Saltar al contenido

Imperator

Roler@
  • Contenido

    496
  • Registrado

  • Days Won

    37

Todo el contenido de Imperator

  1. Imperator

    [Ficha] Thordruk

    Atributos 7 Físico 7 Destreza 6 Inteligencia 7 Espíritu 6 Percepción Valores de combate 28 Puntos de vida 28 Mana 8 Iniciativa 8 Ataque a Distancia (Honda) 9 Ataque CC Sutil (Est combate Defensivo) 10 Ataque CC Sutil (Espada ligera) 10 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo Destreza 2 Est combate Defensivo 3 Espada ligera 3 Defensa 2 Sigilo Inteligencia 2 Leyes (Honor Orco) 2 Religión (Chamanismo) 2 Supervivencia 2 Conocimientos/Historia (Clanes Orcos) 2 Golpe de oportunidad Espíritu 2 Voluntad Percepción 2 Honda 2 Advertir/Notar 2 Reflejos Golpe de oportunidad. Escuelas/Especializaciones
  2. Imperator

    Thordruk

    No recuerdo un solo día de mi infancia digo cuando me preguntan sobre ella y, ¿miento por ello? Según sean los ojos de quien juzga. Quizás algunos comprendan que quiero olvidar, que no quiero recordar lo que sucedió. Para mi juicio, jamás tendré padre y mi madre murió hace tiempo. Otros querrán llamarme cobarde o que no debes olvidar para así aprender, pero ellos no saben nada pero creen saberlo todo, ese es su error. Durante la otra etapa de mi vida he vagado de aquí para allá por las tierras de los orcos, junto con una pequeña banda que se dedicaba al saqueo, trabajos de poca monta. Nada que pueda alzarse en gloria o que recuerden los grandes guerreros, eramos simples bandidos. Si había que matar, matábamos sin dudar, si había que proteger, lo hacíamos ciegamente siempre que la paga fuera buena. Nuestro comportamiento no era el de un orco noble, ni siquiera diría el de uno simple, pero eramos la escoria sin clan a la que no quería nadie, a la que nadie le importaba, y quizás nuestra venganza contra todos era esto, servir como si de escoria se tratase, pues no eramos más, simple y llana escoria. Pero como todo en esta corta vida, cambia por situaciones en las que nunca esperarías, y quien esperaría que un grupo de 6 orcos fuera abatido por uno solo...Quizás él. Pensamos que sería algo fácil, un viejo con una espada caminando solo por los caminos con una carreta. Era algo fácil, necesitábamos suministros y ese orco estaba en lugar equivocado, aunque más tarde fuimos nosotros quienes estaban en el lugar equivocado. Nos acercamos, dos apuntando al viejo con sus arcos y otros dos rodeando, con sus hachas preparadas, dispuestos ha acabar con el si fuera necesario. Los dos restantes nos acercamos de frente, dispuestos a intentar convencer al viejo orco o quizás jugar con el, nada honorable, sin duda, pero a quien le importaba en ese tiempo. Unas palabras malsonantes y unas amenazas para que nos diera todo lo que estaba en su poder, pero el viejo no respondió. Tan solo su diestra hizo un rápido movimiento y su espada llameante atravesó al orco que estaba a mi lado en un abrir y cerrar de ojos. Ni siquiera los que estaban a su espalda pudieron reaccionar. Las primeras flechas silbaron, el orco ya estaba lejos de su trayectoria, su hoja había impactado contra los orcos de su retaguardia. La sangre corría por la tierra seca de Durotar, los otros dos restantes corrieron, no querían que su sangre también se derramase. Solos yo y él, mirándonos fijamente sin realizar ningún movimiento. Lo único que pudo hacer mi cuerpo fue paralizarse y mi mente preguntar como había hecho tal cosa, pero no fui capaz de decir ni una palabra, simplemente estaba paralizado. El viejo simplemente envainó su espada y continuó su camino con la carreta, ignorando mi presencia como si nunca hubiera estado ahí. Ignoré los cadáveres desmembrados y aún calientes del suelo y corrí, siguiendo al viejo. Dejé sus cadáveres allí, sí, pues no merecían un entierro de un orco, no eran orcos, no tenían honor y debían estar allí como los perros que eran, todos lo sabíamos, nadie cuestionaría mi decisión, o eso es lo que pensaba yo. Durante un tiempo le seguí, quizás fueron días horas o minutos, pues no tuve la noción del tiempo, no importaba, mi meta era saber de donde venía, quien era y como había luchado de tal forma. Pero el viejo de repente encendió un fuego y se sentó, en silencio, observando el fuego durante bastante rato, tanto tiempo, que incluso pensé que se había muerto mientras lo hacía. Me acerqué sigilosamente hacia el viejo e intenté llamar su atención con un leve silbido, evitando sorprenderle por si se le ocurría usar la espada llameante de nuevo. El viejo gruñó y desvió su mirada hacia mí. Él preguntó y yo respondí, simplemente por tener un momento de seguridad. Al sentarme junto a él con el fuego de frente, seguí preguntando de su manejo, de donde provenía y porque me había dejado. El respondía de forma directa y clara, sin miedo en sus palabras y yo lo agradecía. Reuní el valor, le pedí que me enseñara, aunque en todo momento esperé su negativa. Dijo que sí. No supe que camino iba a seguir en ese momento, pero lo descubriría en los meses siguientes, y no me arrepentiría de ello. Su nombre era Turrok, yo le llamaría maestro. Mi nombre era Thordruk, él me llamaría aprendiz.
  3. Imperator

    Beric Blackwood

    Nombre: Beric Blackwood Atributos 8 Físico 6 Destreza 6 Inteligencia 6 Espíritu 7 Percepción Valores de combate 32 Puntos de vida 24 Mana 8 Iniciativa 10 Ataque CC (Alabarda) 10 Ataque CC (Espada pesada) >9 Ataque a Distancia (Pistola de chispa) 8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 2 Alabarda 2 Espada pesada Destreza 2 Defensa Inteligencia 2 Artillería (Cañones) 2 Supervivencia 1 Conocimientos/Historia (Reinos Humanos) 2 Golpe temerario Espíritu 2 Voluntad Percepción 2 Pistola de chispa 1 Advertir/Notar 1 Reflejos Golpe Temerario Escuelas/Especializaciones
  4. Imperator

