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Reluctant Hero

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  1. Eventos asistidos Pequeños seres molestos. (Narrado por @Imperator) Evacuaciones preventivas. (Narrado por @Elireth) Corazón del bosque. (Narrado por @Imperator) Elfos de acción. (Narrado por @Elireth Eventos creados - Mensajería Pergamino adornado con lazo de terciopelo celeste. (Enviado a Sharinay Crestargenta/Lunarcana. @Galas)
  2. Historia El lugar en el que Silandris nació fue un rincón de tranquilidad al sur del gran asentamiento Kaldorei de Astranaar. El poblado, que por aquél entonces se conocía como Polvo Estelar, se encontraba en una relativa cercanía a Astranaar y dicho asentamiento lo protegía de los peligros más acuciantes que asolaban las fronteras de las tierras perdidas de Frondavil, o los siempre acechantes remanentes de la Legión que habían sobrevivido a la derrota del primer sátiro Xavius en su intento por hacer arder los bosques sagrados de Vallefresno. Esto forjó a una comunidad introspectiva que no descuidaba la hospitalidad a aquellos mercaderes o mensajeros que venían desde la ciudad élfica, lo cuál tan sólo formaba parte de la formalidad de la gran ciudad para con el distante pueblo, pues la cacería y la pesca tan tradicionales entre la sociedad de los hijos de las estrellas les hacía subsistir sin ningún tipo de escasez. Fue ésta ideal utopía la que atrajo en especial a una pareja de amantes atormentados por los fantasmas del pasado que les habían perseguido como a tantos otros, desde los infames acontecimientos de la Guerra del Sátiro hasta el último conflicto doloroso que tuvieron que abordar los Hijos de las estrellas: La Guerra del Mar de Dunas. Ambos vieron en el apartado pueblo un bálsamo para las heridas del alma, una esperanza latente que les llevaría a asentarse con el convencimiento de que el pueblo de Polvo Estelar no sería otro de los tantos lugares de paso que con anterioridad habían visitado, sino un lugar en el que por fin vivir la compañía que para el uno y el otro lo era todo durante la eternidad. Así pues, los que serían los padres biológicos de Silandris fueron aceptados por la pequeña comunidad existente, no se sintieron arrepentidos al dejarse convencer por el par, después de todo Tharnan era más que un avezado cazador y su competencia se extendía a la lectura de los bastos bosques místicos de Kalimdor, no era extraño que las palabras del pequeño asentamiento fueran transmitidas por medio de la mensajería que él mismo se aseguraba de entregar con la mayor presteza posible, por otra aparte su otra mitad, Selayne, aportaba la experiencia en las artes de la guerra que sólo una antigua combatiente podía dar en tiempos de necesidad, por lo que demostró ser un valioso recurso a la hora de mantener la seguridad del poblado, en su mayoría constituído por cazadores y pescadores. Las décadas pasaron inalterables como la creciente felicidad de la que la pareja disfrutaba en compañía. Para ellos, el dolor de la pérdida no era más que un distante recuerdo eclipsado por la belleza del paraje natural que rodeaba Polvo estelar: su última parada en el camino. Pero a pesar de todo los dos enamorados comprendieron que de nada servía haber enterrado su vida anterior si no comenzaban a aprovechar al máximo la nueva que habían forjado. Su compromiso se selló apenas un año más tarde de esa realización, Selayne recibió la mayor de las bendiciones que la Madre luna podía otorgar sobre una una de sus hijas; la elfa de la noche estaba comenzando a gestar una nueva vida en su vientre y no debería de pasar mucho tiempo hasta que el mundo recibiera otro ser que lo recorrería en su amplitud. La noticia no se hizo mucho de esperar en una raza con tan poca natalidad y no cabía duda de que los quehaceres de todos los pueblerinos que vivían en el poblado serían más llevaderos, aunque fuera en el poco