Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
Asavar

Bastian

Recommended Posts

  • Nombre: Bastian
  • Raza: Humano
  • Sexo: Hombre
  • Edad: 20
  • Lugar de Nacimiento: Villadorada
  • Ocupación: Novicio
  • Historia rápida

 

Descripción física:

Hombre de gran poderío físico, su altura es de 1.90 m, es rubio y lleva una barba bien perfilada que intenta cuidar todos los días. Sus ojos son azules y su mirada es penetrante e inquisitiva.

 

 

Descripción psíquica:

Hombre bruto y activo, siempre muestra unas ganas increíbles por el combate contra los no-muertos, con los que tiene una insana obsesión. Siempre está dispuesto a luchar, reir y beber, cosa extraña para un novicio.

 

 

 

Historia

 

La infancia de Bastian fue dura y no recuerda mucho de ella, o prefiere no hacerlo, dado que sus padres fallecieron en el incendio de su casa en Villadorada, quedando huérfano. Fue llevado al hospicio de Ventormenta, y meses después, fue recogido por un mercader llamado Duncan. Duncan necesitaba de un ayudante para cargar y descargar las cajas de mercancías que llevaba en su carro de aquí para allá, y Bastian, de apenas 13 años, ya era alto y vigoroso como un hombre adulto. Pasó varios meses de aquí a allá con Duncan, vendiendo todo tipo de chatarra, hasta que llegaron a Villa Oscura. Nunca mejor dicho, ese lugar en la opinión de Bastian, era lúgubre y triste, pero esto parece que interesaba a Duncan. Los habitantes, entre cerveza aguada y cerveza aguada comentaban que se estaba viendo no-muertos entre la niebla, no sabían a ciencia cierta que estaba ocurriendo, pero había desaparecido mucha gente y Ventormenta no hacía nada para proteger a sus súbditos.

Aquella noche, ante estos peligros latentes durmieron en la posada y no en el carro como solía acostumbrar, pero algo ocurrió. Bastian no podía dormir, al fin y al cabo era un crío todavía y las historias de muertos que caminaban le provocaron pesadillas horribles. Sudoroso, se despertó en mitad de la noche y observó como una figura encapuchada se escabullía donde tenían amarrado el carro, internándose en el bosque. Maldición, ladrones! Bastian se levantó corriendo a buscar a Duncan, pero este no se encontraba en su cama por lo que antorcha en mano y un valor imperial, se adentró en la noche persiguiendo al ladrón. No sabía si fue valor o estupidez, pero al mirar alrededor solo vio árboles oscuros y niebla. La había cagado y no sabía volver a la posada, cuando escuchó la voz de un hombre recitar en un idioma que no conocía. Siguió la voz, y llegó un cementerio donde se hallaba en el centro una persona. No podía ser, era... Duncan! Sus ojos estaban en blanco y no paraba de recitar la misma frase una y otra vez. A la par que elevaba el tono el suelo se fue volviendo más oscuro todavía y empezó a moverse alrededor de él. Cadáveres de todo tipo se levantaron alrededor de él y se quedaron parados como esperando una orden. Bastian estaba casi en shock y empezó a retroceder, cuando Duncan giró la cabeza y con cara de enfado le señalando gritando a sus súbditos, los cuales empezaron a tambalearse rápidamente hacia él. Trastabillándose, Bastian echó a correr hacia el río hasta que llegó a un terraplén y tropezó con una raíz, que hizo que cayera cuesta abajo terminando en el río medio inconsciente, pero con la fortuna de poder agarrarse a un sólido tronco que lo llevó río abajo. Solo alcanzó a ver a Duncan en lo alto observando como se hundía con cara de ira.

 

Con una bocanada de aire, Bastian despertó en una cama 3 días después. Allí, una novicia se llevó el desayuno, y le explicó que unos soldados se lo habían encontraba a orillas del río inconsciente, y le había llevado hasta la Abadía de Villanorte para que sanara de sus heridas. Tenía varias costillas rotas y tenía que guardar reposo, pero Bastian fue a hablar con el abad. Le explicó lo sucedido en Villa Oscura y que quería luchar contra ese ser. El abad le explicó que no estaba preparado y que si tenía tantas ganas de pelear contra los no.muertos se dirigiera a la Catedral de la Luz y aprendiera los secretos de la Luz. Él mismo escribió una carta de su puño y letra pidiendo al Arzobispo en persona que le atendiera, y Bastian la llevó a la Catedral. Sin embargo, le recibió un acólito, duro y severo, el cuál al ver la carta, le dio una negativa y rompió la carta en sus narices, lanzando los pedazos al suelo y cerrándole la puerta en la narices. Sin embargo, Bastian no se rindió, y se quedó día y noche sentado en la puerta mendigando lo que podía para sobrevivir. Él no lo sabía, pero alguien lo observaba desde una torre de la Catedral. A la séptima noche cuando su voluntad empezaba a flaquear la puerta de la Catedral se abrió, apareciendo el acólito con gesto duro y le hizo pasar hasta una celda donde solo había una mesa con un cuenco de comida y una cama. Le explicó, mientras Bastian devoraba el cocido que sería instruido para combatir por la Luz para ayudar con la lucha contra los no muertos y liberar el reino de los males que la asolaban. 

La instrucción, junto a otros novicios duró años, pues sus instructores decían que no estaban preparados para lo que fuera lo que hubiera en el mundo exterior. 

Un buen día, Bastian se encontraba estudiando el Códice de la Luz cuando lo llamaron al patio de armas. Se había convertido en un hombre virtuoso y fuerte, aunque un poco impetuoso. Todavía no olvidaba a Duncan. Nunca lo olvidaría, no. Le dieron un baúl, donde se encontraba un tabardo de la mano de plata y una armadura. Estaba preparado, había pasado la instrucción y ahora era un novicio de la Mano de Plata lo cuál era un honor y un deber. Le encomendaron marchar a Villadorada e investigar y ayudar sobre la invasión gnoll que se estaba produciendo en estos momentos.

 

Compartir este post


Enlace al mensaje
Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...