerles una visita cuando regresemos de nuestro viaje.

    - Sería lo apropiado. Come.- Le dijo al muchacho que, tenso como un gato frente a un barreño de agua, no paraba de vigilar el terreno aunque la noche ya volvía ciega su vigilancia.

    - Tengo el estomago cerrado Gabrielle.. no tengo hambre.

    - Puedo entender tu preocupación. Pero procura que no ocurra mañana en el desayuno. Son muchas millas que recorrer.

    - Mañana desayunaré de manera generosa.-Agachó la cabeza.-Gratitud por entenderlo. Sin embargo.. una simple hogaza de pan y un poco de queso no es que sea demasiado diferente a no cenar nada.. ¿No crees?

    - Es más que suficiente para el hombre modesto. Dormir con el estómago vacío es tormento del pobre, y sufrir de indigestión es la vanidad del rico. Cumplir con las comidas es otra manera de agradecer a quienes nos la procuran, pues nos evade del hambre. Supone un esfuerzo por su parte, y ha de corresponderse.

    - Pero dejar que el pan se ponga duro y el queso mohoso tampoco es necesario...

     

    La culpabilidad consiguió que Armand alargase la mano hacia su bolsa y buscase la comida. Gabrielle asintió satisfecha.

    - Este pan es diferente al que se cuece en las ciudades y aldeas más cercanas a la ciudad. El grano no se separa de la espiga, y se cuece hasta que la corteza es tan recia que la molla no podría endurecerse. Si se corta en vertical de un extremo a otro, se recrudecerá la parte expuesta y protegerá el tramo posterior. El pan de leña no es pan de diario, es para uso prolongado pues se tiene en cuenta la necesidad de que dure. En cuanto al queso, siendo de cabra, dura más que el de la oveja al tener menos grasa. No es que vaya a sucedernos cuando veamos nuestro fin, pero es comida de gente aislada.

    - No puedo contigo O'Connor... -Le respondió Armand con una suave sonrisa resignada mientras cortaba una parte del pan.- Ya ni saltarme una comida puedo sin que me hagas sentir como un niño irresponsable...-A pesar del reproche, se lo tomó desenfadamente.

    - No es mi intención, espero que puedas disculparme.-Rara vez dejaba que las bromas le calasen, y tendía casi de forma esmerada a ceñirse a la forma literal de las palabras.-Me pasé toda mi juventud en un convento y posteriormente, en la guerra. Pero te aseguro que ningún general por amargo que sea es más punzante que el saber de una monja. Temo que tal vez algo de lo que predico sea un arrebato ingenioso de alguna de ellas para conseguir que los niños actúen adecuadamente.

    -Es posible... Si tuvieramos más monjas, todos los niños serían letrados, y si consiguieran enganchar de la oreja a los malechores y nuestros enemigos, no habría más guerras. -La señala con el pan en la mano.-Nada es más peligroso en el mundo que una monja que tiene algo que reprocharte y ya te ha cogido la oreja.

    - He de añadir que las hermanas del norte siempre han tenido fama de ser mucho más recias que las del sur. Mas... Tengo sentimientos encontrados al respecto. Sea como sea, sus saberes funcionan. Me llena de gozo ver que has recuperado el apetito fortuitamente.

    - Fortuitamente... Yo solo recuerdo las monjas de la Abadia.. y bueno, las que acabamos de dejar atrás.

    - La más temible que jamás haya conocido fue sor Serena. Gustaba de ejercer castigos que propasaban lo adecuado a los niños. Ejercía en la abadía donde viví antes de alistarme. Siempre hay niños desamparados, las guerras dejan atrás viudas y huerfanos. Nadie defiende la justicia del desamparado cuando el sacerdote no mira, o simplemente, consiente. Una vez, pensé que sería divertido acortar la vela de los candiles del pórtico, y como debió ser, me pillaron. Sor Serena me puso de rodillas en las losas de la capilla y me puso sobre las manos juntas, un rosario. Bien sabéis que cada una de las cuentas continuas es un Luz Nuestra, y las aisladas, un Mi corazón yo te doy. Pues bien... Me recitó un salmo una sóla vez, en común antiguo, y me dijo que por cada cuenta, debía repetirlo una vez. Si fallaba, debía empezar de nuevo. Me pasé séis horas de rodillas sobre la losa recitando una lírica antigua que ni comprendía. Me pasé tres días con las rodillas amoratadas y los brazos dormidos. Pero lo que más pudo dolerme fue cada tirón bursco que me daba cuando mis brazos cedían, se me caía el rosario o sentaba sobre mis piernas. Era una mujer fría, espero que la luz en toda su gracia la tenga en su seno. Pereció la primera.

    - Una educación dura, dió lugar a una mujer dura...

    - Siempre fui tierna y gentil, pero ningún hombre o mujer queda indemne tras la guerra. Tú tienes ese brillo que todos tenemos cuando nuestros ojos son tiernos y nuestras sonrisas despreocupadas. Si algo ha de atormentarme es la posibilidad de que lo dejes atrás. Lamentablemente... Es inevitable. Allá a donde fueras, encontrarás muerte y miseria. Mi tranquilidad nace de, por lo menos, habertelo podido trasmitir. Ninguno nos damos cuenta de la maravilla de la juventud hasta que pasa y se marchita.

     -Será como tenga que ser... Mi unico deseo es cumplir con mi deber y no desviarme nunca del camino de la Luz, mientras eso se cumpla.. aceptaré lo que esté por venir... Muerte y misería.. ya la vi.. en un viaje hacia Crestagrana... -Era un relato conocido, pero le dejó fluir. Había tantas inseguridades, temores y reproches hacia sí mismo que hasta la expresión le había cambiado. Todos sentimos el peso de nuestras expectativas injustas, las que siempre nos buscan como culpable.-Muchos murieron aquel dia, bajo las hojas de los orcos.. bajo la magia de aquel brujo.. yo, por poco no me uní a ellos. A veces.. antes de dormir, aun escucho la risa histerica de esos pequeños demonios que les acompañaban. Tal vez, si hubieras estado en mi lugar, muchas vidas se habrían salvado.

     

    No, lo contrario. Yo jamás podría, ya lo intenté. No estoy hecha para liderar a nadie, la Luz salve al mundo de mi liderazgo. Yo...

     

    - Nunca lo sabremos.-Le dijo tras largos segundos sepulcrales. Gabrielle alzó la vista para mirarle.-Armand... He de advertirte de algo. Si bien la estela de los orcos es atemorizante, es a penas un latido desacompasado y moribundo en tierras del Imperio. Su mal no verá tarde su fin mas... Si bien este es un peregrinaje santo, donde admiraremos la belleza de mezquitas y lugares de retiro ancestrales, nuestro camino nos llevará a través de una tierra que no solo aún tiembla bajo la estela del peor enemigo conocido. La tierra está muerta. Su mera visión ha perturbado a hombres valientes, arrebatado el sueño a sabios y a ancianos cuyos ojos han visto mucho y perder toda esperanza a concienciados hermanos. Verás algo que te perseguirá. Temo que, este viaje te cambie antes de su destino. Temo muchas cosas respecto a ti con todo esto. Los renegados a penas son un puñado de ratas que lanzan mordidas al aire en comparación. Te contaré la historia de mi tierra... Conforme nuestro camino así lo exija. No te hablaré de reinos, de reyes o reinas. Te hablaré de lo que aprendí de día, y lloré de noche mientras hacía campaña por mi amada Lordaeron.

