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ILUSDN

[Evento] Virtute tenebris

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Virtute Tenebris

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Era una noche oscura y tormentosa y muchos habían aprovechado la ocasión para refugiarse en la calidez de La Capital, aquella taberna del barrio bajo que poco a poco empezaba a ganar renombre, no por su buen vino sino por las presencias que se reunían allí.

El quel’dorei aeromante no era la excepción. Había llegado con mirada agotada y con las botas manchadas de barro, aliviado de tener una excusa de pasar un instante lejos de la incordiante lluvia de fuera. Odriel buscaba a alguien, podía notarse en su expresión serena pero de mirada inquieta que saltaba de rostro en rostro. Lo hizo evidente en cuando redujo la distancia que lo separaba de la barra, entablando una conversación con Nicholas, quien estaba atendiendo en ese instante.

El aeromante estaba preguntando por Bodvar justo cuando el enano hacía su aparición, acompañado por Jared y un saco lleno de algo que Odriel, luego de darle un vistazo, prefirió no volver a oler. El elfo, sin desperdiciar un segundo, explicó la situación por la que estaba allí: Una mina abandonada que quería investigar para encontrar rastros de algún brujo gnoll.  Bodvar y Jared accedieron ayudarlo en la tarea y se dispusieron a prepararse para una nueva marcha bajo la lluvia.

Por fortuna para el grupo de aventureros, al salir de la taberna descubrieron que la lluvia había cesado y que contaban con dos nuevos y silenciosos compañeros. Un sujeto encapuchado de nombre John y Aldebarán, miembro de la cruzada escarlata. No valió mucho que Bodvar intentara sonsacarle el nombre al encapuchado pero,  como parecía dispuesto a ayudar, el grupo decidió ignorar su mutismo y seguir hacia las minas.

Al llegar allí, comenzaron a adentrarse solo con la luz de una lámpara y la experiencia del enano guiando sus pasos. La caverna, tal cual habían imaginado, se encontraba en un estado endeble. Las maderas estaban carcomidas y carbonizadas por el pasado incendio, había restos de carros y rieles deformados por el calor.

La oscuridad era agobiante y se hacía más pesada a cada paso. Solo el eco de sus voces y pisadas los acompañaban en sendero que parecía desértico. ¿Quién utilizaría una vieja mina como guarida? El grupo esperaba encontrar gnoll y Bodvar que había hallado marcas de garras sobre algunas rocas y maderos era el que más apoyaba esta idea.

Eventualmente encontraron a aquellas criaturas, aunque no de la forma que ellos esperaban.  Una cantidad enorme de cadáveres gnoll se arrejuntaban en una zona de la mina, como una suerte de macabro cementerio, adornado por las calaveras de las criaturas.

Más adelante, oyeron algunas voces y vieron una extraña luz violácea que se reflejaba sobre la pared de piedra que precedía un recodo de la caverna. Jared y Aldebarán, alertados por este extraño fenómeno, decidieron utilizar su afinidad con la luz para detectar si aquella luminiscencia era de origen oscuro.  Y lo era, pero no lograron alertar al grupo a tiempo ya que Bodvar se había adelantado y había girado en aquella curva, encontrándose de frente con los que allí se reunían.  Jared, Aldebarán, John y Odriel se apresuraron a alcanzar al enano y se encontraron con la misma escena que él.

 Se descubrieron a sí mismos en un enorme espacio vacío en el que corría una leve ráfaga de viento, solo unas lenguas de fuego violáceo iluminaban la zona, llenando las paredes y el suelo de la bóveda con grotescas sombras danzarinas.   Una mesa circular coronaba la enorme cámara y, sentados alrededor de esta, había un grupo de sujetos, entre los que podían reconocerse hombres y mujeres, vestidos de negro y con el rostro cubierto.

Un silencio punzante se extendió entre los que formaban aquel extraño círculo. Un silencio que Jared quebró, profiriendo una exclamación. - ¿¡Qué hacéis aquí usando artes heréticas!?  

Como respuesta, uno de los encapuchados se puso de pie, abrió los brazos con sorna, señalando a sus compañeros, y ellos lo siguieron poco a poco. Eran tres… siete… nueve figuras encapuchadas observando, a través de ojos ocultos entre penumbras, hacia el grupo que aguardaba allí delante.

- Compañeros, podemos dar por finalizada esta reunión. Pronto volveremos a juntarnos, cuando la noche larga se acerque. – Aquel que parecía ser el líder señalo a un par de sus compañeros encapuchados – Elir, Aldorian desháganse de ellos, hoy demostrarán su valía.

- ¡Suficiente, me bastará con unos cráneos humanos para beber cerveza! No os ofendáis. – El grito del enano cortó la conversación que mantenían los otros. Uno de los dos señalados por el líder de ellos se acercó al primero. - Mi señor, yo solo puedo encargarme de esta escoria.

- Que así sea. ¡Enano! Aquí tienes a tu contrincante – Replicó y con un ademán, los ocho encapuchados restantes se reunieron y desaparecieron bajo una fogonazo, dejando solo a uno de ellos atrás.

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¡Espero que te rindas antes la Luz, miserable! – Le espetó Jared, con la mirada clavada en el último encapuchado.

La luz no tiene potestad aquí, humano – La respuesta de Elir les llegó mientras que bajaba su capucha con toda la tranquilidad de la que pudo hacer alarde. Era un joven humano, de cabello oscuro y mirada extraña, al igual que su corte de pelo que mostraba un costado completamente rasurado y del otro una melena que caía hasta la altura de los hombros – Yo ya he trascendido sobre esas cosas.

¿¡Osas blasfemar a la Luz!? – Jared lo observó con rabia mientras que el otro contestaba con una sonrisa.

- Es una lástima que no conozca los nombres que debería poner en vuestras tumbas, aunque al menos sé que uno de ustedes es discípulo de Dusreth. – Mientras hablaba canalizó sobre la palma de sus manos, creando dos círculos en el suelo frente a él. Al mencionar la última frase elevó la vista hacia Odriel – Lamentablemente morirá aquí al igual que todos los demás.

Con un potente fogonazo aparecieron frente a ellos un par de demonios de tamaño mediano. De apariencia de gárgolas, colas largas y garras afiladas. Antes de que pudieran percatarse, la lucha había comenzado

John y Jared se enfrentaron cara a cara con aquellos diablillos logrando asestarle varios golpes per también recibiendo. Fue John quien se llevó la peor parte de este intercambio, pero también logro asestar una buena cantidad de puñaladas a uno de los demonios, dejándolo sangrando a borbotones.

Odriel, por su parte, parecía poder enfrentarse de igual a igual con Elir. Cada uno canalizaba sus energías, golpeando y recibiendo ráfagas de viento u oscuridad. Los ojos del aeromante brillaban de un azul claro típico de la energía arcana, los del brujo lo hacían con una luz oscura que resaltaban las sombras en el rostro de Elir.

