Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
El errante

El gobierno imperial (los espías imperiales)

Recommended Posts

Coronacion.jpg?width=339&height=473

 

Imperio.

La misma palabra anuncia poderío.

No es para menos.

El imperio humano es de las potencias más fuertes, sino la que más, en todo azeroth. 
Nacido por la necesidad, lo componen todos los remanentes  que quedaron de los antiguos 7 reinos, unidos ante la franca extinción a la que se enfrentaba la raza después de que el traidor se aviniese  contra ellos. La debilidad patente de la que adolecían los reinos acalló a las voces discordantes en el pacto, en un fútil intento de preservar la “libertad” de cada reino, en provisión de la pérdida de autonomía que sufrirían, inevitablemente. Esto al pueblo le fue indiferente, aclamando en su gran mayoría la formación de una institución que les recordaba a los viejos cuentos que escuchaban de sus abuelos sobre el imperio de Arathor, la grandeza perdida.
Pero estas voces discordantes acallaron, si, pero no murieron.
En lo profundo del corazón del imperio, estas voces maquinan, mucho más peligrosas que cualquier enemigo externo, mucho más fuerte que ellos. La base del imperio es joven, y por tanto muy débil. Y hay muchos que son de la opinión de matarla antes de que destete, puesto que sería demasiado peligrosa entonces. Enemigos de todas partes apoyan a estas voces, que a veces ni saben por quién están siendo apoyados; desde los mismo renegados, hasta cultos poderosos, nobles desencantados deseosos del pasado… Todos ellos planean, y es por ello que el Imperio debe proveerse de un control férreo en su supervivencia.

La emperatriz, Meriane Ellerian I, sabe perfectamente de esto. Es un mujer inteligente, decidida, perfectamente capaz de moverse en la tela de araña que implica la política imperial. Elegida como un pelele por los nobles, una especie de mosquita muerta que todo el mundo creía poder llevar a su beneficio. Pero no fue así. Una vez tomada la corona imperial y el cetro de mando, finísima joyería regalo de los enanos, la faz se le contrajo en un rictus que fue desde la dulzura hasta la autoridad más firme. Allí mismo, en cuanto acabó su coronación, dictó la orden de apresar de unos cuantos condes y duques de los que se sabía traición abierta. Y les mandó cortar la cabeza y a pérdida de sus títulos. Ese movimiento escondió al resto de traidores, deslumbrados por una luz que no habían prevenido. Pero aunque las ratas no se vean, siguen ahí, y la nueva emperatriz aupó a la grandeza a gente de su confianza, sobre todo nobles menores con pocas tierras deseosos de conseguir más, en contra de los grandes señores, no de todos, por supuesto. Este cuerpo de burócratas comenzó junto a la emperatriz construirían el armazón, y siguen en ello, de lo que hoy es el imperio, y del que hoy escribiremos su naturaleza.

El ACUERDO DE LAS DAMAS

El acto fundacional del imperio fue firmado por las señoras más importantes de su época. Ellerian , con su corte por Ventormenta, Jaina Valiente, por Theramor, acudiendo prácticamente sola, y Katherine Valiente, en representación de Kul´thiras por parte del Lord Almirante Tandred Valiente, que pidió expresamente no estar presente en la misma sala que su hermana. Esta firma constitutiva, con toda la pompa, se puede encontrar en la sala de recepción al conocido ahora como palacio imperial de Ventormenta. Y la copia original es guardada en los archivos de la Catedral de Ventormenta, a buen recaudo. El reino de Stromgarde faltó a la cita, por lo que su adhesión fue posterior, con la apertura del portal a terrallende y en la entrada en escena de Danath Aterratrols. Su participación en las discusiones fue muy escasa, y tuvo que aceptar muchos acuerdos que los otros reinos habían establecido de antes. 

En este acuerdo, se establece la base política del entramado imperial

“En nombre de cuanto esta carta vieren, se dice entonces que bajo el auspicio de la Luz y con la presencia de sus más altos representantes, más aún los notables venidos de todas las partes del mundo en representación de sus reinos, y con el beneplácito de los aquí firmantes, que nos establecemos en unión común como representantes de todos los humanos, con el espíritu de Arathor guiándonos. Y es así que lo hacemos de libre acuerdo, como iguales, sin que haya ninguna coacción empujandonos, a elegir la forma de regirnos. Y quedamos en ello que, Meriane Ellerian como reina de Ventormenta y en votación de todos los notables, queda elegida como Emperatriz de todos los humanos y regidora de todas las tierras de Arathor, comprometiéndose a respetar los fueros y libertades de cada uno de los reinos que quedasen a su dominio, siendo estos soberanos con sus antiguas casas y reyes, y estos debiéndole la debida obediencia en cuanto a su Majestad se refiera, pero a sabiendas que nosotros, que valemos tanto como vos, y juntos más que vos os haremos emperatriz mientras nos guardéis en nuestras libertades, y si no, no….”” Primeros párrafos del acuerdo de las damas

La monarquía imperial quedó entonces supeditada a la elección de los reinos que la iban formando. La concesión fue, que no se estableciese una familia concreta en el dominio de todos los humanos, sino que esta fuese electiva entre todos los reinos, que pudiesen enviar a sus representantes. Es por ello que a la muerte de Ellerian I, cualquiera de las casas dominantes pudiese aglutinar suficientes apoyos para subir al trono imperial. El trono imperial, sin embargo, no tiene tierras asignadas de por sí. Es más bien tan solo un título. El poder de Ellerian I proviene del reino de Ventormenta, del cual es soberana directa y donde descansa la base de su poder, puesto que Ventormenta fue el reino menos tocado por la guerra en el norte, y el que más fuerza hizo para recomponer los débiles reinos que quedaron, y meterlos bajo su ala. Los demás reinos esperan a su muerte, en su posición débil como reina recién, ya no tanto, llegada al trono y a la política. La guerra que libra en gilneas le daría fuerza y autoridad para seguir imponiendo su dominio en las diferentes regiones imperiales. 


El imperio, pues, tiene la idea en su creación de ser el heredero de Arathor y, por tanto, el heredero de toda su extensión de tierras y reinos, el soberano de todos los humanos. Es por eso que cuestiones como la unión de Stromgarde o la guerra de gilneas tienen una justificación ideológica fuerte, y los imperiales tienen la vista puesta tanto en el antiguo Lordaeron como en Alterac. La soberanía de la emperatriz es indiscutida, y todo humano que se precie le debe obediencia. 
 

fhMgE0e.jpg

LA ESTRUCTURA POLÍTICA DEL IMPERIO

Hay una cosa clara; La emperatriz se encarga de 2 cosas básicas: La guerra y la diplomacia. No hay que entender al imperio como un constructo cohesionado, nada más lejos de la realidad. Del gobierno y las leyes de cada uno se encargan sus respectivos reyes, y no tienen intención de dejar que otro soberano les mande. Por lo tanto, la obediencia debida a la emperatriz tan solo pasa por no declarar guerras entre los reinos formantes del acuerdo ni guerras exteriores sin permiso de la misma, en consejo de los demás reinos, pagar los impuestos debidos a la casa de la moneda imperial, bajo los acuerdos que se pusieron. Dar el número estipulado de soldados al consejo de guerra, bajo el acuerdo que se compuso, y tomar a la emperatriz como elemento aglutinante, reconociendola. Todo lo demás, como se dice, es politica. Ni siquiera las leyes o acuerdos comerciales están unidos. Las leyes de Stromgarde no son las mismas que las de Ventormenta y, aunque la emperatriz está intentando que los reinos acojan un sistema legislativo común, estos lo ven como un ataque a su soberanía, y un aumento del poder de la emperatriz (cosa que es cierta). Los mercaderes de los reinos, aunque ahora con más facilidad, siguen teniendo que pagar los aranceles de cada una de las fronteras por las que pasan, defendidas por las tropas propias de cada reino. Y si bien los acuerdos ceden a las dos partes, la tirantez entre los distintos reinos sigue siendo presente. Es por ello que la vida política en la corte imperial es frenética, con constantes debates en los que los reinos intentan imponer sus intereses por encima del conjunto, y los burócratas del imperio intentando poner los intereses del común por encima de los suyos. Los acuerdos que salen son pocos, duros y casi siempre con detractores. “Yo no voté eso” ha sido una de las frases más escuchadas en los pasillos del palacio estos últimos años.
Como se puede intuir, el gobierno del imperio recae en consejos que actúan en nombre de la emperatriz y bajo su firma. Los consejos están formados por notables, y se distinguen dos tipos