    - Si ese es el caso... Te confesaré también algo, Gabrielle. ¿Recuerdas a Sor Eugenia de la Abadia?

    - La memoro, sí.-Gabrielle se relajó pensando en un posible relato amoroso y desenfadado que mitigase algo de hierro al asunto. No fue así.

    - Una vez, al principio de mi adiestramiento en el camino de la Luz, el padre Jeremias me mandó a hacer unos recados a Villadorada.. me perdí, me equivoque de camino... Y al parecer entré en una zona donde no debía.. un hombre, borracho, y mayor que yo, empezó a seguirme, y finalmente me asaltó, y me golpeó hasta que se cansó... Cuando volví a la Abadia, Sor Eugenia fue la primera que me vió y me curó las heridas, y tras contarle lo que había ocurrido y descubrir que no había respondido de ningún modo al ataque, se molestó conmigo. Estubo todo el dia siguiendome, dandome collejas hasta que tratase de detenerla.. Terminé con un dolor de cabeza que me duró casi dos dias.. y solo la detuve cuando ni dormir me permitió con sus collejas. Lo que quiero decir con todo esto es que..es... Que prefiero... Arriesgarme, a enfrentarme a aberraciones.. ya sean Gnols, Murlocs, orcos o.. -tragó saliva y miró hacia los arboles en memoria a un hostigador conocido- Renegados... Antes que tener que enfrentarme a humanos.. creo.. de todo corazón, que la bondad vive en todos nosotros, y que la redención puede ser encontrada por todo el mundo... La sola idea de usar mi maza para matar a otro humano me..me repugna.. me revuelve las tripas.

     

    Matarás herejes, entenderás que nadie está libre de culpa, que todo castigo sobre este mundo empezó siendo obra de la humanidad. Quemé herejes, los hay. Los vi arder, tú también los verás. Verás que habrá mezquinos que sólo dejarán de empozoñar la tierra y el oído del honrado cuando les separen cinco metros de tierra.

    Lo ver-... No. Miró los ojos azules del novicio, tiernos y desamparados como los de un niño perdido.

    Y no tuvo estómago como para enturbiarle la noche. ¿Por qué hacerlo? Sería como si no hubiera aprendido nada. Sería como volver a equivocarse, como hizo en su mejor momento la peor versión de sí misma.

     

    - Es tarde.-Le respondió con la mirada caida sobre las brasas.- Duerme, yo vigilaré. Estarás agotado después de la primera marcha.

    - No creo que el sueño acuda a mi tan pronto, pero si así lo prefieres...

     

    Obediente, se incorporó y comenzó a preparar su saco de dormir con un silencio frío. Gabrielle, se mordía la lengua mientras le miraba con una tremenda culpabilidad. Hasta que al final, tuvo que hablar.

     

    - Contigo aprendí una lección muy valiosa.

    - Me sorprende que hayas sido capaz de aprender nada de mi...

    - Creeme... Yo también lo dudaba. Eres un alma nueva, que carece de la sabiduría de la vida, incluso de lecciones que uno aprende cuando es niño. Me decía que nada de lo que dijeras sería diferente a leerlo en un libro de la Mano de plata. Repetías cada párrafo más que hablabas... -En su rostro se dibujó una sonrisa agridulce.-Todos lo hacemos cuando nos encontramos ante una fuente de conocimiento que promete ser la respuesta a todas nuestras dudas existenciales. Pero con el tiempo, todas esas respuestas, generan más preguntas. O respuestas precipitadas. Es menester del cruzado escarlata entender que hay verdades que no han de ser cuestionadas. Se ejecutan, uno no duda pues un momento de duda puede suponer la perdición de uno mismo y de su gente. Pero esa doctrina tan ferrea e incuestionable, nos hace pensar que lo que predicamos son verdades tangibles e indiscutibles. Nos hace menospreciar otras variantes, verlas inferiores o endulzadas para otros públicos menos afamados. Y el cruzado, tiende al adoctrinamiento. A influir. Como se nos influyó a nosotros. Sin duda, sin miedo. Contigo aprendí que no soy quien para predicar el saber de mi... Antigua orden. Aprendí a ver ese impulso, y después, a mesarlo y aplacarlo, pues no es mi deseo que te influya. La Luz sabe que nací para ser cruzada, y moriré siendo cruzada, aunque sea inmerecedora de portar su emblema. Pero yo en mi modesta persona, no soy sacerdote, ni lo seré. No soy quien para enseñarte, o rectificarte. Pensé que no tenía orgullo, pero este era tan alto que no veía su fin al mirar hacia abajo. Así que, debí bajarme primero. Uno tiende a creer que lo que dice es indiscutible cuando no conoce otra verdad.

    - Es un honor que hayas podido aprender algo, aunque no tenga merito alguno mi propia persona, me congratulan tus palabras, Gabrielle. Yo.. creo que he aprendido demasiadas cosas de ti.. no querria aburrirte con una lista. Pero si quería decir, otra vez, y todas las que sean necesarias, que tienes mi total y más sincera gratitud.. Y.. quiero que sepas, que no importa que camino tomes.. si decides volver a la Abadia y ser monja, retomar el camino de la batalla o cambiar de vida completamente.. hagas lo que seas.. seas quien decidas ser... Siempre hayarás en mi a un amigo, y ten por seguro, que si alguna vez hay algo que pueda hacer por ti.. no tienes más que pedirlo, y haré cuanto esté en mi mano por hacerlo.

    - Concuerdo en ello. Me sentiría dichosa si este viaje te reportase algo más de lo propio. Tal vez en la Tumba encuentres a alguien que sí pueda enseñarte. Por mi parte... En este viaje, te hablaré de lo que sólo un cruzado escarlata sabe. Lo que humildemente aprendí, sin mediar sobre filosofía, valores y juicio.

    - Gabrielle.. no quise que me acompañases en este viaje para que me instruyeras.. Este viaje también es para ti.. Qu..QUiero decir, con gusto te escucharé, y me bañaré de tu sabiduría, pero eso.. es secundario.

    - Tienes fe, Armand. En que tal vez este peregrinaje me inspire. Noto cómo me miras cuando porto un arma y no un vestido. No queda fe en mi camino en mi corazón. Sólo el anhelo de encontrar la forma de ayudar a mi prógimo desde lo más humilde de mi ser.

