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ElCapitan

Fuera lo viejo, dentro lo nuevo

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Organizaciones y bandas
Listado de todas las organizaciones y bandas que han ido apareciendo durante la trama. La lista se irá actualizando conforme vaya avanzando la trama.

 


 

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El Gremio

Líder: No hay líder. Sino un consejo formado por nueve hombres

Estado: Activos

Aliados: Desconocido

Enemigos: El Imperio

Efectivos: Desconocido

Ubicación: Desconocido

Descripción: La mayoría de sus integrantes son nacidos y criados en Páramos. El consejo de los nueve está formado por nueve hombres que en su día pertenecieron al gremio de artesanos de Ventormenta. El Gremio es una organización paramilitar que desde sus orígenes ha defendido con sudor y sangre la libertad de su tierra. Entre sus filas hay milicianos, ex-soldados y artesanos. Todos ellos leales a la causa. Como verdaderos expertos de la artesanía y la ingeniería, se dedican a la fabricación y distribución ilegal de toda clase de armas de fuego. Mueven las armas desde los Páramos, pero la ubicación exacta de la sede es desconocida. Así como el nombre de los nueve líderes del consejo. Lo único que se sabe de ellos es que su distribución no se limita solo a las regiones fronterizas, sino que también transportan armas por mar. Se rumorea que tienen contactos directos con la Hermandad Defías, pero no es más que eso. Un rumor.

 

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La Ninfa Bailarina

Líder: Don Rollan Marcetti

Estado: Activos

Aliados/socios: El Gremio

Enemigos: Los Hermanos Dauson / Los Grajos Negros

Efectivos: 5 hombres

Ubicación: Villadorada

Descripción: Utilizando el burdel de la “Ninfa Bailarina” como base de operaciones, esta pequeña organización adquiere la mayoría de sus ingresos con la compra y la venta de armas de fuego y el tráfico de información privilegiada. Venden las armas sin sello de artesano a las bandas locales de la región, pero intentan siempre mantenerse al margen de cualquier conflicto abierto. Sus principales y únicos proveedores son El Gremio, con los que mantienen una delicada amistad que no va más allá del negocio. De puertas para fuera, la Ninfa Bailarina no es más que un antro de placer y vicio.
 


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Los Hermanos Dauson

Líder: Thomas Dauson

Estado: Activos

Aliados/socios: Los Grajos Negros

Enemigos: La Ninfa Bailarina / Los Cuervos Grises

Efectivos: 4 hombres

Ubicación: Villacuervo

Descripción: Los Dauson son una familia que se asienta en un pequeño villorio de Elwynn llamado Villacuervo. Allí tienen su sede principal, en los sótanos de una taberna llamada “El Ciervo Carmesí”. En total son cuatro hermanos, y ninguno de ellos tiene fama de benevolente. Con un buen puñado de hombres a su servicio, los Dauson han sabido cómo hacerse los dueños de la villa. Tienen en nómina a los Grajos Negros, a quienes utilizan como fuerza de choque. La mayoría de sus ingresos provienen del tráfico de estupefacientes y la extorsión de pequeños negocios de Villacuervo. Aunque como es evidente, utilizan la posada como tapadera, y hasta la fecha nadie ha podido presentar las pruebas necesarias para llevarlos al paredón.

 

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Los Grajos Negros

Líder: Gregor “El Carnicero” Clawford

Estado: Activos

Aliados/socios: Los Hermanos Dauson

Enemigos: La Ninfa Bailarina / Los Cuervos Grises

Efectivos: 15-20 hombres

Ubicacion: Villacuervo.

Descripción: Los Grajos Negros son poco más que hombres sin moral ni honor. Mercenarios de baja alcurnia. Son los mandados de los Dauson y como tales sus tareas son muy claras, obedecer, cerrar la boca y extender la mano el día de paga. Entre sus filas hay carroña de todo tipo; ex-convictos, violadores, bandoleros... así que sobra decir la fama que les precede. El hombre que los comanda es aún peor, si cabe. Se ha ganado su apodo por obvias razones, y lidera a sus hombres con puño de hierro. Entre sus responsabilidades están las de escolta y custodia de los cargamentos y almacenes de los Dauson. Y de momento, parecen conformarse con eso.

