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Axl

[Dun Morogh] Matatrols

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Tenía las piernas entumecidas por el esfuerzo del movimiento, el sudor helado le recorría la espalda, le perlaba la frente y le impregnaba el torso, su respiración estaba agitada no solo por el esfuerzo, si no por el violento clima y ambiente en el que se desarrollaba el fiero combate.

Había decidido quedarse en medio del combate, conjurando hechizos dañinos para los atacantes que les superaban en numero y les rodeaban con una ventaja del terreno, pero algo andaba mal, pues por alguna extraña razón estaba fallando su comunión con las lineas ley y por lo tanto su potencial mágico de forma casi exponencial.

A su lado combatía el enano. «Tan enérgico e impulsivo como siempre...» lamentó el elfo. Había cargado contra los enemigos que se encontraban en una colina no muy grande, dos de ellos estaban frente a él, arrojando feroces estocadas con sus lanzas de colosal tamaño, mientras que uno a un nivel superior de la colina arrojaba sus lanzas contra el aeromante.

Hizo ascender el escudo a tiempo y creyó que se le dislocaría el hombro por el batir del acero contra el marfil de la lanza que provocó el choque defensivo que realizó ante ese ataque, miró por el rabillo del ojo y podía ver a Jared. «No lo está pasando tan bien como el enano...». Y tenía razón; parecía que estaba en los últimos apogeos de su fuerza en ese momento, ya había recibido mucho daño de parte de sus rivales y el desgaste, el frío y el cansancio estaban pesando cada vez mas en su espalda.

Sin dudas Dun Morogh era una tierra desafiante, donde solo podían criarse seres lo suficientemente fuertes como para soportar una vida en el gélido páramo. Era un sentimiento sobrecogedor, y en parte, le ayudaba a entender un poco mas el porque de la naturaleza del enano, de haber nacido y ser criado en las mismas circunstancias el también habría optado por el camino de la barbarie y la ignorancia. 

Evitó con un movimiento de la cabeza el ser empalado por una lanza de aspecto corroído y en lo que memorizaba nuevamente sus hechizos ofensivos una pregunta se había clavado en su mente como un cuchillo: ¿Cómo se habían metido en una situación así... otra vez? 

*** *** ***

La voz del enano tronó como un relámpago al avisarle a Odriel que ya todo estaba listo para partir. Por lo que el sabía el enano tuvo que acceder a sus pedidos. Recién ascendido a Iniciado en la orden de la Mano de Plata. Vestía con su nuevo uniforme y a pesar de todo seguía llevando encima ese martillo de aspecto casi ridículo, estaba tan desgastado, con muescas, incluso un poco de óxido. Casi podía hacerle competencia a lo que usan los orcos para realizar escaramuzas. Apenas pudo notar la expresión divertida del elfo al verlo con mas detenimiento, y eso lo hizo sentir solo un poco avergonzado y más deseoso de reemplazarlo.

Sabía que el enano tenía asuntos pendientes mas importantes que el conseguirle un martillo nuevo, por fortuna. Ya que dudaba que de alguna otra forma pudiese ayudarle en un pedido así. Pasó una noche en lo que terminaban de prepararse y empezar el viaje. Para cuando llegaron, casi tuvo que sostenerse la boca para que no cayera al suelo.

La ciudad-fortaleza de los enanos era fascinante: enorme, imponente, increíble. Era sin dudas la representación clara de la habilidad de la antigua raza. Los enormes salones consistían sectores con sus propias calles, callejuelas, túneles y pasos. Cientos, si no es que miles de cabezas iban moviéndose de un lado a otro, tanto de enanos como humanos y gnomos. Ya sea guiando una carreta, llevando mercancías a sus puestos, ofreciendo sus servicios o simplemente paseando de un lugar a otro. El corazón de Khaz Modan era bullicioso y de alguna forma hermoso. Sorprendido miró Jared al enano, que parecía tomárselo como un paseo por el bosque.