    - La espada realza el brillo de tus ojos. -Esbozó una sonrisa ironica antes de seguir preparando el lecho.- Tienes razón.. tengo fé, y algo en mi interior me dice, que encontrarás inspiración.

    Gabrielle le miró cándida, cómo un chiquillo podía tener tan buena fe.

    - Serás un gran paladín.

    - ¿Paladín? Dudo que llegue a alcanzar semejante honor . Mi camino aun es muy largo, y no soy más que un bebé dando sus primeros pasos en la senda que San Uther, junto a sus hermanos, trazarón para todos nosotros. Aunque me sentiré muy dichoso si algún dia sirvo a la ordenes de uno.

     


     

    Mastereo de 3h por @Psique dejando atrás Lobrega y retomando el camino a través del bosque.

    @Psique como Gabrielle: Advertir/notar, Atletismo, Supervivencia, Religión.

    @Thala como Armand: Advertir/notar, Atletismo, Supervivencia, Religión.

     

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  8. WEB MODEL VIEWER

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    Créditos a @Maw por el aporte!

    Es una página web donde podéis consultar y visualizar cualquier gob de juego hasta bfa (aunque estos cuyo prefijo es 8xx-yyy no se pueden usar debido a la versión). Es muy fácil y cómodo buscar algo en lugar de ir Id por Id. Una vez encontréis el objeto que queréis, copiais su nombre con control+c y en el juego usad ".lookup object nombre(control+v)" para ver su ID y el comando ".gobject add temp XXX YYY" para usarlo.

     

    Algunos tips:

    • Podéis hacer búsquedas con palabras sueltas e ir mirando. Ejemplo: chair (en inglés siempre).
    • Los gobs humanos de la ciudadela tienen el prefijo 6hu_ , si lo introducís en la búsqueda os saldrán todos.
    • Lo mismo con los de la ciudadela de la horda, prefijo 6or_
    • Los gobs de legion de los elfos de la noche son 7ne_
    • Los de los nocheeterna son 7nb_nightborn
    • Los de gilneas son worgen_ o gilneas_
    • Los de Capilla de la Esperanza de la luz son 7af_paladin (aplicable al resto de sedes sustituyendo "paladin" por la clase que busquéis, ejemplo: druid)
    • Los de los elfos de sangre son be_

    A continuación dejaré una lista con imagenes de objetos que pueden servir para cosas concretas, como por ejemplo, decorar un campamento.

     

    Índice

    - Campamentos humanos

    //en construcción

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  9. Nombre: Badra

     

    Atributos
    6 Físico
    8 Destreza
    6 Inteligencia
    6 Percepción

    Valores de combate
    24 Puntos de vida
    18 Mana
    8 Iniciativa
    9 Ataque CC Sutil (Cuchillo)
    10 Ataque CC Sutil (Lanza ligera)
    9 Ataque CC Sutil (Cimitarra)
    10 Defensa

     

     

    Habilidades

    Físico
    1 Atletismo


    Destreza
    1 Cuchillo
    2 Lanza ligera
    1 Cimitarra
    1 Cabalgar
    1 Escalar
    2 Defensa
    1 Nadar
    1 Robar bolsillos
    2 Sigilo
    1 Acrobacias


    Inteligencia
    1 Sanación/Hierbas
    2 Supervivencia
    2 Alquimia

    • Picadura de araña. 
    • Carrera de gacela.
    • Ojos de jaguar.
    • Ácido de basilisco.


    Percepción
    1 Advertir/Notar
    1 Bailar
    1 Buscar
    1 Rastrear
    2 Reflejos
    1 Rumores

     

    Escuelas/Especializaciones

     

    Recetas alquimia

    Aprendiz

    • Picadura de araña (Alquimia). El envenenado sentirá ardor en la herida contaminada, ralentizando la coagulación de la sangre y padeciendo un intenso dolor. Provoca 1d3 de daño (sin críticos) durante 3 turnos. El daño de este dado ignora armadura. El veneno dura en el filo un máximo de tres ataques con éxito en objetivos Malheridos. Una pifia en ataque provoca que el poseedor del arma se envenene con su propio filo. El daño no es acumulable ni reinicia su duración. Se debe aplicar en un arma de filo. Se requiere que el objetivo esté en estado Malherido.
    • Carrera de gacela (Alquimia).  Otorga +1 de Destreza durante tantos turnos/minutos como nivel de alquimia del creador. Tras acabar el efecto otorga -2 de destreza durante lo que queda de día.
    • Ojos de jaguar (Alquimia). Otorga +2 de advertir/notar y buscar así como visibilidad parcial en noche cerrada o entornos nocturnos. Tras acabar el efecto genera -3 de advertir/notar y buscar durante lo que queda de día. Dura 2 minutos/turnos por nivel de Alquimia del creador.
    • Ácido de basilisco (Alquimia). Un frasco arrojadizo hasta a 2 turnos de distancia que genera 1d3 de daño que ignora armaduras a un máximo de 3 objetivos juntos.

    • Nombre del Personaje: Tsubasa Yoshida
    • Raza: Pandaren
    • Sexo: Mujer
    • Edad: 26
    • Altura: 198
    • Peso: 168
    • Lugar de Nacimiento: El Alcor
    • Ocupación: Novicia del Shado Pan

     

    - Descripción Física

    Atlética, aunque esbelta, es una pandaren que con un solo golpe de vista entiendes que es rápida. Sus gestos y movimientos refinados y sutiles son como un eterno baile que la envuelven en una esfera refinada y elegante. Pelaje negro y blanco, de ojos muy rasgados y oscuros.

    - Descripción Psíquica

    Acompaña su manera de desenvolverse con una actitud pareja. Mesada en la mayor parte del tiempo, pero que dista de ser reservada. Es empática y confiada, a veces en exceso, muy segura de lo que hace. Por suerte suele encontrar la forma de disimular sus fallos con esa pizca de picardía encantadora. Es difícil alterarla, incluso en las situaciones más tensas se amolda a ellas como si no fueran tan importantes como uno se las toma.

     

     

    Mi historia nace en una casa de fachada vieja y amplios salones.

    Una casa refinada sin una familia propiamente dicha.

    Todas mujeres, hijas de las artes y delicadas como el caer de una pluma. Un suspiro bastaba para alimentarlas, de las que se decía que podían dormir sin que su cabeza tocase la almohada. Labios carmesí, ojos rasgados y confidenciales sonrisas.

    Una compañía. Mejor que ninguna otra.

     

    Recuerdo dar pasos descalzos sobre el tatami, como un gato que a escondidas hurgaba en la casa de otro para hacerla suya con su caminar inquieto pero seguro. Asomar el ojo a través de las correderas del salón para ver cómo practicaban. Bailes suaves, música melodiosa y recitales adornados. Hasta verlas caminar era objeto de envidias. Yo, también quería ser como ellas, incluso mucho antes de ser mujer. Tampoco se me ocurría nada mejor en lo que convertirme, porque fuera de la casa vieja, todo eran tenderos humildes, taimados labradores y estirados guardias. Nada había tan hermoso, incluso siendo la peor de todas ellas.

