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  1. 3 points
    Nombre: Vagleztina Metafundido Raza: Gnomo Sexo: Mujer Edad: 34 Altura: 88 cm Peso: 37 Lugar de Nacimiento: Gnomeregan Ocupación: Ex militar Historia completa Descripción física: Gnomo de aspecto joven; altura mediana; lleva su pelo rojizo atado en dos o tres coletas la mayor parte del tiempo (¡Incluso cuando duerme!). Por eso mismo su cabello nunca se verá desordenado o despeinado; sus ojos son marrones y redondos; es de complección fuerte (dentro de los gnomos); su voz es firme y resonante; tiene la piel blanca; su forma de caminar es divertida y elegante, exagera el movimientos de sus hombros y sus caderas pareciendo una soldado con clase; no resalta ni llama demaciado la atención. Descripción de la vestimenta: Normalmente lleva ropas oscuras (Colores frios como el azul y el negro predominan en sus ropajes). Aunque Vagleztina la mayor parte del tiempo esté con ropaje militar, se le podrá ver vestida formalmente cuando la situación lo requiera (Como un evento especial, una fiesta, etc.) Cuando se encuentra fuera de su pueblo lleva consigo un mandoble en su espalda, este no llama demaciado la atención, es una simple espada que heredó de su padre. Pero no está demaciado atada a el, por lo que si la situación lo requiere, puede deshacerse de su armamento sin preocupación alguna. Descripción psiquica: ¡Nunca le escucharás rogar en un acto de vida o muerte por miedo a dañar su honor! (Ni siquiera si la mitad de su cuerpo es aplastada por un yunque), pero si la escucharás pidiendo ayuda a un guia o un explorador, ya que no tiene demaciado sentido de la orientación. Si te detienes a hablar con ella verás que es demaciado expresiva. Pese a esto oculta su risa (y no su sonrisa). Nunca rompe las reglas. Sigue muy de cerca el ejemplo de su padre, sin faltar el respeto a las personas que se encuentran a su alrededor. Cree en sus ideales, su clan y su familia por sobre todas las cosas, y no se vendería nunca por una acción corrupta. Le tiene miedo al veneno, es su "enemigo natural" desde la primera vez que lo conoció. Por el contrario, se encuentra muy a gusto estando cerca del fuego (estar al lado de una chimenea o una buena fogata le hace sentir como en casa). Normalmente no pasa demaciado tiempo con una persona que necesite su ayuda, pronto partirá para seguir viajando o para poder ayudar a alguien más. No fija su mirada durante mucho tiempo con la de otra persona. Ama la cerveza y compartir momentos agradables. Nunca deciste si está en medio de una misión o en un intento de salvar a alguien. Historia Vagleztina Metafundido nació en el año 4 a.d0 en Gnomeregan, la ciudad de la arquitectura gnomo, un lugar extravagante y completamente curioso para cualquier ser ageno a este. Cualquier enano en su sano juicio hubiera quedado sorprendido y admirado al ver una casa gnomo y las costumbres de estos, pero los gnomos se habían acostumbrado y veían esas grandes construcciones tecnológicas como un hogar. Su madre Glattes Guardatornillos y su padre Bringel Metafundido, quien le dió su nombre y su apellido estaban orgullosos de ella. La criaron como a su hermana y ambas crecieron entre los buenos momentos y el amor de su familia. Su padre y su made venían de una linea ininterrumpida de ingenieros y militares. Vagleztina no fue la excepción y desde pequeña comenzó a interesarse por las artes de la familia. Se motivó por su hermana (Blurdz Metafundido) quien era mayor que ella y seguía el camino de su madre (dedicandose a la ingeniería), por lo que ella eligió dedicarse, como su padre, al deber militar. Vagleztina tuvo una vida apacible y normal como cualquier otro gnomo, dedicandose a trabajos pequeños estando de guardia o siendo soldado. Los gnomos no eran malignos ni sus creaciones inestables, por lo que Vagleztina nunca tuvo demaciadas preocupaciones. Le gustaba lo que hacía hasta el punto de enamorarse de su trabajo. Aunque su hermana se había casado con un gnomo de su edad, Vagleztina no estaba celosa, por el contrario, estaba orgullosa de ella e incluso se visitaban mutuamente y seguían compartio agradables momentos. Cuando su hermana dió a luz, tuvo que abandonar su trabajo, pues se dedicaba a la ingeniería solamente en casa porque debía ocuparse de su