 

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Los Cuervos Grises

Líder: Branagan

Estado: Activos

Aliados/socios: Desconocido

Enemigos: Los hermanos Dauson / Los Grajos Negros / El Imperio

Efectivos: 20-25 hombres

Ubicación: Un campamento al sur de Villacuervo.

Descripción: Los Cuervos Grises son una pequeña banda que desde hace años se ha dedicado al pillaje y al tráfico de estupefacientes. Están en guerra con los Dauson por el control de Villacuervo, y como enemigos declarados, malgastan todos sus recursos en intentar exterminarlos de una vez por todas. Tienen fama de sádicos, y a la mayoría de sus víctimas les arrancan los ojos y les llenan las cuencas con plumas de cuervos. Se sabe que hacen vida en un campamento cerca del río que marca la frontera con Ocaso.

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Prólogo:
Malas decisiones

 

Rollan Marcetti no era más que un rapaz sin bigote cuando empezó a hacer negocios de dudosa moralidad. Por aquel entonces ni en sus mejores sueños podría haber imaginado que algún día estaría al frente de un negocio tan sucio como el del tráfico de armas de fuego. Rifles, arcabuces, pistolas de chispa, todas ellas para las bandas locales que como minúsculas hormigas se expanden por toda la región de Elwynn. Cada una luchando por un objetivo en particular, o no. Desde el momento en que aceptó el contrabando como forma de vida, dejó de pensar en cuáles serían las dianas de todas esas balas. No todo el mundo nace para eso. Se tiene que tener la sangre muy fría para vender algo cuyo propósito es segar la vida de un inocente. Pero como suele decirse, ojos que no ven...
Era dinero fácil, y eso era lo único que importaba. La sangre que corriese a su cargo no era cosa suya. Él sólo ofrecía el producto, todo lo demás no importaba.


 

Hoy, nadie hubiese dicho que antes de estar al frente de un burdel, nuestro Rollan había tragado tantísimo fango. La carrera hasta la cima no fue fácil. Se codeó con hombres tan despreciables como él. O incluso más. Hubo un tiempo en el que no era más que un perro faldero que bailaba al son de un hombre más poderoso. Y eso era lo que él quería. Quería mandar. Y lo consiguió. Pero solo la Luz sabe qué atrocidades tuvo que hacer para alcanzar esa cúspide. Para ganarse el apodo de Don. Las rameras siempre fueron, son y serán una mina de oro. A todo el mundo le gusta darse un buen revolcón, y Rollan podría haber tenido una buena vida si hubiese aceptado su condición de acompañador profesional. Pero cuando te revuelves en mierda, es imposible salir de la cerca sin apestar. Rollan salió del útero de su madre con una vieja amiga de la mano; un ansia de poder casi tan grande como su perspicacia. Aunque el burdel le hubiese enterrado en oro, jamás habría estado satisfecho. Y es precisamente por eso por lo que a día de hoy sigue comprando y vendiendo armas de contrabando. Porque lo conocen. Porque sabe que de él depende quién vive y quién muere.

Hasta ahora había sido lo suficientemente inteligente como para mantener un equilibrio entre toda esa panda de despojos. Él decidía a quién vendía y a quién no, pero un espontáneo gesto de expansión le acabó explotando en la cara. Los Hermanos Dauson siempre fueron una cara amiga. Durante tres años y cada tres meses pagaban religiosamente un cargamento de arcabuces y pistolas. Pero Rollan cometió el error de empezar a vender también a sus enemigos, los Cueros Grises. Pese a los consejos de sus más cercanos.
Tres putas muertas y la mayoría de sus hombres degollados. Ese fue el precio que tuvo que pagar por semejante falta de respeto hacia los Dauson.


 

De un día para otro se vio en las más profundas de las miserias. Los Dauson habían prometido arrasar con todo lo que a Rollan le había costado tanto construir. Le faltaba tiempo y recursos. Como no encontrase una solución pronto, sería el fin de su miserable existencia.

 

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Capítulo Primero

Los Cinco

 

Don Rollan permanecía observando las calles de la zona sur de la villa desde el ventanuco de su despacho. Era media tarde. Y la región estaba siendo azotada por unas lluvias que dejaban entrever el final del invierno. Las calles estaban encharcadas y embarradas. La plebe iba de un lado para otro, buscando cobijo. Entre esas cuatro paredes las cosas eran bien distintas. Hoat estaba apoyado en la mesa, mirando al hombre que le pagaba el sueldo.


