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Showing content with the highest reputation on 21/06/18 en todas las áreas

  1. 5 points
    Mannel dormía en su cómoda cama mientras empezaba a escuchar los cacareos de los gallos que alzaban sus voces al alba. Empezaba la jornada de trabajo en Lebucka, una pequeña aldea, de las últimas que quedaban en las regiones del oeste de las Laderas de Trabalomas, pues el resto habían sido abandonadas fruto de la amenaza renegada. Pero las gentes de Lebucka contaban con Sir Roland, un veterano Paladín retirado, que con la ayuda de los hombres y mujeres del pueblo habían conseguido mantener a raya a los grupos de escaramuzadores renegados enviados a sembrar el pánico. Se incorporó de su cama, y medio adormecido, comenzó a ponerse los pantalones. Hoy le tocaba reparar las botas de viaje de Mode y remendar los calzones de la cuadrilla de leñadores. Se auguraba una mañana tranquila. La tranquilidad, sin embargo, se esfumó de golpe cuando escuchó un inmenso estruendo de madera quebrarse. Tal fue el ruido que le hizo pegar un bote en su cama, cayéndose a cuatro patas al suelo, con el estómago prácticamente en la boca. ¿Qué había sido eso? ¿Alguna clase de explosión? Mientras se incorporaba aun algo acongojado comenzó a escuchar los gritos, los golpes, y unas voces graves que le hacían temblar los tímpanos. Corrió con velocidad a la ventana de su dormitorio, situado en el primer piso sobre su taller, la cual abrió con violencia para ver qué demonios ocurría. Pese a que sentarse ante su ventana y ver la plazoleta central de la aldea era uno de sus pasatiempos favoritos, esta vez no fue el antiguo pozo de piedra rodeado de una plaza de barro lo que le vieron sus ojos. Un muro de metal oscuro se alzaba ante él, cortándole la visión. Mannel parpadeó confuso varios segundos, hasta que lo que le cortaba su visión comenzó a girarse hacia la ventana que acababa de abrirse. La mirada del artesano del cuero se cruzó con dos cuencas oscuras y profundas, ocultas tras un gran yelmo de metal tallado con la forma de una bestia que el hombre jamás había visto. ¡Santa Luz! Dijo para sus adentros, mientras veía como los brazos del gigante que se había detenido delante suya comenzaban a alzar una inmensa maza grande como un ariete. Mannel se quedó congelado dos segundos, antes de reaccionar justo a tiempo para tirarse por el hueco de las escaleras hacia su planta inferior, un segundo antes de que toda la planta superior de su hogar volase por los aires, destrozada de un brutal impacto que quebró muros , columnas y techo de madera como si fuese un niño jugando con juncos en el borde de un río. Mannel tardó varios segundos en reincorporarse, ignorando el fuerte dolor de haber caído con violencia por las escaleras fruto de la adrenalina que bombeaba en sus oídos, golpeándolos como tambores de guerra, instándole a huir. Los gritos de dolor, de guerra, la madera y roca siendo quebradas, inundaban su mente cuando abrió la puerta de su hogar. La escena que se encontró ante él era simplemente irracional. Al menos una docena de esos seres salidos de la nada se dedicaban a arrasar casas con sus inmensas armas, tras haber destrozado el portón de madera de la pequeña aldea como si ni estuviese ahí. Las buenas gentes de la ciudad corrían en todas direcciones, asustados, siendo aplastados, arrojados contra las paredes de sus propios hogares, o simplemente pisoteados. Sus vecinos, sus amigos, estaban siendo asesinados a sangre fría, sus gritos de dolor ahogados por los cánticos guturales de las bestias que los estaban atacando. Llegó a ver a Mode, con su arco largo, la mejor cazadora de la aldea, disparando desde un callejón contra una de las criaturas. El artesano vio como sus flechas impactaban en las pesadas pieles de la espalda la criatura sin que esta pareciese inmutarse. Intentó gritar para avisar a Mode de que otro se había fijado en ella desde su retaguardia, pero no