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Axl

[Bosque del Ocaso] Mataogros

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La espalda le estaba doliendo horriblemente, sentía como si una muralla se le hubiese caído encima, o al menos una pared muy grande. El aire se le escapaba de sus pulmones y casi podía estar seguro de que se le habían roto un par de costillas a lo largo del combate, pero se concentraba en ignorar eso lo mejor que podía.

Más adelante luchaba el enano, siempre le sorprendía su capacidad para meterse en problemas con enemigos que podrían diezmar grupos enteros, pero esta era la gota que derramó el vaso, habían limites para su bravura y tenía el presentimiento de que lograba superarlos con cada día que iba pasando... y cada vez iba pasando más de eso a la locura. A unos pocos metros también se encontraba Nicholas, un cercano amigo, se le notaba tan exhausto y apalizado como él, quizás un poco más... no podía hacer más que sentir preocupación por él. Pues el enano inconscientemente le había arrastrado consigo a una muerte segura.

Salió de su ensimismamiento cuando la enorme criatura alzó sus brazos, gruesos y grandes como pilares, y junto los puños para aplastarle junto con el enano, fue empujado por su compañero para evitar ser pulverizado y escuchó como una maldición salía de su boca, sacudió su cabeza mientras memorizaba sus hechizos más potentes y se reincorporó para observar el caótico combate.

Observó al enano dar una zancada hacia adelante y atacar al gigante con su martillo, no parecía causarle muchos daños a la criatura... negó con la cabeza y mientras empezaba a rodear al enorme ser para flanquearlo con un hechizo una incógnita se empezó a pasear por su cabeza como una molesta mosca: ¿Cómo se habían metido en una situación así... otra vez?

*** *** *** ***

Estaban perdidos, el leñador estaba consciente de ello. Habían estado caminando durante muchas horas y el viaje solo se hacía más y más irritante conforme el tiempo iba pasando. Tenía que empujar el carro de suministros mientras que el enano lideraba el paso, no era una actividad muy entretenida, pues entre la incomodidad del bosque, el sol que ya se había ocultado hace unas horas y los comentarios extenuantes del enano la experiencia distaba lejos de ser para su disfrute.

Moverse por el complejo montañoso tampoco era una tarea sencilla, pues un paso en falso podría incluso significar un derrumbe y la perdida del carro junto con los suministros iba a resultar en una desgracia para el campamento y sus residentes, al menos ya estaban cerca, o eso decía su compañero, y eso significaba que pronto podría descansar bajo la seguridad de un grupo numeroso.

Para su despecho estas montañas se asemejaban más a un gigantesco laberinto, el enano se asomó por una rampa en descenso y supuso igual que él que ahí se encontraría el campamento, pues hace un rato habían visto un pequeño río que se extendía por el valle rocoso. Descendieron con cuidado y se encontraban en un terreno plano, donde había una cueva de curioso aspecto más adelante y un camino que se extendía hacia el río al otro lado de donde ellos estaban. Siguieron el camino al río y el leñador se percató de que habían rocas y arboles con extrañas marcas pintadas sobre ellos, se lo señaló al enano y este último se acercó. Se preocupó un poco cuando el enano dijo que reconocería estas marcas en cualquier sitio, más no eran runas enanas.

El enano le dijo que esperase aquí mientras que él se cercioraba de que el camino hacia adelante era seguro, el no terminaba de entender bien el porque pero al menos no tendría que seguir tirando del carro. Se puso cómodo mientras veía partir al enano y se dedicó a examinar el lugar con los ojos. Sintió un temblor y escuchó un fuerte golpe, no fue la primera vez que lo habían hecho. Hace unos minutos habían escuchado un estruendo parecido y eso había captado la atención del enano. Ya había pasado un rato y su compañero no aparecía, intentaba controlar la preocupación y se quedó vigilando el carro, otro temblor hizo sacudir el suelo tras él y se giró repentinamente a observar.  Sintió como el corazón se le iba subiendo a la garganta poco a poco.

Veía una figura enorme detrás de él, y se estaba aproximando a pasos largos y pesados, era al menos dos veces más grande que él y eso lo colmaba de temor... maldijo en voz baja por la ausencia del enano y se escondió detrás del carro para evitar ser visto. Se asomaba cada tanto a ver al extraño y sentía pánico con cada paso que daba, pues se iba acercando cada vez más y más. Debía pensar en un plan y rápido, había visto a esas criaturas antes, solo en los relatos y de boca en boca, pero habría preferido nunca ver una en carne propia. Era un autentico gigante.

La criatura ya estaba a menos de cinco metros del carro, y el leñador tuvo que ir reptando por los lados del mismo esperando no ser detectado, podía sentir como el corazón luchaba por salir de su pecho, y casi podía sentir como explotaba cuando escuchó un grito que más bien parecía un rugido, no era el del gigante. Era del enano más adelante en el camino. La criatura rugió en respuesta y el leñador casi sentía como se le estropeaban los oídos ante tal sonido, vio como la montaña de músculos trotaba en la misma dirección que tomó el enano.

