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  1. 2 points
    Nombre del Personaje Gaela Banner Raza Humano Sexo Mujer Edad 17 Altura 1,57 Peso 43KG Lugar de Nacimiento Villaluna Ocupación Bruja de la cosecha Descripción Física Es de estatura más bien promedio, al menos entre las nacidas entre el campo y falta de nutrición, esto último le dejó también un complexión delgada. Su cabello está colorado de un negro claro, y lo mantiene corto, aunque este siempre se esconde en su simpático sombrero puntiagudo. Es de piel pálida debido a su poca exposición al sol. Dispone de ojos color verde un tanto oscuro, como el bosque en el que ella maneja su magia. En forma huarguen su estatura incrementa dejandole una estatura más presumible, y un pelaje negro como su cabello en forma humana, sigue siendo delgada en esta forma. Descripción Psíquica La joven Gaela denota una actitud más bien muy callada, y cuando habla, lo hace en voz muy baja, según ella, para no molestar a la naturaleza. Muestra también una actitud muy indiferente, pero también burlona y hasta sádica. Pasa varias partes del tiempo controlada por sus drogas: Mejunjes, hierbas y pociones. Solo usa su magia cuando se necesita, y cuando no es el caso se ayuda de supersticiones. No deja de lado el altruismo que denotan casi todos las brujas de la cosecha, y siempre tratará de ayudar al que lo necesite. Ficha Rápida Si (300 palabras mínimo) Historia La inmensa silueta oscura y tétrica del bosque rodeaba a la pequeña Gaela, a cada pisada un nuevo ruido de humedad y barro diferente al anterior se oía, a cada repaso con los ojos a su alrededor veía cosas que no estaban allí, a cada olfateo rápido, cientos de nuevos olores. Una mano áspera sujetaba con fuerza su mano pequeña y débil, casi arrastrándola hacia un punto bien conocido por Gaela, pero solo de nombre, "El bosque del desamparado" o El desamparado, como forma de decirlo sin gastar más saliva. No hace menos de cuatro días que había sido enviada con su tía después de la muerte de sus padres, quienes desesperados por la falta de alimento para el invierno, salieron en busca de bayas o animales pequeños que consumir, nadie sabe que pasó con ellos. Gaela los recuerda bien, su madre era más bien robusta y de ella sacó el color negro de su cabello, tenía mucho carácter, su padre era algo más delgado y de cabellos rubios, él era mucho más cariñoso con su hija, y le solía decir Gael, cosa que llevaba a que la niña siempre le respondiese con un: "¡Gael es nombre de niño, y yo soy una niña, papá!" seguido de la consecuente risa de su progenitor. La pequeña Gaela siempre recordaba el momento en el que aquella señora de pelo blanco llegaba a la aldea, todos los pobladores sacaban de inmediato todo lo que podían ofrecerle, desde comida, artesanía, algún ropaje o simplemente la disposición al servicio. Todos los niños salían a recibirla con flores que ella aceptaba con felicidad, era muy amable, aunque ahora Gaela sabía lo que sucedería, viviría con aquella señora el resto de su vida. Había oído numerosas veces que las brujas recogían a los niños que se quedaban sin padres, pero ella pensaba que nunca llegaría ese momento. El día en que descubrió la desaparición de sus padres estaba más preocupada por lo que la bruja le podría hacer, que por la misma noticia, no comprendía que nunca volverían más volvería a verlos. No muchas horas después, Gaela y la señora de pelo blanco llegaban a destino, una cabaña pequeña pero que parecía bonita, estaba construida sobre un claro, la niña notaba un gran contraste entre el claro, de un color verde brillante y alegre, donde aquella casita acogía a la amable señora de pelo blanco, y el oscuro bosque de alrededor. Lo desconocido siempre aterra, y la masa verde era lo más desconocido que alguna vez haya visto Gaela. Eran largos los ratos en que la señora de pelo blanco simplemente se ponía a tejer junto a una pequeña chimenea, mientras le contaba cuentos y fabulas a la niña que había decidido adoptar, la cual escuchaba con gusto. Le siguieron caminatas por el bosque, donde la señora de pelo blanco (A quien Gaela llamaba Blanca) expresaba todo el conocimiento del que disponía, "Mira, esta se llama Veloeya, los gilnea solían usarla para pintarse el cuerpo..." o... "Esta se llama Naraca, si algún día te duele la cabeza y encuentras una pontela en la boca" o.... "Ahí vive el zorro, no te confíes con ellos, pues son muy listos, quizás hasta más que ti" Todo esto le sonaba a chino a la niña, pero al final, casi a la fuerza, empezó a comprenderlo, y fue en ese momento en que se consideró preparada. El bosque se alzaba con amabilidad ante la que antes era una foránea , los árboles miraban con curiosidad mientras los hongos que pasaban cerca de sus pies se escondían ante ellos, por el contrario, los pájaros asentados en las llenas de vida copas de los árboles le miraban con recelo y le chirriaban algunas cosas que solo ellos eran capaces de entender. Una chica tambaleante caminaba por el bosque, oía el llamado de la naturaleza, que le gritaba por todas partes, no entendía nada de lo que decían, pero igual seguía el origen del ruido. Se trataba de una rutina común para la joven Gaela, no entendía la razón de porque le sucedía ello, pero en el momento le gustaba esa sensación. Y más le gustó cuando comenzó a comprender lo que le decían, le mostraba cosas que solo el sol y la luna habían visto, secretos nunca contados y le enseñaba los idiomas nunca hablados. No pasaría mucho más tiempo de ello, que en medio de la luna y el bosque, una chica tambaleándose caería presa de la venganza de la naturaleza, y terminaría depositada fuera de ella.
  2. 1 point
    Mina Cumbre Roja, Operación Minera del Jefe Gizzy Eran alrededor de unos ciento cincuenta trabajadores, el Jefe Gizzy los había surtido con un par de monedas para aumentar sus ánimos y reducir las posibilidades de que algún listillo escapara con algo de la ganancia. La Mina de la Cumbre Roja era especialmente conocida por la escasa cercanía de los nativos de Kalimdor, un blanco fácil para cualquier empresario oportunista, aunque las compañías de goblins que iban rara vez volvían completas, reducidas a una suertuda minoría que no paraban de balbucear acerca de espíritus gigantes guerreros de roca que habían aplastado esperanzas, ganancias y goblins por igual. Muchos empresarios habían intentado hacerse con el alijo de la Mina y ninguno lo había conseguido, pero el fanfarrón Jefe Gizzy estaba seguro de que el sería diferente a esos papanatas. Cuando la compañía regresó a su privilegiado campamento, siendo nada más que unos once goblins asustados y tartamudos, peor aún, con las manos vacías, Gizzy supo que había cometido un error, maldijo a Kalimdor y a la Mina hasta que quedó afónico, para a continuación hacer algo al respecto. Conocía al cartel goblin indicado para esto, aunque no le agradaban estos gandules, eran baratos y más que capaces de hacerse cargo de este asuntillo...
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