 

- No podemos permitirnos ni un solo fallo. - Dijo Rollan. Sin siquiera mirar a su subordinado. - ¿Son de fiar, dices?

 

- Todavía no lo sé. -Respondió Hoat. Con su común acento isleño. - Pero no tenemos muchas opciones ahora mismo.

 

- Lo sé... -Se limitó a responder el proxeneta. - Ya sabes lo que tienes que hacer, entonces. Quiero saber lo que hacen. Quiero saber en qué gastan su tiempo.

 

- ¿Quiere que les siga por la villa con un trapo en la cabeza para que no me reconozcan? - Preguntó Hoat, en tono burlón.

 

- Sabes que no. - Rollan se apartó del ventanuco y miró a Hoat. - Aún conservamos contactos aquí. Una de las grandes ventajas del negocio del placer, es que a la mayoría de hombres les avergüenza admitir que follan con diosas que no sean sus mujeres. Y a todos les gusta probar una miel extranjera. Eres un hombre capaz, James. Por eso estás aquí.

 

- Puedo averiguar sus rutinas si eso os complace. - Hoat se cruzó de brazos. Y siguió con la mirada a Rollan, que se movía hacia su escritorio. - Pero os voy a tener que pedir un favor a cambio.

 

- ¿Un favor? -Rollan miró a Hoat un instante. Sorprendido. Mientras dejaba caer su culo en la silla. - ¿Cómo que un favor?

 

- A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que lo que hicisteis no fue la mejor de vuestras ideas. - Hoat se apartó de la mesa y apoyó su zurda en el pomo de su espada. - Los Dauson eran nuestros mejores clientes, y ahora nos quieren muertos y enterrados. El gnomo puede ser feo y pequeño, pero os ha demostrado que a veces vale más una cabeza cabal.

 

- ¿Me estás insultando? - Rollan frunció el ceño. Y lanzó una mirada de desprecio a Hoat. - Cuidado, James. No olvides quién te da de comer.

 

- No lo olvido, mi señor. Pero si no enderezamos esto, algo me dice que tendré que buscarme otro trabajo. O tal vez ni siquiera me de tiempo. Las cosas están como están, y mientras viva me encargaré de vuestra seguridad. Pero haced uso de los consejeros que tenéis.

 

- Ya he dado instrucciones a Jenófanes. - Rollan resopló. Y se acomodó en el asiento. - Está todo preparado. Cuando consigamos ese cargamento, nos ocuparemos de buscar aliados para esta guerra que se avecina. Si los hombres que has encontrado demuestran ser de fiar, claro.

 

- Creedme, Don Rollan. Tengo buen ojo para las espadas.

 

***

 

Duración: 3 horas
Máster: Hoat

Personajes participados y habilidades usadas:
Varno: n/a
Alondra: n/a
Matho: n/a
Hoat: n/a

Recompensas u objetos adquiridos:
Ninguno

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Capítulo Segundo
Malas maneras

 

- ¿Por qué no nos dices algo que no sepamos ya? - El pequeño de los Dauson soltó un bufido y se acomodó en la silla

- No pudimos hacer nada... -El chico tartamudeaba. Estaba sudando, como si acabase de salir de un maratón. - Fueron más astutos.

- ¿Más astutos? -Thomas Dauson miró al chico desde su asiento en la larga mesa. Casi desafiándole. - ¿Y no será más bien que sois un atajo de incompetentes? Eso me parece más real. -Dirigió después su mirada hacia Gregor, que permanecía de pie apoyado en su alabarda. En la otra esquina de la mesa. - Os pago para que hagáis el trabajo bien hecho, y de momento lo único que me habéis enseñado es vuestro fracaso en todo lo que os he ordenado ¿Hasta cuándo va a durar esto, Gregor?

- No voverá a ocurrir - Sentenció Gregor. Con la mirada taciturna. - Me encargaré del chico. Yo tampoco quiero a hombres así entre los míos. Cogedlo.

