El terror de los olvidados.
La fachada funcionaba bien, casi que demasiado, a veces le resultaba difícil saber cuando estaba siguiendo sus propios deseos y aquello le resultaba un tanto intranquilizante, se vio así mismo varios años atrás, aquella mujer de cabellos rubios tan claros y mirada severa le habría dado una reprimenda tan solo por vacilar, Viper había enseñado al niño todo lo que debería saber un asesino, le habló del filo de la noche y la gracilidad de un felino cazando así como también del corazón de hielo.
“Si quieres ser un portador de muerte entonces tendrás que trascender tu propio miedo” Solía decir la mujer tras verlo vacilante en las ordenes que se le daba.
“¿Y cómo puedo ser una persona sin miedo?” Preguntó su yo mas joven con la inmadurez propia de su edad.
“Asesinando… mata a tus enemigos como si matases también tus emociones en cada ocasión hasta que sean apenas reconocibles, pues un verdadero cegador no necesita las nimiedades ni las dudas vanas de sus sentimientos pesando y estorbando sobre sus hombros, lo hace lento, lo hace dudar, lo hace pensar demasiado en la posibilidad de perder y es que solo quien tiene algo que perder es quien más temor siente, ese es el secreto del corazón de hielo, cuando puedas ver a tus seres queridos morir frente a ti sin apenas pestañear, cuando el recuerdo de tu madre deje de ahogar tus latidos, domínalo y nada habrá sobre Azeroth a lo que temas, entonces abrazaras la muerte como tu todo y dejaras de verla como a un enemigo invencible”
Pero aquello resultaba más difícil que cualquier arte bélico que la mujer le pudiera enseñar, porque por mas que lo intentará no podía deshacerse de su odio ni de su melancolía, entonces centró su atención en aprender las otras habilidades del cegador.
Ahora, aun cuando habían pasado años seguía sin poder dominar ninguna de las técnicas y el corazón de hielo le resultaba todavía mas esquivo, iba pues por la calle en sus andadas sin prestar demasiada atención a básicamente nada, indiferente a lo que el mundo pudiera ofrecerle hasta que vio una escena que lo hizo detenerse, a escasos metros de él se encontraba una joven chica no mayor a quince inviernos, sus ropas estaban desgastadas por los años y su aspecto rezaba a gritos que las frías calles del poblado se habían convertido en su único modo de vida, estaba discutiendo con un sujeto cuya sola presencia causaba asco, el hombre le pedía ir con él a cambio de una ayuda monetaria, la joven que no era para nada fea se rehusaba con valentía pero aquel grotesco bigotón se negaba a aceptar su derrota insistiendo con mas intensidad e incluso persiguiendo a la joven por las solitarias calles hasta el punto de sujetarla por la fuerza.
Doyran no debía sentir forma alguna de clemencia, no, su personaje era bizarro y egoísta, aquello no era un problema que le significara nada en absoluto se repitió así mismo, pero antes de que se diera cuenta su cuerpo iba abriéndose camino por la calle y luego se encontró golpeando con el puño a aquel repulsivo acosador. La niña agradecida se presentó como Sam y lo guio hasta su pequeño refugio en un pajal donde la esperaba su hermano menor Miike con quien compartía la desgracia de quedarse huérfanos a causa de la invasión gnoll, los acompañó un rato mas y les dejó algunos cobres para que pudieran llenarse las panzas ese día para luego se marcharse satisfecho consigo mismo por la buena obra de la semana.
Un día más tarde se encontró de nuevo con el mas joven de los niños, Miike entre lloriqueos le confesó que su hermana había decidido irse con aquel sujeto que la acosaba un día antes, pues este había dado con el solitario pajal donde se refugiaban y había amenazado a Sam de terminar con la vida de Miike si ella se rehusaba nuevamente a sus invitaciones, el más joven los persiguió tanto como pudo y luego buscó ayuda entre la guardia imperial pero no recibió mas que indiferencia o palabras hirientes y por eso había decidido recurrir a él ofreciéndole dos de los cobres restantes del día anterior como forma de pago por recuperar a su hermana
Pero Doyran no estaba solo ese día, junto a él estaban Tom, Erika e incluso Audrey lee se les unió algo mas tarde formando un jolgorio improductivo digno de un jardín de infantes, luego se unieron el sargento Elegost y el cabo Santiago que despertaron en el niño un temor aún mayor que el que ya le producían los otros desconocidos, entonces Erika aprovechó la presencia de los guardias para sembrar en el niño un temor aún mayor y este termina por huir de las imaginarias consecuencias que maquina su temerosa mente.
