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Elireth

El campamento luna creciente

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Campamento luna creciente.

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Varias lunas habían pasado desde que Dicea, Silandris, Cyrnied y Iustia decidieran iniciar esta aventura fundando un pequeño campamento en las cercanías del lago Falathim. Habían estado trabajando arduamente en mejorar sus habilidades en conjunto, comunicación, gestos, sonidos, coordinación, disciplina. Querían realmente aportar algo a su sociedad. Las partidas de caza habían sido un éxito desde entonces, tenían carne de ciervo para varios días y el ultimo encargo hacia el refugio brisa de plata les había permitido conseguir un saco de sal para conservar sus alimentos y cuarenta flechas extra.

Aquella idea de Dicea sobre un grupo voluntario cuyo propósito fuera apoyar en los distintos conflictos locales para reducir la presión en los frentes comenzaba a tener alguna viabilidad entre tantas cachorras y tanta inexperiencia (inclusive la suya propia). Animada por el resultado comenzó a tomar más tareas y repartirlas entre sus hermanas para distribuir de forma más eficiente el trabajo. La situación en la región era complicada aunque no particularmente critica, pero con los orcos y los nagas empujando en dos direcciones, era necesario apoyar a las centinelas y otras organizaciones para evitar una tragedia de proporciones mayores.

Los anuncios sobre el campamento rápidamente se desplegaron por tablones en distintas posadas y centros urbanos con el propósito de atraer nuevas hermanas deseosas de apoyar a la causa y proteger sus tierras del enemigo a través de trabajos cuyo valor estratégico era indispensable para la victoria en el futuro. Cada pequeña obra cuenta y eso lo sabían muy bien todas las miembro del grupo. El entrenamiento arduo, la preparación y el trabajo serian los pilares de este nuevo campamento. El futuro era incierto en un mundo que convulsionaba en más y más guerras, lo más inteligente seria estar preparadas.

 

Recursos actuales:
- Saco medio de sal.
- Cuerdas.
- flechas extra.
- 2 tiendas de campaña tradicionales.
- Agua en abundancia.

Miembros actuales:

- Silandris.
- Iustia.
- Cyrnied.
- Avilane
- Dicea.

Trabajos realizados (roles y eventos):

- Entrenamiento básico de comunicación y caza.
- Entrega de suministros en el refugio Brisa de plata.
Perturbación en el santuario de las Dríades
Preparativos para el solsticio lunar
Miedos enraizados

- El sable lunar

 

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Entrenamiento básico de comunicación y caza
 

La primera noche en el campamento fue bastante natural, las cachorras se adaptaron rápido y pronto comenzaron a formar una pequeña comunidad entre todas con un objetivo común de preparación y auto-superación. Dicea tenia la ambición de crear un lugar adecuado donde todas pudieran desarrollarse apropiadamente y ademas donde poder recuperar muchas habilidades aprendidas en el pasado que se habían estado perdiendo con el tiempo.

Esa noche decidió realizar un entrenamiento para todas, ella incluida, de comuncación, gestos y sonidos para finalmente ponerlos en practica realizando la caza de un gran ciervo que terminaría por caer exitosamente al aplicar todas las técnicas y finalmente seria gracias a esto que se mantendría con suficiente carne durante las lunas venideras. El inicio de una linea de entrenamientos, tanto como una filosofía nueva para el campamento. Este no seria un lugar para permanecer sin hacer nada. Todas trabajarían y serian útiles para la sociedad ganadose un lugar entre los Kaldoreis.

Duración:
una tarde.

Participantes:

- Cyrnied
-Silandris
- Dicea (masteadora)

Habilidades practicadas:
- Comunicación y táctica.
- Sigilo
- Armas de rango.

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Entrega de suministros en el refugio Brisa de plata.

Siguiendo aquella linea de trabajo y apoyo local, Dicea se había tomado la  tarea de ir tomando encargos en distintos puntos del bosque, generalmente simples para ir acostumbrado a las cachorras al trabajo constante. Un simple encargo de suministros al refugio brisa de plata seria suficiente. No contaban con que se encontrarían con un grupo de furbolgs enfurecidos a medio camino. Silandris con mucha habilidad pudo vencer a uno cuerpo a cuerpo dejándolo inconsciente mientras el otro murió debido al peligro que representaba. Los suministros fueron entregados, pero esa noche solo hubo tristeza por el resultado de aquella batalla.

No siempre podía haber un final feliz, pronto tendrían que aprender eso.

Duración:

Una tarde

Participantes:

- Silandris
- Nythras
- Dicea

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Post del evento: Aqui

En el campamento amaneció un papel colgado de la tienda principal, allí las Kaldorei podían ver un anuncio colocado por Dicea que claramente les invitaba a participar en un importante evento que se gestaría próximamente y del cual requerían el apoyo de todas para que se cumpliera como era debido sin alterar los ciclos y las tradiciones del pueblo Kaldorei.

