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Beretta

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  1. Beretta

    Roldán 'Callahan' Vargas

    Nombre: Roldán Atributos7 Físico6 Destreza7 Inteligencia6 PercepciónValores de combate28 Puntos de vida21 Mana7 Iniciativa9 Ataque CC (Maza de guerra)9 Ataque CC (A puño desnudo)>7 Ataque a Distancia (Ballesta)8 Defensa Físico 2 Atletismo 2 Maza de guerra 2 A puño desnudo Destreza 1 Ballesta 1 Cabalgar 2 Escalar 2 Defensa Inteligencia 1 Leyes 2 Religión 1 Sanación/Hierbas 1 Supervivencia/Cazar 2 Refuerzo de Luz 2 Escudo Sagrado Percepción 2 Advertir/Notar 1 Rastrear 1 Reflejos Escuelas/Especializaciones Protección
  2. Introducción El soldado herido ‘‘’Y verás sin duda el resurgir poderoso del guerrero, sin miedo a leyes ni a nostalgias y lo verás caer una y mil veces y levantarse de nuevo, con la pura bandera de su raza. ’’ Una figura ataviada con una armadura sencilla y de aspecto envejecido, pero no por ello con menos lustre, se alzaba ante la tierra abierta, observando el interior de la tumba abierta en silencio. La lluvia, que arrastraba restos de ramas y tierra al interior de la abertura, acariciaba también sus pies, filtrándose entre las placas y las botas desarrapadas. La túnica, pegada a su cuerpo por la humedad, apenas protegía su cuerpo del frío de la noche. Pese a todo, era un frío que el hombre, allí de pie, no parecía sentir ni reconocer. Los cuerpos, uno tras otro, eran depositados en el interior de la tierra, envueltos en una fina tela de lino que ocultaba el estado de los cuerpos a sus allegados. Eran ya unas de las últimas que cavaban esa larga noche, y por suerte los cadáveres ya no daban para muchas más. Las tareas de entierro de los muertos habían ocupado sus últimos días, y apenas se había despegado de aquél camposanto en los últimos días. Las bajas no habían sido pocas, y el Imperio exigía entierros con honores para todos los defensores. Los comentarios y los murmullos,oraciones y quejidos se sucedían a su alrededor, pero apenas les prestaba atención. No era capaz de hacer comentario o pronunciar palabra siquiera por lo ocurrido. Un mutis se había alzado a su alrededor, mientras los diversos soldados, aldeanos y voluntarios seguían con las labores. Continuaba ayudando con los cadáveres sin apenas mirarlos, con su mente perdida lejos de todo aquello. Se apresuraban en deshacerse de los restos antes de que se convirtieran en un foco de enfermedades y trajeran aún mas desgracia a aquella villa. Apenas quedaba nada de la mayoría, consumidos por el fuego o aplastados por las mazas de los ettins que los gnolls habían llevado como armas de guerra. Muchos habían servido de carnaza también, y aquellas bestias no habían dudado en arrancar cuanto consideraran apetecible. El carro, ya vacío, se retiró, y sólo entonces empezaron a echar tierra, fangosa y pesada. Era un trabajo duro, pese a todo, agradecía encontrarse allí. Para él era casi un acto de catarsis, y una forma de aliviar su carga. Los árboles, doblados y resquebrajados por la contienda, crujían con cada soplo de la débil brisa que soplaba acompañando la lluvia, como si su estructura ya no soportara permanecer en pie en aquel paraje, víctima de la guerra. Los goterones de lluvia y sudor recorrían las arrugas que el tiempo había trazado entorno a sus ojos. El continuo entrenamiento y la disciplina estricta que se había autoimpuesto le habían permitido conservarse vigoroso y saludable, pero no con ello había podido evitar que la edad se hiciera patente en su mirada y mucho menos en su carácter. Poco a poco los rostros, desencajados por el horror, desparecían bajo el manto de lino y tierra. El cuerpo de uno de los gigantes que habían portado los gnolls a la villa estaba tumbado sobre los restos de una casa cercana, con una de sus cabezas completamente destrozada. Algunos perros callejeros mordisqueaban sus sesos, correteando a su alrededor y totalmente ajenos a la destrucción y el terror que aquellos seres habían portado a la villa. Se hablaba por la villa que la propia Emperatriz había descendido de los cielos, terminando con sus enemigos de forma heroica. Él no la había visto, esa noche, y pese a que no dudaba de la palabra de sus compatriotas, su experiencia ya le había prevenido contra el aprecio ciego por los líderes. Ninguno de ellos iba a aparecer ahora allí, para ayudar a retirar los cuerpos de aldeanos y gnolls habían quedado tirados en la calzada. Recorrer los rostros de los fallecidos tras la contienda estaba minando mucho más su moral de lo que había anticipado. Cada vez que retiraban los cascotes de alguna de las viviendas encontraban