- ¡No! - Gritó el chico. Pero apenas tuvo tiempo a reaccionar, cuando otros dos tipos le agarraron de los brazos. - ¡No, piedad, por favor! ¡No fue culpa nuestra, lo juro!

- Hacedlo fuera. - Dijo Thomas. - No quiero que manchéis mi posada.


***

Contemplaba sin mucha gana las agua del río. Había perdido la cuenta de las horas que llevaba sin dormir, pero no era la primera vez. Y muy seguramente tampoco sería la última. Por su cabeza rondaban un millar de cosas, aunque por la falta de sueño era incapaz de ordnarlas todas. Había sido una noche movidita, pero habían conseguido salvar el pellejo, que era lo que importaba. Nadie hubiese dicho que un par de horas antes él y su nuevo equipo habían estado a punto de morir. Esa era la vida que llevaba desde que tuvo uso de razón, y esperaba que los que le rodeasen también estuviesen acostmbrados a esa vida. El sonido de las espuelas le hizo volver al mundo real. Y sintió un profundo alivio al ver por fin un par de caras conocidas.

- Menos mal. -Dijo Hoat. - Ya creía que me pudriría aquí esperando.

- Jenofanes ha dicho que vengamos. El resto han llegado sanos y salvos a la Ninfa. - Los dos jientes descabalgaron. Eran hombres de anchos hombros. Gorilas de la cabeza a los pies. Con mucho podrío físico, pero no con muchas luces. - ¿Qué ha pasado?

- Una mala noche, chicos. - Continuó Hoat. Apoyando una zurda en el pomo de su espada. Mirándolos. - Os tengo que pedir un favor. Necesito que vigiléis el embarcadero hasta que solucione un par de asuntos. Espero no tardar más de una semana.

- ¿Aquí? - Dijo uno de los hombres - ¿Y quién vigilará la Ninfa entonces? Don Rollan no dijo nada.

- Las chicas estarán bien, de momento. - Hoat lanzó una fugaz mirada al almacén. - Pero ahora mismo os necesito aquí. Y estoy seguro de que Don Rollan aprobará esto. Yo me encargaré de montar guardia en la Ninfa por lo pronto. Dentro hay un catre, podéis turnároslo. O lo que queráis.

- No me gusta esto, James. - Dijo el segundo hombre. - No nos contrataron para esto.

- Lo sé, muchachos. - Hoat resopló, cansado. - Pero no veo otro apaño de momento ¿Podréis hacerlo?

- Podemos hacerlo. - Volvió a deir el rimero hombre. - Pero me da la sensación de que nos ocultas algo ¿Tenemos que esperar compañía?

- Puede. - Hoat asintió. - O puede que no. En cualquier caso, ante cualqueir amenaza que os pueda superar, quiero que cojáis los corceles y cabalguéis a la Ninfa tan rápido como podáis. No me gusta arriesgar así, pero como digo, necesito un par de días para organizar mis ideas.

- Esto lo veremos reflejado en el sueldo, imagino.

- Sí. - Hoat volvió a asentir.  - Me encargaré personalmente de que sea así. Dadlo por hecho.

 

***

 

Duración: 4 horas
Máster: Hoat

Personajes participados y habilidades usadas:
Varno: Advertir/Notar - Buscar
Alondra: Advertir/Notar - Hechizo de ataque con Vacío
Matho: Advertir/Notar - Pistola de Chispa
Hoat: Advertir/Notar - Pistola de Chispa

Recompensas u objetos adquiridos:
- 40 Cobres por barba. Menos Hoat
- Hoat regala su caballo a Matho
- Un cargamento de armas ilegales recién salido del horno

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Capítulo Tercero

Nuevas Alianzas

 

- ¿Os creéis muy listo, verdad? - Desenfundó el cuchillo. Y de un rápido movimiento cortó las ataduras de su prisionero. - Espero que lo seáis tanto como  creéis y no estéis engañándome.

 

- Creeme. - Dijo. Frotándose las muñecas. La cuerda se las había dejado enrojecidas. - Lo último que deseo es engañaros. No os miento. La información es muy real.

 

- Has traicionado a los hombres con los que trabajas. - Siguió el hombre. Recorrió la sala donde se encontraban y se dejó caer en una silla. Era un sótano. O algo parecido a un sótano. Allí abajo olía a humedad, y ambos estaban seguros de que había ratas merodeando por las esquinas. Y por los tejados. - ¿Qué me dice que no me traicionaréis a mi también?