Este seria el primer encargo importante del campamento y probablemente una prueba de fuego que definiría su futuro. Dicea estaba realmente emocionada con esto y el como responderían sus hermanas ante tal evento. Habia mucho trabajo por hacer ahora.

El papel exponía lo siguiente:

Misión: Preparativos para el Solsticio Lunar Invernal

Descripción: Se acerca el Solsticio Invernal Lunar, donde la gran Dama Blanca se encuentra durante más tiempo en el cielo brillando en la plenitud de su intensidad. En la ciudad ya se van preparando las ofrendas florales y las decoraciones, pero hay mucho trabajo que hacer y por desgracia en este año no podemos contar con la ayuda de las valientes Centinelas pues se ven demasiado ocupadas con asuntos más acuciantes referentes a la seguridad de nuestros territorios. Es por eso que buscamos la ayuda de todo hijo e hija de la Noche dispuesto a ayudar a que este festival sea digno de nuestra diosa. Necesitamos que se recolecten bellotas lunares, de los abetos que crecen cerca de las raíces de las montañas al norte de Vallefresno, Lirios Blancos que crecen cerca de los ríos, y plumas de Lechuza, recogidas de las cercanías de sus nidos y nunca de lechuzas vivas. Precaución: Las lechuzas suelen ser muy territoriales, pues justamente el Solsticio coincide con la época de nacimiento de sus crías.

Material Facilitado: Cestas y bolsas de cuero para guardar los materiales a recoger.
Dificultad: *
Recompensa: Los cinco hermanos y hermanas de la Noche que ayuden a recoger más materiales para el festival serán los que junto a la Alta Sacerdotisa Miheline tendrán el honor de dar la ofrenda a la Diosa y dar comienzo a las celebraciones.

 

//Pueden participar todos los que quieran, sean o no parte del grupo (pueden unirse si quieren por medio de esto), para los que ya son parte del campamento. Pues podemos definir horarios. Esto podemos hacerlo iniciando hoy mismo o podemos definir una fecha en particular. Responder al mensaje en este post -> Aqui para coordinarnos sin ensuciar este post.//

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La luna estaba alta en el cielo, grande y brillante. Dicea regresaba de hacer encargos de Astranaar para conseguir algo de cuerda y recursos simples, había encontrado en el tablón de la ciudad un trabajo que parecía urgente y las noticias sobre el frente hacían más apremiante el apoyar en esta tarea. No tardó mucho en tiempo en encontrarse con Silandris y Avi, a las cuales les contó sobre el problema y el plan de acción.

 

Misión: Perturbación en el santuario de las Dríades


Descripción: Nos han llegado informes de que en el  santuario al sureste de Astranaar, conocido por ser un lugar de retozo y reunión para muchas de las nobles hijas de Cenarius, ha estado sufriendo el acoso y molestia de algunos fúrbolgs rabiosos de la cercana Tribu del Colmillo Roto. Lo último que se desea es un derramamiento de sangre entre ambos grupos, así que se buscan voluntarios capaces de instalar medidas que disuadan a los Fúrbolgs de acercarse. En caso de enfrentamiento inevitable, la prioridad es salvar a las driades, pues por desgracia los fúrbolgs de esa tribu han sucumbido a la locura de su raza.


Material Facilitado: Las Centinelas han ofrecido voluntariamente herramientas de construcción por si se buscan crear suerte de empalizadas o medidas defensivas que alejen a los Fúrbolgs del santuario.
Dificultad: ***
Recompensa: Se ofrecen cincuenta monedas de cobre a cada hijo de la noche que ayude en este problema, así como dos semanas de estancia pagada en la posada de la plaza central de la Ciudad, con comida y cena incluidas en los gastos.

 

La defensa del santuario.

 

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Las dos Kaldorei y la dreanei se reunieron en el campamento con intención de cumplir con la tarea que Dicea tenia entre manos. Sin perder el tiempo se pusieron en marcha hasta Astranaar donde le comunicaron a las centinelas su deseo de ayudar con la tarea de proteger el santuario Driade de los furbolgs furiosos. Se les otorgo en el sitio una carretilla con suministros básicos para el trabajo, madera, herramientas y poco más. Justo entonces Iustia, la hermana de sangre de Dicea se unió al grupo y tras informarle, partieron todas juntas hacia el punto donde iniciarían los trabajos.

Nada más llegar pudieron escuchar a los alocados hombre-oso hacer ruido a la distancia, muy cerca. Las driades estabas en alerta ya armadas para luchar cuando vieron a las Kaldorei y la draenei llegar. La líder del grupo de dríades se presentó ante ella, no había mucho tiempo así que solo puedo dar información limitada de lo que ocurría. No tardó mucho en informar otra dríade la cercanía del enemigo y su intensión de atacar la posición. Debían ser rápidas. Nythras, llegó poco después seguramente alertado por los sonidos y el revuelo en los bosques. Para entonces ya las Kaldoreis habían comenzado a trabajar en las zanjas y empalizadas por orden de Dicea y bajo supervision de Iustia.