Cuando la batalla parecía inclinarse en favor de los héroes, Elir utilizó una serie de trucos, primero creando una explosión de oscuridad y luego haciendo que uno de los demonios explotase. En ambas ocasiones, Odriel fue el único que logró resistir aquellos ataques, tal vez debido a que se encontraba más alejado del centro de estos.

A la derecha del grupo, Aldebarán se defendía de los ataques de los demonios pero no lograba controlar la luz a su antojo. Cuando Elir ya se veía triunfante, el cruzado logró alcanzar a uno de los demonios con un poderoso ataque de Luz sagrada y las tornas comenzaron a cambiar en favor de los que defendían el bien.

El brujo intentaba jactarse de que sus poderes eran superiores a la luz, pero el nerviosismo comenzaba a afectarlo y cuando uno de sus ataques falló por completo, Elir se quebró. La confusión comenzó a invadirlo mientras que el grupo se acercaba a él, cercándolo. Parecía a punto de rendirse, pero de la confusión pasó al miedo y del miedo a la ira. Su rostro se desencajó mientras bloqueaba uno de los proyectiles de Odriel y contraatacaba hacia Jared, con un poderoso ataque.

Pero el paladín logró resistir aquel impacto y, con la ayuda de Aldebarán, que canalizó luz sobre su cuerpo para reponerle las energías, se puso de pie lanzando un último golpe de martillo, con el que acabó con la vida de Elir.

La tranquilidad se apoderaba nuevamente en el lugar y el silencio volvía a hacerse presente, solo interrumpido por sus respiraciones agitadas. El grupo decidió regresar a la aldea luego de tratar sus heridas más severas. Detrás de ellos, quedaron las repercusiones de enfrentamiento y el misterio de quienes serían los encapuchados que conformaban aquel extraño grupo.

 

//  

Evento masteado por: @ILUSDN

Duración: Aprox. cuatro horas

Participantes y Habilidades usadas:

Jared (@Kario[ Maza Pesada - Defensa - Detectar Entes Malvados - Reflejos]

Aldebarán (@BlueWolf) [Defensa - Detectar Entes Malvados - Esencia Sagrada - Reprender Esencia - Reflejos]

John (@neorexx) [Reflejos - Dagas - Defensa]

Bodvar (@Axl) [Advertir/Notar - Reflejos - Abandonar al team en el peor momento D:]

Odriel (@Yo) [Defensa - Abjuración Básica - Evocación Básica - Proyectil Mágico - Reflejos]

 

Si me falta alguna habilidad avisen!

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Buscando Pistas

 

Un grupo de personas estaba reunido en cercanía del ayuntamiento. Era un reunión casual conformada por Waylon, un hombre de piel pálida y larga cabellera oscura, Ir’Ithil, un quel’dorei perteneciente a la mano de plata, y Odriel, aeromante de la academia.

La tranquilidad con la que conversaban fue interrumpida por la llegada de un Bodvar de mirada feroz  y una extraña invitación que hacer. – Hoy no ha sido un día agradable ¿Quieres ir a matar algo?

Odriel, tomado por sorpresa, explicó que tenía algunas preocupaciones  y, aprovechando la intención del enano de salir a recorrer el bosque, sugirió investigar la mina en la que habían luchado contra el brujo. El aeromante aún tenía la cabeza dando vueltas sobre el asunto desde que Eril mencionase a su maestro y quería saber más sobre aquella extraña agrupación. ¿Quiénes eran? ¿Qué hacían? ¿Por qué lo hacían? Otras tantas dudas aquejaban la mente del mago y posiblemente también las del enano, pero si alguna certeza tenían es que eran peligrosos.

El grupo acordó volver a reunirse en la puerta sur de la ciudad, ataviados y listo para marchar hacia la mina. Así lo hicieron y durante el camino, Odriel y Bodvar, explicaron los detalles de lo ocurrido a los otros dos. Auriel y Waylon, luego de oír la breve historia, tuvieron reacciones algo contrarias. El elfo se mostró emocionado ante la posibilidad de enfrentarse a los brujos mientras que Waylon, más preocupado,  sugería cautela.

Entre los relatos de lo ocurrido no demoraron mucho en llegar a la mina y aunque avanzaron con cautela, al principio no encontraron nada diferente a la noche anterior.

Mientras Odriel hacia lecturas arcanas para asegurarse de que no habría ningún tipo de trampa fue Ir’Ithil quien escuchó primero aquel sonido. Era como una especie murmullo histérico que les llegaba de más adelante. Avanzaron con suma precaución hasta toparse con la escena algo desagradable de uno kobolds devorando un cadáver.  El par que ya había estado antes en la mina se percató de que aquellas prendas oscuras, que se veían rasgadas ante los mordiscos de los kobolds, no podían tratarse más que de las de Elir, el brujo al que habían derrotado.

Al ver al grupo y a Bodvar, quien se había adelantado con un rugido, un par de kobolds prefirió huir despavorido hacia la seguridad de sus túneles. Por otro lado, los tres que permanecieron allí, se vieron rápidamente sobrepasados por los ataques de los cuatro aventureros. La batalla terminó en un abrir y cerrar de ojos, dejando como resultado  tres cadáveres más en la escena.

Inseguros de si el par de kobolds que había desaparecido iría a buscar ayuda, los dos elfos, el enano y el humano se apresuraron a actuar. Waylon e Ir’Ithil permanecieron alerta mientras que Odriel y Bodvar se inclinaban sobre el cadáver del brujo y rebuscaban, no sin cierto rechazo, entre los ropajes de difunto. Aunque al principio la búsqueda  parecía improductiva, lograron encontrar una especie de llave y un colgante con un extraño símbolo.  Odriel guardo ambos objetos en su morral y se apresuraron a salir de la mina y regresar a la seguridad de las murallas.

Más adelante investigarían aquellas dos piezas. Con algo de suerte, les encontrarían un significado.

 

Objetos encontrados:

(No se sabe nada de ellos aun)

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// masteado por: @ILUSDN

Duración: Aprox. hora y media

Participantes y Habilidades usadas:

Bodvar (@Axl) [Advertir/Notar - Reflejos - Buscar - Maza - Defensa]

Waylon (@Raykz96) [Advertir/Notar - Reflejos - Espada - Defensa]

Ir'Ithil (@Ydsg) [Advertir/Notar - Reflejos - Espada - Defensa]

Odriel (@ILUSDN) [Advertir/Notar - Reflejos - Buscar - Proyectil Mágico

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Quebrantando espíritus

 

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Una figura de vestimenta excéntrica deambulaba entre las penumbras de una caverna. Solo un par de ojos eran testigos de aquello, y pertenecían a otra figura, no muy distante en su forma de vestir. Mientras que la primera se encargaba de recoger diversos elementos del suelo de los alrededores, el segundo observaba por debajo de la gruesa capucha que le ensombrecía el rostro.