tiempo en el que la recién nacida tardara en alcanzar su madurez. Los preparativos para el momento del alumbramiento fueron minuciosos pero nada de ello sirvió ante los caprichos del destino, la profunda alegría que Tharnan y Selayne tardaron tanto tiempo en conseguir se eclipsó en una sóla noche cuando las complicaciones en el parto acabaron con la vida de la progenitora de la recién nacida. La fragilidad de la vida volvió a golpear al cazador en toda su crueldad cuando se dio cuenta de que el precio a pagar por un sueño caprichoso lo había dejado sin la mitad de su propia alma y la responsabilidad de guiar a su propia hija en soledad. Tharnan ponderó durante un tiempo angustioso su situación y finalmente llegó a la conclusión, si bien no podía estar en el cielo cubierto de estrellas con su alma gemela, accedería a salvar el legado que con el tiempo habían creado sin dejar que se desvaneciera en la eternidad del mundo. Como tal la recién nacida nunca llegó a conocer el amor de una madre, los detalles que su padre le proporcionó sobre Selayne fueron, en su mejor momento, anécdotas a cuenta-gotas relatadas por un corazón apesadumbrado pero dispuesto a guiar con el cariño que un padre le debe a su descendencia. El cazador se cercioró de que su hija aprendiera a valerse por si misma desde que ésta fue capaz de sujetar un arco y de que disfrutara de la naturaleza de los bosques de Vallefresno, además de instruirla con la paciencia propia de su raza en los saberes del mundo para concienciarla de que era su derecho de nacimiento aprender de los bosques sagrados pero también un deber salvaguardar su equilibrio. La vida de la pequeña elfa pronto echó raíces y solventó en parte la pérdida que la ausencia de su madre había dejado en Tharnan, y no tardó mucho la pequeña elfa en encontrar pasatiempos lúdicos que la alejaban de la "tediosa" vida de sus congéneres más adultos, por lo que no era extraño que a menudo recorriera las cercanías sin separarse mucho del lago que bordeaba su hogar. Aunque esta actitud enérgica y en acasiones autodidacta consiguió preocupar a Tharnan en más de una ocasión sirvió para establecer la sana curiosidad de la Kaldorei en el entorno y la búsqueda de nuevas experiencias que caracterizaron sus pasos finales hasta su juventud. Con poco más de una década de vida su progenitor decidió paliar la necesidad de la pequeña por recorrer el mundo llevándola en sus quehaceres nocturnos, temeroso de que algún día pudiera verse tentada a abarcar una distancia que la hiciera perderse por la foresta, más allá de la protección del resto. En consecuencia para Silandris cada ciclo nocturno era una aventura en su limitada comprensión de todo cuanto le rodeaba y la mayor de todas ellas fue la primera ocasión en la que sus ojos plateados se posaron sobre la ciudad de Astranaar. El descubrimiento de que la la comunidad de Polvo Estelar era pequeña en comparación con la ciudad élfica sólo consiguió alimentar su juvenil hambre de ver más allá, tenía la certeza incluso a partir de ese entonces de que si Astranaar existía nada impedía que pudiera encontrar maravillas fuera de las fronteras de Vallefresno. Es en Astranaar donde Silandris se toparía durante uno de los descuidos de Tharnan con la que sería su primera amiga y más fiel confidente, la sacerdotisa Tysha Hojacaída. El encuentro de la pequeña Silandris y la hermana de Elune , aunque por accidente, creó pronto un vínculo afectivo que no haría más que reforzarse en las futuras visitas de la pequeña, acompañando a su padre. Tharnan comprendió que no podía continuar frenando lo inevitable, el hecho de que su hija poco a poco estaba acercándose a sus últimos años de niñez y debía de empezar a tomar las riendas de su destino. Había enseñado todo lo que podía a su hija pero el momento de dejarla ir no se haría de rogar, así, cuando apenas restaban un par de años para su primer siglo de