Doyran se reúne un día más tarde con el mocoso Miike para concretar las “condiciones” de su contratación y decide iniciar luego la investigación partiendo de las pistas que Miike había logrado recopilar y uniéndose luego a una patrulla del sargento Elegost como excusa para merodear por la aldea en la oscura noche sin despertar sospechas dando al final de la jornada con la casa donde creía retenían a Samantha, para su sorpresa, la aldaba de aquel lugar era muy similar al símbolo que usaban los redhorns.
Un día mas tarde estaba ya listo y decidido a infiltrarse en aquel lugar, no era una tarea fácil, pero de alguna forma esa era su prueba y tenía que sacarla adelante, se reunió con Miike y planearon un poco el tema, luego se prepararon, descansaron hasta entrada la media noche y finalmente iniciaron sus planes, pero en el camino se encontraron con Pecas.
Audrey Lee vagaba por las calles del poblado, como buscando una excusa para estar un rato sola, de repente choca con el par y estos terminan por confesarle sus planes de rescate, los tres se conocían de antes pero Doyran ahora lucía diferente y quizás por ello esta no lo reconocía en ese mismo instante pues le desagradaba, posiblemente lo odiara, pero algo en pecas se conmovió, quizás por su propio pasado, quizás por las palabras esperanzadas de Miike respecto a su hermana, pero aunque ella misma era pesimista respecto a la situación de Sam terminó por ofrecerse para ayudarles, mas que eso, Doyran sabía que podría ser un error llevarla, Margot probablemente no le perdonaría si algo le pasaba a Pecas, pero la necesitaba y estaba consciente de ello, de hecho era probable que aunque tratara de hacerla a un lado ella misma hubiera objetado yendo de todas formas, era un predicamento del que no podía, del que no quería escapar.
Caminaron los tres durante al menos dos horas hasta cruzar casi todo el pueblo y arrimarse a uno de los barrios mas viejos y solitarios, casi olvidados por la propia guardia, limitantes con las enormes murallas que hacían las veces de “protección” contra ataques.
Las calles desérticas apenas si emitían ruido, lo único que transitaba a esas horas era aquel silencio triple del pequeño e improvisado grupo de rescate, cuando finalmente dieron con la casa se detuvieron a investigar un tanto las cercanías, luego detectaron dos de aquellos forajidos del Red Horns acercándose calle abajo, ingresaron en el edificio y poco mas movimiento que ese se vio en toda la noche. Era hora de actuar, Miike fue primero según lo planeado, su labor era buscar una forma de colarse en el edificio, labor que cumplió perfectamente indicando luego a Doyran y a Pecas que podían acercarse, ambos se colaron entonces de la vista de un vigía que se ubicaba en uno de los pisos superiores de la casona hasta llegar donde los esperaba el niño.
Allí mismo encontraron una trampilla que funcionaba como traga luz que estaba cerrada por un candado no muy complicado, Doyran lo abre sin demasiado problema y luego verifica la abertura del tragaluz, que apenas si media lo suficiente para que Miike o Pecas lo cruzaran, el primero demasiado niño para ir por su cuenta y la segunda demasiado desconfiada para intentarlo.
Ante las dudas de Pecas se vio obligado a pedirle el mismo su ayuda para trepar uno de los muros exteriores de la terraza y esta al comprobar que él iba ir con o sin ella, termina por aceptar el plan que el mercenario le propone colándose ambos por dos lados diferentes.
Lobo.