La mujer daba vueltas agachándose y volviéndose a incorporar una y otra vez, colocando cada objeto hallado dentro de un extraño artefacto contenedor. Sus manos se movían hábiles por el aire, haciendo extraños símbolos y patrones de runas que flotaban y se iluminaban con un brillo arcano.

Cinco fueron las veces que realizó este procedimiento metódico y parsimonioso. Giraba en círculos alrededor de un cadáver y cuando completó una vuelta entera se detuvo.

- Un trozo de tela, un tabardo que odiamos. Joven y entusiasta, confía en su preciosa Luz como si no hubiese nada más, pero no conoce lo que es el verdadero poder. Lo educaré…

- Una gota de sangre, un asesino. O al menos es lo que pregona. Me pregunto hasta qué punto llegará para ganarse ese renombre. ¿Traicionaría a aquellos que fueron sus compañeros?

-  Una gema de mana. Energía de aeromante. Cabello plateado y una cicatriz que surca su rostro. Sin lugar a dudas, el discípulo de Dusreth.  ¿Podremos torcer sus propósitos en favor de nuestra causa?

- Un pizca de ceniza, lo que queda después de que la luz toca nuestra piel. Un sujeto reservado, una voluntad férrea, un silencio que incomoda. Veremos por donde se mueven sus motivaciones

- Un mechón de cabello, grueso, castaño y largo como la cola de un caballo. Proveniente de las montañas del norte. Orgulloso, irreflexivo, sanguinario. Me agrada. Es una lástima que su martillo solo busca caer en cráneos como los nuestros…

Me haré cargo de todos ellos.

 

// Me falta el rol de Aldebarán. Pero hasta el 10 no vuelve. :V

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Enfrentamiento entre sombras

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Era una noche clara y despejada en la que la luna y las estrellas otorgaban bastante luz , la suficiente como para andar sin una lámpara por las zonas menos frondosas del bosque. Odriel avanzaba detrás de Bodvar, quien minutos antes lo había interceptado y mediante gruñidos y señas había convencido al elfo de seguirlo al bosque. En ocasiones anteriores el enano se le había presentado, con mala cara, para pedirle que lo acompañe en sus cacerías, por lo que al aeromante no le sorprendió que aquello volviese a ocurrir. 

El tiempo pasaba y ambos se internaban más y más en la espesura, todo parecía tranquilo hasta que una gruesa niebla los atrapo en su manto. Al principio solo era molesto, pero luego de un rato de avanzar así el elfo perdió de vista a Bodvar. Preocupado por aquel fenómeno repentino, Odriel continuó en la misma dirección hasta llegar a un claro. 

 - ¡Sarnoso despreciable, muéstrate y sirve de trofeo para mis picas! - Oyó la voz áspera, que retumbaba en su cabeza, como si fuese allí donde se originaba. Un figura lo esperaba más adelante; Encapuchada, rodeada de sombras que impedían ver su rostro, terrible. A su alrededor podían verse varios cuerpos tendidos, manchando la tierra con su sangre oscura. - Es peligroso estar fuera a estas horas y mas peligroso aun interrumpir mi caza. 

Odriel se detuvo al oír esas palabras. De haber sido alguien cobarde, sin duda habría vuelta atrás, pero el elfo permaneció inmutable, observando con detenimiento la zona. No pudo identificar a Bodvar entre aquellos cuerpos, pero aun así estaba preocupado por el enano. - ¿Que es lo que buscáis aquí? - Dijo con más calma de la que realmente sentía.

- Estoy matando plagas. ¿Qué me dices tu? - Replicó la figura mientras que su brazo se extendía como una suerte de maza con pinchos, adornada con cráneos humanos.

La voz gélida de su interlocutor oprimía el pecho del elfo, pero Odriel trató de estar a la altura, sonriendo de lado - Estoy realizando la misma tarea. - Y sin dudar demasiado se colocó en una posición de combate, preparándose para canalizar. De pronto la imagen de su maestro le llegó a la mente y supo que aquella figura podía ser parte de aquel grupo de brujos. Dispuesto a quitarle toda la información que tuviera le espetó varias preguntas, pero la figura contestaba con evasivas y mofándose del elfo. 

Furioso, Odriel dio un paso al frente - Haré que me digas donde están tus compañeros. Y tal vez luego te deje ir. 

- Asumiré que no escuché lo que obviamente y con razón si escuché, y posiblemente me ahorre una aburrida charla acerca del bien y el mal. - Le contestó el otro.

- Si la charla del bien y el mal no te interesa, serán mis hechizos los que te hagan hablar. - Odriel comenzó a canalizar un conjuro, creando una espada de viento en su mano derecha.

-Ah, la magia... no hay nada que odie menos, y con razón. - La figura dio varios pasos hacia adelante, con decisión. Alzó su martillo sobre su cabeza, amenazante. Odriel trago saliva, sabía que tendría pocas oportunidades de derrotarlo, pero demostrarlo no le serviría de nada. Trato de concentrarse en todo lo que había aprendido, en todos sus entrenamientos. Si iba a morir allí, lo haría luchando hasta el final. Estaba a punto de atacar, pero la figura fue más veloz. Se lanzó sobre el mago con un remolino de sombras y blandió aquel martillo con fuerza. Odriel apenas si pudo apartar la cabeza para que no la convirtiera en un amasijo de carne, pero el arma de su contrincante le rozo la sien y luego impactó sobre su hombrera. 

Odriel se vió olbigado a retroceder, pero logró afianzar su pierna derecha antes de tropezar y lanzo su contraataque, blandiendo la espada de viento lanzó un conjuro sobre aquella figura oscura. El hechizo la atravesó como si nada, pero la hizo retroceder unos pasos. Ese instante le permitió al elfo recuperar su escaso equilibrio justo a tiempo para esquivar es siguiente embate apenas por un centímetro. El martillo impacto en el suelo y el mago vio su oportunidad. Avanzando lanzó un corte con su espada de viento hacia el pecho de la sombra. Una vez más su enemigo retrocedió, pero esta vez, el elfo logro entrever algo más; Por un instante, aquella figura perdió las sombras que la rodeaban. No estaba seguro pero había visto ¿Un enano?

Odriel deshizo su hechizo y observo con atención al su oponente. Ahora lo veía con claridad. No era otro más que Bodvar. Tardó un instante en hacer que el enano también se diese cuenta de que todo había sido una ilusión. Pero finalmente, después de que Bodvar intentara ahorcarlo, lo logró.  Aun así, las heridas del heredero de los Drakkigson eran graves y Odriel debió ayudarlo a volver a la aldea donde le ayudaría a tratarlas.

Un par de individuos, un hombre y una mujer de vestiduras oscuras, observaban la escena a la distancia. - ¿Por qué los dejas ir?

- Prefiero que vivan con el temor de no poder confiar en sus propios compañero. Ademas... El elfo ya demostró que puede sernos de utilidad si lo convencemos de luchar de nuestro lado. - La mujer se subió la capucha, cubriendo su cabello blanquecino y protegiéndolo de la lluvia.  Ambos se alejaron de la escena, sin volver la vista atrás. 

