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  1. Nombre: Auguste Lümmel Atributos7 Físico6 Destreza6 Inteligencia7 PercepciónValores de combate28 Puntos de vida18 Mana7 Iniciativa9 Ataque CC (Espada pesada (1M))9 Ataque CC (Combate sin armas)>7 Ataque a Distancia (Pistols de chispa)8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 2 Espada pesada (1M) 2 Combate sin armas Destreza 1 Pistols de chispa 1 Escalar 2 Defensa 1 Robar bolsillos 2 Sigilo Inteligencia 1 Sanación/Hierbas Percepción 2 Advertir/Notar 2 Comercio 2 Buscar 2 Callejeo 2 Rumores Escuelas/Especializaciones
  2. Nombre del Personaje Auguste Lümmel Raza Humano Sexo Hombre Edad 40 Altura 1.75 mts Peso 80 kg Lugar de Nacimiento Lümmel, suroeste de Gilneas Ocupación Mercenario huargen Descripción Física Un hombre tosco y curtido, con ojos profundo de mirada seria y ceño fruncido. La cara deja entre ver algunas feas cicatrices así como en el resto de su cuerpo. De complexión gruesa con hombros anchos y brazos fuerte al igual que sus piernas, no tiene una estatura sobresaliente y se mantiene en la media. Su cabello es oscuro y bastante descuidado. Descripción Psíquica Las diferentes batallas han borrado todo rastro de compasión en su mente, aunque en su infancia apelara por el honor y la justicia estar de frente en los campos de batalla le han enseñado la horrible cara de la muerte. Aun así, todo esto le ha aclarado la mente pudiendo identificar rapidamente las intenciones de las personas asi como mantener sus pensamientos controlados en ves de dar respuestas impulsivas. No suele disfrutar mucho de la compañía aunque aun añora la imagen de su hijo por lo cual suele mostrarse condescendiente con los mas jóvenes que se encuentren desamparados. Ficha Rápida No (1000 palabras mínimo) Historia He luchado y padecido por estas tierras toda mi vida. Nací al suroeste de la península gilneana donde las olas chocan rutinariamente con las escabrosas montañas y riscos que cubren toda la playa. No tuve una infancia dichosa, era un niño mas aglutinado en el viejo orfanato de Lümmel, un pueblo libre habitado principalmente por curas y campesinos, el poblado recibía el nombre por la antigua tribu gilnea que habitaba estos acantilados, sin embargo algunos niños rumoreaban que el nombre del poblado era la forma como los gilnea maldecían a los colonos que se atrevían a tocar el su tierra sagrada. Allí pase la mayoría de mi niñez hasta que decidí seguir mis mas locos sueños y viajar lejos de mis natales tierras. Hui a la capital por recomendaciones de un viejo errante que viajaba entre ambos sitios, le hice confidente de mis tontos sueños juveniles de servir al rey como uno de sus mas nobles caballeros. El anciano alentó mis ideas y me apoyo en gran parte del camino antes de que la falta de alimento terminara apagando su vida. Absorbí todo su conocimiento del mundo y los valores que movían su vida, la justicia y el honor eran primordiales, El nombre que se crea y las acciones con que obra es lo que compone a un hombre, por ello decidí portar el nombre de ese sabio anciano para alargar su vida a través del tiempo, Auguste Lümmel fue el nombre que decidí portar y servir a la mesnada de la corona serian mis acciones. Una vez estuve en la capital, pude corroborar las narraciones del viejo Auguste, las grandes maravillas que se gestaban bajo la mano del rey eran formidables, grandes vidríales cubrían la enorme estructura de la catedral que se ubicaba en el centro de la ciudad junto con los edificios proliferados a su alrededor. Me dirigí entonces al barrio militar en busca de unirme a la mesnada profesional de la corona, donde los mas nobles y honrados caballeros son formados. No tarde mucho en descubrir que en el campo de batalla poco o nada importaba lo que piense cada soldado, el honor y la justicia son reservados para la nobleza y no para simples milicias. Transcurrieron muchos años antes de que mi mente empezara a corregirse al punto de perder por completo cualquier motivo para seguir luchando. El remedio vino del pasado, regresar al casi abandonado pueblo donde nací revivió en mi la llama de la vida. Contraje matrimonio con Caroline