Una vez en la terraza se abre paso hasta el primer vigía, que observaba desprevenido y adormilado hacia las calles vacías de Villa Dorada, toma posición a espaldas de este y luego con un corte magistral desgarra su garganta al tiempo que tapa su boca, ya habiendo superado el primer obstáculo, deja el cadáver camuflado por la oscuridad de la noche y los murillos de la terraza, luego ingresa en la casa a paso calmo, tan sigiloso como le era posible, dentro ve a los dos hombres que habían ingresado antes hablando y bebiendo algo de licor en el piso inferior ubicados de forma que podrían verlo descender sin apenas esfuerzo, necesitaba una distracción o separarlos, viéndose obligado a derribar uno de los armarios de los cuartos superiores produciendo un sonido fuerte a modo de distracción; los dos hombres de abajo se pusieron de pie y luego se separaron para encontrar la fuente del sonido, momento que aprovechó Doyran para emboscar a otro de los vigilantes del lugar asesinándolo también en forma similar al anterior.
Pero cuando Doyran derribo al segundo, el primero se percato de su presencia atacándolo en el acto y dando inicio a una fuerte confrontación entre ambos, intercambiando golpes, cortes y uno que otro insulto hasta que finalmente se levanta Doyran con la victoria dando muerte a su enemigo.
Ya algo mas tranquilo, se dirigió cuarto por cuarto para investigar mejor a la pandilla RedHorn, encontrar alguna pista que lo llevara hasta las niñas desaparecidas, documentos, transacciones, cualquier pista que le sirviera como información extra contra el molesto grupo de macarras pero parecía que la búsqueda no arrojaba ningún resultado positivo, luego, al final cuando ya parecía perder la esperanza da con un documento bastante peculiar, era una transacción comercial, pero no una normal, los clientes de esta no eran otros que los defías quienes solicitaban la compra de Monik Levaile hija de Maurice Levaile de quien hablaban con cierto desdén, dando a lobo una pista sobre lo que en realidad tramaban al secuestrar a aquella niña, ahora bien, el documento era importante pero seguía sin encontrar a Monik, tampoco a Sam y lo peor de todo es que Pecas tampoco daba señales de vida por lo que decide entonces ir por su pie hasta el sótano en búsqueda de Audrey.
Pecas.
La joven damita logra colarse apenas por el agujero de la trampilla con sus apenas 1,69 mt de altura y delgada figura, pero desde el momento en el que desciende se da cuenta de que aquella tarea iba a tornarse difícil y cada vez iba a empeorar mas en cuanto ve que el lugar en el que ingresa apenas si tiene luz, frente a ella se encontraba un largo pasillo que daba a una sala pequeña y luego a algunas escaleras hacia el primer piso, de un costado se encontraban otras escaleras que bajaban aún más, hacía un sótano inmerso en la mas profunda penumbra, Audrey lo dudó un momento mientras observaba aquella oscuridad como boca de lobo pero se armó de valor y decidió entonces internarse en aquel agujero subterráneo en busca de Samantha.
El pasillo estaba iluminado escasamente por unas cuantas lámparas de aceite de tamaño despreciable que se dispersaban a lo largo y ancho del pasillo dotando a este de apenas luz para ver por donde se caminaba, además, el suelo parecía pegajoso, lo notaba cada vez que daba un paso, las paredes estaban adornadas por un tétrico panorama, cuadros atroces del peor gusto, en uno se podía distinguir dos niños muy pequeños, quizás hermanos, famélicos hasta la desnutrición y muertos con las cuencas de los ojos vacías, en otro se veían cráneos de bueyes con sus torsos esqueléticos, niñas poco menores que pecas cortadas en pedazos y vueltas a armar pero con extremidades intercambiadas entre sí, piernas por brazos, brazos en donde debería ir la cabeza, era demasiado atroz para querer fijarse mucho más en aquello.
Al final del tétrico pasillo se hallaban dos puertas, una metalizada pero simple a un costado y otra con el símbolo del Redhorn y dos antorchas menudas encendidas a cada extremo de la puerta, Pecas palpo un tanto las puertas y luego acercó su oído a la que parecía más sospechosa tratando de escuchar detrás de esta, de allí se escuchaban gemidos ahogados, lloriqueos con alguno que otro grito de extremo terror que helaba la sangre, pero antes de que pudiera comprobarlo, se escucha un fuerte ruido como el de una puerta derribada viniendo desde los pisos superiores y después los pasos agrestes y pesados del habitante de la tétrica habitación, rápido como pudo buscó un escondite, decidiendo que ni aquella puerta y mucho menos la del lado podrían brindarle seguridad alguna, luego vio un barril mas bien pequeño pero tras del que podría cubrirse si se acuclillaba y se mantenía quietecita y se movió rápido hacia este.