Las disputas entre ambas hermanas y ademas, la disputa entre Dicea y el druida, no tardaron en aflorar. Dicea estaba empeñada en crear una pantalla de humo para simular un incendio y espantar a las criaturas, mientras su hermana parecía más decidida en luchar. Por otro lado el druida, menos informado de la situación pretendía buscar apoyo centinela. Al final, Dicea tomo cartas en el asunto y asiendo caso omiso de su hermana y el druida, creó con ayuda de Avilane una suerte de horno alargado con el cual produjo una pantalla de humo negro. Finalmente con las empalizadas y la pantalla de humo solo quedaba esperar y ver que sucedía. Iustia se posicionó en la retaguardia, Avil en el frente con su escudo en alto y el druida no muy lejos. Dicea por otro lado se elevo en un árbol alto sobre el campo de batalla, Silandris se negó a participar en la batalla.

Tras momentos de calma, los Furbolgs aparecieron a la distancia lanzando un ataque hacia el puesto. El humo les impedía ver bien y todo aquello atacando sus sensibles hocicos termino por causar pánico en la mayoría que decidió huir despavorido en distintas direcciones. Un grupo reducido se mantuvo en la carga y las dríades decididas lanzaron un salva de flechas que acabaron con una buena cantidad de ellos. Solo cuatro sobrevivieron para enfrentarse a los Kaldoreis y la draenei en la empalizada. Gracias a las fuertes defensas que coordinó Iustia y construyeron entre todos, lograron repeler la mayoría de ataques y acabar con las criaturas enloquecidas, solo recibiendo una pequeña herida Avilane. Nythras acabo con uno de los hombres-oso de un zarpaso, Iustia acabo con una sola flecha la carga de otro dejándolo completamente fuera de combate y luego rematado por Nythras. Avlane defendió la embatida de tres a la vez con valentía mientras Dicea desde arriba asesinaba con una flecha en la cabeza a cada uno, dejando un saldo de dos muertos rápidos y certeros.

La batalla dejo un saldo de diez Furbolgs muertos, veinte huidos y ninguna driade lastimada. Ahora podrían controlar el problema, preparar defensas y estar seguras de la amenaza cercana. Habia sido un día sangriento, pero se había evitado una masacre mayor con consecuencias potenciales. Las cosas volvían a la normalidad de nuevo gracias a la valentía de todos ellos.

Resultados de la batalla:

- 10 Furbolgs muertos.
- 0 Driades muertas o heridas.
- Defensas del santuario reforzadas.

Duracion:

1 tarde

Participantes:

- Avilane.
- Silandris.
- Iustia.
- Nythras.
- Dicea.

Spoiler
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Miedos enraizados

 

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En el corazón de los jóvenes a veces hay monstruos que crecen en silencio, alimentándose de la duda, ansiedad y las presiones de su día a día. Para algunos esto es fácil de superar, para otros es una batalla que no se puede ganar. Entre los Kaldoreis ha convertido en una lucha compleja, pues las nuevas generaciones deben enfrentar cambios en su sociedad, su entorno y enfrentar nuevas guerras muy cercanas a su hogar.

Algunos jóvenes se aventuran más allá de los caminos conocidos de los bosques, siguiendo hacia las profundidades entre las hierbas altas y las ruinas olvidadas. Más allá de los ojos de la mayoría. Buscan respuesta, guía y quizá también apoyo. Pero es egoísta pensar que la naturaleza perderá su tiempo con un único individuo. Quizá se divierte al hacerlo, quizá es la voluntad de Elune que lo intente. En cualquier caso, en lo profundo del bosque siempre estuvo esta estructura, antigua y abandona, muy pocos la conocen y quienes lo hacen procuran no regresar muy a menudo tras la experiencia vivida. Dicea fue uno de esos jóvenes hace mucho, su madre muy atenta ante el estado de su hija tras la guerra de las dunas decidió que era conveniente llevarla aquel lugar sagrado donde enfrentaría sus demonios internos y renovaría su espíritu ante Elune, re-descubriendo su propósito en el mundo y volviendo al sendero adecuado. Pero no seria fácil, no habría compañía más allá del arco, extrañamente bien cuidado de aquella estructura de corte griego que le observaba de vuelta amenazadora, solo con un enorme porto de piedra, apenas parcialmente abierto. Ella se limito a observar por ultima vez a su madre y luego finalmente entró.

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Solo Dicea sabe lo que sucedió dentro. Sea lo que sea, funcionó para ella.