     

    Recuerdo que la dama de la casa solía reñirme por pillarme espiandolas. Era muy pequeña para entender en qué consistía el mundo que veía a través de esas puertas, o suponer lo que ocurría al ver las sombras contra el papel. Tras la reprimenda, me barría de vuelta a mis labores: ayudar en la cocina, encaminarme al rio con la ropa para lavarla o limpiar el suelo cuando no tenía recados que hacer.

     

    Pero cuando ella no me veía y mientras las geishas practicaban en los salones, discretamente me colaba en el ropero para probarme frente al espejo uno de esos kimonos, que aunque me estuviera terriblemente enorme, yo me veía preciosa. Pintarrajeaba mi rostro con las pastas de colores y por un momento, fingía que de mi podía salir arte, tan celestial como hacían ellas. Decían que no tuviera prisa, que todo llega a su tiempo, que el melocotonero necesita florecer antes de dar sus frutos. Nunca fui paciente. Y a veces me costaba tener una pizca de prudencia. Pero era lo suficientemente pilla como para hacer lo que quisiera sin que nadie se diera cuenta -normalmente-.

     

    Un día tuve la torpeza de derramar un bote de tinta sobre el kimono de la doña, y sin querer resignarme al castigo ejemplar que me caería por arruinar esa prenda para nada barata, lo envolví en una manta y me recorrí el pueblo buscando a quien pudiera ayudarme a limpiarlo. El problema de esa tinta es que una vez seca no había forma de removerla con agua. Mis apremiantes pasos me llevaron ante un viejo emporio de telas, donde se dedicaban a tejerlas y a teñirlas para venderlas a posteriori. La mujer que regentaba el negocio era una pandaren añeja de mirada lánguida y pelaje canoso elegantemente recogido en un moño alto. Se llamaba Tai Sha. Le expliqué lo que me había pasado y al ver el destrozo, empezó a reir. Luego me dijo que podía volver a teñir el trozo y recuperar el bordado que la tinta se había comido. Al verme ahí, rebuscando en mis bolsillos, asumió que no podría pagar el trabajo, así que con una sonrisa dulce me dijo que no me preocupase, que le devolvería el favor en otro momento.

     

    Sorprendentemente, pudo terminar de arreglar el kimono antes de que cayera la tarde, y tan rapido como pude, volví a la casa para dejar donde estaba exhibida la prenda. Con curiosidad miré el pedazo que había arreglado, ¡seguro que nadie se daría cuenta! Como tampoco me di cuenta de lo que implicaban los favores en el mundo de los adultos.

    Pasaron unos cuantos meses, y las mujeres de la casa empezaron a insistirle a la doña de que era buen momento para que empezase a instruirme. Y la verdad, parecía más fácil de lo que realmente era. Fuera de los ratos que pasaba en los salones, seguía haciendo de las mias en la casa vieja, al margen de las fiestas y los deberes que tenían ellas cuando el trabajo llamaba a la puerta. A veces, me escurría fuera de la cama y bajaba para espirar lo que hacían. Entre risas, licores, comida y bailes, ellas parecían adornar el festejo con su elegancia refinada. No había ojos que no se posasen en ellas cuando tocaban, hablaban o recitaban.

     

    Noté una zarpa sobre mi hombro y ahogando un grito de susto, me quedé sentada mirando desde abajo al enorme pandaren que me miraba con una sonrisa algo hueca.

     

    -Tú debes de ser Tsubasa, ¿verdad? No se yo de más gatos chismosos en esta casa.

    -No soy una chismosa-le reproché-solo… bueno…

    -No te preocupes, no se lo diré a nadie. Ven, acompáñame.

     

    Asentí.

     

    El pandaren llamado Tsu-ehn era el hijo de la tendera que me ayudó con el kimono. Me dijo que necesitaba que le devolviera el favor y que fue una suerte dar conmigo en ese momento. Me pidió algo relativamente sencillo: quería que vigilase a la doña cuanto pudiera, y que si la veía recibiendo una visita de un pandaren con una mancha en forma de aba en la mejilla derecha, pusiera un pañuelo rojo atado al poste de fuera.

     

    Era fácil, ¿no? Y mucho más barato que pagarle a la mujer por las molestias. Me dio el pañuelo y se despidió de mi, mientras se encaminaba de vuelta al salón. Me lo quedé mirando mientras se alejaba.

     

    Era como un juego.

     

    Uno muy raro.

     

    Mucha gente visitaba a la doña para cerrar tratos, o para tener charlas desenfadadas, nada fuera de lo común. Aunque seguía practicando, yo no era una geisha, y muchas veces tenía de atender recados o llevar el té cuando me lo pedían. Fue una tarde antes de cenar que a una de mis amigas, tan pequeña como yo o más, le pidieron que llevase el té. Y sí, le puse la zancadilla para que se cayera de camino. Mientras la pandaren le echaba la bronca por su torpeza, me ofrecí de muy buen grado a llevar yo el té, y dado que la doña no tenía excesiva paciencia ni perdón con las faltas de cortesía, me puso la bandeja, el té encima y me condujo a sutiles empujones hacia el pasillo. Me senté sobre mis rodillas dejando la bandeja junto a mi en el suelo y llamé a la puerta. La doña me dio permiso y entré con el té en las manos. Lo empecé a servir como me enseñaron, poniendo mucho esmero en ello. El pandaren hizo una apreciación más cortés que sincera por mi intervención. Cuando sonreía, la mancha de su mejilla se deformaba volviéndose un círculo. La doña me largó sutilmente de allí tan pronto como terminé mi trabajo. Mientras caminaba por el pasillo, saqué de mi calcetín el pequeño pañuelo que me había dado Tsu-ehn y me dirigí hacia la salida. Había dos geishas charlando frente a ella, así que no me quedó otra que salir a través del patio del otro salón. Trepé el muro por la parte “con truco”, donde un par de piedras se hundían lo suficiente como para permitir la escalada y una vez en la calle, até el pañuelo al poste de fuera. Esperé, por si ocurría algo, pero la calle estaba tan solitaria como yo ahí fuera. Volví a colarme dentro de la casa.

     

    No entendí exactamente qué pasó en los días posteriores. Sólo que dos pandaren con bufandas rojas se llevaron a la doña y a dos más de las mujeres. El lugar intentó continuar con su actividad, pero había quedado tan manchada su reputación por la irrupción que poco a poco, las pandaren comenzaron a irse a buscar más suerte fuera del pueblo. Algunas se llevaron a sus hijas. Yo al parecer, me iba a quedar.

     

    Una mañana mientras fui al mercado a hacer la compra, me encontré a Tai Sha. La saludé muy alegremente y le ayudé a llevar las cosas a casa cuando terminó de comprar.

     

    -¿No les importará que te haya robado un ratito? No quisiera que te castigasen.

    -No se preocupe, tampoco es que fueran a notarlo.