hijo. Vagleztina vivió el crecimiento de este pequeño gnomo y pensó que si tenia hijos no podría dedicarse exclusivamente al trabajo militar, por lo que decidió no tener un amorío como otras gnomos de su edad. Vagleztina durante su crecimiento intentó dedicarse plenamente al trabajo militar, quería dejar atras su infancia, juegos y recuerdos para pasar a una etapa de adultéz y maduréz. Pero no todo eran guerras y batallas, por lo que Vagleztina trabajaba como ayudante para inventores que le habían echo lugar, para los mismos guardias gnomos o uno que otro día como niñera de los más pequeños, pues quería valerse de ella misma para no depender de su madre o su padre, quien a menudo le recordaban cuanto la querían. Vagleztina se curtió así, poco a poco, del arte militar. Pero la vida no iba a ser feliz y fácil para siempre. Cuando Gnomeregan sufrió un ataque por parte de un ejército de trogs, los gnomos que allí vivían tuvieron que abandonar las grandes salas de su ciudad. Bringel Metafundido y su familia sufrieron el ataque de cerca, poniéndose en marcha sin detenerse pero pudieron escapar. Lamentablemente para ellos, atrás habían dejado a Blurdz, quien falleció ese mismo día a manos de un trog. Su hijo y su esposo buscaron una nueva vida en territorio enano. Bringel y su familia, después de sufrir muchisimo por su amada Blurdz se dedicaron a trabajar de lo que sabían hacer para no generar una molestia demaciado grande hacia los enanos, quienes le habían sedido muy hospitalariamente un lugar en su reino. Vagleztina se volvió una persona más seria. La muerte de su hermana le había generado un gran impacto y ya no sonreía por cualquier cosa. Era su mejor amiga y había pasado toda su vida junto a ella, (¡Jamás se le cruzó por la cabeza que podía abandonarla de un día para el otro!). Pese a todo esto, jamás abandonó su amabilidad y de vez en cuando intentaba olvidarse de todo pasando buenos momentos junto a sus amigos, quienes ya se habían ganado un pequeño espacio en su corazón. Las personas que se ganaron su confianza y su amistad a menudo la llamaban Vaglezz. Vagleztina se acostumbró tanto a su "nuevo nombre" que en una situación normal que no fuera de clase (como pasar la tarde en un bar) ella misma decía que su nombre era Vaglezz (corto y sencillo. ¡Era una buena manera para que los demás gnomos recordaran su nombre!). A Vagleztina le encantó la cerveza enana desde el primer momento que la probó. A menudo podrías verla tomar un poco o estar refunfuñando porque extraña su sabor - "No, no tengo sed. Almenos que sea un poco de cerveza, en ese caso si tengo sed" -, pero esto nunca hizo que su forma de ser fuera desagradable, sabía mantener la compostura y conocía sus limitaciones (por lo que verla borracha no era común). Luego de que el Manitas Mayor Gelbin Mekkatorke organice una operación parcialmente exitosa para recuperarGnomeregan. Vagleztina creyó que la verdadera tarea había llegado. Guiada por el amor hacia su pueblo y el recuerdo de odio hacia los trogs. Vagleztina, de la mano de su raza, decidió volver a Gnomeregan para dedicarse a recuperar lo que les pertenecía, no solo por venganza, sino también porque quería volver a su verdadero hogar. La primera mirada de Vagleztina cálida y alegre lo que antes era un hogar ahora era una mirada de odio y miedo. En este entonces las fuerzas de los trogs eran grandes, y desalojarlos costaría de muchísimo trabajo. ¿Pero no era esto lo que ella quería? Una verdadera guerra y una verdadera razón para pelear. Vagleztina se arrepentía de haber deseado la mayor parte de su vida que esta oportunidad se presente. Ahora deseaba que todo sea feliz y su hermana esté viva, mirándola con esa sonrisa que siempre la miraba. Pero Vaglezz, no se iba a rendir por algo como eso, el pasado era el pasado, y el presente algo muy distinto. Haciendo uso de todas sus facultades, los gnomos recuperaron poco a poco grandes alas de Gnomeregan. Peleando contra hordas de trogs, y reparando la ciudad, el trabajo se empezaba a notar. Lo que hacían les llenaba de valor y todos tenían en su mente algo que los unía: "Trabajaremos duro para que algún día podamos recuperar todo lo que nos pertenece". El primer paso había sido realizado con éxito y los gnomos no se detendrán hasta terminar lo que habían empezado.
  2. 2 points
    Hoy es mi cumpleaños así que puedo pedir lo que quiera... ¡Por lo tanto, deseo una firma de Elegost ALAYRATIEL! ¡Que es la más guapa waifu y mejor de todas! A ver qué puedes hacer... Que es la Waifu y ella es sagrada. Imágenes para que te inspires: @Rupphire
  3. 1 point
  4. 1 point
    UNA EXPLORADORA Y UN BOSQUE. La exploradora se encontraba arrodillada, buscando el rastro de lo que parecía ser una rueda de carromato, llevaba el arco preparado, junto a una flecha ya tenía bastante experiencia en este tipo de misiones y no iba a dejar que alguna de esas criaturas no-muertas la pillase desprevenida. Estaría preparada para cualquier cosa. A pesar de que seguir el rastro del carromato la llevaba fuera del camino y la alejaba de su misión principal, decidió seguir esta pista, quizá por instinto o quizá por que le llamó la atención esas huellas ahí. Sea como sea Elaen decidió aventurarse en la espesura del bosque. Tras ir rastreando sin ningún problema aparente, visualizó a lo lejos una rueda de carromato derruida a lo lejos, mientras la habilidosa elfa guardaba una prudente distancia pudo percibir como en los arbustos a su izquierda algo o alguien comenzaba a acercarse la exploradora no tardaría en cargar una flecha y apuntar en dirección al ruido, pronto se daría cuenta de que era un pequeño ciervo, muy débil y atrofiado. Pero sin darle tiempo a Elaen de relajarse nuevamente los arbustos a sus espaldas comenzaron a agitarse de nuevo, esta vez algo se acercaba y mucho mas rápido. Se trataba de una joven, la cual su aspecto era sucio, con arañazos por todos los lados, un aspecto de alguien que lleva huyendo mucho tiempo. La joven estaba muy histérica había contemplado como su familia era devorada ante ella. La elfa por miedo a que alguno de esos seres no-muertos los escuchasen trató de calmar a la joven. Tras una larga charla, la joven consiguió regresar a salvo al puente. Mientras que Elaen consiguió sacar información sobre un paso entre las montañas. Algo que buscaba la elfa y parecía que podía cumplirse. La larga caminata la llevó al paso de entre las montañas, y ahí comenzarían todas las dificultades para la exploradora. Tuvo que escalar, saltar precipicios usar su inteligencia para poder salir hacia delante. Tras esas duras pruebas, consiguió llegar a lo que parecía la cima. Allí encontró una horrible visión. Una veintena de cadáveres en descomposición, sin tripas, sin cabezas, niños, ancianos...Aun así Elaen no bajó la guardia, ni se vio abrumada por el horrible escenario. Más bien al contrario, se mantuvo alerta y vio como una bestia no-muerta estaba devorando las tripas de una pequeña niña que no tendría mas de cinco años. La elfa sin pensárselo disparó una primera flecha, la cual impactó en lo que parecía la rodilla de la criatura, la bestia no-muerta la miró con odio y furia, abalanzándose hacia ella con el único objetivo de destrozarla y ahí llegó la segunda flecha lanzada por la exploradora. La cual impactó en el entrecejo de la bestia, dándole una muerte rápida y definitiva. La elfa no mostraba cansancio alguno por fuera, pero tanta caminata y escalada le estaba pasando factura. Una vez recupero algo de aliento y observó donde estaba, vio dos posibles caminos, un ascenso estrecho con manchas de sangre seca por el suelo o volver a escalar. No lo dudó y volvió a demostrar sus grandes dotes como escaladora. Fue saltando de saliente en saliente, hasta que pudo agarrarse a una rama lo suficientemente fuerte para aguantar su peso y que le ayudara en la subida. Una vez llegó arriba, comenzó a escuchar algunos extraños ruidos, chasquidos de huesos. Se acercó al precipicio reptando y visualizó lo que buscaba la Mansión Mantoniebla. También vio una luz amarillenta que iluminaba los cristales, como si de una luz de vela se tratará ¿Que habrá ahí?...¿Serán enemigos?. Mientras Elaen pensaba que había ahí volvió a escuchar los ruidos. Justo debajo suya, eran necrófagos y zombies errantes, entre una docena y quincena de ambos pudo contar, sin pensárselo y aprovechando su posición decidió disparar a uno de ellos, no logró darle fin. Y aun sin saber de donde provenía dicha flecha, comenzaron a rugir a moverse furiosamente por la zona, buscando que matar. La elfa lo observaba y justo cuando se iba a retirar, vio como las luces de la Mansión se apagaron y se encendieron otras de un color verde muy extraño. Esto hizo que finalmente decidiera marcharse. Justo cuando se giró todo quedo en silencio, hasta que un destello verde y unos extraños ruidos provenientes de la Mansión volvieron a llamar a la atención a la elfa, girándose para comprobar de que se trataba. No pudo hacerlo, por que se dio cuenta de que las criaturas no-muertas trataban de subir hasta su posición acercándose más y más y aunque ya estaba muy cansada, logró escapar a salvo para contárselo todo a Jared ya no irían ciegos a aquella Mansión. \\ Evento masteado por -> @Kario Participantes y Habilidades usadas. @Golder como Elaen -> Arco largo ; Reflejos ; Rastrear ; Buscar ; Advertir/Notar ; Escalar ; Atletismo ; Supervivencia Duración -> 3'5 h aprox. Consecución: Exploración de la zona y descubrimiento de un paso por las montañas por el que acceder a la Mansión. Recuento de enemigos y extraños sucesos en la Mansión.