pudo abrir siquiera la boca para gritar. El miedo hizo un nudo su garganta, y observó en silencio como la veterana rastreadora era empalada contra el muro tras el cual tomaba cobertura por lo que parecía ser no más que un hacha arrojadiza para estos gigantes. Sabía que si se quedaba ahí moriría, como los demás, pero el terror había hecho presa de sus piernas como frías zarpas heladas que penetraban en su carne y se clavaban en el hueso. No fue sino los gritos de Sir Roland lo que consiguieron hacer que volviese en sí. -¡Artesano, aquí, por la Luz, reacciona! - El veterano paladín, con su maza de guerra y en ropas de cama se alzaba delante de la posada acompañado por otros cinco vecinos que con lanzas y arcos temblaban aterrados tras el guerrero sagrado. Mannel corrió hacia ellos con una velocidad que desconocía era capaz de alcanzar. Calló a cuatro patas tras el paladín, jadeando agotado, pero notó como cierta calma llegaba a su mente cuando la mano del paladín se posó en su hombro y escuchó su grave voz. -Mannel, no se qué clase de criaturas son estas o porqué nos han atacado. ¡Pero la aldea está condenada! ¡Corre, has de correr hacia Costasur, da el aviso, y llévate contigo a todo el que puedas encontrar en el camino! ¡Nosotros intentaremos cubriros! El artesano se incorporó, observando al paladín, la convicción reflejada en sus ojos, ni rastro de miedo era perceptible entre las arrugas de su curtido ceño. No podía decir lo mismo del resto de milicianos, que aterrados observaban como dos de las inmensas figuras se acercaban a ellos. No dudó. Le gustaría decir que hizo amago de quedarse y luchar, de morir junto a sus vecinos, pero Mannel echó a correr en cuanto el paladín se lo ordenó, con un impulso nacido de las partes más oscuras y egoístas de su alma. Antes de abandonar la aldea por la pequeña puerta trasera de la empalizada, tras la taberna, miró un segundo atrás, pero la visión de un inmenso lobo grande como un carromato abalanzarse sobre el paladín y los milicianos hizo que sus piernas se moviesen por sí solas. No encontró a nadie en su huida apresurada por los bosques. Tampoco los buscó. Tras prácticamente un día entero de correr ininterrumpidamente, llegó a vislumbrar los muros de Costasur en la lejanía, antes de caer inconsciente. Cuando se despertó un día después en la enfermería de la Iglesia, no tardó en comenzar a gritar, desesperado, haciendo que tras una hora de forcejeo el capitán de la guardia en la ciudad acudiese a ver qué ocurría. No consiguieron sacarle mucho al hombre, cuasi enloquecido, aunque había una cosa que no paraba de gritar una y otra vez. -¡Los gigantes! ¡LOS GIGANTES! // Evento maestre , primera parte de una trama mayor, que ocurrirá entre los días 25 y 30, con margen a mayor longitud en base a las necesidades del rol. Habrá rol tanto para renegados y afiliados así como para humanos y enanos por la zona de Laderas de Trabalomas. Quién no tenga personaje en la zona, podrá enviar formulario de historia rápida y ficha para crearse ST's temporales para el evento. Todos estos serán revisados la noche del Domingo 24, cuando acaba el plazo para hacerlo. En la historia rápida no hace falta escribir nada más que nombre, sexo, e indicar qué es el personaje de entre la siguiente lista: -Soldado Imperial de Costasur -Cazador de Costasur -Iniciado de la Iglesia (Puede coger hechizos de Luz de Nivel 12-14) -Guardia de la Muerte renegado -Mortacechador Renegado -Boticario Renegado (Se le dará acceso a un conjunto de compuestos alquímicos especiales) -Guerrero de Clan de los Colina de Hierro -Montaraz Colina de Hierro -Artillero Colina de Hierro (Se le dará acceso a un conjunto de herramientas especial) A diferencia de las fichas normales, estas fichas podrán empezar con habilidades de hasta nivel 3. Cualquier duda, por favor, envíenme un MP al foro, pues no podré atender el Discord. Habrá más respuestas a este tema y noticias onrol en los días previos al evento.