    -No digas eso, seguro que te quieren mucho.

    -En realidad… No importa.

     

    Tsu-ehn no tardó en aparecer por la casa familiar. Me saludó animadamente y me agradeció el favor que le hice. Se le borró la sonrisa cuando vio mi cara larga. De nuevo, me pidió que me quedase un poco más, que me daría té y galletas de arroz. Por qué no.

     

    -[...]Es complicado de explicar, Tsubasa. Pero diremos que la doña se llevaba demasiado bien con quien no debía.

    -¿Entonces eres un matón? ¿Eso es? ¡No debí ayudarte! ¿Qué se supone que voy a hacer ahora? No creo que tarden en echarme a los campos. Todo iba mucho mejor antes de que aparecieras, tú y tu estúpido pañuelo.

     

    Tsu-ehn me miró con cierta pena. Frunció el ceño, los labios y tras un parpadeo lento y cansado, volvió a mirarme.

     

    -Los campos no son sitio para los niños.

    -Los campos no son lugar para niños…

    -Dime, Tsubasa. ¿Te gustaría hacer un viaje?

    -¿Un viaje? Ssn-...no se. ¿A dónde?

     

    Madre e hijo se miraron, aunque él parecía haber dado con la cable, la mujer parecía terriblemente entristecida. Pero tampoco hay mejores opciones para un huérfano.

     

    -No tardarán en florecer los cerezos.

    -¿De verdad estás pensando…?-Le inquirió la mujer.

    -Si lo consigue podrá tener una vida más digna que la que le espera aquí.

    -¡Es una niña!

    -Todos lo fuimos.

     

    Se hizo un silencio largo, y mientras ellos parecían continuar la discusión con miradas dispersas, yo me había quedado en la parte de “cerezos”. No tardaría en llegar el invierno.

     

    -Hablaré con su tutora.-Sentenció y se levantó de la mesa. Se encaminó fuera al poco.

     

    Le pregunté a su madre de qué hablaban, a lo que me respondió que se había hecho tarde y era hora de cenar. Me pidió ayuda con la cena y bueno, lo he hecho durante años, ser pinche una noche más no iba a molestarme más de lo que ya lo estaba.

     

    Pasé la noche en su casa. Cuando volví a ver a Tsu-ehn, traía consigo las pocas cosas que eran mías en una caja de bambú. No le pilló por sorpresa que empezase a llorar.

     

    El desapego es la mejor y la peor de las maldiciones, porque cuando algo ha dejado de dolerte es porque primero ha habido herida.

     

    Mi vida se volvió mucho más dura después de aquello, como si esa caja significase un punto y final. No pude quedarme con muchas cosas de las que había dentro, en principio, porque ya no iba a necesitarlas. Un vestido no te sirve en un viaje largo, las pinturas al final se secan por el desuso y ya no tenía excusas para pasarme la tarde peinando a mis muñecas.

     

    El viaje se hizo denso, en principio por mi culpa. Le guardaba rencor. El mundo era feo y desagradable fuera de la vieja casa. Costaba mucho ver su belleza. Barro, lluvia y animales hostiles. A veces pienso que el viaje era parte de la transición, lo que me desvestiría de mis costumbres estiradas y urbanitas. Y lo hizo. Cuando llegamos a las montañas del norte ya poco me importaba mancharme de barro o prescindir de comida caliente. Y Tzu-ehn empezó a caerme mejor cuando comprendí que mi día a día iba a ser ese si decidía volver. No iba a guardarme rencor por ello, y yo desde luego, no iba a aceptar volver.

     

    Los edificios del shado pan eran como espigas negras semienterradas en la nieve. Y aún así, los cerezos estaban en flor.

     

    No sabría decir qué me cambió más, si fue Tzu-ehn, el agua fría o el tigre al que le quité los bigotes. Lo que sí puedo decir, es que no encontré un solo momento en el que echase de menos limpiar los kimonos de las geishas. Y que la belleza que aprendí a ver aunque fuera en la naturaleza más cruel hacía que aborreciera el destino que se me escapó de las manos.

     

    El día en que vi mi reflejo sobre las aguas con la bufanda blanca rodeándome el cuello me seguí viendo tan hermosa como el día en que me probé el kimono de la doña. Y un poquito más completa.

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  10. Nombre: Tsubasa Yoshida

     

    Atributos
    6 Físico
    7 Destreza
    7 Inteligencia
    6 Percepción

    Valores de combate
    24 Puntos de vida
    21 Mana
    8 Iniciativa
    9 Ataque CC Sutil (Sin armas - Equilibrado)
    9 Ataque CC Sutil (Kunai/shuriken (cuchillo))
    9 Defensa

     

     

    Habilidades
    Físico
    2 Atletismo
    Destreza
    2 Lanzador
    2 Sin armas - Equilibrado
    2 Kunai/shuriken (cuchillo)
    1 Escalar
    2 Defensa
    1 Nadar
    1 Sigilo
    Inteligencia
    1 Religión
    2 Sanación/Hierbas
    1 Cirugía/Anatomía
    1 Tradición/Historia
    1 Supervivencia
    1 Infusión de Chi
    1 Evaluación espiritual
    1 Niebla protectora
    1 Potenciación del Espíritu del Sur
    2 Paz y Guerra
    Percepción
    1 Advertir/Notar
    1 Bailar
    1 Buscar
    1 Rastrear
    2 Reflejos

     

    Escuelas/Especializaciones

    Chi-Ji

     

     

    Metsubushi: Un compuesto aneroso que se esparce con facilidad. Se contiene dentro de la cáscara de un huevo hueco que al impactar esparce su contenido. Provoca un -2 a los Ataques a Distancia del objetivo y un -1 a los Ataques cuerpo a cuerpo y las tiradas de Defensa, así como a las tiradas de Atletismo para impedir huir a su rival durante dos turnos. Otorga +1 de Sigilo al lanzador de cara a abandonar el rango de visión del objetivo y volver a Sigilo. Dura 2 turnos antes de desaparecer. Se puede defender con una tirada de Destreza+"Lanzador" del atacante vs Iniciativa del defensor.
    No es acumulable.
    No se pueden transportar más de 3 Metsubushi.


  11. La energía de la ingeniería de los sindorei se extrae de la energía arcana contenida en cristales y baterias arcanas que mantienen en vilo los encantamientos de los objetos creados. Es lo que viene siendo tecno-magia, también basada en la que pudieron robar a los draenei en Terrallende, de los cuales aprendieron a confeccionar autómatas limitados y otro tipo de cosas. No usan electricidad, usan magia y con ella animan y proporcionan a objetos y constructos utilidades más allá de la que puedan tener de base. La cosa va más de algo similar al encantamiento que conocemos a sistemas eléctricos complejos, con ella crean lámparas, autómatas, macetas flotantes y otras cosas. No es tan importante el material como ingertar debidamente la bateria y preparar el dispositivo para que libre una función, aunque haya materiales mejores conductores que otros, es algo que es más interpretativo que otra cosa. Hablamos de magia al fin y al cabo y no tiene por qué verse como algo que siga unas leyes lógicas como la química o la física.