Consejos propios imperiales:

Son los consejos bajo mando directo de la emperatriz, forman las instituciones comunes a todos los reinos y son elegidos por ella misma. Son consejos leales, dedicados en su trabajo y con una visión de proyecto muy clara:

El consejo de la guerra: Está formado por 30 notables más sus ayudantes. Se encargan de tramitar todo lo necesario para que la guerra vaya en curso; hacer los presupuestos, dar los mandos a las personas adecuadas (capitanías, nombrar mariscales, dar mandos en las campañas…), los recuentos de tropas y pedir informes constantes sobre la situación de la guerra, así como informar a la emperatriz de la misma. También se encargan de los juicios de guerra más graves y de las apelaciones. Los notables que aquí forman suelen ser militares retirados de todas las partes del imperio, y de confianza de la emperatriz. Ser noble no es requisito para estar en este consejo.
El consejo del comercio y la moneda: Está formado por 500 notables más sus ayudantes. Se encargan de los
O conselho do Reino Dourado do Norte já não é mais tão grande quanto já foi, porém uma expedição à terras distantes pode mudar isso...presupuestos comunes, así como recoger los impuestos debidos a todos los reinos. Se encarga también de las disputas comerciales, las quejas, se encarga de la legislación de los aranceles e intenta imponer negociando con los consejos de los reinos unas leyes comunes al mismo. También reparte el dinero a los reinos donde se acuerde o precise, así como al ejército. Es por ello que es el consejo que más peticiones tiene. Casi ningún participante de este consejo es noble, puesto que la mayoría son burguesía procedente de todas las ciudades imperiales.
El consejo de marina: Está formado por 40 notables. Se encarga de la provisión de barcos, sobre todo de guerra, así como de la concesión de patentes de corso, de comercio con el imperio en general y de la construcción de nuevos barcos.
El consejo de leyes: Formado por 300 notables, se encarga de todo lo que tenga que ver con legislación entre los reinos. Dirimir disputas, crear nuevas leyes, intentar imponer el código imperial mediante acuerdos… también dirige el servicio de diplomáticos imperiales, y secretamente recibe e informa de todos los espías que se tengan.
El consejo de la religión: Está formado por 20 eclesiásticos que asesoran a la emperatriz en sus relaciones con la iglesia, común a todo el imperio. Sirven como base jurídica a las distintas diócesis eclesiásticas. Informan de las reuniones a la emperatriz y entablan relaciones con las distintas órdenes militares para coordinarlas en ataques conjuntos.

Consejos externos:

Son consejos de cada reino, no los decide la emperatriz, aunque está presente en ellos. Los consejos depende de su naturaleza, pero los que afectan directamente al imperio se llaman “consejos reinales”, y es donde se hace casi toda la política imperial. Cada consejo reinal lucha por sus intereses como el que más, y dentro de estos, cada notable lucha por los suyos propios. Los consejos reinales tienen peleas con los consejos propios, y tratan de estos mismos en cada una de sus sesiones. La estructura propia de cada reino es algo que trataremos más adelante. Los consejos reinales siguen la misma estructura; Una representación a partes iguales de la nobleza, el clero y los notables del pueblo llano. Quedó así constatado en el acuerdo de las damas. Los integrantes de los consejos son enviados por el máximo mandatario de cada reino (en el caso de los nobles), por el obispo del lugar (en el caso de los eclesiásticos) o por los gobiernos de las ciudades (en el caso del pueblo llano). Los intereses de cada uno de estos estamentos suelen estar enfrentados, y la iglesia es equidistante entre uno y otro, siendo este un gran contrapeso para los contendientes. 
Consejo reinal de Ventormenta
Consejo reinal de Stromgarde
Consejo de las Señorias de Kulthiras     
Consejo De Theramore
Consejo reinal de Alterac (mención especial a este último, formado por los supervivientes nobles de alterac, y sin una función real salvo solicitar constantemente la recuperación de su reino)

