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Psique

Roler@
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Mensajes publicados por Psique


  1.  

    Atributos

    6 Físico

    7 Destreza

    7 Inteligencia

    6 Percepción

     

    Valores de combate

    24 Puntos de vida

    21 Mana

    7 Iniciativa

    9 Ataque a Distancia (Arco corto)

    9 Ataque a Distancia (Arco largo)

    9 Ataque CC Sutil (Espada ligera)

    8 Defensa                        

     

     

    Habilidades            

     

    Físico

    1 Atletismo

     

    Destreza

    2 Arco corto

    2 Arco largo

    1 Espada ligera

    1 Escalar

    1 Defensa

    1 Nadar

    1 Sigilo

    1 C. sin armas - Equilibrado

     

    Inteligencia

    1 Fauna

    1 Leyes

    1 Sanación/Hierbas

    1 Supervivencia

    1 Tradición/Historia

    1 Detectar energía

    1 Encantamiento básico

    1 Transmutación básica

    1 Abjuración básica

    1 Evocación básica

    2 Alterar masa

     

    Percepción

    1 Advertir/Notar

    1 Buscar

    1 Rastrear

    1 Reflejos

    1 Dibujo

    1 Etiqueta

     

    Escuelas/Especializaciones

    Transmutación

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  2. Objetos creados por la comunidad

    y cómo importarlos/exportarlos

     

    Este apartado está destinado a recoger todos los items que creemos que pueden ser de utilidad para otros jugadores. Si tenéis alguna propuesta hacedmela llegar por mp o por discord para mantener este tema limpio.

     

    Una vez tenemos creado un objeto en nuestro Total RP 3 tenemos la opción de "enviarlo" a otro jugador sin que sea necesario que estemos logeados para comerciarselo, una opción útil para registrar aquellos objetos que queramos que cualquier miembro de la comunidad pueda acceder a ellos fácilmente. Con la versión 2, el addon cargaba todos aquellos objetos que estaban accesibles de otros jugadores, pero por motivos de seguridad en la versión 3 esta opción se eliminó y ahora deberemos importarlos manualmente o a través de comercio.

     

    - Tengo un objeto que quiero exportar a otro jugador

     

    Mm8rKOG.pngVamos a la Database y buscamos en la lista el objeto que queremos exportar. Clickamos botón derecho sobre él para abrir las opciones y heW8c7l.pngseleccionamos "Exportación rápida". Se nos abrirá una ventana con un código, el cual debemos copiar.

    Si el objeto tiene unas dimensiones superiores a 22kb podremos exportarlo igualmente pero al importarlo, el juego se congelará durante unos segundos hasta que lo cargue, o tendremos que hacer una "Exportación completa", lo que creará un archivo en la dirección de nuestro wow dentro de la carpeta WTF. El nombre del archivo nos lo facilita el programa en la ventana que nos aparecerá tras una pequeña pantalla de carga. Buscamos el archivo y se lo enviamos al otro jugador.

     

    - Quiero importar un objeto a mi wow

    En la parte inferior de la Database encontramos los siguientes botones:

    NPthr5t.png

    Con "Importación rápida de objetos" podemos importar a nuestro Total RP el objeto cuyo código tengamos. Clickamos en el botón y nos aparecerá un cuadro de texto donde deberemos pegarlo. Y listo, ya tenemos el objeto en nuestra Database.

    Si el objeto a importar es muy grande (archivo >22kb) podemos exportarlo igualmente, pero cuando alguien lo importe es posible que su juego se congele durante unos segundos. Para evitar esto, está la opción "Importación total". Una vez tenemos el archivo del objeto que queremos importar, lo ponemos en la carpeta WTF y clickamos en el botón "Importación total". El addon locarizará solo el archivo y nos saldrá una ventana como esta:

    TmeDdRY.png

    Le damos a aceptar y ya tendremos el objeto en la lista de la Database.

     

     

    Lista de creaciones de la comunidad

     

    436a9cab034c9a18d63552e83b2913c2.png- [Beta] Sistema de Juego de PyE

     

    He creado un item con TotalRP Extended que contiene el Sistema de Juego de PyE. Aún está en fase beta porque faltan sistemas, pero aqui se reunen:


    - Tablas de consulta rápida
    - Mecánica de Juego
    - Aptitudes de Combate
    - Sistema de Raciales
    - Sistema de Mascotas e Invocaciones
    - Sistema de Oficios
    - Sistema de Ficha de Personajes


    El sistema de magia irá por separado y lo haré en un futuro. Si lo quieres basta con que me hagas mención en discord @Psique con tu nombre ingame y entraré al juego a tradeartelo (aun estoy investigando como exportarlo de otras maneras) Otra persona que ya lo tenga también puede compartirlo.
    PD: necesitas el modulo Extended del TotalRP (addon) para poder abrirlo, no viene incluido en los addons por defecto.

     

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  3. Campañas y misiones

    En este apartado explicaremos como confeccionar Camapañas. Las Campañas son una cadena de misiones que siguen una trama o historia común, lo que en PyE sería un Evento, en el cual tenemos un objetivo, unos medios y una manera (o varias) de proceder para alcanzarlo. Este modulo puede resultar útil para que tus jugadores tengan totalmente claro qué está se persigue en la sesión vigente y qué necesitan conseguir para lograrlo, además de facilitarles toda la información que sus personajes conocen o deberían tener en cuenta (como pistas, el nombre el npc que les da el encargo, el nombre de la banda de ladrones que persiguen, qué se han llevado, el destino al que van, etc). Utilizar este apartado es totalmente voluntario y opcional.

    Estas misiones siguen unos pasos, y puede haber tantas como queramos incluir. Estas pueden ser proporcionadas por NPCs (o STs) a nuestra elección o por nuestro propio personaje.

     

     

     


  4. Ya se te echa muchísimo de menos, ahora que confirmamos que no vas a estar con nosotros... Momento sad incoming.

    Nos hemos reido, han salido muchos memes de muchas situaciones divertidas y no puedo si no lamentar mucho que te tengas que marchar Y_Y Espero que no sea a muy largo plazo y que en algún momento tengas algún huequito para dejarte caer por aqui.

    Un besico Proto, espero que sea lo que sea lo que te mantiene ocupado sea bueno por lo menos^^

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  5. Un perro llamado Joe

    La mañana era apacible, a pesar de las densas nubes que baticinaban una tormenta de verano que insistía en no despegarse de la localidad de Costasur desde hacía ya dos días, con lluvias breves pero intensas, que comenzaban tan rápido como se desvanecían. Transitaban el pinar que cobijaba el camino desdibujado rumbo a uno de los pueblos cercanos, protegidos por una carabana que vendía su resguardo a los peregrinos que comenzaban su andanza desde Costasur hacia la aún lejana Tumba de Uther. El verdor del bosque era tan intenso e imperturbable como los ojos de una víbora. Quedaba descubrir dónde escondía los colmillos.

     

    - "Tenía un perro llamado Joe, jou jou."-Cantaba Jack Willem, el dueño que aquel humilde negocio, con voz rasposa y pobremente entonada, aburrida como la vida que llevaba.-"Que cuando ladraba decía jou, jou, jou."-Gabrielle se había desinteresado totalmente tanto de la canción como de la conversación que libraba con sus dos amigos mercenarios, pero necesitaba preguntarlo.

    -"¿El camino es seguro?"

    -"Tan seguro como ese chochito en un arrabal, encanto. Estamos lejos de la zona de guerra, pero siempre hay sorpresas."-Gabrielle optó por no responder, ni tampoco se molestó en intentar restarle a esa indebida respuesta cuando Armand pareció dejárselo claro con una indirecta. Estaba tan acostumbrada a las respuestas soeces de los de baja casta que no sabía si sentirse apenada o reir por no llorar. Decidió dejarlo estar, atenta al camino.

     

    Armand continuó una superficial conversación con su guía durante unos minutos, hasta que la tranquilidad se vio perturbada por un silbido al viento. Una saeta. Un caballo derribado, un mercenario muerto y el segundo de los caballos de tiro hincando la rodilla en el suelo cuando una tercera se le hincó en el muslo. Luego, silencio. La víbora volvía a cerrar la boca y a esconder los colmillos antes de retroceder y dar otra dentellada, asomando la cabeza entre los arbustos. Cinco figuras vestidas en cuero negro y encapuchadas se revelaron instantes después. Pero ese brillo sepulcral, desalmado, solo podía ser de

     

    -"¡Renegados! ¡Armand, cubrid el flanco!"- ¿Qué acabo de hacer...? El arrojo de intentar organizar la defensa salió de ella con una exalación, un impulso inconsciente. No era premeditado, y no pudo sino castigarse por ello. ¿No habías dejado la costumbre? Tus palabras son tan firmes como la arena entre los dedos. Acalló sus pensamientos tan pronto como el enemigo comenzaró el ataque. Pronto se vieron rodeados. Jack bajó de un salto del carromato y se enzarzó con uno de ellos, así lo hizo también su compañero y Armand al otro lado del carro. Gabrielle cubrió la parte trasera del carromato, protegiendo a los peregrinos que no paraban de chillar presas del terror.Vio tanto en aquellos ojos incandescentes... Tantos recuerdos malogrados.

     

    El aire se cargó con los sonidos del metal entrechocando. Todos parecían poder mantener a ralla a su enemigo, mientras el quinto se mantenía al margen, contemplando la escena con indiferencia. Todos salvo uno.

     

    Armand tuvo el día. Ese que nadie querría tener, cuanto hiciera lo que hiciera, salía mal. Su maza no lograba alcanzar a su enemigo, que constantemente desviaba sus ataques, para devolvérselos con una fuerza atroz. Tres golpes bastaron para someter al joven paladín, momentos antes de que Gabrielle consiguiera acabar con el suyo. Jack había recibido un mal golpe en la rodilla, pero mala hierba nunca muere, y ahí seguía, peleando, así como hacía su compañero en mejores circunstancias. Cuando dejó que la punta de su espadón besase el suelo, manchada de carne correosa y sangre seca, oscura como la medianoche, Gabrielle contempló como Armand caía al suelo presa de las heridas. No tardó en acudir en su ayuda, evitando que este diera muerte al novicio. Jack cayó después, llevándose al Vacío a aquel malogrado ser consigo, y el mercenario, consiguió hacer que su enemigo retrocediera y se batiera en retirada junto a aquel que se limitó a ser espectador. Mortacechadores silenciosos que ni si quiera les brindaron palabra alguna, como si no fueran más que presas en el bosque. Conejos para un lobo.

     

    Gabrielle se arrodilló junto a Armand, y pegó su oreja a su pecho comprobando sus constantes. El mercenario no encontró rastro de vida en el cuerpo de su amigo, que maldijo a viva voz, como si su muerte hubiera sido culpa del pobre Jack que nunca volvería a incordiarle con sus cansinas canciones del folclore.

     

    Sin caballos, sin guía, se tomaron un momento de reflexión.

     

    -Y ahora... ¿Qué?-Le preguntó Gabrielle desalentada a Joe. Irónico el nombre cuanto menos, o tal vez aquella canción no era más que una broma conjunta. El mercenario desenfundó su puñal y dio muerte al animal malherido, que no paraba de bramar de agonía. Con aquel silencio, se miraron, miraron a los pasajeros, al novicio y con voz pesada y apática, optó por decidir.

    -Estamos cerca de Villa del Castor. Nos desviaremos del camino, pero dudo que en estas condiciones consigamos llegar a Lobrega antes del anochecer. Y no tengo ganas de tentar al lobo una segunda vez hoy. Joder.-Lanzó una patada furibunda a la rueda del carro y escondió sus manos tras la nuca, mirando al cielo, conteniendo la impotencia. Esa maldita impotencia.

     


    Llegaron a Villa del Castor en a penas media hora, intentando no detenerse en exceso. Allí, pidieron atención médica para Armand, que sin medios ni manos no pudieron hacer más que malvendarle las heridas para que no se desangrase. La fiebre no tardó en llegarle por una infección, los delirios y la consciencia intermitente. Gabrielle se pasó la mano pesadamente por el rostro, sin saber qué hacer. Qué hacer.