  5. 1 point
    Nombre: Olwen Weslex Raza: Humano Sexo: Hombre Edad: 21 Altura: 1.90 Peso: 95 Lugar de Nacimiento: Lordaeron Ocupación: Paladín Historia completa Descripción física: Sus ojos azules como el cielo y su cabello rubio cual oro puro, destacan sobre una piel blanca que emula la fina porcelana. Solo algunas cicatrices opacan la belleza de su rostro. De voz masculina y modulada, su cuerpo parece tallado en marmol y los músculos destacan claramente. Es notorio se trata de alguien entrenado, lo cual dado su enorme porte debe ser buena parte de su rutina diaria. Descripción psíquica: Al permanecer prácticamente toda su adolescencia dentro instituciones seglares buscando el camino de la luz, tiene poco mundo. De todas formas su posterior servicio como escudero de un caballero sin luz, le haría conocer algunas cosas. Esto hace que su mentalidad no sea la de un hombre normal de su edad, mostrando en partes iguales algo de inocencia y ciertas actitudes enchapadas a la antigua. Considera que toda sombra puede recibir iluminación y transmutar la oscuridad en luz, pero para que esto suceda debe existir un sincero deseo de cambiar y profesar la fe. En caso contrario solo se puede ''purificar'' lo oscuro con el martillo sagrado. El citado acto es percibido como un último recurso, un ritual sagrado breve y obligatorio, solo en caso de seres que no tienen redención. De modales aristocráticos aunque no exentos de humildad. Estima la legalidad moral como inherente a los seguidores de la luz. No obstante a ello, piensa que si bien es obligatorio cumplir de hecho la ley, no resulta fundamental estar de acuerdo filosóficamente con la misma. Historia Hijo único de Lord George Weslex, un paladín perteneciente a la Orden de los Caballeros de la Mano de Plata, que perdió su vida en manos de las fuerzas de la plaga comandadas por Arthas, en el sitio a la ciudad fortaleza de Andorhal. Y Sara Angela Couster, actual sacerdotisa perteneciente a la iglesia de la luz y destinada a la Catedral de Ventormenta. Desde su más tierna infancia recibió una esmerada educación religiosa, cultural y militar, mostrándose prontamente ávido de conocimientos, inteligente y meticuloso. Fue criado amorosamente por sus padres, bajo la filosofía de la Luz Sagrada, y la lealtad absoluta a su patria. Nativo del reino de Lordaeron, fue entregado al hospicio monacal en la capital tras la muerte de su padre a los 13 años de edad, y por su condición puesto al cuidado de los hermanos paladines. Al tiempo que su madre resultaba ordenada como novicia por la iglesia. Apenas entrado en la adolescencia se mostraba como un chico amable, instruido y valeroso. Orgulloso de su linaje y aplicado, demostraba claramente su interés en seguir los pasos de sus padres. Entrenaba disciplinadamente técnicas de lucha junto a los reclutas, y habituaba asistir a su madre en los oficios celebrados, mostrándose sumamente responsable y dedicado. Permaneció recluido voluntariamente en la catedral durante cuatro años, profundamente abocado al estudio religioso, cultural, artístico y marcial. Llegando prontamente a reunir las características que todo aspirante a caballero debe mostrar. Así fue como Sir Frederick de Ventormenta, antiguo camarada de Lord George Weslex, junto a quien luchó durante la segunda guerra, y amigo personal de la familia. Decidió aceptar al mozo como su fiel escudero. Siendo mentor de Olwen, se ocupó personalmente de su entrenamiento como futuro paladín, bajo los principios de nobleza y caballería propios de un buen militar. Además de cumplir disciplinadamente tanto el adiestramiento físico, la equitación, y la instrucción en armas. El escudero fortalecía su alma y fe mediante el estudio tenaz de la filosofía sagrada, siendo apoyado por su madre en dicha tarea. Durante cuatro años el joven escudero asistió lealmente al caballero en todas sus necesidades. En muchas ocasiones, le acompañaba