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Quel'Danil 2.0

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QUEL’DANIL 2.0

 

Nucleo de rol pye friendly, dedicado a rolear Quel'danil basándonos en los acontecimientos roleados en PyE / RE sumando además los acontecimientos de PyE 2.0 para dar pie a este nuevo escenario, buscando a su vez darle más diversidad a la zona y permitir que se desarrollen tramas más variadas al contar con nuevos enemigos y problemas internos. 

Detalles del núcleo:

Razas roleables : Quel'dorei, Enanos Martillo Salvaje, Sin'dorei (Que huyeran del nuevo régimen y decidieran refugiarse en la ciudad Quel'dorei)

Sistema: El mismo de PyE. Lo robamos <.<

Como entrar: Mandame un mp o escribeme al discord. 

Crossover: Probablemente pasemos por tierras humanas, de modo que si alguien quiere en algun momento pasarse con sus pjs aprobados de pye para algun evento, podemos negociarlo. 

 

Organizaciones Disponibles:

- Forestales (de Quel'danil): Principalmente rol de cazador / Explorador

- Academia de Magia (de Quel'Danil): Rol de estudiante de magia

- Sociedad de Astromancia e Ingeniería: Rol de entudiantes de profesiones relacionadas a la magia y a la busqueda de artefactos mágicos (Ingeniería, Inscripción, Encantamiento, etc)

- Hath'Lorien: Rol paramilitar principalmente orientado a unidades mixtas (Guerreros arcanos: Rompehechizos, Magos de Batalla, etc.)

Mapeado: 

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Los trols donde deben estar

 

 

F.A.Q

- ¿Es Belore una deidad?

¡SI! No dejen que os digan lo contrario. 

 

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QUEL’DANIL LORE

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Hace mil años, con las primeras guerras contra trols Quel'danil nació como un simple puesto militar y político desde donde tratar con los humanos asuntos relacionados a la guerra. Con el tiempo y tras la derrota de los enemigos de piel verde, el asentamiento quedó relegado a ser un simple poblado apartado del alto reino. 

Tras la caída de Quel'thalas las familias de los forestales que allí residían poco se vieron afectadas por la acuciante sed de magia sufrida por sus compatriotas del norte. Allí en cambio, fieles a sus tradiciones forestales adoptadas de la orden más antigua del reino, se mantenían ajenos y alejados de la magia y sus intrincados caminos; considerados, en la mayoría de los casos, como una mera excentricidad, propia de sus parientes citadinos en Lunargenta

Aún así verían afectadas sus vidas cuando la caída del reino les obligaría a retirar sus tropas y renunciar a gran parte de sus dominios y territorios a raíz de la imprevista interrupción en las líneas de refuerzo y suministros que regularmente llegaban hasta el asentamiento. Apretando sus defensas, los elfos verían como sus fronteras eran reducidas hasta la propia entrada al fuerte y se sumergieron en una década de soporífera y pasiva inactividad. Los trols del bosque aprovechando esta ausencia extendieron sus dominios, tan solo viendo frustradas sus ambiciones por las mismas disputas internas entre tribu y tribu vecina, y la amenaza más seria y contante de los aguerridos enanos del clan martillo salvaje

La pasividad élfica no encontraría su final hasta más de una década después, cuando, de forma inesperada, y tras un evento que en todo le resultaba ajeno, todo empezó a cambiar. 

 

UN NUEVO EXODO

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Llegando desde Crestagrana para amedrentar a todo lo que se pusiera en su camino, destrozando pueblos enteros y engullendo de forma poco figurativa a sus enemigos, los gnolls fueron sin saberlo la llave que abriría la puerta a la explosión demográfica que más tarde experimentaría Quel’danil. 

El avance de estas bestias carroñeras fue totalmente inesperado para los habitantes de los bosques meridionales del imperio. Cuando los efectivos del ejército pudieron organizar una defensa casi la totalidad de Elwynn estaba sumida en el caos. Los gnolls no encontraron freno alguno y, coronando con la frutilla el postre al arrasar media ciudad de Villadorada a pesar de haber sido justamente este el sitio dónde hallaron su derrota, dejaron en claro que el imperio no era la solución para los refugiados Quel’dorei. Esta visión comenzaba a crecer entre los habitantes que  caminaban entre los escombros de sus antiguas propiedades o, en los casos más funestos, lloraban nuevos muertos, y se vería intensificada gradualmente por nuevas noticias que terminarían de derribar su golpeado espíritu. Ocaso era perdido por completo frente a un puñado de brujos desorganizados, desde el norte las noticias de derrotas en Trabalomas no tenían final y, para peor, los pocos que aún tenían el afán de mantener su estilo de vida, vieron frustradas sus aspiraciones cuando unos asfixiantes impuestos le fueron reclamados para patrocinar una guerra ridícula. Su reino ardía y los humanos se mataban entre ellos. 