     

    -No puedes irte sola.-Le espetó Joe, que de la noche a la mañana se había quedado sin jefe, sin amigo y sin trabajo.-El camino es peligroso. Os mataréis los dos.

    -¿Qué insinuáis pues que me proponga hacer? No pienso dejarle morir.

    -Haz lo que te de la gana, solo era un aviso.

    -¿Sabéis de alguien que esté dispuesto a alquilar una montura hasta Lobrega?

    -Depende de lo que te urja. Se inteligente y que no se te note si no quieres que te desplumen como a una maldita gallina.-Gabrielle le miró sintiendo el temperamento que yacía bajo la piel. Pero prefirió tomarse unos momentos... Y no poner en medio su orgullo para que saliera herido. Suspiró pacientemente, cerrando los ojos y cerrando con más firmeza las manos entorno a la taza de té.

    -No sabéis cuanto siento lo de Jack.

    -No lo sientes.-Le cortó, no estaba arreglando nada. Pero tampoco era justo sentirse responsable por su muerte.-No le conocías.-Gabrielle volvió a alargar un tenso silencio, antes de mirar su reflejo sobre la infusión.

    -Gratitud por la ayuda y los servicios prestados. Si pudiera hacer algo por vos, hacédmelo saber.-Se levantó de la mesa dispuesta a marcharse a visitar a Armand, cuando en última instancia, Joe volvió a hablar.

    -...Si vais hacia Cártega... ¿Podrías darle esto a alguien?

     

    Gabrielle miró lo que le tendía.

     


     

    Armand se removía entre sueños, infectos de pesadillas. La fiebre no le dejaba dormir, pero tampoco mantenerse en vigilia. Lo observó en silencio unos instantes, reticente a despertarle, o a alarmarle, lo que fuera que pudiera provocarle. Le había visto llorar en los pocos momentos en los que estuvo despierto, apenado por la muerte de Jack y de Oel. Era tan familiar aquel sentimiento... La Compasión es la virtud más difícil de equilibrar, el gran martirio de los misericordes. Pero de eso consistía este viaje, ¿no? De superar el duelo al que todo paladín se somete, cuando deja de repetir lo aprendido y reflexiona. La naturaleza humana no nace afín a la Luz, esta, debe amoldarse, cambiarse, forjarse como el buen acero. Y esto muchas veces, conllevaba a los feligreses a librar una batalla en su mente, cuanto la imperfección humana se debate por seguir latente frente a los ideales que intentamos inculcarle. El misericorde debe aprender que no puede ayudar a todo el mundo, que incluso a veces, es mejor no intervenir. El tenaz debe impedir que su perseverancia se enferme y deforme ante la adversidad o las acciones truncadas, para tornarse impotencia, y que de ella, nazca la inquina y el resentimiento. Y el respetuoso debe aprender que no toda conducta es disculpable, o que no todo aquel que comete un error debe juzgarse sin tener en cuenta las circunstancias, conoce, y te hará fuerte.

     

    Es difícil. Todo lo es.

     

    Gabrielle le acarició la mano, y con la poca lucidez que pudo brindarle, le ayudó a vestirse, preparó el caballo y se encaminaron hacia Lobrega, con un corcel sin dientes y mucha distancia que salvar. Armand era un peso muerto recostado contra ella, obligada a alcanzar a ver algo sobre el hombro de este. Era agotador, le cargaba la lumbar, le ardían sus propias heridas... Pero él no se merecía acabar así, de esta manera. Estaba convencida de que estaba destinado a un fin mayor, rezaba porque así fuera, y poder llegar a tiempo junto a alguien que pudiera devolverle la salud. Durante el camino, le asaltaron las dudas, la pena... Y mantener el silencio era incluso más doloroso que cualquier herida física. Al final, de entre sus labios temblorosos y sus ojos empañados salieron palabras cojas, magulladas y enturbiadas, que él no oiría.

     

    Armand se removió, farfulló algo, e intentó mantenerlo consciente como fuera. Le preguntó si le gustaban los caballos, qué opinaba de ellos. Cualquier cosa que sirviera para mantenerlo consciente. Le pidió siete u ocho veces que no muriera de camino, que fuera fuerte.

     

    -Háblame, inténtalo. No te duermas.-Le insistió.

    -Me gusta... Caminar. Los caballos... Son útiles.-Hizo una pausa, le costaba hablar, interrumpido constantemente por una pesada tos.-¿Tú... Cómo estás?

    -Bien.-Dijo, la respuesta automática, la que siempre ha de ser dicha cuando a uno le preguntan eso. Le mintió, pero era mejor así.

    -¿A ti te gustan?

    -Sí, pero yo a ellos no demasiado.-Armand rió quedo.

    -¿Por qué...?

    -Los animales son muy empáticos, sobre todo los mansos. Captan el aura de las personas... Esa misma presencia que suelo inspirar en quienes me rodean, la perciben ellos también. No es que se pongan violentos conmigo, se vuelven reservados y tienden a evitarme. Conocí una vez a un maestro de canes. Seguro que habrás oido sobre ellos, de la Cruzada. Tenía una buena jauría con él. Pero a pesar de lo terribles que eran, con él se comportaban como cachorros. Admito que sentí cierta envidia.

    - A mi..los caballos..suelen lamerme la cara.. -Un bache le hizo perder la escasa estabilidad que tenía, casi cayéndose al suelo. Gabrielle lo mantuvo en vilo como pudo, obligándose a mantener tu peso contra ella como fuera, sentado al frente en la silla.

    - No estamos lejos... -Dijo, en un intento por autoconvencerse. Le facilitó algo de agua cuando la amargura de la garganta le impedía hasta hablar.

    - Gracias por cuidar de mi... -Le dijo en un tenue hilo de voz.

    -No te me mueras aquí -le pidió por duodécima vez- con eso me contento... Tienes que morir... En una gran batalla, tras purgar el mal de este mundo. Tiene que ser así.... -Creía en él. De corazón. Se le hacía inconcedible que muriera siendo tan joven.-Me recuerdas tanto a alguien...

    - ¿Eso es bueno...?

    -A mi hermano Jian. Es... Da igual lo que preguntes, un norteño embadurna sus recuerdos con el dulzor de la miel y el ácido de la sangre.

    -¿Mur...ió?

    -Sí. -Dijo en un breve desaliento, mirando al frente.-Mi consuelo fue... Que murió mucho antes del desastre. Mi fe está en que su cuerpo hoy no vague entre docenas de ellos. Era... Dulce, afectuoso, y puro de corazón. Rubio, claro... -Le apartó el pelo de la cara, compacto por la fiebre.- A pesar de que tú eres todo un hombre... Tienes esa pizca de inocencia que solo tienen los niños, mucho antes de madurar y perderla. Hay un brillo especial en tus ojos. Desearía que jamás lo perdieras.

    -¿Inocente...? ¿Qué quieres decir?

    - Me refiero a... ...-Gabrielle acalló repentinamente cuando sus sospechas se despejaron. No estaban solos, y sin más opciones, la huida era la única viable.- ... Maldita sea... Agárrate.

     

    Gabrielle espoleó al caballo y este apretó el paso con un bufido sentido.

    Armand alcanzó a ver un túnel, la hierba desdibujándose a su alrededor, perdiendo sus pinceladas por la velocidad. El horizonte poco a poco aplanó el relieve de las colinas, volviéndose uniforme... De nuevo las sombras y las luces, los mareos por el trote, y la fiebre hizo el resto, sumiéndole en un profundo estado de inconsciencia mientras a su alrededor todo se detuvo. El frenetismo, las pezuñas del caballo sobre la tierra batida, los alaridos de Gabrielle alentándole a apretar más el paso...

     

    Y lo que fuera que les perseguía.

     

     


    Rol de Costasur->Villa del Castor->Lobrega(en curso).

    Armand interpretado por @Thala. Habilidades: Maza pesada, reflejos, defensa, imbuir arma, advertir, tradición/historia.

    Gabrielle interpretada por @Psique. Habilidades: Espadón pesado, reflejos, defensa, advertir, cabalgar.

     

    Consecuencias: Armand cayó inconsciente (-4 de vida), y arrastra heridas serias que le pudieron atender malamente. Necesita atención médica, y tras recibirla, -1 a todas las acciones de atributo físico/destreza durante 2 sesiones. Tiene fiebre y debilidad por las heridas infectadas. Pedazo de penco a ver si aprender a tirar dados.

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  6. rPHlcvh.jpg

    Descripción Física

    Shànliáng es un pandaren que responde a los estándares de su raza, si le sumamos el intenso ejercicio físico al que se somete a los miembros del Shado Pan. De pelaje que difiere entre el negro y el blanco. De mirada fría, ojos pequeños y rasgados, enmarcados en las manchas negras que los rodean y resaltan. Su pelaje es denso y engrosa su cuerpo, cae lacio y lustroso.

     

    Descripción Psíquica

    A pesar de la primera impresión, su carácter no siempre acompasaba al helor de sus ojos. Es dado a la conversación, al disfrute de las pequeñas cosas, en especial a la tranquilidad y a las costumbres de su raza. Suele dedicar tiempo y espero a todo cuanto hace, como si formase parte de un rito que merece ser debidamente conmemorado. Aunque pacífico, no puede evitar ser competitivo, a veces hasta un punto poco recomendable. Constantemente se compara con sus iguales, aspirando a superarles en todo cuanto le es posible. Tiene un gran tesón, pero también, un pesado orgullo, que aunque lo viste de dignidad y honra, a veces le hace menospreciar las decisiones de otros e incluso cuestionarlas, volviendo aquello que le hace fuerte en su mayor debilidad.

     

    Es imperfecto, a pesar de que sea algo que no reconocería, y es la suma de todos esos fallos que le hacen pandaren lo que le vuelca a alimentar su voraz orgullo, su mayor complejo. No tiene malas intenciones sin embargo, ni una sola pizca de malicia. Y sería capaz de sacrificar cuanto tiene por los suyos, por su orden. Y por Pandaria.

     

     

     

     

    • Edad
      23
    • Altura
      208 cm
    • Peso
      220 kg
    • Lugar de Nacimiento
      Aldea Sri-la, Bosque de Jade
    • Ocupación
      Acólito del Shado Pan

     


     

    Capítulo I: La vela y el hozen

     

    Shànliáng nació en la humilde aldea pesquera de Sri-la, al norte del Bosque de Jade. Su familia dedicaba su vida entera a la faena marítima, que era sustento para las familias tanto de Sri-la como de las aldeas colindantes. Bajo la adusta mirada de la estatua mogu que coronaba la cascada del acceso montañoso que llevaba al poblado, Shànliáng creció guiado por un gran tesón, que le auguraba un futuro prometedor en lo que fuera que se propusiera hacer. Era más fuerte que el resto de sus compañeros, pero también terco como los Yaks de las estepas del oeste. Con el tiempo, la labor aunque humilde y necesaria del pescador, se le quedaba corta para las aspiraciones fue madurando conforme crecía, hasta el día en el que los enviados del Shado Pan acudieron a su humilde aldea para descansar de su viaje, parada que aprovecharon para evaluar a los jóvenes y buscar en ellos el espíritu que el Shado Pan deseaba ver en sus nuevos acólitos. Impresionado por la presencia de estos, aún demasiado joven como para probar su valía en el patio del Shado Pan, corrió hacia su madre y con orgullo en el pecho le declaró que su aspiración sería la de convertirse en uno algún día.

     

    Fue así como dejó atrás los juegos típicos de los niños de su edad y comenzó a entrenarse en cuerpo y alma. Todos los días, recorría el camino de acceso en empinada cuesta, para seguidamente deshacerlo. Trabajó sus brazos y sus piernas hasta que estos, se volvieron fuertes, incluyó en sus rutinas diarias prácticas tales como la meditación y el equilibrio, y aprovechó las horas entre redes y barcos para afinar su destreza y perfilar su eficiencia. Si hoy era capaz de empacar la pesca del día en una hora, ¡mañana lo haría en media, o incluso en menos! Y con esa energía que cada mañana recobraba, continuó su entrenamiento hasta el día en que se hizo recio, y se sintió preparado para la llegada de los enviados del Shado Pan, dispuesto a hacerles saber de su valía.

