Saltar al contenido

Buscar en La Comunidad

Mostrando resultados para etiquetas 'mensaje'.

  • Buscar por Etiquetas

    Añade etiquetas separándolas con comas.
  • Buscar por Autor

Tipo de Contenido


Foros

  • Noticias y Normas
    • Novedades
  • Azeroth
    • Kalimdor
    • Reinos del Este
    • Rasganorte
    • Pandaria
    • Mensajería
    • Comercio
  • Archivo
    • Fichas
    • Historias
    • Guías
  • Parlamento
    • Sugerencias
  • Varios
    • Cajón de juguetes
    • Presentaciones y Despedidas
    • Arte y Novelas
    • Multiverso
    • Afiliados
  • Histórico
    • Noticias y Normas
    • Azeroth
    • Archivo
    • Parlamento
    • Varios

Buscar resultados en...

Buscar resultados que...


Fecha de Creación

  • Comienzo

    Fin


Última Actualización

  • Comienzo

    Fin


Filtrar por número de...

Registrado

  • Comienzo

    Fin


Grupo


About Me

Encontramos 2 resultados

  1. Que la Gran Madre te colme de bendiciones, Alta Sacerdotisa. Tomo tinta y pluma tan pronto como me es posible con la esperanza de que este mensaje y las letras que en él se encuentran lleguen hacia tu persona en un tiempo razonablemente corto, aunque temo que debido a los últimos acontecimientos acaecidos en la Cañada Rocámbar y la distancia que separa el solitario hogar del pueblo Fúrbolg con el Templo de la Diosa madre dicho deseo sólamente pueda verse cumplido gracias a la intervención de los mismísimos Ancestros. A pesar de que la vida de Ursa y del retoño que se aloja en su vientre ha sido salvaguardada, los sucesos que llevaron a dicho desenlace no me han brindado alivio, sino sincera preocupación por los pesares que azotan con el paso de las lunas al Gran Jefe Ursul y los suyos. Me explayaré de la manera más concisa que me permiten mis facultades, confiando en ser capaz de construir una imagen fidedigna de los hechos que pueda, quizá, arrojar cierta luz sobre la sombra que en mi limitada sabiduría creo haber percibido cerniéndose sobre nuestros aliados en la Corona de la Tierra. El pueblo de Ursul sufre, hermana, sufre de inexplicables brotes de enfermedad que se llevan a los jóvenes y a los ancianos, mientras que los fuertes se debilitan y se ven imposibilitados en el cumplimiento de las tareas cruciales para la supervivencia de los Hijos e Hijas de los Osos gemelos. Este fenómeno no parece tener explicación más allá de aquella que la Sabia de la tribu me ha ofrecido. Parece ser que, sensibles al sufrimiento de la tierra circundante, nuestros aliados experimentan algún tipo de desgaste que se manifiesta en estas terribles enfermedades que varían en intensidad dependiendo del sujeto afligido. Esto, por supuesto, guarda estrecha relación con el caso que he debido tratar. Temo que la gravedad de la situación superó los parámetros que el hermano del respetable Circulo Cenarion y yo misma estábamos dispuestos a esperar en un inicio, pues los síntomas que afligían a la hija del Gran Jefe no parecían estar relacionados en absoluto con ninguna enfermedad de la que el experimentado Druida que me asistió y yo misma disponíamos. A razón de mantener cierta brevedad omitiré detalles, pero puedo jurar por las dos lunas y el Océano de Estrellas que la vitalidad de la convaleciente se disipaba paulatinamente con el paso de las noches, haciéndola experimentar una lenta agonía. En retrospectiva, debí de haberme percatado del elemento parasitario que parecía girar en torno a este mal, como pronto haré ver con mis siguientes palabras. Desesperada y comprendiendo que no solo una sino dos vidas se encontraban en grave peligro, actué de manera impulsiva y carente de intelecto. Así pues, me dispuse a reunir los componentes necesarios para realizar un ritual de clarividencia que pudiera traer la milagrosa intervención de la Gran Madre para, con fortuna, disipar cualquier mal que atenazara la buena salud de Ursa. Faltante de experiencia y de la asistencia de hermanas más venerables que yo me vi obligada a cargar con el peso de la convocación