  2. 3 points
    Hola. Desde hace bastante tiempo ya, más precisamente desde hace unas 24 horas (mucho), he estado practicando el noble arte del dibujo. Y como soy un artista generoso, he decidido compartir con toda la comunidad mi fina arte, la cual ya he compartido con un selecto público en estado Beta antes de su lanzamiento oficial. Entenderé si alguien no puede soportar el detalle de mi dibujo, no puede apreciarlo o si sencillamente alguien siente envidia. A esa gente solo le puedo decir que observe con atención mis obras maestras y trate de aprender todo lo posible de ellas, pues hay mucho de lo que aprender. Cabe destacar que mis obras no tienen firma de autor porque soy un fiero enemigo de Coppy Ray, estoy por encima suyo y no lo necesito. Soy un artista hardcore sin miedo al plagio. Sin más, os dejo con mis obras y sus respectivos títulos: A esta la titulo "Wops, Pecas se ha quedado bizca" "Alay no me cae muy bien, no me voy a esforzar en dibujarla" fue mi segunda obra, y estoy muy orgulloso de ella. "BenderDonny". Por cosas como estas soy enemigo de Coppy Ray. Esta la titulo "El bro y su chorizo", porque en este retrato se le ve el chorizo. El que siempre lleva al hombro. Ya sabéis cual. El de tela. "If you overcook it; right to jail" es una de mis obras que mejor expresa el espíritu de mi personaje principal, y le tengo mucho aprecio, así que no la critiquéis muy duro. "¿Tom el cartero? ¿Quién demonios conoce a ese?" Esta obra la hice en un rayo de inspiración, retratando un personaje de un usuario olvidado que pocos conocen, en paz descanse. "Parece un puto pordiosero francés amante de la sodomización que le da el rey" Fueron los comentarios halagadores de una beta-tester anónima. Y finalmente "Esta es la calidad de la Guardia Imperial" es un retrato del Soldado William Frank luego de ser seriamente traumatizado Iluminado por sus experiencias junto a su cabo. Sé que tengo un don nato, pero por favor, tratad de darme críticas constructivas para mejorar aunque todo lo que se os venga a la cabeza ahora mismo sean elogios y gracias de antemano por el Like al post.
  3. 2 points
    Buenas a todos, Despues de casi dos años rondando por el server vengo con mi primer sugerencia que, por el título del post, puede sonar un poco vacía y sin sentido pero que no lo escribiría si no estuviera convencido que es un cambio necesario. El chat del foro es casi lo primero que salta a la vista del usuario que ingresa al servidor y que puede ser un posible nuevo rolero. Es una herramienta sencilla que puede servir como primer enlace entre aquellos que están fuera y quienes ya somos usuarios del servidor. Pero últimamente es simplemente un recuadro con mensajes que quedan colgados por días sin respuesta porque ni usuarios ni maestres prestamos demasiada atención a este chat. Esto es lo que se ve de cara al público que mira desde afuera. Una serie de mensajes dilatados en el tiempo que no representan de manera fiel la verdadera actividad en el servidor. Desde mi punto de vista, esta aparente baja actividad podría disuadir rápidamente a varios potenciales roleros. Y por esto y sumado a que el chat de poco nos sirve últimamente más que por la añoranza y en alguna extraña ocasión en la que los servidores de discord se caen, es que sugiero quitarlo. Eso es todo. Saludos!
  4. 2 points
    tirada de sigilo para escaparme con el dibujo sin ser visto
  5. 2 points
    Por desgracia no está a la venta. Pero puedo darte tu propio Bodvar personalizado como compensación. Son 300 Euros por la obra original de calidad. 200 Euros de honorarios y 100 Euros por los gastos. Gracias por apoyar mi arte. @Axl
  6. 2 points
  7. 2 points
    Por favor. El foro de debate es para debatir. Para poner un +1 tienen el sistema de likes.