Fueron pasando de lugar en lugar, hasta llegar al centro ardiente de la colosal ciudad fortificada, donde los artesanos y herreros obraban en sus nobles labores, con el calor abrasivo del magma fundido justo debajo de sus pies, bombeado por máquinas de aspecto asombroso y gigantescas proporciones. Y transportado hacia calderas hirvientes utilizadas para fines que su cabeza apenas podía imaginar. Ahí dieron con un conocido del enano, era un aprendiz de herrero llamado Hagrim, quien les había dicho tras una conversación algo larga el paradero de su maestro, la persona que estaban buscando. Makai Ignisson, un herrero profesional del clan Drakkigson que había sido convocado a Nazsheim por asuntos que el desconocía. No tardaron mucho en partir a través de la nieve, abandonando la enorme ciudad de los enanos en su dirección hacia el último bastión del clan Drakkigson.

Ahí pasaron un tiempo relativamente corto, recuperándose de las molestias del viaje que, aunque corto, provocó un largo desgaste para el grupo. Según las palabras del enano Dun Morogh estaba en una época de ventiscas fuertes, y nevadas implacables. Algo que ralentizaba los avances de mercaderes y grupos militares, además de aumentar la actividad de las criaturas salvajes, provocar la agitación de las tribus trol de hielo y el pulular descontrolado de troggs en las cuevas abandonadas y ocupadas. Se dispusieron a visitar a Borek, un anciano del clan Drakkigson y viejo conocido del enano, quien les había dicho que Makai había sido enviado a un puesto de avanzada al sur, acompañado de un número de guerreros de clan Drakkigson y algún ingeniero de Forjaz. Y que habían dejado eventualmente de recibir informes y mensajes del lugar, cosa preocupante para todos. Jared y el elfo no vieron mala la idea de ir a investigar, al enano verdaderamente le daba un poco igual, pero no iba a rechazar una oportunidad de encontrar a un viejo amigo. Prontamente se pertrecharon y prepararon para el viaje, siguiendo las indicaciones de Borek. Cuando una ventisca fuerte había caído sobre ellos a mitad del viaje.

Eso había causado una incomodidad inmensa y dificultad para el transitar por el lugar, solo gracias a la preparación previa pudieron soportar el camino, y se mostró verdaderamente sorprendido al ver al enano, quien a pesar de moverse mas lento que él y el elfo no mostraba ni una muestra de cansancio alguno. «De verdad que es un guerrero de los mas puros...». Pensó para sí mismo. Siguieron caminando por la tundra durante varias horas, hasta que algo captó su atención. El elfo y el iniciado habían advertido a lo lejos un grupo de figuras que se movían rápidamente y sin detenerse a través de la nieve, no hacia ellos, si no en dirección a las indicaciones de Borek, donde se encontraba no muy lejos el puesto de avanzada, fue una noticia desesperante cuando lo que en efecto veían era un grupo de escaramuzadores trols de hielo. El grupo aceleró el paso hasta que inevitablemente les perdieron de vista y se encontraban solos en el valle helado, con una ventisca que aumentaba el peso sobre sus hombros y espaldas. Además de la nieve que llegaba hasta las rodillas del enano y la mitad de las tibias del humano y el elfo. Siguieron avanzando con presteza hasta que un sonido silbante se había entrometido en el soplar del viento.

Observó con sorpresa como una lanza del mismo tamaño que tiene el enano casi atraviesa al aeromante, quien se salvó solo por que sus ágiles reflejos lograron esquivarla. Se sacudió al entrometerse en la nieve y para cuando se dieron cuenta, un cuerno había resonado alrededor del valle.

Ellos les habían encontrado primero.