Así fue como, sin que nadie se sorprendiera por ello, los elfos comenzaron a abandonar las tierras humanas.  Al principio fueron tan solo puñados de idealistas e individuos aislados, excéntricos y delirantes visionarios que partían por su cuenta en busca de algo mejor. Varios grupos y organizaciones radicales surgieron de este éxodo, siendo entre ellas la más conocida Hath’Lorien, la cual se asentaría en Quel’danil con el objetivo de lavar la cara de una región olvidada. Pero, muy pronto y a medida que las situación empeoraba, otros elfos se fueron sumando a estas travesías, poniendo rumbos a tierras más prometedoras. Si aun así iban a vivir miserias ¿No sería mejor hacerlo rodeado de tus hermanos y hermanas? 

Así pues los destinos lógicos eran tan solo tres: La misteriosa ciudad de Dalaran, La lejana isla de Theramore y la mucho más accesible aldea de Quel'Danil. El peso de la comodidad cobró sus números, y esto trajo como resultado un crecimiento desmedido y un fortalecimiento de las fuerzas militares y paramilitares de Quel’danil. La pequeña aldea pasaría de contar de unos pocos cientos de habitantes a convertirse en una pequeña ciudad con varios miles de almas thalassianas, que abrazaban un nuevo comienzo al lado de sus pares y que darían vida y transformarían por completo la región.

 

LA FIEBRE MERCANTILISTA

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Con la ingente cantidad de ex-refugiados en tierras humanas llegando hasta Quel’danil poco a poco se fue haciendo evidente la escases de recursos que castigaba aquella región. Los primeros que se asentaron en la zona priorizaron la creación de huertos y la crianza de animales para auto abastecerse. Hath'lorien fue una de las pioneras en esta actividad, llegando incluso a crear sus propias plantaciones hidropónicas,  para asombro de algunos lugareños que habían olvidado las bondades que acompañaban a la magia, de cultivos thalassianos que se creían extintos. Si bien este sistema se compartió y fue replicado, no había forma de paliar la escases de territorio que se agudizaba con cada nueva oleada de refugiados. 

Con la explotación de la pesca del lago de Quel'danil llegando a un punto de no retorno, las opciones se reducían drásticamente. O se enfrentaban a los trols en un difícil combate, que traería mucha muerte a los suyos, en pos de arrebatar la codiciada tierra, o buscaban una alternativa. Con sus números, el camino que los elfos podían tomar era uno solo. No se precisaban brillantes héroes, sino amplias extensiones económicas y sociológicas. La crisis no la resolvería una sola persona, sino el poder de las fuerzas históricas. Por eso la solución debía conseguirse gracias a las fuerzas que se presentaban en ese momento; En este caso... ¡El comercio!

Los quel'doreis eran, tras las décadas pasadas lejos de su reino, un pueblo errante. Lo habían sido en sus orígenes y volvían a serlo ahora. Así fue como sin que alguien señalase como hallar la solución, los problemas de los elfos se evaporaron de forma espontánea. Los cientos de comerciantes y artesanos que habían dejado atrás las tierras de Ventormenta y que habían llegado hasta Quel'danil siendo expertos en el manejo de la economía humana, muy pronto encontraron en los norteños, y en especial en aquellos nobles stromgardianos que no estaban familiarizados con los productos de manufactura thalassiana, un mercado que explotar. Antes de la caída de Trabalomas los caminos se habían llenado de carromatos, compañías y  caravanas que recorrían el camino hasta y desde tierras élficas para comerciar con estos nuevos vecinos. 

