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Roleros Destacados


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Showing content with the highest reputation on 07/06/18 en todas las áreas

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    Parte II: Pesadilla Lucida El edificio se desvanecía entre maderos rotos y escombros que caían del techo, allí en medio de la habitación Meriel permanecía de rodillas llorando en un rincón de la oscura habitación, apretando algo entre sus brazos con fuerza hasta que decidió ver que era lo que aferraba con tanta devoción. Antes que pudiera diferenciar su propio rostro en la cabeza que yacía en sus manos despertó del sueño con la frente bañada en sudor y la respiración agitada, miro por la ventana una ves el ritmo cardiaco se había calmado relajando la expresión aunque su mirada no era igual, las largas noches de terribles pesadillas habían comenzado a hacer mella en su estado mental. El sol apenas empezaba a levantarse sobre las nubes de polvo denso que cubrían la plaza de Corín, Esta vez no llegaría tarde. Arthur termino de limpiar el mandoble y lo guardo en su vaina, aun cuando se había demorado bastante en pulir de forma adecuada el filo de la espada no parecía que fuera a llegar pronto ninguno de sus compañeros. Suspiro un momento mirando al cielo para luego sacar su relicario de entre su camisa, al abrirlo se encontraban los retratos de su hija en un lado y su esposa en el otro, los contemplo por un tiempo casi indefinido muchas cosas cruzaron por su mente antes de que el soldado imperial se acercara hasta él. Mientras ambos hablaban sobre sus vidas, Meriel ya había llegado al lugar, aun así se mantenía mucho más distante de lo usual, en su rostro se veía el cansancio y el mal humor que esto traía. Cuando el soldado Matt llego fue el momento de partir nuevamente por el camino que había recorrido antes, aún quedaban dos callejones que cerrar en el costado izquierdo de la calle principal, sin embargo estos se encontraban más retirados de la plaza central de Corín, por lo tanto sería más difícil volver si hubiera algún enfrentamiento. La exploradora de cabellos dorados caminaba ensimismada con el arco tenso y la mirada perdida en el camino, En ocasiones se dejaba llevar por las visiones y confundía sus sueño con la realidad, en un instante caminaba por las calles de Villadorada y en otro momento caminaba por los escombros de sus recurrentes pesadillas, Agitaba su cabeza para recobrar la consciencia sin embargo esto no la salvaba del miedo que recorría su corazón, miedo a que sus pesadillas la alcanzaran al fin. Cuando al fin llegaron al lugar, una vieja casa con pendones y carteles, la cual hizo las veces de tienda en el pasado, se mantenía en pie en la esquina de la calle, sus ventanales antiguamente decorados mostrando los productos a la venta ahora estaban tapiados con maderas y clavos. En la esquina contraria a la tienda abandonada se encontraba una enorme casa de dos pisos enrejada a todo su alrededor, Terenar junto con Arthur avanzaron a dicha casona corriendo agazapados por campo abierto hasta llegar al otro costado, entre tanto, Meriel y Matt entraban en la tienda para explorarla por completo. Una vez dentro Meriel cerró la puerta y se acercó enseguida a una de las ventanas tapiadas que daban al callejón donde se podría ver, entre las ranuras de los tablones, la enorme casa. Vio como Terenar y Arthur corrían rodeando la casa hasta perderse en el patio trasera de la misma, su vista se desvió enseguida hacia la izquierda por el fondo del callejón pues los sonidos guturales empezaron a alzarse retumbando en todos los edificios vacíos. Un grupo enorme de zombies caminaban vagabundos en su dirección sin prestar mayor interés en los edificios y simplemente arrastrándose en busca de un camino. La exploradora alerto a su compañeros para que mantuviera el silencio, lo que hizo Matt enseguida pegándose a la pared para ver también el paso de la hueste no muerta, al menos unos diez zombies se movían por el callejón tomando el camino principal buscando otra salida para seguir con su usual patrulla por la ciudad en busca de comida, aun así eran lentos y la luz del día no iba a durar para siempre. Arthur y Terenar habían logrado entrar por la puerta trasera de la casa, una vez allí bloquearon la puerta y revisaron el lugar, en ese preciso instante vieron Por las sucias ventanas de la fachada, los no muertos desdichados caminando por el callejón separándolos de sus compañeros. EN CONSTRUCCIÓN
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    LIMPIANDO EL CAMINO Parte I: Hogar sin alma La chica de cabellos dorados se encontraba en un cuarto vacío viéndose a sí misma de rodillas llorando, cuando intento acercarse vio su rostro manchado de sangre como si de lágrimas se trataran. Cuando despertó de la horrible pesadilla dio un salto que hizo que recibiera un golpe del camarote sobre ella, luego de un instante de dolor miro por la ventana y vio que el sol ya se encontraba cerca del mediodía, se había quedado dormida. Los hombres corrían con los maderos sellando las ventanas y puertas de los edificios que antes sirvieron de campamentos y empalizadas para los soldados, y mucho antes de casas y tiendas de los habitantes del derruido pueblo. Eleandris había impartido las ordenes para sellar todos los edificios pues no pensaba dejar todo lo que habían recuperado del marchito pueblo a disposicion de los necrofagos, asi empezaron los preparativos para abandonar el Cruce de Corín. Arthur ajustaba sus muñequeras al igual que sus guantes, su mirada se mantenía hierática como había sido desde que llego al pueblo con los demás reclutas. Aunque ya había dado su opinión sobre los pasos a seguir se mantenía aislado de los que estuvieran a favor o no de emprender la retirada, sabía que era un lugar hostil y no todas las batallas se ganaban, aun así solo se limitaba a seguir órdenes y esta fue la que recibió: El camino de retirada era el que mas protegían, salir de la ciudad en dicha dirección los llevaría a Mano de Tyr uno de los más grandes bastiones de la cruzada escarlata sobre las antaño tierras lordeñas. Era la misión de Arthur asegurar la ruta hasta las afuera de la ciudad para que no hubiera inconvenientes cuando la caravana cruzara por allí. Su plan era simple, cerrar los callejones más grandes que cruzaran la calle principal aunque se perdieran las barricadas cuadras más adentro por los mismos callejones, usaría cualquier cosa que tuviera a su alcance, desde escombros hasta puertas rotas que pudieran aguantar un embate de no muertos. En su misión, había sido asignado la exploradora Meriel Lawrence así como la ayuda voluntaria del Soldado imperial Terenar Joshech junto con uno de los reclutas escarlatas, el joven Matt. Una vez las puertas de madera sonaron chocando una con otra empujadas por los soldados, Meriel no pudo evitar mirar atrás un instante y pensar en la horrible pesadilla que tuvo temprano ese día, cuando llego con el resto ya estaban preparados para partir y no tuvo tiempo de hablar mucho más que para presentarse y recibir las instrucciones de Arthur. Giró su vista al frente, vio el desolado panorama, la calle principal se extendía hasta perderse en las nubes de polvo que caían desde los techos inclinados hasta el suelo, la vista se reducía completamente. Luego de caminar un tramo largo llegaron al callejón que cortaba la secuencia de casas del costado derecho del camino. Una vez allí, Arthur entro a la casa ubicada en la esquina más próxima seguido por Matt, mientras Terenar avanzaba a la próxima esquina seguido por Meriel quien mantenía su arco descolgado con una flecha cargada. Corrieron agazapados hasta el edificio apostándose contra el marco de la puerta, enseguida el soldado imperial dio una embestida a la puerta para abrirla. El lugar se veía en muy mal estado, lleno de polvo y telarañas, sin embargo el primer piso no parecía tener cosa útil para sellar el callejón por lo tanto decidieron subir al segundo piso. Una vez