mas cuerpos, retorcidos o abrazados, tratando de protegerse inútilmente.Uno de ellos había tratado incluso de ataviarse con algunos enseres de cocina, a modo de improvisada armadura. Lo habían enterrado con ella, honrando su arrojo. Tal vez no hubiera salvado la vida, pero almenos la villa llegaría a un nuevo día. Con la mirada aun vagando sobre las tumbas del cementerio y las fosas abiertas, no por última vez cuestionó su decisión de abandonar a los suyos años atrás, poco después de batallar en Statholme. Recordaba una de las últimas veces que había lucido los colores del Reino y de la Mano, siguiendo un grupo de compañeros que se había lanzado a la desesperada por un flanco, en un intento de aliviar la presión sobre el grueso de las tropas. La mayoría no habían vuelto de aquello, y él bien podría -y debería, se recordaba de vez en cuando a sí mismo -haber sido uno de ellos. Los cuerpos de los caídos habían sido envueltos después en fino lino, igual que los que ahora depositaban en sus tumbas. Le recordaban a Lordaeron, y a su caído monarca. A otras piedras solitarias, en otras villas, en otro lugar perdido de la mano de la Luz. Había olvidado el nombre de la pequeña, se recordó, como si ese hecho acudiera a él como un latigazo. La imagen de un tiempo pasado había vuelto a él, de forma vívida. Tras una de las batallas en las que había seguido a su príncipe, él y su teniente Lando habían encontrado los restos de una muchacha que apenas debía haber llegado a los 10 años cuando el enemigo había arrasado su aldea. La habían enterrado en silencio, quebrantado solo para pronunciar una escueta oración por aquella niña de rostro dulce y mirada suplicante, que había muerto consumida por las llamas unos días antes de que comenzara la verdadera masacre en Stratholme. Allí, su misma maza había golpeado el cráneo de muchachos que no debían tener muchas más primaveras que la joven. Su espíritu se había truncado tras aquellos muros. Habían avanzado tras su príncipe, convencidos de que Lightbringer se equivocaba y que aquello debía hacerse , no solo por el bien de su reino, sino también en nombre de la Luz. No debían permitir que todas aquellas almas fueran obligadas a servir a aquel mal, capaz de pudrir sus cuerpos y doblegar sus voluntades. Su fe había permanecido firme durante los primeros enfrentamientos. Pero a medida que avanzaban entre las tortuosas calles, adentrándose en las casas para 'liberar' a sus ocupantes, tanto él como Lando sentían un mayor peso en sus corazones, y una menor convicción en sus golpes. Flaqueaban, los dos, sin apenas distinguir si la sangre que salpicaba sus túnicas era suya o de aquellos inocentes. La tela blanca y azul, reflejo de la pureza de la Orden se tañía en escarlata. Perdió a Lando allí, entre aquellas calles. Entre horcas y defensas improvisadas por los que, entre gritos de terror, condenaban a su Reino, a su príncipe y a aquellos que llevaban el símbolo de la Luz. A la luz misma, por abandonarlos a aquél destino. La muerte, entre manos de sus compatriotas o la servidumbre hueca, como miembros de la Plaga. Los dos se habían encaminado a morir en aquella masacre, pero solo uno lo había logrado. No sabía si alegrarse o maldecirse a sí mismo por la suerte de haber sobrevivido a aquello. Aunque hubiera sido de la forma cobarde en que fue. No había mirado atrás mientras cabalgaba hacia el este, desertando de las tropas de su príncipe. Ni su fe ni su razón eran capaces de procesar todo lo que había ocurrido allí. Sus manos estaban manchadas de la sangre de inocentes desde entonces, y las pesadillas acudían a él de forma habitual. Era una herida en su corazón que ni el tiempo ni las buenas obras habían podido borrar, pese a que trataba de convivir con ello. Desde entonces su relación con la Luz se había tornado tan tortuosa como su propio ánimo, interrumpido a menudo por el insomnio o la culpa. Había aprendido de ella que podía ser peor que una amante cruel, traicionera pero cálida. Ahorraba tratar aquél tipo de cuestiones con quienes como él habían caminado por las sendas de la fe. No era conveniente, y ni siquiera se sentía convencido de cuál debía ser su postura con respecto a todo eso. Todos los años que había pasado, vagando y como mercenario o sacerdote errante, le habían otorgado una cierta paz interior, pero no se había reconciliado aún con sus propias acciones. Apartando la mirada de las tristes señales que indicaban el lugar en el que reposaban otros muchachos y otras vidas perdidas, desplazó a un lado su dolor con la promesa de dedicarse a él en otro momento. No era día ni lugar para aquello. Debía que volver al campo de batalla.
  3. Beretta

