El Tirador Eric se acercó con cierta cautela al Cabo Molsen, que estaba revisando un albarán del puerto de Monteverde.
-Cabo. Tengo... malas noticias. -dijo, con cierta duda en su voz-
-¿De que se trata, soldado? -respondió en un tono neutro, sin despegar su ojo del documento-
-Me temo que parte de la munición que trajimos del frente con nosotros, está defectuosa. -el soldado depositó sobre la mesa varios virotes, con la punta completamente roma, incapaz de atravesar ningún objetivo-
El cíclope apartó entonces su atención del pergamino y tomó uno de los proyectiles, observándolo por un instante.
-¿De cuantos estamos hablando?
-Solo una docena, mi Cabo.
-Soldado Eric, de la orden de revisar la munición, por si hubiera más proyectiles en mal estado: se utilizarán para las practicas de tiro. Solicitaré al herrero de la Villa que fabrique nuevos proyectiles.
-Si, mi Cabo. -el tirador permaneció en el sitio, silente por unos largos segundos-
-¿Algo más, soldado? -el Cabo comenzó a dar unos golpecitos sobre la mesa, con la punta de la saeta que sostenía en su mano-
-Quisiera... -carraspeó- quisiera informarle de que algunos hombres... andan algo distraídos de su entrenamiento, mi Cabo.
-Distraídos. -repitió las palabras del soldado-
-Así es, mi Cabo. -tragó saliva- Verá... nos ha dado la orden de ir a entrenar a la playa... -añadió con cautela- y los jóvenes y las mozas de la villa suelen ir a bañarse...
El cabo detuvo el lento tamborileo que realizaba con el proyectil sobre la mesa.
-Gracias por informar, Eric. -respondió con calma- Me encargaré de motivar a los muchachos para que se centren... personalmente.
El soldado se cuadró nuevamente frente a su Cabo y dio media vuelta, disponiéndose a marchar.
-Pensándolo mejor, Eric... ordenen que me entreguen los proyectiles defectuosos.
-Si, mi Cabo.
Una sonrisa perversa afloró en el rostro del tuerto mientras el tirador se retiraba.
Consecuencias:
Aprendido:
Entrenado: