Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
Nathan

Lastre del pasado

Recommended Posts

La aldea Lobo Gélido, su hogar, dispuesto en un paraje helado y salvaje en el que sin embargo habían prosperado en equilibrio, conociendo la nieve, las montañas y las nubes que rasgan. Imaginar romper la armonía de su gente por la responsabilidad de sus actos era una gran vergüenza para Raeg. El viejo Khar, meses atrás, le había restado importancia e infundado valores que aplacaron sus inquietudes pero no era fácil comulgar con nuevos valores. ¿Cómo volver a la aldea con un renegado inestable cuyo orgullo había provocado una de las mayores calamidades elementales para Azeroth y que él mismo juró contener fallando en el intento? Necesitaba de nuevo informar a los sabios chamanes, informar de lo vio, escuchó y lo más importante: el tormento al que estaba sometido el equilibrio elemental.

Raeg supo ver como Danforth quería respuestas que ya no encontraba en los libros y en su ciencia irresponsable pero... ¿era digno? ¿no usaría el conocimiento de los sabios como una herramienta más como llego a sentirse él mismo? desconfiaba pero por otro lado  entre tanto tormento había mostrado lealtad y honor, a su retorcida forma, había reconocido entre los oscuros hilos que  atan al renegado este mundo  inquietudes mortales como las suyas. Nunca sentiría el mundo como su gente por la condena que sufría, condena de la que su pueblo era responsable a ojos de la historia, pero negarle la oportunidad solo sería un ejercicio egoísta en medio de un debacle elemental que no entiende de las vicisitudes mortales.

 

Una amalgama de dudas, discusiones y disconformidades penetraron en la atmosfera tensandola aún más mientras el segundo libro de la investigación de Danforth era escrito, mientras con temor miraban un futuro incierto. El tormento aumento en la hacienda Harrison en una simbiosis que Raeg no supo detectar a tiempo. Su presencia alteraba una presencia posterior en aquel terreno. Llegado el momento en el que Raeg expreso sus requerimientos a Danforth para marchar a la Aldea Lobo Gélido oscuras fuerzas se pusieron en marcha y tomaron a Danforth atrapándolo en su fuero interno. El orco tomo aire y extendió sus sentidos que le llevaron al interior de la casa, frente a un estante del cual pendían varias calaveras fuente de la disconformidad que sentía. En un intento por expurgar aquel tótem de discordia fue victima de ella misma en visiones de imágenes etéreas y oscuras.

 

Al despertar , aun bajo conmoción, se topo con un Danforth que había vuelto en sí pero perdiendo algo en el camino de vuelta, más no sabía el qué. Y eso le desconcertaba.

 

//

Duración: 2-3 horas

Participantes y habilidades:

 - @Nathan como Raeg Lobo Gélido: Detectar Espiritus

- @IsildurJenkins como Danforth Harrison: Defensa - Inscripción - Muro Helado - Congelación Interna - Invocar Elemental de Agua Menor - Soldado de hielo - Runa: Brasero - Advertir/notar - Defensa (elemental de agua)

  • Like 1

Compartir este post


Enlace al mensaje

La fría noche en los Claros de Tirisfal era sentida hasta por los muertos, quienes agradecían en parte las bajas temperaturas. El frío conserva a fin de cuentas. Pero conserva el cuerpo, no la mente. La mente es algo más sensible, más vulnerable y más inestable. Y la de algunos Renegados lo es más que la de otros...

Esa noche, el criomante Danforth Harrison se encontraba en el exterior de lo que fue la Hacienda Harrison, al norte de la provincia, practicando con su soldado de hielo, aún algo torpe debido a la inexperiencia del hechicero con su nuevo hechizo. Raeg Lobo Gélido, el chamán que lleva compartiendo vivencias desde el último verano con el Renegado, lo acompañaba en su residencia mientras se escribía el segundo tratado sobre elementales.

La redacción de este libro estaba siendo muy lenta. La información contenida en el tomo otorgado al grupo de investigadores por Aquaream hablaba de oscuridad, Vacío, de mundos encontrados bajo el nuestro, de planos que van más allá de la imaginación de un mortal. En definitiva, una información muy confusa que daba lugar a más preguntas que respuestas.

Estas preguntas que bombardeaban la inestable mente del mago habían hecho mella en él. Aunque habían tenido sus más y sus menos, el no-muerto nunca se enfrentó abiertamente al orco, nunca lo desafió, pero la falta de respuestas y de soluciones a esas incógnitas lo llevaban por la locura y no le dejaban avanzar. Y menos con los lastres del pasado de Danforth...

Exigía una reunión con los chamanes ancianos del clan Lobo Gélido. Dado que los conocimientos sobre elementales no estaban escritos, sino que residían en las mentes de los más ancianos y expertos chamanes, la única posible vía de obtención de respuestas era a través de los mentores y superiores de Raeg. Pero él dudaba de si el Renegado era digno de un encuentro con ellos, y más en el estado del mago.