    Roldán 'Callahan' Vargas

    Nombre In-Game: Roldán. Alineamiento: Neutral Bueno. Nombre del Personaje: Roldán Vargas, ''Callahan'' Fe: Las 3 Virtudes. La mayor parte del tiempo. Edad: Cuarenta inviernos. Origen: Lordaeron, ciudad capital. Raza: Humano Ocupación: Sacerdote/Mercenario Altura: Un metro ochenta y siete centímetros. Afiliación: Ninguna. De momento. Peso: Ochenta y cinco quilos. Parientes Allegados Ninguno queda vivo ya de los que le rodeaban en su juventud. Murieron entre los muros de Lordaeron, como tantos otros. No queda ninguno ya vivo, de los que acompañaron a Roldán como sus mas cercanos. Todos yacen enterrados en algún lugar lejano. Complexión Tipo de ojos y color Atlética y fuerte, de complexión robusta. Azul cristalino.De mirada dura, y directa. Un tanto turbadora. Estilo de pelo y color Tono de piel Melena, larga, y empañada por las canas. Tostada y tiznada de cicatrices. APARIENCIA Un hombre alto, de complexión atlética y musculosa. Pese a que las canas poblan su corto cabello y las arrugas empiezan a hacerse muy patentes en su rostro, Roldán no parece encontrarse en mala forma. Viste con comodidad tanto sus ropas de ciudad como pesadas armaduras, como si los años lo hubieran acostumbrado a ella. No suele ir con ropas caras o armaduras vistosas, sinó que parece perferir la comodidad y lo práctico. Sus ojos son de un color azul muy claro, lo que le confiere un cierto aspecto amenazador que desmiente -cuando le interesa - con una sonrisa bonachona y amable. Su rostro y su cuerpo reflejan tanto el paso de los años como el de las batallas vividas pues no pocas cicatrices recorren su piel. Una de ellas es especialmente visible, pues recorre su hombro izquierdo en vertical hasta la mitad del pecho, y suele sufrir de molestias en ese brazo durante los cambios de tiempo o al final de la jornada. PERSONALIDAD De personalidad pausada y tranquila, Roldán muestra siempre un trato hacia el resto que podría definirse sencillamente como cortés. Sus años entre las gentes humildes, trabajando entre mercenarios y gentes sin hogar lo han vuelto una persona pragmática y humilde, despegada de ciertas creencias o actitudes de sus compañeros. El vino, la compañía del sexo opuesto y otras muchas normas de carácter social han dejado de ser importantes para él, centrado mas en el trato cercano con las personas. Su relación con la Luz, en ocasiones extremadamente turbulenta debido a sus propios demonios internos, le causa un cierto pesar que también refleja su carácter. Su habilidad para canalizar la luz se vio drásticamente mermada con todas las dudas y la culpa que le atenazaron tras su participación en la masacre de Stratholme. Pese a que no lamenta su papel allí, pues aun cree que todo aquello fue un acto de servicio para liberar a las gentes de la villa de un destino aún peor, el tener que haber dado muerte por su propia mano a tantos inocentes lo hizo culpar y dudar, durante muchos años, de la verdadera naturaleza de luz y sus instituciones. Son estas y otras dudas las que aún lo turban.
  4. Godspeed You Black Emperor. ''No ase falta desir mas. ''
  5. // Alondra está ahora mismo con Dieter, así que por ahí andará.
  6. Beretta