Y, para sorpresa de los humanos, lo que pedían los elfos eran materias primas y alimentos, suministros y materiales en bruto que ellos disponían en exceso. Estos nuevos comerciantes no dudaban en abrir nuevos mercados, llegando incluso a construir un puerto desde dónde zarpaban pequeñas embarcaciones con destino a la infinidad de fortalezas martillo Salvaje y excavaciones enanas que salpican Tierras del interior. Naturalmente, les molestaba oir de provincias empobrecidas, de modo que extendían sus caminos incluso aunque eso representase mayores riesgos. Al atravesar bastas extensiones de tierra sin ley, la lucha y las cicatrices formaban parte de los gastos generales y quienes les veían pasar, con sus rostros inmutables y sus armas siempre al alcance solían confundirlos con mercenarios y guerreros. Pero el comercio pluvial no solo fortaleció a los elfos, sino incluso también a los enanos, quienes hasta entonces no se habrían molestado siquiera en poner una tabla de madera sobre aquellas aguas turbulentas y de pronto veían como los elfos asumiendo el riesgo les proveían de suministros y pertrechos recurrentemente. 

Esta nueva época de abundancia y prosperidad cambió por completo a aquellos quel'dorei refugiados, y aquel poblado del tamaño de un pañuelo, de una uña, con recursos tan escasos, un poder tan pequeño y una población tan microscópica que no serían suficientes ni para los feudos más atrasados de los polvorientos reinos humanos. Y, pese a ello, se transformó en un pueblo tan altivo y ambicioso que sueña tranquila y metódicamente con la restauración de un reino. ¡Tan seguros de sí mismos que ni siquiera llevan prisa! Se mueven lenta y flemáticamente, hablan de siglos necesarios. Con morosa complacencia, desarrollaron una mísera comunidad comercial que enrosca sus tentáculos alrededor de todos los reinos circundantes, más lejos de lo que pueden llegar sus naves de juguete. Sus comerciantes penetran por doquier.

 

EL EMBAJADOR Y EL CONTRAEMBAJADOR

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// EN EDICION //

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Crónicas de viaje de un Quel’dorei.


Día X del calendario Invernal.

Se aproxima el día de partida hacia las ancestrales tierras de mi pueblo, las únicas que le quedan incorruptibles al menos, Joseph ha puesto el grito en el cielo en cuanto le he anunciado que me marcharía por un largo tiempo, no ha dudado en amenazarme con dar mi vacante de trabajo a otra persona en la primera oportunidad, para su desgracia, sabe bien que sólo él o yo podríamos preparar las recetas alquímicas que ha recopilado a lo largo de las décadas en su viejo libro, ya ni hablar de saber manejar el negocio; es demasiado anciano, terco  y egoísta como para permitir que alguien mas conozca sus secretos, no por nada me ha mantenido a su lado durante tantos años, el tiempo se le agota, año con año se da cuenta de ello, para su desgracia, sus dos únicos herederos no están capacitados para llevar la herencia solos pese a sus patéticos intentos por enseñarles, Mikah es un inepto incapaz de valerse por si mismo, trataría de llevar el negocio y fracasaría inevitablemente; Mia por su parte, era lista, muy capaz, pero poco le importaba la alquimia o el negocio de su padre, renegó de su este y se marchó a Kul’thiras por su cuenta para hacerse de un nombre, era el orgullo de su padre, pero no se molestaría en si quiera intentar llevar el negocio del mismo, en su lugar vendería todo el chiringuillo a la primera oportunidad, le entregaría una buena parte al hermano y se marcharía nuevamente para seguir buscándose una vida propia, ya mucho tiempo había perdido en la niñez cuidando de su hermano mayor como para seguir haciéndolo ahora. Joseph no tendría opción, me aseguré de ello, me esperaría, un año incluso si tuviera que.

Ya tenía todo listo para el viaje, llevaba planeándolo desde hace un par de años, pero no podía evitar sentirme nervioso, era un viaje peligroso, las rutas que antaño unían los pueblos humanos con el mío se habían ido difuminando con el tiempo, ahora pertenecían en buena parte a bandidos, trols o la nueva orden de los renegados.


 

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Dia X1 del calendario Invernal.

El largo viaje al fin termina, llego sano pero no indemne, si bien no tuve heridas físicas, hubo momentos en los que creí que moriría, no sería la primera vez, ni la última supongo, pero es inevitable pensarlo. La caravana escogió una ruta montañosa entre las laderas de Trabalomas donde algunos asentamientos Stromgardeanos y martillo salvaje nos proporcionarían puertos seguros donde descansar y reponer energías, en teoría era la ruta mas segura, pero los ataques no se hicieron esperar, de seguro nada, desde senderos pantanosos, precipicios montañosos con caída a una muerte segura hasta asaltantes de caminos, si aquella era la ruta mas segura, mi pueblo estaba condenado al aislamiento y ni estos pobres intentos por una ruta comercial cambiarían ello.

