Katherina Earle
Información general:
Nombre
Katherina Earle
Género
Femenino
Raza
Humano
Lugar de nacimiento
Alterac
Ocupación
Cazadora
Organización
-
Edad
24 años
Altura y Peso
1.70/60 kilos
Características físicas:
Cabello Castaño, suelto por lo general cuando no lleva la capucha de puesta, algo despeinado, pero limpio, sus ojos son de un tono grisáceo claro, no suele llevar maquillaje dado su trabajo, de complexión atlética con curvas proporcional a su estatura y peso, posee un lunar sobre uno de sus hombros y la cicatriz en el muslo superior por la parte delantera un poco más arriba de su rodilla no muy extensa, pero da a entender que fue una herida profunda
Características psíquicas:
Paciente, extrovertida, desconfiada
muchas veces parece tener una actitud relajada a pesar de estar alerta a su entorno
La sabana de tonos ámbar mientras el sol se asomaba por uno de los costados, el galope agitado de las cebras en su tono blanco y negro con las crines moviéndose de forma ondulante, era el paisaje frente a sus ojos.
Ambos agazapados y ocultos entre la hierba vigilantes, atentos a la presa que buscaban, los pasos sutiles casi como si no llegasen a tocar el suelo, no les notaba, les siguieron hasta una pequeña charca el animal se separó de su manada.
desde la hierba alta ambos preparan sus arcos tensando la cuerda casi en el silencio absoluto, pues ni el silbar de la flecha rompiendo el viento hasta impactar en el animal fue notado. El cuerpo pesado cae sobre el anaranjado suelo mientras el reflejo del sol da sobre sus cabezas.
Los pasos de ambos cazadores se acercaron a su presa, cargando el cuerpo al campamento, sin bajar la mascara que cubría sus rostros por el camino, hablaban entre ellos sobre cuanto podrían sacar por la pieza y cuanto iban a aprovechar del animal, pues todo buen cazador da uso hasta el ultimo hueso de la presa, todo tiene un provecho si se le da un buen uso.
Apenas llegaron tomaron los cuchillos mientras uno despojaba la piel del animal, el otro comenzaba a preparar los implementos para poder tratar el cuero, un proceso lento, pero necesario si querían venderle en un precio razonable. Se baja la capucha secando el sudor con el antebrazo mirando a la mujer ¿tienes todo listo?, pregunto el hombre, Así es, respondió ella, él le extendió la piel y esta comenzó a curtir y tratar el cuero.
Él con diestros movimientos comenzó a trozar la carne y proceder a conservar y tener alimentos unos días, y vender otras partes, luego tomo los huesos comenzó a crear utensilios con estos y ocuparlos en posibles trampas y otros usos, con el cuero preparándose, pues no es un proceso rápido y dura días dependiendo la extensión y la calidad del material. Ella procedió a trabajar con las hierbas que recolecto mirando a su compañero tras un rato trabajando, Nos permitirá ver mejor durante la noche, le menciono mientras lo preparaba, deberás tener cuidado con las luces fuertes podrían cegarte, ya que tus ojos serán más sensibles, por favor no tires el vial, no tengo muchos materiales aquí.
Durante la noche el fuego de la fogata crepitaba mientras ambos comían lo que habían cazado sentados sobre unos troncos, repartiendo el dinero, preparándose para su próxima caza.
el manto estrellado sobre el cielo, extenso sobre sus cabezas, los días en aquellas salvajes tierras son de temperaturas altas mientras que las noches son frías, tierras nuevas, presas y criaturas enormes, salvajes. Geográfica accidentada e impredecible, tierra de seres primitivos, es allí donde se encontraban ambos humanos que habían dejado atrás su tierra natal, la cual no pasaba por sus mejores épocas, en aquellas montañas también era impredecible lo que pudiese ocurrir, los peligros asechan.
Sin embargo, era un largo viaje el que dio para llegar a este lado del mundo, no eran los primeros ni serían los últimos que llegarían a tales lares en búsqueda de ganarse la vida, con una sonrisa burlona miro a su compañero, esta noche te toca vigilar a ti, bebe la poción te será útil, procedió a darle una suave palmada en su hombro hasta más rato para el cambio.
Se levantó, sacudió la ropa un poco y entro a la tienda dejando su arma cerca, nunca se sabe cuando será necesario tener un cuchillo cerca en caso de algún peligro, cerro sus ojos permitiendo a su cuerpo un pequeño descanso, esperando la próxima caza, la próxima aventura. Atrás quedaron los tiempos donde ayudaba a sus padres en la botica local, los tiempos tranquilos, eran otros tiempos, tiempos que se llevó el caos de la montaña, tiempos que no volverían, de ellos solo les quedo el conocimiento y los recuerdos, los cuales no suele compartir con muchos.