    Alondra Benet

    Inventario de Alondra y Tenacidad, con sus variaciones. - Pendiente-
  7. Beretta

    Alondra Benet

    ATRIBUTOS HABILIDADES SUMAS, CARACTERÍSTICAS FÍSICO 6 Espada Pesada (2M): 2 Atletismo: 5 8. 3 Iniciativa, 2d6 11 DESTREZA 8 Dagas: 5 Espada Pesada (1M): 2 Pistola de Chispa: 3 Arco Largo: 2 Defensa: 5 Sigilo: 4 Robar bolsillos: 1 Trampas/Cerraduras: 2 Cabalgar: 2 Nadar: 1 13. Dual. Ocultable. Desenfundado rápido. 1d6+2 10. 3 Iniciativa, Una mano, 1d6+3 13. Ruido, Recarga, Una Mano, Ocultable. Desenfundado rápido. 2d6 11. Parábola, -3 Iniciativa. 1d6+3 10 12. Tirada contra percepcion, 2 turnos de distancia. 9. Tirada contra la percepción de la víctima. 10 10 9 PERCEPCIÓN 6 Advertir/Notar: 3 Reflejos: 3 Buscar: 2 Rastrear: 2 Callejeo: 1 9 9 8 8 7 INTELIGENCIA 6 Torturar: 3 Fauna: 3 Supervivencia: 2 Religión: 2 Folklore /Historia: 3 Conocimientos heréticos: 4 Hierbas: 2 Anatomía/Cirujía: 1 Abjuración básica: 4 Supresión arcana: 3 Repulsión arcana: 1 Evocación básica arcana: 2 Detectar energía arcana: 1 9 9. En Iniciativa. 8 8 9 10 8 7 10. Dificultad 12. 9. Dificultad 14. Se tira contra el hechizo realizado. 7. Dificultad 16 8. Dificultad 12. 7. Dificultad 12. Se tira contra la tabla de dificultades.
  8. Vaya Me había gustado mucho Leonardo y su rollo de poli malo. Siempre he creído que es el rollete que impera en las fuerzas del orden de un imperio totalitarista -como es el caso- y me molaba verlo muy bien reflejado en él. Hemos tenido pocos roces, pero los pocos me los llevaré como un buen recuerdo. ¡Esperemos que vuelvas! No abandones a Leo :_3 ,él no lo haría.
  9. Primera reunión oficial de mendigos del servidor. 10/10
  10. Al ver la nueva ficha de Hebert...@Murdoch (no he podido evitar subirla, ya que no te cabía como avatar xD)
  11. Beretta