    Sobre los brazales, algo habrá pero será más bien inscripción con un hechizo de abjuración ligado al objeto.


  12. Modo combate >:

    7b5c0284ee3f7a440624876b439d99f5-jpg.jpg

    Addons utilizados (descarga en el nombre de cada uno)

    - Prat

    Modifica todo lo relacionado con el chat (compatible con TotalRP).

    -Elvui

    Modifica la interfaz entera de nuestro wow.

    -Simple Dice 2

    Un addon de dados que podemos configurar para que cada vez que los tiremos sume automáticamente el resultado entre Atributo+Habilidad+Resultado de la tirada y lo reporte en el chat de banda/grupo (de no estar en ninguno, nos aparecerá el resultado en el chat solo visible para nosotros).

    - Minimapbuttonframe

    Agrupa los botones del minimapa en una pestaña que puede ocultarse en vez de tenerlos flotando alrededor del minimapa.

    - NibChatTabs

    Disimula la penkedad de las pestañas de chat.

    - Addon Control Panel

    Nos permite habilitar o deshabilitar addons y extensiones sin necesidad de relogear. Para acceder a él Escape->Addons

    - TotalRP 3 (versión 1.3.5) y Extended (1.1.1)

    - UnlimitedChatMessage

    Elimina el límite de caracteres por mensaje, permitiéndonos escribir sin límite y dividiendo automáticamente el texto en fragmentos.

    -WIM

    Cada vez que nos whispeen/susurren, nos aparecerá una pequeña ventana emergente con la conversación.

     

    Pasos a seguir

    Configurar Elvui (apariencia de interfaz)

    • Una vez tenemos descargado el Elvui vamos a Interfaz->Addons y descomprimimos el archivo ahí. Al entrar al juego nos aparecerá una ventana y pulsaremos SALTAR.
    • Le damos a Escape y seleccionamos "Elvui".
    • Vamos a "Perfiles" y después a "Import Profile" abajo a la derecha.
    • Nos aparecerá un cuadro de texto donde pegaremos lo siguiente:
    Cita

    A0j0DAB5RNV6ldR+pGpAqJQpoVLNUtUtULULVKJhUHVMqpaR9Iwq00hcA2WbRL6hZBxSziGyTiVxEFQsJNVDqGgiouIiko0q9ZFKGYkoJ6G0UiUpM0npJhU7VeknYKhUDq0kaSkpnlKmKq6isFUlqb5ChRoLKuEsqKTeQgXdhQrsFX8lajBSOQxZDPKYSiZDcVlpM4LPCI2WcBpoNagkrxGVZku5jaLdKn5LGo5Si6NClqN6rorpxHWV2E5V36HSeCrVw5UkTp+JYZAgCPEnE0NcQAJySSa2B0FtA0Vi685eDu5xbSa2B0FtA0ViRT2VZ2J7ENQ2UCQSc1043yNzkcpB1PLCYsQ9y1HLxKTKMp9MbA+C2gaKxCDkIhfDK9tVW+WZGJQbRvKUHqbQ8F6vegqrDwEeBosRc5cUEsnrVQXvKSqepNBCgIfBYjw3zCvRSCSWildpKoxEUkKAh8EiMansDp1tgWJQ5Zjlrtoqz8R4bpansPAKjYb3aCVWX/JCgIfBYsTcLE9h4RUaDe/RSqy+5IUAD4PFoNwsT2HhFRoN79FKrL7khQAPg0ViUBWpzA6dbYFiEHKRi+GVTUCYddVWeSaGcsN6T+nxHotFUnvP69UQ4GFejOdWYGqvlvA0vOqxSCySGgI8jBQj5i6xaD2N1Kt4D1YilUheCPAwWgzKrcDUXi3haXjVY5FYtFII8DBaJOajdllXbZVnYihvH+O5WTCS4uFhKswjkVgenhQCPMyLEfP2MShvH4nEmNVf/mRiVPMZd1mDQIyCd6q/PDZAp6Xu+VTzGdgO8T3ydWAGcLTUPb/H0/BfYZFiVPPh6OU+pgMzgPOp5jOwHeJ75OvADOB8+L5U+kpMuwTBWSBxqr88pgMzgPOp5jOwHeJ75OvADOB8pfQVWoxqPhy9rMR0YAZwtNQ9n2o+A9shvke+DswAjpa655O+EqOaD0cvezEdmAEcDdaNbD7VfAa2Q3yPfB2YARwN1o1sPrznsb4So5oPRy/DYjowAzifaj4D2yG+R74OzADO72HqV2JU8xl3WYNADHvFqf7y2ACdlrrnU81nYDvE98jXgRnA0VL3fOWzvFLMCpAgcPTYAJ2WuudTzWdgO8T3yNeBGcDRUvd85ZNIpBjVfMZdHsSJK4M4ccWp/vKYDswAjgbrRjafaj4D2yG+R74OzACOButGNh9e+aqixKjmw9HLpZgOzACOButGNp9qPgPbIb5Hvg7MAI4G60Y2H171vhKbWpuAbKf6y2M6MAM4WuqeTzWfge0Q3yNfB2YAR0vd85US6au9GqOaz7jLGgRinOovjw3Qaal7PtV8BrZDfI98HZgBHC11z+9hLNLvaV7MAV28Qog71V8e04EZwNFg3cjmU81nYDvE98jXgRnA0WDdyObDK6SvkmJU8xl3uVtxqr88pgMzgKOl7vlU8xnYDvE98nVgBnC01D1f+QrJi1HNh6OX1ZgOzACOlrrnU81nYDvE98jXgRnA0VL3fE9VvhLTgMRCcBZInOovj+nADOBoqXs+1XwGtkN8j3wdmAEcLXXPV0tfYcWo5jPucoe4kHeqvzymAzOAo6Xu+VTzGdgO8T3ydWAGcLTUPb8v0fCfhY9RzWfc5a4h8sud6i+P6cAM4GiwbmTzqeYzsB3ie+TrwAzgaLBuZPPh1d77Kt6LUc1n3OVBnLjiVH95TAdmAEeDdSObTzWfge0Q3yNfB2YAR4N1I5sP73lfxXuRGISITyYGIaKB15tX9WLMepY8zgqeJ1AMlGVq198WKOa6cL7HRf6unIkkhsUJvOWh4GIisQLE7FykchC16DFXgSQTW2YVsB6sq54nUOxZNuJI1sDrfaLHBEF3PWLg9ebtlVgjELGuep5AMTY628gWJBaiAYmF5FVZXoxQj8RekMkrhp7OmRgbnW1kCxILyduX1NhiQNGre1cfUMB6YnB04OpUGScZnImx0dmGYxAjhQYkFpJXUZUYAWE2UIyNzjYcgxgp8vZ4PD4SuxxQCBwxNxO7HFCeTEwQJ64I4sSVTIxdcZdnYnsQ1DZQJIYLYqTIS2PFigWJheTtYbGDmJuJybpLmVA5E0kMhwcx9wpzMeCFiYNIJCaIE1cyMVwQI0XeXqXFXOgRCPFMDBfESJG3V2mRWLGoSZGJybpLmVA5E0ksEisWJBaS11Ni7Iq7PBPbg6C2gSKRGLsh8sszMXblwhEomdgeBLWNHomxK+7yTGwPgtoGisRcDT0PhHgmtgdBbQNFYsWiJkUmhkSQq5h1l6mxruIuj8m6S5lQORNJLBJzoUcgxDMxXBAjRd5epUViuCBGiry9SosdxNxMDIkgVzHrLlNjN0fMjcm6S5lQORNJDIcHMffKU1QuOIjEigWJheT1lEiMIxCTibEr7vJMbA+C2gaKxHBBjBR5YbBYsahJkYnJukuZUDkTSSwSKxYkFpJXxUdibMSFfCbGrrjLM7E9CGobKBLDBTFS5O3xfaxY1KTIxGTdpUyonIkkFmPXBxSwnpgOzABOJFYsSCwkr4qPRCIxDBIk6y5PJiYgc1UleoyNzrYnE9MuQRzwgB0622JU8xlYejqc9RBAYmwqW7sEccADduhsi7ldwIaJaUBiITgLJOQgQR062zKxtgSJjabz6OlwBDe409NR7rIHsxh6ugrB1brkoafDIEEQejbGQWIhMSP/yDIjMQ1ILMQBD9ihsy3WcSQx7RIEZ4GEHCSoQ2dbJsZBYiGx0XQePR2O4AZ3ejpywKtctVVifejpMEtP171Xi7UlSMxAJrstPR05oGvp6dQYE8Rg2samCmr0dJqOns6LRCIx5BKwHgjxTAxC3MvEoItIPU+3XFNx8/ZqDLqI1POA15tXVWLQRaSeJ2+vRmIQ4qVMbA+C2mKix6CLSD0PeL15VSUSgxBXM7E9CGqLiR6DLiL1POD15lWVSAxCvM/EoItIPQ94vXlVJRKDEIdlYtBFpJ6nW66puHl7NQZdROp5wOvNqyox6CJSz5O3VyMxCPFuJRODLiL1POD15lWVSOwRdFyrI56J7UFQW0ygSIwJuniFEM/E9iCoLSZ6DDV2gfLi4RIWiUGIK5kYdBGp5+mWaypu3l6NQchFLoZXdqAYdBGp5wGvN6+qRCKxg5jLbkj2ycQuB5QnE+u0cOCa0mRiexDUNnokEokkV66weSWAba9coR5Z