de Hammerfall quien obraba como enfermera en los campamentos de soldados, ambos decidimos partir a mis oriundas tierras para formar una familia. Mi hijo admiraba las mismas costas escarpadas que antes solía hacer yo. Aun cuando había abandonado mucho de las ideas que el viejo Auguste había inculcado en mi, aventure a mi hijo a seguir la misma senda, sin embargo mi hijo no tendría que huir de esas tierras pues allí yacía su hogar. Pasados al menos ocho inviernos con mi familia me vi obligado a abandonarles, pues los soldados volvían a ser llamados por sus señores para un nuevo enfrentamiento, un combate que no iba dirigido contra los usuales extranjeros sino dirigido a nuestra propia gente, a los insurgentes que se oponían a los designios del rey de construir el enorme muro y aislar la península de los otros reinos. sangre por mil heridas defendiendo esta tierra y hasta asesine a mis hermanos gilneanos por los designios del rey. Nada de eso recompenso las tragedias que aun a día de hoy me atormentan. Aun cuando la guerra se había enfriado nuevos problemas surgieron en el reino de manos de males místicos alejados de cualquier conocimiento humano. Los extintos lobos se erguían a dos patas en colosales bestias lupidas que asolaban poblados enteros en una sola noche. Primero cayeron los reinos del norte antes de que empezara a expandirse este horrible mal. Nada me hacia enfrentarme a estas bestias mas que mi propia supervivencia y la de mis compañeros en el frente, sin embargo, cuando el mal toco a mi propio hogar se había convertido en un asunto personal. Cabalgue a mi pueblo a gran velocidad en cuanto tuve noticias de que este estaba siendo atacado por las bestias lupidas. Cuando llegue alli la masacre ya había sido consumada y los pocos hombres armados que quedaban se mantenían de pie abatidos por la ardua lucha que habían tenido. Obvie todos los desastres causados concentrándome en mi granja la cual yacía con la puerta rota y las ventanas destrozadas. Ingrese con el temor en mi mente, el temor que había estado persiguiéndome en todo momento desde que recibí las malas noticias sobre el ataque al pueblo. Mi familia pago el horrible precio que todo gilneano estaba pagando por traicionar a sus hermanos en guerras fratricidas, ambos con la piel suelta y la sangre ya seca en el suelo habian sido asesinados por las bestias. Nada quedaba ya para mi en el mundo mas que mi iracundo deseo de venganza contra la maldición que padecía gilneas, la justicia cobraba las muertes que habia logrado en el campo de batalla pero eso no era suficiente para ella. Me aleje del pueblo en dirección a los acantilados, acompañado únicamente de mi espada. Era el fin de la tierra, un súbito corte en la planicie que dividía la vida de la muerte. Me acerque al risco con la intención ultima de ganar a la justicia una partida tomando mi propia vida fuera del destino que tuviera preparado para mi. Sin embargo, las fuerzas que mueven el destino son mas fuertes que mi propia voluntad y atrajeron a una de las bestias huargen, rezagada de su manada buscaba aun mas alimento del que saciarse y mi propia humanidad era la comida perfecta. Algunos gritos escuche antes que la bestia lupina me embistiera evitando mi destino contra las olas mas abajo. Difusos son mis recuerdos de los dias que trascurrieron luego, los aldeanos me llevaron al pueblo donde fui encadenado como ya habia visto en numerosas ocasiones ocurrir con los sobrevivientes en los pueblos. La maldición huargen me trajo devuelta a la capital pero en esta ocasión me encontraba aun mas lejos de ser un noble caballero, estaba en el espectro contrario a eso. Encerrado como un perro en la barriada donde amontonaban otros malditos como yo. He sangrado y luchado por estas tierras en muchas ocasiones, he seguido los designios de rey al pie de la letra y aun así lo único que recibo es ser maldito y olvidado en el peor lugar de Gilneas. Donde todos los males confluyen abandonados de la mano de la luz. Arrebatado de mi único deseo de morir, me veo obligado a velar por mi propia vida sobreviviendo al caos de este mundo.
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