Ahora con la cahorra Silandris en aquel estado constante de temor y duda, le habían hecho pensar que quizá era buen momento para que ella experimentara lo mismo y combatiera aquella oscuridad que crecía en su interior antes de que fuera más fuerte. Con esto en mente llevó a la cachorra hasta aquel lugar y dejo que ella experimentara su propio camino hacia la purificación.

Jamas se esperó que tiempo después, la cachorra regresaría, más pálida que un papel y desmayándose en sus brazos. Quizá lo que vio fue realmente difícil de procesar o la batalla fue más complicada de lo esperado. Sea como sea, no hablaron de ello y la cachorra se guardo muy bien lo que sea que haya experimentado allí.

Solo el tiempo mostrará si se ha logrado algo con todo aquello.

 

Duración: Una tarde

Participate:

- Silandris @Reluctant Hero

 

 

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La venganza de los Furbolg

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El inicio de la noche se enrareció en Astranaar debido a una movilización inesperadas de varias divisiones de Centinelas hacia el oeste de Vallefresno. Pocas veces sucedía y cuando ocurría todos asumían que se trataba de cambio de guardia en la ensenada de Zhoram donde los Nagas habían tomando posiciones hacia un tiempo. Sin embargo esta vez era diferente, el numero de tropas que se movilizó era ligeramente mayor y parecían bastante apuradas en llegar hacia alguna parte. Poco tiempo después, esa misma luna, Silandris y Dicea recibirían las fatídicas noticias de parte de la sacerdotisa Mihaline: La tribu Furbolg que repelieron había tomado venganza.

Los furbolg furiosos por las bajas sufridas decidieron cazar a los causantes de aquella tragedia, al menos así lo veían ellos. Atacaron un pequeño pueblo Kaldorei en el bosque, asesinando a todos sus habitantes. Las noticias cayeron como flechas incendiaras en el par que ya se culpaba de las muertes innecesarias de sus aliados furbolg. Ahora debían asumir que todo aquello solo desencadeno una tragedia mucho mayor, y debido a ello su obligación de enmendar el daño causado se había vuelto mayor, si cabe. La sacerdotisa confiaba en que podrían encontrar una solución al asunto por medio de la investigación de una conocida suya. Encomendó al grupo hacia Costaoscura para recibir a Gwennyth, una reputada investigadora que podría tener la respuesta a la locura que invadía a los hijos del oso. Sin perder tiempo alguno, partieron al siguiente día.

La llegada a Costaoscura fue bastante rápida, casi no se dieron tiempo para descansar durante el recorrido. Sin embargo, su objetivo aun no había llegado desde Teldrassil y esto no seria así hasta después de un mes. Aprovecharon el tiempo para ayudar localmente, y prepararse como ya era costumbre. Finalmente Gwennyth llegó a la región y pronto se encontraron con ella en su hogar. En cuanto se acomodaron y entraron en tema mucha información importante información comenzó a surgir. Gran cantidad de información recabada apuntaba al posible origen de la locura en un mecanismo de auto-preservación que ya se había visto con anterioridad y que aparentemente había ido desapareciendo con el pasar de las generaciones. En principio esto no era alentador, sin embargo un rayo de esperanza surgió en la posibilidad de que los registros y ruinas encontradas en la remota región de Val'sharah pudieran tener más información sobre el proceso y pudiera llevarlas a una cura definitiva. Esto sin embargo desconcertó a la cachorra Silandris que apenas sabia nada sobre aquella región, y no tomo menos fuera de lugar a Dicea que apenas había escuchado relatos o leído algunas cosas sobre su historia.

El viaje sucedería en unos meses y debían prepararse, la esperanza de la paz dependía de lo que encontraran en aquel lugar.

Master:

@Malcador

Participantes:

@Reluctant Hero
@Elireth

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El día de las fiestas.

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La luna se elevaba grande y brillante en el cielo despejado. Su luz iluminaba todo el bosque sagrado mientras las gentes, muy alegres, iban de aqui para allá organizando los distintos eventos, cocinando las comidas tipicas de la region y algunos incluso preparando sus cuerpos para los distintos juegos que se celebrarian esos días.

Aun con las tenciones en la region debido a ls incursiones de los orcos y los muchos combates que se estaban llevando a cabo más allá del falfarren, los Kaldoreis se negaban a posponer una tradicion milenaria. Desde algunas semanas atras se habian organizado para recolectar todo lo necesario para celebrar el solsticio invernal, hombres, mujeres y niños de todas partes se reunian en Astranaar y traian ingredientes de todas partes. Pero esto tambien suponia un peligro potencial para la seguridad de toda esa gente. Las Centinelas formaron perimetros de seguridad en toda la ciudad y se les veia constantemente patruyar, aunque quiza incluso más contentas en estas fechas por lo que suponia su trabajo aquel día.

