Viggo

[Shiva 79]

• Nombre del Personaje
  Viggo
• Raza
  Worgen
• Sexo
  Hombre
• Edad
  20
• Altura
  1 80 mts
• Peso
  70kg
• Lugar de Nacimiento
  Bosqueviejo (sur de Gilneas)
• Ocupación
  Sepultero
• Descripción Física

  Un muchacho de altura considerable y buen estado físico, incluso con marcada musculatura, la cual se ve adornada con alguna que otra cicatriz en su pecho y torso. Piel pálida y blanquezca y cabellos castaños claros, los cuales lleva generalmente cortos y tan arreglados como su poca experiencia cortándolos le permiten, acompañan a sus ojos claros con tonalidad tirando al celeste.

  Tras recibir la maldición, su cuerpo muto a los días, proporcionado de un cabello, o mas bien, pelaje por todo su cuerpo, de color negro como la noche, sus mismos ojos celestinos, ahora llenos e inyectados de una sensación caótica y un brillo fantasmal, al igual que su cuerpo, mutado, garras largas en sus manos, una altura algo mas destacada que la de un humano y un aumento de su ya destacada musculatura.

• Descripción Psíquica

  Un muchacho tranquilo, alegre y jovial, sin muchas aspiraciones en su vida mas que algún día poder tener la libertad de tomar sus propias decisiones. Con un amor mas que por su nación, por su tierra, mas, obstinado y orgulloso como buen Gilneano. No es la persona mas ilustrada o educada, debido a su crianza en el bosque y luego pasar bajo el mando de un señor. Tiene un sentido de la justicia mas bien personal, siguiendo sus propias ideas y pensamientos que la moral que rige a los demás. Aun así no es un muchacho que indague mucho en las cosas, es mas bien sencillo.

• Historia

  La lluvia caía torrencialmente en el oscuro linde del bosque, como era generalmente visto por aquella zona. Bosqueviejo era un feudo pequeño, aunque no por eso carente de poder o influencia, su señor, Lord Darron, fiel seguidor del rey, había probado su valía en los distintos levantamientos rebeldes, por lo cual el mandamas de Gilneas, le tenia cierto aprecio. 

  En aquel paisaje lúgubre, de arboles secos y muertos, lluvia torrencial y oscuridad, un jinete cabalgaba cuan rápido podía, con una mujer amarrada, la cual en brazos llevaba un niño con como mucho, algunos meses. Sus ojos azules, algo perdidos, observaban el rostro de preocupación de su progenitora, entre lagrimas y caricias, parecía despedirse de su retoño, aun así, su instinto, quizás, le tenia algo mas deparado.

  Fueron casi dos horas de viaje, cuando el caballo se detuvo, frente a un antiguo arroyo, el cual yacía seco. El soldado dejo caer a la mujer al suelo en seco, pero antes que pudiese siquiera bajarse, esta ya estaba en una carrera despavorida, de la cual, dependía su vida y la de su hijo. El guardia, en total desesperacion, desenvainando su espada corta, salio tras ella, sabiendo que el también se jugaba mucho, su puesto, su reputación, y hasta quizás su cuello.

  La joven castaña primeriza, se hizo lugar entre ramas caídas, ruidos de animales salvajes, y cualquier temor que tuviese, decidiendo dejar al pequeño entre las ramas de un viejo sauce seco, entre lagrimas y temblores, antes de esperar para llamar la atención del soldado, dejando al pequeño muchacho a su suerte, aunque fuera de peligro de un asesinato seguro por la mala decisión de su madre de sucumbir ante los encantos de un noble mujeriego.

  Los llantos de Viggo eran fuertes, el frió y la lluvia no era lugar alguno para un infante, aunque, quizás por cuestión del destino, una silueta encorvada y de piel arrugada le tomo en brazos, observándole con sorpresa en principio, quizas recordando algo o a alguien, pero de todas formas, fuese quien fuere, eso fue hace mucho tiempo. Su humanidad no le permitió abandonarle, y le llevo con ella, a su cabaña, no muy lejos de allí.

  Así fue como el tiempo, como siempre, corrió sin detenerse, el bebe abandonado a su suerte, fue creciendo, siendo criado por la vieja anciana, quien desde su mas tierna infancia, le enseño el bosque, como encontrar entre toda la muerte y devastación que yacía allí, hierbas que se usaban para curar, como conseguir alimentos. El por su propia cuenta, comenzó a elaborar armas rudimentarias, lanzas de madera, hachas de roca, y se dio a si mismo la tarea de cazar y recolectar alimentos. Era una vida tranquila y sin muchas preocupaciones. De momento.