vida, Silandris recibió luz verde para dar rienda suelta a sus ansias por realizar excursiones por Vallefresno sin la atenta mirada de su padre o algún pueblerino de Polvo estelar vigilándola. Fue durante éste periodo donde Silandris expandió sus horizontes y profundizó en el significado de la vida misma gracias a la benevolente Tysha, la cuál rasgó poco a poco el velo de ignorancia de su joven amiga para introducirla a una mayor comunión con la Gran madre y los Ancestros. Con la guía de la sabia sacerdotisa lunar y el ánimo de su padre, Silandris completó la trancisión final que le haría dejar su niñez y empezar a caminar el sendero de su juventud, hacía tiempo que su cuerpo había comenzado a adoptar las características físicas con las que permanecería durante su vida inmortal, pero no iba a ser sino con la ayuda de sus semejantes con la que recibiría el último empujón necesario para evolucionar emocionalmente y empezar a dar sus pasos por su cuenta. El avezado cazador instó a su joven descendencia a hacer vida en la ciudad élfica de Astranaar donde se encontraba su amiga y, una vez se hubo preparado, la joven Elfa marchó hacia el gran asentamiento elfo de Vallefresno con los justos preparativos para subsistir por si misma. Durante este tiempo la ayuda de Tysha fue más que modesta y ayudó a Silandris durante los muchos años que pasaría entre los ciudadanos. Esta actitud desinteresada y pura llamó la atención de la joven, que comenzaría a desarrollar un respeto profundo por los valores que la Hermandad promovía entre los hijos de las estrellas, en cierto modo ensalzados por estos mismos en las increíbles hazañas que relataban, en las que las elegidas de la Diosa habían participado con arco de flechas de plata en mano y la asistencia de fieros sables de pelaje tan blanco como la misma Luna. Durante demasiado tiempo había permanecido la elfa ganándose la vida con las artes que su padre le había enseñado décadas atrás, con decisión y durante uno de los encuentros con la persona que se había convertido en su ejemplo a seguir, reveló a Tysha finalmente su deseo de servir a la Madre Luna y esta aceptó con alegría guiarla durante el largo camino que esperaba. El riguroso entrenamiento físico fue su primer obstáculo, aunque demostró ser una cuestión de perseverancia más que de esfuerzo debido a la combinación de físico atlético y el vigor de la juventud, cuando su primera etapa de entrenamiento hubo finalizado y Silandris adquirió el conocimiento en defensa personal necesario para desenvolverse sin armas comenzó su siguiente lección, que probaría ser más desafiante con el paso de las estaciones. La novicia tuvo que dominar sus emociones y aprender a transmitirlas con pasión en los salmos esenciales para pedir en su humildad la ayuda de Elune, lección que no dependía tanto de la belleza de su voz sino de la fuerza de su espíritu. Sin embargo el tiempo no espera a nadie y la vida puede llegar a un abrupto cambio en cuestión de poco tiempo, es algo que la aspirante a entrar en la hermandad de su Diosa comprendería pronto, pues su lento pero constante progreso se vio interrumpido por las noticias de la muerte del Semidios Cenarius a manos de criaturas barbáricas que habían traspasado las fronteras que las Centinelas guardaban. La pérdida del primogénito de la Diosa apenó profundamente a Silandris del mismo modo que a todos sus congéneres y sólo el sabio consejo de su mentora Tysha pudo disuadirla de abandonar la seguridad de Astranaar para dirigirse a la aldea que la vio nacer para comprobar si su padre Tharnan se encontraba bien. Tiempos peores vendrían en cuestión de meses y Silandris encontraría su prueba de fe en la segunda invasión de la Legión Ardiente sobre Azeroth. Temibles aberraciones campaban a sus anchas y las guardianas de la Larga Vigilia, las Centinelas, apenas podían repeler el avance inexorable de los demonios que se dirigían hacia el