  8. 2 points
    Y mi añadido de última hora: "Odriel ahora tiene tabardo" fue dibujado en honor a que... Odriel ahora tiene tabardo. Como siempre, gracias de antemano por el like
  9. 1 point
    Cuanto por la pintura de Donnovan?
  10. 1 point
    Horribles, toma dos likes
  11. 1 point
    "Déjalo vagar por la tierra, que se pierda en el polvo y su sangre vuelva a su hogar. Es piadoso dejar que se lo devoren los buitres." Prólogo El ambiente asfixiante y cálido dentro de la tienda principal del clan amenazaba con engullir completamente cualquier esperanza de salir con el honor intacto. Afuera asolaba como una mala maldición el calor del sol sobre las pieles dispuestas sobre una estructura de madera, creando una carpa de matices rojizos como la sangre seca sobre el cuero, como consecuencia, dentro se respiraba un aire pesado y cálido que solamente hacía más sofocante la conversación en curso. Se encontraban todos los cazadores del clan reunidos en un circulo que rodeaba a un único orco inclinado con la cabeza baja. Su espalda se encontraba desnuda, exuberante de sudor que perfila la piel tensa de sus hombros. Su cabello negro y largo caía como un velo sobre su rostro, se encontraba sucio y lleno de cebo. Toda la sala se había quedado callada, juzgando en silencio al hermano en el centro, ni siquiera se escucharon susurros entre los presentes. Tampoco se escuchaba la respiración de ninguno. -Te lo preguntaré una vez más Daerek- Exhaló el más fuerte de todos, el orco que se encontraba orgulloso sobre un trono hecho con huesos, piel y espinas. -¿En que dirección huyó?.- El joven cazador tomo aire seco por su nariz, le sirvió para saborear el sonido de su nombre, la sequedad de su garganta y revivir el ardor de su mano derecha que sangraba como una catarata roja de tibio dolor, algún día esa herida se hará una cicatriz, pero no será una de la que Daerek se sentirá orgulloso. -Se fue hacia el Oeste, padre, montó y marchó hacia el oeste.- El orco en la silla del jefe se reclinó hacia atrás en su respaldo hecho con cuero grueso de jabalí y adornado con cráneos de jabiespínes secos y atravesados con estacas en el tocado de la silla. Su nudillo derecho se tensó sobre el brazo de madera negra y sus dientes gruñeron con un inconfundible bufido cargado de decepción. -Y tú dejaste que te emboscara, pisoteara tu honor y después...¡Permitiste que se llevara tu montura!-Dijo, su tono levantó hasta las motas de polvo sobre los hombros del humillado joven, quien tenía el cabello negro cayendo sobre sus hombros como un velo de verguenza, No había forma que pudiera ver a su padre a los ojos después de mostrar tanta debilidad. -Para cuando me di cuenta de lo que estaba planeando...Era demasiado tarde Padre. ¡Sí hubiera sabido que ella...!.- -SI lo hubieras sabido no estarías ahora humillado ante mi como un inútil. ¡Tú, no eres hijo mio a partir de ahora, ni un hijo de nuestro clan!- La sala se estremeció en silencio, los presentes, en especial los más viejos, solamente asintieron en silencio. Algunos ya tomaban sus objetos y miraban a la salida de la tienda, la sentencia era obvia, pero aún así tuvieron la cortesía de asistir al juicio de Daerek, hijo de Dorik, del clan Pasosombrío. -Ire a buscarla al Oeste...-Dijo finalmente, cuando el silencio se disipó después del arrebato de su padre, la sentencia ya estaba dicha. Su destino, sellado. Desde ahora era un Exiliado de su clan, de su padre y de todo lo que había conocido. La herida en su mano derecha empezó a palpitar con un enloquecedor ardor. -Iré a buscarla al Oeste...-Repitió.- Me internaré en la planicie, la buscaré entre los cadáveres y entrañas corroídas por el sol y las bestias. Buscaré el agujero en el cual se esconde...¡Y entonces la traeré de regreso, para restituir mi honor ante mi clan!