Tras haber vuelto al campamento donde les aguardaba el carromato, el grupo de viajeros prosigue su camino casi de inmediato, con cierta sensación de premura, a sabiendas de haber arrebatado algo valioso a quien no debían.
Durante largas horas, el carromato traquetea sobre el camino en el que apenas quedan adoquines... ¿o simplemente eran piedras en el camino?
Lentamente, la estampa grisácea del Paso de la Muerte va tornándose de un tono más "natural", pero brevemente, pues al poco, colina abajo, pueden apreciar como un pantano aparentemente infinito en el horizonte, se abre en un valle frente a ellos.
Atraviesan unos cuantos túmulos cerca de la frontera del pantano, lugar de entierro de varios soldados de una guerra pasada que, por supuesto, ya había sido saqueado por completo: tras una breve comprobación, prosiguieron su camino evitando llamar la atención de posibles agresores o enemigos.
Tras alejarse lo suficiente de ese lugar profanado, pudiendo ver a lo lejos un puente, terminan por sacar del camino el carromato, escondiéndose tras el tronco de un árbol derribado de proporciones titánicas: un lugar bueno como cualquier otro para acampar.
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