Como no podia ser de ota forma Silandris y Dicea formaron parte de todo aquello, habiendo aportado hacia poco una cantidad limitada de los recursos necesarios para que el evento se llevara acabo, se sentian alegres de haber aportado a todo ese jubilo. Dicea personalmente creia que ese seria un buen ejemplo para la cachorra de lo importante que son las tradiciones. Mientras caminaban por el empedrado se percataron de las distintas tiendas y tenderetes con comidas, bebidas y juegos de toda clase que se repartian por la gran ciudad. Las gentes jugaban, comian y bebian esperando el momento de celebrar el ritual.

Mientras caminaban por lugar, Silandris se quedo embelezada observando en un punto particular. Dicea en principio no se dio cuenta hasta que la cachorra se habia quedado atras, fue entonce en que decidio seguir su mirada y más allá encontro unos ojos fijos que analizaban a ambas, pero en particular a la joven que se les quedaba viendo fijo. Las Celadoras, silenciosa y estoicas, vigilaban cada rincon de la ciudad en pares junto a sus enormes sables de guerra. Cada que miraban a alguien parecia que analizaban su alma en busca de malas intenciones. Pronto, el intereses desaparecio y Dicea tuvo que tirar de la embobada Silandris que parecia haber quedado hipnotizada por aquel encuentro.

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En todas partes habia novicias o sacerdotisas de la hermandad de Elune repartiendo hermosos lirios blancos y más allá los ruidos de los juegos. Dicea pronto fue atraida junto a la cachorra por uno de estos juegos, en donde el campeon y promotor de dicho juego acababa de ganar a otro de sus retadores sin mucha dificultad. Se pavoneaba confiado retando a otros, jamas habia perdido una sola vez y parecia que nadie queria atreverse a enfrentarlo y avergonzarse. Dicea sonrió, un reto divertido segun pensaba. Se acercó auqle hombre y desde abajo le grito con entusiasmo - ¡ Acepto el reto ! - el kaldorei confiado, le invito a subir y ella sin demasiado espectaculo lo hizo.

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El juego consistia en golpear al otro trez veces con una pelota, hacerlo caer con estas o bien evitar caer al suelo en cada salto de valla a valla. Un juego complicado para quienes no tuvieran un entrenamiento adecuado o al menos suficiente agilidad y coordinación. El juego inició y rapidamente se volvio frenetico. Dicea esquivo el primer tiro de su oponente y respondió casi al instante acertando el primer golpe. La gente quedo impresionada, pero quiza más impresionado habia quedado el campeon. Pronto saltaron de una valla a otra, ambos o hicieron con gran habilidad haciendolo ver más facil de lo que era realmente. Pronto otra pelota voló hacia Dicea y nuevamente fue evadida, la mujer de cabellos azules respondio del mismo modo, fallando el tiro y quedando demostrado por que él era el campeon. Durante un instante se miraron y finalmente el pito sonó, ambos saltaron. Dicea logroó caer sin dificultad en la otra valla, pero el campeon trastabillo un instante aunque al final se mantuvo en pie. Dicea no perdio tiempo y acerto otro golpe en el torso del elfo, este respondio del mismo modo acertado en la cabeza de Dicea.

El juego se torno más emocionante a medida que el tiempo pasaba, ninguno de los dos acertaba en el otro y entre salto y salto todos se comian las uñas esperando ver en algun punto que alguno de los dos terminara en el suelo. Entre el publico la gente comenzaba a apoyar a Dicea entre gritos y vitoreos. Desde hacia mucho tiempo, era la que más se habia acercado a vencer al campeon y muchos deseaban que eso ocurriera finalmente. Una pelota golpeo a Dicea y el marcador se habia igualado. La tencion era palpable en el ambiente. El pito sono una ultima vez... ambos saltaron, Dicea logro colocar su pie en la valla y recuperar el equilibrio pero el campeon no tuvo esa suerte, el cansacio de una sesion tan prolongada finalmente habia hecho efecto y cayo al suelo. Dicea gano.

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La gente estallo en jubilo, el campeon la felicitó por su logro y esta agradecida le tendió la mano, una sacerdotisa de elune le otorgo una bellota lunar tallada como premio por su logro.

Pronto se reuniéron de nuevo las dos Kaldoreis, Dicea motivada por su victoria tomó de la mano a Silandris y la llevo con ella - Ahora es tu turno de ganar un premio - aseguró mientras iban directo a otro de los juegos, donde se celebraba uno muy extraño para ambas. El juego consistia en grupos de cinco a cada lado que protegian una madriguera. El objetivo era meter una pelota de cuero en la madriguera del grupo contrario.