    Beric Blackwood

    Beric es un hombre grande, fornido y de gesto tosco. Su cuerpo está marcado por antiguos tatuajes que marcan una vida precaria y conflictiva, al igual que la cicatriz que marca su rostro. De pelo negro y largo, desaliñado, acompañando así su aspecto, porta una frondosa barba descuidada. Sus ojos marrones mantienen una furia interna incapaz de retenerse en su interior, más nada destaca de este hombre salvo la desconfianza que causa al poner un pie en cualquier poblado. Descripción Psíquica Beric es un hombre de pocas palabras, desconfiando de la mayoría de personas, más sabe cual es su lugar y mantiene la compostura con quien sabe que debe mantenerla. Pese a su aspecto, es una persona que mantiene su temple, más su furia contra los enemigos es casi incontrolable. Carece de cualquier empatía para con sus enemigos, asesinando sin piedad aquellos que se le ordena o cree que deben merecerlo. Ficha Rápida Si (300 palabras mínimo) Historia La mujer con el labio partido y casi sin respiración, cesó su llanto por unos instantes. Para pronunciar unas leves palabras, esta vez si había aprendido a vocalizar. -Sra. Halton: "P-porf..avor...Os d-daré lo..q-queráis...Per...o por la L-luz...N-no la hagáis da..ño" *Acarició con un valor que casi admiraba mi entrepierna, ofreciendo su cuerpo por aquello que intentaba proteger, más negué lentamente, acariciando su rostro y retirando aquellas lágrimas que invadían sus rojizas y sangrantes mejillas* -Beric: "Oh, Sra. Halton. Ni todos los placeres que podéis ofrecerme en el lecho podrían pagar el valor de aquello que he venido a buscar, lo siento" *Desenvainé la daga de mi cinto y atravesé su cráneo por la zona inferior, donde se encontraba la mandíbula. La daga no salió por la otra parte, más el sonido ahogado y el cese de sus esfuerzos por liberarse había cesado, por fin todo estaba tranquilo* Tiré el cadáver de la mujer hacia un lado, sin dar demasiada importancia a ello. Removí la casa y todos sus muebles durante largos minutos, destrozando cada trozo de madera que formaba un mueble, más después de casi darse por vencido, tras unas pieles descubrí la trampilla que llevaba a lo que sería un sótano. Abrí aquella trampilla, no sin antes recoger el farol de la fallecida Sra. Halton y descendí por aquellas escaleras que crujían por cada paso que daba. En el final, alcancé aquello que la familia Halton protegió con su vida hasta el final. Una hermosa niña, la cual había nacido con una noble melena rubia, diferente por supuesto a los padres que se encontraban muertos arriba. La niña permanecía vestida con un vestido cosido a mano de color azul y sus brazos estaban atadas por una cadenas de hierro a las vigas que sostenían aquel lugar. Esta permanecía durmiente, inconsciente por algún brebaje. Examiné su cuerpo, buscando el origen de su encierro y lo hallé sin demasiada dificultad. En su antebrazo, una marca de mordisco cubría casi todo su brazo. Este mordisco pintaba feo, incluso pelos de color blanco comenzaban a florecer alrededor de la mordedura. Faltaba poco para que cediera ante la maldición huargen. -Beric: "Pobre Sr. Halton...Te defendió hasta el final cuando sabían que tu vida llegaba a su fin. Yo enmendaré los errores de tu progenitor" Desenfundé la pistola de chispa que ocultaba en mi cinto, retirando el seguro de hierro que impedía que se disparase con facilidad. Apunté a la cabeza de aquella niña que rondaría los 11 años de edad, más mis dedos se quedaron inmóviles. Era incapaz de disparar aquella niña a sangre fría. Negué lentamente y guardé mi pistola. Me incliné de nuevo y acaricié aquella niña por última vez. Abrí el farol, rociando el aceite sobre esta. Más cuando estuvo preparada tiré el farol contra el suelo, propagando un fuego que tarde o temprano llegaría hasta ella. Decidí marcharme de aquella casa, recogiendo ambas armas que aún permanecían clavadas en los cadáveres. Me alejé de aquella hacienda, mientras los fuegos consumían cada trozo de madera. La lluvia había cesado, permitiendo que el fuego invadiese todo el lugar...Era lo mejor, sí. Decidí volver sobre mis pasos, debía cobrar por la justicia que había llevado a cabo esa noche.
  5. Imperator

    Una madre perdida.

    Era extraño vislumbrar a estas criaturas fuera de sus nidos, mucho más que se atrevieran a atacar y matar grupos más numerosos. Por desgracia, una víctima sufrió una herida mortal y no se logró encontrar su cadáver cuando la criatura se lo llevó. Como era de esperar, sonó la alarma y se advirtió a la hermandad de Centinelas que acabaran con la bestia. No se esperaba una amenaza excesiva para hermanas formadas, por lo que se envió a las más novicias para que pusieran a prueba su temple y habilidad. Ayudadas por un druida y un furbolg, se adentraron en el bosque y dieron caza a la criatura, que para su desgracia, había enloquecido y no tenía salvación. Sin embargo, se advirtió que la criatura estaba infestada por una magia repulsiva y vil, algo que no era ajeno para los Kaldorei. Siguiendo su origen, se pudo dar con el nido de esta madre, la cual había enloquecido debido a la corrupción de sus huevos. Comprendiendo que era mejor advertir a otros más versados, el grupo llegó al acuerdo de entregar los huevos a los druidas y avisar a la hermandad de centinelas de el origen de la corrupción. Así pues, una de las hermanas Centinelas informó que encontró un rastro de pezuñas, explicando así que quizás el causante pudo ser un vil sátiro. Sin ninguna duda, la hermandad salió en su busca para cazarlo. Consecuencias: - Los recolectores de bayas han vuelto al trabajo gracias a la labor del grupo. - Los druidas han tomado los huevos, con esperanzas de que quizás puedan sanar. - Las centinelas han advertido la guarida del sátiro, al cual darán caza. - Los Furbolg Piel de Cardo protegerán a los recolectores y velarán por la seguridad de las criaturas que allí se encuentren gracias a las advertencias de uno de los suyos. Participantes: @Psique como Xargos. Habilidades usadas: Fauna, Sigilo, Buscar, Advertir/Notar, Forma Voladora, llamada natural, comunión astral. @Elireth como Dicea. Habilidades usadas: Guja de guerra, sigilo, Fauna, Buscar, Advertir/notar y rastrear. @Prototaip como Gorf. Habilidades usadas: X @Imperator como Selanna. Habilidades usadas: Arco Largo, Defensa, guja ligera, sigilo, Fauna, Buscar, Advertir/notar. Gracias a los participantes por venir a este pequeño eventillo.
  6. Imperator