sagrado árbol de Nordrassil, destruyendo toda vida que se encontraban a su paso, fueran personas o naturaleza. La situación de la joven no podía ser más desesperada, su padre se había negado a abandonar el lugar que tanto significó para él y para su amor perdido, el conjunto de las lágrimas de una hija y la razón de una sacerdotisa lunar no pudieron convencer al corazón de Tharnan. Para el cazador no había opción de volver a construir una vida después de que todo el fuego y la destrucción pasara sobre los cimientos de la antigua. En una despedida emotiva el cazador entregó a su descendencia los que serían los únicos recuerdos que la Kaldorei conservaría de su padre, al igual que de su difunta madre: un arco de caza espectador de muchas batallas y un colgante creado no sólo con maña, sino también con ternura. Con el convencimiento de que estaba listo para morir por lo que amaba, Tharnan aguardó junto a los pocos defensores que se quedaron en el apacible pueblo de Polvo Estelar, nunca más volverían los caminos de ambos familiares a entrelazarse. Para la joven huérfana sólo quedaba una figura que pudiera enjugar sus lágrimas y eso fue precísamente lo que hizo la benevolente Tysha, el tiempo en compañía de Silandris había transformado la amistad en algo más profundo, con mayor significado...había dejado de ser una amiga y mentora: se había convertido en una madre. Probablemente es esta actitud protectora de su mentora la que salvó a Silandris, que encontró las fuerzas para acompañar a los muchos refugiados de Vallefresno hacia donde se libraría la última batalla de los Elfos de la noche para preservar el equilibrio del mundo y la existencia de éste, la sorpresa se apoderó de la incrédula joven cuando se dio cuenta de que los relatos que había oído de razas más jóvenes eran ciertos y se habían unido a la batalla junto a los habitantes del bosque: muchos habían acudido a ayudar a los predilectos de la Gran Madre en su batalla final para decidir el destino de Azeroth, tal y como se hizo cuando Kalimdor era un único continente en la infame Guerra de los Ancestros. El papel de la novicia durante el gran acontecimiento fue totalmente ajeno a la batalla, al fin y al cabo sus conocimientos como arquera y luchadora no estaban preparados para estrenarse con un enemigo tan temible como lo eran los demonios, por esto ejerció de asistente para aquellas sacerdotisas que se quedaron para cuidar de los heridos más graves que conseguían ser evacuados del campo de batalla. Tanta devastación y muerte estuvo a punto llevar a la Kaldorei al abismo y por otra parte la participación de Tysha en la defensa del Monte Hyjal sólo empeoraba las cosas. Con tesón, Silandris rezó a la Gran madre para que trajera a su mentora de vuelta y que no dejara que su miedo creciente a quedarse sola en el mundo la dominara en un momento tan crucial, pues las vidas de algunos convalecientes dependían de su buen juicio. El sonoro clamor del Cuerno de los durmientes liberó el poder del gran árbol del mundo en el punto más álgido de la batalla y miles de almas del pasado realizaron el último sacrificio para dar al traste con los esfuerzos de Archimonde. Silandris fue testigo de la explosión cegadora que en un instante asoló todo el bosque circundante y el propio Nordrassil. Para todos los Elfos de la noche éste suceso marcaría un día oscuro para los hijos de las estrellas, y sólamente la certeza de que Tysha volvería para seguir guiándola calmaba en parte la amargura de la victoria pírrica para la joven Silandris. La novicia encontraría más tarde un hogar en el joven árbol de Teldrassil, acompañando a su mentora en sus labores como sacerdotisa en el Templo de la Luna, donde la mismísima Suma sacerdotisa Tyrande reside a día de hoy. Es en este ambiente de relativa calma donde la novicia concluiría con sus lecciones finales y tendría el honor de colaborar en algunas de las ceremonias