    [Ficha] Alondra

    Nombre: Alondra Atributos6 Físico8 Destreza6 Inteligencia6 PercepciónValores de combate24 Puntos de vida18 Mana10 Iniciativa12 Ataque a Distancia (Pistola de chispa) 10 Ataque a Distancia (Arco Largo)13 Ataque CC Sutil (Daga) 9 Ataque CC Sutil (Espada Pesada)13 Defensa Habilidades Físico 5 Atletismo Destreza 5 Daga 5 Defensa 4 Pistola de chispa 2 Espada Pesada 2 Arco Largo 5 Sigilo 1 Nadar 1 Robar bolsillos 2 Trampas/Cerraduras 2 Cabalgar 1 Escalar 1 CqC (eq) Inteligencia 3 Torturar 2 Fauna 3 Supervivencia 3 Religión 2 Folclore Humano 2 Hierbas 2 Anatomía/Cirugía 5 Conocimientos Teóricos: Nigromancia 4 Abjuración Básica (Arcano) 4 Supresión Arcana 2 Evocación Básica (Arcano) 2 Detectar Energía Arcana 2 Repulsión Arcana 2 Escudo de Energía 1 Leyes Percepción 5 Advertir/Notar 5 Reflejos 2 Buscar 1 Callejeo 2 Rastrear 1 Rumores Escuelas/Especializaciones Magia Arcana: Abjuración Arcana. Hechizos: Magia Arcana: Abjuración Arcana: Dificultad 16: Repulsión Arcana: (Personal) El abjurador genera una rápida onda de choque que repele a sus enemigos lejos de él, alejandose del peligro (Salvo que sean objetivos increiblemente pesados y masivos). Hasta 2 objetivos a distancia meele del Abjurador son repelidos un turno de distancia hacia atrás. Además, si fallan una tirada de Físico+Atletismo vs Dif 14 (+1 por cada 3 puntos que supere la dificultad del hechizo), en su siguiente turno no podrán realizar una acción de movimiento (Salvo que sea movimiento mágico), mientras luchan por no caer derribados, pero podrán actuar normalmente. Tenacidad Cachorro de Perro Atributos5 Físico6 Destreza4 Inteligencia6 PercepciónValores de combate20 Puntos de vida12 Mana8 Iniciativa7 Ataque CC (Cuerpo a Cuerpo)8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo Destreza 1 Cuerpo a Cuerpo 2 Defensa 2 Nadar 2 Sigilo Inteligencia Percepción 2 Advertir/Notar 3 Rastrear 2 Reflejos
  12. Beretta