    Aedan Gisors

    Ficha Generada Atributos 8 Físico 6 Destreza 6 Inteligencia 7 Espíritu 6 Percepción Valores de combate 32 Puntos de vida 28 Mana 8 Iniciativa 14 Ataque CC (Maza de guerra) 12 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 6 Maza de guerra Destreza 6 Defensa 1 Equitación Inteligencia 2 Leyes (Reinos Humanos) 2 Religión (Luz Sagrada) 2 Conocimientos/Historia (Reinos Humanos) 1 Conocimientos/Historia (Magia Oscura) Espíritu 2 Voluntad 4 Imbuir Arma 2 Reprender esencia 2 Toque de Luz 2 Golpe de Cruzado 2 Proteger Esencia 2 Ojo por Ojo Percepción 2 Reflejos 1 Advertir/Notar 2 Etiqueta Toque de Luz, Reprender Esencia, Golpe Temerario, Imbuir Arma Escuelas/Especializaciones Represión Aptitudes físicas: Golpe temerario
  7. Imperator

    Aedan Gisors

    Aquellos días se decían que eran tranquilos. Las tierras altas eran unas tierras duras, con un clima salvaje y una fauna acechante ante el más débil. Muchos decían que estas tierras forjaban a los humanos más duros de todos los reinos, más aunque no era mentira, tampoco debía ser cierto del todo. Yo vivía al norte de la región, cerca de las montañas y los bosques, donde albergaban los infames trols. Aunque era una región dura, los nobles protectores ofrecían una seguridad que rara vez se veía comprometida, pese a que las disputas entre ellos fueran constantes. Al menos todo fue así hasta el infame día en el que la vida y la luz se apagó para mi pueblo. Todo empezó con el vuelo de unas criaturas, a lo que al principio creimos que eran grifos, criaturas que montan los enanos de más allá de las montañas, más sus figuras eran aberrantes y poca descripción podían tener. El pueblo cerro la empalizada, esperando quizás así defendernos de cualquier atacante, más no se pudo. Su avance no solo era fuera, pues en un abrir y cerrar de ojos, también estaban dentro. Su caballería, pesada y resonante se abrió paso por los muros derruidos, limpiando todo a su paso. Niños, mujeres y hombres cayeron ante el embate de los no-muertos. Los menos afortunados, pudimos vivir para contarlo y escapar, con el recuerdo horrible en nuestras mentes que nos acompañaría de por vida. Toda la región fue consumida por el miedo y el odio, una marca negra que sería la vergüenza para muchos durante todo el tiempo que restaba de vida. Los que pudimos sobrevivir nos refugiamos en la zona central del reino, así como luego fuimos devueltos a la capital con la esperanza de que allí se ocuparan de nosotros. No eramos más que un desecho de vergüenza que nadie quería ocuparse, y la situación en la capital para mi pueblo no fue mejor. Desesperados, algunos se alistaron, otros pidieron por las calles o aceptaron trabajos de dudosa moralidad. Lo menos frecuente, una pequeña niña y yo, que rotos en alma, encontramos refugio y consuelo en el seno de la Iglesia. Eramos personas simples que habían caído en las manos de la Luz, que con dicha decidimos servir. Ella decidió seguir una senda de paz y tranquilidad, yo, sin embargo, al principio motivado por la venganza, decidí entrar a la Mano de Plata como neófito. Lo que en un principio era una motivación indeseable, mi corazón se abrió a la fe y la esperanza, creyendo en el camino de virtud. Aunque a los ojos de la Orden, todavía estoy a prueba, creo en mi tenacidad para suprimir tales deseos de venganza y servir a las personas que también se han rendido y han perdido aquello que amaban. Obligado por devoción y salud espiritual, abandoné mi tierra natal y me dispuse a marchar hacia la gran isla, allí donde el mar y la sal habitan en su mayoría. Mi misión, escoltar y encontrar mi mente en una tierra lejana, forjarme como neófito para alcanzar el derecho de ser Iniciado y ganarme el respeto de mi orden. Pero no me ganaría el respeto matando, sino transmitiendo los valores de la Luz, y llegando a los corazones en los que allí se ocultan. -Y esa es mi historia. *Comenté a la barquera, que sin ninguna dudano había estado escuchando en el mayor transcurso del viaje, tan solo se mantenía con la mirada fija hacia el frente, remando de forma constante y en completo silencio* Supuse que no iba añadir nada a todo lo que yo tenía que decir, sin embargo, el transcurso era largo, así que solo me quedaba preguntar de forma directa algo de información a la mujer. Sin duda, saber moverse por la ciudad y la zona era algo que me vendría bastante bien para desenvolverme por el lugar. Ella me aconsejó, más también me advirtió de que no cruzase el umbral que llevaba a la zona norte de la isla. Decía que allí habitaba un mal antiguo conocido como el Drust. No supo describirme que era o que podía significar para todos, solo que aquel que se adentraba en aquel bosque, caía preso de una magia tan oscura como antigua. Comuniqué de tal mal a mis superiores en la ciudad, los cuales sin duda estaban al tanto de la situación, pero que en Boralus carecían de toda autoridad o medios para poder actuar al completo, por lo que me recomendaron, siempre con precaución, que me andetrase o reuniera la información posible de ese lugar para poder actuar con la mayor rapidez posible, pues quizás no era tarde para abordar el problema cuanto antes y dar así una imagen de confianza a todo el reino de Kul´Tiras. Decidí buscar aquella barquera que en un inicio me había habladod e aquel lugar. No me fue dificil, pues habitaba la zona baja, cobrando a los traunseuntes por cruzar el río que dividía la ciudad con su vieja barca. Al principio se mostró recelosa ante la idea, el solo pensamiento de tener que transcurrir aquellas aguas hasta esa tierra maldita era sin duda una idea escalofriante. Sin embargo, una promesa de dinero consiguió una promesa de que al menos, me diera un viejo mapa para poder guiarme y que me llevaría hasta la costa cercana, pero que luego se daría la vuelta. Era un trato razonable, no podía culpar a la mujer de no querer pisar aquel lugar, no voy a mentir en que yo tampoco quería hacerlo, más mi deber para con mi orden requería un esfuerzo mayor y debía enfrentar cualquier temor que pudiera devorarme y hacer que la virtud de la tenacidad cayera en saco roto. No era el momento de fallar, por lo que envalentonado, preparé mi petate a la espalda y me cargué sobre aquella barca. Esta crujía, y me levantaba sospechas de que no pudiera soportar el peso con la armadura, más no decepcionó en ningún momento y consiguió llevarnos hasta aquel oscuro lugar. Por desgracia, tuvimos que volver cuanto antes, pues las advertencias de la mujer eran ciertas, aquel lugar estaba maldito.
  8. Imperator

    Selanna Shel´daren

    Nombre: Selanna Shel´daren Atributos 6 Físico 7 Destreza 6 Inteligencia 7 Espíritu 7 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 28 Mana 9 Iniciativa 9 Ataque a Distancia (Arco largo) 9 Ataque CC Sutil (Guja ligera) 9 Defensa Habilidades Físico 1 Atletismo Destreza 2 Guja ligera 2 Defensa 2 Sigilo Inteligencia 2 Fauna (Mamíferos) 1 Religión (Culto de Elune) 2 Supervivencia 2 Tiro preciso Espíritu Percepción 2 Arco largo 2 Advertir/Notar 1 Rastrear 2 Reflejos Tiro preciso Escuelas/Especializaciones
  9. Imperator