allí Intentaron entrar al primer cuarto donde algo parecía bloquear la puerta, mientras golpeaba con todo su peso la puerta para abrirla Meriel se adelantó por el pasillo a la siguiente habitación, aunque parecía agil y aerodinámica en el momento que paro frente a la puerta vio como el piso cedía a sus pies acompañado de un crujido de madera y el polvo deslizándose por las brecha que se abría en el pasillo hasta. LA exploradora corrió instintivamente de vuelta hasta Terenar pero solo pudo llegar a sostenerse de las vigas rotas que aun sostenían el resto de pasillo frente a ella. El soldado dejo su labor para socorrerle tomando su mano para ayudarle a subir. Una vez recuperada Meriel, Terenar continuo con su labor empujando la puerta con gran esfuerzo, en ese preciso momento se escuchó tras la puerta un fuerte golpe sobre el piso y la puerta se abrió aunque esta choco unos centímetros más allá contra lo que parecía un enorme guardarropas que ahora se encontraba tirado en el suelo. Al entrar en la habitación vieron el cuarto sumido en polvo y en olores putrefactos. En la cama se observaba un relieve alargado debajo de la sucia sabana, Meriel se acercó para descubrir lo que se encontraba allí, Sin embargo Terenar, cauteloso por todo el tiempo que llevaba como voluntario en Corin, detuvo a la chica comprobando que nada fuere a atacarles, una vez estuvo completamente seguro retiro la sabana y descubrió el par de cuerpos acurrucados en un abrazo final antes de que la vida fuera arrebatada de sus cuerpos, tal vas por lo que destruyo todo este sitio o solo por la muerte próxima del final de sus días lo que evito que tan siquiera hubieran pensado en huir del pueblo y optaron por asegurar el cuarto para terminar su existencia definitivamente sin ser interrumpidos por las energías nigrománticas que invadían el pueblo. Meriel miraba los cuerpos con cierta nostalgia que hubiera desatado tristeza en la vulnerable chica si Terenar no la hubiese interrumpido tapando de nuevo los cuerpos de nuevo, El soldado en verdad se mantenía rígido ante la situación sin mostrar mayor indicio de debilidad y así mismo lo hizo Meriel esperando que la imitación del soldado fuera suficiente para sellar sus pensamientos melancólicos y concentrarse en la misión. Terenar aterrizo por los pelos al otro lado del agujero que ahora separa el pasillo del segundo piso, todo su equipo dificultaba sus maniobras y más un salto largo como ese. Una vez entro en la habitación vio la biblioteca demacrada por el tiempo ademas de una puerta al otro lado del sitio que llevaba al balcón el cual rodeaba toda la esquina de la casa. Mientras esto ocurria, Meril se dirigía a la salida que ahora estaba cubierta por los resto que había dejado el agujero en el piso superior, La pequeña chica se escabullo por debajo de las vigas hasta llegar a la parte exterior y reunirse con Terenar quien había soltado desde el balcón previniendo que no habría más salida que esa. Una vez juntos cruzaron la calle en dirección a donde se separaron del resto del grupo, frente a la puerta del edificio no escucharon actividad dentro por lo que Terenar recurrió a abrir la puerta de la misma forma en la que había procedido antes. El golpe hizo ceder la puerta enseguida, el soldado levanto el escudo caminando sigiloso, seguido por Meriel con las dagas desenfundadas, caminaron por todo el salón sin encontrar nada notable ni siquiera a sus compañeros, solo fue hasta que oyeron los ruidos guturales al fondo de la casa que se alertaron corriendo enseguida esperando poder ver a Arthur y Matt aún con vida. El par de soldados corrían por la casa siguiendo los sonidos infernales y el choque del metal, cuando llegaron a la parte trasera se encontraron con el enorme hoyo en la pared que rompía la separación entre casas, allí en el salón contiguo, estaban los soldados escarlatas luchando por mantenerse vivos ante el par de necrófagos que acosaban su humanidad con cada salvaje zarpa. Terenar salto entre los escombros uniéndose enseguida a la batalla y siguiendo su ejemplo, Meriel entro en el sitio con las dagas en alto. Sus rostros demacrados eran inexpresivos mientras su cuerpo involuntariamente luchaba con furia sobrehumana para alimentarse de la carne roja y fresca de los soldados. Meriel intento clavar sus dagas en repetidas ocasiones pero fallo en la mayoría, dudaba, nunca había tenido tan cerca estos seres de cuentos norteños que llegaban a la taberna de Villadorada. ¿En verdad estaba preparada para estar en este sitio? ¿O acaso solo fue un impulso idiota por ser alguien útil? Solo pudo reaccionar cuando la uña afilada del necrófago corto su brazo en una línea larga que llegaba casi hasta su mano, La chica cayó al suelo retrocediendo viendo como su sangre manchaba el suelo. Terenar finalmente acabo con el ultimo necrófago, en el mismo instante Matt cayo de rodillas apoyado en su espada, su ojos se mantenían bien abiertos con el sudor mezclado con la tierra cubriendo parte del rostro, aunque no decía nada su miedo era evidente, Meriel le miraba desde su sitio, nunca había visto tal expresión, se llevó la mano al rostro comprobando que ella misma no tuviera esa mirada, esperaba que en verdad se hubiera mantenido firme ante el peligro, sin embargo no estaba en su hogar.
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    Operación Broquel El viaje Las calles de la antigua e imponente ciudad de Stromgarde rebosaban de nieve en la fría tarde de primavera. Algún muñeco de nieve decoraba la parte frontal de algunas casas, en donde los niños (y algunos no tan niños) habían aprovechado la para nada común ocasión de tener nevadas en primavera. Aunque la situación sin duda era sorprendente y digna de estudio, no era para ello que la caravana eclesiástica se reunía a las puertas de la ciudad. Los territorios fronterizos en las Laderas de Trabalomas, el pequeño fragmento de Lordaeron que el Imperio Humano aún ostentaba, se encontraban alterados ante una serie de macabros incidentes que se habían sucedido. La caravana de la Iglesia se reuniría con un reducido grupo de voluntarios que partirían a ofrecer consuelo, apoyo, seguridad y más importante, protección a todos los afectados en esas duras tierras. Y si la situación se daba, y el Cabo esperaba se diese, llegarían al fondo del asunto, darían con los agresores y los llevarían ante la justicia. Junto a la caravana se unieron toda clase de personas. Por un lado se encontraba el joven norteño Kaileth, un mercenario con un ego desbocado pero cuyas intenciones parecían nobles, pues había decidido prestar su ayuda incluso ante la carencia de una auténtica paga material. Nadia, una ciudadana con poco más que su arco y las ganas de ayudar a quien el capellán en entrenamiento Elegost había convencido de unirse al grupo tras un par de horas charlando en las nevadas calles. El capellán, sin embargo, no se encontraba junto al grupo pues se retrasaría y había prometido alcanzarlos luego. También se encontraban los dos miembros de la mano de plata, Jared Miller y Audrey "Pecas", maestro y aprendiza que habían decidido acompañar al grupo para llevar justicia y paz a los habitantes fronterizos. Con una señal del Iniciado Tom, que también acompañaba la caravana, esta se puso en marcha. La caravana, con el símbolo eclesiástico decorándola por todos lados, cargaba toda clase de suministros y a cinco novicias. Acompañando por los lados, el frente y la retaguardia de la misma iban el resto de voluntarios. A medio camino, Elegost alcanzó al fin a la caravana trotando, totalmente sudado tras semejante maratón. El camino transcurrió sin incidentes, pues pocos eran los bandidos lo suficientemente valientes o estúpidos como para atacar una caravana de la Iglesia, y los ogros se encontraban demasiado ocupados dando guerra a las dispersas casas nobles muy al norte del camino imperial. A los lados del camino se podía apreciar la belleza de Arathi en un estado que pocas veces se podía apreciar: Las laderas y las colinas, tanto las más cercas como las más