 

// masteado por: @ILUSDN

Duración: Aprox. hora y media

Participantes y Habilidades usadas:

Bodvar (@Axl) [Advertir/Notar - Reflejos - Maza - Defensa]

Odriel (@ILUSDN) [Reflejos - Toque de Energía - Proyectil Mágico - Defensa

Como la visión de Bodvar ya la tienes,  lo narré más desde la perspectiva de Odriel.

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Un chapuzón 

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Jared acababa de salir de la academia de magia donde había estado conversando con Lisandra y Odriel acerca de los distintos tipos de energías que influían sobre Azeroth.  El muchacho avanzaba pensando en sus asuntos, por lo que se sorprendió ligeramente cuando una joven se dirigió a él. Era delgada, de cabello claro que le llegaba hasta la cintura y ojos grises.  Se presentó como Diane, una estudiante de la academia de magia y mencionó haber oído parte de la anterior conversación del novicio.

La joven se mostró abierta con el novicio. Sus respuestas eran sinceras y aunque por momentos parecían que no coincidir con las opiniones de Jared, Diane les restaba importancia y continuaba conversando como si aquellos choques no hubiesen existido.

Poco a poco fue ganándose cierta confianza de parte del novicio hasta que decidió ofrecerle ver algo interesante y argumentando que la gente “común” no debería verlo, lo guió hasta las afueras de la ciudad.

Jared la siguió un poco confuso y cuando entraron en el bosque noto un ligero escalofrío que le recorría la espalda. ¿Un presentimiento?

- ¿Queda mucho?

-  ¿Estas nervioso? No te preocupes, nada te pasará conmigo aquí – Bromeaba la joven, pasos más adelante. Diane evitaba que Jared le diera alcance, pero se mantenía lo suficientemente cerca como para que pudiera seguirla. No tardaron demasiado en llegar a orillas de un hermoso y apacible lago, en gran medida oculto por la espesura del bosque.

La muchacha con total tranquilidad se deshizo de sus sandalias, pisando el suelo con sus pies desnudos. La conversación fue tornándose incomoda cuando la mujer comentó que Jared temía a los gnolls  a raíz de su debilidad.

- Solo somos una herramienta de la Luz. – Replico el muchacho con bastante tacto.

A pesar de esto, Diane parecía decepcionada de las respuestas del paladín y sus advertencias con respecto a los peligros del bosque. Mofandose de sus temores, se desprendió de sus vestiduras y se sumergió en las aguas del lago, ajena a la insinuación de la presencia de murlocs.

Jared insistió para que la muchacha saliera y luego de unos minutos de charla, la joven accedió. Alzando una mano le hizo señas a Jared para que le alcanzara su vestido. El novicio así lo hizo, tratando de desviar la mirada del lago, que penas si distorsionaba la figura de Diane bajo el agua.

Esta distracción le valió a la joven para tomar el brazo de Jared y, antes de que pudiera reaccionar, lo hundió en el lago con una fuerza muy poco propia de una muchacha de su contextura. Cuando el novicio abrió los ojos bajo el agua no vio rastros de la joven, pero en su lugar se encontró con cuatro cadáveres esqueléticos que lo tomaron de sus extremidades y comenzaron a hundirlo en la oscuridad.

Jared se resistió con todas sus fuerzas, pero apenas si pudo librarse de uno de sus atacantes. Cuando todo parecía perdido, el aire abandonaba sus pulmones y su pecho estaba a punto de estallar, el novicio llamó a la Luz, cegando a las criaturas y permitiéndose huir de ellas.

Salió a la superficie tosiendo y respirando con dificultad. El bosque te recibió con los sonidos de siempre y un lago tan calmado como de costumbre.  La luz de la luna lo guió de vuelta hacia la aldea, donde el novicio buscaría a Odriel para contarle lo sucedido.

 

// Evento masteado por: @ILUSDN

Duración: Aprox. hora y media

Participantes y Habilidades usadas:

Jared (@Kario[ Advertir/Notar  - Nadar - Detectar Entes Malvados - Reflejos - Crear Luz]

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Corregidas las habilidades
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Oferta de Empleo

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Era una tarde despejada,  y agradable. Los últimos rayos del sol rebotaban entre los tejados, dándoles un colorido tono rosado. Muchos aprovechaban esta ultimas horas de luz natural, para poner fin a sus actividades cotidianas.  No era el caso de John, el era un asesino y sus actividades empezaban al caer la noche. Al menos, normalmente era a ese horario cuando sus clientes tenían en valor de que contactar con el.  Esa tarde no fue la excepción, un niño de unos diez años se acerco corriendo a donde descansaba el hombre vestido de blanco y le hizo entrega de una nota, para luego desaparecer entre los callejones de la ciudad.

Las indicaciones eran sumamente precias y John no tuvo inconvenientes en llegar  hasta aquel sitio del bosque que se mencionaba. Era sospechoso, si, pero todo en su trabajo lo era.  John no hubiese elegido aquel claro en el bosque para ese tipo de reunión, pero antes de que tuviera tiempo de cambiar de opinión, una figura vestida de negro y rostro cubierto había aparecido frente a el.  Por las curvas que destacaban contra la túnica pudo deducir rápidamente que se trataba de una mujer.

La mujer comenzó a girar alrededor de John, como si estuviera evaluándolo Finalmente volviéndose a posicionar frente a el, luego de haber dado una vuelta completa, le explicó que necesitaba sus servicios como asesino.

-  ¿A quien quiere darle fin?, Respondiendo eso evaluaré un precio que nos beneficie a ambos – John se mostraba impasible, aunque no pudiera verse en su rostro, su cuerpo permanecía inmovil como una estatua mientras la mujer caminaba.

Cuando ella mencionó las características del enano a quien debía asesinar, John se percató de que se trataba de Bodvar. Luego de una corta discusión, acordaron que la cabeza del enano valía cinco monedas de plata.

John especificó que el trabajo le tomaría por lo menos una semana. Tiempo durante el cual investigaría al enano y prepararía el escenario para no levantar sospechas sobre su persona. Pero pasada la semana no tuvo éxito en su misión y cuando volvió a encontrarse con la mujer encapuchada lo hizo con las manos vacías.

Tuvo que soportar por un instante la mordaz lengua de la mujer, recriminándole que aun no hubiera terminado el trabajo. Incluso le ofreció una alternativa con la que podría demostrar su valía y lo que le daría acceso a mejores trabajos, pero John insistió en continuar con lo pactado. Solo necesitaría cuatro días más. La mujer, aunque disconforme y dejando en claro que el pago no sería el mismo, concedió a John eso cuatro días de prorroga. Volverían a  encontrarse pronto, pero ya su visión sobre el asesino no era la mejor. Tal vez en la siguiente ocasión tendría que prescindir, des sus servicios.