    Selanna Shel´daren

    @Psique Gracias por el edit de la imagen, señora. Aquella noche, siempre iluminada por las dos lunas, jugaba junto al estanque. A veces, podía ver a los mismos peces bailar en la misma sintonía que con el agua en movimiento. Aquello me hacía feliz, de una forma tan simple que no podía dejar de desear pasar el resto de mi vida en aquel estanque. A veces, venían algunos venados u otros animales…Incluso pude ver acercarse a un sable de la noche en la cercanía para beber. Todo aquello me era enseñado e inculcado por mi hermano. Nuestros padres tenían demasiados quehaceres, demasiados viajes y trabajos como para poder atenderme, por lo que siempre acompañaba a Xargos en sus labores por el bosque. Al principio sentía miedo cuando caminaba con el por el bosque. No lo conocía del todo, pero rapidamente me alzó en sus hombros cuando noté mi incertidumbre y me explicó cada rincón del bosque, animal y vida que crecía en este, inculcandome la importancia y el valor de todo lo que nos rodea. Aquellos seres no eran mejores ni peores que nosotros, eran parte de nuestra sociedad y a la vez, ajenos a ella. Convivían en armonía y a veces, aunque consideráramos hostiles sus acciones, no eran por maldad, sino por necesidad o supervivencia. Me explicó como una cadena nos conecta y une, provocando así una unión tan fuerte durante siglos que ha hecho que podamos seguir viviendo en armonía y paz. Todo aquello me hacía ver un mundo que hasta entonces, era desconocido para mí. Y quise aprender más, y mi amado hermano, no tuvo reparos en darme su sabiduría. Me explicó por qué caen las hojas y por qué deben volver a salir, así como que a veces hay que dejar morir a una criatura por el bien de otra y que tales actos no eran crueles, sino necesarios. Me enseñó la belleza de los animales y seres que nos rodeando y lo que hacen cuando no miramos. Como dar de comer a una criatura de la que tenías miedo como una araña, como acercarte e incluso poder montar en alguna durante unos breves instantes. Cada minuto con el era algo más que una enseñanza o lección, era una vida que no quería abandonar. A medida que crecía, antes de que las marcas de madurez fueran puestas en mi rostro, soñaba con la idea de acompañarlo en su misión y de poder aprender mucho más de lo poco, pero abrumador, que había conocido. Quise ser como el, sin embargo, no estaba permitido. Según nuestra sociedad, las enseñanzas más arraigadas de la naturaleza no podían ser accesibles a las mujeres, así como el clero devoto a la Diosa no aceptaría hombres. Todo esto comenzó y creó en mi una mácula de separación con mi amado hermano, que poco a poco nos fue separando hasta tal punto que no se podía arreglar el dolor que nos separaba. Dejé de querer ir aquel estanque, de observar a los animales en los bosques, de montar a hombros de mi hermano. Dejé de querer ser yo para ser otra persona y aquello que se podía esperar de mí. En un inicio, fue un sentimiento rebelde con esperanzas de poder cambiar algo, sin embargo, aquel comportamiento solo hizo separarme de el. Ya no pasábamos los días juntos, pues decidía quedarme alejada de el a modo de castigo, más era un castigo tan sufridor para el como para mí. Mi admiración constante a su persona, así como el amor que le profesaba estaba enturbiado, pero tan solo quería que una noche, volviera a recogerme en sus hombros y guiarme de nuevo por aquellos bosques donde solo podíamos estar en compañía de aquellos de los que tanto quería aprender. Hubo un día en el que apreció, viendo que mi deseo era real. Sin embargo, no fue un ofrecimiento de ir al bosque lo que fueron sus palabras. Se marchaba, y no sabía cuando iba a volver. Aquello rompió en mil pedazos lo que era mi admiración y amor por el. Me abandonaba, sin más, con una excusa de deber hacia nuestro pueblo. Que mis lágrimas, insultos y pataletas eran una injusticia…Y que debía entenderlo. Hoy en día puedo entenderlo, pero la sensación de abandono jamás se ha escapado de mí desde aquella noche. Aquella noche. Donde decidí dormir junto aquel estanque entre unas lágrimas que no cesaron en ningún momento con tan solo dos testigos en el cielo. Aquella noche, donde vi como mi corazón se nublaba con dolor e ira por los caprichos de una niña, una niña que tan solo quería ser como su hermano y estar junto a el. Aquella noche. Donde se forjó un muro alrededor de mi corazón y alma donde nadie podría entrar jamás y que no pudiera enturbiar mis sentidos. Donde nació una guerrera para el pueblo kaldorei que jamás se vería intimidada por nada ni por nadie, que jamás volvería a sentirse abandonada. Tomé el arco y decidí centrar aquellos sentimientos negativos en algo productivo. Fortifiqué mi cuerpo y mente, así pues, me sentía invencible ante cualquier adversidad. Con la llegada de la muerte y la destrucción de Hyjal, pese a la victoria obtenida, perdí a mis padre. Ninguna lágrima descendió por mi mejilla, pues la perdida era parte de mi camino ahora. Y después de todo, volví a verlo a el y todo aquel muro que creía impenetrable, cayó de nuevo sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo. Era mi hermano, lo amaba y por ello, también había aprendido a odiarlo.
  10. Imperator

    Anthony Bélenger

    Nombre: Anthony Bélenger Ficha Generada Atributos 8 Físico 7 Destreza 6 Inteligencia 6 Espíritu 6 Percepción Valores de combate 32 Puntos de vida 24 Mana 8 Iniciativa 10 Ataque CC (Mandoble) 9 Ataque CC Sutil (Lanza ligera) 9 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 2 Mandoble Destreza 2 Lanza ligera 2 Equitación 2 Defensa Inteligencia 2 Conocimientos/Historia (Reinos Humanos) 2 Golpe temerario Espíritu 2 Voluntad Percepción 2 Advertir/Notar 2 Reflejos Golpe temerario Escuelas/Especializaciones
  11. Imperator