*** *** *** ***

Rugió con odio el nombre de la criatura, y se sintió como un idiota por haberse acercado tan inconscientemente a su guarida, se trataba de nada más y nada menos que un ogro, uno que no se iba a mostrar muy propenso a aceptar visitas. Empezó a correr de vuelta hacia donde se encontraba el leñador y se encontró con la criatura frente a él, el humano se había acercado a una distancia prudencial y no pudo hacer más que pedirle que se fuera, que buscara ayuda, él iba a poder contenerlo... o al menos eso era lo único que podía esperar.

Vio como el leñador iniciaba su huida antes de ver como un enorme pie se aproximaba a toda velocidad hacia él para patearlo, 428298edf1b500620891c4c7f5bda948.jpgrodó por el suelo evitando la extremidad y pudo ver como arrancaba un trozo de suelo con esa patada. Se reincorporó y descolgó su martillo, dejó caer el escudo al suelo pues sabía que no iba a ser ni un ápice de útil, entonces se concentró en evitar que el enorme humanoide no lo convirtiese en un amasijo de carne con sus enormes puños, esquivar, evitar, correr y rodar... era lo único que podía hacer para mantenerse con vida, mientras iba inspeccionando las características de su contrincante. 

Habían pasado al menos unos diez minutos, pero el guerrero de clan los vio pasar como si fuesen una eternidad, estaba exhausto y parecía que aquel ogro solo estaba deseoso de aplastar algo, estaba tan preocupado en sobrevivir que había olvidado examinar su aspecto... era grande, eso es obvio, pero no tanto cómo los mas grandes, quizás justamente había abandonado la adolescencia y se había convertido en adulto, aunque todavía le faltaba tamaño... bien sabía que esas criaturas nunca paraban de crecer, evitó un puñetazo del tamaño de una mesa rodando por el suelo y sintió como su armadura le daba una paliza, no lo estaba pasando muy bien. 

Siguió luchando por sobrevivir durante unos minutos más hasta que finalmente observó a dos figuras acercarse, eran el elfo y el leñador, habían venido a prestarle auxilio en esta batalla, quizás no lo había demostrado pero se sentía agradecido por ello, si iba a morir en ese lugar al menos necesitaría que alguien pudiese presenciar su caída. Rugió con entusiasmo y aprovechó que el ogro se distrajo para atacar. Era el momento de la ofensiva.

*** *** *** ***

Odriel estaba paseándose por el complejo montañoso sin haberse alejado mucho del campamento. Había salido con la excusa de otear el terreno, pero bien sabía que lo estaba haciendo para alejarse por un rato del ajetreo del campamento, necesitaba algo de tiempo para poder meditar en la tranquilidad que ofrece el estar solo. Y no iba a tenerlo en un lugar donde las ordenes, el sonido del acero entrechocando y los guerreros moviéndose de un lado a otro eran cosa de todos los días.

También había dedicado un pequeño espacio de sus pensamientos en preguntarse donde estarían Bodvar y Nicholas. Se supone que deberían haber llegado hace un par de días y aun no recibían noticia alguna de ellos, dos, no sabía si despreocuparse por el hecho de que el enano era un hábil luchador... o pensar todo lo contrarío ante la posibilidad de que se hubiesen buscado problemas sin necesidad en este bosque maldito.

Siguió caminando por el lugar, lo suficientemente atento como para evitar ser tomado por sorpresa por algún hostil cercano. Y un grito lo arrancó de sus pensamientos, la voz le resultaba familiar... ¡Era Nicholas!. Empezó a correr en dirección a los gritos y eventualmente logró dar con él, no hubo mucho intercambio de palabras, el leñador estaba bastante exhausto por la carrera. Le dijo al aeromante con el poco aliento que había logrado reunir que Bodvar estaba en problemas, problemas grandes, y le guió al lugar de acción mientras le estaba contando lo sucedido. El elfo no sabía si hacer un comentario irónico por la desgraciada situación en la que se habían metido el leñador y el enano o si quedarse en absoluto silencio mientras planeaba una forma de que las cosas salieran bien... se aferró a la segunda opción.

Siguieron corriendo durante unos minutos, y el mago se sorprendió al ver como aquel enano seguía con vida, se aferraba con fuerzas a la misma. Evitaba los ataques del ogro y cuando tenía la oportunidad lograba realizar uno o dos golpes, no parecían hacer más efecto que magullar un poco al enorme ser, pero eso no parecía importarle al enano. Su espíritu era tan desquiciadamente valeroso que no pudo evitar sentir un poco de admiración por él. Aunque logró apartar eso rápidamente con el pensamiento de que era un idiota que se había acercado a la guarida de un ogro. Avisó con un grito su presencia y el enano pareció alegrarse, el ogro se giró y la mirada que puso sobre ambos hizo que su sangre se le helara por un momento. El gigante inició su carga y ni él ni Nicholas pudieron reaccionar a tiempo, los arrolló y los mandó a volar unos pocos metros en direcciones opuestas, el elfo pudo sentir como todo el aire se le escapaba de los pulmones... y el alma se le separaba un poco del cuerpo, logró recuperarse lo más rápido posible y vio como el enano cargaba contra el ogro, se alejó a una distancia prudencial mientras que recuperaba el aliento.