 

- No tengo ningún motivo por el que traicionaros. - Continuó el prisionero. Que por lo visto ya no lo era. Seguía masajeándose las muñecas. Tenía poco aguante al dolor, al parecer. - Creo que queremos lo mismo. Y si todo sale como yo espero, esto podría ser el principio de una alianza duradera ¿No estáis de acuerdo?

 

- Si es cierto lo que decís, sí. - Sentenció el hombre que estaba sentado en la silla. Le faltaba un ojo, pero no había tenido el decoro de cubrirse la horrenda cicatriz. Tenía la cola de una rata tatuada en el cuello. Muy a la vista. - Lo único que deseo es acabar con esos pordioseros de la Puta y el Bardo. Ocupan una parte de la ciudad que no se merecen.

 

- Estoy de acuerdo. - La pequeña figura asintió. - Y os aseguro que no tendréis otra oportunidad como esta. Podríamos matar dos pájaros de un tiro. Cuando Hoat y su panda de mequetrefes hayan muerto, Don Rollan no tendrá más remedio que nombrarme a mí su segundo. Y entonces solo será cuestión de tiempo. La Ninfa será mía. Y todos sus negocios paralelos también. Y os lo aseguro, nada me gustaría más que teneros como aliado.

 

- Se os escapa un pequeño detalle, gnomo. - Dijo Colagusano. Funciendo un poco el ceño desde su mesa. - ¿Creéis que soy idiota? Sé que mantenéis una guerra con los hermanos Dauson ¿Cuánto tardarán en destruir todo lo que tenéis?

 

- Los Dauson, sí. - El gnomo suspiró. Pero parecía no darle demasiado importancia a ese asunto - Son unos visionarios. Sé que seré capaz de volver a forjar la relación que nos unía antaño. Pero solo si yo me pongo al frente de todo.

 

Calugusano miró a la pequeña criatura diabólica que le hablaba. Parecía bastante convencido de todo ¿Y quién podría sospechar de un gnomo? ¿Por qué iba a traicionarlo? Vió ese apetito voraz de poder en su mirada y también lo notó en todas las palabras que salieron de su boca.

 

- Morirán esta noche. - Dijo finalmente Colagusano. - Cinco de mis chicos se encargarán de todo. Pero si todo es mentira, gnomo… Desearéis no haber nacido nunca. Os arrancaré los huevecitos y se los daré de comer a los perros mientras vos miráis.

 

Jenófanes no dijo nada. Estaba seguro de que las cosas irían bien.

 

 

***

 

 

Las primeras luces empezaban a dejar entrever en Villalobos. Había sido una noche ajetreada. Más de lo que a cualquiera le hubiese gustado admitir. La posada parecía rendir luto aquella mañana. El mesonero ni siquiera había podido pegar ojo. Y su cobarde aprendiz todavía menos. Ambos se había puesto a fregar los suelos de la posada antes de despuntar el alba, pero la sangre reseca jamás se terminaría de ir.

 

- Corren malos tiempos. - Le había terminado cogiendo asco a esa frase. Las últimas semanas la había estado repitiendo demasiado. Pero por desgracia era muy cierto. - Siento lo de tus chicos.

 

- Eran buenos chicos. - Hank suspiró. Tampoco había podido dormir, pese a todo el vino que bebió tras la masacre. - Pip se unió a mi hace dos años. Lo encontré metido en un tonel de sardinas en el puerto. Había llegado de polizón desde Theramore. - No pudo evitar dibujar una amarga sonrisa en la cara. Aquel recuerdo se le antojó muy cercano de repente. - Y a Thomas le pilló Cath cuando intentó robarle la bolsa ¿Te lo crees? No sabes cómo se puso. Esa misma noche se emborracharon juntos.

 

- Nunca pensé que algún día llegaría a decir que estoy cansado de ver tanta sangre. - Hoat arrugó la cara cuando notó el pinchazo en el hombro. Había salido bien parado, en realidad. La bala atravesó el hombro limpiamente. No era aquello lo que más le dolía en ese momento. - Pero estoy cansado, Hank. Y no sabes cuánto. Quizá sea la edad.