No obstante, en Quel’danil todo fue paz y tranquilidad, me maravillé de ver lo que se había logrado en las últimas décadas, el que en otra época fuese sólo un puesto defensivo forestal era ahora una villa hecha y derecha, un icono de la esperanza de todo un pueblo que pese a todo, resistía.

En Quel’danil conocí a tres muchachos altruistas y con alto idealismo, sus nombres eran Daelariel una aventurera joven y visionaria, Celebrim, un herrero no tan alegre como su nombre, pero con una personalidad fuerte y segura, finalmente al ex forestal Esledor, aunque el brillo de sus ojos delataban un pasado turbio, sus palabras sin embargo, reflejaban la desilusión en un sistema corrupto en el que se había convertido la capital de lo que alguna vez fue mi pueblo.



Día X2 del calendario Invernal.


 

08197a9153a034b0e237dabaccd6d308.jpg Puerto Quel'Danil



Había quedado con los tres jóvenes de ir a ver el puerto y entablar diálogos con el capitán, imagina nada mas la sorpresa que me llevé al enterarme de que se había logrado terminar un pequeño puerto a las afueras del poblado y ya se hacían pequeños viajes en barcos comerciales a lo largo del rio por todos los asentamientos martillo salvaje de la zona, una infinidad de nuevas posibilidades comerciales y culturales se habrían ante el pueblo elfico.

Habían planes para expandir el puerto y mejorar las embarcaciones de modo que pudieran cruzar los ríos y los mares también, pronto se haría el primer viaje mas allá de los mares locales para encausarse hacia las lejanas tierras de Theramore, era el viaje mas largo y complicado con el que se habían permitido soñar mi pueblo desde la tercera guerra, tras varias décadas de trabajo duro, cinco años de construcción del puerto y mucho esfuerzo, al fin parecía ser una posibilidad.

El capitán del navío era un hombre amable, con ilusión en la mirada, confiaba en poder realizar el largo viaje y contaba con la experiencia obtenida desde su época de navegante en Quel’Thalas, pese a que ya hacia mucho tiempo de eso, sus recuerdos estaban frescos de una época mejor, su embarcación no era especialmente grande, pero se veía fina, suficientemente resistente para aguantar las corrientes tormentosas del océano, sólo podíamos confiar en que aquel hombre tuviera razón, de ello dependía nuestra supervivencia, puesto que nos habíamos enfilado como voluntarios para formar parte de la tripulación.

Nuestra misión en Theramore era la de transportar y custodiar a un diplomático de Quel’danil, que haría el papel de embajador en la ciudad costera del otro continente, su labor entre otras cosas era la de establecer relaciones políticas y posteriormente comerciales con el pueblo de la afamada Jaina Proudmore, un paso enorme en los planes para la constitución de Quel’danil como pueblo independiente y ¿por qué no?, quizás algún día como nación.

Mis planes eran algo mas humildes, pero no por ello menos importantes para mi, aparte de acompañar al diplomático, pretendía aprovechar el tiempo en aquel lugar para hacerme de nuevos y extravagantes materiales, recetas y artículos de alquimia para mejorar mis habilidades propias y competir comercialmente con los mejores mercaderes de Stromgarden, también planeaba hacerme de algunos mapas marítimos que sólo los mejores navegantes de Theramore conocían y que podría servir infinitamente a la causa de un comercio marítimo Quel´dorei, también necesitaba planos de barcos construidos en Theramore que pudieran ayudar a los ingenieros de la villa a mejorar sus embarcaciones propias para cruzar los caudales mas peligrosos y transportar mercancías.



Día X3 del calendario Invernal.

Él día de marchar al otro continente se acerca y sinceramente no puedo contener la emoción, no pasaba desde que era un muchacho con escasos cien inviernos en la vida, en el día aproveché para pertrecharme de lo necesario para el viaje, en la tarde y parte de la noche me dedique a estudiar cuanto pude sobre las leyes implantadas en Quel’danil desde los últimos años.