La puerta de las antorchas dio un portento estruendo al abrirse, chirrió cual si la estuvieran asesinando y se arrastró de forma pesada sobre el piso, de esa se alargó una enorme sombra que llegaba hasta el lugar donde pecas se ocultaba, Audrey solía tratar de ser valiente pero aquello en verdad comenzaba a llenarla de pánico, los pasos de aquel ente eran tan pesados que casi parecía que hacían temblar el pasillo produciendo un sonoro ruido con cada pisada y la sombra que se acercaba era tan gigantesca que no pareciera tratarse de un humano común, al cabo de un rato paso cerca de ella un humano si, pero monstruoso, con una altura de casi unos 2,5 mts, rostro algo deformado y un cuerpo tan ancho que pareciera ocupar la mitad del pasillo, sus brazos estaban colmados de cicatrices producidas posiblemente por cortes y quemaduras, su cabeza apenas tenia algunos pelos desperdigados sobre esta de forma dispar y su ojo izquierdo estaba completamente carente de brillo, blanquecino y sin visión, lo supo cuando lo vio girarse un tanto como si la hubiese visto, en una de sus manos cargaba un machete de carnicero que pecas podría jurar era del tamaño de su brazo, en la otra llevaba a rastras….
…Una joven, una pequeña niña de unos trece o catorce años, castaña, de ojitos azules desorbitados por el dolor, en lo que deberían ser sus brazos habían moñones sanguinolentos, su cuerpo desnudo apenas desarrollándose presentaba varios cortes abiertos a carne viva y una de sus piernas había sido destajada casi hasta el hueso, pero seguía viva, ante todo lo improbable, miró a Pecas, incapaz de quejarse o vociferar dolor alguno, Audrey casi pudo escuchar en su cabeza una pregunta proviniendo de la niña, ¿Por qué a mi?, ¿Cuál había sido el pecado tan grave que había cometido para ser victima de una tortura tal?, la bestia llegó hasta el final del pasillo y subió las escaleras con lo que quedaba de aquella joven anclada al brazo.
Pecas reprimió su miedo tanto como pudo y se reincorporó buscando entrar a la puerta de donde había salido aquel monstruoso hombre, pero esta ya estaba cerrada con algún seguro y le resultaba imposible de abrir, viéndose obligada esta vez a meterse en la otra habitación que había a un costado.
Estaba oscura como el ébano mas puro, una negrura apenas diluida por una única lámpara de aceite colgada en el fondo de la misma habitación, afino tanto como pudo los sentidos y se internó en la habitación buscando rastros de Sam, al final, vio cuatro celdas marcadas con los símbolos del póker, recorrió cada una en busca de la niña, la primera estaba cerrada y estaba marcada con un rombo, estropeada, con la cama semi destruida, la segunda estaba apenas ajustada, marcada con el símbolo de un trebol pero no había nada adentro salvo una cama destendida y unas gotitas de sangre seca en ella, la siguiente estaba marcada con un corazón pero era diferente a las otras dos celdas, la puerta no estaba conformada por los típicos barrotes sino que era maciza, de hierro grueso con apenas una rendijilla superior desde donde se podía ver el interior y un compartimiento interior que posiblemente se usaba para poner comida en él, pero el cuarto estaba demasiado oscuro para ver nada adentro y la cerradura era demasiado compleja para intentar si quiera abrirla con una ganzúa simple, por ello, Audrey decide ir a la siguiente habitación, en ella si que había alguien, una niña de piel blanca como porcelana, cabello largo hasta la cintura y ojos de un marrón intenso.