    Anthony Bélenger

    La historia de Sir Bélenger comienza de muchas formas para cada uno. A veces muchos cuentan de que lo vieron por primera vez cuando los orcos atacaban desde las montañas,salvando al pueblo montado en su noble corcel, con lanza en mano, derrocando al enemigo con la extraña belleza de la batalla. Otros lo conocen como el bastardo que se batía en duelo con los "caballeros" malandrines que se aprovechaban de su estatus social para ganar dinero y fama, una buena vida, que en cierto modo todos deseamos, al menos todos menos Sir Bélenger. Incluso algunas leyendas dicen que sirvió en la caballería de Lordaeron y acabó con muchos de sus enemigos, sin duda, era todo un héroe para su gente. Pero en la realidad de todo esto, es que nadie lo conocía verdaderamente, todos desconocían sus defectos o incluso sus mayores virtudes, que no fueran el combate. ¿Le gustaba leer, la poesía, la música e inclusive el amor? Pocos por no decir casi nadie podía responder tales preguntas. Y sus defectos...Nadie pasaba tanto tiempo junto a el como para poder nombrarlos, muchos de sus compañeros de la antigua caballería decían que era testarudo, solitario y sin duda, no tenía madera de líder, pues siempre prefería la soledad, el silencio y tan solo su espada como compañera y por ello jamás llegó a ser alguien en el ejército. Pero...¿por qué luchaba? No quería fama, ni dinero, mucho menos tierras o damas a las que coertejar. Solo pedía reparaciones en su armadura, comida y bebida para el y su caballo y partía con lo puesto. Jamás tuvo gran fortuna y mucho menos aspiraba a la alta nobleza. Todos sabían que Sir Bélenger procedía de una casa noble media, el tercero de cuatro hermanos. Jamás heredaría nada, aunque se le concedió el título de Sir, muchos sabíamos que habían sido sus proezas en las antiguas guerras las que le habían otorgado tal honor y no su sangre. Nunca estuvo con su familia, siempre prefirió la compañía del camino y su noble corcel, pero dicen que no siempre estuvo solo, que una vez se enamoró, que dejó la espada de lado y con el dinero ganado durante su estancia en el ejército compró una pequeña hacienda, donde estuvo con una buena mujer. Pocos conocen que ocurrió con tal historia, muchos dicen que la peste de Lordaeron se llevó a su amada e hijo, otros dicen que el mismo fue quien la mató debido a que la locura se apoderó de ella. Pero desde la sinceridad de mi corazón, sé que tales habladurías son mentira. Siempre portaba el medallón con el retrato de su amada, colgado en su cuello y en las noches fría se aferraba a el como si fuera ella quien la estuviera en realidad. ¿Y su hijo? ¿Murio por la peste o no jamás nació? ¿A caso fue una niña? Como he repetido muchas veces, casi nadie lo sabe, salvo unos pocos "privilegiados" que contaban con la confianza del viejo caballero. El día de su caída fue triste para Tarren, su hogar, aunque no sorprendió. Durante las guerras contra los No-muertos del príncipe traidor, Sir Bélenger cabalgó de nuevo con la resistencia de Lordaeron, intentando detener, sin éxito, el avance de la muerte. Muchos murieron aquel día, y muchos otros fueron levantados. No le hizo ningún mártir tal destino, pero simplemente, con el tiempo, fue diferente al resto de sus "hermanos". Después de que la Dama Oscura viniera y tomara a sus "Renegados", Sir Bélenger la sirvió como la mayoría y se unió a la guardia de la muerte. La última vez que vi a mi padre, fue en el momento que perdonó la vida a unos soldados derrotados, rendidos ante la superioridad del enemigo. Tomó su corcel caído, envainó su antigua espada, la cual no tenía la misma belleza de antaño y con una voz susurrante y escalofriante nos dijo que aceptaba nuestra rendición, y se marchó. El caballero que una vez fue blanco, hoy camina de negro, luchando por la nueva corona de Lordaeron, luchando por su pueblo y su deber jamás acabará hasta que la Luz decida que sea su momento de nuevo, pero hasta entonces, el caballero negro seguirá impartiendo justicia y devolviendo el honor a sus tierras marchitas.
  12. Imperator

    Harry

    Nombre: Harry Ficha Generada Atributos 6 Físico 7 Destreza 7 Inteligencia 6 Espíritu 7 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 28 Mana 9 Iniciativa 9 Ataque a Distancia (Rifle de chispa ) 9 Ataque a Distancia (Pistola de chispa) 9 Ataque CC Sutil (Espada ligera) 9 Defensa Habilidades Físico Destreza 2 Espada ligera 2 Equitación 2 Defensa 1 Nadar Inteligencia 2 Leyes Imperio Humano 2 Apuntado diestro 1 Tortura Espíritu Percepción 2 Rifle de chispa 2 Pistola de chispa 2 Música 2 Reflejos Tiro certero. Escuelas/Especializaciones
  13. Imperator