    Alondra Benet

    Apodo: Alondra, Alondra Benet, Alondra de Ventormenta. Nombre: Rena Expósito. Raza: Humana Origen: Algún prostíbulo en los arrabales de Ventormenta. Edad: 19-20 años Alineamiento: Legal neutral - Legal Bueno Estatura: 1’/60m Fe: La Luz Peso: 50Kg Ocupación: Mercenaria, Novicia del Alba Argenta de Enero a Agosto del año 32. Ojos: Azules y un tanto almendrados, de mirada vivaz y desafiante. Observa a su alrededor con cierto cansancio, como si la vida le hubiera mostrado ya demasiado. Pelo: Corto, a cuchillo, marrón con un cierto tono bermejo. Tiene algunos mechones desiguales, pues parece primar la comodidad por encima de la estética. Complexión: Nervuda, fribrosa y ágil, de complexión menuda pero no débil. Piel: Clara, que torna hacia un rojizo con facilidad en cuanto le da el sol más de lo debido. Tiene varias cicatrices repartidas por el cuerpo, incluso en la cara. Bastante visibles. Vestimenta habitual: Camisa y jubón de cuero sencillo, de corte clásico. Luce ropajes humildes. Armadura: Armadura de cuero negro, ajustada a medida. Con varios saquillos y bolsillos, y un cinto del mismo color del que penden sus armas. Abalorios/amuletos: Entorno a su cuello se encuentra un delicado cordel del que penden un trocillo de hueso y un anillo de plata. Lleva varios pendientes en las orejas. Armas: Un par de dagas de aspecto más utilitario que decorativo, una espada larga y una pistola que repiquetea en el cinto junto al resto. En ocasioes carga también con una ballesta o un arco, en función de lo que espere encontrar. TACITURNA CREYENTE Los diferentes reveses que ha dado su vida la han vuelto una persona un tanto reservada y taciturna. Un tanto callada, y no suele desvelar lo que pasa por su mente. Ha aceptado la Luz en lo más profundo de su corazón y esta la aceptado de vuelta.. Sus convicciones han ido cambiando a lo largo de tres largos años, de la completa repudia a la adoración y respeto mudo. INQUISITIVA CRIADA EN LA POBREZA Alondra es una persona que necesita respuestas y que generalmente no se aventura en nada sin tener antes cierta confianza o respuestas de quien lo organiza. Más que un interés por responder todo, es para ella un problema de confianza en quienes la rodean. Nacida entre lo más bajo de la sociedad de la urbe, se crió entre la pobreza y jamás ha conocido una vida cómoda que no hubiera de ganar a sangre y acero. Esto condiciona a menudo su forma de ver a quienes se han criado bien o no han tenido que pelear de la misma forma por lo su futuro, especialmente en lo que concierne en aquellos pertenecientes a familias pudientes. AFICIONADA A LA LECTURA AMANTE DE LOS ANIMALES En sus momentos más solitarios, Edric tuvo a bien el regalarle uno de sus libros de poesía y cántigas, que la convirtieron en una aficionada casual a la lectura de romances y aventuras. Ha mantenido esa afición, buscando en diferentes bibliotecas libros de esa misma temática, e incluso interesándose por cosas menos comunes como la vida de santos o sus diatribas. Cuando adoptó a Runa, entregada de las manos de Brandon, lo último que esperaba Alondra es desarrollar un vínculo tan profundo y emocional con el animal. Con su muerte, algo en ella se rompió, pero todo cuanto aprendió junto a ella la ha hecho apreciar de forma especial el carácter y el bienestar de los animales. El continuo goteo del agua en el suelo la mantenía en un estado de vigilia, flirteando continuamente con el sueño. Las constantes cabezadas le habían hecho perder el hilo de las horas, y ya no sabía decir en qué momento del día se encontraba. Apenas iluminada por el reflejo de un candil en el pasillo la celda permanecía en penumbra, contribuyendo al ambiente frío y solitario que la habia estado desesperanzado durante días. ¿Habría pasado ya alguna semana allí? No se atrevía a pensar en esa posibilidad. Contó las veces que habían venido a traerle comida. Lo cierto es que muchas veces había despertado con ella en la celda y no la había tocado por la desgana. ¿Era la comida que habia encontrado después la misma o era otra que ya se había enfriado también? Igual nunca estuvo caliente para empezar.. Se incorporó un instante, oteando a su alrededor. No había ninguna celda cercana ocupada. Nadie que pudiera despejar un poco sus dudas. Se recostó de nuevo en el camastro, mirando de soslayo el cazo de comida en el suelo, cerca de los barrotes. Seguía sin apetito. Sueña. Sueña y en él aparece de nuevo el fuego. Se desliza por la madera, ennegreciendo todo cuanto consigue alcanzar, avanzando en dirección al piso superior. Un chirrido se arrastra desde un extremo de uno de los cuartos, avanzando hasta dar un golpe seco. Los pasos apresurados y los gritos de terror ahogados se entremezclan con el crepitar de las llamas. Ocupan sus últimos instantes de vida entre llantos, acorralados por el incendio. Uno de los matarifes se acerca hacia ella, blandiendo el filo. Se escucha el silbido de una ballesta y un golpe sordo cuando el cuerpo de uno del hombre al que mantenían cautivo cae al suelo. Los