lejanas, decoradas y recubiertas por una fina capa nevada que habría sido digna de uno de los días de comienzos de invierno, si no fuese porque obviamente se encontraban en plena primavera. Y, finalmente, a lo lejos en el horizonte comenzó a alzarse la gigantesca y más imponente estructura que la humanidad hubiese alzado jamás desde los tiempos de Thoradin: La Muralla de Thoradin. Allí fueron recibidos por los soldados de Stromgarde y Trabalomas aisgnados a la muralla, con una variopinta combinación de tabardos de Stromgarde y Lordaeron. Los documentos fueron presentados y el paso fue concedido. Sin embargo la noche ya había caído sobre sus cabezas durante el trayecto ante el lento movimiento de la caravana, y decidieron realizar su primera parada allí. Pronto varias tiendas de todos los colores y tamaños se habían alzado a los pies de la muralla para los eclesiásticos y voluntarios acompañando la caravana, y un par de hogueras habían sido encendidas por el cabo para mantener al grupo caliente, pues aunque ya estaban dejando la extraña influencia climática de Arathi atrás, aún se sentía un cierto frío remanente en el ambiente en la frontera. El resto de la noche pasó calma y sin incidencias, con el grupo aprovechando el tiempo para comer, descansar y conocerse entre ellos, estudiar pesados tomos de historia y religión, cánticos de la iglesia, iluminar espadas con fuego para espectáculo de todos (aunque nadie prestase atención al pobre Tudesco excepto el cabo) y disfrutando frente a la hoguera una más o menos decente sopa de pollo realizada por Elegost. La noche acabó con Kaileth alejándose del grupo por la noche debido a que se había hurgado demasiado en el tormentoso pasado del muchacho. Y aunque algunos soldados juraron al otro día haber visto al grupo en forma de osos bípedos bailando alegres tonos, pronto se descubrió que, en realidad, estaban ebrios y tal locura nunca había ocurrido. La idea de osos bípedos era, sin dudas, ridícula. // Primer trayecto del viaje. Fue un rol corto solo para dar inicio. Participantes y habilidades usadas: @SwordsMaster como Santiago de Sveri - Atletismo, Supervivencia, Buscar @Stannis the Mannis como Elegost Friederich Faler Faleri von Falveri - Atletismo, Supervivencia, Cocina @Blues como Audrey "Pecas" - Atletismo, Religión, Historia humana, Común antiguo, Buscar @ILUSDN como Kaileth el Tudesco - Atletismo, Encantar arma, Buscar, Hacer nuevos amigos (Más o menos. Creo) @Curly como Nadia - Atletismo
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    TIERRA SIN LUZ El viento parecía estático aun para las nubes de polvo que se movían en el cielo cubriendo el sol, una señal de que la luz estaba lejos de este sitio. Los soldados apostados en la barricada oeste contenían el aliento para no interrumpir el silencio fúnebre que rodeaba el lugar, algunos de ellos intercalaban miradas con sus compañeros esperando no ser los únicos que mostrase miedo en su rostro. Ya hace unos minutos que la alarma se había dado y los demás soldados de la llama carmesí, dispersos por todo el centro del pueblo, se acercaban a la barricada completando la formación. Los recién llegados no estaban seguros de lo que sucedía pero si se daba el llamado a las armas en este lugar sumido en la oscuridad de la Plaga era motivo suficiente para temer. A diferencia de sus compañeros abajo, los soldados en la barricada tenían motivos suficientes para desenfundar las armas y temblar si su carácter no les era suficiente para mantenerse rectos ante los horrores frente a ellos. La colina más lejos de Cruce de Corín no era el paisaje más llamativo, hace mucho que sus verdes pastos habían caído al fango de la corrupción, sin embargo esto no era lo que horrorizaba hoy al batallón apostado en el centro del pueblo, sino los antiguos habitantes del pueblo entremezclados con otros humanos levantados en la no-vida que completaban al menos cincuenta Necrófagos cubriendo la colina en un negro ejercito de carne pútrida con ojos llenos de odio y necromancia. Cuando las huestes no muertas se desperdigaron en el campo la confusión reino más que el alivio de no ser atacados, pues varios necrófagos aún permanecían en la colina para luego emprender la marcha hacia las desoladas calles periféricas de Corin. Era la señal que el explorador de primera clase Eleandris esperaba para dar la inevitable orden de retirada.
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    Sayori del Clan Katsumuto Nombre: - Katsumoto Sayori Sexo: - Hembra Edad: - 23 años (Cumpleaños 23 de Chóu/19 de agosto) Altura: - 1,90 cm Peso: - 140kg Lugar de nacimiento: - El Alcor/Valle de los Cuatro Vientos Ocupación: - Granjera/Ashigaru Descripción física: Sayori es una joven Pandaren desarrollada. Teniendo una altura baja y un peso normal, sin despuntar en su físico. Está acostumbrada al trabajo de campo y las largas marchas, aunque eso no quiere decir que tenga un físico que sobresalga, pues como he dicho: Es normal en cuanto a su anatomía. De un pelaje entre anaranjado y marrón claro, que se intercala con tonalidades blancas. Las manchas anaranjadas le cubren los ojos, quedando como un medio antifaz. Sus ojos de un verde oliva, grandes y vivaces, con largas pestañas como hebras oscuras. El cabello es de una tonalidad más oscura que el pelaje y retazos de blancura como las partes de su pelaje también recorren el cabello. En cuanto al estilo del cabello: Suele ser no muy largo, tendiendo a ser recogido, pero cuidado con mino y detalle. Su cola que comparte en gran parte la tonalidad anaranjada, acaba en una punta blanca. Siendo mullida y con una longitud casi como de su mismo brazo. Descripción psicológica: Para la joven Sayori, hay tres cosas, tres pilares morales. El primero es el trabajo: Esfuerzo, dedicación, sudor y lágrimas vertidas en el campo, en la tarea que se disponga a hacer. Todo por el bien común, todo entregado en justa retribución, pero nunca pensando en ello, si no pensando en el conjunto. Su esfuerzo y trabajo es su contribución al mundo donde vive. El segundo es la lealtad: Haber hecho o dicho “algo”, significa que ese “algo” le pertenece. Es responsabilidad suya hacerse cargo de las consecuencias que le carguen por sus acciones. Nunca romperá su palabra, lealtad con honor. Las palabras dichas serán sus huellas: le seguirán por donde quiera que vaya. Y la última pero no menos importante, es la honestidad, sinceridad absoluta: Cuando dice que hará algo, es como si ya lo hubiera hecho. No “da su palabra” no “promete”, el simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción. Esos tres pilares rigen su vida y para ella lo son todo pues como mejor ve de llevar la vida. Aunque la edad hace estragos, la lucha interna por el control emocional es algo que controla con el disfrute por las artes de la música o el baile, así como el trabajo de campo. El trabajo comunitario y el del campo, es lo que conoce desde siempre. Y no hay otra cosa que le guste más que el mismo campo. No le desagradan las urbes grandes, pero está más acostumbrada a las planicies del Valle de los Cuatro vientos, aunque el interés por conocer otros lugares… siempre puede nacer con fuerza. En el ámbito social es amable, extrovertida y animada por conocer a nuevas personas, disfrutando por conocerlos, escuchar sus historias o simplemente sentado a su lado y beber un té ante la vista del atardecer. Por muy dura que sea la jornada, por muy largo y duro sea la marcha, no hay cosa que más disfrute al final del día, que sentir su cuerpo dolorido por el esfuerzo y descansar su cuerpo mirando el horizonte, bebiendo y comiendo para acompañar la escena. Es lo que la hace sentir que lo ha dado todo y que la recompensa será mayor. No se decanta a una de las dos corrientes filosóficas Pandaren. Si bien ella misma diría que sigue más la senda del Tushui, su juventud la puede traicionar y dejarse llevar por el Houjin. En general y por ella misma, diría que se decanta por según la situación… aunque alguien joven puede cambiar y lo que se vive nos marca para siempre.