- Se produjo un inquietante silencio en la tienda. Las miradas, entre ellas las del joven Daerek, se centraron en el único ojo de Dorik, el señor de los Pasosombrío. Nadie esperaba una absolución tan sencilla, mucho menos después de lo que había sido una expulsión del clan. La tensión en el ambiente ahora era similar a la que siente el león antes de flexionar sus músculos, lanzarse desde su escondite y morder el cuello del antílope que bebe sin darse cuenta del peligro. -Eso no cambiará nada, Orco sin clan, Tu palabra ya no significa nada en este lugar, fallaste en tu propósito como miembro de nuestra estirpe...Y ahora, eres un jinete sin lobo, Eres peor que escoria.- el viejo jefe se levantó entonces de su silla, se acercó al ahora exiliado miembro del clan y tomo su cabellera negra y abundante. recogió el cabello en una larga coleta con una mano, y luego puso la otra sobre la cabeza del orco. -A ti, ya no te queda nada Daerek, ni siquiera tu nombre.- Dijo antes de hacer presión hacia arriba, jalando la cabellera del orco con un rápido y brutal movimiento. Se escuchó un grito de dolor por parte del joven, y otro más de su padre liberando la furia y el dolor causados por la vergonzosa falla de su primogenito. Algunos juraron que la vida del cazador terminaría ahí mismo, con su cuero cabelludo arrancado de tajo por la mano de su padre, pero no, fue por poco. Poco importa si se trataba de vivir sin honor, sin un clan y una montura que lo acompañase. Fue la ira, el dolor y la creciente necesidad de venganza que su cabeza se mantuvo pegada a su cuello, y él, no sucumbió ante el brutal castigo. Afuera la noche ya había caído, y con ella, el clan se preparaba para las salidas de caza nocturnas. Los cazadores mas experimentados habían presenciado la brutal expulsión de un prometedor lider, pero todas las promesas de grandeza y cazas exitosas se habían desvanecido con los ultimos gritos de dolor del joven. Ahora lo veían marchar con la cabeza alta, con sangre brotando de su cabeza y cayendo como rios sobre las arrugas de su rostro. La luz azul de las lunas llenas pintaba de un color como el cobre sus heridas, y la planicie árida de la savanna no ofrecía ninguna sombra donde pudiera ocultarse el cazador y tapar su verguenza. Los cazadores observaron mientras tomaba lo único que se le había permitido llevar consigo. Su hacha, quien había pertenecido a su madre, y apenas una pequeña bolsa de cuero con suficientes raciones para morir lentamente de hambre. El ahora cazador sin clan caminó en solitario hasta la entrada de los muros con pinchos que habían levantado con la sangre de muchos. Allí, le esperaba un lobo pequeño, cojo y enfermizo que no servía para la guerra, ni para la cacería. Quedaba en el si montarlo hasta matarlo, o matarlo para después comerlo y vivir un par de días más en su miserable existencia. Pensó en aquella mañana mientras montaba el lobo que ahora sería su único compañero, sintió su pelaje gris y también, como el animal resintió el peso del orco, Jamás podría correr a toda velocidad con él arriba, así como él jamás podría huir de su verguenza, ni de la marca permanente que dejó su padre como símbolo de su magnitud error. Había perdido todo por culpa de un mero descuido, una efímera fantasía. Su cabeza aún ardía en deseos de venganza, y supuraba sangre por sus heridas aún abiertas. Pero no pudo importarle menos aquello, o lo que fuese a ocurrir ahora. Debía buscar un grupo de caza que lo siguiera al oeste, a la planicie en su exilio. Debía hacerlo para encontrarla a ella, y recuperar su honor con el último suspiro de su cuello cuando la estrangulara hasta la muerte. La sola idea de aquello calmó su dolor
  12. 1 point