//Tenía pendiente este resumen desde hace tiempo. Tarde pero seguro. 

masteado por: @ILUSDN

Duración: Aprox. hora y media

Participantes y Habilidades usadas:

John @neorexx [ Advertir/Notar ]

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El misterio de Cauce Quebrado: Introducción

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Odriel se encontraba en una habitación de la abadía, sentado en una mesa y rodeado de tomos antiguas, informes y pergaminos.  Aunque su investigación sobre la brujería gnoll había pasado a segundo plano tras la caída del nigromante, aun dedicaba algo de tiempo a esta tarea. O, al menos, pretendía hacerlo. Entre sus elementos de estudio había un pergamino donde se podía apreciar el dibujo de una extraña llave. Odriel, desconfiaba de varios de los que merodeaban por la abadía, por lo que mantenía la original oculta, aquella que habían encontrado en el bolsillo de Elir, el demonólogo.

Odriel había permanecido allí durante horas, tratando de encontrar alguna pista que le permitiese descubrir el fin que se ocultaba tras aquella llave.  Estaba seguro de que abría algo importante y a la vez peligroso,  o tal vez simplemente ese era su deseo, buscando un misterio que nunca había existido. Estas cavilaciones y el soporífero ambiente, cerrado y poco iluminado, sumado al hecho de que no dormía desde hace días, pudieron con el mago que, tras apoyar la cabeza sobre uno de los libros, cayó en un sueño intranquilo.

Tal vez unos segundos, o quizás minutos u horas después, Odriel salió de aquella duermevela, de improviso y alertado por una presencia cercana. Al abrir los ojos se encontró con  novicio de la cruzada escarlata. El muchacho tenía en sus manos el pergamino en donde esta dibujada la llave de Elir. Odriel se puso de pie de inmediato, pensando en arrebatarle aquella información, pero se lo pensó dos veces.  Fue el novicio el primero en hablar, su voz se notaba un tanto confusa, pero aseguró conocer aquel artefacto. Odriel, sorprendido, fingió que solo se trataba de una investigación de la academia de magia, después de todo, había cierta verdad tras esas palabras. El novicio, habiendo ganado cierta confianza y ante las insistencias del mago, le mencionó todo lo que sabía al respecto.

- La llave fue encontrada hace meses dentro de unas ruinas, en territorio del antiguo reino de Lordaeron, por la cruzada escarlata. Casi de manera inmediata un oficial de alto rango la envió al sur, a Cauce Quebrado, una aldea en Elwynn donde un miembro de la orden la investigaría.

La llave ya debe estar en manos de los cruzados de esa aldea. Si realmente deseas continuar con esa investigación, deberías ir allí. Tal vez incluso puedas sernos de utilidad.

Odriel permitió que el novicio continuara con su relato, aun sabiendo que la llave no se encontraba en manos de quien el cruzado creía. Presuroso, Odriel recogió sus cosas y se dirigió al barrio bajo. Debía encontrar a algunas personas a las que, sin duda, les interesaría acompañarlo en aquel viaje.

Jared, Bodvar e Ismael fueron los que finalmente se vieron involucrados y creyeron conveniente, al igual que Odriel, investigar lo acontecido. El grupo se reunió al alba en la puerta este de Villadorada. Tenían un largo camino por delante, y lo emprendieron tan pronto como todos estuvieron allí. Por fortuna para los viajeros, no encontraron ningún contratiempo significativo que les retrasara el avance y luego de varias horas estaban llegando a la aldea.  Tan solo a unas leguas de allí, se encontraron con un pelotón de soldados.  Quien los dirigía les mencionó que la zona que dejaban atrás era segura, pero al oir que se dirigían a Cauce Quebrado, su rostro se ensombreció y reemprendió su marcha junto a sus hombres.

El grupo, sin darle demasiada importancia al asunto, reanudó la macha y en pocos minutos se encontraron en el poblado, descubriendo, en parte, la razón por la que el soldado había hecho aquel gesto. Allí en Cauce Quedbrado, no había soldados imperiales, sino una suerte de guardia local, ataviados de armaduras de cuero dispares y gastadas. Los recibieron con miradas llenas de desconfianza y susurros a sus espaldas que los siguieron hasta la entrada de la capilla.

Allí un acólito, de gesto impasible y voz monótona, les salió al encuentro. Luego de una forzada conversación, lograron que avise a quien dirigía la capilla para que se reuniera con ellos. Luego de varios minutos que se hacían interminables, el acolito volvió a salir y los guió hasta un recinto en donde los aguardaba una sacerdotisa. A diferencia del acólito y los guardias de la entrada, la sacerdotisa de nombre Mildred, tenía un aspecto mucho más vitalizado que el resto de personas de la villa. Luego de una corta conversación en la que le mencionaron parte de las razones por la que habían llegado a aquel poblado, la sacerdotisa accedió a reunirse con ellos al día siguiente.  

Los viajeros, agotados por el largo camino, pusieron rumbo a la andrajosa posada y pasaron allí la noche, con diferentes expectativas de lo que encontrarían al día siguiente.

//  

masteado por: @ILUSDN

Duración: Aprox. dos horas

Participantes y Habilidades usadas:

Jared (@Kario

Bodvar (@Axl

Ismael (@Thorch)

(y Odriel) 

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El misterio de Cauce Quebrado: El laberinto

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La noche había cubierto Cauce Quebrado con un manto de oscuridad que se extendía a través de la calle principal y abarcaba cada rincón del pueblo. Las únicas luces que podían apreciarse llegaban de la planta baja de la taberna donde, en silencio, algunos pocos beodos olvidaban sus preocupaciones diarias.  

Odriel había intentado conciliar el sueño, pero había algo en el ambiente que se lo impedía. Con todo, finalmente logró cerrar los ojos por lo que le pareció un instante. Despertó de improviso con un sonido de pasos. Creyendo que sería su imaginación, dejó pasar un instante, pero luego volvió a oír el sonido y se percató de una presencia dentro de su habitación.  El mago se incorporó tratando de acostumbrase a la oscuridad, pero tan pronto como sus ojos empezaron a diferenciar las siluetas en la habitación, una sobra se abalanzó sobre él, clavándole algo punzante a la altura de las costillas. Antes de que pudiera reaccionar, Odriel vio como aquella figura se lanzaba contra la ventana y huía amparado por la penumbra.

Dolorido, el mago volvió a ponerse de pie y se dirigió a revisar sus pertenencias. Solo había algo que faltaba: La llave del brujo. Sin perder tiempo e ignorando que mientras avanzaba iba dejando manchas de sangre en el suelo, Odriel se lanzó escaleras abajo con la esperanza de dar con el ladrón. Estaba camino a la salida cuando se encontró con Jared y Bodvar que no habían podido conciliar el sueño y también se sentían extraños estando allí en el pueblo, tal vez fuera la comida. Luego de explicarles la situación, el humano y el enano acordaron avisar a la guardia para encontrar al prófugo. Mientras tanto, Odriel volvería a su habitación para tratar su herida.

