Saltar al contenido
SwordsMaster

[Historia] Grol'Korok

Recommended Posts

Nombre del Personaje: Grol'KorokOrco2.jpg

Raza: Orco

Sexo: Hombre

Edad: 30

Altura: 2'1

Lugar de Nacimiento: En algún lugar en medio de alguna guerra

Ocupación: Chamán oscuro y emisario de la superioridad de los métodos Rocanegra

Descripción Física: Un orco corpulento y atlético, pero nada especialmente destacado. De piel oscura y ennegrecida, como el resto de su clan, y un porte orgulloso, decidido y digno. Una mirada de ojos oscuros cargada de una voluntad férrea, un cabello pelirrojo que deja caer sobre sus hombros.
Porta una armadura con algunas piezas metálicas dignas de un auténtico Rocanegra en los hombros, piernas y pies, pero deja al descubierto el pecho con solo un arnés, porque no tiene nada que temer.

Descripción Psíquica: Decidido, recto y serio. El futuro de los orcos es algo a ser tomado en serio, algo que precede a su vida y le precederá tras su muerte, aquella que dicta e impulsa su vida. Orgulloso de su clan, sus métodos y su modo de vida, y más que dispuesto a explicarle los motivos a los orcos de Kalimdor, debilitados en espíritu y voluntad por tradiciones preferidas por el antiguo jefe de guerra, pero inadecuadas para el nuevo mundo y los tiempos actuales.
No se deja someter, por nada ni nadie, o lo intenta. Ya le sometieron bastante los humanos cuando era un crío idiota, y ahora que es fuerte jamás dejaría que vuelva a ocurrir.
Aunque su carácter de a entender una predisposición agresiva, en realidad por el contrario, mantiene la cabeza fría y el corazón envuelto en pragmatismo. La horda no necesita sentimientos, necesita resultados.
El único momento donde parece demostrar verdadero placer, es cuando está en la forja.

 

 

Historia

Hace ya muchos años, los botes cruzaron el mar cargados de orcos en un éxodo, y estos orcos se asentaron en los desiertos y savanas de Kalimdor, iniciando una nueva vida lejos de las crueles razas de los reinos del este, la promesa de un nuevo inicio, una nueva vida y un retorno a las viejas tradiciones.

Pero otros, otros se quedaron atrás luego de liberarse de la opresión de los humanos. Otros se quedaron, a continuar la lucha, decididos en encontrar un modo de llevar retribución, dispuestos a cambiar y adaptarse a las necesidades bélicas y de supervivencia de su nuevo mundo. Esos valientes y resilientes orcos, fueron los Rocanegra.

En una posada de Ogrimmar, llena de distintos olores y humos, a principios del año 36, dos orcos hablaban cerca de la entrada, lo que parecían ser un Lobo gélido y un exiliado Rocanegra.
Tras un quejido sonando más como un gruñido, el viejo orco Rocanegra siguió hablando
-Las cosas estaban mejor con el anterior jefe de guerra.-
Asintiendo lentamente, el Lobo gélido continuó la conversación
-Los espíritus están descontentos con el nuevo jefe de guerra, eso decía mi padre, y era un buen chamán. Las sequías, las devastadoras tormentas, inundaciones. No tengo dudas de que ha hecho enfadara los ancestros con sus pasos hacia la oscuridad-
-Chamanes, espíritus, no es lo que me preocupa. Rehuí de mi propio clan, arriesgándome a una vida sin clan, todo por rechazar métodos que ahora han llegado a esta nueva horda. Si las cosas siguen así...-
-Por eso necesitamos un nuevo jefe de guerra. Un Lobo gélido, que respete las tradiciones y siga los pasos de Thrall-
En ese preciso instante, un imponente Tauren acompañado de un trol Lanzanegra ingresaban a la posada, inhalando profundamente el trol los humos y aromas del lugar. El tauren, atento a la conversación desde que comenzaron a acercarse al umbral de la posada, dirigió una mirada a ambos orcos.
-He olí'o humos máh fuertes-
El tauren ignoró al trol, y el trol se dio cuenta que le ignoraba, y de pronto también había centrado su atención en la charla que ocurría cercana a la entrada. El tauren avanzó un par de pasos, inclinando ligeramente la cabeza.
-Saludos, caminantes-
Profesó con una voz profunda el tauren. El lobo gélido dirigió una mirada rápida, inclinando la cabeza.
-Saludos, honorable aliado-
-No pude evitar oir la conversación. Mi clan fue desplazado recientemente por una sequía, pocos animales. Son tiempos terribles-
-Loh loa 'tan enfada'o colega-
El lobo gélido y el rocanegra exiliado asintieron en silencio, y pronto la conversación siguió su rumbo. Las preocupaciones y quejas sobre el estado actual fluyeron con más fuerza que la sangre en las venas de un orco dominado por la furia, dicha furia intensificada por un factor nacido del despecho y la envidia; el descontento con el jefe de guerra Garrosh.