    Personajes: El clan Pasombrío El clan Pasombrío es una organización de guerreros orcos famosos por su excelencia en el arte de la lucha montada y asaltos rápidos, también se han distinguido por ser excelentes cazadores con hábiles talentos para la supervivencia. Su fundación es muy reciente y coincide con el nacimiento de la nación Orca de Durotar, el clan fue fundado por Dorik, el desolador de campos, en compañía de sus hermanos montados Maelgor, el troceador y A'meth el veloz. El asentamiento principal del clan se encuentra en medio de los grandes valles del oeste de durotar, cerca del río que separa la tierra de las planicies áridas de los baldíos en el oeste, se encuentran distanciados a varios días de cabalgata del cruce y la capital orca. Su principal actividad se encuentra en la crianza de lobos de guerra para la caza y maniobras bélicas, ademas de contar con excelentes peleteros que confeccionan sillas de montar dignas de respeto. Las costumbres del clan paso sombrío giran entorno a la vida sobre la montura, desde jovenes se les enseña a los miembros del clan como montar, luchar sobre el lomo de un lobo y sobrevivir en la planicie, no solamente ellos si no sus compañeros animales que son muy importantes en la vida de estos jinetes. Un lobo puede quedar sin jinete y ser montado por otro, pero el jinete que ha perdido a su lobo jamás podrá volver a montar igual en su vida. Daerek, El exiliado: Daerek era el primogenito de Dorik, del clan Pasombrío, lo fue hasta que un evento vergonzoso lo puso en una situación muy humillante y fue despojado de su montura, lo que se traduce en deshonor inmediato según las costumbres de su clan guerrero. Ahora Daerek deambula en la capital orca sin cabellera y con una cicatriz en la mano derecha y su cabeza, consecuencias directas de los sucesos que le llevaron a a vida de un Orco sin clan. Su mayor motivante y deseo es recuperar su honor, rastreando a la persona que le arrebato su montura y con ello, su vida. Va acompañado de un lobo demasiado pequeño para ser digno de una montura de guerra, pero suficiente para al menos transportarle, lo ha llamado "Ogadai", como un recuerdo del espíritu de su madre la cual espera no decepcionar igual que su padre. Su única motivación ahora es la venganza y la redención. Es común verlo en Orgrimmar, tratando de convencer a posibles candidatos de unirse a su causa de venganza, sangre y honor.
  13. 1 point
    Historia Sus botas de cuero se hundían en la hierba húmeda de los árboles no demasiado lejos de los jardines traseros a los salones de su casa. Un Auric de tan solo veinte y dos años estaba atreviéndose a cruzar los límites entre lo conocido y desconocido del bosque, protegido con un simple chalequito de algodón confeccionado por su cariñosa madre y unas babuchas obsequiadas por su considerada tía, cuyo cuero comenzaba a mostrar el desgaste, ahora sucias por el lodo que salpicaba a cada torpe paso que daba el elfo a través del bosque. Los pinos y el viento lo atraían desde que tenía memoria mas su familia no le tenía permitido aventurarse, sabía que de su padre enterarse acarrearía un severo castigo que contribuyera a la tediosa fabricación de flechas o una tarea igual de fastidiosa que ayudara a templar la mente del muchacho, pero no podía evitarlo, la sangre de un forestal corría por sus venas enardeciendo su impulsivo espíritu cada vez que veía a elfos ir y devenir de las afueras de Quel’danil, los fieros defensores del pueblo que con el tiempo se habían ganado su completa admiración, deseaba convertirse en uno de ellos pese a que su edad resultaba una desventaja. Recorrió el sendero que ya conocía, uno elaborado por sus continuos pasos a través de unos arbustos cuya baja estatura y delgada complexión le permitían atravesar con facilidad, evitando espinas y raíces cuidadosamente, hasta llegar a su refugio, a poca altura del suelo en el boquete de un árbol unas mantas hacían de puertas y la corteza de cama, pero esta vez no estaba ahí porque deseara desahogarse tras haber discutido con un familiar o por estar jugando a las escondidas con Datharie, su prima de mayor edad, si no que avanzó hacia donde no lo había hecho antes por miedo a las duras palabras de su padre que lo amenazaban con los peligros de criaturas salvajes que le darían una horrible muerte, pero ya no creía en sus cuentos de hadas, no había visto a un trol antes y a juzgar por el increíble desempeño de los forestales, no eran mejores depredadores que un zorro, aunque no deseaba encontrarse con uno por el temor permanecía incluso bajo