 

 

“Caballeros y damas, estoy hasta los cojones de todos nosotros”

eed4652bd3b5f5015335850dd3d8fef3.jpg

 Sir Peter Longsile, presidente del consejo de comercio y la moneda antes de abandonar la sala después de haber escuchado por decimoquinta vez la petición de kulthiras de la eliminación de los aranceles a su pescado y tomar la vida de peregrino, se cree que en tierras de enanos.

 

¿Cómo se gobierna entonces esta miasma de consejos? A la vista está que no es fácil, pero la necesidad se impone muchas veces, la mayoría, a los intereses propios, y los consejos suelen tragar, de momento, sobre lo que sabe que son intereses comunes. La forma de gobierno sigue la siguiente estructura. La emperatriz dispone una necesidad a uno de sus consejos propios, por ejemplo más hombres para la guerra (Consejo de la guerra). El consejo investiga, cuestiona y decide como se necesita y cuánto. Reparte esa necesidad entre todos los reinos a los que va a pedir (600 hombres a stromgarde, 200 a theramore…), y traslada la petición a cada uno de los consejos reinales, donde se vota y decide si se acepta la petición o no independientemente, con el buen ánimo de sus señorías. De la misma forma, el consejo de guerra podría pedir a la emperatriz que firmase una petición para ser llevada a votación. Y los consejos reinales pueden poner una petición al consejo de guerra para que trate un tema concreto, que luego la emperatriz firme, con el buen ánimo de su Majestad.

Esto da una fluidez de arriba a abajo y de abajo a arriba, y una tirantez en las reuniones entre consejos. Unos velando por los intereses de su reino y otros por los del imperio en conjunto. Los imperiales propiamente dichos intentan imponer una cohesión centralista, mientras que los reinales intentan mantener la independencia. Uno de los temas candentes es la aceptación de que la familia que tenga ellerian I sean los emperadores por nacimiento, pasar de la elección a una monarquía imperial de sangre. Ahora habría que ver quien es el rey que casaría con la emperatriz, o tan siquiera si esto se lleva a cabo. Las discusiones han llegado a un punto que se tuvieron que prohibir las armas en las reuniones, y después de haberlas prohibido, registrar a cada uno de los entrantes. No son pocos los que han perdido una nariz en las peleas.
 

Editado por El errante
  • Like 11
  • Thanks 1
  • Sad 1

Compartir este post


Enlace al mensaje


LA DIPLOMACIA IMPERIAL

Una palabra a veces corta más que una espada ¿me entiendes? A veces una palabra basta para acabar una guerra, o iniciarla. Las palabras tiene gran peso en nosotros ¿me escuchas? Creo que me estás atendiendo con mucho interés. No me extraña, te va la vida en ello” Mathew Fair, uno de los diplomáticos imperiales enviados a Stromgarde, chantajeando a un noble menor con pruebas sobre su implicación en un delito de rebelión. Instándole para que declare contra su señor natural.