     

    Pero en aquella ocasión, ninguna de las miradas experimentadas de los Shado Pan se posaron en él, y contempló con orgullo herido como otros acomodaban los sellos tallados en marfil en sus dedos, mientras él, desencajado, los veía marchar.

     

    A partir de ese momento, Shànliáng se volcó enteramente en ayudar no solo a su familia, si no a cualquier miembro de su aldea, ofreciéndose a facilitarles desde las tareas más nimias a las más correosas, sin reproche, e imprimiendo en ellas toda la dedicación que era capaz de enarbolar, esperando que tal vez así, su laboriosidad llamase la atención de los monjes de cara a la siguiente convocatoria. Pero una vez más, ninguno se fijó en él.

     

    Furioso por el desdén que creía ver en los monjes, se acercó a uno de ellos.

     

    -¿Por qué?-Preguntó Shànliáng.-¿Por qué ellos sí y yo no? Soy el miembro más entregado de esta aldea, me entreno a diario y soy más que digno de tener al menos, la oportunidad de demostrar mi valía en el templo. ¿Por qué se me priva de tal cosa?

     

    El Shado Pan, un curtido pandaren que respondía al nombre de Yu Enh, miró fijamente al muchacho que le reprochaba, examinándolo de cerca.

     

    - Porque lo que te mueve no es otra cosa que el cumplir tus propias expectativas-le aseveró el shado pan-, Formar parte del Shado Pan no es un derecho, es un sacrificio para quien tenga el espíritu de tomar tal camino. -Y cuando quiso dar la conversación por zanjada, volteando de nuevo hacia el camino, Shànliáng se adelantó un firme paso, e insistió.

     

    - Entonces, dejadme demostraros lo contrario. Una única vez, y si fallo, no insistiré nunca más. Por favor, es lo único que os pido. -Y dicho esto, se arrodilló en imploro sincero, ante lo cual, el Shado Pan suspiró largamente.

     

    - Está bien.-Le dijo en un tono seco.-Te ofreceré la posibilidad de demostrar que me equivoco a través de una sencilla prueba. Si eres capaz de cumplirla adecuadamente, te entregaré un anillo.

     

    Gratificado por la respuesta del monje, Shànliáng volvió a alzarse con una amplia sonrisa, y se puso en manos del Shado Pan. Una única prueba, sería fácil si le dedicaba la suficiente determinación, como en todo cuanto hacía.

     

    Yu Enh le guió a través de un viejo sendero que conducía hacia un lateral de la cascada que la estatua del mogu vigilaba con ojos petreos, y una vez allí, le invitó a sentarse junto a la caída del agua, allá donde la tierra se humedecía por su proximidad. Shànliáng le miró con determinación y alegría al mismo tiempo, mientras el Shado Pan prendía una pequeña vela y cubría con su zarpa la llama de la agresión del agua que salpicaba a esa altura.

     

    -Tu tarea es sencilla: mantén la llama de la vela prendida durante un día y una noche. Si soportas el cansancio y el hambre, y esta llega íntegra al atardecer del segundo día, te daré el anillo del tigre blanco.

     

    Shànliáng le miró con cierto escepticismo, por lo sencillo que parecía aquella prueba, pero viendose incapaz de lanzarle reproche alguno, se dispuso a cumplir la tarea que se le encomendó, alzando la zarpa y tomando la vela, cobijándola de la agresividad de la cascada.

     

    Lo que al principio era una tarea nimia se convirtió en toda una prueba de perseverancia. Las aguas de la cascada salpicaban incansablemente, más aún cuando una ráfaga de viento arremetía sobre ellas. Mantener la zarpa en vilo para resguardarla también conllevaba su propia ciencia, pues si pretendía resguardarla del todo, se quemaría, pero ceder al peso de mantener esa posición conllevaría el fracaso. En conclusión, la prueba resultó ser más difícil de lo que parecía en un inicio. Pero no era perseverancia lo que el faltaba, así que allí permaneció, aun cuando el hambre hacía rugir sus tripas o el cansancio amenazaba con convencerle de dejarlo.

    Con la luz del siguiente día, llegaron los contratiempos.

     

    Un pequeño Hozen que deambulaba por las ramas de un árbol cercano consideró divertido el tentar su temperamento con travesuras y bromas. Constantemente, le lanzaba ramitas, frutos, y todo cuando encontraba al alcance de la mano.

     

    -¡¿Qué es lo que quieres?!-Le preguntó molesto Shànliáng, alzando la vista hacia las ramas del cerezo. El hozen sonrió ampliamente.

     

    -Makaku estar en medio, makaku es comekaka. ¡Fuera, fuera! Sitio ser de mio, de miko, no de comekaka, ¡mio!

     

    A Shànliáng no le era extraño el tratar con los hozen, pues en aquella zona había varias familias que vivían en los árboles. Era común que cuando se aburrían, bajasen hasta el poblado para molestar a los pescadores durante su faena. Y había aprendido que ignorarles solo servía para que insistieran, más y más, hasta que al final, la travesura se convertía en un problema de verdad. Los hozen solía querer algo a cambio de la tranquilidad, y se irían por donde han venido.

     

    -No puedo irme.-Le explicó.-Tengo que evitar que la vela se apague.-Intentó razonarle con tono suave.

     

    El hozen miró la pequeña vela que costenía en la zarpa, luego, la cascada, y divertido, miró al pandaren.

     

    -Makaku ser tonto, agua jeringa llama. ¡Tú ser comekaka! ¡Tú irte!

     

    -Si hay llama, me quedo.

     

    -¡Makaku jeringar llama tonces!

     

    El Hozen bajó a toda prisa del árbol y corrió hacia el pandaren, el cual se levantó de un salto. Mientras el hozen revoloteaba a su alrededor, brincando y corriendo intentando apagar la llama de un soplido, Shànliáng intentaba frustrarle sus intentos, deslizando los pies y volviéndose con soltura, por difícil que fuera el mantener la llama candente con tales aspamientos.

     

    Cansado, Shànliáng le miró hecho una furia, con los pies casi al borde del precipicio.

     

    -¡Ya basta! ¡No he venido para molestarte, pero tengo que cumplir este cometido! No te lo repetiré una segunda vez.

     

    El hozen se tomó aquello como un reto, y volvió a intentarlo dando un tremendo brinco hacia él para quitársela de entre las manos. Shànliáng se echó a un lado, pero la sensación de triunfo se desvanecería rápidamente al ver como el hozen caía por el precipicio, agarrándose como pudo de un saliente mientras chillaba de terror. El pandaren miró desencajado cómo las manos del hozen peleaban por mantenerle ceñido a la roca, resbaladiza por el agua de la cascada. Entonces, soltó la vela, por mucho que lo lamentase, y se apresuró a ayudarle a subir de nuevo, alargando la mano hacia él.

     

    El hozen se tumbó sobre la tierra como si el cielo quisiera tragárselo, y miró sorprendido al pandaren que había corrido a ayudarle.

     

    -Makaku ser malo, makaku molestar a comekaka, pero no dejar que hiciera kraku. No ser comekaka, makaku bueno.

     

    El pandaren no le respondió. Se aproximó a la vela que al caer sobre la tierra húmeda se había apagado, al igual que su posibilidad de entrar en el Shado Pan. Apenado, se dejó caer de rodillas, pero de nada servía discutir con el hozen. Era su naturaleza. Así que, afrontó su fracaso y volvió a sentarse junto a la cascada, esperando que llegase el atardecer.

     

    El hozen insistió mucho en compensarle. Le trajo frutos, chatarra y bichos como disculpa, pero el pandaren estaba demasiado apenado con su suerte como para molestarse siquiera en responder.

     

    El monje acudió con el crepúsculo al lugar, y miró al muchacho allí donde le había dejado, con la vela apagada en el regazo, derrotado.

     

    Shànliáng le explicó lo que había sucedido, y le devolvió al Shado Pan la vela, inclinando la cabeza con pesar. El hozen contempló la escena desde la rama del cerezo, y sin más ocurrencias, le lanzó una rama al Shado Pan, quien le miró desde abajo.

     

    -¡Comekaka deja en paz! ¡Makaku proteje vela! Ser miko quien jeringar. No tú.

     

    -¿Te ha salvado este chico de la caída?-Le preguntó levantando la voz. El hozen asintió efusivamente, luego negó, y finalmente, dejó la cabeza inclinada hacia su hombro.

     

    -Makaku salvar miko, así que miko protege vela. ¡Comekaka no tocar vela!-Y le lanzó otra ramita, demasiado cobarde como para enzarzarse contra él a una distancia menos segura.

     

    Shànliáng mantuvo la cabeza agachada, aceptando el sermón del monje. Este, en lugar de deshacer el camino, le tendió la mano, con el anillo de marfil con el tigre blanco en él. El joven pandaren no entendió ese gesto, y desconcertado, se atrevió a preguntarle.

     

    -Fallé la prueba, no soy digno de este obsequio.

     

    -Eso es cierto, no conseguiste mantener la vela encendida, pero el fracaso es parte de la vida, muchacho. Debemos asumir nuestros errores. Renunciaste a tu futuro para salvar a quien lo necesitaba, renunciaste a tu mayor ambición. ¿No es eso acaso lo que se espera de un Shado Pan? Aún veo una niebla en tu interior, pero esta prueba no consistía en que aprendieras, si no en que te probases a tí mismo. Además, en mis planes no estaba este hozen.

     

    Una nueva ramita golpeó el sombrero del Shado Pan, y este, no pudo sino reír. Shànliáng miró el anillo entre sus dedos, incrédulo, pero aceptando el saber del monje.

     

    -Acude al templo del Shado Pan en la cima Kun Lai, dentro de dos meses. Y abrígate, el camino es inclemente, pero te recomiendo no llevar arma alguna, ni armadura.

     

    -¿Por qué? ¿No acabas de decir que el camino es peligroso?

     

    -Sí, pero una vez allí no las necesitarás. Prepárate bien pues deberás hacerlo solo.




     

    Capítulo I: Las flores rojas

     

    El ardor de la mano izquierda acaparaba sus pensamientos, como el llanto de una cría llamando a su madre. Había sido listo, o eso pensaba, al decidir meter la mano torpe en el brasero, y no la diestra. Tuvo que indagar profundo entre las brasas para dar con la última de las monedas, pues para su vergüenza, llegó el último tras atravesar el frío lago. A pesar de los yetis que tuvo que sortear en el paso montañoso, a pesar de las aguas frías que le habían obligado a desprenderse de la camisa que llevaba por no rendirse a la hipotermia, incluso a pesar del hambre y de la brutalidad de la prueba de las campanas -cuyas notas aún retumbarían en sus sueños durante mucho tiempo-, irónicamente, era ese escozor lo que le resultaba un martirio. El más nimio de todos. Ni siquiera el soplo del viento contra su apelmazado pelaje por el agua era comparable, allí, en el saliente. Shànliáng el fatigado, el exhausto, el muerto de frío y de hambre, miró con desinterés las pasarelas dispuestas sobre el vacío que se encontraban enfrente, pero su expresión cambió radicalmente cuando escuchó al maestro del Wu Kao ordenarles que se situasen al final de las mismas. Sus pies temblorosos comenzaron a caminar sobre la madera, hasta casi sentir el filo con los pies.

     

    Si caía, no iba a sobrevivir.

     

    geCxzxa.pngMientras el maestro hablaba, le dedicó una mirada fugaz a Tzu Sú, el pandaren que de los cuatro que habían participado en la prueba de las campanas con él, era el único que había sobrevivido. Uno cayó por la muerte silenciosa, otro, por la muerte que roba. De poco les sirvieron sus armas, pues cuando se precipitaron a tomarlas bajo el espacio de la campana de la Muerte que Salva, el tigre, la Muerte Silenciosa se precipitó contra ellos, acabando con la pandaren cuyo nombre se lamentaba en no recordar. El último murió poco antes de haberlo matado, cuando el veneno de la pitón del bambú hizo efecto. Ninguno la vio, nadie, y cuando la vieron brotar de entre sus ropas mojadas, pequeña y plácida, entendieron el por qué. Podían llegar a medir más de cuatro metros de longitud, pero en aquel caso, eligieron a una cría de apenas un palmo, cuyo veneno es aún más potente. Fue una muerte repentina, una cruel y desalmada. ¿Pero acaso no es así un ladrón? No tenía sentido cuestionar el carácter de las pruebas, ni las condiciones. Conforme las fue afrontando, Shànliáng entendió que no eran más que la representación de la crudeza, la que habita más allá del hogar, del Bosque de Jade. Más allá del Espinazo del Dragón.