Pecas llamó la atención de la niña pero esta en lugar de alegrarse, se aterró haciéndose hasta un rincón oscuro, temerosa de lo que pudieran hacerle ahora, entonces Lee notó en ella heridas por todo su cuerpo, sobre todo en brazos y piernas, cortes casi como si le hubieran arrancado la piel a trozos y luego se la hubieran vuelto a coser, aquella imagen perforó profundo en la mente de Pecas, quizás por un momento le pasó por la cabeza que esa niña pudo fácilmente haber sido ella, un pequeño cambio en su pasado y ella podría haber terminado en esa jaula, conmovida, aterrada, identificada, pecas logra calmar a la joven quien termina por confesarle que en efecto ella es Sam pero con un temor tan arraigado en su alma que aún dudaba de si podía confiar en ella, Pecas en un último intento por tranquilizarla decide hacerse pasar por miembro de la iglesia cosa que parece funcionar momentáneamente, pero al ver que la puerta de la celda no abre, Sam continúa pidiéndole que se marchara y cuidara de su hermano pues aquella bestia la consideraba su muñeca personal y nunca la dejaría salir de allí con vida.
Samantha saca entonces una cuchara de acero que le habían dado para comer y la cual había tallado hasta convertirla en una especie de navaja que luego se acercó al cuello amenazando con quitarse la vida, Lee vio por un momento todo su esfuerzo irse a la basura, mas que eso, su alma se estremeció en desdicha al sentirse imponente de no poderla detener gritándole que por favor no lo hiciera, luego, cuando sam ya había comenzado a cortar una pizca de su cuello se escucha una voz femenina proveniente de la habitación contigua, aquella con el símbolo de corazón impresa en la parte superior, dicha voz se identificó como Monik y les indicaba que no había razón para suicidarse pues conocía la forma de abrir las celdas, su voz era débil, quizás demasiado, muestras de que llevaba encerrada durante un tiempo considerable.
Resultó que habían tres palancas con los mismos símbolos de las puertas que las cerraban y abrían, permitiéndole a Pecas sacar de la celda a la desquebrajada Samantha, no obstante, no existía una palanca para la puerta de corazón lo que significaba que Monik a quien pecas había prometido sacar con vida de allí no podría salir después de todo llevando a Audrey varios escalones mas alto en su ya inmensa desesperación, hasta el punto de que su corazón se agolpaba queriendo obligarla a llorar, pero se mantuvo fuerte intentando pensar en algún plan.
De nuevo todo se le vino abajo cuando escuchó cerca los pasos de aquella bestia sádica, la desesperación alcanzó su punto álgido, obligando a pecas a ocultar a Sam de nuevo en su celda y ella misma esconderse en la marcada con el trébol, poco después vio entrar a la bestia, aquel grotesco ser que representaba el terror de los olvidados por la sociedad, se acercó primero a la celda de Sam confirmando que estuviera allí, la saludo con dulzura cínica procurando que esta supiera que pronto volvería a “trabajar” en ella, luego se asomó en la celda de corazón para saludar a Monik, pero esta, mas lista y mas aguerrida se le enfrentó haciéndole saber el asco que le tenía, el hombretón grotesco estalló en irá refutando las palabras de la joven, soltando improperios y amenazándola, pero antes que amedrentarse Monik pareció cogerse mas valor y prosiguió insultándolo, logrando que la ira del sujeto creciera de tal forma que comenzó a golpear la puerta con sus manazas como mazas de roca, tiempo que aprovechó Pecas para tomar distancia y atacar desde lejos a la bestia.
El cuchillo de Audrey perforo la gruesa piel del mastodonte pero este lejos de morir solo se enfureció girándose hacia ella para embestirla mucho mas rápido de lo que la joven hubiera esperado y haciéndola volar varios metros hacia atrás, pero lejos de rendirse, pecas continuo arrojándole cuchillos al deforme humano que se identificó como Groat, pero con cada herida que Pecas le hacía solo parecía enojarlo mas, hasta el punto de que el gigante la arrojara cual muñeca de trapo por todo el pasillo, desesperada y viendo cada vez mas cerca su propia muerte, Audrey decide usar lo que ella llamó su última carta bajo la manga, una pistola de chispa que sus amigos de los arrabales le estaban enseñando a usar, la disparó esperando dar a Groat en la cabeza pero este al final logra cubrirse con un enorme brazo que prácticamente es arrancado por la potencia del arma.