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    Prólogo: Las lechugas crecen bien La azada subía y bajaba, removía la tierra roturada y dejaba huecos en ella. Metros de campo tenían ya brotes verdes: Patatas, lechugas, nabos… y zanahorias protegidas por una valla de madera, para protegerlas de los trúhanes Múres. El sol ya se recogía pasando tras el Muro del Espinazo del Dragón, por lo que en poquísimas horas se quedaría sin luz. Por lo que la joven granjera empezó a recoger sus herramientas, dejando la fauna por hoy. Todo se hacía en silencio, sólo el ruido de las cigarras y grillos se escuchaba no muy lejos de la pequeña parcela. La joven granjera ya se habría acostumbrado a esta nueva vida, que no difería de la de antaño, sólo que ahora pasaba más tiempo sola. Cuando todo estuvo recogido y el cielo se tornó en un leve azulado grisáceo, fue cuando Sayori se sentó en las escaleras que subían a su pequeña casa, que para ella era un palacio, pues como he dicho, vivía ahora sola. Sayori comía una vara de bambú que medía un metro por lo menos, la roía y devoraba con presteza, pero con la mente en otro lado… Ella pensaba más en su familia, que en la comida. ¿Piensas que sus padres habían muerto y esta es la parte dramática? Ah no, ni mucho menos. La verdad es que sus padres seguían vivos, pero ahora vivían en el Bosque de Jade, en Floralba, pues los suertudos les había tocado el premio gordo del juego: Panda Tope. ¿Y cual era el premio? ¡Un pequeño retiro con todo lo necesario para no preocuparse nunca más por trabajar en el campo! - Un día, yo también ganaré una lotería… -Decía la joven, mientras seguía devorando la vara de bambú. Sayori en verdad era feliz viviendo así, sus padres le habían regalado unas pocas tierras y la casita donde vivía, todo con lo que habían logrado por vender sus antiguos campos y casa más grande. Ahora era independiente, ahora ella se ganaba la vida como sus padres antes… Y aunque estuviera sola, no lo era del todo cierto. Capítulo I El Hozu se ha llevado las lechugas La pandaren hembra sudaba, su piel estaba caliente, su pelaje erizado y revuelto, así como su cabello que permanece recogido de mala forma. - Es… es tan pequeñita, tan frágil. Además, apenas tiene pelo. Que cosita más curiosa. - Así somos todos al nacer. No seas tonto y acércate para cogerla. - ¿¡Qué!? -El gran y fornido pandaren blanco y negro, negó con manos y cabeza - ¿Por qué no? Venga, ahora que está dormida. Al final el macho Pandaren se acercó, titubeando. Era cómico ver a un pandaren tan grande y robusto, que con su brazo podía sacar volando un hozu, pero ahora tenía un miedo atroz por simplemente coger a su cría recién nacida en brazos. - Por Chi-ji… Si no pesa nada, ja..ja..ja. -La cría era una bolita rosada con algo de pelaje blanco - Niuzao le dará fuerzas y será … casi tan grande y fuerte como tú. -La madre Pandaren estaba exhausta, pero no por ello se mantenía sonriente y alegre por ver a su marido con su cría en brazos. - ¡Já! Me conformaré con que sea tan inteligente como tú… Aunque un poco de fuerza no le vendrá mal, no. Y ese día, más caluroso de lo normal y cerca de la noche, fue cuando los Katsumuto del sur del Alcor, pasaron a ser tres miembros. Los Katsumuto siempre habían vivido en el Valle de los Cuatro Vientos, eran un clan de agricultores, aunque había algún ganadero y unos cuantos otros artesanos. También era costumbre que el primogénito tomara su tiempo en los ashigaru pues para el clan, era un deber para con los demás, así como un buen método de granjearse amistades, aprendizaje, disciplina y ejercicio. Fue así, como el granjero cuida y observa su campo, es como creció Sayori. Tutelada por su madre y protegida por su padre. Su infancia pasada en el campo, en compañía de primos repartidos por todo el valle y con amigos de la familia. Era una vida simple y cotidiana en el campo, como muchos otros Pandaren de una zona tan tranquila y sólo hubo una vez en la que presenció algo “anormal” y fue un intrépido Hozu que se presentó en las tierras de su padre. - Hola pequeña granjerita ¿Este campo es tuyo? -Dice el Hozu, saludando de forma extraña con un movimiento de mano a la altura de la frente - Es de mi padre, señor mono -Sayori repitió el saludo, no tan grácil como el Hozu - ¿Señor mono? ¡Puajajaja! Ains… Llámame Julu, pequeña. ¿Dónde anda tu padre? - En el Alcor, yo cuido del campo -Era pequeña por ese tiempo, pero no tímida en trato, además el Hozu le parecía amistoso y nunca había visto uno de cerca - Entonces es contigo con quien tengo que hablar si quiero unas pocas verduras… ¿Me darías dos lechugas y algunas cebollas? - ¿Y qué me darías a cambio, Julu? - ¡Vaya! ¿Tengo que darte algo a cambio? ¿No basta con que lo necesite? - ¡Pero yo también necesito las verduras! -Bramó la pequeña Pandaren, que no media más que el Hozu - Mmmh… Que temperamento para ser tan pequeña. Bien, pues volveré en una semana y te ofreceré algo a ti y a tu familia, a cambio de verduras. Y así fue como pasado una semana, el Hozu volvió, con un pequeño carro de una rueda. - ¡Aquí estoy, como prometí! -Dijo el Hozu, saludando a la familia Katsumuto que se encontraba toda en el campo - Estos Hozen pillos… -Murmuró el padre de Sayori, dispuesto a darle con el rastrillo, pero su mujer se lo impidió y fue a hablar con él - Saludos, debes ser Julu el Hozu. Mi hija ha dicho que vendrías a darnos algo a cambio de que te cedamos unas verduras. - ¡Ajá, ajá! Me ofrezco yo. Pero saber que no aceptaré trabajos manuales, eso es para Pandaren. - Bien es sabido de las artes de los Hozen en la lucha, la caza y demás cosas de gran vigor. - Julu es bueno, pero no es Julu Julu. ¿Pero qué necesitáis? No creo que haya que proteger vuestras verduras, no hay peligros por aquí. - No deberás proteger nada… Sólo entrenar y enseñarle lo que puedas a mi pequeña. Sayori tuvo un brinco en el corazón… Su padre por el contrario yacía estupefacto. - ¡Julu puede hacer eso! A cambio de verduras, Julu enseñará algunas cosas a la pequeña pandaren. -Sonrió mostrando todos sus dientes, sobretodo al macho pandaren que hizo crujir la madera de su rastrillo. Era curioso y digno de ver, como cada semana Julu el Hozu venía en busca de algunas verduras y entrenaba a la pequeña Sayori en artes como otear los campos, ejercicios variados tanto físicos o perceptivos… O simplemente hacían los tontos por mera diversión. También fue más curioso que el Hozu se convirtiera en gran amigo de su padre, luego de que otros Hozen fuera a pedirle verduras, estaba vez dando algo de valor a cambio. Capítulo II Tuve que haber sembrado nabos Con el paso de los años, Julu el Hozu dejó de enseñar a Sayori, el pobre estaba mayor y ya no tenía la agilidad de antaño, además la pandaren ya había crecido y había tenido otros maestros como los Eremitas que pasaban por el Alcor cada cierto tiempo a enseñar a los más jóvenes. Su madre había pasado la adolescencia y parte de la madurez en uno de los numerosos templos de los Danzarines de los Elementos que había dispersados por toda Pandaria, y Sayoria había crecido viendo a su madre danzar en el campo, llamando a elementos del agua para que regaran el campo cuando hacía falta, o usando ese mismo elemento para revitalizar la tierra misma. Por lo que a Sayori le tocó seguir los pasos de su madre y fue con ella hasta el templo de Yonghe -Palacio de Paz y Armonía- allí sería enseñada en el arte del baile acorde al elemento de la tierra. La separación con la familia podría ser dura, pero Sayori tenía convicción y quería aprender lo que su madre hacia con tal gracia, quería que sus campos también florecieran … ¡Por lo que armada de valor, fue y pasó unos cortos años hasta que llegada la mayoría de edad, volvió a casa convertida en … Bueno, al menos sabía los pasos! Aunque también es cierto, que no había manifestado nada, sólo sabía bailar, pero… Ningún Elemental había llegado a ella, y aunque Sayoria no se sentía derrotada, sentía más un impulso por seguir. Puesta al día de nuevo, volviendo al hogar y con su familia a su lado. Sayori puso en practica lo aprendido y por días, dedicaba horas a bailar por los campos de labranza. Da igual que lloviera, da igual que hiciera un sol que rompía piedras, que no hubiera comido o estuviera cansada… Ella seguía, seguía bailando sin parar. Pero nada pasaba, por mucho que pusiera en practica los movimientos y las enseñanzas, que “sintiera” la tierra, no lograba… hasta que un día su madre se unió a ella. - No lo entiendo, mamá. ¡Hice exactamente todo lo que me habían enseñado! Todos los pasos, todos los movimientos, las formas…Pero nada ocurre, no logro que pase nada. - Ya veo, hija… ¿Pero ¿qué has hecho desde que has vuelto? Han pasado años desde la última vez que cuidaste el campo, labraste la tierra, viste los frutos del esfuerzo florecer. - Pero… -Entonces lo entendió. ¿Cómo esperaba estar en consonancia con los elementos? ¿Cómo esperaba que estos vinieran a ella por su baile, si no ponía verdadero interés por lo que representaba? - El pescador que no cuida el mar, ya puede ir todos los días a pescar… El granjero que no riega y limpia su campo, no puede esperar que salgan buenos frutos. Has puesto mucho en tu baile, es hermoso, Sayori… pero te falta el cuidado por el medio, el equilibrio por el todo. Cuida y ama al campo, bríndale de bailes, sé uno con lo que cuidas y entonces tendrás su favor. Sayori reanudó con normalidad el trabajo de campo, ayudando a su familia y llevando lo recolectado al Alcor. Lo único que ahora cambiaba, es que bailaba mientras hacia todo eso, con movimientos rítmicos acompañaba sus acciones, hasta que cada baile era para algo determinado y éste se volvía un ritual cualquiera. Y un día, revisaba su campo, colocaba maderas para alzar las plantas caídas o espacia agua y bailaba al son de sus acciones, notó que algunos brotes se movían con vida propia y esta crecía de forma notable. Las semillas eran esparcidas y en menos tiempo germinaban. Sayori siguió y seguiría bailando y cuidando su campo, al final muchas otras cosas las hacía bailando, por lo que se volvió costumbre y formó ya parte de ella. Epílogo La vida en el campo no es nada fácil Sayori ya llevaba dos varas de bambú. El sol ya se había ocultado y el campo era oscuridad. Otra vez se había quedado soñando despierta mientras tomaba su “chuche” - Me voy a hacer la cena, que mañana hay que levantarse tempranito. -Y un bailoteo cómico, fue subiendo los escalones hasta entrar en su casa y prepararse un plato caliente de verduras. Otro día más pasaba para la joven. Otro día de esfuerzo, labranza y paz. No todo era monotonía, pues desde que sus padres se habían mudado, ella se había inscrito voluntaria para la guardia Ashigaru, así que no todo era trabajar el campo y bailar, a veces tenía que recorrer los campos de cultivo o pasar un tiempo en Alcor. Era gratificante, divertido y honorable portar la armadura de su padre -la cual había sido adecuada a su cuerpo- y sus viejas armas, un orgullo de sentirse parte de una herencia de su clan, así como de la defensa de su pueblo. Los caminos del Valle eran vigilados por Sayori, que no paraba de bailar y nunca dejaba de sonreír.
  7. 1 point
    Santiago observaba a la nada en su tienda, con una vela encendida iluminando levemente el interior. Se había consumido ya media vela sin que hubiese escrito nada en el papel, su mirada perdida. Había sido un día especialmente revelador, y el hecho de que un simple conjuro de Luz hubiese sido capaz de infligirle tanto daño no lograba tranquilizar sus pensamientos. ¿Tan mal había actuado en su vida, que era castigado de ese modo? ¿Tan malas decisiones había tomado, que incluso la Luz era capaz de despreciarlo, a él que aún caminaba entre los vivos? Una parte de él quería creer que había sido una única vez excepcional, una canalización exótica de Elegost que solo había dado la casualidad de haber sido especialmente dañina. ¿Pero cómo podía contentarse a creer eso, que un golpe de mala suerte había sido el único factor responsable de tal dolor? ¿Como podía no creer... Que finalmente lo único que le faltaba por darle la espalda, lo había hecho? ¿Cómo iba a hacer las paces con la Luz? Y entonces, como si de una chispa de inspiración divina se tratase, comenzó a escribir. El peso del mundo La esperanza ya no está En la esencia de mi ser Y el cielo... Ha perdido su color Mientras se para el tiempo Y el silencio hace eco Mi dolor... Carece de valor Dime, Luz ¿Me... Estás, condenando? ¿Es este el precio a pagar Por mis errores? Te ruego por redención Te necesito Para seguir ¿Puedes oírme aún? Porque lo gritaré en alto Incluso si mi palabra No importa Es como si cargase El peso del mundo Desearía de algún modo Ser capaz salvarnos a todos Pero un chico es todo lo que en verdad soy Quizás si sigo creyendo... Mis sueños se cumplirán... Cumplirán... Luego de cada batalla... Toda vida muerta ya Puedo aún sentir la brisa en mí No importa cuanto lo intente Siempre es el mismo final La vida vuelta mi enemiga Dime, Luz ¿Me... Estás, condenando? ¿Es este el precio a pagar Por mis errores? Te ruego por redención Te necesito Para seguir ¿Puedes oírme aún? Porque lo gritaré en alto Incluso si mi palabra No importa Es como si cargase El peso del mundo Desearía de algún modo Ser capaz salvarnos a todos Pero un chico es todo lo que en verdad soy Quizás si sigo creyendo... Mis sueños se cumplirán... Cumplirán... Pienso gritarlo en alto Aunque sé que mi palabra No importa Como si cargase El peso del mundo... Desearía de algún modo Ser capaz salvarnos a todos Pero un chico es todo lo que en verdad soy Aún así gritaré en alto Incluso si mi palabra No importa Es como si cargase El peso del mundo Espero de algún modo Poder salvarnos a todos Pero un chico es todo lo que en verdad soy Quizás si sigo creyendo... Mis sueños se cumplirán... Cumplirán... Esto es culpa de @Stannis the Mannis que me rompe el personaje.
  8. 1 point
    Tras hablar por la noche con Kaileth otra nueva nota apareció por el campamento con la misma caligrafía que las anteriores, indicando que claramente habían sido escritas por Santiago. Lumínicos y voluntarios Se hace saber de que el Tudesco (Kaileth) está organizando un pequeño grupo para poder recolectar alga estranguladora, la cual puede ser usada para venderla a precios reducidos a los habitantes en pos de obtener algunas monedas con las que hacerse con suministros, y a la vez comenzar a ganar la confianza de los nativos. Le he puesto a él a cargo de esta tarea. Yo le asistiré, pero quien quiera ayudar en la recolección tendrá que reportarse ante el no tan amado y cuestionablemente grandioso Tudesco, no a mí, pues es quien se encargará de organizarlo. Vuestro amado e incuestionable grandioso Cabo Santiago de Sveri Obviamente no iba a faltar oportunidad de atacar el ego del mercenario.
  9. 1 point
    Al otro día, Santiago tomó papel y tinta y comenzó a escribir una lista de tareas de cosas que iban a necesitar si querían sobrevivir, pues aunque la Iglesia había dado suministros para un tiempo lo cierto es que no eran suministros eternos, y se esperaba de ellos que fuesen para las gentes en necesidad de aquella región, no por el grupo. Así, pronto aparecieron colgados en las entradas de las tiendas varios papeles recordando a los voluntarios que la comida no duraría para siempre. Como bien sabréis, los suministros solo duran por tiempos limitados. Por esto, será bienvenido cualquier que obtenga algo de lo siguiente: Comida y agua: Alimento y bebida es lo más básico para sobrevivir. Ya sea cazando, comerciando (En Costasur o en otros sitios), saqueando bandidos, ayudando granjeros para que os recompense con lechugas y tomates o haciendo favores al posadero para que os de cerveza. Cualquier modo que se os ocurra de traer alimentos y bebida para el grupo, sabed que la Luz os lo agradece. Pero a quien se le ocurra tratar de sustituir el suministro de agua con un suministro constante de cerveza, juro que lo cuelgo desde la muralla de Costasur. Materiales de construcción: Tal y como suena. Desde piedra hasta madera y pasando por clavos y tornillos. Tenemos por delante la tarea de hacer de esta región un sitio seguro, y no es algo que se logre únicamente a base de buenas intenciones y de matar bandidos y renegados. Necesitamos estos materiales si queremos siquiera pensarnos en hacer los caminos más seguros y formar un campamento en condiciones sin recurrir a la generosidad de Costasur de dejarnos acampar dentro de sus murallas. (Os cuento un secreto: Su generosidad dudosamente sea eterna. En especial luego del discurso del escudero). Dinero: Seamos realistas. No tenemos dinero. Ahora mismo, el dinero de este sitio se resume al sueldo de un cabo, un escudero y un capellán. El dinero sirve para todo, el dinero es la fuente de la vida en cualquier sitio; aquí y en la isla más recóndita del Imperio. Con el dinero se puede comprar comida y agua cuando nuestros esfuerzos por conseguir ambas cosas fallen. Con dinero se compran materiales de construcción cuando no hay ningún sitio de donde seguir rapiñando. Y más importante, con el dinero se consigue que cualquier persona esté dispuesta a ayudar, y carecemos de verdaderos constructores. Por lo que cualquier modo que se os ocurra (Por favor, LEGAL o juro que os mato) de conseguir dinero bienvenido sea. Tenemos un mercenario en el grupo, si alguien quiere saber cómo hacer dinero sin ser nada en la vida más que golpear cosas, él es el hombre al que preguntar. Si queréis buscar dinero de otras maneras (Es preferible), estoy seguro de que en muchos sitios podrán dar uso los habitantes de Trabalomas a todo tipo de habilidades. Un campamento en condiciones: Si en algún momento rebosamos de materiales y estos sobran, sería muy bienvenido poder mudarnos fuera de las murallas de Costasur y poder alzar un puesto de control y mando más permanente en el bosque, pero por el amor a la Luz, si se os ocurre hacerlo, hacedlo lejos de los renegados. Aprended del pasado del norte. Un campamento en una zona segura evitará muchas muertes, incluso si no es tan épico como en las novelas con las que muchos hemos crecido. Gente: Finalmente, si conseguimos un campamento fuera de las murallas que podamos expandir libremente, necesitaremos gente. Gente de armas sobra en el mundo, gente de otros tipos es lo que necesitaremos. Constructores y, si la situación lo requiriese, gente capaz de cultivar (¿De verdad creéis que se puede alimentar un campamento a base de rapiñar comida?) // Adicionalmente, adjunto otra clase de misiones. Estas misiones a diferencia de las anteriores NO son locales o relacionadas con el grupo en sí, si no a la situación de toda Laderas de Trabalomas. Estas son las misiones que se podrán realizar para cambiar el panorama siempre que no nos estemos muriendo de hambre. Estas misiones no están especificadas en ningún sitio on rol, sencillamente se tratan de misiones relacionadas con la situación actual de la región, las cuales ya he consultado con Malcador al respecto. Así pues, aquí tenéis: La unidad hace a la fuerza: Sería de una ayuda inestimable el contar con el apoyo de los principales pueblos de Trabalomas; con especial énfasis en Costasur, aunque la ayuda de cualquier otra aldea debería aportar su grano de arena. Esta es una misión diplomática, y por lo tanto requiere de una gran carisma y capacidad de convencer, o sencillamente de encontrar cualquier modo de probar que se puede ser de ayuda y que el grupo es digno de confianza en la tarea que se propone, pues ningún líder que se precie desperdiciaría recursos de ningún tipo en un grupo que no parezca tener futuro o que solo vengan a dar problemas. Esta misión es repetible. La cantidad de apoyo que los pueblos pueden ofrecer se ve reducido por el fuerte bandidaje asentado en Trabalomas. La dificultad de esta misión puede variar entre 2/6 hasta 5/6 dependiendo de la importancia del pueblo. La dificultad de esta misión se ve incrementada actualmente por la nula popularidad del grupo en Trabalomas. En el caso de Costasur se solicitará el rol a un Maestre, no puede ser llevado por un jugador. Caminos seguros: La cantidad de patrullas que se necesitan enviar por los caminos y su vigilancia sería mucho más eficiente con algunos puestos de control mínimamente fortificados en los caminos, así como la restauración de viejas estructuras abandonadas hace mucho como torres, donde colocando solo un par de tiradores la vigilancia de los caminos podría aumentar enormemente debido a la posición defensiva y la buena visión que ofrecen. Esta misión es repetible, ya que los caminos son extensos y hay mucho espacio para alzar puestos de control así como muchas estructuras restaurables. Alzar puestos de control cuenta con una dificultad de 4/6. Restaurar viejas estructuras cuenta con una dificultad de 6/6. La dificultad de esta misión se ve incrementada actualmente por la carencia de meteriales, mano de obra y de apoyo económico y militar de los principales pueblos de Trabalomas. Pioneros fronterizos: La Iglesia ha proporcionado una caravana llena de suministros para repartir entre los pueblos afectados terriblemente en la frontera. Esta caravana ha llegado sana y salva a Costasur, pero ese es solo el primer paso. Ahora alguien debe de repartir parte de estos suministros a las aldeas más afectadas por los renegados para aliviar sus penas y mostrar que la Iglesia y la Luz se preocupa por todos sus hijos. Esta misión puede ser repetida hasta tres veces con la cantidad de suministros actuales. La dificultad actual de esta misión es de 4/6. La dificultad de la misión se ve incrementada actualmente por la falta de caminos seguros. ¿Renegados? No, bandidos: Aunque no tiene que ver directamente con la amenaza renegada, lo cierto es que hay otra amenaza por la que sufren los habitantes de Trabalomas proveniente de Durnholde: Bandidos. Estos saqueadores están muy bien asentandos en el este de Trabalomas y se han vuelto increíblemente agresivos y bravos, dificultando enormemente que circule el comercio entre las aldeas de Trabalomas, algo que es primordial para toda civilización y que en general debilita a toda la región frente a los renegados, y es probable que es lo que les haya permitido en un primer lugar a los renegados el actuar de manera más agresiva con impunidad. Debilitar a los bandidos sería inestimable para Trabalomas en general y aunque la situación actual hace casi imposible el echarles de Durnholde, siempre se les puede hacer retroceder hasta su fortaleza y reducir su área de influencia atacando sus campamentos y frustrando sus constantes ataques a comerciantes y mercaderes en los caminos. Esta misión puede ser repetida varias veces para mejorar la situación en general de las aldeas. La dificultad actual de esta misión es de 4/6. La dificultad de la misión se ve incrementada actualmente por la falta de caminos seguros. Jack el Media-Flota: Antes conocido como "Jack el Lampiño", este joven solía dirigir una flota pirata entera que se dedicaba a hostigar el comercio tanto de los enanos como de los humanos con el sur del continente. Hace más de un año la mitad de su flota fue bombardeada y se le perdió la pista. En la actualidad han vuelto al fin con su flota reconstruida, y Jack con una pata de palo y un garfio por las mutilaciones que le dejó el bombardeo. Han comenzado de nuevo su oleada de saqueos con incluso más agresividad y furia que antes, y los rumores dicen que Jack busca fervientemente su venganza contra "El dúo de piratas de agua dulce". Encontrar el modo de sacar del mapa de una vez por todas a la flota pirata de Jack podría mejorar ligeramente la situación de Trabalomas en general, y mejorar enormemente la situación de todas las zonas costeras. Reunir la ayuda de los enanos para esta tarea podría ser algo casi primordial, aunque su tozudez y el que los humanos ya hubiesen fallado una vez no ayudan a que se muestren confiados en asistir a nadie. La dificultad actual de esta misión es de 6/6 La dificultad de esta misión puede ser reducida hasta el 5/6 si se logra recabar la ayuda de los enanos de Dun Garok. En esta misión se recomienda encarecidamente consultar con un maestre antes de realizarla, para aclarar como se piensa encarar el asunto. Es una misión de una magnitud mayor, por lo que es preferible que un maestre esté al tanto de cómo se lleva así como de la resolución final de la misma, para poder validar los hechos y asegurase de que la dificultad ha estado a la altura.