 Sin perder más tiempo, Bodvar y Jared se dirigieron a la entrada del pueblo. Allí esperaban encontrarse con uno de los guardias y así lo hicieron, aunque la actitud del hombre no era exactamente la que habían esperado, luego de conversar acerca de lo acontecido, lograron averiguar que no estaba muy dispuesto a ayudarlos, pero les mencionó que podían hablar con el Sargento Ernest, quien estaba a cargo de la seguridad del pueblo.

Así pues, luego de algún comentario mordaz por parte de Bodvar, pusieron rumbo al edificio que operaba de cuartel. Un joven guardia, pálido pero con pecas, los recibió con poca energía y les pidió que volvieran más tarde, argumentando que el sargento aun dormía y no le gustaba que lo despertasen. Ni Jared ni Bodvar aceptaron esto y ante su insistencia el joven volvió dentro del cuartel. Volvió pocos minutos después con un cardenal en la sien y diciéndoles que podían pasar.

El sargento los recibió en una oficina amueblada con un par de bibliotecas, un escritorio y tres sillas. Era un hombre de edad media y cabello cano, aun así, parecía mucho más enérgico que el joven guardia. Conversaron con él durante casi una hora, explicando la situación y dando algunos detalles sobre la llave. El Sargento se mostró más perceptivo que sus subordinados, pero aun después de toda la conversación mencionó que solo actuaría luego de que la sacerdotisa Mildred le diera la orden, cosa que les pareció extraña tanto a Bodvar como a Jared. Como ninguno de los dos quería perder tiempo, se ofrecieron a hablar ellos mismo con la sacerdotisa.

Partieron rumbo a la capilla entre quejas sobre la poca amabilidad de la gente del pueblo y lo que encontrarían más adelante no les haría cambiar de opinión. El sol ya se asomaba por sobre el horizonte cuando golpearon las pesadas puertas de madera.  Los recibió el mismo acolito del día anterior y los guió a través de unos largos y mal iluminados pasillos hasta una habitación en la que se reunieron con Mildred. La sacerdotisa, luego de una corta conversación, les permitió investigar por su propia cuenta y les aseguro que recibirían ayuda por parte de la guardia local.

La siguiente parada era la taberna donde Jared y Bodvar interrogaron al posadero, pero lo máximo que pudieron sacar de él fueron algunos nombres y muy poca información - El viejo Tom, Brand, también estaba el muchacho de la Gertrudis, Dos de los chicos de la guardia, la viuda de George y... uhm… algunos más  - Fueron las palabras con las que el sujeto calvo se sacó el problema de encima.

Vamos primero por el viejo, será más lento en la huida – Bodvar decidió por su cuenta y salieron nuevamente al pueblo. Cerca de donde se encontraban vieron a un joven de cabello cenizo al que abordaron.  Luego de conversar con él por unos momentos, supieron que era otra de las personas que mencionó el posadero. El hijo de la Gertrudis, como así lo llamaban en el pueblo, era un joven descarado pero les ayudó a encontrar a Tom, mencionándoles que solía estar tirado en el suelo de la taberna. Cuando fueron a buscarlo, lo encontraron sin dificultad.

Entrevistar al viejo Tom resultó ser una experiencia poco provechosa, aunque el enano Bodvar se encariñó con el sujeto, tal vez debido al fuerte olor a alcohol que emanaba. Lo único que sacaron en claro fue que alguien subió a las habitaciones del elfo pero luego no volvió a bajar. Sin más pistas que seguir, Bodvar, Jared y ahora también Tom, subieron al segundo piso y se dispusieron a reunirse con el mago.  Pero, al llegar a la habitación, vieron que el elfo no estaba allí, tampoco había rastro alguno de sus pertenencias. Ahora con dos personas a las que encontrar, el trío volvió sobre sus pasos. Había visto la ventana rota en la habitación y marcas de sangre en el vidrio, por lo que confiaban en poder seguir aquel rastro.

Asi lo hicieron y tras un corto tramo llegaron al cementerio del pueblo. Allí el rastro se perdái, pero Jared notó que cierta energía manaba de una de las tumbas. Tan pronto como se lo mencionó al enano, este saltó sobre la tumba imitado por Tom. La mala suerte les jugo una mala pasada a ambos cuando, con un sonido de tablas podridas quebrándose, el suelo se derrumbó bajo sus pies.  La caída no fue tan grave, pero se encontraron en un pasillo que se internaba en lo profundo de la tierra. Jared se unió a ellos y fabricando una rudimentaria antorcha comenzaron a avanzar por el túnel.

Todo parecía andar sobre ruedas hasta que descubrieron una bifurcación. Luego de dudar un instante, decidieron seguir por la ruta de la izquierda. Avanzaron otro trecho hasta que una ráfaga de viento les apagó la única luz que llevaban. Bodvar avanzando a oscuras casi cae en un pozo, pero por fortuna logró reaccionar a tiempo y advertir a los otros dos que llegaban detrás.

- ¿Todavía tienes un frasco de esa agua rara? – Pregunto el enano a Jared

- Me queda uno. Son muy valiosos... ¿Para que los usaras?

- ¡Solo dámelo, maldición! - Bodvar cogió el frasco, lo sacudió, abrió el corcho y olisqueó el líquido. - ¿Qué usos dices que tiene este brebaje?

- Puede sanarte un poco, reponer tus fuerzas, la calidez de la Luz te hace sentir mejor.  Y en el caso de los no-muertos…

Bodvar se encogió de hombros antes de que Jared terminara su explicación y arrojó el frasco al foso. Todos oyeron el zumbido del frasco cayendo hasta que se hizo inaudible.

- ¿Lo has tirado?

-  Bueno, tengo una noticia buena y una mala. De hecho son dos malas. La mala es que perdimos una valiosa botella de agua bendita. La buena es que fue útil para descubrir la longitud del agujero. La otra mala es que no sé cuánto mide.

Mientras Jared terminaba de lamentarse por la botella perdida, Tom jugaba a gritar hacia el foso con intención de oír su eco y Bodvar pensaba en arrojar al segundo, vieron una luz que se les acercaba. Cuando por fin se hizo visible quien la portaba, vieron que era Odriel.

Con su ayuda, el grupo pudo atravesar el foso sin fondo y supo que se encontraban en un laberinto que el mago había estado recorriendo por horas. Complementando la información que tenían, Odriel propuso un nuevo camino y al seguirlo se encontraron frente a una puerta de madera que Bodvar y Tom no tardaron en atacar. La puerta estaba abierta y al atravesarla llegaron a una habitación amueblada y bien iluminada.