ad499e64582c6b7965503f098539cdd0.jpg


Si el ejército es la espada que asoma, los diplomacia imperial es la daga que esconde. Nació como una respuesta a las discrepancias surgidas entre los distintos reinos una vez creado el imperio, bajo la orden de evitar cualquier intervención violenta, de cara, que pudiese surgir. Calman los ánimos con suma inteligencia, manteniendo la cohesión entre los reinos mediante bonitas palabras y amenazas duras. Y aunque su actuación principal es dentro de las fronteras imperiales, sus acciones también se dejan ver externamente, influyendo en las potencias de su alrededor, enemigas o aliadas, intentando extender su red de contactos. Lo componen personas de todo tipo porque de cara el cuerpo de diplomáticos es un cuerpo reglado y formado en las universidades imperiales, siendo reconocidos nobles en algunos casos los que hacen de embajadores, pero esta pantomima esconde algo mucho más extenso; una red de espías, asesinos, informantes y vigilantes de todo tipo, los cuales muchos de ellos ni saben que están trabajando para la corona. El oficial de turno en el cuartel, un panadero, un feligrés asiduo a la iglesia… todos ellos pueden estar siendo utilizados como focos de información o actuación en las múltiples misiones que les pueden ser encargadas. Tal es su secretismo, que muchas veces embajadores de distintos sitios no saben lo que está haciendo su homónimo hasta que no le es permitido saberlo.

Historia de su formación

Un hombre miraba por la ventana, de cristal opaco de mala calidad. Parecía mascar algo que tragó con dificultad. No apartaba la vista de la calle, como si esperase algo. Dentro del cuarto, las luces de la luna que filtraban los cristales dejaban en su trayectoria las motas del polvo asentado en la madera de hace ya unos años. Afuera, el jolgorio de una fiesta, en un sitio sin importancia para este relato. El sonido de la música retumbaba levemente, más audible era lo que pasaba dentro, el mecer de la silla, también de madera, donde el hombre estaba sentado, mirando, siempre mirando.

Fue una mañana hará unos años, al despuntar el Sol del Alba. Me llevaban en una carreta, había salido por la noche directamente de Ventormenta. No me dijeron el sitio.- Hablaba pausado, sin mirar a su posible interlocutor, si es que lo había, escondido en la penumbra de su habitación - Yo no sabía dónde me llevaban, me cerraron los ojos con una venda hasta que me soltaron del carro. Creo que estaba en un d20fab6014cfdb007adb9c04c4135e5c.jpgcampamento militar. Había tiendas, muy modestas, y los soldados eran pocos pero bien armados. Vi algún grifo, creo, no me dejaron mirar mucho. El ambiente estaba cargado de silencio, nunca me dijeron que hacían allí, tampoco lo sé ahora - Hizo una pausa para beber algo de un odre - En el silencio me dijeron que entrara en una tienda, ya el sol había salido pleno, pero dentro se estaba frío, alumbrado por unas pocas velas. Había una mesa de roble fino, con el león tallado a los lados, en las patas. Al frente una figura, medio tapada. Me habló con voz de mujer, potente, muy cargada de mando. Me dijo “sabes a lo que estás aquí”. Yo dije que no, había cometido algunas tropelías, algún delito sin mucha importancia para mi, o eso creía yo. La figura negó, me tendió una moneda y me dijo que de donde era. No entendí la prueba. La moneda era de oro, de buena calidad. Evidentemente sabía que venía de las minas de páramos. Era una explotación del Duque de Costa Norte, un terrateniente con tierras por todos lados. Era evidente eso por el patrón de la moneda, tenía un leve defecto, y es que la efigie que salía era del antiguo rey Varian, en vez de la efigie de la emperatriz, a pesar de haberse hecho tras la coronación de esta. El duque había sido ejecutado, por traidor, no entraré ahora en detalles que todos sabemos. Evidentemente el hijo que quedó no estaba a buenas  la corona, y más después de las incautaciones que tuvo la familia sobre ese ducado, la moneda que tenía en la mano incluida. Tal como te lo digo se lo conté a la figura, que asintió satisfecha. Me dijo que había cientos como estas, aquí mismo. Que su intención era buena, puesto que este hijo había noticias de haber armado un ejército dispuesto para vengar a su padre. Que no quería conflictos y que necesitaba a alguien como yo, como yo fíjate, para destrabar el asunto. De forma lo más pacífica posible. Allí mismo me nombró embajador. Con ese dinero construí un edificio en la ciudad y partí a hablar con el susodicho. Lamentablemente murió una semana después por fiebres y no se le pudo hacer nada, el ducado cayó en manos de la corona imperial. Y yo quedé dispuesto como embajador para ir formando las otras en distintas capitales y hasta hoy.
Se hizo un leve silencio en el cuarto, seguido de otro trago al odre. Una figura apareció dejándose ver. No era de gran altura, la luna solo iluminaba su rostro, fino, de cabellos cobrizos, barba corta, al igual que el pelo, y bigote bien cuidado. - Lo has dictado muy bien, muy natural- Dijo la figura -Incluye más detalles del campamento, desde el principio - Y después de un suspiro para coger aire, la monotonía de las palabras continuó - Fue una mañana, hará unos años….-

.

