Una hormiga en la inmensidad
“¿Cómo nos verán las estrellas?”
Musitó, observando con claridad el cielo estrellado, sentada en una de las tantas plazas que tenía hoy Quel’danil, ahora un poblado sumamente avanzado para lo que alguna vez fue.
Su encuentro con Ethos fue fortuito, como lo fue la pequeña aventura que los llevó hacia lo alto de las montañas aledañas al poblado, con un simple encargo; buscar hierbas para los cometidos del médico quel’dorei, quién debía asistir a algunos forestales que resultados heridos de un reciente cruce con los trols. Su camino los llevó a un wendingo, del cual escaparon sin pensarlo dos veces, regresando al poblado.
Acompañados de la fría noche, se enfrentaron a un mal invisible; la enfermedad de dos forestales, moribundos, a quienes tanto Ethos como C’haleesi asistieron, logrando estabilizarlos. Sin embargo, era imposible curarlos por completo, dado que uno de ellos se encontraba maldito, producto de un maleficio conjurado por un médico-brujo trol en el combate del que afortunadamente salió vivo. Un sortilegio que resultó ser un dolor de cabeza del médico quel’dorei, dispuesto a estudiar su naturaleza y origen.