Tres personas los observaron desde allí. Mildred la sacerdotisa, el sargento Ernest y un sujeto apresado por el segundo. La sacerdotisa se adelantó y mostro la llave de Elir. Mildred les explicó que aquel intruso era el culpable del robo y que lo llevarían a prisión. A pesar de las sospechas del grupo ante aquella extraña escena con la que se habían encontrado, no tuvieron más opción que seguir las órdenes de la sacerdotisa cuando un grupo de guardias llego a la zona.

A regañadientes volvieron a la taberna sin la llave, solo con la promesa de que Mildred les ayudaría a investigar su utilidad. No conformes con esto, pero agotados tras el largo día sin descanso, acordaron que al día siguiente investigarían más sobre aquel misterio.

//  

Masteado por: @ILUSDN

Duración: Aprox. cinco horas

Participantes y Habilidades usadas:

Jared (@Kario[ Detectar Entes Malvados - Advertir/Notar - Rastrear]

Bodvar (@Axl) [Advertir/Notar - Reflejos - Rastrear]

Odriel (@Yo) [Advertir/Notar - Detectar Energías ]

Invitado especial: Nicholas (@C0rt3x) Como cadaver de reparto. 

No pude evitar poner la conversación del frasco de agua bendita xD 10/10

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El misterio de Cauce Quebrado: Desenlace

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El mago recorría con aplomo los escombros de la capilla, aquellos que hasta hace tan solo unas horas eran un edificio hecho y derecho. Sus cavilaciones, mientras revisaba el lugar en busca de algo rescatable, lo llevaban a pensar si habían hecho lo correcto. Después de todo, la gente de Cauce Quebrado vivía en paz hasta que ellos llegaron. La sacerdotisa era su guía y el Sargento quien se encargaba de la seguridad local. Sumiéndose en sus pensamientos, las imágenes de los eventos acontecidos el día anterior invadieron la mente del mago...

La mañana había empezado gris, como era normal en Elwynn. Bodvar, Jared y Odriel se había reunido en la entrada de la taberna, debatiendo la situación y planteando cuál sería su próximo paso a seguir. La primer sorpresa llegó cuando vieron a la gente del pueblo reuniéndose alrededor de la capilla. La sacerdotisa atravesando las puertas y desde la altura  que le otorgaban las escalinatas alzó las manos realizando una plegaria.

La gente del pueblo empezó a recuperar sus energías a la vez que las de Mildred mermaban. Parecía un acto desinteresado por parte de la mujer para aliviar los dolores de los aldeanos locales, pero Jared y Odriel se habían percatado que aquella energía que usaba la mujer para sanarlos no era Luz.

Las sospechas del grupo se transformaron en un viaje al cuartel en búsqueda del hombre al que habían detenido con la llave, pero no tan sorpresivamente, les negaron la visita. Luego de insistir, el joven guardia del pueblo les explicó que el ladrón lo había golpeado y huido. La investigación derivo de revisar la celda a intentar entrar en la oficina del sargento, pero el guardia les prohibió esto último y el grupo abandonó el edificio.

La siguiente parada fue la capilla donde la sacerdotisa, por intermedio de un acolito, se negó a recibirlos argumentando que aún estaba agotada por el acto de la mañana. Bodvar tenía intenciones de ingresar al edificio por cualquier método y mencionó que podría escalar hasta la torre o cavar un túnel. Esto último despertó a Jared, recordando que ya había un túnel que iba directo a una sala de la capilla: El laberinto.

Ambos fueron en busca de Odriel y con el mago volvieron a mover los pies, esta vez en dirección al cementerio. La entrada a las catacumbas había sido sellada, pero entre golpes del enano y conjuros del aeromante lograron volver a abrirse paso hacia la eterna oscuridad de aquellos pasillos.

Mientras avanzaban por los laberinticos senderos de aquel sitio, el paladín y el mago decidieron seguir sus presentimientos y buscar en la zona del laberinto la fuente de la energía que flotaba en el pueblo. La misma que había usado la sacerdotisa. Después de unos minutos lograron guiarse hasta una sala y allí encontraron lo que buscaban.

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Era una enorme sala de paredes de piedra iluminada por los fulgores de unas débiles llamas y el brillo violáceo de un círculo rúnico dibujado en el suelo de piedra. En el centro del círculo, flotando en el aire, había una roca lisa como el cristal, pero opaca y antigua. El poder de esta agobiaba al grupo, como una presión constante en el pecho. Cerca de ella y confirmando aún más sus sospechas, vieron a Mildred, realizando un ritual mediante el cual su agotamiento parecía ser algo del pasado.  Junto a la supuesta sacerdotisa estaba el sargento Enrnest, en quien tampoco habían confiado desde el inicio.

Bodvar se lanzó hacia adelante y no hubo mucho que decir. Empezó un enfrentamiento entre ambos grupos durante el cual el sargento perdió la vida. Mildred, Odriel, Jared y Bodvar seguían en pie, pero la balanza, a pesar de estar en desventaja numérica, se inclinaba en favor de la bruja. El poder antiguo de la piedra le otorgaba una capacidad mística muy superior y poco a poco iba mermando las energías del grupo. Fue entonces que Odriel, decidiendo cambiar de objetivo atacó a la roca, la cual, volviéndose inestable provocó que la cueva comenzará a derrumbarse. Mildred seguía ilesa, pero el grupo decidió que sacrificarse para detenerla no valía la pena y salieron del laberinto tan rápido como le permitieron sus piernas.

La vuelta a la superficie les trajo nuevos problemas: La gente del pueblo se enfureció con ellos cuando Bodvar insinuó que eran los causantes de aquel derrumbe que afectó  el cementerio y gran parte de la capilla. Esto llevó a que tuvieran que dar muchas explicaciones, hacer unas cuantas preguntas y, por parte de Jared, demostrarles la diferencia que había entre la luz y lo que hacía Mildred.

Con los problemas resueltos y los culpables señalados, Jared y Bodvar regresaron a Villadorada a su rutinaria vida normal. Odriel por su parte, permaneció un día más para revisar la capilla, con la esperanza de encontrar más pistas que lo guiasen para encontrar al grupo de brujos.

 

// Bueno, esta parte del evento terminada, Gracias a todos por participar y gracias @Chrono por la decoración! 

Masteado por: @ILUSDN

Duración: Aprox. cinco horas. 

 Participantes y Habilidades :

Jared (@Kario) [ Detectar Entes Malvados - Reflejos - Proteger Esencia - Maza pesada]

Bodvar (@Axl) [Maza una mano - Defensa - Reflejos - Rastrear]

Odriel [Abjurar energía - Defensa - Detectar Energías - Proyectil Mágico - Reflejos]

Invitado especial: Nicholas (@C0rt3x) Como pueblerino enfadado

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Sangre y derrota

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Era un día como cualquier otro aquel en el que Jared y Odriel habían decidido aventurase una vez más en el abandonado pueblo Villauva, habían pasado unos días desde su primera inspección, pero aún tenían la sospecha de que había algo que se les había pasado por alto.

No tardaron en acordar el viaje y al alba pusieron rumbo a la derruida aldea. Allí, para su sorpresa, encontraron a un muchacho joven de cabello claro y mirada seria. Su rostro estaba inclinado levemente hacia abajo mientras de una flauta desprendía una fúnebre melodía.

Dijo estar componiendo un requiem para aquellos que fallecieron en la aldea y se presentó como Elheriand, una espada ambulante. Tras un corto intercambio, los guió hasta las tumbas, asegurándoles que ya las había revisado y todas habían sido profanadas. Y así era, Jared y Odriel encontraron que estaban vacías.

El muchacho había oído rumores y estaba seguro que los bandidos habían movido los cadáveres hacia el norte. Fue así que se unió al grupo y los guió hasta un pueblucho llamado Rokhen donde podrían hallar más información.

Allí la gente los vio con intriga y desconfianza, recelosos tras todos los problemas que habían sufrido en los últimos meses, pero Haggard, el alcalde, fue más comprensivo y se percató de que el grupo solo pretendía ayudar. Era un sujeto enorme, de panza abultada y hombros anchos. Su cabello canoso escaseaba en algunas zonas de su cabeza y su barba. Portaba una enorme sonrisa con la que recibió a los aventureros.

Dijo saber de un carro que cargaba cadáveres, pero a ojos del alcalde solo podían tratarse de cadáveres gnoll y ni Jared ni Odriel quisieron hacer que se preocupara al saber la verdad. Tras indicarles hacia donde habían pasado los carromatos les sugirió que tuviesen cuidado al andar por aquellos caminos. Esta advertencia llamo la atención del mago y el seguidor de la Luz, por lo que intentaron indagar al respecto.

Historias, solo para asustar a los niños – Aseguro tratando de desembarazarse de la situación, creyendo que el par podían tomarlo por alguien supersticioso, pero ante la insistencia de ellos los envió a hablar con Alaga, la curandera del pueblo

La cabaña de la mujer los sorprendió con una ristra de ajos en la entrada. Sin duda se trataba de gente supersticiosa, pero aun así, el elfo golpeo la puerta. Alaga resulto ser una mujer de unos cincuenta años y expresiones severas, de cabello oscuros con algunas canas blancas que destacaban contra el resto de su cabellera.

La mujer paso varios minutos contando una historia sobre vampiros en una catedral abandonada ubicada en mitad del bosque. Incluso les pidió una gota de sangre a cada uno, como preció para indicarles el sitio. Cuando comenzaban a dudar de la mujer, esta comenzó a reírse y les comentó que todo se trataba de historias inventadas. La iglesia existía y estaba abandonada durante años, ni siquiera era demasiado difícil llegar hasta ella, así que tan pronto como recibieron las indicaciones, los tres se pusieron una vez más en camino.

Tras unas horas, llegaron a una zona del bosque en la que una fuerte niebla parecía instalada, casi como si solo estuviera allí para hacer más tétrico el sitio. Adelante se alzaba el antiguo edificio que alguna vez fue una capilla. Los arboles crecían tan cerca de las paredes que parecían formar parte del mismo edificio

Aquel obstáculo los obligo a acercarse y al hacerlo oyeron un murmullo de voces que venía del interior. Cerca de la iglesia estaba el carro con el que suponían que habían transportado los cadáveres. No había duda de ello debido al pestilente hedor que emanaba. Decididos a descubrir lo que ocurría allí, treparon hasta las ventanas del edificio y echaron un vistazo dentro. El interior presentaba un ambiente de luz tenue, unas cuantas velas ubicadas en círculo forman un pentagrama. Hasta el, un grupo de sujetos encapuchados arrastraban uno de los cadáveres y tras varios sermones de otro grupo que rodeaba el pentagrama, el cadáver comenzaba a alzarse lentamente. Mientras ellos lo veían horrorizados, el proceso continuaba una y otra vez.

Cuando Odriel y Jared comenzaron a alejarse no lo hicieron con el suficiente cuidado y del interior le llegaron rumores de gente saliendo. Tan rápido como les permitieron sus piernas, se ocultaron a un lado de la capilla, entre la espesura. Desde allí pudieron ver al grupo numeroso de sujetos encapuchados con ropajes andrajosos. Entre ellos destacaban dos cuyas vestiduras se notaban de una calidad superior.

Estos que parecían ser los líderes de aquel grupo, mandaron al resto a encontrar a los supuestos intrusos. No había duda, que aquellos sujetos andrajosos y malolientes eran alzados y eran muchos. Elherian, Jared y Odriel siguieron rodeando la iglesia para huir de ellos, pero cuando estaban en la parte trasera de la estructura, al joven Elherian se le ocurrió infiltrarse allí para luego atacar por sorpresa.

La loca idea pareció convencer a Jared y Odriel, por no abandonarlos, decidió seguirlos. La idea de derrotar a un supuesto líder que pudiera estar ocultándose dentro los llevó a recorrer la zona, pero solo se encontraron con el mismo par que estaba fuera.

Los dos sujetos, sin molestarse mucho por el grupo, decidieron que solo uno de ellos se encargaría de los intrusos, mientras que el segundo guiaría al resto de no-muertos hacia el “sitio pactado”.

No se llamaban por sus nombres, pero parecían referirse entre sí por algún tipo de escalafón. Decima sombra se alejó de allí, mientras que Sexta Sombra permanecía para enfrentarlos. El combate, que inició sin otra alternativa en aquel momento, empezó beneficiando al seguidor de la Luz y al mago, tanto incluso que el sujeto por un momento se sorprendió y se mostró abierto al dialogo. Pero Ni Jared ni Elherian parecieron querer brindarle un instante de tregua y la lucha se reanudó con la balanza comenzando a inclinarse hacia el lado del brujo.

El sujeto dominaba una extraña técnica mediante la cual cubrió la sala con una densa neblina roja que iba mermando las energías del grupo. A pesar del esfuerzo, tanto Jared como Odriel terminaron cayendo ante los ataques del sujeto que había demostrado poseer una excelente maestría tanto física como mágica. Todo se volvió oscuro tanto para Odriel como Jared. ¿Acaso morirían allí? No fue el final para ninguno de ellos, pero cuando por fin pudieron recuperar la conciencia, notaron que Elherian no se encontraba por ningún sitio.

Con la duda de lo acontecido pesando en sus corazones, el par regreso con capa caída de vuelta a Villadorada. Las heridas en sus cuerpos eran severas, pero más aún lo eran las ocasionadas en su moral.

 

// Continuara... Algún día 

Masteado por: @ILUSDN

Duración: Aprox. seis horas

 Participantes y Habilidades :

Jared (@Kario) [ Detectar Entes Malvados - Reflejos - Proteger Esencia - Maza pesada - Sigilo - Escalar - Defensa]

Odriel [Abjurar energía - Detectar Energía - Proyectil Mágico - Toque de Energía - Sigilo - Escalar  - Defensa - Reflejos - Hechizo Eléctrico sin aprender]

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