La bestia suelta un alarido adolorido pero no se retira, ni huye, ni muere, no, al contrario alista su cuchillo de carnicero para atacar a Pecas sin compasión alguna enterrando buena parte de la punta en el hombro de la joven, produciendo en su brazo una parálisis severa y un dolor tan desgarrador como si le hubiesen arrancado el brazo, entonces Audrey lo vio, aquel era su final, recordó por un instante a todas esas personas que representaban algo importante en su vida, luego volvió la vista a Groat y se dispuso a aceptar su destino mientras la sangre le emanaba y su cuerpo perdía fortaleza.
Lobo.
Doyran bajo hasta la primera planta esperando encontrar a Pecas con la mirada, pero todo estaba en calma, demasiado silencio salvo por el goteo constante producido por una gotita de sangre que caída rítmicamente desde el piso superior donde estaba el cuerpo de una de sus víctimas, extrañado decide ir a buscarla donde se suponía daría la entrada de la trampilla pero tras bajar lo único que ve es una subsala donde colgaba el cuerpo inerte de una joven destrozada hasta casi quedar irreconocible, señal de que algo había allí abajo que podría llegar a ser mucho mas aterrador que un muerto viviente, contempló el camino por un momento, se cuestionó si debía ir allí, Pecas era una buena mujer, mucha mejor persona que él o que Doyran con ventaja, pero eso mismo significaba que si él no era buena persona no tendría porque ir a buscarla, si podía poner su corazón de hielo y mantenerse vivo, ese era el momento, pero algo en él lo impulso hasta las escaleras del sótano desde donde escuchó los gritos adoloridos de Lee y desde donde pudo ver a aquel humano abominable que estaba luchando contra ella arrojándola de un lado a otro cual pedazo de trapo, supo entonces que no ganaría contra aquella bestia.
Ella no lo vio a él, estaba centrada en su objetivo, en sus ojos ardía el deseo de vivir y aun así luchaba, no huía aun a sabiendas de que podía, porque en aquel pozo infernal, aun frente aquella bestia había descubierto algo mucho mas valioso que su propia vida, entonces el cristal que acorazaba su corazón se destruyó en mil pedazos, el lobo había sido deshecho hasta sus más humildes orígenes, fue transportado dentro de su propio odio, aquel enraizado que se volvía a veces intolerable, sumergido en su odio era alguien, aquella era su coraza, aquel era su corazón de hielo porque mientras tuviera odio no necesitaba sentir nada más, solo tener en el horizonte el objetivo de su odio, pero la pequeña lucha desesperada de alguien con sus mismos ojos lo desarmó, entonces no supo que sentir y sintió todo al mismo tiempo y mientras el dudaba, aquel monstruo se acercaba con un filo hasta la indefensa Pecas, incluso vio la acción cuando este hundía el puñal en la carne sin compasión y lo supo entonces, su vida, su odio, su venganza, Viper, su futuro, todo lo que él era no valdría nada si dejaba que aquella mujer muriera.
Audrey lee y Doran Balt.
Audrey retrocedía sobre el suelo con la escasa fuerza que aún le quedaba mirando con terror, con resignación al verdugo de los olvidados, por unos segundos contados cerró sus ojos cuando este se disponía a rematarla, pero aquello no paso, un alarido adolorido colmó sus oídos viéndose obligada a abrir sus ojos grises, el mercenario había al fin llegado para ayudarla, este había saltado sobre la espalda de la bestia enterrando sus dos dagas como uñas que se hunden en la carne, Groat se batía incapaz de derribarlo y el mercenario aprovechaba su aventajada posición para herirlo en la espalda y en la nuca, entonces aquel humano porcino y putrefacto sintió el miedo también, cuando la sangre se le colaba por la boca incapaz de contenerla, trató entonces de arrojarse sobre su espalda con desespero para aplastar a su agresor con su inmensa masa pero el mercenario parecía mas motivado que nunca saltando a un lado y evitando el aplastamiento, Lee intentó disparar su arma de nuevo pero falló a causa de su debilidad, pero luego el mercenario arremetió de nuevo perforando los costados del tronco de Groat con las cuchillas, este gruño de nuevo mientras su sangre abandonaba su cuerpo y en un último movimiento atrapo el cuello del mercenario estrujándolo con todas sus fuerzas y levantándolo en el aire para luego intentar azotarlo contra el suelo, pero antes de que pudiera completar su ataque, una última daga arrojada por Pecas se clava en su nuca a la altura de su boca derribando por fin al terror de los olvidados, luego, cuando este estaba mas muerto que vivo, el mercenario cortó su cuello en un rápido movimiento.
Audrey estaba sumida en su propio dolor pero aunque pareciera mentira su preocupación parecía centrarse en las dos pequeñas a quienes había prometido sacar de ese lugar infernal pues entre gritos e improperios pedía al mercenario que las sacara de allí cuanto antes, este no le hizo caso, pues Miike baja también a aquel sótano y por orden del mercenario corre hacia las celdas para liberar a Samantha y a Monik.
Ahora la prioridad para el mercenario no era otra que la vida de Lee, se acercó para revisarla aun cuando esta parecía rehacía a recibir ayuda pidiéndole que se alejara, pero no iba a hacerlo, porque no había que le importara mas en ese momento que sacar a la pequeña heroína de ese sitio, luego, en un acto reflejo, la abrazo, con voluntad, con honestidad con ternura inconmensurable, entonces fue Audrey quien fue desarmada, ni su orgullo ni su latente dolor parecieron importar mas en ese pequeño instante, el mercenario la libero de su abrazo y troceando su camisa elaboró un pequeño torniquete en el hombro de Pecas.
Un minuto mas tarde, quizás, regreso Miike junto a Samantha, recogió la llave de corazón que llevaba Groat prendida al cuello y volvió para salvar a Monik, luego, por orden del mercenario salieron de aquel lugar, adelantándose a sus héroes, viendo la luz natural por primera vez en muchos días, saboreando la dulce y a la vez amarga libertad, la pesadilla había terminado para ellos.
Mientras, aun en el sótano pecas recuperando de nuevo algo de su ímpetu se pone de pie para marcharse pero la pérdida de sangre y su debilidad latente terminan por causar mas dolor en ella que sus propias heridas, entonces de la nada, cuando menos se lo esperaba, el mercenario la levanta entre sus brazos cual si fuera una niña pequeña en los brazos de su padre o simplemente cual si fueran recién casados pero con una ternura cercana que difícilmente ninguno pudiera explicar en ese momento, quizás Pecas hubiera reconocido al mercenario al final, quizás estaba tan cansada ya de ser fuerte que necesitaba permitirse ese pequeño momento de debilidad, fuese lo que fuese, Audrey recuesta su cabeza y se mantiene en silencio, simplemente se deja llevar, se deja salvar por un desconocido.
OFFROL:
Final de PARTE I : RED HORNS Participantes: Audrey Lee Osbourne ( @Blues ) Gracias por participar.
Habilidades Usadas: Sigilo, Advertir, Buscar, Arma arrojadiza, Pistola de Chispa, Atletismo, Empatía. Dificultad de la misión: ♠♠ Recompensas:
1. Pequeña Heroina: Ahora eres la heroina de dos pequeños niños huerfanos, Miike de ocho años y Samantha de 14, no es mucho, pero ambos te profesan cariño y agradecimiento que son dificiles de obviar, quizas en un futuro estos chicos puedan regresarte el favor.
2. Trufa de chocolate: Un obsequio de quien has ganado el respeto.
3. Contacto en el bajo mundo: Monik quizas era solo una niña de 16 años, pero su padre es un contacto importante en el bajo mundo de Ventormenta que seguro te mantendrá el ojo puesto desde las sombras, esperando una oportunidad para compensarte por salvar a su hija.
- No hay recompensa economica, Lee nunca aceptó el trabajo oficialmente.
Consecuencias:
- Incapacidad por tres dias (Ya completados).
- brazo izquierdo inmovilizado por una semana (Se irá recuperando la movilidad del mismo conforme vayan pasando los dias, también se puede agilizar el proceso con medios de curación externos, lo dejo a tu criterio)
- Los redhorns son una banda peligrosa, quizas no sepan quien seas pero podrían llegar a averiguar tu implicación en el ataque a una de sus fachadas y tomar represalias.
Proximamente, SEGUNDA PARTE: LA HYDRA DE REDHORNS