 

- ¿La edad? - Hank se dignó a soltar una pequeña carcajada. Y luego negó con la cabeza. - No es la edad lo que te da tanto miedo, viejo amigo. Tienes miedo a la muerte, como cualquier hombre cabal.

 

- Tarde o temprano esa zorra termina encontrándonos a todos. - Dijo Hoat. Mientras removía el culito de vino que quedaba en su jarra. - ¿Por qué temerla si es algo inevitable?

 

- No temes a la tuya. - Respondió Hank. Mientras se servía otra jarra. El vino parecía entrarle incluso mejor por las mañanas. - Temes que esa puta aceche a los que te rodean. Eres un buen hombres, James. Por mucho que intentes negarlo.

 

- No. - Respondió casi al instante. - No lo soy en absoluto.

 

- ¿Y qué significa ser un buen hombre? - Hank dirigió la mirada a la chimenea apagada. El invierno había pasado, así que ya no había necesidad de encenderla. Pero luego miró a James. - ¿Servir al reino? ¿Pelear y morir en una guerra por alguien al que ni siquiera has visto en tu vida? Tal vez tu espada esté al servicio de algún demonio, pero tu corazón todavía no se ha podrido.

 

- No… - Hoat no encontró las palabras adecuadas en ese momento. Quizá fuese el vino, o una mezcla de demasiadas cosas. - Da igual. Como sigamos hablando de esto me voy a morir de la pena ¿Qué planeas hacer ahora?

 

- Mejor, sí. - Hank apoyó los codos sobre sus rodillas y miró a James a los ojos. Bebió un trago generoso de vino y siguió hablando. - Sabemos que Colagusano tiene un almacén en el bosque. Creo que allí guardará cosas que podrían interesarnos. Planeamos sabotearlo.

 

- El bosque es muy grande. - Dijo James. - ¿Dónde está exactamente?

 

- No lo sabemos. - Hank volvió a fruncir un poco el ceño. - Pero lo averiguaremos. Es una pena que todos hayan muerto, quizá alguno podría habernos dicho dónde está.

 

- Ya… - James miró a Hank un instante. Corría el rumor de que había nacido con un solo huevo entre las piernas. Pero desde que le conocía le había demostrado que tenía dos. Y bien gordos. - Tendremos que meternos en lugares pantanosos para capturar a tu chivato.

 

- Ya se me ocurrirá algo. - Hank hizo un ademán con la mano, como restándole importancia. - Nos estás haciendo un gran favor, James. Me atrevería a decir que jamás podríamos ganar esta guerra sin tu ayuda.

 

- No me las tienes que dar solo a mi.

 

- Ya, ya lo sé. Aunque... ¿La niña? ¿No es demasiado pequeña?

 

- Yo tenía la misma edad cuando me dieron por primera vez un mosquete. - Hoat se terminó el culito que le quedaba de vino de un trago. Y Hank le sirvió otro casi al instante - Aunque sí. Es muy joven. Pero Varno me ha dicho que se encargará de ella. No creo que tenga padre, ni ningún sitio a donde ir. No le irá mejor sola.

 

- Supongo que no… - De repente un silencio. Los dos hombres callaron, y lo único que se oía era el frote de la fregona un poco más atrás. Y unos cuantos improperios que el anciano le estaba gritando a su joven aprendiz. - Por la nuevas alianzas entonces. -Ambos alzaron las jarras. Dispuestos a brindar por días mejores.

 

- Por las nuevas alianzas.

 

 

***

 

Duración: 3 horas y media
Máster: Hoat

 

Personajes participados y habilidades usadas:

Varno @Murdoch: Reflejos / Pistola de chispa / Espada Ligera / Defensa

Jessie @Nyet!: Reflejos / Pistola de chispa

Elodía @Beretta: Reflejos / Pistola de chispa / Espada Ligera / Defensa

Matho @Gauss: Reflejos / Pistola de chispa / Espada ligera / Defensa

Laeris @Webley: n/a

Hoat @ElCapitan: Reflejos / Pistola de chispa / Espada ligera / Defensa

 

Recompensas u objetos adquiridos:

- Unas botas usadas y viejas para Jessie. No son las mejores, pero podrán guardar de las ampollas en los pies.

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