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El equipo local habia sido vencido por el equipo de los druidas cenarion que venian desde claro de luna y el orgullo de Vallefresno estaba en el suelo, tres valientes se habia decidido a intentarlo de nuevo, la posadera Kimya, el  vendedor Halhan Roblezon y como defensor del tumulo Fahran Filencioso. A falta del par restante Dicea y Silandris se unieron al trio para completar el grupo, la Sacerdotisa explico rapidamente el juego y dio por iniciada la jornada. El equipo druidico parecia confiado de la victoria, pero Dicea para nada dispuesta a perder, se coordino con Silandris haciendo uso de aquel lenguaje de señas que habia practicado hacia unas cuantas lunas. Pidio pues que los otros tres se quedaran como defensores y ella paso al frente para luchar por ser la primera en tener el balon. Pronto cumplió con su cometido capturando el balon y haciendo un pase a la cachorra que se habia adelantado por el lateral izquierdo. Pronto Dicea avanzo por el derecho y recibio el balon de parte de Silandris quien avanzaba de nuevo. Otro paso largo a Silandris mientras Dicea se posicionaba cerca del tumulo contrario. La cachorra lo reciio pero se vio rodeada pronto por los expertos jugadores quienes capturaron el balon y avanzaron hacia el oro lado de la cancha, donde fueron detenidos por la posadera que en una jugada destacable llevó el balon hacia Dicea quien la recibio y volvió a subir hacia el tumulo contrario, encontrandolo desprotegido. Pateó el balon y el guardian del tumulo druidico no pudo hacer nada más que ver como el balon entraba marcando el primer punto de la tanda.

 

Los locales celebraban el primer punto a su favor, los druidas no entendian que habia pasado y se culpaban entre si. Dicea por otro lado, emocionaba, aplicaba tacticas militares pues era lo unico que sabia. Nuevamente coordino al grupo con una estrategia similar y avanzaron, robando el balon rapidamente y apoderandose de la cancha ambas feminas con una habilidad destacable. Silandris y Dicea hacian una sinergia impresionate entre pase y pase comunicandose de una forma que los druidas no comprendian hasta que otra anotacion les dejo completamente fuera de sí. No comprendian como estaba ocurriendo aquello. Su estrategia en la siguiente ronda consitia practicamente en marcar entre todos a Dicea quien era la que habia anotado ambos puntos, sin embargo ella consiente de aquello comenzaba a dar todo el protagonismo a Silandris al centrar la atencion en si misma. En el ultimo instante y frente a la cancha los tres jugadores rodeaban a Dicea, parecia que no habia nada que hacer pero de forma improvisada logro evadir a uno y dar un paso largo a Silandris quien apenas recibió el balon, pateo y anoto con gran potencia desbaratando el tumulo contrarió. La gene estayo en jubilo celebrando semejante logro y el nombre de ambas elfas era celebrado entre toda esa gente.

 

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Pronto el equipo recibio una bellota lunar tallada como premio por su logro, y los juegos terminaron para dar paso al ritual cuando la luna ya estaba en el centro del cielo estrellado.

Pronto todos se reunieron ante el altar de elune con sus trajes de gala, sobretodo vestidos de blanco o negro para celebrar el rito final y la oracion a la dama blanca. Un anciano Furbolg fue escoltado por las Centinelas para reunirse con la sacerdotisa de Elune como invitado de honor y las oraciones comenzaron elevandose al cielo. Unrayo de luz lunar se centró entonces en el altar y de esta se elevaron buhos de luz hacia la luna en una clara muestra del poder  y amor de su diosa. Las gentes lloraron y celebraron aquel milagro mientras la paz inundaba la mente y los corazones de un pueblo afligido por una guerra que no habian buscado.

Pronto todos regresaron a sus hogares, con su moral elevada y habiendo cumplido con su deber para con su diosa.

 

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El sable lunar

 

La luna estaba saliendo aquella noche, y como ya era costumbre desde hacia incontables años, Dicea Sombralunar se preparaba para salir a primera hora para iniciar sus entrenamientos. Mientras preparaba su larga trenza y las herramientas de uso cotidiano se percató de algo diferente en su mesita de noche. Habia una nota. Miró a los lados, extrañada, ¿habria sido escrita por Silandris?, miró a un lado pero la cachorra dormia placidamente en la otra cama. Su mente se perdió por un momento mientras su mirada buscaba señales de algun intruso o bien pistas sobre como podrian haber entrado, sin embargo no encontró ninguna. Volvio su atención a la nota, la cual tomó entre sus manos y abrió con cuidado para leer lo que contenia.

Escrita de manera cuidada tenia un mensaje escueto con apenas unos pocos datos: "Ve al Oeste de vallefreno, más allá del Falfarren, busca el camino de las driades antes de la puesta de la dama blanca". Dicea parecia incredula, comenzó a pensar en distintas posibilidades siendo la primera por supuesto una trampa, pero ... ¿quien?, lo descartó rapidamente pues no tenia la relevancia como para algo asi, tampoco enemigos declarados y no sabia de ningun orco que pudiera escribir en el lenguaje de su pueblo. El misterio crecia por momentos, al final solo habria una forma de descubrir quien era el autor de dicha nota, ir allá.