  10. 1 point
    Discurso de Luz............? La caravana de la Iglesia finalmente dio los últimos pasos adentrándose en Costasur. Cruzando las murallas, la ciudad se veía bastante como cualquier otro día para quienes ya habían visitado el sitio alguna vez. El pregonero a lo lejos en la plaza de la ciudad daba largas charlas enumerando las últimas noticias, las cuales no eran precisamente esperanzadoras y denotaba el ambiente que llevaban viviendo allí por años. El grupo comenzó a descargar la caravana. Lentamente fueron llevando todo fuera de las murallas, en donde montaron un improvisado campamento a los pies de la misma en dónde al menos podrían descansar sin recurrir a los elevados precios de una posada. Durante la primera noche en aquel sitio todos se fueron a dormir pronto, pues el cansancio de montar el campamento había pasado factura. Santiago, sin embargo, se había quedado observando por horas un viejo mapa de Trabalomas, pensando y preocupándose más de lo necesario ante la creciente responsabilidad y el creciente número de voluntarios que no hacía si no más que estresarle. En cierto momento, Audrey se acercó, observando al mapa y a Santiago. Durante un largo rato debatieron las ideas de Santiago y, finalmente, una chispa de inspiración se encendió en los ojos de Santiago. Tenían el plan, llevarían suministros a las aldeas fronterizas a través del camino principal y todos necesitaban saberlo. La voz se correría. Varias horas más tarde, finalmente todos se encontraban descansando para el día siguiente. Santiago le explicó a quienes pudo reunir del grupo lo que harían. Leonardo era nativo y conocía al pregonero, por lo que este le pediría que avisara a todo el pueblo dos cosas: Sobre la caravana que marcharía por el camino principal hacia las aldeas fronterizas, y sobre un discurso que uno de los miembros eclesiásticos del grupo tendría que dar al pueblo. Durante el resto del día Jared y Elegost se pasarían constantemente al muerto, ninguno principalmente inclinado por ser el orador, por lo que ese tema fue dejado de lado por un momento para centrarse en otros asuntos sobre el discurso. Jared había sugerido conseguir bastante agua bendita para poder dar un sorbo a cada uno de los habitantes que asistieran al discurso, algo con lo que el Escudero contaba que se ganaría el corazón del pueblo y les daría esperanza. El grupo se puso en camino a la posada, mientras que Santiago se dirigió a buscar a Elegost al campamento y asegurarse que el camino al río de Costasur estuviese despejado, donde esperaría al resto. Quienes acompañaban al Escudero a buscar barriles vacíos no se complicaron demasiado con su búsqueda. Dos barriles vacíos los consiguieron del cobertizo de la casa de la familia de Leonardo de la Vega, miembro de los voluntarios. Mientras que otro barril lo compró Kaileth regateando al posadero, en donde consiguió un justo precio de 10 cobres. Con todo listo, se encaminaron al río. Entre Jared, Kaileth e, increíblemente, Santiago (en donde Elegost no pudo) lograron llevar los barriles vacíos al hombro hasta el río. Allí los llenaron uno a uno con agua sin caer en una terrible verdad: No habían pensado en cómo llevarían los barriles de nuevo estando cargados de agua. Al comienzo trataron de alzarlos de nuevo sobre el hombro, pero todo fue un completo fracaso y Santiago acabó en el suelo quejándose de que se había hecho daño a la espalda de hacer fuerza, mientras Kaileth y Jared desistían en tratar de alzarlos. Por un lado Kaileth pensó en llevarlo rodando, algo que realmente habría funcionado... Pero Leonardo se negó a hacerlo de una manera tan "poco hombre". Se acercó a Kaileth, tomó su barril y como si fuese papel lo levantó sobre su hombro, para humillación y vergüenza del joven norteño. Jared por su parte, se dio cuenta de que alzar un barril pesado con toda su armadura puesta no era lo más inteligente que una persona podía hacer. Se retiró las partes más pesadas de su armadura, incluida la enorme maza, objetos que encargó a Audrey llevar por él de nuevo hasta el campamento. Entonces Jared sí que logró alzar el barril, también como si fuera poco más que papel para incluso más humillación de Santiago y Kaileth, quienes no entendían de donde sacaban esa fuerza sobrehumana sus compañeros. Y pronto se les sumó a Jared y Leonardo el capellán del grupo; Elegost, quien con ayuda (innecesaria realmente) de Leonardo TAMBIÉN alzó el barril lleno de agua sobre su hombro como si fuese algo insignificante. Santiago siguió a los tres mientras se dirigían de nuevo al campamento, mientras que Kaileth y Audrey se quedaron atrás sin que el grupo se diese cuenta.... Pues Pecas era totalmente incapaz de levantar la pesada armadura y maza de Jared, y la muchacha rechazaba fervientemente la ayuda de Kaileth afirmando que era su prueba de tenacidad. Casi una hora más tarde Pecas finalmente alcanzó al resto, llegando casi muerta de cargar con todo sola. El grupo se reunió en la plaza. Mientras estaban fuera, el iniciado Tom y las cinco novicias habían movido todo el campamento al interior de las murallas, ya que aparentemente estas últimas les atemorizaba acampar fuera de las murallas. Santiago ya se encargaría de montar su campamento fuera de las murallas como él quería, pero por ahora habían asuntos más importantes. Con lo tres barriles de agua, dos fueron asignados a las novicias para que bendijesen el agua en su totalidad, mientras que el barril restante lo utilizó Jared aprovechando la ocasión para ayudar y enseñar a Pecas a bendecir el líquido. Con bastante esfuerzo e intentos fallidos y con la ayuda del escudero, al final del día el barril de Audrey al fin había sido bendito en su totalidad, y era algo que sin dudas había resultado extenuante tanto para aprendiz como para el maestro. Mientras se realizaban los últimos preparativos llegó una nueva incorporación inesperada; Tom, un cartero imperial que Santiago reconoció por haber estado presente cuando vislumbraron el "Mal sin nombre" y al enorme pescado del lago en el sur. Los minutos pasaron, y con todo listo solo faltaba decidir algo que habían dejado para el final. Quién daría el discurso. Elegost se negó rotundamente y, cuando quedó claro que no había otra forma, Jared accedió a ser el orador. Elegost le dio algunos consejos, Santiago le sugirió llevar su armadura para impresionar a la plebe y Jared, en general, trató de mostrarse tranquilo ante lo que se proponía. Con pesados pasos metálicos se dirigió a la plaza del pueblo, en donde Santiago momentos antes había alzado una plataforma de madera improvisada con los clavos que había proporcionado la Iglesia para que Jared pudiese subir y dar su discurso. Las palabras fluyeron de la boca del escudero. Al comienzo su efecto era nulo, pues todos estaban hablando y discutiendo a los pies de la plataforma y alzar la voz por encima de tanta gente resultaba poco más que imposible. Pero con paciencia y perseverancia, Jared finalmente logró que sus palabras comenzaran a ser recibidas con silencio y atención. Sus palabras eran las típicas que se esperaba de un paladín, y aquellas personas ya lo habían oído todo antes. Con el paso de cada letra el discurso comenzó a tener cada vez menos impacto, y comenzaron a asomarse los primeros ciudadanos descontentos con el discurso del paladín, que cuestionaban con fuertes argumentos varios de los puntos que mencionaba el joven escudero, incluido un muy inoportuno "Si quieres ayudar, ¡danos armaduras y armas como la tuya!". Desde luego, los ciudadanos no entraron en razón respecto a lo caro que resultaba algo así. Jared intentó de varias maneras. Intentó bajarse de la plataforma, ponerse al nivel de los ciudadanos, contar como él había sido un granjero. En cierto punto, Santiago incluso trató de darle una pequeña ayuda y, sobre el final, Kaileth también se sumó con un discurso mucho más agresivo y nacionalista que lo que Jared había tratado. Pero nada de lo que hizo el grupo acabó teniendo efecto, y la mayoría