*** *** ***

El guerrero de clan observó frustrado como se iban apareciendo figuras a los lados, y casi respondió con un bramido ante el sonido atronador provocado por el rugir del cuerno hecho de huesos y pieles del trol de hielo. Pudo contar menos de una docena. «Aun así, se trata de un numero bastante alarmante…». Pensó para si mismo el enano, no se mostraba del todo disgustado, solo un poco y por el hecho de que hayan sido interceptados con tanta facilidad y ni siquiera se han podido dar cuenta, bueno, el no tenía problemas. Esos trol de hielo habían llegado a encontrar la muerte.

 Y se los hizo saber con un insulto rugiente sacado desde lo más profundo de sus pulmones, antes de cargar como un completo lunático hacia el peligro, lo último que vio del humano fue como empezaba a cargar en el lado contrario, donde se hallaba una arboleda frondosa y al menos unos tres de ellos, el elfo se quedó en el sitio preparando sus conjuros y esquivando las lanzas que eran arrojadas por un trol que se encontraba en la colina fuera del alcance del enano. No sería problema, ya tendría tiempo para ir a matarlo a él también. Se sumergió por completo en el vórtice de violencia, detener una punta con el escudo y disfrutar el batir provocado por el choque, arrojar un martillazo y sentir como la piel se va abriendo y entumeciendo por el golpe y como los huesos van quebrándose y dislocándose. Esquivar, golpear, bloquear, golpear. Era su pequeño paraíso.

«Se las arreglará.» Pensó gustoso el enano antes de agacharse para evitar que una lanza le arrancase la cabeza.Pero no todo estaba marchando bien para el grupo, el elfo apenas podía mantenerse a la par y a pesar de conjeturar sus potentes hechizos de ataque no siempre salían como era esperado, a veces ni siquiera podía atraer los finos hilos mágicos de las líneas ley a su persona para llevar a cabo sus habilidades de aeromancia. El humano tampoco lo estaba pasando muy bien, los trol le superaban en número y de algún modo, en habilidad, lograban entrometerse en sus puntos ciegos de la armadura y castigarle por permitirlo, siguió recibiendo daño hasta que se encontraba a punto de caer.

La masacre prosiguió durante unos minutos que parecían horas, y al girarse pudo ver como el elfo conjeturaba un hechizo que provocaba que ráfagas invisibles le abrieran la carne a un trol de hielo tan repentinamente que el solo podía observar con bobalicón asombro sus heridas antes de caer y teñir la nieve de un color rojo, el humano forcejeaba contra un trol que ponía su pie sobre él y se preparaba para apuñalarlo antes de ser removido por un cegador hechizo de su parte. Pasaron unos larguísimos instantes más y todo había terminado, la matanza había finalmente concluido, los cuerpos fríos y azulados de sus enemigos eran engullidos por la nieve y los pocos sobrevivientes se habían perdido en la tundra. El emocionante éxtasis iba menguando poco a poco mientras pasaban los segundos y el enano se acercó al par, al borde del colapso, pero vivos. Se movieron a un lugar más seguro para descansar y lamerse las heridas antes de continuar su camino hacia el puesto de avanzada Drakkigson donde se encontraba el herrero que buscaban con tanta dedicación, necesitaban conseguir ese martillo para volver a Elwynn.

No sin antes recoger unos cuantos trofeos de la batalla.

*** *** ***

Makai bramó una orden y los enanos arrojaron otra oleada de balas y pólvora a la ofensiva de trol de hielo, ya eran la mitad de los que habían llegado anteriormente y este había sido el tercer ataque desde que inició la época de ventiscas, agradeció que 3cbcdee37d15ea992b99866ccce4b5bc.jpg?widsolo quedaran unos pocos días para que todo volviese a la normalidad y los trol de hielo se tranquilizaran, tendría que sobrevivir el tiempo suficiente hasta entonces.