oficiadas por la Hermandad. Para la mentora de la joven Silandris no podía caber más orgullo al contemplar en lo que su aprendiza se había convertido, comprendiendo rápidamente que el potencial de la novicia tan sólo podía desarrollarse poniendo en práctica lo aprendido. Así pues llegó la noche en la que Tysha hizo llamar a su protegida y con la seguridad propia de una persona convencida en sus palabras, comunicó a Silandris su creencia de que ya estaba preparada para hacer frente a su última prueba como novicia y experimentar las lecciones que el mundo podía ofrecer, así esclarecería su conexión con la Diosa y de paso demostraría ser merecedora de los tatuajes faciales que señalarían su adultez. El miedo a tomar semejante paso tomó por completo a la joven Kaldorei inicialmente, pues durante su largo entrenamiento había desarrollado inevitablemente una dependencia en las hermanas de Elune y en especial, en aquella que desde su encuentro en Astranaar años atrás siempre había traído consuelo y guía. Con gran pesar, Silandris llegó a la misma conclusión a la que había llegado su mentora antes que ella, si deseaba progresar y aspirar algún día a unir su canto al del resto de sacerdotisas tendría que experimentar el mundo que la rodeaba por si misma, sólo de ese modo comprendería verdaderamente el significado de los valores que habia aprendido a lo largo de su vida. Comprendiendo que quizás sus pasos la llevarían lejos de la Corona de la Tierra durante demasiado tiempo, Silandris preparó sus enseres de viaje y tomó el arco que su difunto padre le había entregado en lo que parecían siglos, su viaje para ampliar sus conocimientos del mundo estaba por comenzar... ¿Quién puede asegurar a dónde la llevaría el sendero del destino?
  3. "La fe es el principio de todo. Si tu dominio de las energías arcanas es aceptable, aunque no muy fuerte, eso no te impedirá convertirte en hechicera. Sin embargo, si tu fe es aceptable pero no lo suficientemente fuerte... nunca serás sacerdotisa." -Suma Sacerdotisa Dejahna Nombre: Silandris Estrellapálida Raza: Kaldorei Sexo: Mujer Edad: 149 primaveras Altura: 2, 14 m Peso: 96 Kg Lugar de Nacimiento: Polvo Estelar, Vallefresno. Ocupación: Iniciada de la Hermandad de Elune. Historia completa Descripción física "¡Estas mujeres luchan con una furia sin igual! jamás he visto algo parecido. Son... guerreras perfectas" - Grommash Grito Infernal Aquellos que han visto a los hijos de las estrellas son conocedores de que su fuerza no sólo reside en su basta comprensión del mundo sino también en la fortaleza de sus cuerpos mortales, Silandris no es una excepción a esta norma y es un vivo ejemplo de la herencia que corre por las venas de todos los Elfos de la noche, apartando los rasgos que la diferencian del resto de sus congéneres. Debido a esto su silueta femenina es esbelta para los estándares humanos y con unos músculos tonificados que si bien no llegan al grado de entrenamiento de las letales Centinelas es un indicativo del estilo de vida dinámico usual entre su pueblo, sus piernas están acostumbradas a recorrer los bosques de belleza mística que cubren la parte norte de Kalimdor y sus brazos están hechos al desgaste físico de las Lunas de fatigoso trabajo en los diversos Templos en los que ha permanecido a lo largo de su corta vida. Su peso no se aleja mucho de lo normal entre las elfas nocturnas, es liviana a pesar de su complexión atlética por lo que no sería extraño que un humano grueso o fornido pesara más que ella. Asímismo su altura se aleja del estándar humano, alzándose más allá de los dos metros pero sin llegar a la altura de los varones de su raza, todo ello la lleva a reflejar la imponencia y aspecto salvaje que convive con su belleza exótica e inhumana. Su rostro es una combinación extraña, por una parte está limpio de toda mácula. Ninguna cicatriz o desperfecto adorna sus facciones marcadas y por otra parte carece de los tatuajes faciales propios del sexo femenino de su raza, indicativo de que aún no puede ser considerada una adulta a pleno derecho y debe de llegar la noche en la que tenga que probar que es merecedora del orgullo de portarlos. Esta ausencia de adornos revelan con claridad las facciones marcadas y finas, al observar su rostro no da la impresión de ser la cara de una jovencita sino la de una mujer hecha y derecha, nadie podría afirmar su juventud de no ser por la remarcable ausencia de las marcas tribales. Como rasgo destacable cabe señalar su cabello violáceo, el cuál no suele crecer más allá de la espalda media y tiene por costumbre a amoldarse en coletas dependiendo de la labor a realizar, a pesar de esto lo más normal es verlo extendido hacia atrás en cascada y con discretos adornos naturales, comúnmente hojas caídas de árboles o pequeñas artesanías hechas con plumas de ave atadas en algunos mechones. Las manos en contraste están moldeadas por su insistencia en practicar la arquería, lo que le ha conferido una coordinación ojo-mano que compagina bien con su otra competencia destacable: el tratamiento con medicina natural y los importantes primeros auxilios que ha aprendido de forma básica gracias al aprendizaje que le han proporcionado las benevolentes Hermanas de la Hermandad de Elune. Por último su voz mantiene una entonación suave que podría considerarse armoniosa en el canto, talento artístico que lleva desarrollando desde su infancia con ayuda de su mentora y que ha ido perfeccionando en las ceremonias como Novicia de la hermandad. Después de todo en ocasiones sólo el canto de una voz pura puede aplacar los odios de las disputas como cuentan las leyendas sobre la Dama blanca de los elfos de la noche. Descripción Psicológica "Para aquellos que vivirán para contemplar las edades del mundo la comprensión de todo cuanto les rodea es más que una lección a aprender: es un legado" Bajo esta premisa la infancia de Silandris sirvió como telón de fondo para mantener una comprensión del mundo reservada para los Kaldorei, unas convicciones que en la actualidad y con su relativa juventud mantiene aún de forma inalterable, pues es su derecho de sangre y nacimiento templar sus pensamientos con sabiduría y sus actos con mesura. Para ella no hay mayor sacrilegio que la desforestación caprichosa de un entorno natural ni mayor necio que aquél que se esfuerza en contradecir el orden natural de las cosas. Su carácter arrojado y enérgico es tan sólo una manifestación de su escaso tiempo en el mundo comparándolo con el del resto de sus hermanas, un testimonio de su predisposición a probarse a si misma dentro de la sensatez y así hallar el equilibrio de mente y cuerpo que su gente persigue con el paso de los siglos. Esto hace de la joven Kaldorei una persona comprometida con sus metas y aquello a lo que puede considerar un "deber", su disciplina a la hora de abordar un desafío podría sorprender a razas más jóvenes con su comprensión de que la unidad a veces es una virtud necesaria para derribar formidables barreras, por lo que no es extraño que se someta a acatar las indicaciones de aquellos que muestran sensatez en sus acciones. Su creencia ferviente en la Diosa lunar de los elfos de la noche, Elune, se refleja en su profundo respeto por las Sacerdotisas lunares, es en ellas en quienes ve un ejemplo a seguir y en el que pensar cuando la ira se adueña de su corazón. No en vano debe a ellas su naturaleza piadosa y su empeño en contemplar la violencia como un último recurso para evitar daños mayores; toda vida es un valioso regalo de la Dama blanca y extinguir su llama debería de ser un pesar. Es esta figura idealizada de las devotas de Elune la que deja entrever en parte una herida emocional causada por la pronta pérdida de sus progenitores desde su infancia, su reacción natural de considerar a las Hermanas su familia y en especial a aquella que la crió como su madre de sangre causa inevitablemente un deseo irrefrenable de dependencia a su nueva familia. Podría decirse que a primera vista destaca como una persona introspectiva que impone una barrera de cauta cortesía para disuadir a los demás de ver más allá, esto es tan sólo una característica común que comparte con el resto de los Hijos de las estrellas y que la lleva a ser reacia al contacto prolongado con actitudes que sean sumamente opuestas a la suya a pesar de su siempre presente paciencia. Bajo la superficie de esta fachada es posible descubrir tarde o temprano una capacidad empática sorprendente en alguien generalmente cerrado con sus sentimientos, así como un espíritu fiel que ve las tradiciones ancestrales como una guía más que como una verdad absoluta, descartando completamente la soberbia élfica que a veces toma control de las palabras de Elfos nocturnos más venerables que ella. Voz Yolanda Mateos (Castellano)
  4. Atributos 6 Físico6 Destreza6 Inteligencia9 Espíritu6 PercepciónValores de combate 24 Puntos de vida36 Mana8 Iniciativa8 Ataque a Distancia (Arco largo)8 Ataque a Distancia (Arco corto)8 Ataque CC Sutil (Combate desarmado ofensivo)8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo Destreza 2 Combate desarmado ofensivo 2 Bailar 1 Equitación 2 Escalar 2 Defensa 1 Nadar 2 Sigilo Inteligencia 1 Fauna (Mamíferos) 1 Leyes (Justicia Kaldorei) 1 Religión (Culto de Elune) 1 Sanación/Hierbas 1 Supervivencia 1 Conocimientos/Historia (Elfos de la Noche) Espíritu 2 Voluntad Hechizos: Dificultad 12: 2 Esencia Sagrada 2 Purificar agua Dificultad 14: 2 Sanación de toque 2 Detectar Malestar 2 Sello de Verdad Percepción 2 Arco largo 2 Arco corto 1 Advertir/Notar 1 Etiqueta 2 Música (Canto) 1 Rastrear 2 Reflejos Aptitud de combate Diestra Aprendiz: Escurridizo Escuelas/Especializaciones Sagrado
  5. ¡Por Khaz Modan! Tome mi like buen señor.
  6. No es ninguna de las dos cosas, al fin y al cabo todo el mundo sabe que Gilneas se viene en Noviembre.
  7. ¡Muy chulo el dibujo!, aunque no me quiero ni imaginar lo apretujadas que tienen que estar las orejas de Auric en esa capucha.
  8. Que la Gran Madre te colme de bendiciones, Alta Sacerdotisa. Tomo tinta y pluma tan pronto como me es posible con la esperanza de que este mensaje y las letras que en él se encuentran lleguen hacia tu persona en un tiempo razonablemente corto, aunque temo que debido a los últimos acontecimientos acaecidos en la Cañada Rocámbar y la distancia que separa el solitario hogar del pueblo Fúrbolg con el Templo de la Diosa madre dicho deseo sólamente pueda verse cumplido gracias a la intervención de los mismísimos Ancestros. A pesar de que la vida de Ursa y del retoño que se aloja en su vientre ha sido salvaguardada, los sucesos que llevaron a dicho desenlace no me han brindado alivio, sino sincera preocupación por los pesares que azotan con el paso de las lunas al Gran Jefe Ursul y los suyos. Me explayaré de la manera más concisa que me permiten mis facultades, confiando en ser capaz de construir una imagen fidedigna de los hechos que pueda, quizá, arrojar cierta luz sobre la sombra que en mi limitada sabiduría creo haber percibido cerniéndose sobre nuestros aliados en la Corona de la Tierra. El pueblo de Ursul sufre, hermana, sufre de inexplicables brotes de enfermedad que se llevan a los jóvenes y a los ancianos, mientras que los fuertes se debilitan y se ven imposibilitados en el cumplimiento de las tareas cruciales para la supervivencia de los Hijos e Hijas de los Osos gemelos. Este fenómeno no parece tener explicación más allá de aquella que la Sabia de la tribu me ha ofrecido. Parece ser que, sensibles al sufrimiento de la tierra circundante, nuestros aliados experimentan algún tipo de desgaste que se manifiesta en estas terribles enfermedades que varían en intensidad dependiendo del sujeto afligido. Esto, por supuesto, guarda estrecha relación con el caso que he debido tratar. Temo que la gravedad de la situación superó los parámetros que el hermano del respetable Circulo Cenarion y yo misma estábamos dispuestos a esperar en un inicio, pues los síntomas que afligían a la hija del Gran Jefe no parecían estar relacionados en absoluto con ninguna enfermedad de la que el experimentado Druida que me asistió y yo misma disponíamos. A razón de mantener cierta brevedad omitiré detalles, pero puedo jurar por las dos lunas y el Océano de Estrellas que la vitalidad de la convaleciente se disipaba paulatinamente con el paso de las noches, haciéndola experimentar una lenta agonía. En retrospectiva, debí de haberme percatado del elemento parasitario que parecía girar en torno a este mal, como pronto haré ver con mis siguientes palabras. Desesperada y comprendiendo que no solo una sino dos vidas se encontraban en grave peligro, actué de manera impulsiva y carente de intelecto. Así pues, me dispuse a reunir los componentes necesarios para realizar un ritual de clarividencia que pudiera traer la milagrosa intervención de la Gran Madre para, con fortuna, disipar cualquier mal que atenazara la buena salud de Ursa. Faltante de experiencia y de la asistencia de hermanas más venerables que yo me vi obligada a cargar con el peso de la convocación y de sustituir a mis hermanas del Templo de la Diosa por aquellos hermanos y hermanas que me acompañaron el viaje, arriesgándome a un resultado nefasto que no solo podría haber puesto en peligro mi vida como catalizadora, sino la de todos aquellos que confiaron en mi. Con vergüenza me presentaré para recibir mi castigo si así lo consideras justo, Alta Sacerdotisa, pues a pesar de haber podido erradicar el misterioso mal que robaba de vida a Ursa con el poder de la Diosa madre no me es posible encontrar ningún ápice de alivio en la gesta, sino genuino arrepentimiento. En mi juventud, no me fue posible ver otro curso de acción. Tan solo pido que me sea brindada la oportunidad de concluir con mi labor en territorio Tuercepino para poder asistir a la Sabia de la tribu y a sus chamanes en el cercano alumbramiento. Que la Dama nos otorgue sabiduría y la Guerrera coraje en estos tiempos inciertos. - Silandris Estrellapálida, Iniciada del Templo de la Luna.
  9. "Cuando los demás reciban vida y energía de ti, tú también recibirás vida y energía de mí." //En construcción. Relato en proceso. Información Off-rol sobre la trama y comentario del Narrador:
  10. Haz lo que yo no puedo hacer. Por cierto, el hacha de ese enano es demasiado pequeña, ¿Cómo se supone que ha de expulsar a los Goblin de sus tierras?
  11. Fight me if you will, Warrior of Light. I care not. All who stand against me will be destroyed be they servants of the Darkness or the Light. By my blessing shall all men be sanctified, and an endless era of peace begin. Vice and conflict shall cease to be. You reject my divinity, yet what have you to offer my people in its stead? Bitter truth? Virtuous suffering? No matter, If you believe your cause just, I call upon you to defend it with your life!
  12. Posteo segunda ausencia indefinida. Con Battle for Azeroth a la vuelta de la esquina el poco tiempo que podría emplear para rolear por estos lares se esfuma. Eso, sumado a que llevo cerca de... ¿Un mes? sin actividad, hace fácil la decisión de aparcar este servidor para centrarme en otras cosas. Eso sí, esto no es un adiós sino un hasta luego. Os deseo a todos divertidos y fructíferos roles.
  13. Retiro la ausencia que posteé hace unos meses puesto que regreso al servidor. No iba a perderme el aniversario de Rol Errante.
  14. Anuncio ausencia indefinida. Desconozco si regresaré al servidor, pero independientemente de si me vuelvo a dejar caer por estos lares o no, deseo para toda la comunidad fructíferos y divertidos roles futuros. Hasta más ver.
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