Tomó sus pertenencias y preparó sus armas ademas de su armadura, Silandris aun estaba afectada por aquella rara enfermedad del sueño por lo que prefirió actuar sola, no merecia la pena ponerla en riesgo. Estando sola pudo moverse a paso rapido por los caminos en dirección al bosque, hacia mucho tiempo desde la ultima vez que estuvo sola y por un instante se sentia extraña. Si bien habia como siempre una tranquilidad que envolbia el bosque, sentia que le faltaba algo o alguien, moverse sola de nuevo como una errante entre los arboles y la hierba por un instante la hicieron perderse en recuerdos, algunos menos agradables que otros. Silandris estaba en su mente constantemente, su estado actual le preocupaba y le frustraba a partes iguales. Podria luchar contra un orco, un furbolg enloquecido y protegerla, pero ¿que podia hacer contra una enfermedad que ni siquiera entendia?. De nuevo se sentia en aquella posicion de impotencia, otra vez no podia ayudar a quienes estaban con ella fielmente. Pronto salió de sus pensamientos cuando se dio cuenta de que estaba cruzando el Falfarren y entraba en zona de guerra, su mente cambio de enfoque rapidamente y se alejo hacia la espesura donde podria estar más segura que en los caminos manchados por la sangre de sus congeneres. Media hora pasaria antes de alcanzar el camino señalado, subió a uno de los arboles estando alli y buscó con cuidado lo que se supone que deberia estar alli, si es que debia estar algo. No sucedió nada.

Luego de un rato parecia tiempo perdido, ¿una broma quiza?, una de muy mal gusto sin duda. Justo cuando estaba dispuesta a bajar del árbol escuchó voces en la distancia, eran asperas y graves, no podia entender el idioma. Definitivamente debian ser orcos. Sin dilación se agazapo entre las hojas y observó con detenimiento bajo sus ramas. Un grupo de orcos caminaba por debajo rodeando el árbol, parecian exploradores y hablaban entre ellos descuidadamente. Un olor a pelo quemado llegaba desde la distancia cuando el viento soplaba contra Dicea, rapidamente dedujo que habia un puesto cerca y por la confianza que parecian tener los exploradores, debia llevar un tiempo alli. Quiza esa era la razon de la nota, aun asi, ella solo era una Kaldorei y no tenia ninguna oportunidad contra todos ellos. ¿Observar quiza?, solo eso podia tener sentido para ella asi que decidio bajar del árbol y moverse por las rocas entre las raices para observa el campamento al otro lado. Subiendo algunas elevaciones, saltando raices y escalando una roca alta, quedo justo por encima del objetivo. Cinco orcos se reunian en el lugar junto a una carreta con suministros, tiendas de campaña rudimentarias de confeccion orca y una jaula en el centro con un sable de pelaje blanco en su interior. Tres orcos estaban comiendo mientras otros dos hacian las guardias.

Dicea pasó algun tiempo pensativa, no parecia haber nada fuera de lo comun, solo una avanzada más en el bosque que tarde o temprano caeria por las flechas de las Centinelas debido a su absurdo descuido, algo demasiado comun en los orcos que se adentraban demasiado en el bosque. Dicea siempre imaginó que era su orgullo el que les llevaba constantemente a intentar avanzar más allá en busca de tentar a las guerreras que con gusto terminaban por darles muerte como pago por su atrevimiento. Volvió a centrar su mirada en el sable de la jaula, estaba acostado pero no parecia comodo de ninguna forma ademas de que su tamaño y fuerza muscular eran evidencia de que se trataba de un sable entrenado. La jaula era gruesa, sabian de la fuerza de los sables y fueron astutos al colocarlo dentro. Uno de los orcos molestó al felino y este respondió con rabia contenida moviendo toda la jaula y permitiendo notar a Dicea el punto debil del a misma, su cerradura no tenia mecanismo más allá de un mero trozo grueso de metal incrustado en dos aberturas. La idea paso por la cabeza de Dicea, quiza ese era su proposito, liberar al animal. Parecia un objetivo terriblemente peligroso, pero un hermano del bosque no podia estar en semejante situacion y solo ella podia ayudarlo. Su mente trabajaba rapido mientras la adrenalina crecia en su cuerpo, comenzaba a estar más dispuesta a intentarlo.