El combate se iba desarrollando y estaba bastante impresionado por lo mucho que habían durado, el cruel destino prolongaba más sus vidas en el combate contra aquella imbatible criatura, maldijo en silencio. Era un circulo vicioso, el enano y Nicholas atacaban, se apartaban de los inminentes ataques del ogro, y el intentaba derribarlo dando uso de su numerosa variedad de hechizos, pero la BB3.bmp3criatura no cedía con tanta facilidad, podían pasarse una eternidad luchando si se diera el caso, pero eventualmente sus energías se agotarían, o las de Nicholas... o peor aún, las de Bodvar. En cualquiera de los tres casos, significaría la muerte de todos en los instantes próximos a ello.

Ya había pasado demasiado tiempo, y el ogro no parecía estar dispuesto a ceder ni ante la magia ni ante la fuerza bruta del enano o los ataques certeros de Nicholas... temía lo peor, sabía bien que era su responsabilidad pensar en algo, o sus compañeros iban a seguir golpeándole hasta que fuese más rápido que ellos y les aplastase, dirigió su mirada hacia todos lados buscando cualquier cosa que pueda otorgarles una ventaja en el combate, y entonces observó sobre el un arco rocoso que cubría parte del lugar con su sombra, una sonrisa se manifestó en sus labios mientras que se preparaba para conjeturar un nuevo hechizo.

*** *** *** ***

Korr disfrutaba del combate con una sonrisa desprovista de dientes, desde que vio el carro lleno de cosas que podría quedarse supo que iba a pasárselo bien esta noche, pocos se adentraban a la guarida de Korr y vivían para contarlo. El humano y el hombrecillo no lograban representar un desafío verdadero, pero estaban demostrando ser unos guerreros testarudos, lograban escabullirse y evitar sus ataques y sus golpes le provocaban cierta cantidad de daño, Korr sabía que a la larga este combate podría resultar contraproducente. Korr debía hacer algo.

El larguirucho seguía haciendo esa magia rara sobre el, le causaba dolor y apuntaba siempre a su rostro, esto lo enfadaba, la sangre que manaba de su frente le cubría los ojos y le hacía perder el equilibrio y tropezar, el hombrecillo golpeaba sus rodillas con su pequeño martillo pero aun así lo hacía con la fuerza suficiente como para que le doliese y en serio, el humano lograba escabullirse y clavar su montadientes  en los lugares más blandos de su cuerpo, esos eran pocos, pero si que podía diferenciarlos con facilidad. Cargó salvajemente contra ellos deseoso de aplastarlos contra la pared y los bastardos minúsculos lograban esquivarle, Korr se había estampado contra el muro de rocas, Korr estaba iracundo. Cuando el enano y el humano volvieron a acercarse ya estaba preso por la ira, y empezó a arrojar golpes a diestra y siniestra, mandando a volar al enano y alejando al humano. Esto no parecía ser suficiente para el primero, a pesar de sus heridas todavía se mantenía de pie y levantaba su martillo, lucía patético, Korr no podía hacer más que reir, Korr levantó su enorme pie dispuesto a acabar con su miseria cuando entonces escuchó un crujido, era estruendoso, lo buscó con la mirada hasta que vio al elfo.

Estaba haciendo una especie tornados con ambas manos, no se veían muy grandes pero los hacia en cortos periodos de tiempo... mostraba los dientes demostrando el esfuerzo de aquella practica. Korr, curioso, empezó a seguir con la mirada la dirección que tomaban aquellos hechizos de viento, hasta que sus ojos se posaron sobre un arco rocoso que se sacudía por la fuerza del viento sobre su cabeza. Lo ultimo que Korr pudo alcanzar a ver fue como una tumba de rocas caía del cielo con intenciones de enterrarle vivo.

Luchó contra las rocas y logró abrirse paso hasta poder asomar el torso entero, estaba exahusto, herido y sobre todo enojado, no sabía que había pasado con exactitud, cuando volvió a si mismo, sus verdugos se acercaban no con intenciones de ayudarle. Eso no importaba, Korr iba a luchar hasta el final, hasta que esos malditos intrusos se hicieran añicos.

Y eso hizo Korr. Luchó hasta el final.

 

Participantes/Habilidades usadas:

Odriel @ILUSDN [Proyectil arcano - Espadas - Defensa - Reflejos]

Bodvar @Axl [Defensa - Reflejos - Martillo mano (CC) - Advertir/Notar - Fauna]

Nicholas @C0rt3x [Defensa - Reflejos - Espada corta (CC) - Advertir/Notar - Sigilo]

Obtenciones:

  • Cabeza de ogro (Bodvar)
  • Sangre de ogro (Odriel)
  • Carreta de suministros (Recuperado)

//Duración de 2.45-3 horas aprox

//Odriel pensó que los gritos eran de mujer

 

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