    • Clickamos en "Import now"
    • Volvemos a Escape->Elvui->Chat y nos aseguramos de que la casilla "Habilitar" esté desmarcada, pues utilizaremos el del Prat. Si nos aparece una vez cargado el perifl una ventana preguntándonos qué chat queremos deshabilitar, clickamos en "Elvui".

    También puedo exportaros el perfil ingame, simplemente si me veis conectada avisadme sin que tengáis que hacer nada que Aceptar el "tradeo". Pjs: Lilthidel, Auxibius, Badra, Helverion, Gabrielle, Raina...

     

    ¿Qué nos aporta Elvui?

    Una interfaz más limpia y totalmente editable.

     

    Quiero mover los elementos, ¿cómo se hace?

    Si queremos desplazar algún elemento vamos a escape->elvui->Mostrar/Ocultar fijadores y arrastramos el elemento que queramos a donde mejor nos venga.

     

    ¿Qué es esa barra que aparece bajo los chats? ¿Puedo cambiar los accesos rápidos?

    Son botones de accesos directos que podemos configurar con los que queramos. Si queremos cambiar alguno vamos a Escape->Elvui->Textos de Datos->Paneles->Panel de Chat derecho/Izquierdo y en las pestañas desplegables elegimos qué queremos ver. Recomiendo por comodidad tener a mano: Simple dice, TotalRP, TRP3-Diálogos de PNJ. Al clickar sobre ellos se los abrirá el addon/configuración que hayamos elegido.

    Por defecto en mi configuración: Totalrp Extended, hora, sistema, Simple dice 2, TotalRP 3, TRP3 - Dialogos de PNJ.

     

    No me gustan esos paneles negros, ¿puedo hacerlos transparentes o cambiarles el color?

    Sí. Para ello vamos a Escape->Elvui->General->Pestaña "medios"->"Color atenuado del fondo" clickamos en el cuadrado y podremos elegir la transparencia o color que queramos para los paneles.

     

     

    Configurar Prat

    Al contrario que el Elvui, la configuración de los chats va a un poco a gustos.

    • Si quiero cambiar la fuente escribo /prat y en "Fuente" elegimos la tipografía en la pestaña desplegable "Establecer tipo de fuente".
    • Si quiero separar el chat de Offrol y el de Onrol, en la pestaña del chat damos click derecho y elegimos "Crear nueva ventana" y elegimos el nombre(Offrol). Click derecho sobre su pestaña y marcamos/desmarcamos los canales que queramos recoger en ese chat. Luego deslizamos el chat hacia el panel de la izquierda y le damos a "bloquear ventana". Nota: si no nos deja mover el chat de sitio->click derecho en la pestaña->desbloquear ventana.

    Oye Psique que paso de calentarme la cabeza, quiero la misma que tu. Pos descargala aqui. Mete ese archivo en WTF/Account/TU CUENTA/SavedVariables y listo.

     

    Configurar Simple Dice 2

     

    Clickamos en el acceso rápido del Elvui bajo el chat llamado "Simple Dice 2" o vamos a Escape->Interfaz->pestaña "Addons"->Simple dice 2  o botón derecho en el botón del minimapa del simple dice (el dado azul).

    Una vez ahí, clickamos en la pestaña "Atributes" y escribimos el nombre, luego el valor.

    En "Skills" ponemos las habilidades de nuestra ficha de personaje. Primero el nombre, su valor en ficha, dejamos en blanco "Skill Damage" y en la pestaña elegimos el atributo al que está vinculado (Físico, Percepción, Destreza o Inteligencia). Es posible que te falten huecos si tienes muchas habilidades, por lo que te recomiendo meter Defensa e Iniciativa en "Atributes" con su total y no incluirlas en "Skills" reflejos y defensa. Si aún así necesitases más espacio, elimina las habilidades que sean más interpretativas como Leyes, Religión y otros.

    ¿Cómo funciona?

    Tendremos ahora todas nuestras habilidades recogidas en un panel al que podemos acceder con click izquierdo sobre su acceso directo del Elvui (bajo el chat) o click izquierdo sobre el icono del minimapa del Simple Dice 2. Para usarlas, clickamos encima de la habilidad que queramos usar y automáticamente sumará el atributo y la habilidad. Podemos incluir modificadores adicionales/situacionales en el hueco "Temp Mod" o la dificultad en "DC" (si la pasamos en el chat aparecerá "PASS" en la linea de la suma o "FAIL" si no la superamos).

