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  1. 3 points
    El señor de la plata. "Los deberes del corazón pueden sobrepasar la sangre, el honor o a la razón." Prólogo. La ironía de servir de tener que servir a un señor generoso es la de siempre temer la mano del castigo por el fracaso. Loras, el sirviente favorito de la casa de mercantes marítimos estaba muy consciente de la precariedad de su encargo. Tenía que actuar rápidamente, pero al mismo tiempo ser preciso, centrado y astuto. Necesitaría de toda su capacidad para poder cumplir la misión. Aunque, en el transcurso del largo viaje por el mar, en más de una ocasión se vio a si mismo envuelto por una encrucijada. ¿Sería él, capaz de regresar a esa aldea, a ese lugar miserable donde solo había sufrido el beso del fracaso?. Por su señor, no tenía ninguna opción. Con el transcurso de las semanas en el mar, había encontrado la paz en la resignación de su voluntad, decidió poner en tierra todo pensamiento culposo o inservible, se dedicó mejor a memorizar con enferma obsesión los mapas que pudo conseguir de Trabalomas. Solamente la luz, en su infinita sabiduría, sabía que Loras lo iba a necesitar. La llegada al puerto de Costasur, fue cuanto menos, un despertar para Loras y su compañía. Sabían que la zona no estaba en su mejor momento, pero nunca esperó encontrarse con tan deprimente panorama. Apenas fue recibido por un oficial del puerto cuya edad seguramente era menor que la edad en la que Loras se había embarcado por primera vez. Tras una rutinaria ráfaga de preguntas fue autorizado para descargar sus pertenencias del barco. Afortunadamente, el sirviente de tez morena había sido resguardado por su señor por dos de sus mejores hombres. Loras observó con los nervios picando su garganta como el par de Condotieros descargaban un pesado cofre de color negro y gruesas paredes. Dentro de sí, él estaba consciente del valor incalculable de lo que se encontraba dentro, y se preguntaba, con ansiedad anticipada, las consecuencias de perder aquella encomienda. Seguramente la ruina de su señor, y la de si mismo. Loras no era un hombre de mucha fe, eso era cierto, pero en ese momento sintió una necesidad muy humana de pedir la guía y el cuidado de la luz. El trio de comerciante y guardaespaldas visitó primero el cuartel, pues era el lugar más seguro del pueblo. Después de una complicada negociación, logró que la milicia local resguardara el cofre de tapas negras que traían consigo. Más, le fue imposible conseguir apoyo militar para transportar el cofre hasta su entrega. Pero no fue todo una pérdida de tiempo. Gracias a los milicianos, se enteró sobre un grupo independiente que sostenía un campamento a una hora de la ciudad en pie. Le indicaron como llegar, quizá ellos estuvieran interesados en ayudarle. A loras, le resultaba extraña la descripción del grupo, pero, decían los rumores, recientemente detuvieron una masacre en un pueblo cercano perpetuada por una banda de bandidos con apenas tres efectivos. Y a loras, eso le bastaba por el momento. No perdió más el tiempo, agradeció el favor y se dirigió al campamento. Esta podría ser la mejor o la peor decisión de su vida. Al menos, la luz le sonrió en un principio. Y eso, lo agradecía profundamente.