    Harry

    Descripción Psíquica Harry es un hombre quebrado, que expresa sus sentimientos en ira, agresividad, sexo, odio y alcohol. No está bien, no suele tratar bien con la gente y a menudo es hiriente o despreocupado, salvo con una persona en especial. Ficha Rápida No (1000 palabras mínimo) Historia Aquel día pensaba constantemente en lo mismo. La jarra de cerveza casi vacía, siendo la cuarta que acompañaba en esta velada. El sol todavía estaba en lo alto, y tenía oro suficiente como para mantener esta vida por lo menos un mes. ¿Luego? Quien sabe, luego podría morir y ya. No era el mejor plan del mundo, pero tampoco tenía mucho que decir o hacer ya. Fue tras ese último trago a la jarra, que decidí estirar las piernas y dar una vuelta por la ciudad. Bahía del Botín era la ciudad del pecado, creada exclusivamente para los grandes gremios, cárteles y quien sabe que más escoria podía esconderse aquí. Sí, eso me incluía a mí también, pero aunque soy muchas cosas, jamás he sido un hipócrita o al menos, solo un poco. Hacía calor, y humedad. Este sitio era un estercolero en cuanto a todo, al menos a gusto personal y para alguien de mi estatus, aunque cualquier sitio lo era ahora para mí. Nada me llamaba demasiado la atención. Tenía una bolsa repleta de oro y nada me hacía querer gastarlo. Solo quería una cosa, una persona, pero había decido darme la espalda, junto a todos aquellos a los que consideraba una familia. Al menos habían tenido la dignidad de darme algo de la recompensa, aunque la patada había sido tan dolorosa que ni el peso de las monedas era suficiente para sanar la herida. Sin embargo, algo llamó mi atención en aquel puerto, en uno de los muelles más transitados. Un barco con bandera negra, algo que podía simbolizar lo peor del mar. A veces muchos de estos barcos que mantenían buenas relaciones con la ciudad atracaban, sobornando a los señores del lugar, así como ofreciendo mercancías “exóticas” aquellos que tenían estómago para comprar lo que podían ofrecer. Por suerte, este día tenía estómago y así, me encaminé directo hacia el barco. Había una fauna bastante extraña, incluso pude vislumbrar una de esas vacas con cuernos del nuevo mundo. Parecía poco amistosa, y sinceramente, no quería comprobarlo. Para la sorpresa de nadie, la mercancía no era otra que esclavos. Un capitán goblin, escoltado por unas extrañas criaturas de gran tamaño pero faltante de inteligencia lo escoltaban, así como otra tripulación variopinta a la cual ni iba a prestar demasiada atención. La mayoría de esclavos estaban bastante debilitados y cubiertos de trapos que pocas vergüenzas podían tapar. Sus miradas eran esquivas, así como su semblante no era otro de personas rotas, sin alma. No me gustaba este tipo de cosas, pero por alguna extraña razón sentía una curiosidad poco honorable. Uno de los que ofrecían, me señaló unos hombres, que según el comerciante, tenían futuro como guardaespaldas. Mi negativa no detuvo las intenciones del hombre de vaciar mi bolsa, cruzando una línea un poco arriesgada. Aquellos esclavos, señalando tanto algunos hombres como mujeres, eran de un objetivo sexual. Mi mueca de desagrado alejó rapidamente al mercader, sinceramente, no tenía tanto estómago como para comprar un esclavo con ningún fin. Más mis ojos se clavaron en una muchacha cuando ya me disponía a marchar. Su tez era bronceada, así como sus ojos verdes todavía emitían cierto brillo resplandeciente. No voy a describir su estado, ni que es lo que pensé en aquel momento o que me llevó a ello, más mi bolsa, con la mayoría de mi oro fueron a parar a las manos de aquel comerciante. Mi bolsa, antes pesada, ahora era ligera como una pluma. A duras penas tenía para mantenerme a mí, mucho menos para mantener a dos. Su belleza fue rota en el momento que abrió la boca. Tenía un acento bastante marcado, así como su voz era extrañamente nasal. Su primer impulso fue cumplir con su deber, pero rapidamente mi arrepentimiento tomó partida y cesó cualquier movimiento. Tras un largo suspiro, la dije que era libre, que se marchara. No dudó demasiado en cuanto recibió la moneda de plata. Corrió, descalza y con unas pocas telas cubriendo sus vergüenzas. Corrió y pensé que no la volvería a ver jamás. Cuan equivocado estaba de aquel pensamiento, pero mi mente solo pensaba en una cosa. Mi bolsa estaba vacía, había que volver al trabajo. Fue a los pocos días, mientras dedicaba unos últimos golpes aquel mercante de armas que se negó a pagar el importe de protección del Cartel, cuando divisé de nuevo a la muchacha. Me observaba escondida a duras penas, con una mirada más curiosa que aterrada, incluso tenía unas ropas modestas que me llevaron a pensar que no habían sido pagadas. Cuando acabé de zurrar aquel tipo, me aproximé a ella y curioso, la pregunté que quería, pues era libre en su destino y no estaba ligada a nadie. La muchacha estaba tan perdida, sola y rota como yo, sin embargo, el brillo de sus ojos no parecía apagarse en ningún momento. Su sonrisa hizo inevitablemente que yo sonriera de medio lado ante sus inocentes palabras. Era extraño, pero aunque los dos estabamos rotos, sentí que al menos, podíamos juntar nuestros pedazos. La pregunté si quería aprender a pegar a la gente, incluso a como matarla. Ella asintió de forma efusiva, como si de verdad la idea la entusiasmara de verdad. No parecía ser una persona con grandes pretensiones, incluso el hecho de que alguien pudiera cuidar de ella era mejor noticia que un cofre lleno de oro, y siendo sinceros, su presencia para mi era igual de importante, pero eso no le incumbía. Su nombre era Grace, el mío era Harry. Fue quizás una de las peores presentaciones de la historia, incluso el primer día no sabíamos muy bien de que hablar. Ella era de las islas, como yo, así que teníamos la sal y el mar en las venas. Desde aquel día y los cinco años por siguientes, aquella muchacha de tez oscura sería lo único que me mantendría cuerdo y atado a este mundo, una joya que valía muchas como aquella bolsa de oro que pagué en aquel puerto, más eso era algo que no estaba dispuesto a contar nunca.
  14. Ficha Generada Atributos 8 Físico 7 Destreza 6 Inteligencia 7 Espíritu 5 Percepción Valores de combate 32 Puntos de vida 28 Mana 7 Iniciativa 11 Ataque CC (Espada Larga ) 9 Ataque CC (Lanza Pesada) 10 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 3 Espada larga 2 Lanza pesada Destreza 2 Equitación 3 Defensa 1 Nadar Inteligencia 3 Leyes (Justicia Thalassiana) 2 Religión (Luz Sagrada) 2 Conocimientos/Historia (El Alto Reino Élfico) Espíritu 1 Voluntad 2 Reprender esencia 2 Imbuir arma 2 Toque de Luz Percepción 2 Etiqueta 2 Música 2 Reflejos Reprender esencia, Toque de Luz e Imbuir arma. Escuelas/Especializaciones Represión