y de sustituir a mis hermanas del Templo de la Diosa por aquellos hermanos y hermanas que me acompañaron el viaje, arriesgándome a un resultado nefasto que no solo podría haber puesto en peligro mi vida como catalizadora, sino la de todos aquellos que confiaron en mi. Con vergüenza me presentaré para recibir mi castigo si así lo consideras justo, Alta Sacerdotisa, pues a pesar de haber podido erradicar el misterioso mal que robaba de vida a Ursa con el poder de la Diosa madre no me es posible encontrar ningún ápice de alivio en la gesta, sino genuino arrepentimiento. En mi juventud, no me fue posible ver otro curso de acción. Tan solo pido que me sea brindada la oportunidad de concluir con mi labor en territorio Tuercepino para poder asistir a la Sabia de la tribu y a sus chamanes en el cercano alumbramiento. Que la Dama nos otorgue sabiduría y la Guerrera coraje en estos tiempos inciertos. - Silandris Estrellapálida, Iniciada del Templo de la Luna.
  2. Conformado por una superficie amarillenta característica y enrollado para su fácil transporte, el pergamino aguarda en su condición de objeto inanimado con el sólo propósito de cumplir con su cometido: el de obsequiar con el contenido de su interior los ojos de la lectora a la que va destinado. Respetable es su longitud y suave es su textura, extendiéndose lisa de principio a fin y revelando a ojo del experto que, ya fuera recientemente o hace muchas lunas, fue confeccionado con la piel curada de un venado abatido. Es, en su sencillez, donde contrasta enormemente con el lazo de seda que lo mantiene; no hay más misterio en el asequible adorno, más allá del posible significado que pueda tener el color vivo y similar al de la bóveda celeste durante las horas en las que la Dama blanca y la Niña azul dejan paso al Sol. Tan pronto como la atadura se desenlaza y el mensaje es revelado al ojo, cabe destacar sin mayor pretensión la finura de la escritura que puebla de principio a fin el pergamino. Carácteres en el idioma de los Hijos de las Estrellas llenan la superficie lisa, aprovechando el máximo espacio posible sin olvidar la estructura y el cuidado; es un mensaje escrito con la paciencia y el pensamiento ponderado de su autora. Hay destinatario, pero no una fecha que se pueda apreciar, incitando a una pregunta muy sencilla: ¿Cuánto tiempo pasó desde que se envió? Que la bendición de la Gran Madre te colme de paz en las noches que a buen seguro están por venir. A medida que escribo estas letras dirigidas hacia tu persona, me asalta la inevitable duda de si lo escrito será suficiente para expresar toda la sinceridad y afecto que esta humilde Hija de las Estrellas puede reunir, pues soy consciente de que aquello escrito en un pergamino no puede equipararse a las palabras que podríamos intercambiar bajo el cielo cubierto de estrellas. Soy consciente de que muchas semanas con sus lunas han transcurrido inalterables ante mi silencio y por ello debo de extender mi más sentido pesar. Deseo explicar mucho, pero las carácteristicas del medio que he logrado procurarme para comunicarme contigo desde distancias tan lejanas me limita tanto como cuero curtido quede por llenar de tinta negra. Así pues, debo de ser sincera, pues así me lo he propuesto en estas letras y así lo sentí en las lunas distantes que son pasado; mi mensaje llega tarde, pero no estoy libre de culpa pues en parte, yo misma dudé en el momento de tomar la pluma. Ciertamente muchas lunas han transcurrido desde la última ocasión en la que cruzamos palabras, palabras amargas que aún mientras realizo estos trazos me entristecen. Nos despedimos, y sin lugar a dudas en lo más profundo de mi corazón sentí que mis deberes me llevarían lejos de los bosques que me vieron nacer y, quizás, mucho tiempo pasaría hasta volver a ver los familiares árboles antiguos que pueblan el Valle. Y, por encima de todo ello, sabía que no sería capaz de quedarme para tratar de sanar las heridas que no solo pesan sobre mi espíritu, sino también sobre