Organización

Si de algo puede estar orgullosa la emperatriz, es de estar bien informada. La red de embajadas proporciona una corriente constante de noticias. Muy caras, todo hay que decirlo. Es de las cuestiones que más presupuesto gasta, y lo que más cuesta de esconder en las cuentas para que los consejos no se cosquen de que esas enormes cantidades de dinero que están proporcionando se están gastando en persecuciones a media noche a sus señorías, para saber de que pecado frecuentan para después extorsionales de buen grado.
La estructura sigue un patrón muy básico, ya que la sencillez es esencial en la base de este entramado. Oficialmente tan solo se encuentra el Oidor en ventormenta, llevando la embajada principal donde se reciben las noticias del resto. En cada capital o sitio necesario se encuentra un embajador con un presupuesto asignado. Y ya está. La cuestión de como se organice, compre terrenos o contrate gente el embajador es obligación del mismo, y cada uno lo ejecutará como bien pretenda. Los fallos no están admitidos, y las misiones (públicas o no) deben ser ejecutadas con sumo cuidado. Veamos entonces a los personajes que entraman esta organización:

a) El Oidor: Así es como se le conocé al principal valedor, el contacto directo con el consejo de justicia y la emperatriz. No tiene mucha función pública y mayormente no se está seguro de cual es su verdadero nombre, ya que su firma aparece como M.S. y no es necesario incidir mucho en el tema. A veces se le ve por los pasillos de la corte, haciendo el simpático a cuantos se cruza. Tiene un edificio asignado al lado del palacio, con sus propios trabajadores, que se encargan de despachar todo lo necesario al resto de embajadas. Estos trabajadores son especialmente escogidos por el propio oidor, y muchos de ellos han sido antiguos embajadores, ya retirados. La disposición del edificio es extraña, y en algunas zonas del mismo no se permite la entrada a cualquiera. Los rumores de los obreros que lo construyeron hablan sobre que fue el propio oidor quien hizo los planos, y que hay un pasillo que va directamente hacia las dependencias privadas de la emperatriz, por debajo de tierra. Habladurías de pueblerinos.

b) Los embajadores: O portavoces, como los llaman algunos. Criados en las mejores universidades, estos maestros de la retórica y la palabra fueron básicos para la formación del imperio. Prestos, estos hombres extendieron sus redes por todas las ciudades principales del imperio, donde establecieron su sede, y se repartieron para iniciar la misión que se les había encomendado. Cada uno actuó de forma independiente a los otros, respondiendo sólo ante su cabeza principal en Ventormenta, el Oidor. De cara al público, tan solo son un cuerpo de negociantes que intentan mantener los intereses de la emperatriz a buen recaudo, tanto dentro del imperio como fuera. Ellos son los que se encargan de mantener buenas relaciones con los aliados, proporcionando regalos, acompañando a los comerciantes, estableciendo amistades con los notables de los lugares por donde pueblan, acudiendo a fiestas y banquetes, ayudando a la iglesia y sus predicadores.... Suelen conocer varios idiomas y jergas, conocedores de las leyes y las costumbres de por donde pisan. Pero de espaldas al público, son encargados de organizar las cédulas de espías y asesinos allí donde se asienten, de pagar los sobornos y las escuchas, de los sabotajes y los chantajes. Han sido instruidos en el uso de los venenos, las armas y los explosivos y algunos incluso manejan ramas mágicas como la ilusión. Son los gobernadores de sus embajadas. