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Roleros Destacados


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  1. 2 points
    Crónicas de los olvidados El hombre enjuto se encontraba junto al oscuro río observando las aguas cabizbajo, su faz era la imagen de la derrota personificada. La espada yacía enfundada a sus pies, mostrando el desgaste en una empuñadura antiguamente esplendorosa. Una armadura de cuero sucio y manchado, demasiado pesada para el cuerpo cuasi cadavérico que la portaba, y una capa mugrosa constituían todo el atuendo del infortunado. Un rayo de luna, demasiado opaco y agónico salpicó el desfigurado rostro un instante, al tiempo que sus desgreñadas barbas parecieron tomar un color azulado. Varias figuras emergieron de la negrura rodeando al guerrero, pero este parecía no tener fuerzas para girarse. Una silueta redondeada se adelantó, acompañada de otras tres más pequeñas, y próxima al que yacía estiró su mano lentamente. La mujer de extraña belleza abrió su boca desdentada mostrando una siniestra sonrisa, y dejó finalmente reposar su mano sobre el hombro de aquel hombre. Luego con voz tan serena como dulce susurró: - Harold debemos seguir, los caminantes se acercan, los niños están hambrientos, y el resto de la familia se desmoraliza al verte dudar. El hombre tomó la mano de la mujer con la zurda, giró para recorrer con mirada cansina los demacrados rostros de los niños que la seguían. Labios cuarteados, pies descalzos llagados y mugrientos, acompañados por notables signos de desnutrición regaron la visión del guerrero. - No podemos seguir aquí debemos volver a Elwynn lo quieras o no, al menos en las mazmorras podremos comer… El silbido metálico no resultó amortiguado por las palabras de Harold, la diestra permaneció aferrada a la empuñadura de la espada sin desenfundar, mientras la expresión de asombro se apoderaba de su rostro. La mujer besó los labios del hombre, mientras abría con fuerza el canal desde el vientre hasta el pecho. Luego retiró la daga ensangrentada y retrocedió unos pasos, al tiempo que unas gruesas lágrimas emanaban de sus ojos, contemplando su obra. - Eso no es posible amor mío, lo siento. Limpió el filo antes de esconderlo entre sus ropajes, secó su rostro y girando hacia el resto de figuras que les rodeaban dijo: - Tendremos carne para esta noche niños, despójenle de sus cosas y dejen que el carnicero se encargue del resto. // Introducción para trama a desarrollarse en Bosque del Ocaso que había sido dejada de lado y se retomará en breve, Con la participación estelar de algunos miembros de la orden iluminada mas querida por todos, la cruzada escarlata. También se podrán unir otra clase de pjs. pero para ello debemos coordinar alguna excusa o motivo coherente.
  2. 2 points
    Mataorcos Se sentía agotado. Y sudoroso. Le faltaba el aire y cada bocanada que tomaba le llenaba la garganta con la pestilencia que abundaba en aquel sitio. Sus brazos y piernas comenzaban a agarrotarse pero, una vez más, debía forzar cada fibra de sus músculos para que alzaran el martillo. El choque contra el acero rival le hizo notar la tensión en la espalda y el peso en las rodillas. El orco que tenía en frente lo golpeaba con su fuerza y con su aliento, impregnado del aroma a sangre, pero él respondía con valentía. El iniciado de la mano de plata volvió a repeler a la criatura y, una vez más, sumándola a las incontables ocasiones anteriores, volvía a balancear su pesada arma, intentando darle por fin el golpe de gracia. Pero, ante todo pronóstico, su aguerrido rival de piel verdosa continuaba incorporándose una y otra vez. Jared observó a su derecha y notó como Bodvar estaba siendo superado por dos enemigos. El enano se defendía con fiereza, más no podía contra tanta agresividad con la que respondían sus adversarios. El muchacho alzó la diestra y rezó a la luz. Su mano se iluminó con un halo de extrema claridad, cual si fuese un rayo del