el tuyo propio. Aún en estas lunas tan distantes...me pesan en los pensamientos los actos que cometí presa de la más irrefrenable de las iras. Temía escribirte estas letras porque temía no obtener con el tiempo una respuesta. ¿Serás capaz de otorgarme tu perdón, incluso cuando cabe la posibilidad de que todo este tiempo transcurrido sin noticia alguna pueda ser la segunda vez que te he dañado? Tan solo puedo esperar que mis rezos sean respondidos, y que mi coraje a la hora de rellenar este pergamino con mi puño y letra redima mi cobardía. Mi hermana y yo nos encontramos en perfecto estado de salud, y el mayor mal al que nos hemos enfrentado durante nuestra estancia en el asentamiento de Auberdine es el de aguardar con toda la paciencia que podíamos reunir a algo que amenazaba con no llegar. En efecto, la hermana cuyo conocimiento debíamos de trasladar a la Sacerdotisa Mihaline debió de demorarse más de lo debido durante sus quehaceres en la Corona de la Tierra, por lo que nos vimos obligadas a ocupar nuestro tiempo como buenamente podíamos en la monotonía que parecía brindar el lugar. Finalmente la larga espera que ha durado cerca de un par de meses ha concluido, pero temo que la información que la hermana Gwennyth (pues así se llama) posee nos obligará tarde o temprano a encaminar nuestros pasos a un nuevo lugar: Val'sharah. Incluso con las lecciones de mi progenitor y de mi adorada mentora el lugar mencionado por la recopiladora de conocimiento me es desconocido, la única certeza es que el lugar parece encontrarse más allá del Mar de la Bruma, y más próximo que la Tierra de la estrella de luz eterna al agujero que causaron los hechos acontecidos en la Guerra de nuestros ancestros. Todo es incógnita, y desconozco cuándo partiré junto a mis hermanas para partir en busca de pistas que nos ayuden a sanar a los iracundos hijos de los Osos gemelos. Es mi deber concluir con lo que se me ha encomendado, y por ello no puedo regresar. Aún no. Hecho de menos los momentos que compartíamos junto a mis hermanas; lo que se dijo y lo que se hizo mientras aprendíamos de todo aquello que nos rodeaba, pero todo ello no impidió que dejara que la ira del Gran Lobo tomara posesión de mis acciones y de mis pensamientos cuando descubrí cuál era el legado que corría por tus venas. Fuí imprudente, inflexible y te traté como si no fueras mi hermana. Te traté como si fueras un enemigo a abatir, poco más que una vil criatura. Lo siento tanto... Y, incluso sabiendo que lo que mencioné y lo que hice jamás podrá borrarse, tengo esperanza. Esperanza que ha nacido de estos últimos meses. Por fin, he logrado otorgarle sentido a tus últimas palabras...y sé que eran ciertas. Nada volverá a ser lo mismo, pero una herida puede sanar, y la cicatriz será un recordatorio de lo que se hizo mal; queda en mi mano hallar la fuerza de voluntad para no volver a dañarte, pues eres mi hermana. ¿Qué clase de hermana sería si, ante ojos de la Diosa, volviera a hacerte tanto daño? Regresaré. Desconozco cuándo volverán mis pasos a llevarme a los bosques que me vieron nacer, pero regresaré. Así, podremos explorar los bosques para aprender de aquello que puede darnos este bello mundo, cantar y bailar a la luz de la Dama blanca y la Niña azul para honrar a nuestra Madre. Volveré a ser una hermana para ti, y no el monstruo que aún te persigue, lo prometo. Nuestros ancestros han combatido entre ellos, se han despreciado y han visto el mundo de maneras antagónicas, pero también han convivido juntos, han perdido mucho y han sido acogidos de igual manera por nuestra Gran Madre en el cielo cubierto de estrellas. Incluso cuando lo Arcano fluye por tus venas, ¿acaso no es tu sangre del mismo color que la mía? Somos hermanas y siempre lo seremos. Rezaré por ti, hermana. Que la Dama blanca te proteja con su manto plateado y te mantengan lejos del sendero torcido, aquél en el que en ocasiones podríamos caer. -Silandris Estrellapálida, Novicia del Templo de la Luna.
×
×
  • Crear Nuevo...