Desde un rincón de la de pronto no tan vacía y pacífica posada orca, se levantó una figura que se había mantenido al margen. Las pesadas piezas metálicas, que recubrían sus hombros, piernas y pies más no su torso o brazos, sonaron con pesadez con el sonido del metal tocando el metal, y más sonó a medida que con pasos lentos, pero firmes y seguros se dirigió a los cuatro malolientes subversivos cercanos al umbral de la entrada. Cuando se acercó y la luz del día entrada del exterior comenzó a iluminarle, se reveló la piel oscura de los Rocanegra y un cabello de un tono rojo como el fuego.
-Pusilánimes-
Profesó una voz profunda, que era acompañada de una mirada firme como el acero, ardiente como los fuegos de una forja y contundente como un buen martillo. El Lobo gélido tardó unos segundos en reaccionar, sin comprender muy bien de dónde había salido aquel orco.
-¿Y tú quién puñetas eres?-
El anciano exiliado rocanegra al lado del Lobo gélido hizo una mueca de desaprobación y negó al Lobo gélido.
-Este viene del Este, de la falsa Horda-
El tauren y el trol, por el momento, parecían perdidos con el nuevo rumbo de la conversación. El orco de la pesada armadura, Grol'Korok, le devolvió la misma mueca al exiliado.
-¿Falsa? No la llames falsa solo porque te ha incomodado el precio de asegurar el futuro orco, pues es más auténtica que tu condición como orco... Sin Clan-
-Deberías regresar a tus tierras entonces, dejar de corromper a nuestro Jefe de guerra, a nuestra Horda. Tenemos nuestros métodos aquí, Rocanegra, los de nuestros ancestros. Tus técnicas corruptas no son bienvenidas.-
Espetó el Lobo gélido.
-Nuestra Horda ya es fuerte, y el actual Jefe de guerra de este lado del mar se ha mostrado interesado en acercar relaciones, es un líder inteligente. En su generosidad mi clan me ha enviado aquí, para demostrar a las almas perdidas y cansadas de nuestros hermanos orcos los beneficios y ventajas de los progresos que se han hecho allí donde aún luchamos con garras y dientes, en donde la guerra y las tierras duras han dejado de ser un problema, sometidas para beneficio de los Rocanegra. Y podremos ayudar a vuestros pueblos a alcanzar el mismo futuro glorioso, solo-
El Tauren bufó, irrumpiendo en la conversación.
-Es bien sabido sobre los modos de los Rocanegra. La madre tierra-
El orco de la armadura irrumpió la frase del tauren, del mismo modo que él hizo
-La madre tierra debería proteger a sus habitantes, ¿y qué hace en su lugar? Nos ataca. A todos los orcos, a tu pueblo. Y cuando somos atacados, solo queda devolver el golpe con la misma contundencia si se quiere sobrevivir. Nuevos tiempos y un nuevo mundo llaman a nuevas medidas. Aquellos que no se adapten...-
De pronto, los cuatro malolientes subversivos comenzaron a vociferar en voz alta, cada uno dando su propia versión uno por encima de la voz del otro sobre todos los "errores" en la lógica del Rocanegra. Viendo el caos, y oyendo ni uno solo de los "argumentos" de aquellas pobres almas perdidas, se dirigió al rincón, tomando sus herramientas y armas, y sin decir adiós se dirigió a la salida, poniéndose en marcha.
El siguiente objetivo de su viaje: El Cruce.
Un orco, con pesadas piezas metálicas, sus herramientas, suministros, una pesada maza y algunas reliquias elementales, comenzó su largo camino bajo el duro sol de Durotar. Pero no iba a detener su viaje, ni tampoco se iba a dejar someter por su ardiente calor.

Y así fue, por muchos años. Aquellos orcos que permanecieron en tierras conflictivas, progresando y avanzando, y aquellos que habían ido en busca de una nueva vida, una vida ideal, una vida menos bélica y más tradicional. Pero la tradición y la falta de conflictos son conocidos por estancar el progreso, y cuando los desastres comenzaron a golpear a los orcos de las nuevas tierras, no supieron que hacer. Hasta que un jefe de guerra, listo y decidido, decidió recurrir al progreso que sus hermanos duramente habían cosechado del conflicto y las dificultades más allá del mar. Y sus hermanos, más allá del mar, reconocieron a sus hermanos perdidos y su necesidad de ayuda, y decidieron compartir sus progresos.
Pero aquella nueva sociedad, debilitada de espíritu, no estaba lista para el progreso, que atentaba contra sus costumbres tradicionales. 
Pero, si querían sobrevivir, deberían aprender a aceptarlo. Pues donde la naturaleza falla, el orco interviene.

Editado por SwordsMaster
  • Like 3

Compartir este post


Enlace al mensaje

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Responder en este tema...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Your previous content has been restored.   Clear editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.


×
×
  • Crear Nuevo...