acabó volviendo a sus quehaceres. Kaileth tuvo que ser alejado de la plaza, ya que ya estaba dedicándose a luchar verbalmente con los lugareños. Al final del día, el grupo estuvo de acuerdo en una cosa: El discurso había sido un desastre. Pero, al menos, el rumor de que la caravana avanzaría por el camino principal se correría por Trabalomas. Sobre la noche poco quedó que hacer que sentarse en la mesa a charlar. Audrey trató de servir a todos su sopa de caracoles, pero Santiago se negó rotundamente a comer semejante cosa. Tomó avena de entre los suministros y unas pocas especias para dar sabor a la comida y, con tan solo eso, increíblemente logró hacer magia en la cocina. Había creado las gachas supremas, y el grupo pudo tener una cena más que en condiciones y, además, saludable. Elegost había comenzado a comer como un ermitaño apartado del grupo, pero Jared eventualmente fue a buscarle y lo incorporó a la mesa a cenar con los demás. Incluso si el día no había acabado bien con respecto al discurso, al menos sí había acabado bien para el grupo, que pudo tener una pacífica noche de descanso luego de un arduo día de trabajo. Solo quedaba preparar la caravana para moverse. // Me da pereza calcular la duración, dejémoslo en "varias horas". El discurso a la hora de la verdad, ha fracasado. Participantes/Habilidades usadas: Elegost Faler - Atletismo, Alquimia (Poción Antiflamatoria) Audrey "Pecas" Lee - Atletismo, Purificar agua, Cocina Kaileth "Tudesco" - Atletismo, Comercio Jared Miller - Atletismo, Esencia sagrada Santiago de Sveri - Atletismo, Cocina Leonardo de la Vega - Atletismo Tom - Sin habilidades usadas Angela - Sin habilidades usadas
  11. 1 point
    Descripción física: En apariencia una joven de tez pálida, 162 centímetros de altura, constitución delgada y desarrollada. Su cabello azabache desciende lacio hasta media espalda. De mirada sosegada, las facciones tienden a ser de naturaleza redondeada. Su constitución refleja una vida activa y sus gesticulaciones un cariz educado. Descripción psíquica: De carácter sencillo y cumplidor, se crió bajo holgadas comodidades cuyas principales obligaciones fueron las de cultivar la mente, la apariencia y las formas. Detallista y pulcra, pese a ser reservada, ha desarrollado cierto orgullo personal que no oculta, aun así no es alguien que prejuzgue. Historia Desde hace días, el golpetear de los martillos y el siseo de los serruchos habían sustituido el canto del gallo en cada uno de los amaneceres de la aldea. Los villadorienses se afanaban en apurar cada uno de los minutos diurnos en la reconstrucción de la villa, la invasión gnoll había supuesto un gran estrago en la vida de la ajetreada aldea, pero no lo suficiente como para detenerla, y si los humanos se caracterizaban por algo, era sin duda por su capacidad de adaptación a las adversidades. El tráfico que transcurría en el sendero que partía desde el corazón de la aldea hasta las murallas orientales, mezclaba a los usuales mercaderes y jornaleros con los operarios encargados en las tareas de reconstrucción. El tráfico era tan caótico e incesante que terminaba siendo mejor opción recorrer la trayectoria bordeando el camino, pese a tener que ir con cuidado de no tropezar con las raíces de los árboles. Era demasiado temprano y el sol empezaba a asomar quemando con fuerza por encima de las murallas. Con una mueca de molestia, Nadia alzó el antebrazo zurdo para darse algo de sobra sobre los ojos y poder discernir en la lejanía la muralla semi derruida. Bufó algo exasperada por tener que disipar las brumas del reciente sueño con un ambiente tan agobiante, y retomó sus pasos sobre las malas hierbas que crecían por la vera del sendero. Las largas sombras que proyectaba la muralla le otorgaron cierto alivio bastantes metros antes de llegar a su objetivo. Con la mirada peinó las cercanías del gran portón del este, el cual se encontraba desencajado de las bisagras y apoyado sobre las grandes piedras que conformaban la muralla, hasta que divisó cerca de la caseta de guardia al oficial de turno hablando de manera seca a un efusivo comerciante que mantenía su carro tirado por un caballo parado. El guardia elevó los hombros como respuesta, y tras unos instantes, el exasperado mercader se frotó el rostro hasta que asintió al guardia, tiró de las riendas y se marchó de vuelta sendero oeste. La joven había aguardado paciente hasta que el guardia quedase libre, instantes en que procedió a aproximarse a este y alzar el mentón para mirarle al rostro, nuevamente paciente esperando a captar su atención. - Ah, sois vos…. –Espetó el guardia tras reconocerla. - ¿Podríais revisar nuevamente en las listas de los caídos si ha aparecido algún Beauford? – Se apresuró a preguntar la joven con un deje de preocupación, mediante un tono neutro y desanimado. - No deberíais pensar en esas listas, no son fiables. Al día hallamos decenas de cuerpos, muchos de ellos irreconocibles, y me temo que la cantidad de desaparecidos es aún mayor. – Exclamó el maduro guardia. - ¿Ya puedo partir al este? Es temprano y el viñedo de padre se encuentra cerca del aserradero, para el atardecer podría estar de vuelta en Villadorada. - Preguntó de manera automática, con las ideas fijas y manteniendo el mismo tono en sus palabras. El cano guardia expiró de manera entrecortada dudando en su respuesta, elevó la diestra tapándose los ojos y frotándose las sienes hasta que finalmente tomó aire, se encaró a la joven y apoyó la mano zurda sobre el hombro diestro de esta. - Como os dije ayer y antes de ayer, las extensiones del este fueron pasto de los gnolls, y aunque hayamos podido repelerlos de la Villa y asegurar algunos senderos del este, aún quedan remanentes por la zona. - No me saldré del sendero, os lo prometo, solamente quiero ver si queda alguien en la hacienda. -Replicó tras fruncir el ceño, sin moverse un ápice. El guardia parecía esperar aquella petición y negó con firmeza justo en el instante que la joven terminó de hablar. - No es posible, y asegurar los campos del este va a tomar bastante tiempo, haceros a la idea de que ahí ya no queda nada. – Espetó con severidad. Tras unos instantes suspiró y se inclinó sutilmente hacia Nadia, empleando un tono más comprensivo. -¿Queréis que haga llamar a un guardia para que os acompañe al albergue y os ayude a asentaros? - Yo quiero ir al este, más allá de las murallas, no hacia la capilla de la aldea situada en el oeste. – Replicó algo refunfuñante y molesta ante la negativa del guardia. Frunció de manera marcada el ceño al ver como no conseguía hacer cambiar de parecer al inflexible guardia el cual solamente hacía su trabajo, y sin más, bajó el mentón para girarse y regresar sobre sus pasos. El guardia auxiliar, un par de décadas más joven, había estado regulando el tráfico en el acceso a la villa, pues si no se mantenía cierto orden, con facilidad se generaba cuellos de botella. Con pasos lentos se acercó a su cano compañero mientras observaba marchar a la joven. - Los vinos de la cosecha Beauford tenían carácter y aroma. Aunque sus viñedos no debían tener más de dos décadas, supieron granjearse cierta reputación. Lo solía beber de vez en cuando en la taberna, su precio era algo elevado como para servirlo en los barracones. – Comentó con confianza al guardia joven que se acababa de aproximar –Es un sabor que este conflicto también se ha llevado. Una lástima. En cuanto el joven guardia perdió de vista entre el tumulto la imagen de la chiquilla, miró a su compañero y le palmeó un par de veces el brazo zurdo, reconfortándole. – Debemos emplearnos a fondo para evitar que algo así se vuelva a repetir. - Estoy de acuerdo, por eso deberías echar un vistazo al portón, parece que no tenemos ni un segundo de descanso. El joven miró extrañado a su compañero, desvió la mirada a la entrada y se percató como dos carros que no se pusieron de acuerdo habían quedado cruzados, bloqueando el tráfico. – Mecachis…
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