  15. Nombre del Personaje Amarith Hojabrillante Raza Elfo de Sangre Sexo Mujer Edad 24 Altura 1`80 Peso 74 Lugar de Nacimiento Lunargenta Ocupación Caballero de Sangre Descripción Psíquica De mente débil, pero de corazón fervoroso y justo. Su cicatriz provoca en ella un complejo tan grande que las miradas de sus propios compañeros hace una tarea complicada establecer una relación cordial con ella. Siempre intenta ocultar su cicatriz cuando le es permitido o posible, siendo en ella un gran estigma social. Ficha Rápida No (1000 palabras mínimo) Historia Todos estabamos bajo aviso. Sabíamos que el ejército de No-muertos del príncipe traidor se acercaba y nuestras fuerzas apenas podían detener su avance, pues todos los esfuerzos puestos en las protecciones mágicas del bosque habían fracasado inevitablemente. Mi padre había advertido que lo mejor era que nos retiraramos a la ciudad. Madre todavía no había dado señales de vida en el frente, más no temíamos lo peor. Fue entonces cuando las campanas sonaron, seguidos de los gritos funestos de las primeras víctimas de aquellas criaturas insaciables. La aldea estaba siendo arrasada por una fuerza de avanzada que no había sido detectada. No tuvimos más remedio que abandonar todo e intentar huir por la vía principal e intentar llegar a la ciudad de Lunargenta. Padre tomó su hoja y la usó contra cualquiera de esas criaturas que intentara alzarse en contra de nuestro camino, más no tuvo piedad con ninguno de ellos y su tenacidad nos permitió escapar de aquella masacre. Creíamos que todo el horro ya había pasado cuando divisamos aquellas murallas altas y espléndidas. Pensamos que sus defensores serían inexpugnables y que nuestra diferencia de maestría y técnica arcana podría derrotar sus números. No fue hasta que me vi tendida en el suelo, entre escombros, llamas, humos y gritos, que era una simple necia. Habíamos perdido. No fue tras días de asedio que consiguieron acceder por la ciudad, avanzando en línea recta mientras arrasaban todo a su paso, dejando una cicatriz de muerte que no podemos curar ni olvidar en nuestras almas. Fue tendida en el suelo, que sentía un dolor intenso en el rostro, más no podía pensar en otra cosa que en aquel terror que me había paralizado bajo aquellas piedras. Por un lado, me sentía segura tras esos escombros, por otro, me sentía acorralada y llena de terror por si alguna de esas bestias me encontraba y devoravaba sin piedad. Entonces, cerré los ojos y simplemente me quedé ahí quieta. Fue esa acción de cobardía lo que seguramente me salvó la vida, hasta quien sabe cuando, entre los escombros me encontraron allí tendida y malherida. Mi rostro estaba cubierto por vendas, así como otras partes de mi cuerpo. Los sacerdotes conseguían calmar el sentimiento de ardor constante en esas zonas, pero pese a todo, sabía que algo no iba bien. Así fue, cuando la primera vez que pude verme ante un espejo, sentí uan repulsión hacia mi misma que mis únicas ganas en ese momento eran de acabar con mi vida allí mismo. Mi ojo se había perdido, junto parte de mi pelo en la zona afectada. La piel era rugosa y tenía una forma extraña en comparación al resto. Mi rostro estaba deformado por quemaduras, me advirtieron, pero había logrado sobrevivir. Para ellos, era una buena noticia, pero en ese preciso momento y quizás, también hoy, siento que quizás lo mejor hubiera sido morir en aquellos escombros. Vivir con sus miradas llenas de asco, pena o desprecio es una de las peores sensaciones que tenía. Nadie se me acercaba lo suficiente, no importaran que ropas tan llamativas o bellas pudiera llevar, pues no era la dama Hojabrillante, sino una elfa deforme y extraña por la que sentir compasión. Comprendí que en este nuevo lugar, no podría ganarme el respeto ni la vida en ninguna corte, ni recibir halagos o cortejos, Así pues que ahora mi vida había cambiado por completo, sin embargo, en palabras de mi padre recibí un latigazo de crueldad con un regusto de verdad. “Sirve al reino con la espada o con las palabras, pero deja de lamentarte como un zancudo herido o me veré obligado a renunciar de ti” Así pues, determiné que la senda de la hoja sería mi nuevo camino y continué la senda bajo las atentas miradas y la vergüenza y acoso que eso podía producir en mi persona, más prometí que sería un baluarte tan inexpugnable que ninguna palabra o mirada hiriente pudiera herir o siquiera arañar el muro construido a mi alrededor. No fue hasta entonces, cuando me vi lista y preparada para la contienda, que hice juramento para ser una nueva iniciada dentro de la Orden de los Caballeros de Sangre, donde juraría servir el resto de mis días mientras se me permitiera el honor de hacerlo. Cuan engañada estuve, pues marché allí con la esperanza de encontrar una hermandad que ignorara mi cicatriz y mi estigma, pero siempre que mostraba el rostro al descubierto podía sentir sus miradas, sus risas, susurros en las esquinas que siempre iban dirigidas cuando me abría paso por los pasillos. Estaba tan sola como había llegado, mi esperanza era una vaga expectativa creada por mi mente que intentaba protegerme de forma infantil, pues lo único que consiguió fue un golpe más brutal que si hubiera mantenido la realidad una vez hubiera llegado. No importaba. Allí tenía mi yelmo, podía servir y ocultarme en los archivos cuando fuera necesario, cambiarme a solas para que nadie tuviera que incomodarse con mi visión y patrullar con la armadura al completo. Durante mi estancia escribí al hogar. A padre y también hermano, más sus respuestas a veces eran inexistentes y otras eran cortas y concisas. Sabía que tenía que ganarme su favor de cualquier forma, así que mis esfuerzos debían dar fruto, así como aumentar mi fuerza y destreza en el combate y templar mi sabiduría. Juré que la Casa Hojabrillante se sentiría orgullosa de mí, que el reino de Quel´Thalas tendría una fiel soldado y sirviente que dará todo lo que esté en su mano. No recordarán mis cicatrices, recordarán mis hazañas.
  16. Mi nombramiento como Alto Señor.
  17. Maldita Nigromante, has levantado un post olvidado.
  18. Alester se encontraba en la Torre observando el horizonte, sin hacer nada, recuperando su bello cuerpo de las heridas causadas por la traición y la guerra. Apoyado en la muralla, tocaba una flauta robada, molestando a los cultistas que entrenaban aquél día en la azotea. De repente, uno de los Cultistas comentó algo de lejanía y Alester se tomó unas vacaciones fuera de la Torre, con el permiso de su amado maestro preferido. Al cabo de dos semanas, una misiva con un sello desconocido llegó a Jasón. A. Señor, el árbol caído. Día de la cosecha. Huele a cuero y gloria. @Focus
  19. Imperator