  2. 2 points
    Personajes. El grupo de comerciantes.: Desde su llegada a Costasur, este grupo de tres individuos llamó la atención de las autoridades. Apenas en su primer día ya habían acudido a solicitar ayuda de una agotada y desmoralizada milicia. A pesar de haberse negado a prestar ayuda militar, acordaron en resguardar un cofre negro y pesado dentro del cuartel, con una pequeña tarifa por día de resguardo. Este singular grupo de individuos destaca por sus peculiares atributos individuales. ACTUALMENTE: Santiago de Sveri ha logrado llegar a un acuerdo con Loras, el comerciante le ha advertido al Cabo que la misión a la que se han encomendado es de alto peligro, y por lo tanto, mejor que haga sus preparativos antes de partir con rumbo a la entrega. Loras, el comerciante. Loras es un misterioso comerciante que llegó una mañana por el puerto acompañado de dos Condotieros que cargaban un cofre negro de tapas duras. Tiene un acento algo extraño, con esa manera que tienen los habitantes de las islas de tragarse los sonidos con "R" o con "Ñ". Tiene una voz dulce, persuasiva, que nunca cambia su tono, como si siempre estuviera tratando de convencer a quién habla con él. No porta armas a la vista, pero siempre va acompañado de sus dos guardaespaldas, los cuales compensan con creces cualquier arma que el pueda tener. Sin embargo, Santiago, durante la conversación de ambos, descubrió que Loras es capaz de usar energía Arcana. Por lo que, es lógico pensar que no es tan indefenso como se ve. Mucho aun se desconoce de él, sobretodo de la carga que transporta con tanto recelo. Por ahora, no goza de la confianza de santiago, a pesar que este ultimó demostró por si mismo la legitimidad de sus documentos como comerciante y representante de una casa de nobles comerciantes marìtimos aun por identificar. Actualmente espera en Costasur a que Santiago le informe que se encuentra listo para partir a la entrega. Loras, también se está preparando para dicho momento. Condotiero de sombrero ridiculo En la dura vida del mar se necesitan hombres de todas las habilidades posibles. Muchas veces, el trabajo de guardaespaldas o mercenarios recae en los famosos Condotieros. Para ser un condotiero no se necesita pertenecer a ningún gremio o hermandad. De hecho, cualquiera puede adjudicarse el tìtulo de Condotiero si está listo para afrontar las consecuencias (Y presuntos beneficios) de ser uno. Eso sì, para todos es claro que un Condotiero que se respete al menos sabe como disparar a una carta mientras vuela o al menos, conocer uno o dos trucos de navegación. Estos individuos se caracterizan por ser muy profesionales con sus contratos (Hay excepciones) y terminar el trabajo hasta el final. Eso sì, se les paga todo por adelantado. El mercenario que acompaña a Loras es un desconocido. Lo poco que se sabe es que porta un par de pistolas de chispa encima y tiene un acento demasiado gracioso. Sin embargo su voz es tan profunda como un pozo de mineria. ACTUALMENTE: Acompaña a Loras en su misión. Solo ha intercambiado palabras con Santiago hasta el momento. Condotiero fortachon Poco o nada se sabe de este mercenario encargado de la proteccion de Loras y su carga. Es alto, mucho màs alto que el promedio y se ve curtido por la batalla. Su mirada es pesada y fuerte, en su cinto pueden verse un par de espadas curvas con un par de joyas rojas en el pomo de las mismas. Hasta ahora, solo se le ha visto interactuar con su compañero, y siempre en silencio. Habitantes de Costasur: Sinceramente no hay mucho que decir de un grupo de habitantes desmoralizados, mal equipados quienes además, cada vez más fantasean con pesimismo el día en el que los renegados se dignen a venir. No obstante, puede que haya uno que otro individuo que valga la pena intentar reclutar o ganarse su favor. Es cuestión de acercarse y conocer a la gente. Claro, si están dispuestas a recibirte. Banda de milicianos desmoralizados: Estos pobres diablos solo esperan el día en que los renegados o los bandidos acaben con sus vidas. La moral es nefasta, y el hecho que no tengan armas en condiciones ni equipo solo hace que su situación sea aun mas deprimente. Sin embargo, no hace mucho, un extraño miembro de la iglesia, de cabello rubio que se hacia llamar Elegost Faler vino y, con una carisma que sorprendió hasta el màs amargado, logró levantar el animo a una pequeña banda de milicianos. ACTUALMENTE: Elegost ha hecho amistad con un grupo de milicianos quienes compartieron alguna que otra informacion util con el capellan. Como nombres de oficiales, estado muy general de la milicia, lugares de interes en el bosque cercano y lugares secretos de caza que usaban ellos antes de unirse a la milicia. Ademàs, que Elegost ahora es bienvenido entre los agotados soldados. Es posible, que pueda usarse ese vinculo en el futuro.