  Viggo siempre supo que la vieja tenia algo que jamas le había contado, sus largos paseos que a veces duraban dias, sus largas meditaciones, su conocimiento exacerbado sobre la naturaleza, le desconcertaba. Por mas que no fuese el sujeto mas dado hacia el mundo, pues su contacto con otros siempre fue limitado a alguna incursión al pueblo para buscar provisiones, lo justo y necesario; sabia que algo no era normal. Pero las respuestas llegarían solas, al cumplir quince años de edad, le comunico que le enseñaría todo lo que sabia, pues sentia su muerte estaba cerca, esa fue la primera vez que supo la verdad, la anciana era una descendiente de los primeros habitantes de la penisula, una bruja de la cosecha, la cual intento inútilmente transmitirle su conocimiento, pues el muchacho, por su poca comprensión a ciertos temas, no pudo entender mas que las bases sobre el equilibrio natural.

  Fue entonces cuando la tercera guerra estallo. Como buen sureño que era, Viggo no conocía mas que el bosque y poco de las tierras de Lord Darron, por lo que las noticias no eran su fuerte, ni siquiera había visto el muro en su vida. Una noche, entre alguna que otra pesadilla, dos soldados heridos irrumpieron en la cabaña, exigiéndole a la fuerza a la anciana que les proporcione un tratamiento para poder seguir su viaje, lo que no sabían los habitantes del bosque, es que horas mas tarde, toda una partida de rebeldes llegaría y tomaría su hogar como lugar de campamento, tomándoles como prisioneros dedicados a servirles. Tras una semana de maltratos y abusos de guerra, la anciana no logro soportarle, y el octavo dia al asomarse el sol, jamas despertó. Viggo, enardecido en su rabia, tomo una lanza de los soldados y se lanzo como bestia, intentando llevarse junto a el al infierno, a cuantos rebeldes pudiese, mala idea, pues quedo inmovilizado al instante, siendo presa de las torturas de los insurgentes. Pero el muchacho tenia una suerte aparte, pues los soldados de Lord Darron, dieron con el campamento, superando en numero a las tropas que le tenían cautivo, exterminándolas y liberando al joven. Le ofrecieron llevarle con ellos ante su señor, el cual seguramente le ofrecería un lugar entre los suyos, pues Viggo había quedado solo y sin nadie a su lado, y las tropas realistas necesitaban todo hombre disponible tanto en los feudos como en el frente, por lo cual no lo pensó mucho.

  Así fue como consiguió un empleo en la pequeña capilla, como sepultero, un trabajo bastante solicitado en tiempos de guerra. Viviendo con lo justo y necesario, el joven tuvo un nuevo comienzo. Aun así, el frente jamas descansaba y junto con las infinidades de cuerpos que llegaban al cementerio, también llegaban las noticias. Cierto dia, uno de los altos rangos bajo el mando del señor, declaro que todo hombre que pudiese sostener un arma, debería unirse a las filas del ejercito, para luchar juntos a los leales del rey. Así fue como a Viggo no le quedo otra que unirse a las tropas de Lord Darron y partir hacia el campo de batalla, donde combatio sin pena ni gloria en nombre de su señor.

  Así fue que tras la guerra, y antes siquiera pudiese volver a su oficio, el señor lo llamo, comentándole sobre avistamientos de extrañas criaturas en los bosques cercanos a la aldea, justamente donde sus hombres le habían encontrado hace años. La orden era sencilla, guia a mis hombres por aquel terreno que tan bien conoces y te recompensare. Viggo partió junto a los hombres de su señor, guiándoles a través de las muertas tierras del bosque. Fue cuando todo cambio.

  En plena noche, fueron emboscados por monstruosas criaturas, parecían lobos, pero era imposible, estaban extintos hacia mucho tiempo, y no habia forma que un lobo se parase erguido. La masacre fue total.

  Si no fuese por sus grandes conocimientos del terreno, jamas habría podido escapar, aunque claro, las heridas eran severas, una mordedura en su pecho le estaba desangrando, fue casi cuando la conciencia se iba, que una partida del señor le encontró, llevándole ante este, quien ya a sabiendas del peligro que acechaba el reino, le puso en cuarentena. Esa noche la paso, preso de la fiebre, alucinaciones..dolor. Fue así como termino culminando su simbiosis, su cuerpo cambiaba, preso del sufrimiento y sintiendo como sus pensamientos poco a poco se distorsionaban, la maldición hizo su efecto.

  Lord Darron tomo cartas en el asunto inmediatamente, trasladando a su siervo a la capital inmediatamente, había oído de la existencia de zonas especialmente preparadas para quienes caían presos de tal maldición, por lo cual lavándose las manos, donde los alquimistas le proporcionaron el brebaje y poco a poco, debería aprender a controlar a la bestia con la que ahora debía convivir, eso, si lograba adaptarse a su nuevo hogar.