compañeros vigilan desde las terrazas vecinas, esperando a que el fuego termine la faena o vayan saliendo uno a uno para aceptar su sino. Su pequeño grupo, sin embargo, permanece a salvo, como si no quisieran terminar aún con ellos. El joven noble permanece agazapado en el suelo, tratando de aliviar el dolor de la herida que ha hendido su carne, mucho antes de que consiguieran escapar de ese infierno de llamas. La joven a su espalda permanece igual, casi incapaz de incorporarse. Apenas si pasan unos segundos antes de que todo se pare a su alrededor, y una figura más que conocida emerja de entre las llamas. No lo recordaba así. No podía haber ocurrido así. La figura emerge entre los escombros, avanzando con paso tranquilo pero decidido. Envuelto en llamas, ajeno a ellas, mientras su único ojo permanece clavado en la joven. Su presencia se acerca, proyectando una sombra ominosa. Hebert sonríe, antes de que ella despierte entre gritos de angustia. Se incorporó lentamente, acercando el rostro a la zona iluminada para que pudieran verla mejor. Los guardias esperaron junto a los barrotes, abriendo la celda en cuanto la joven se situó a un lado. La sacaron sin muchos miramentos, tirando de ella en dirección a los pasillos superiores. El tiempo que la habían dejado allí abajo parecía un castigo justo para el delito de hurto por el que la habían lanzado a ese oscuro agujero. Se había librado por los pelos -y de momento- de que le cortaran un dedo o algo peor. El barro en los labios y el chapoteo que pegó en un charco cuando la lanzaron al suelo, fuera de las mazmorras, le supo a gloria. Ni un quejido pegó. Sin esperar mucho a que cambiaran de opinión salió corriendo, perdiéndose en cuanto pudo en las callejuelas de la urbe, buscando a sus amigos entre ellas. Edric no podía estar muy lejos. Hacía ya un par de semanas que habían conseguido escapar del incendio en el que uno de los enemigos del joven había intentado atraparlos. El encuentro se había cobrado la vida de uno de los pocos sirvientes que le quedaban con vida, pero habían conseguido escapar gracias a Hebert. O quizás por culpa de él mismo fuera que se habían visto envueltos en todo ese complot. El tuerto había aclarado, a su manera, su participación en su captura y su posterior liberación para que, con su ayuda, consiguieron atrapar al hombre que lo había planeado todo. Su cuerpo yacía ahora a trozos en una porquera, como alimento para los gorrinos. No habían sacado mucho de él, o eso había asegurado Hebert. Lo había mantenido vivo durante una semana, al vaivén entre la vida y la muerte, infligiendo en él todo tipo de castigos. Disfrutando, quizás, como solo él sabía de las últimas horas de vida del pobre infeliz.No cambiaría su lugar por nada del mundo. Sabía perfectamente de lo que el sicario de Bolster era capaz, y ella misma había sufrido ya alguno de sus juegos. Empeñado como estaba en demostrarle que no podia -ni debía- contrariarlo, ya había salido escaldada en alguna ocasión. Lamentaba el día en que sus pasos se habían cruzado con los del hombre. Lo había tomado por un merluzo más al que podía sacar algunas monedas del cinto, para seguir pasando los días con algo de plata en los bolsillos. Su equivocación casi le había costado la vida, y en algunas ocasiones lamentaba que no fuera así. La había hecho suya, doblegándola a su voluntad y a sus deseos. La había convertido en su títere, su ‘pajarillo’ de alas rotas. La había obligado a matar. La había hecho conocer el dolor, y el placer de infligirlo. El dolor de las decisiones que la había hecho tomar. Todo para satisfacer un cruel propósito que ella todavía no alcanzaba a comprender, o no quería creer como cierto. Poco a poco la estaba moldeando a su gusto, tratando de conseguir de ella una compañera de armas, quizás. Se resistía a ello, pese a que poco a poco su visión retorcida del mundo y de los hombres iba calando en ella. Hacía un tiempo que había dejado de creer que sería Edric quien la salvaría de su cruel mentor. Servía demasiado bien a sus intereses para que quisiera contrariarlo, siquiera, y pese a su porte altivo lo temía tanto como ella. Por suerte tras el incendio sus caminos se habían separado, y ahora por fin podía disfrutar de cierta libertad. No obstante, Hebert acabaria apareciendo en cualquier momento. Y toda esa felicidad se tornaría de nuevo efímera.
  13. Beretta

    Alondra Benet

    Características y trasfondo Atributos y Habilidades Posesiones y Equipamiento Eventos y mensajería Relaciones Red de contactos
  14. ¡Buenas hermosos y hermosas! Tocará presentarse...Estoy aquí por culpa de un amigo que me ha hablado del servidor y vengo a catar las alegres praderas de Azeroth de nuevo, corretear entre las callejuelas de Ventormenta y cazar algún gamo por Vallefresno. Aún ando por aquí cotilleando las normativas, el servidor, las zonas custom (que tienen una pinta chulísima!) y demás... Espero poder entrar pronto a dar una vueltecita y gosarlo en primera persona!
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