     

    Pero esta no parecía prueba alguna. Sino un suicidio.

     

    Había llegado demasiado lejos como para morir ahora, y menos porque simplemente se lo ordenasen. Era digno de estar allí, al menos, hasta el último momento.

     

    Mientras el maestro pronunciaba la cuenta atrás, Shànliáng solo tuvo un segundo para prestar atención a su alrededor. Arriba, en los tejados de tejas negras cubiertas parcialmente por la nieve, despuntaban las siluetas de unos dragones perfectamente tallados, con gruesas escamas, cada una, parecía haber sido confeccionada con esmero. No sabía sobre orfebrería como determinar si aquellos detalles eran legítimos o no.

     

    Sólo que no estaban cubiertas de nieve.

     

    Había sentido miedo, dolor, sufrimiento, desesperación y hambre, pero su orgullo era demasiado grande como para permitirle una pizca más de duda.

     

    Así que, saltó cuando la cuenta atrás concluyó, puntual, como la partida de los barcos pesqueros de su hogar, el cual no había parado de añorar muy desde sus adentros.

     

    La gravedad tiró de él, y el viento azotó su pelaje hasta que le fue imposible mantener los ojos abiertos por la intensidad de las corrientes, que mientras él caída, ellas ascendían, libres de toda carga. En aquellos breves momentos, Shànliáng reflexionó sobre lo vivido, sobre el mismo camino que le había llevado hasta ese lugar. Todo pasó rápido, pero más raudas fueron las garras que lo atenazaron por los antebrazos en el aire y se lo arrebataron a la gravedad.

     

    Incrédulo, Shànliáng abrió los ojos para contemplar a aquel dragón ónice que lo guiaba de nuevo hacia arriba. Vio como aquellos que se habían arrojado valientemente hacia el precipicio, también fueron recogidos. Mas para aquellos que se permitieron unos instantes de duda no hubo tal suerte, y entre ellos, alcanzó a ver a Tsu Zú. Creyó que alargando la mano podría salvarle de las fauces del abismo, estaba tan cerca... sin embargo, el mismo dragón que le daba alas, hizo un quiebro para evitar a Tsu Zú, como si el pandaren no fuera más que una roca que caía desde gran altura intercediendo en su trayecto. Su rostro se tiñó de vacío y desolación cuando las nubes invernales censuraron el fatídico final del que se había ganado su lealtad y simpatía, al haber recibido en su lugar uno de los embates de la Muerte Silenciosa en su lugar. Juntos, le habían dado muerte, pero solo uno viviría para contarlo.

     

    Sus pies se posaron con una delicadeza inusitada, pues a pesar de lo que pudiera parecer, aquellos seres tenían dominio absoluto sobre sus movimientos, fueran grandes o pequeños. Y con el mismo despliegue, regresó de nuevo al tejado del templo con el resto de dragones. Algunos ni si quieran habían alzado el vuelo. La inmensa mayoría en realidad.

     

    Empezaron siendo tantos, y acabaron tan pocos.

     

    Cinco se retiraron ante la advertencia de que para quienes fallaban una sola de las pruebas, les esperaba la muerte. Pocos se echaron atrás con la prueba de las Tres Campanas, si bien no sobrevivieron ni la mitad de los que entraron en aquellos habitáculos. Los que quedaban tras aquello eran firmes guerreros, o hábiles pandaren que habían evitado su muerte contra el tigre o la pitón. Pero ante aquel abismo, la promesa de que quienes no mostrasen duda al saltar no recibirían daño alguno sonaba irrisoria, y muchos cuestionaron internamente las palabras del maestro del Wu Kao, firmando su propia sentencia.

     

    Estaban enteros los que quedaban, más o menos. Pero aquellos no eran los ojos que había visto ante las puertas del templo del Shado Pan. Ninguno era en ese momento como lo fue cuando emprendió el viaje. Shànliáng miró sus ojos pálidos en la superficie reflectante del acero del brasero, mientras se encaminaban ante la presencia del señor del Shado Pan, el gran Taran zhu, para que fuera el testigo máximo del juramento que les ataría a partir de entonces a una vida entregada, extenuante y sacrificada.


     

    Capítulo II:  Hasta que el orgullo sangre

     

    Durante semanas, vestido con las ropas holgadas de los acólitos del templo practicó, hasta que los peludos nudillos se desnudaron, hasta que la piel se volvió pellejo para tornarse herida, y de la herida, nació el callo. El frío se había hecho un compañero habitual cuando se acostumbró a que las estaciones pasaran desapercibidas en tan alta cumbre, salvo el invierno, que se hacía notar como las astillas entre los nudillos.

     

    Mientras practicaba en el patio pedregoso con el resto de novicios, que adelantaban las palmas repitiendo incansablemente un mismo golpe al unísono, alzó la vista hacia quien los supervisaba, en lo alto de las escaleras. Intercambiaba unas palabras con otro bufanda roja mientras se internaban en el edificio. Cuando concluyó el entrenamiento, pidió audiencia con este, armado de orgullo, pero disciplinado como le habían enseñado a ser.

     

    Shànliáng se inclinó con respeto ante su maestro, el cual le instó a que tomase asiento frente a él, al resguardo del frío y en compañía de una taza de té. Desde la ventana se podía contemplar la basta extensión montañosa que coronaba el templo en su cima, pero en medio de esta, un solitario árbol desnudo mecía sus ramas al viento. En ellas, empezaba a brotar las flores rojas, y no pudo sino reflexionar sobre ello. Ya habían pasado tres convocatorias, la cuarta ya era inminente, y seguía compartiendo los mismos entrenamientos que aquellos que acababan de llegar. El sentimiento de progreso era mínimo, esperando que aquellos que dictaban el ritmo del adiestramiento vieran en él una chispa, algo, algo que él sentía que tenía por encima de todos los demás, pero que sus maestros pasaron por alto.

     

    El maestro no tenía prisa en romper el silencio, en calma, siguió el cauce de la mirada de su discípulo, hasta alcanzar a ver los capullos nacientes de las flores rojas.

     

    -Quiero aprender.-Le dijo, directo, sin miedo. Cuando Lu Seng volvió su rostro para encarar al muchacho, vio la bruma en aquellos ojos azules.-Estoy listo para empezar.

     

    -Ya estás aprendiendo.-Le dijo con absoluta calma, tomando la taza y llevándosela a los labios. La tranquilidad de su maestro le erizaba la pelambre, le despertaba desquicio.

     

    -Llevo más de un ciclo practicando los mismos movimientos. Soy preciso, soy persistente, he superado cada reto que se me ha planteado. Pero sigo siendo un…

     

    -Un acólito del Shado Pan, tu bufanda sigue siendo blanca. Aún tienes mucho que aprender.

     

    -¿Qué puedo aprender en este patio que no se me haya enseñado ya?-Ante la muestra de orgullo que se le revelaba en su discípulo, el Shado Pan se incorporó y con un gesto de su mano, le indicó que se levantase. Shànliáng obedeció de inmediato.

     

    -Enséñame la mano con la que combates.-Shànliáng se posicionó, ocultando la zurda tras la espalda como le habían enseñado y adelantando la diestra con la palma apuntando hacia arriba en vertical. El Shado Pan la miró con brevedad, prolongando otro silencio.-Ahora enseñame la determinación de un Shado Pan.

     

    Shànliáng aguardó un instante inmóvil, enfrentando la mirada cargada de seguridad y veteranía de su maestro. Deshizo la postura, la recompuso cual reflejo de un espejo, y ahora quedaba adelantada la zurda. En la palma curtida, justo en el centro, se apreciaba la cicatriz que dejó la moneda del brasero: el rostro de un tigre rugiente, el emblema de los Shado Pan.

     

    -Acompáñame.-Le dijo después, y se encaminó hacia la puerta que daba al patio, donde la siguiente ronda de acólitos comenzaba a entrenar. Rostros fuertes, redondos, cansados, incluso aniñados, de hombres y de mujeres. Grandes, fuertes, flacos, débiles. Shànliáng se recompuso, estirando la espalda, contemplando con soberbia el patio y a quienes lo moraban.-Míralos. Fíjate en sus movimientos, en la sincronización. Cuando uno deja de pensar, es cuando realmente fluye.-Se llevó las manos a la espalda y ahí las cruzó.- Debemos ser equilibrio, dejar en manos del instinto y la costumbre las pequeñas decisiones para que nuestra mente deba ocuparse tan sólo de las importantes. Es por eso que repetimos cada movimiento. Invitamos al cuerpo a que aprenda, a que fluya, mientras la mente es educadaba de acuerdo a los valores de la paciencia, la perseverancia. Y la humildad.

     

    Invulnerable a la insinuación, Shànliáng continuó mirando el entrenamiento de los acólitos en silencio.

     

    -Entre ellos, hubo potenciales guerreros, cazadores, que pudieron ser útiles para las fuerzas Ashigaru o que pudieron tener una vida plácida en las llanuras del Valle de los Cuatro Vientos como labradores o comerciantes. Pero están aquí. También entre ellos hay muchachos jóvenes, el que más, tiene apenas nueve años.-Nueve… Se dijo para sí, contemplando al pandaren más pequeño, de pelaje castaño moteado.-Y del primero al último, merecen estar ocupando su lugar en la fila, ni uno más ni uno menos. Todos superaron las pruebas de acceso, y todos juraron ante el señor de Shado Pan, convirtiéndose en acólitos. Ni más, ni menos. Tú sin embargo, fuiste pescador según me consta, hijo único de una acomodada familia en la aldea de Sri-la.-Shànliáng le miró entonces.- Así pues, discípulo mío, ¿qué te hace pensar que eres mejor que ellos?

     

    -Mi destreza, mi eficacia, mi perseverancia. Soy mejor que el mejor de todos ellos.

     

    -¡Ying, preséntate ante tu maestro!-Vociferó el pandaren desde lo alto de las escaleras. Los demás siquiera se detuvieron para curiosear, continuaron con su entrenamiento como si no ocurriese nada. La pandaren ascendió las escaleras hasta situarse frente a ellos y se inclinó con sumo respeto, juntando las palmas.

     

    -Quiero ver cómo os desenvolvéis. Os batiréis en duelo a manos desnudas aquí y ahora. Quien consiga reducir a su rival y mantenerlo con la espalda pegada al suelo, superará esta prueba.

     

    No hubo más indicaciones, ni qué significaba superar aquel reto improvisado. Seguro de su superioridad, se dispuso frente a su oponente, que son ojos de un ambar apagado le devolvieron la mirada. Pero el combate no duró mucho. Shànliáng se precipitó contra ella, dando el primer paso, como si tuviera prisa por terminar todo aquel circo, y cuando adelantó su diestra, la pandaren le inmovilizó el codo y fluyó como solo pueden las corrientes de aire. Antes de darse cuenta, un golpe sordo en su espalda le hizo tener constancia de que había dado contra el suelo, y la pandaren ahora se encontraba sometiéndolo a una llave que le hacía imposible el moverse, mucho menos incorporarse. Era más fuerte que él, más rápida, pero sobre todo, paciente.

    No…

     

    Shànliáng se debatió, intentando librarse de ella, pero no podía. Su maestro contempló con ojos fríos cómo el combate había concluido tan rápido como empezó y le indicó a su discípula que liberase al pandaren.

     

    -¿Cuanto tiempo llevas aquí, Ying?

     

    -Séis años, maestro.-Dijo con voz solemne.

     

    -¿Y qué te hace mejor que el resto?

     

    -Todos somos iguales, nuestras bufandas son blancas hasta el día en que merezcan ser bermellón.-El maestro complacido asintió y miró a Shànliáng, que tenía la mandíbula apretada y la barbilla baja presa de la vergüenza. La despidió con la diestra y la pandaren volvió a la formación.

