Carta sellada a Thamireen CantoFénix

[Akross 142]

Una carta llega a la Aguja Hath'lorien de parte de un mensajero alterno desde Strom que es dirigida al despacho de la cocinera arcana, un mes después de la caída de Scholomance, no lleva sellos de ninguna orden ni marca alguna para reconocer el contenido excepto información del remitente.

De: Ann’Marie Para: Thamireen Cantofénix   Con la luz mi querida Thami, sé que podría parecer inoportuna mi carta, o cuanto menos inesperada, ahora mismo no estoy segura de a donde soy bienvenida o no, lo menos que quisiera es molestarte pero en este momento te escribo con aflicción en el alma y no tengo a nadie mas a quien acudir Thami, necesito compañía y necesito de tú bondad, lo cierto es que me encuentro mas sola que nunca y lo que me resta de voluntad pende de un hilo.         Yo… No quiero extenderme en palabrerías que posiblemente no necesites ni quieras leer, el motivo de la presente es para solicitarte por favor que me dejes marchar allí contigo, refugiarme de mis penas en la aguja que antes en el pasado me acogió, prometo contarte todo cuanto desees saber si llegamos a reunirnos. No tengo mucho que ofrecer y esperaba que cuando volviera allí fuera para colmaros de regalos y relatos victoriosos, mas lo que llevo es la derrota impresa en la piel y en el alma, pero de alguna forma puedo arreglármelas para pagaros por mi estadía, lo que me pidas te lo concederé, pero por favor, acéptame, ahora que mas necesito ser aceptada.       Esperaré por tu respuesta desde Strom antes de marchar hacia allí si es que decides aceptarme bajo tu ala una vez mas.

 

@Blues

[Blues 163]

Una carta arrugada, mojada y maltrecha llegaría a las manos de la Quel'dorei en Stromgarde por la gracia y dicha de un mensajero enano. Quien de mal humor pide gastos por "representación y problemas no-previstos". Después de pagar una generosa cantidad de dinero, la quel'dorei podría recibir su carta tan ansiada.

Para Ann'Marie Ciertamente tu carta me ha sorprendido y preocupado, querida Ann.  Mientras escribo esta misiva, no soy capaz de encontrar palabras de consuelo para ti. Más la palabra impera, y debo ser coherente con los deseos de mi corazón; con los principios de nuestro pueblo. Querida amiga mía, no había necesidad alguna de pedir clemencia, auxilio o ayuda de nuestra casa. Nuestro pan es el tuyo; Nuestra hoguera siempre está lista para recibirte, estando tus pies cansados y tu espíritu destrozado.  Ann, hermana mía de pueblo y sangre, siempre serás bienvenida en mi casa, traigas regalos o derrota en tu corazón. No quisiera extenderme mucho. Ciertamente tengo miedo de que esta misiva se pierda en algún punto, jamás he mandado ninguna correspondencia más allá de Pico Nidal. Por favor, perdona si la tarifa del mensajero resulta excesiva, pero no tengo confianza en los mensajeros menos capaces del dichoso imperio. Por favor, deja esas tierras apenas recibas esta carta. Temo por tu bienestar si estás tanto tiempo en esas tierras extrañas, rodeada de gente extraña. Regresa a casa, te estaré esperando con brazos abiertos.