a la batalla, donde alistaba armas y caballos de reemplazo, curaba heridas, se ocupaba personalmente de los suministros, retiraba a los heridos del campo de batalla, cumpliendo con eficiencia toda labor encomendada, llegando inclusive a luchar exitosamente al lado de su señor. Actualmente Olwen acaba de cumplir 21 años de edad, siendo recientemente dispensado por Sir Frederick de sus servicios como escudero. Para con el apoyo de su madre y de quien fue su señor, finalmente jurar los votos de fidelidad en la Mano de Plata, iniciando desde el escalón más bajo la senda del guerrero sagrado. Aspirando francamente si los designios iluminados así lo deciden, ser lo que su progenitor: un Caballero Paladín. Siguiendo el ejemplo de su padre, no ambiciona otra fortuna ni reclama más honor, que dedicar su vida al servicio de la luz en la lucha contra la oscuridad. Buscar la justicia protegiendo al inocente, y defendiendo su patria contra el invasor. En forma respetuosa, tenaz y compasiva. De momento ha decidido partir en peregrinaje hacía la Abadía de Villanorte, con el fin de colaborar en la reconstrucción de la misma. Por primera vez recorrerá los caminos en soledad acompañado por la luz. Es consciente de que aún tiene mucho que aprender, y espera de esta forma comenzar con buen paso, el camino que lleno de esperanza y bondad ha decidido transitar, sin prisa pero sin pausa. Respeta la ley solo por ser hombre de honor, nobleza y educación, no por creer que siempre es correcta la misma. Eso sí, vale aclarar que nunca quebrantaría las normas imperiales a pesar de todo. De su madre recibió como ejemplo la ferviente fe en la luz y la caridad hacía el prójimo, esto lo hace extremadamente devoto. Considera la bondad, como principio fundamental que rige la armonía entre los seres, y por tanto un hijo de la luz debe ayudar a quienes busquen lo sagrado. Esto lo hace piadoso a la hora de la lucha, y su estilo resulta extraño a la vista, pues suele ''purificar'' al enemigo, utilizando la menor cantidad de golpes posibles, para evitar su sufrimiento. Por lo general lanzando un único ataque brutal y firme, alcanza para lograr eliminar a su oponente, evitando el derramamiento de sangre innecesario. No obstante cree que todo ser puede llegar, si es orientado adecuadamente, a servir a los designios de la sagrada luz. Es un alma pura que solo busca hacer el bien y mejorar el mundo, siendo incapaz de dañar a ningún ser honorable y benigno aunque la vida los enfrente. Jamás olvidaría el código de caballería que su padre le inculcó: Los caballeros deben soportar sacrificios personales para servir los ideales y a las personas necesitadas. Esto implica el elegir mantener la verdad a toda costa. El valor no significa arrogancia, sino tener voluntad de hacer lo correcto. Defienden a sus señores y señoras, a sus familias, a su nación, a las viudas, a los huérfanos, y a la Iglesia. Humildes serán los primeros en decir cuando otras personas llevan a cabo hechos de gran heroicidad, dándoles el honor que merecen sus buenos actos. Y dejando que otros sean los que lo feliciten por sus propios logros, ofreciendo estos a la luz sagrada. La verdad sobre todo, los caballeros no buscan su beneficio personal. La justicia sin templar por misericordia puede traer pena, sin embargo la justicia sin la flexión a la tentación debe ser perseguida con ahínco. Para contradecir la debilidad de la avaricia, un caballero es tan abundante como sus recursos permiten. Un caballero generoso, puede recorrer mejor la línea entre la misericordia y la justicia fría. El caballero debe estar acostumbrado a comer y beber con moderación. Ser medido con sus riquezas, esto no significaba abstenerse de ellas sino, no utilizarlas vanamente. Sin templanza no se puede mantener el honor de la caballería. Se debe ser cortés, honrado, estimable, generoso e ilustre. Un caballero es por siempre un ejemplo a seguir.