     

    -Enséñame la mano con la que combates.-Le recitó a su discípulo, sin endurecer un ápice el tono que sin embargo, cayó sobre él con el peso de una avalancha. Shànliáng adelantó la diestra, retomando aquella postura.-No.-Le dijo, y tras unos instantes de duda, mostró su otra mano, la zurda, la que prefirió sacrificar para coger la moneda por inseguridad.- A partir de hoy, la determinación de un Shado Pan y su fuerza serán representadas por esa mano. No volverás a emplear la diestra para tus ejercicios, deberás aprender por tí mismo cómo priorizar tu mano zurda. En la prueba de las monedas, elegiste tomarla con esa, confiando en que serías el más listo, o más bien, por miedo a perder capacidades con tu mano diestra y evidenciar que eres menos que los demás. Tu orgullo te hace débil, Shànliáng. Es por eso que a partir de hoy, aprenderás el significado de la humildad, y serás tan virtuoso como te permite el orgullo: serás el peor de todos ellos. El más débil, el más mediocre, y el más indefenso.

     

    Shànliáng no sabía pelear con la zurda, era cierto, pero, ¿humildad? El pandaren miró a su maestro con un cierto reproche, con el orgullo herido. Ahora, no solo iba a detener en seco su progreso, sino que debería empezar el camino desde cero. Y lo haría solo. Shànliáng apretó los puños y miró hacia la formación de los acólitos.

     

    -El orgullo es bueno, hasta que deja de serlo, Shànliáng. Pero no es algo que yo pueda trasmitirte con palabras, debes de entenderlo por ti mismo. Del mismo modo que algún día, descubrirás que nuestras pasiones pueden ser nuestros peores enemigos. Tu prueba de humildad acaba de empezar, y si de verdad tienes interés en superarla, harás lo que te digo, incluso cuando no te esté vigilando.-Shànliáng no respondió. - Esto no es un castigo, es un entrenamiento. ¿Ha quedado claro?-Endureció la voz, le obligó a mirarle. Y en sus ojos vio la misma bruma que apreció el enviado del Shado Pan cuando se disputaba el derecho de portal el anillo de marfil.

     

    -Sí, maestro.-Le respondió apresuradamente.

     

    -Vuelve a la fila.-Su entrenamiento ya había concluido, pero optó por no añadir más reproches. Descendió las escaleras, cansado y mermado por el día de ejercicio intenso, y se posicionó.

     

    Adelantó la zurda, y comenzó.

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  7. Atributos
    6 Físico
    8 Destreza
    6 Inteligencia
    6 Percepción

    Valores de combate
    24 Puntos de vida
    18 Mana
    7 Iniciativa
    10 Ataque CC Sutil (Combate sin armas - Defensivo)
    10 Ataque CC Sutil (Combate sin armas - Ofensivo)
    9 Defensa

     

     

    HABILIDADES

    Físico
    1 Atletismo


    Destreza
    2 Combate sin armas - Defensivo
    2 Combate sin armas - Ofensivo
    1 Escalar
    1 Defensa
    1 Nadar
    1 Sigilo


    Inteligencia

    1 Fauna
    1 Leyes
    1 Religión
    1 Sanación/Hierbas
    1 Supervivencia/Cazar
    1 Tradición/Historia
    1 Chispa de Chi
    2 Palma del Tigre
    1 Niebla protectora


    Percepción
    1 Advertir/Notar
    1 Buscar
    1 Rastrear
    1 Reflejos

     

    ESCUELAS/ESPECIALIZACIONES

    Tigre Blanco


  8. On 11/6/2017 at 15:11, Psique dijo:

    BugGrabber y BugSack. Oculta los mensajes de errores de LUA. El minicono es un saco verde si no ha ocultado nada, y se volverá un saco rojo si ha ocultado alguno. Para visualizarlos clickamos en el icono del minimap. Cuando detecte algún error de LUA, emitirá un sonido al ocultarlo. Si queremos silenciarlo tenemos la opción en Interfaz->Addons->BugSack.


    Descargar BugGrabber.

    Descargar BugSack.

    Añadido BugGrabber y BugSack.

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    Fēngniǎo Zhao

     

     

     

     

     

     

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    Descripción Física

    Lo primero que llama la atención en ella es que su altura está por debajo de la media respecto al resto de pandaren. Nació débil, y su salud se resiente con facilidad, es por ello que se la ve algo delgada para ser un pandaren. Tiene los ojos de un intenso color verde, y su pelaje oscila desde el blanco hueso al ébano. Suele llevar el pelo recogido en dos pequeños moños en lo alto de su cabeza.

    Descripción Psíquica

    Inquieta, tal vez hiperactiva. Siempre va de un lado a otro aun que tenga que arrastrar su deficiente tono físico. Sea cual sea el momento del día, siempre está ocupada haciendo algo. Es una enamorada de las artes, sobretodo de la escritura, a la cual le dedica una gran parte de su tiempo. Es precisamente eso lo que ha conseguido que aspire a convertirse en Eremita algún día. Siempre con ansias de aprender, de cuanto sea. Tiene un caracter dulce, a veces demasiado volcado en los demás, rayando la insistencia indecorosa, pero su entusiasmo es sincero, estimulado por casi todo cuanto no sabe, irrefrenable pero a veces, resulta encantador.

     

     

     

     

     

     

    HISTORIA

     

    Fengniaö nació temprano, y su alumbramiento vaticinaba un fin irremediable, pues era débil, pequeña y frágil como las flores del cerezo. Desconsolados por este hecho, sus padres hicieron llamar a un gran número de sanadores y boticarios, con el fin de que subsanara el mal con el que había nacido. Y con la marcha del último, se miraron apenados. Poco más estaba en su mano para ayudar a su hija recién nacida.

     

    Ante la duda que les asolaba y el temor que les atormentaba, Xiao Xiao, la madre ya añeja de Xihan, un día les habló de Chi Ji y de lo que hace muchos años, antes incluso de que el progreso llevara a la brillantez a la medicina pandaren, se hacía en estos casos.

     

    La anciana pandaren de aspecto y sonrisa afable juntó sus manos sobre la cabeza de su bastón y así, empezó el relato.

     

    Una vez, en las lejanas llanuras del Valle de los Cuatro Vientos, habitaba una familia de laboriosos obreros. Estos dedicaban su vida a la construcción de los hogares de sus coetáneos, mas un día, su primer hijo nació débil, muy enfermo, y nada había que pudieran hacer para salvarle. Así pues durante la mañana, el inexperto padre alcanzó a ver una gloriosa figura planeando sobre el verde valle. Era Chi Ji, el Augusto. Con voz en grito, dejó su martillo a un lado y le cuestionó.

    -¡Chi Ji, oh glorioso Augusto, tú que con tu vuelo nos traes esperanza y sosiego, dime, qué he de hacer por salvar a mi hijo!

    El Augusto se posó en una loma cercana, dejando sombrado al pandaren, pues su embergadura era increiblemente extensa. La grulla más hermosa que pandaria había visto. Con ojos cálidos, agachó la cabeza y dijo:

    - Si tu amor por tu hijo es honesto, con sumo gusto velaré por él. Pero necesito una prueba que demuestre que el sentimiento es puro.

    -¡Lo que sea!-Dijo el pandaren, implorando de rodillas.

    -Si de verdad su vida está por encima de cualquier otra cosa, deberás renunciar a aquella posesión que más dicha te traiga, una cuyo valor sentimental la ponga por encima de todo cuanto tienes.-Y dicho esto, el Augusto retomó el vuelo, alejándose placidamente.

    El pandaren pensó en su legado familiar, la espada de sus ancestros, con la cual el mal que reside en el Bosque de Pavor era enfrentado durante siglos. Dudó, pues en aquella reliquia, la única que de verdad tenía un valor honesto, había más de una generación de dedicación y de memorias. Pero el amor por su hijo era demasiado grande como para dejarle morir. Y así hizo. Ofreció la vieja espada en ofrenda para el augusto una noche, y cuando despertó al día siguiente, esta había desaparecido. En su lugar, una pluma roja como el más vivo de los fuegos resplandecía por los rayos de sol que se filtraban por la ventana, posada sobre la almohada de su hijo, que alegre y vivaz, reía mientras la miraba. Con ella, la fiebre se había desvanecido, y nada quedaba en su pequeño cuerpo que le provocase dolor. Absolutamente agradecido, acogió a su hijo entre sus brazos, y desde entonces, el niño creció fuerte y gozó de una larga vida.

     

    Sin estar muy seguros de que aquello funcionase, Xihan, la madre de la criatura contempló a su niña en la cuna, encogida, durmiendo profundamente fruto de un inmerecido agotamiento. Luego sostuvo entre su zarpa el collar de jade que durante generaciones había sido el legado de las mujeres de su familia, el cual heredaban al casarse. Se lo retiró del cuello, apenada por tener que desprenderse de él y así hizo, como su propia madre le relató.

    Fuera por Chi Ji, por suerte o para honra de los médicos, Fēngniǎo se recuperó, y disfrutó de la niñez en Verdemar, su pueblo natal en el Bosque de Jade. Era una entusiasta estudiante, y la hiperactividad de la que hacía gala en contraste con su frágil salud era bien conocida entre su familia. Siempre dispuesta a aprender, de lo que fuera.

     

    Fue su abuela Xiao Xiao quien alimentaba cada día la mente de la niña con historias del folklore. Le hablaba de los Augustos, de la rebelión pandaren, pero también del resto de habitantes que residían en pandaria. No tenía el extenso conocimiento de un eremita, pero en su día fue una discípula de Chi Ji, y viajando llegó a almacenar un valiosísimo

    conocimiento. Y eso era a lo que le instaba, le decía que el verdadero conocimiento no está en los libros, que Pandaria misma rezuma sabiduría esperando a ser encontrada.

    Se aficionó a las historias que le contaba su abuela, y a pesar de que sus ojos verdes le insinuasen que llegaría a ser una gran discípula de Yu Long, el Augusto de jade, su sed de aprender hacía que siempre dijera con entusiasmo que su sueño era ser eremita, y redactar y conservar el conocimiento Pandaren para que nunca fuera olvidado.

    Hasta entonces, aprendió mucho sobre medicina de la mano de su abuela y de su madre, quienes regentaban una botica para todo tipo de remedios. Aprendió las bases de la acupuntura, de la masoterapia y de tantas otras disciplinas médicas con las que aprendió a sanar y cuidar a quien lo necesitase. Su ímpetu al final le dio el nombre que enarbolaba legítimamente, pues Fēngniǎo en pandaren significa “colibrí”, todo un acierto por parte de su abuela, quien le puso ese nombre cuando apenas se acercaba el día de su nacimiento.

     

    Y así, Fēngniǎo esperó pacientemente a que llegase el día en que cumpliera su mayoría de edad y pudiera emprender su camino, viajando por todo pandaria para aprender de los sabios de la Cima Kung Lai, de los inquietos grumel, ver bailar a los maestros de los elementos, visitar los extensos campos de cultivo del Valle de los Cuadro Vientos, las renombradas cervecerías pandaren y contemplar la extensión selvática de la Espesura de Krasarang. Había tantas maravillas ahí fuera, que con impaciencia contaba los días que restaban. Verdemar era una preciosa aldea, pero empezaba a ser una jaula demasiado pequeña para tan inquieto colibrí.