Un colosal y abominable trol mutante cargaba rabioso hacia la única edificación fortificada que servía como puesto de avanzada, dispuesto a derrumbar las paredes y masacrarlos a todos. Se sintió asqueado al ver con desprecio su rostro idiota, babeante de espuma roja por morderse de rabia las mejillas y su aspecto simiesco que se aproximaba a toda velocidad hacia la boca de un cañón. Casi sonrió de placer al ver como su torso estallaba pocos instantes después de que el arma rugiese con estruendo y se llevase también a un par de trol, era el momento. Los enanos siguieron disparando y arrojando golpes del hacha, hasta que en valle no quedó ni uno de ellos. Suspiró con cansancio y relajación para después ordenarle al resto que descansaran un poco, quizás esta era la oportunidad de enviar un mensaje a Nazsheim.

Casi había ordenado que fusilaran a las figuras que se aproximaban, hasta que entre ellas notó un rostro familiar, se trataba del hijo de Budrik, Bodvar. Un guerrero de clan Drakkigson. Un hermano de armas. Sonrió esta vez y les dejó acercarse y entrar, trató las heridas del humano y el elfo y escuchó atento a las palabras de su viejo amigo, quería un martillo para el humano… era una solicitud algo precipitada, pero sabía que si ese enano había viajado de Elwynn hasta este lugar, combatió contra los trol del hielo, y tuvo que soportar a un par de “idiotas” durante todo el trayecto era por una buena razón. Finalmente tuvo que acceder y se acercó a su forja. Serían unos largos días.

*** *** ***

El joven aeromante observaba con curiosidad los grabados del nuevo martillo de Jared, a quien se le parecía más descansado y gustoso. «Y con razón, la generosidad de ese tal Makai nos permitió quedarnos un par de días para reposar nuestras heridas, aunque tuviésemos que ayudarles en distintas tareas e incluso diezmar a algunos grupos de caza perdidos de los trols de hielo.>>

Apartó ese pensamiento de su mente, y continuó avanzando junto al par hasta que logró describir las colosales torres que sobresalían de la montaña de Forjaz, suspiró con algo de alivio ante el hecho de que estaban a punto de volver a casa. Escuchó que Jared decía algo.

 

—¿Entonces, qué es lo que dices que significan estas runas grabadas?— Dijo Jared con duda mientras curioseaba pasando los dedos sobre la cabeza del martillo.

Makai tiene sus manías, entre ellas está dejar su marca personal en todos sus trabajos, le mencioné acerca de tu labor. Y escribió algunas palabras de inspiración en él.- Mencionó Bodvar mientras que caminaba pesadamente, frotándose un ojo con los nudillos. –Unión, respeto, justicia.

El iniciado abrió un poco los labios comprendiendo, y asintió con la cabeza agradeciendo al enano.

—De verdad que estoy en deuda contigo, Bodvar, no sabes lo mucho que te agradezco por este viaje.

El enano se tardó unos segundos en responder, lo que dijo hizo al aeromante sonreír.

—Estoy seguro de que pronto podrás saldar esa deuda, humano. Hice un buen negocio con Hagrim, y creo que tu puedes pagarlo.

Odriel negó con la cabeza, de verdad que el enano era uno de los lunáticos más curiosos que había conocido en su vida.

 

 

Participantes/Habilidades usadas:

Odriel @ILUSDN [Proyectil arcano - Espadas - Defensa - Reflejos - Advertir/Notar]

Bodvar @Axl [Defensa - Reflejos - Martillo mano (CC) - Advertir/Notar - Herrería]

Jared @Kario [Defensa - Reflejos - Martillo 2M (CC) - Advertir/Notar]

Obtenciones:

  • Equipo de herrería enanico. (Yunque, fuelle, herramientas) (Grupal)
  • Cabeza de trol de hielo (Bodvar)
  • Frasco de sangre de trol (Odriel)
  • Martillo 2M (CC) (Jared)
  • Ídolo de Borek (Jared)

 

//Duración: Masteo de 3 días, 3.45-4 horas aprox de sesiones

Editado por Axl
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