la impulsividad, no detuvo su avance más allá de los bosque seguros. Por sobre su hombro pudo observar la puntiaguda buhardilla de la Aguja Plumarenta, su hogar, que era habitado por risas y fiestas la mayoría del tiempo, incluso su hermano mayor, Aerys, que tanto se había alejado de los grandes salones para pasar horas enteras dentro del bosque, solía llegar antes del anochecer para cenar todos en familia, sentados alrededor de una larga mesa de madera oscura y servidos con alimentos tan ligeros y humildes que no se podían comparar a la excentricidad de Lunargenta. Auric estaba preguntándose qué es lo que iban a cenar esta noche, sí es que no lo reprendían con una noche sin cena por su furtiva excursión, cuando el bosque como si por arte de magia se tratara, comenzó a cambiar. Los pinos crecían tan cerca unos de otros que la luz del sol no entraba por sus ramas, el irregular terreno de tierra se entremezclaba con escarpadas raíces y frondosas zarzas, que fácil lastimaban su ropa con las maliciosas ramas espinosas que deseaba sortear, le hicieron replantearse una o dos veces lo bueno de esta expedición, pero no se dejaría intimidar por un par de huecos en su chalequito que su madre, tan comprensiva ella, remediaría sin pedir demasiadas explicaciones. Rodeado en la oscuridad del bosque de pinos y habiendo perdido la visión de su casona, Auric arrastraba los pies al avanzar lentamente, no por cansancio si no por temor, los ruidos de las aves habían dejado de oírse hasta hace unos pasos pero no se había dado cuenta hasta que tuvo frente a él numerosos árboles que parecían torcerse de formas sinuosas y amenazantes, creando sombras y siluetas que hacían encoger el elfo que no podía hacer más que aferrarse a sus chaleco, mirando a la copa de estos árboles para comprobar que todas las sombras no fueran más que producto de su ingenuidad, pero desafortunadamente, una no lo fue. Torcía una sonrisa malévola y sus ojos rojos brillantes por la escaza luz observan al caramelo Quel’dorei con el que se había topado. Auric pudo como la sombra poseía unos fuertes brazos y la piel verde, venosa, cubierta por una sucia capa de lo que parecía ser musgo, poseía orejas peludas y tanto en pies como en manos no tenía más de dos o tres dedos, pero no fue su repulsivo cuerpo lo que impactó al elfo que antes veía a los trols como poco más que duendes caníbales, si no sus grotescos colmillos que partían sus labios y sus ojos inyectados en sangre que brillaban a la altura de la escaza luz de la zona, como lo haría un felino. Sintió como el aire le apretaba el pecho y sus talones se hundían en la tierra como si sus babuchas se hubieran transmutado en metal, empapó sus pantalones inconsciente del miedo que le causaba al mirar hacia el trol que había decidido descender de un brutal salto, empuñando dos hachas serradas que estaban pendientes en su taparrabos de piel anaranjada como la de los linces, se acercaba lento para disfrutar el miedo en la piel del elfo mientras murmuraba una canción de cuna en un idioma que sonaba salvaje y contra natura. Cuando estaba a unos escasos diez centímetros, un contorno entre los árboles se hizo evidente para Auric, que al percibirla dio un respingo cayéndose hacia atrás y golpeándose los codos, solo para ver como el trol se le echaba encima. La silueta élfica descendió antes de que la horrible bestia acabara con la vida del joven elfo, con un salto acrobático hendió dos hojas curvas en los talones del trol con un movimiento tanto certero como veloz, a continuación su acción no fue otra que alejar violentamente al niño elfo para a continuación finiquitar a la bestia con una muerte limpia, aunque no lo deseara, alertado por el ruido de una cantidad ingente de salvajes que se acercaban a Quel’danil cerca de la residencia Plumargenta, el forestal tomó la mano de Auric para ponerlo a salvo y correr a gran velocidad por el bosque. No lo sabían, pero el éxodo del Quel’dorei estaba a punto de iniciar.
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