  6. 1 point
    Sin'dorei El pueblo Sin'dorei, que significa Hijos de la Sangre en el idioma Thalassiano, son los remanentes de la orgullosa raza de los Altos Elfos que, tras la destrucción de Quel'thalas por el Azote de los No-muertos, resurgió de las cenizas y la ruina para conformarse como un reino fuerte y orgulloso. Su escudo, el fénix imperecedero, es una criatura mitológica y mágica del pasado de los Altos Elfos. Emblema del renacimiento y la fortaleza, el Príncipe Kael'thas Caminante del Sol lo eligió como emblema para inspirar a sus hermanos y hermanas a no decaer. Coronado por una gota sangrienta, los Sin'dorei llevan a sus espaldas las muertes de sus amigos, familiares y coetáneos, lo cual les empuja a desafíar a un mundo que los había dado por extintos. La Hermandad Real de Forestales Los Altos Elfos siempre han mantenido un conflicto histórico con los trols del bosque que habitaban el terreno donde se asentaron. La lucha en las fronteras de los bosques, manteniendo a las partidas de guerra Amani a raya de las aldeas y ciudades élficas siempre ha sido llevada por expertos arqueros y exploradores élficos, dignos herederos de sus ancestros de Kalimdor. Cuando las escaramuzas estallaron en una invasión a gran escala durante las Guerras Trols, fueron estos grupos la primera y última linea de defensa de los Altos Elfos. Tras la victoria gracias a la alianza con los humanos, el rey Anasterian II oficializó a estos cazadores y guardabosques, conformando a los comunmente conocidos como "Forestales". Desde entonces serían el cuerpo militar de Quel'thalas. Aun que recibieron un duro golpe en la Tercera Guerra, los Sin'dorei rápidamente han buscado reinstaurar la gloria pasada de los Forestales de Quel'thalas, dando caza a trols, no-muertos, y cualquiera que profane su sagrado territorio. Recluta Forestal Jovenes e inexpertos, los aspirantes a Forestal son los nuevos reclutas que ingresan a los Forestales para combatir por su patria. Como suele decirse, el niño elfo que no ha soñado con unirse a los forestales de joven, no ha sido niño nunca. Aun que la vida del Forestal está muy idealizada por el elfo común, lo cierto es que estos elfos necesitan aprender a vivir durante semanas en las fronteras de Quel'thalas, donde los árboles de cortezas blancas y suaves dan paso a enormes pinos de hojas afiladas como agujas, hogar de trols y animales salvajes fuera de la influencia de los bosques encantados de los Sin'dorei. Aun que la reputación de los Forestales ha decaído ante el surgimiento de otros cuerpos como los Caballeros de Sangre, y que muchos les culpan de su incapacidad para hacer frente a la Plaga, siempre hay nuevos reclutas disponibles buscando pasar las duras pruebas para ingresar en los afamados arqueros de élite de Quel'thalas. Embutidos en ceñido cuero curado de lince, lucen tonos granates apagados que les ayudan a hacerse uno con el entorno de los anaranjados bosques Sin'dorei. Errante Entrenados y curtidos arqueros y exploradores expertos, los Errantes de Quel'thalas son algunos de los mejores arqueros y tiradores de todo Azeroth. Fundiendose con la naturaleza de su tierra como si fuesen uno, patrullan incansablemente las fronteras del Alto Reino élfico descargando muerte a cualquiera que ose posar un pie en ellas sin ser invitado. Sus conflictos con los trols se remontan a milenios, lo que ha creado una animadversión entre ambos que se ha convertido en tradición innata en ambas razas. Cada Forestal muerto, cuya cabeza acaba en la estaca de alguna tribu Amani, conlleva una represalia donde los trols del bosque son pasados a cuchillo sin diferenciar entre macho, femia o cría. La sangrienta realidad de su labor contrasta con la imagen de justicieros heroicos que muchos tienen de ellos en las ciudades del interior. Pero los Forestales son silenciosos guardianes conscientes de lo vital de su labor. Sean cumplidos o maldiciones, ignoran lo que otros digan de ellos, pues para un Forestal solo existe una labor: Salvaguardar la frontera. Embutidos en armaduras de flexible cuero de lince tintado de negro y rojo sobre armazones metálicos, blanden el Fénix orgullosos con alguno de los equipos de mejor confección de todo el Alto Reino.
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