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  10. Atributos                           

    5 Físico

    7 Destreza

    7 Inteligencia

    7 Percepción

     

    Valores de combate

    20 Puntos de vida

    21 Mana

    8 Iniciativa

    7 Defensa

    Habilidades

     

    Físico        

    1 Atletismo

     

    Destreza

    1 Nadar

    1 Sigilo

     

    Inteligencia

    1 Comercio

    1 Fauna

    1 Leyes

    1 Religión

    2 Sanación/Hierbas

    2 Tradición/Historia

    2 Acupuntura

    2 Masoterapia

    1 Anatomía

    2 Alquimia

    • Alivio del Viajero
    • Sedante suave
    • Arrojo del ratón    
    • Aliento del Despertar        

    Percepción

    1 Advertir/Notar

    1 Bailar

    1 Buscar

    1 Reflejos

     

     

    • Alquimia:
      • Aprendiz:
        • Alivio del Viajero: Alivia la fatiga y calma el cansancio. Sana 1d6 de daño por encima del umbral de herido. Solo tendrá efecto una vez al día. Se puede usar en combate.
        • Sedante suave: Alivia el dolor y permite las intervenciones más complejas. El efecto es interpretativo.
        • Arrojo del ratón: Otorga +1 de Destreza durante tantos turnos/minutos como nivel de alquimia del creador. Tras acabar el efecto otorga -2 de destreza durante lo que queda de día.
        • Aliento del Despertar: Devuelve la consciencia a alguien inconsciente durante un breve periodo de tiempo, si el objetivo se encuentra en ese estado debido a heridas graves (tantos turnos como nivel de alquimia). Esta consciencia es vaga, y el objetivo se sentirá adormilado y débil como para seguir luchando, pero podrá balbucear y ser ligeramente consciente de lo que está pasando. Si se debe a un desmayo inocuo, permanecerá despierto.

     


  11. El cisne y el ganso

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    Era difícil.

    Por mucho que lo intentasen, era difícil entenderse.

    Era como conseguir que un gato y un perro se llevasen bien, era probable, pero había muchas diferencias que salvar. Mucho que obviar, y aún más que aprender a entender. Les separaba medio mundo de doctrinas, más de una década de diferencia. Los ojos nuevos de un niño que empezaba a ver el mundo, mientras la mirada cansada del que había visto demasiado se encontraban en un frío y tenso silencio.

    Lynch cargaba consigo un gran peso, la memoria que le faltaba, que podía considerarse con facilidad una bendición dicho en boca de quien tiene tanto por lo que arrepentirse. Pero poco entienden lo dificil que es "reempezar" tu vida, y más cuando no ha sido por decisión propia. Ella, no lo veía como suerte, si no como una muda desdicha. O'Connor había visto mucho, había aprendido sobre la marcha lo que nunca pudo aprender con paciencia, cuando lo apremiante tiraba con tanta fuerza que era imposible tomarse el lujo de un instante de respiro. Había, al final, aprendido de los tropiezos, de las heridas y la adversidad, y a pesar de las cicatrices, no podía sentir remordimiento, si no aprecio por la oportunidad ganada. Nada se aprende si todo fluye, si las aguas no se baten con la tormenta. Y a sus ojos, ese joven novicio no era más que un niño, como a veces se había equivocado al insinuarle de manera acerba. Porque es fácil cuando se es joven repetir lo se sabe con orgullo y certeza, pues cuando se habla, no se piensa. Y si no se vive, no se reflexiona, no se madura. A todos nos llega un momento en el que crecemos y dejamos de hablar para empezar a reflexionar. Pero a él, no le había llegado ese tramo, y ella había dedicado tanto tiempo a cuestionarse tantísimo que hasta el concepto se difuminaba con una inusitada crueldad. Se deformaba. Y no por nada el sentimiento de haberse perdido, de haberla perdido era real. Y él, lo intentó, y lo seguía intentando. Ayudarla, porque desde lejos, el obstáculo infranqueable tiene un principio y un final, incluso la manera de superarlo se vuelve obvia, pero estando próximo a él, la auténtica dimensión del problema no podía ser visto de otra manera que no fuera cruelmente insuperable. Y más si tanto se obcecaba ella en no separarse de ese muro.

    Mientras Lynch abandonaba la habitación con un justificado desaire, O'Connor se tomó un momento para reflexionar. El viaje a penas acababa de empezar, y continuamente se sembraba la discordia por su frío tacto y secas palabras. Muros, defensas, armaduras y ballesteros. Porque no quería que nadie entrase, que perpetrara en su alma, pues consciente de la mancha, de lo insidioso, se avergonzaba en discreto encerramiento de las dudas sembradas, del odio, del resentimiento. La Tenacidad permutada en inquina, la hija bastarda de la impotencia.

    Y una vez más, recordó la fábula que le contó a Lynch, permitiéndose el capricho de envidiar su condición, libre de culpa, de pesar por el pasado. Uno que él tenía la suerte o la desdicha de no poder recordar. Y así, se tumbó, y pensó sobre el cisne y el ganso.

     

    En una plácida laguna, habitaba un digno cisne, cuyo impoluto plumaje y lagrimales delicadamente delineados eran envidia de toda criatura, volase, caminase o nadase. Era tan magestuoso ese ser, que mientras se mecía en las cristalinas aguas, parecía ni rozarlas, inmerecedoras hasta de su mínimo contacto. Cerca de esta laguna, había una granja donde vivían una familia de granjeros, y estos, un ganso tenían, cebado y hermoso era. Nunca pasaba hambre, siempre cubierto de las atenciones de la familia, quienes parecían tenerle un sincero aprecio.

    Un día, el cisne reparó en el ganso mientras picoteaba su grano en el corral, y con un lento avance sobre las aguas, le fue a decir:

    - Disculpad mi atrevimiento, pues no he podido si no fijarme en vuestra dicha, estimado amigo, que desde mi solitario lago alcancé a mirar.

    Tras las amables palabras del cisne, irradiaba la envidia, pues a pesar de su belleza, pasaba hambre, y aun consciente de su magnífico aspecto, habitaba solo en el lago, pudiendo tan solo disfrutar de la admiración de aquellos esporádicos transeúntes que se detenían a contemplarle con devoción.

    El ganso se viró, y con una sonrisa floja, respondió al visitante.

    - Placer mio el poderos conocer, pues desde mi humilde corral, os vi pasar. Maravillado me hallo de vuestra belleza, ¡pues quien pudiera ser cisne y tener semejante plumaje y elegancia! Y no un cuerpo fofo como el mio.

    Al ver que ambos querían ocupar el lugar del otro, llegaron a un acuerdo. El cisne cedería su corona del lago y enseñaría al ganso a verse y a actuar como él haría. A cambio, el ganso escondería los oscuros lagrimales del cisne y podría vivir en su lugar en la granja.

    Y ambos, se despidieron, dispuestos a disfrutar de su nueva vida. Pronto el ganso entendió que a pesar de sus intentos, no podría llegar a ser verdaderamente un cisne, y que pasaría hambre y frío solo en el lago, sin el afecto de nadie más. Fue entonces cuando una mañana se aproximó a su corral para pedirle al cisne que le devolviera su lugar, mas él no se encontraba allí.

    De la chimenea de la casa, al aproximarse, contempló el humo de la chimenea, y captó un copioso olor a asado.

     

    La moraleja de aquello, se la repitió nuevamente, al darse cuenta de la envidia que sentía ante la condición del joven novicio. Envidiamos con tanta facilidad la dicha ajena, cuando en realidad, solo vemos lo que nos quieren dejar ver. Hay mucho más detrás de lo que nos despierta envidia, pues no todo es dicha, y todo tiene sus taras.

    Y con aquella fábula de su tierra, se dejó llevar por los recuerdos de antaño, cuando la tierra era próspera y la gente vivía felizmente. Antes de que todo ocurriera. Recordó todo aquello que le había contado sobre el lugar donde vivía antes de unirse a la Cruzada Escarlata, una década atrás. Eran unos dulces recuerdos que no querría olvidar jamás, y le hizo compadecerse de él al no tenerlos.

    Era el primer día de embarque, y llegarían a Costasur en cosa de una semana.

    Sonrió, armando una extraña mueca dolorosa. La conciliación empieza con una sincera disculpa, al menos, hasta que la paciencia se le acabase.

     


     

     

    Rol de embarque, de camino a Costasur.

    Armand interpretado por @Thala. Habilidades: Tradición/Historia, Religión.

    Gabrielle interpretada por @Psique. Habilidades: Tradición/Historia, Religión.

     

     

    • Sad 1

  12. ¡Hey! Abro este post como una sugerencia más que de cambios a nivel de sistema, de perfilamiento en la información que viene dada en la guía de los oficios especiales así como en las ramas/escuelas mágicas de los anexos. ¿Por qué, Psique? ¿Qué te inquieta ahora? Creo que vendría genial añadir un parrafito o dos a cada oficio especial/escuela mágica para que se entienda mejor el concepto que vienen a tratar. Si bien es cierto que en la escuela de Evocación es bastante asumible qué hechizos se vincularían a ella y cuales no (mata-mata-pega-pega-calcina-calcina-etccomosea), pero hay otras en las que no queda claro, o se tienden a confundir respecto a otros juegos, como por ejemplo, la transmutación (full metal? más bien agujeros de gusano, ¿portales? ¿eso no era conjuración de toda la vida?). Un pequeño trasfondillo al asunto ayudaría a entender tanto el carácter de cada magia, como cómo enfocarla o a qué aspirar con ella.

    No he encontrado mucha información referente a estas escuelas, que son más lore que otra cosa. En el juego entendemos escuelas Arcana, Fuego y Escarcha por ejemplo, pero aquí las diseccionamos. Estaría bien contar con algo de información sobre cada escuela para poder entenderla. Ya que se están revisando los anexos, se podria aprovechar para incluir en el encabezado de cada magia una pequeña descripción.

     

    Sobre la alquimia y otros oficios especiales

    Tal vez solo me haya dado cuenta yo, pues creo que de los personajes activos, el mio es el unico que tiene en uso Alquimia. Tras enviar varias revisiones de habilidades, Malcador me puntualizó que las recipes no se suben de nivel de habilidad individualmente, contrario a lo que se cita en el sistema de oficios (o eso es lo que yo sobreentiendo con esos 2 junto a cada receta), si no que conforme el Alquimista progresa, perfila sus recetas.

     

    Cita

    En los oficios especiales inicialmente se puede disponer de hasta un máximo de cuatro creaciones básicas (pociones, incripciones...) y estas cuatro iniciales no tendrán coste en puntos de habilidad. Las creaciones que se aprendan o mejoren a posteriori durante el desarrollo del personaje se evaluarán con las mismas reglas que las habilidades comunes.

    Un ejemplo de un personaje que desee iniciar con alquimia sería:

    Alquimia Nivel 2

    • Alquimia nivel 2 (Habilidad usada para conocimiento y manipulación general de alquimia sin definir)
    • Alquimia 2 (Poción de salud)
    • Alquimia 2 (Poción de maná)
    • Alquimia 2 (Sedante)
    • Alquimia 2 (Elixir ojo de gato)

     

    Entiendo que la guía de oficios data del inicio del servidor, y que se ha ido ajustando con el tiempo. Por eso creo que es buen momento para sugerir que se puntualice la "identidad" de este oficio, que viene siendo "a niveles bajos, el alquimista logrará efectos bastante suaves que conllevan severos efectos secundarios, es por eso que conforme progrese irá perfeccionando sus creaciones para obtener un efecto más refinado. A la hora de solicitar recetas nuevas, se ha de tener presente un efecto y uno o varios efectos secundarios". O algo así, para que se entienda de qué rollo va. Cito a Malcador aclarando este punto en el canal de dudas de Discord.

    Cita

    La transmutación alquímica es posible, pero requiere un nivel alto de alquimia y siempre con grandes riesgos. Los maestros de la transmutación y mutación alquímica son los goblins, con laboratorios enteros en Kezan dedicados a la creación de mutantes y otras criaturas, como los hobgoblins. Pese a esto, a niveles bajos e intermedios, la alquimia siempre tiene un toque muy fuerte de fantasía, así que pese a que no se puede hacer una poción que te ponga ojos de tigre literalmente, o que te salgan branquias, o que tus manos se conviertan en garras de lagarto en estos niveles, si que se pueden conseguir efectos parecidos sin llegar a esos extremos. Por ejemplo, una poción que permita respirar bajo el agua sería de una dificultad media-alta, y las habría tanto las que temporalmente hacen aparecer branquias en el cuerpo, con alto riesgo de efectos secundarios y mutaciones permanentes, las que aumentan la capacidad pulmonar, o las que permiten a los pulmones absorber el oxígeno del agua, lo cual tomaría un tiempo acostumbrarse antes de poder nadar normalmente así. Lo mismo con una poción que como usted dice endurezca la piel. Tal vez una de nivel alto literalmente haga que la piel de quién la bebe se recubra de escamas, con la posibilidad de que esas escamas no desaparezcan nunca. Las pociones más simples simplemente endurecerían los músculos, generando entumecimiento y haciendo que golpes contundentes o incluso filos cortantes sin demasiada fuerza se encontrasen con mayor dificultad para atravesarlos y dañarlos, aun que generando igualmente daño a largo plazo una vez pasados los efectos de la poción.