    Everan

    Atributos 6 Físico 6 Destreza 8 Inteligencia 6 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 24 Mana 6 Iniciativa 8 Ataque a Distancia (Vara de combate) 8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo Destreza 2 Vara de combate 2 Defensa Inteligencia 1 Leyes 2 Tradición/Historia 2 Dominio del alma 1 Idioma demoníaco 2 Invocación Menor: Diablillo 1 Sacrificio vital 1 Piedra de salud Percepción 2 Advertir/Notar 1 Etiqueta
  20. Imperator

    Everan

    Nombre del Personaje Everan Raza Humano Sexo Hombre Edad 27 Altura 1.80 Peso 85 Lugar de Nacimiento Ventormenta Ocupación Vagabundo/Brujo Descripción Física Everan es un hombre delgado por la desnutrición, sucio y con ropa deshilachada. Se presume a simple vista que no es más que un vagabundo, no excesivamente hablador con quien no debe. De pelo rojizo, barba poblada y poco cuidada. Con voz tenor, mantiene unos ojos verdes oscuros que no son llamativos en un primer vistazo. Lo más llamativo de Everan son sus manos suaves y cuidadas, a menudo cubiertas con unos guantes de lo que se presume son de buena calidad. Descripción Psíquica Una persona complicada de describir. Inteligente, con carencias de empatía que llegan a la sociopatía. Abierto ante cualquier situación y sin ningún trauma que lo agarre a una firme creencia. Adaptable, calmada y habladora con quien debe. Ficha Rápida No (1000 palabras mínimo) Historia Me encontraba dubitativo en mis aposentos. Ocultaba mis pensamientos ante la fría noche que se avecinaba en la ciudad, debido a que el invierno se cernía como una manada hambrienta de lobos sobre unos viajeros descuidados. Mi padre me había otorgado el dinero suficiente tras los trabajos completados que me había pedido. Había conseguido que el pescadero de los muelles solo vendiera los pescados del oeste a nuestra causa, con esperanzas de hacernos con el monopolio del barrio y así poder obtener unas ganancias con la que poder pagas mis caprichos sin levantar la más mínima sospecha. Había tardado meses en poder siquiera obtener un contacto, y para mi decepción, no sabía más que simples habladurías. A través del primer contacto pude obtener un "amigo" indecoroso, trabajaba para un gremio de ladrones que comerciaba con armas que vendían a los rebeldes campesinos del oeste. Este me aseguró que unos extraños intentaron comprarles para obtener una vía clara de comercio con el exterior de la ciudad. Hice un chasquido con la lengua al saber que el material eran libros, sin embargo, no aquellos que yo buscaba. El Ladrón parecía mas interesante de lo que yo pensaba, y sabía más cosas de las que yo necesitaba saber o simplemente me apetecía escuchar, más el saber no está de más y es un buen arma de defensa en caso de necesidad. Había un rumor de una cábala que residía en el mismo corazón del reino, que jugaban con una magia extraña de una época anterior a la nuestra. Sin embargo, era imposible encontrarlos para aquellos necios que querían hacerlo, otros decían que si sabían que los buscabas, te encontraban y muchas veces, no se volvía a verte. De nuevo estaba en el punto de partida, más sentí que debía arriesgarme y cometer una imprudencia. Esto podía ser jugado en mi contra o no, sin embargo, era la única forma que tenía de contactar con aquellos que quería encontrar. Me acerqué al primer vagabundo que vi en el barrio de los mercaderes y con una simple moneda de cobre, susurré aquello que creí adecuado. Si me entendió o no, me fue desconocido. Sólo me dio las gracias y se mantuvo allí mientras me marchaba. Habían transcurrido así dos semanas, sin nada. Me encontraba en mis aposentos allí donde mis pensamientos comenzaron a divagar, más algo interrumpió mis crecientes dudas cuando llamaron a la puerta. Eran horas intempestivas, por lo que no podía ser otra que un mensajero con urgencia o mi padre con alguna petición. Cuando abrí la puerta, no cabía en mi sorpresa, más mi rostro disimuló tanto que me convenció hasta mí mismo de que aquél vagabundo que se encontraba en mi puerta lo había estado esperando con ansias. El hombre entrado en años, veterano en alguna guerra que no me importaba, me entregó una carta sellada y pulcra. Le entregué otras dos monedas de cobre y se marchó sin añadir demasiado. Cuando abrí el contenido de la carta, la letra era limpia y sencilla, pero con conocimientos y que demostraba extensos estudios que no cualquiera puede costearse. La carta tan sólo contenía una frase, pero con ello me habían transmitido tanto como deseaban. Solo tuve que viajar con lo puesto. Una camisa sencilla y unos pantalones para caminar. Los eruditos a menudo se creían que vestir togas te otorgaba un poder mágico superior, pero lejos de la realidad. Caminar con togas era incómodo y no servían para nada más que para estar más fresco en verano. Me encaminé por los caminos hasta una taberna conocida que no recitaré, pues no es inteligente hacerlo. Cuando entré, pedí un zumo de baya, que para la época estaba demasiado ácido para mi paladar. Allí sentado, observaba a los viajeros que descansaban, soldados que habían acabado sus días libres y debían volver a su propio deber y algunos campesinos que podían permitirse unas cervezas y olvidar el trabajo en los campos. Tardé una hora en creer que mis sospechas en aquel lugar se habían disipado. Otra hora en confirmar mis creencias y la última fue por pura frivolidad. Cuando creí conveniente me acerqué a la tabernera y di unos pequeños toques a la barra para atraer su atención. La muchacha no superaría la veintena de edad. Tenía unos ojos claros que servían para mantener la atención de los pobres diablos que dudaban en quedarse para una ronda más o no. Su pelo de fuego era lo más destacado, así como las pequeñas pecas que rodeaban sus pómulos, dando un toque inocente a lo que sin ninguna duda, no lo era. La susurré una palabra, y como si de un cumplido de borracho se tratase, me dedicó una risotada boba. Suspiré y me quedé allí plantado, fingiendo que me había dejado plantado, así que pedí un zumo de baya poco buscado, pero muy removido como a mí me gusta. Eso bastó para encontrar lo que había estado buscando. No me demoraré ni detallaré aquello que encontré o vi, porque de ser así podrían encontrar mi propia biografía y acabar con mi vida y la de otros. No me importaba la de otros, pero me eran necesarios para encontrar mis propias metas y no sería muy inteligente perder todo ahora por darme unos aires de grandeza que no necesito profesar al mundo para saber que los tengo. Ahora debía marchar para tratar unas negociaciones con una persona poco decorosa debo decir. Me habían enviado a mí no porque esperaban conseguir algo con mi dialéctica, era más parecido a que es mejor perder al nuevo aprendiz que uno de los más experimentados en tratar algún tarado hambriento con aires de grandeza. Era difícil adentrarse en aquél bosque, más mi idea era recurrir a aquellos que me consideraban amigos. Viajé con ropas que destacarían poco en aquellos que pueden verme por los caminos y a los bandidos que crean que puedo ser una buena causa de robo. Me adentré en los bosques malditos mediante una barca y un guía temeroso, buscando el camino y al hombre con el que debía encontrarme. La única pega de toda esta historia es, que ni el me esperaba a mí, ni yo esperaba encontrarlo, pero debía cumplir con devoción como me habían enseñado.
  21. *Alester iría a recoger la carta por Jasón, dado que el Maestro no tiene porque salir de la torre. Toma el sobre, frunciendo el ceño y olfateando el papel, cerca de la mancha grisácea* - Joder, pero que puto asco. Se ha meado en la carta. *suspira lentamente y niega, abriendo el sobre, dado que no tiene sello y cotilleando un poco* *Arruga la carta con la misma cara de asco que en el principio y la tira hacia los arbustos cercanos. Niega repetidas veces, alzando la mirada al cielo* - Ni el maestro merece leer tal cosa...¿La ha escrito un jodido necrófago? Mejor le informo en persona. *Por último, vuelve a los arbustos donde tiró la carta y la pisotea varias veces, la recoge por alguna extraña razón y la vuelve a romper* - Le diré a Santiago que necesitamos más calabazas, pero esconderé la mía.
  22. Bienvenid@, espero que te quedes mucho tiempo con nosotros y podamos servirte de cualquier ayuda posible. El resto, nos vemos dentro
  23. Me apunto yo también, aunque solo subiré el trailer de la nueva trilogía
×
×
  • Crear Nuevo...