Sobre politica en Quel'danil

Inicialmente, tras la tercera guerra el puesto se mantuvo como hasta la fecha, un puesto defensivo militar que aceptaba refugiados quel´dorei de todas partes de Azeroth hasta que fueron demasiados como para mantenerse a flote, entonces se estableció un centro urbano desde donde tratar los problemas resultantes de la creciente comunidad, se establecieron pequeñas viviendas en sus alrededores y puestos de vigilancia perimetral alrededor para cuidar de la población con la dama Jalinde a la cabeza, ahora no sólo dirigía un ejército de forestales sino también tenía que cumplir un puesto de gobernante como buenamente pudo, solventar problemas para los que no estaba acostumbrada, desde la necesidad de incentivar el cultivo de alimentos y ensanchar los lazos comerciales con nuestros aliados de las colinas, los enanos martillo salvaje hasta lidiar con rencillas políticas de refugiados elfos que huían de la cruzada escarlata en el norte o en el sur.

Si algo tiene mi gente es que comprende bien que no se trata de lo que una ciudad pueda hacer por ti, sino de lo que cada individuo puede hacer por el beneficio colectivo, las rencillas y opiniones personales carecen de peso comparados a las necesidades de toda la comunidad, trabajando juntos, cada elfo dentro de la villa, sembró, pesco, construyó, forjo los cimientos del futuro, el emplazamiento creció, pasando de ser un caserío hasta convertirse en una villa autosuficiente.

Todo cambió de manera un tanto mas radical tras la llegada de los emisarios Sindorei, un nuevo orden se imponía en el norte, uno mas radical, mas corrupto y turbio que el de antes y solicitaban a Jalinde y a su asentamiento de refugiados regresar al supuesto amparo de su gobierno en el norte, esto, mas que llenar de esperanza a las gentes de Quel’Danil, no hizo sino llenarlos de terror sobre las posibles represalias que una negativa pudiera tener, cuando los emisarios marcharon de regreso, la incertidumbre y el temor se extendió entre los corazones de cada elfo, no parecía haber una movida que no terminara en catástrofe y no habría, al menos hasta que un comerciante comunica sobre una información que abre una nueva esperanza para las gentes de la pequeña villa, Dalaran ha enviado emisarios a las capitales humanas y de la antigua alianza para fomentar una convivencia pacífica como antaño y vigilar que el uso de la magia en dichas naciones no fuesen a priori un peligro para la vida misma.

Lo demás es poco mas que historia, Quel’danil pide consejo a Dalaran, los emisarios de la ciudad mágica entienden lo peligroso de dejar un poblado tan cerca del territorio imperial en manos de los Sindorei, ahora con magia mas corrupta que antes por lo que deciden intervenir, un enviado de la ciudad estado Dalaran llega a Quel’danil con intención de convertirse en consejero en estos tiempos de incertidumbre.
 

Entonces se decide evolucionar las formas de gobiernos que hasta ahora habían apañado los crecientes problemas de la villa, se instaura el consejo de tres, un representante de cada sector importante de la sociedad en Quel’danil que sería elegido en base a sus méritos previos y sus contribuciones a la sociedad Quel’dorei, por parte de las fuerzas militares y para sorpresa de nadie, Jalinde toma el puesto, ningún habitante de Quel’danil podría jamás poner en tela de juicio la contribución de la general al crecimiento del poblado y la seguridad de su gente, el segundo consejero fue escogido entre los gremios comerciales, uno que velara por los intereses del sector económico del pueblo,  el puesto es ocupado de nueva mano por el comerciante Eldorell Suncrow tras completar su proyecto de puerto comercial, por lo que fue denominado por todos como el emprendedor comercial que Quel’danil necesita para llevar el poblado a un destino mas fructífero, finalmente, pero no menos importante, el archimago Zabralkan, un quel’dorei anciano que había vivido en Dalaran desde hacia siglos y que estaba dispuesto a apoyar y aconsejar a sus hermanos menores, este tomaría asiento en el consejo y desde entonces se habría encargado de contribuir a fundamentar una identidad culturar fuerte en los ciudadanos, además de un crecimiento científico y mágico responsable, también contribuye a levantar nuevas defensas en la villa para salvaguardar el poblado en caso de ataques.

Aparte del consejo de tres, se encuentra un parlamento ciudadano, en dicha cámara residen varios ciudadanos importantes dentro de la villa que ayudan a compartir ideas, discutir posibles planes a seguir o transmitir al consejo los problemas que la ciudadanía desea hacerles llegar.

 

 

Editado por Ace Of Spades
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