  3. 1 point
    Un ayudante inesperado El sol ya se encontraba a mitad de camino del cenit cuando el improvisado campamento quel’dorei empezó a mostrar los primeros indicios de actividad. El viento, el frío, el rocío de la mañan y las incesantes risas de renegados que aún resonaban en sus cabezas les habían impedido descansar apropiadamente. Lejos habían quedado la comodidad y la tranquilidad de Villadorada y empezaban a darse cuenta de ellos. Para cuando reanudaron el viaje, sus cuerpos estaban agarrotados y más de uno se sentía enfermo, asaltado por los catarros y estornudos y con el cuerpo agarrotado. Más aun así no se detuvieron, sabiendo que no se encontraban en una zona segura y avanzaron rumbo al norte una vez más. No tuvieron mayores contratiempos, pero al llegar hasta el río que debían cruzar, el grupo se detuvo y comenzaron a notar cierta incertidumbre. El lecho del río en esa zona mostraba un caudal elevado, de aguas agitadas y profundas. ¿Debían ir río arriba o río abajo para buscar un mejor sitio por donde cruza? ¿O acaso debían arriesgarse a pasar por allí en lugar de perder tiempo? Antes de que llegaran a tomar una decisión, vieron como una figura de enormes proporciones se acercaba por el otro lado del río. Para cuando pudieron visualizar de cerca se percataron de que se trataba de un tauren de pelaje amarronado el cual dirigió sus manos a la corriente y, como si el río le obedeciera, hizo reducir la fuerza con la que corría lo suficiente para permitirse cruzar. Aunque al principio se mostraron recelosos, el tauren parecía tener intenciones de ayudarles y finalmente accedieron. Tantanka, como dijo llamarse, no solo les ayudó a cruzar el río, sino que también los guió por un camino seguro hasta el paso de las montañas que estaban buscando. Allí, mientras se despedían y agradecían por su ayuda, el Tuaren sanó las heridas de Astrea y luego partió por su propio camino mientras que los quel’doreis y la draenei lo hacían en dirección contraria. Tras un par de horas de caminata divisaron la fortaleza de los martillos salvajes y antes de que se dieran cuenta un grupo de enanos les había salido al paso y al verificar que eran aliados les escoltaron hasta el lugar. Allí Klamendor decidió recorrer el sitio en busca de una cerveza mientras que Auric, Astrea y Odriel se encargaban de reabastecerse de medicinas y provisiones. Tras una pequeña odisea encontrando a Klamendor, el grupo volvería a ponerse en marcha. Finalmente, con los últimos rayos del sol escondiéndose en el horizonte, alcanzaron Quel’danil. Allí les recibió un elfo de cabellos oscuros perteneciente a los forestales locales y les autorizó a montar un campamento en el perímetro del pueblo donde el grupo pasaría la noche.
  4. 1 point
    Tenían ante ellos una tarea dificultosa, pues la moral del pueblo de Costasur no era muy favorable debido a los últimos acontecimientos del lugar. Aún así en un primer intento fallido de intentar unir a la gente del lugar, no se rendiría e intentaría hacerlo otra vez, buscando una figura más representativa en la ciudad, el Magistrado. Así pues, cogió pluma, papel y tinta, comenzó a escribir con buena caligrafía con la esperanza de que la carta llegara al Magistrado y este quisiera darle audiencia. Una vez terminada la carta, plasmó el sello de la Mano de Plata sobre ella y se la entregó al primer mensajero que vio, con una suculenta propina para asegurar que la carta llegaría a buen puerto. Con la Luz, Magistrado. En primer lugar me presentaré, soy Jared Miller Escudero de la Mano de Plata, como bien habrá llegado a sus oídos hace unas semanas llegamos a sus puertas, para intentar ayudar a vuestra lucha contra la oscuridad que acecha en estas tierras. No sé si le sonara Bosque de Ocaso, pero he visto como esa zona ha caído, junto con centenares de vidas inocentes, debo decir que, desgraciadamente me resulta igualmente de parecida la situación. La oscuridad acechando, esperando la oportunidad para acabar con todos sin ningún tipo de piedad. Como defensores de la Luz y la Vida, entenderá que no podemos permitir que esto ocurra, no otra vez. Por ello, le pido una audiencia para hablar con usted más cómodamente sobre el asunto y de cómo podemos afrontar dicha situación. Si no es mucha molestia acudiré con dos hombres más que son mi de máxima confianza. Y además son viejos conocidos por la zona, pues estuvieron en el pasado aquí ayudando a la gente del lugar. Hablo del Cabo Santiago de Sveri y el antiguo Sargento, ahora Iniciado a Capellan Elegost Faler. Muchas gracias por su tiempo. Que la Luz ilumine por siempre tus pasos. Jared Miller, Escudero de la Mano de Plata. @El errante @Malcador
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