    La suma y el resultado se reportarán en el chat de grupo/banda o en el chat say (este ultimo solo visible para nosotros) si no pertenecemos a ningún grupo o banda.

     

    ¿Que es ese pergamino con el sistema de magia?

    Es un item que he hecho con el TotalRP3 Extended para poder consultar el sistema de magia y el sistema de juego de PyE sin minimizar. Si lo quieres basta con que me contactes por discord, logeamos y te lo comercio. Tarda aproximadamente 8 min en comerciar, depende de tu internet. Una vez concluida la espera los tendrás en el inventario del TotalRP que es el icono del saco azul de la barra de herramientas del TotalRPe4c9bb2fc4443e83158e01072a8f908b.png

    Si quieres tenerlo en otros personajes, abre el menú del totalrp extended desde la barra de herramientas 0f647f2367782988794cdf9cbd8d0ecf.png y busca en la DataBase los items con el nombre [Sistema de Juego de PyE] y [Sistema de Magia de PyE], click derecho, "anadir al inventario" y selecciona como cantidad 1 (que con eso basta y sobra).

     

    Para cualquier duda o anotación podéis incluirla en los comentarios o comentarmela via Discord (Psique).

    ¡Espero que os sea útil!

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  13.  

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    El invierno se había adelantado, pero las lunas dictaban su senda indistinta.

     

    El fuego del hogar arrojaba algo de luz y calor al interior de la cabaña. Los maderos chasqueaban y crepitaban. A su lado, una canción.

     

    Con las manos cóncavas, depositó sobre el altar de Sanhaim los últimos recuerdos. Luego, vertió sobre el cuenco un puñado de maíz seco y añadió unas hojaplata para adornar  la presentación. Paganos o no, sus costumbres eran de algún modo entrañables. Tenían una forma distinta de entender la muerte y la vida, de ver el mundo, incluso para apreciar aquellas cosas que habían preferido mantenerse distantes y difusas tras el paso de los siglos.

     

    Doctria era como tantas otras un alma perdida resguardada entre los oscuros bosques y al mismo tiempo completamente distinta. De mirada cansada y abatida que aún así dejaba hueco para una pizca de esperanza. Los tiempos oscuros habían derribado y consumido todo cuanto una vez había sido bello. Los rios se tintaban de rojo y era parte del entorno encontrar cadáveres y restos de encuentros furtivos, de cuando los hombres decidieron darse caza entre ellos. Por eso aquella noche era especialmente fría.

     

    Esperanza era lo que los suyos sentían al ver a todas aquellas almas nuevas alumbrar en este mundo, como si cada niño que jugaba entre los campos de calabazas las vísperas de Sanhaim fuera una promesa de purificación. Porque era natural sentir desde muy pequeños el impulso intranquilo de correr a través de los bosques y mirar cada hoja de otoño como si fuera una pequeña obra de arte. Fueron esos aires los que inspiraron a su mentora Anne a cobijarla bajo su seno, arrancarla de los muelles del puerto y darle un hogar que pudiera dejar ese espíritu benigno puro e intocable.

     

    Porque cuando eres brujo de la cosecha nunca pierdes esa visión del mundo.

     

    Moras entre los bosques como una presencia protectora, impides que los extraños hagan suya una tierra que nunca tuvo dueño. La cubres de superstición, de misticismo, y te aislas para que sus mentes campechanas olviden tu mortalidad. Tu rostro, tras pinturas y símbolos. Y aceptas que a pesar de todo, sigues dentro de un ciclo de vida o muerte.

     

    ¿Pero qué significa la muerte natural para un brujo salvo liberación y vuelta al hogar?

     

    Pero eres humano, y los añoras. Y una noche al año sabedor de que los velos entre ambos mundos se difuminan, deseas que aquellos a quienes amaste retornen al hogar, ocupen su sitio en la mesa y festejen contigo. Te visiten. Aunque jamás puedas verlos, están ahí. En cada flor, en cada pedazo de tierra, en cada hoja de otoño.

     

    Y sabiendo lo bello de ese don, de esa conexión, lo permites.

     

    Sanas sus cultivos, les recuerdas lo que fueron hace mucho, lo que sus ancestros adoraban y veneraban con tu presencia y ritos aun cuando sabes que la sangre diluida, los muros y las ciudades han alejado a los otros de sus raíces. Intentas que sus ojos vuelvan a ser los de un niño… Pero permites, consientes que aquellos que hace nada fueran niños se arrojen a los brazos de la guerra. Que peleen entre ellos y desgarren esa pureza irrepetible. Que olviden la belleza y solo conozcan miseria terrenal. Que teman a la muerte como una maldición que les persigue sin piedad.

     

    Los ancestrales miran y lloran por lo que se habían convertido sus hijos.

     

    Tomó asiento en su mecedora y miró las sombras de las esquinas y la penumbra naciente de la noche. Un cuervo había estado morando su choza desde hacía unas cuantas semanas. Temía que su mirada maliciosa pudiera atraer la sombra de Valravn. Aún había restos de sal en el umbral de la puerta y esa mañana había adornado las ventanas con un manojo de hojaplata madura. Anne nunca le había explicado cómo protegerse de ese mal. Le contaba la historia con aires de mito antiquísimo, y luego, le besaba la frente para endulzar sus sueños.

     

    Su corazón pareció detenerse la mañana en la que descendió hacia Paso Oroso para visitar a un pobre niño enfermo de pulmonía. En su lugar, encontró vultos oscuros bajo la nieve virgen y esta, se había tintado de bermellón y agonía. Solo había un par de huellas que habían abandonado el lugar, cuya envergadura y deformidad le hizo retornar hacia su choza y no volver a salir de ella. Ya no volvió a visitar los pueblos cercanos para atender a las cosechas, hasta años más tarde, y cuando lo hizo recibió la hostilidad silenciosa de los aldeanos como si de algún modo, ella hubiera sido quien había atraído ese mal sobre ellos. Desde hacía dos años, las cosechas habían sido nefastas por un granizo tempranero, luego, lluvias torrenciales. Poco había que pudiera hacer con tal grado de desvastación.

     

    Era como si la tierra estuviera intentando devolver a los hombres al ciclo del que habían huido escondiéndose tras sus muros, talando bosques enteros y redirigido los ríos.

     

    Así que, en el bosque ostinado, mantuvo su vida a parte y allí permaneció en soledad. No volvió a saber de ningun otro de los suyos, pero imploraba incansablemente porque estuvieran a salvo.

     

    Las horas habían pasado y sus ojos a penas se habían convertido en una linea de pestañas cuando algo llamó a la puerta de la vieja casa.

     

    Una mujer combaleciente, herida.

    Un alma moribunda y apagada atraída por la noche de Samhain.

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