alba apuntó al rostro del líder orco. Aquella luz, que dejaba momentáneamente ciego a su objetivo tras haberla recibido directamente, iluminó cada rincón, cada tabla sobre la que pisaban los combatientes y cada escombro de la sala. Los orcos los rodeaban, por ambos flancos. El iniciado observó a sus dos compañeros, luchando como si lo hubiesen hecho un millar de veces. Uno portaba su rostro impasible, aun en aquella situación, el otro, su antítesis, desafiando a la muerte con la tranquilidad de quien conoce que, de alcanzar la misma, solo sería su siguiente aventura. Tras esa fracción de segundo que se hacía eterna, la luz se apagó y volvió a notar como la sangre y el sudor, que manchaban su rostro, volvían a martillarle los ojos y hacerle arder la garganta. En ese momento, Jared no pudo evitar preguntarse… ¿Cómo había dejado que ese par lo arrastran a una situación así… otra vez? ******** Aquella mañana había comenzado sumamente tranquila y rutinaria para el aeromante. Odriel se paseaba por su biblioteca, reordenando los tomos de magia que tanto esmero le había costado ir consiguiendo a lo largo de los años. Un hueco vacío entre dos de los libros más apreciados por el mago le provocó cierta incomodidad. Sabía que tenía aquel tomo, que llenaba el espacio faltante, en el piso superior de su vivienda. No había finalizado su lectura, pero la obsesión por dejar todo en perfecto estado lo obligó a subir por el libro. Se encontraba sumido en esa tarea cuando oyó sonidos en la planta baja. Bajó presuroso, ya que no esperaba la llegada de clientes, y se encontró con que su biblioteca estaba hecha un desastre. Comenzó a recoger sus libros mientras observaba alrededor, solo había alguien que haría algo así: Bodvar. Horas más tarde, alguien más golpeaba a su puerta, esta vez ya estaba preparando. Jared se unía al grupo, tras una larga travesía que lo había llevado, desde paramos, de vuelta a Elwynn. Ninguno de los dos invitados estaba demasiado al tanto de la situación, por lo que Odriel se vió obligado a resumirles las razones por las que necesitaba su ayuda. Les contó sobre el grupo de magos desaparecidos y la petición de la academia de ir por ellos. Fue fácil convencerlos de que era buena idea hacer una travesía hasta las lejanas tierras al este de Elwynn y, sin perder más tiempo del estrictamente necesario, emprendieron la partida. El viaje, plagado de historias y anécdotas que compartieron entre sí, los llevo a través de caminos relativamente seguros hasta una aldea de mediano tamaño en Crestagrana. Allí no demoraron en buscar información del grupo de desaparecidos y, tras recibir algunas advertencias de los peligros de la zona, partieron rumbo a unas ruinas cercanas. Al llegar allí, tras un viaje que les tomó unas pocas horas, se encontraron con un viejo asentamiento en ruinas, vigilado por una torre oscura que parecía a punto de desmoronarse. Allí estaba, tal como les habían indicado, el campamento de los magos, pero al no haber hallado nada, decidieron inspeccionar la torre. Oscuros pasillos, plagados de viejas telarañas y escombros los recibieron en el interior. No tardaron en encontrar una destartalada escalera que los llevó, a través de una puerta trampa, a acceder a un recinto, en lo alto de la torre. Parecía una habitación y pronto el dueño de la misma se hizo presente frente a ellos. Era una figura oscura, de cabellos largos y mirada atemorizante. Embutido en una pesada armadura ornamentada con púas, un ser grotesco, que no era ni hombre ni orco les observaba. ******** Su mirada estaba fija en el horizonte, el viento hacía ondear su larga cabellera al compás de una melodía lúgubre que lo acompañaba en su día a día. Como una estatua, su figura se recortaba contra el firmamento, en lo más alto de aquella torre oscura. Demasiado tiempo había pasado desde que se convirtió en amo y señor de aquellas ruinas, demasiado como para recordar todo lo que había vivido y demasiado que olvidar. Una vez más un reducido grupo se internaba en sus dominios. Los vio desde lo más alto, recorrían el campamento de aquellos que días atrás habían visto castigada su osadía, y supo que pronto ingresarían en su morada. No se preocupaba demasiado, nunca lo hacía, pero en esa ocasión un extraño estremecimiento aquella meditación en la que se sumía antes de un combate. Urguk no era un orco, tampoco era un humano, pero luchaba con la fuerza de unos y la astucia de otros. Así había llegado a ganarse el respeto entre los campamentos de la zona y un grupo de jóvenes orcos que comenzaban a seguirlo. Ellos debían estar de vuelta pronto y no tendrían inconvenientes en lidiar con el enemigo. Escuchó sus pasos sobre el suelo de madera y decidió mostrarse frente a ellos. Tal vez para ganar algo de tiempo, o quizás tan solo por curiosidad. Un grupo que sin lugar a dudas se mostraba variopinto. Un humano, un enano y un elfo. Urguk se preguntó qué harían allí y se dispuso a hablar con ellos, después de todo, había heredado los modales de su padre y sabía tratar con pieles rosas. No venían a buscarle a el, tan solo buscaban a un grupo de personas. Algo sorprendido, pensó que tal vez podría intercambiar información y luego dejarlos ir, pero el enano rugía de rabia y eso encendía la sangre en las venas del medio orco. Sus compañeros estaban allí, listos para dar el golpe. Cuando bajó la máscara de acero, oscura como la pez, que ocultaba y protegía su rostro, supo que no habría vuelta atrás. ******** Bodvar rugía con ira mientras que la sangre manaba de algunas de sus heridas abiertas. Su cuerpo estaba tenso y la boca la tenía seca, aun asi estaba disfrutando, en parte, aquel enfrentamiento. Lo disfrutaría más si aquel pequeño orco no hubiese estada todo el tiempo buscando golpearlo por la espalda mientras que el perseguía a su líder. Y para peor, el semiorco le había ignorado en varias ocasiones, enfureciéndole aún más. Le demostraría que debían ser más cuidadosos en la presencia de un drakkigson. Pero esa no parecía ser su noche. Vio por el rabillo del ojo como el elfo y el humano enfrentaban cada uno a un orco diferente mientras que él tenía que lidiar a medias con el líder y el otro, más pequeño pero insoportable. Finalmente Odriel y Jared lograron deshacerse de sus agresores para prestar ayuda a Bodvar, quien había resistido hasta entonces los embates de ambos orcos. El enano estaba agotado y herido gravemente, pero aun así sintió la misma aversión que siempre cuando el aeromante derribo a tres de los objetivos con sus artes mágicas. Todos los orcos yacían muertos en distintos puntos del habitáculo, machando con sus sangre los débiles tablones de madera. Bodvar, se acercó a cada uno de ellos para coger su recompensa. Notó como el humano y el elfo apartaban la mirada cuando empezó con su labor de arrancar una a una las cabezas, valiéndose únicamente de una larga y afilada daga. Idiotas, pensó el enano; Ninguno de los dos comprendía el significado de aquel rito y seguramente jamás lo harían. Sabiendo esto, el Drakkigson se limitó a hacer su trabajo y una vez terminado colgó las cuatro cabezas de su cinto. Era hora de regresar a la aldea y demostrarle que no solo eran un grupo de habladores como había insinuado el posadero. Ahora también eran mataorcos. // Participantes y habilidades: @Axl como Bodvar [Rumores - Tradición/Historia - Martillo - Defensa - Advertir/Notar - Reflejos] @Kario como Jared [Rumores - Tradición/Historia - Martillo de dos manos - Defensa - Advertir/Notar - Reflejos - Crear Luz] @yo como Odriel [Rumores - Tradición/Historia - Toque de energía - Corte de Viento - Defensa - Reflejos - Proyectil Mágico - Golpe Eléctrico] Si me falta mencionarles alguna skill, avisen que ya ni me acuerdo
  3. 2 points
    //Tengo pensado hacer algo con esto el Viernes 12 de Enero a las 17.15, si alguien se quiere apuntar que me lo diga.
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