    De la misma manera, la alquimia siempre, siempre tiene efectos secundarios. Las pociones de nivel básico tienen efectos secundarios por falta de refinamiento. Y las de nivel alto tienen efectos secundarios porque son muy poderosas. Aunque siempre está la posibilidad de hacer versiones "seguras" de pociones básicas siendo ya diestro en la alquimia. ¿Pero qué alquimista que se precie antepondría la seguridad , auto limitandose en las cosas que puede lograr con sus artes?

     

    Del mismo modo, sería de agradecer añadir el contexto de la alquimia en cada raza, como viene citado en Ingeniería. Hasta donde sé, los goblins son los maestros alquimistas, seguidos por los gnomos, los humanos siguen conceptos básicos sin herramientas complejas y he de suponer que las razas más primitivas como los orcos, los trolls o los taurens son más de caracter ritual y esotérico. Esto ayudaría a la hora de interpretarla.

    Si además figurase que el empleo de elementos más fantasiosos como, qué se yo, moco de... rana... de Marjal Revolcafango es tanto adecuado como recomendable (sin tener que ir de químicos por la vida para poder rolear un alquimista), también ayudaría a la hora de interpetar.

    Como última sugerencia respecto a la Alquimia que también se puede aplicar a Inscripción, incluir una lista de efectos a cada nivel, actualmente figura aprendiz y formado, pero como ya empiezan a verse personajes con niveles de habilidad al 5, sugeriría incluir una lista de ejemplos de efectos de cada maestría en las profesiones especiales, o sea en Diestro y Maestro, que haga de limitador a la hora de entender el límite bajo el que nos movemos como pasa al comparar los hechizos de dificultad 22, que aun que sean bastante lejanos, nos sirven para ver el tope al que podemos optar en la escala de poder dentro del universo como jugadores.

     

    Esto fue todo, espero que se haya entendido a pesar de lo mal que se me da explicarme.

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    Entre fríos muros de piedra maciza, pasajes de ricos adoquines y a la luz del cimborrio central, se dejó llevar hacia el ala diestra del transepto, donde la memoria dormita.

    El murmullo diafano de los feligreses se imprimía en los ecos, donde hasta la más mundana conversación se tintaba de entonación gregoriana. Allí, frente a los frescos, se detuvo, tan humildes pero tan cargados de devoción. Lejos quedaban las altas bóvedas de crucería de la ciudad, donde los estrechos ojos de la iglesia fueron sustituidos por coloridas y majestuosas vidrieras y rosetones, de un tiempo cercano cuando se forzaron a renacer, vestidas de blanco y adornadas, como las novias que sonrosadas caminan enorgullecidas al encuentro de su esposo, frente a los adornados y detallados altares de la Catedral de Ventormenta. Pero aquel refinamiento no le era de agrado, pues criada en la austeridad, entendía que la devoción nace de la sencillez y no necesita ser vestida y adornada de tan sobrecargada manera. Era arte nuevo, arte renacido, aprendido y madurado de su predecedor de acuerdo al cual fue eregido la Abadía de Villanorte.

    Se dejó abrazar resignada por sus recuerdos amargos, de gran consuelo para las almas perdidas, impenitentes como ella. Hija de Lordaeron. Enamorada del recuerdo de un reino que no fue más.

    Sus dedos de pálida piel comenzaron a retirar los restos de velas situados al pie de aquellas imágenes, tan añejas que conscientemente imprecisas, ayudaban a ser reconocidas con la adecuada iconografía. Allí, a su diestra, Santa Catherina miraba con expresión perdida, sosteniendo en su mano un racimo de hojaplata, sanadora. Junto a ella, San Anselmo, siempre representado con la sabiduria de los antiguos escritos en su diestra, la zurda, era apoyo de su hígado, solemnemente afligido. La fila de representaciones abarcaba las paredes de los cuatro apartados dispuestos a cada lado del transepto, y todos ellos, santos y santas ungidos, encabezados por uno mayor, situado sobre ellos en una medida jerarquización. En este caso, San Uther el Iluminado. Se santiguó antes de admirar su imaginería y no fue hasta ese momento en el que se percató de una segunda compañía, al otro lado de los gruesos portavelas negros. Continuó sustituyendo las velas consumidas por unas nuevas, presencias de nombres, todas ellas, que prendidas brindaban el recuerdo de no solo los representados, si no como imploro porque estos les protegieran a ellos o a quienes ya se habían marchado. Ese era el trabajo de aquella mañana, disponer los santuarios para quienes quisieran brindar sus oraciones. Aquel joven la miraba, ya tan mordido por su frío e hiriente carácter que casi parecía pensárselo a conciencia antes de querer volver a sostener esa espada por el filo. Así era ella, pero tampoco buscaba ser entendida o ayudada. La culpabilidad terminó llegando hasta ella, pues ese mal trato era inmerecido. Así que, con un tono suave, comenzó a citar a los santos frente a los cuales se encontraban.

    Los huecos vacíos no eran casualidad, pues en ellos antaño reposaban el recuerdo de aquellos que más tarde, volvieron enarbolando las impías artes que enfrentaron en vida, perdiendo su titulo, su santidad, y tornándose una mofa de lo que antaño fueron. Mas de ellos, no habló.

    El muchacho conocía aquellos santos y santas, para su virtud. Aun que no hubiera nadie en los reinos humanos que no hubiera oído hablar de San Uther el Iluminado, quien no necesita mención, pero todos la brindan con gozo y orgullo. Bien era conocido a la par la ruta que los feligreses recorrían para rendir su humilde presencia al difunto santo. La recordaba aun que nunca hubiera requerido de hacerla.

    Tal vez, él tuviera razón, y en el camino podría hallar sosiego y aprendizaje.

     


    Introducción para un evento de peregrinaje entre ambos hacia la Tumba de Uther. La idea fue de Thala, pero me he agenciado vilmente el mastereo.

    Armand interpretado por @Thala. Habilidades usadas: Religión.

    Gabrielle interpretada por @Psique. Habilidades usadas: Religión.

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  14. Una misiva sellada y debidamente lacrada llega a la embajada de la Alba argenta. El sobre es modesto, color crudo, con cuidada caligrafía en color bermellón.

    Me dirijo a quien competa, a mis hermanos en el Alba Argenta, mis más sinceras bendiciones para con todos ellos.

    Tal vez mi nombre no os sea sonado, traspapelado y lapidado bajo aquellos que realmente merecen mención. Hombres y mujeres que participan activamente, colaborando de manera devota para con los intereses y buena voluntad de su bandera plata, ébano y oro, mas servidora no es ninguno destos.

    Hace cuantiosos meses, acudí ante sus mesas con el expreso deseo de apoyar la causa, justa y mesada, que el Alba Argenta pelea fervientemente, mas mi mente, espíritu y alma, aún se encuentran dolientemente magulladas tras los horrores presenciados, y como les hice conocedores en su momento, recluida y dedicada a la vida laboriosa entre nuestras hermanas y hermanos en la Abadía de Villanorte, buscando entre rezos y ceremonioso confinamiento aquello que pudiera aplacar, alimentar y ensalzar mi magullado temple. Y es por eso que hoy, para mi lamento, les anuncio mi retirada del servicio armado. Pues siento que mis días de pelea, en el frente, en cualquier otro lugar se encuentran moribundos, así lo hace mi entereza.

    Ironico es que esta carta englobe una presentación y despedida pareja. Avergonzada he de sentirme, pues admito que me siento perdida, confusa, y necesitada de una vida más calma y humilde entre aquellos con los que a día de hoy sigo conviviendo, aun siendo consciente de que manos faltan aquí y en muchos otros lugares.

    Mi cuerpo ya no puede llevarme a luchar por las causas justas, pero mi alma, siempre con la Luz, consagrada a mis hermanos, permanecerá entre estos sacros muros, extendiendo su palabra y aprendiendo hasta que el tiempo deje de ser tiempo, o hasta que un hito divino me devuelva la voluntad que hoy me falta y me pesa.

     

    Mis más humildes disculpas, mi más profunda gratitud por todo lo aportado y mis más honestos deseos de que, sin pena ni gloria, mi trayecto luciendo sus emblemas pase.

     

    La Luz nos cobije, ampare y perdone por nuestros fallos.

    Gabrielle O'Connor

     

    Tras la carta, llegaría el tabardo y broche procurado y grabado con su nombre el día, un año atrás, en el que creyó que en el nuevo sol encontraría su camino por si solo. Pero nadie cambia por vestir otros colores, y las heridas siguen ahí, aun que se cubran con oro, ébano y plata. Y al final, prefirió ser honesta, afrontar que no podía. Y rendirse.

    @Malcador

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  15. Lo híbridos ya se balancéan solos a la hora de invertir puntos. Que el estorbo les afecte a la hora de tirar magia sí que no me parece bien. Ya tienen que repartirse puntos entre físico/destreza e intelecto. Eso perjudicaría a los paladines por ejemplo, y a otros tipos menos comunes de personajes, ya que aquí no existen las clases como tal, cosa que no veo bien.

    Quitar los críticos sí que me parece adecuado.

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    Cuando no tienes nombre, cargo ni prestigio, te buscas los recursos como puedes. Y los bajos fondos resultan un hervidero de oportunistas dispuestos a anteponer un par de monedas a su propia integridad física.

    La figura de Hakim parecía ser más que suficiente para mantener los problemas lejos de Raina, disuadiendo a los pordioseros de intentar arrancarle de las manos aquella bolsa que llevaba. Los cuchillos hacen heridas feas y los garrotes pueden ayudar, pero son un chiste en comparación a las hojas que él dejaba entre ver en su gabardina.

    Llegaron al callejón, situado entre dos casas, donde dos figuras dejadas esperaban junto a la puerta trasera del edificio colindante: un hombre greñudo, delgado, con rostro ratonil llamado Oporto, y el otro, un grandullón de casi los dos metros, de frente provinente y dos barbillas, cuyos brazos eran gruesos como troncos. Ese, era Pazguato.

    La capucha mantenía oculta la expresión de Hakim, arrugada y desdeñosa por tener que volver a cruzarse con ellos. Pero ella necesitaba el material.

    Oporto sostuvo las tinajas entre sus manos, con poco cuidado. Raina destapó una de ellas e introdujo en el líquido viscoso un utensilio de madera, que comenzó a sisear y a derretirse. Se mordió el labio inferior contemplando la pureza del material, tal vez prefirieron no adulterarlo, lo cual era una buena noticia. La cara de desagrado de Oporto se tornó en una de circunstancia al darse cuenta de que estaba sosteniendo ácido entre sus manos.

    - Cógelas.-Le dijo queda a Hakim, que seguía a su espalda.

    - Eh, eh... ¿Y nuestra parte? - Como si alguna vez el Grajo dividiera a partes iguales. Primero, se lleva lo que quiere, de lo que queda, se divide su parte y de lo sobrante, la mitad lo reparte entre los suyos.

    Raina tiró a los pies de Pazguato la bolsa que llevaba, dejando entrever su contenido. No era dinero, si no algo incluso menos abundante. Los frasco tintinearon al entrechocar entre sí, con a saber qué contenido dentro. Un mero trueque. Oporto dejó las tinajas en los brazos de Hakím y como una soplido, recogió la bolsa que traía Raina, abrazándola como si fuera un tesoro.

    - Le mandaré saludos de tu parte, preciosa. ¿Por qué no te quedas y nos cuentas para qué quieres algo así? Pasaremos un buen rato... -Deslizó una mirada perversa.

    - No me interesa. Dile que la próxima vez no me haga esperar.- Oporto movió la mano como una señal para el grandote, que seguía mirando el lugar donde la bolsa había caído antes, con un más que evidente retraso. Cogió su garrote y se adelantó unos pasos, ante lo cual, Raina retrocedió otros dos.