La demencia y la locura hacían mella en la mente y el espíritu de aquel saco de pus que se hacía llamar Danforth Harrison. De alguna manera se podría decir que, para su consuelo, parte de ello era debido a la influencia de los espíritus pasados que había torturado de manera inconsciente por no haberles dado un descanso digno. Los espíritus de sus seres queridos eran una de las fuentes de su tormento.

El chamán quiso evaluar cómo de apaciguada estaba la mente del hechicero. Ver que tenía en su sillón, colocado a modo de trono, las calaveras de sus padres, no le transmitía buenas vibraciones. Y la calavera que se encontraba encima de la mesilla, perteneciente a su único amigo en vida, Oswell Bristol, no ayudaba. Y no hablemos del pequeño altar que contenía la calavera de Selana Laendon, su amor en el pasado.

Debido a esto, Raeg decidió intentar contactar con estos espíritus, más por sospecha que por conocimiento real, a través de las calaveras, empezando por la del amigo de Danforth. Pero el espíritu era poderoso, tanto que aturdió al chamán y lo dejó inconsciente en el suelo mientras el hechicero tenía que diferenciar entre las ilusiones y las realidades que se le presentaban a sus muertos ojos.

No es agradable ver al espíritu de tu mejor amigo, atormentado, cargar contra los de tu alrededor. Y mucho menos lo es para la mente cuando en el pasado tuviste que destruir su cuerpo, manejado como una marioneta, cuando intentaste escapar del yugo de La Plaga con los primeros Renegados. La psique de Danforth peligraba enormemente, pero su egocentrismo y su ambición, por raro que parezcan, le hicieron defender a Raeg de aquel espectro piromante de su antiguo compañero.

El chantaje emocional y los embates mágicos fueron protagonistas en un enfrentamiento que, por muy real que le resultase a Danforth, no era más que una mera ilusión, una manifestación de los fantasmas de su pasado. El mago se interpuso entre el espíritu de Oswell y Raeg para evitar que el primero lo atacase con una versión ígnea de los mismos hechizos que controlaba el criomante.

¿Fue esa defensa un acto desinteresado? ¿Fue Danforth motivado por la amistad, el compañerismo? No, fue el más puro de los egocentrismos lo que lo movió. "Si el Chucho Gélido muere, adiós a la reunión con los chamanes", así se podría resumir el pensamiento real del mago, aunque una ligera luz de su ser pasado, de aquel compañero leal, fuera la que movió primero su mano levantando un muro de hielo protector.

Tras aquel enfrentamiento, real o no, Danforth se dio cuenta de una cosa: conservar las calaveras de sus seres queridos no hacía otra cosa que atormentar sus espíritus, ya que no podían descansar en paz. ¿Era cierto esto? Quién sabe. Para Danforth lo era. Todo lo ocurrido lo era. Al igual que lo fue el rito funerario que realizó tras el enfrentamiento.

Colocó las cuatro calaveras juntas en el exterior de la casa sobre una runa de fuego suya y, tras implorar perdón en lo que habrían sido lágrimas en vida, decidió quemar con el fuego rúnico las calaveras, que se consumieron en unas llamas liberadoras. Y digo liberadoras porque los cuatro espíritus que llevaban casi una década mellando la mente de Danforth quedaron libres de las cadenas del mundo físico.

Fue durante este rito cuando Raeg se despertó. Si lo entendía o no era indiferente para el mago. Tenía que superar el pasado, pasar una de las páginas más pesadas de toda su existencia. Las únicas personas que lo quisieron por lo que él fue desaparecieron por completo. El cómo continuará la mente del Renegado es un misterio, al igual que cuándo finalizará el segundo tratado sobre elementales.

Los siguientes días fueron extraños. El chamán seguía en la residencia de Danforth, y nunca le faltó nada a pesar de la carencia de necesidades mortales del no-muerto, pero las palabras que se intercambiaban eran las justas y necesarias. El ánimo del mago estaba por los suelos. Pasaba horas sentado en el barranco de detrás de su residencia, La Guarida del Escriba, mirando al horizonte.

El futuro es algo incierto. El pasado es inalterable. Es el presente el que tenemos que vivir y aprovechar. Si Danforth ha sido capaz de entender eso o no es otra de las innumerables incógnitas que se hallaban en aquella residencia. Para él, lo único que importaba era encontrar su propósito. ¿Merece la pena dedicar toda una eternidad para conseguir un poder para defender algo ya muerto? Sus antiguas metas se desvanecían ante sus ojos, y no eran sustituidas por nada bueno, pues el vacío es el peor de los remedios para una mente inquieta.

Editado por IsildurJenkins
  • Like 1

Compartir este post


Enlace al mensaje

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Responder en este tema...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Your previous content has been restored.   Clear editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.

Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...