Se decidió por hacerlo. Bajó por la empinada colina y entre las rocas tan rapido como pudo, cuidando el sonido de sus pasos en cada movimiento. Se coló por detras, primero usando la carreta como covertura, luego cruzando hacia los suministros y finalmente hasta la jaula. Habia un orco custodiando al felino, todos le daban la espalda, salvo uno que pelaba papas en el fuego. Dicea se agazapo entre las cajas durante un rato, los orcos hablaban pero ella no podia entender nada. Los orcos terminaron de comer, dos marcharon a las guardias. Una orco hembra se acerco a la carreta en busca de algo. El que vigilaba se mantenia alli pero hablaba con ella. Dicea tuvo una idea. Golpeando con fuerza la parte metalica de la jaula, produjo un sonido suficietemente fuerte para atraer la atencion del orcos, este dio la vuelta para observar lo que ocurria. La elfa usaba su capa para mantenerse oculta, el orco se paró frente a ella mientras se comunicaba con su amiga pero por el tono de voz parecian hablar de manera calmada. Él encontró algo, lo tomó y caminó unos pasos hacia el flanco derecho de Dicea y fue entonces cuando ella salio de su escondite, tomó la cabeza del orco y con la guja de guerra atravezo su nunca y garganta con el filo central. Tiró del orco hacia ella y lo oculto con el cuero que habia en el sitio. Su pecho se movia a un ritmo acelerado, sentia la adrenalina recorrerla por completo mientras se movia como fiera por entre las cajas. La orco hembra pareció notar la repentina ausencia de su compañero, por lo que se acercó al lugar para buscarlo, mientras ella lo hacia Dicea rodeó la jaula siendo vista por el orco de las papas. Tan rapido como pudo se posó detras de la orco, ejecutandola limpiamente del mismo modo que a su compañero. El orco de las papas avanzó hacia ella gritando, pero ya era tarde, Dicea liberó a la bestia que con rabia salió despedida hacia el orco destrozandolo de un zarpaso. Dicea hizo lo propio corriendo al bosque mientras los guardias corrian para perseguirla. La siguieron durante un buen tiempo, Dicea corrie desbocada intentando perderlos, hasta que en algun punto solo hubo silencio. No sabia cuando ni como los habia perdido, pero lo habia hecho.

Durante un rato buscó al sable por las cercanias, pero no lo encontró. Pronto decidio volver a casa, su filo estaba ensangrentado y sus musculos adoloridos por el ritmo del encuentro. Habia sobrevivido contra todo pronostico. Quiza habia sido su astucia, su habilidad o la guardia de la diosa, pero habia logrado su objetivo y rescatado al sable. Cualquier error le habria costado la vida.

Pronto regresaria para ver a la cachorra dormir aun, atrapada en aquel sueño infinito. ¿Y si hubiera muerto esa noche?, ¿que habria sido de Silandris?, una imprudencia quiza o un acto egoista de su parte. No lo sabia, solo sabia una cosa. Silandris comenzaba a volverse parte de su familia. Encontaria una forma de ayudarla o moriria en el intento.

Masteado por:

@Vagabundo

Participante:

Dicea Sombralunar @Elireth

Habilidades utilizadas con exito:

- Sigilo.
- Escalar.
- Atletismo.
- Guja de guerra.

Duración:
5 Horas.

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El legado familiar.

 

Algunas lunas despues una Kaldorei de aspecto fiero se presento ante Dicea, no pareció reconocerla directamente pues preguntó por ella. Ambas se presentaron, la Kaldorei desconocida se llamaba Athaldre y era una criadora de sables, lo que explicaba la ropa que usaba y la fuerza que pareciatener. Decia estar buscando a la elfa de cabello azul con la intención de agradecerle por salvar a su sable. Dicea por un momento pensó que quiza ella habia hecho la nota pero pronto Athaldre nego cualquiera relación con una nota, inclkuso habia dado perdida a su sable. El silencio se hizo durante unos minutos pues ambas parecian encontrar extremadamente extraña la relacion entre ambas y esa nota.

Tras un rato de conversa Athaldre llevó a Dicea hacia su campamento donde los sables bajo su cuidado comian y bebian por los al rededores, todos grandes y fuertes, ademas de algunos cachorros más pequeños por los al rededores. El sable que Dicea habia rescatado era una hembra de pelaje blanco y rallas negras hembra que ademas estaba preñada, lo que sin duda causo un impacto en Dicea que parecia sorprendida. Si ella no hubiera estado alli, solo Elune sabe lo que habrian hecho con ella y sus cachorros.

Athaldre estaba muy agradecida, le contó una historia sobre ella y su familia, para luego entregarle un libro muy antiguo sobre la fauna local, especialmente sobre el cuidado de los sables. Dicea no podia aceptarlo pero ella insistio, el libro habia pasado de maestro a aprendiz durante generaciones y ella pensaba que era momento de entregarlo a otra persona que pudiera apreciarlo tanto como ella. Dicea acepto con agradecimiento y ambas se despidieron.

Esa noche Dicea no fue a entrenar, paso una gran cantidad de horas leyendo el libro que se le habia entregado. Deseaba aprender todo lo que podia sobre los sables.

Masteado por:

@Vagabundo

Duración:
1 hora.

Se obtuvo:
- Libro sobre la fauna y la crianza de los sables de la noche en Vallefresno.

Habilidad desarrollada:
- Fauna.

 

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