    - Insisto. Y él... También insistió.

    Las cosas empezaban a ponerse tensas, pero una maniobra a tiempo salvó la situación. Hakim evocó una ilusión, representando a un grupo de la guardia en la boca del callejón.

    Y aprovechando la distracción, se marcharon. La ilusión se desvaneció al poco, pero para entonces ya se habían marchado.

    Desgraciadamente, no hay muchos ladrones que sepan usar ese tipo de trucos.

     

     


     

    Offrol

    Sesión de introducción de Hakim, interpetado por @Thala.

    Tiradas de Hakim: Ilusión básica, advertir/notar, reflejos, callejeo.

    Tiradas de Raina: Alquimia, Fauna, callejeo.

     

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    Debió doler. Al menos el puñetazo en el ojo debió doler. Mientras Raina se ocupaba de intentar subsanar las heridas de las represarias del Grajo, Hakim no paraba de lanzar ladridos de descontento. Alex sin embargo lucía una calma premeditaba, porque sabía que en este tipo de cuentas pendientes, la balanza puede inclinarse a su favor. Raina les contó que el Grajo la hizo llamar esa mañana para tratarle un corte en la mejilla, se quedó con su maletín y le dejó unos cuantos recuerdos por todo el cuerpo de lo que pasa cuando alguien decide hacerse amigo de un viejo enemigo como era Hakim. Pocos rateros sabían usar sus trucos.

     

    Se pusieron en camino para averguar dónde se había metido el Grajo. Las pistas les llevaron hacia una pequeña aldea de pescadores asentada a la orilla del río sur, y allí, estaba él respondiendo a los rumores de ofrecer jugosas bolsas de oro a quien pudiera ganarle en una apuesta. Cualquiera con un cobre en los bolsillos podía ganar, pero en esos ojos grises brillaba una surspicacia nueva que apestaba a cardo presto, al concentrado que Raina llevaba en el maletín y que desgraciadamente había empezado a darle uso. Como les dijo, ese truco le había reportado una sustanciosa ganancia, y poco le importaba tener que lidiar al día siguiente con un punzante dolor en el cerebro. con los bolsillos llenos, la resaca pasa mejor.

     

    Hakim y el Grajo se miraron por encima de las cartas, aunque el primero iba disfrazado. La ruidosa entrada de Raina en la sala de las apuestas de la taberna terminó por casi costarle el engaño. Hakim conocía ese concentrado, Raina ya le había ofrecido probarlo y sabía que una sobredosis podría ponerlo en una situación delicada, así que, lo incidó a que abusase, y así hizo. El Grajo comenzó a combulsionarse momentos más tarde, cayéndose al suelo bajo la mirada desternillada de Oporto y Pazguato. Y ahí, salió la comadreja a defender a su amigo con gritos cobardes y movimientos nerviosos.

     

    - ¡Ayúdale! -Le exigió a Raina, y esta, que le miraba a traves de un ojo inyectado en sangre y unas ganas infinitas de cobrarse venganza, le respondió.

    - Me devolveréis lo que es mio, y me quedaré lo que hayáis ganado esta noche. Ah, y nos dejaréis ir sin represarias. Eso, o...

     

    Había miedo en los ojos de la Comadreja, con mucha probabilidad, ese desgraciado era lo único que le quedaba, él y el grandullón que parecía no entender la situación. Incluso las promesas de una vida mejor que le brindó Alexandra las desoyó, nada le importaba si significan dejarle morir. Así que accedió.

     

    Raina deslizó por la garganta del moribundo un preparado compuesto por hongo fantasma, un potente vomitivo. Cuando ya no le quedó nada en el estómago por echar, le dio una fuerte patada en las entrañas y dejó sobre la mesa un suero para que se lo administrasen.

     

    Seguramente, habría represarias, pero eso era cuestión de tiempo.

     

    Cuando abandonaron el cuarto, un hombre de aspecto campechano les detuvo en la puerta, preguntándoles quien de ellos era el responsable de todo aquel festival, el matasanos. Con humildad y súplica, les ofreció un sustancioso trato a cambio de viajar al sur para ayudar a su hija enferma, en Páramos.

     


    Offrol

    Sesión de introducción de Hakim interpretado por @Thala y Alexandra, interpretada por @Blues.

    Tiradas de Hakim: Rumores, Mimetizar imagen.

    Tiradas de Alexandra: Rumores, ilusión básica.

    Tiradas de Raina: Medicina, Alquimia.

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  17. WwaAYDP.png

    Preludio

    Raina mantiene contacto con un indeseable llamado "El Grajo", que sirve de proveedor encubierto de ingredientes y útiles para sus creaciones alquímicas y suministros médicos. Al final, esta relación "profesional" termina mal para ella, pues él y sus matones le roban el maletín médico con todo lo que llevaba. Pide ayuda a Hakim y a Alexandra para solucionar este entuerto, recuperar sus cosas y cobrarse los últimos servicios médicos que le brindó.

    Consiguen localizarle en Villa del Tornero, una pequeña aldea situada en las inmediaciones del río sur que hace de frontera natural con Ocaso y Páramos, hogar de pescadores, labradores y otra gente humilde de Elwynn. Al parecer, estaba tramando un círculo de apuestas de las cuales lucrarse. Cualquiera que tenga al menos un cobre en el bolsillo puede jugar, y dicen que la banca tiene un buen depósito. Si ganas, claro.

    El trio irrumpe en la habitación, y mientras Raina es retenida por Oporto, Hakim, disfrazado de lugareño, se juega a las cartas lo que el Grajo muestra en su banca. Espera pacientemente a que uno de los elixires de Raina haga efecto en el bandido, uno de los tantos que se ha agenciado de su maletín, hasta que finalmente, cae presa de los terribles efectos secundarios y de una evidente sobredosis. Mientras el Grajo se retuerce en el suelo, ofrecen un trato a cambio de ayudarle: el instrumental médico de Raina le será devuelto, se quedarán con las ganancias de la noche y les dejarán irse sin consecuencias.

    Oporto accede al trato, y los tres salen de la habitación, topándose con un parameño llamado Conrado, quien andaba buscando a un barbero clandestino al serle imposible contratar a ninguno del Gremio de Barberos Sangradores. Ofrece una cuantiosa suma a cambio de curar a su hija Margarita, presa de una extraña enfermedad, en Arroyo Claro.

    El grupo acepta el cometido.

     

    Trama principal

    El evento se desarrolla en un recóndito lugar en Páramos de Poniente, es un pueblucho de apenas veinte habitantes, de calle única, con una taberna en el centro y una pequeña ermita en la colina próxima. Arroyo Claro es su nombre, aunque este hace ya tiempo que secó.

    Los lugareños miran con sospecha a los recién llegados. El Padre Eustaquio Álvarez, quien parece ser la figura de autoridad en ausencia de cualquier otra, recibe a los forasteros con una pacífica "hostilidad". Desarmados y sometidos a las exigencias del Padre, los personajes se encuentran aislados en la aldea, sin transporte que les acorte el largo viaje a través de un interminable campo de trigo y cebada y desarmados como para poder oponer resistencia alguna.

    En los ojos de los lugareños, hay un espectro macabro, cuencas que miran demasiado fijo, como la hiena que espera paciente a que la presa demuestre debilidad. Cobardes, pero no indefensos.

     

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    "El Grajo"

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    Una figura que en sí misma personifica toda la desgracia humana que se respira en el hoyo más profundo de la sociedad. Curtido a heridas, ninguna gloriosa, como un perro callejero que se pelea con los demás por un triste bocado, ha pasado sus treinta años sacando provecho de otros con apuestas, malversaciones o como matón de turno. Su nombre le es propio como buen ave carroñera, de pelo azabache y ojos avariciosos. En su momento, se desenvolvía en los barrios bajos de Ventormenta, hasta que su cara se hizo demasiado conocida por la Guardia y los ciudadanos, asíque optó por cambiar su zona de acción hacia los pueblos y aldeas del Bosque de Elwynn. Con el tiempo ha ido ganando algo de influencia, y otros pocos esperpentos se han sumado a su grupillo. Tras una escaramuza con la guardia, todos salvo él, Oporto y Pazguato fueron detenidos.

     

    Hace poco, sus trucos de apuesta acabaron en pelea y un gancho de derecha le partió la mejilla derecha. Raina fue quien le hizo el arreglo, pero la visita concluyó con el hurto del material médico que llevaba en su maletín y unas cuantas afecciones físicas.

     

     

    "Oporto"

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    Tal vez el segundo, o el último, la realidad es que cuando se trata de cumplir cuando el Grajo no puede, Oporto es quien le sustituye. De aspecto escualido, pequeño y poca cosa, pero presumiblemente astuto como una comadreja.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    "Pazguato"

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    Guardaespaldas, matón y marioneta del Grajo. Tiene pocas luces, pero es ancho como un armario y de brazos gordos como dos troncos. No es especialmente listo, pero él solo podría reducir a varios hombre entrenados con facilidad, enarbolando su garrote y haciendo gala de una terrorífica fuerza.

    "Mantenlo contento y no habrá nada de lo que temer", y con esa frase, el Grajo no tardó en añadirlo a su séquito de indeseables.

     

     

     

     

     

     

     

    Conrado Ramirez

     

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    Curtido en el campo, de brazos y piernas gruesos y una barba canosa mal cuidada. Primer contacto del grupo, quien ofreció el trato a cambio de que acudieran en ayuda de su hija, la cual permanece encamada en Páramos, gravemente enferma. Acudió a Ventormenta para contratar los servicios de un barbero de profesión, pero al ser más de lo que pudo permitirse, buscó a uno que ejerciera en la clandestinidad. A pesar de su carácter seco y malhablado, la desesperación que empaña esos ojos cansados habla por sí sola.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Margarita Ramirez

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    Hija de Conrado, de unos ocho años de edad, la más pequeña de sus otros dos hermanos, fallecidos. Por lo que se sabe, ha contraído una enfermedad que le ha ulcerado la piel, pintado las retinas de amarillo y la mantiene encamada por una elevada fiebre.

     

     

     

     

     

     

     

    Padre Eustaquio Álvarez

     

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    Un hombre fofo, de expresión repugnante, labios caídos y papada. Es el encargado de guiar a los feligreses en este pueblo de mal a muerte. Los tiempos desdeñosos y crueles le han granjeado la devoción de todo el pueblo, siendo en consecuencia, la figura de autoridad en el lugar, en una región limada por el viento, los gnolls, los bandidos y la escasa producción de la tierra por las escasas lluvias de los dos años anteriores.

     

     

     

     

     

     

     

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    Objetivo: diagnóstico acertado

     

    Tras su llegada a Arroyo Claro, tienen una semana para descubrir de qué enfermedad se trata. Se prevén cuatro sesiones de entre 4 y 6 horas, en las cuales, Raina deberá efectuar una tirada de Alquímia, Sanación Hierbas y Anatomía en su comienzo, después se hace la media entre los tres resultados. El objetivo es que logre sumar 56 en total entre todas las tiradas de esos días. Una pifia en cualquiera de esas tiradas retrasa el tratamiento un día.

    Los progresos dependen directamente de los descubrimientos del grupo, que será el que deberá investigar qué es lo que ocurre en el asentamiento. No obtener ninguna pista vinculada directamente con la enfermedad, anula las tiradas de Raina el día siguiente y por ende, lo retrasa un día más.

     

     

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    La desesperación hace que muchos tomen la vía rápida para paliar sus desdichas.

    Entonces, el oro se manchó de carmín

    y la enfermedad terminó llegando a carcajadas histriónicas.

     

    • Tipo de trama: investigación.
    • Riesgo de muerte: bajo/medio.
    • Ubicación: Arroyo Claro
    • Objetivo: Determinar la enfermedad que padece Margarita y marcharse de Arroyo Claro.
    • Sesiones planificadas: 11

     

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    Índice

    - Contexto, STs y sistemas

    - Preludio: el Grajo

    - Capítulo I: el Buey

    - Capítulo II: la Risa

    - Interludio: Bebe de este agua

    - Capítulo III: la Hiena

    - Epílogo: el Corcel

     

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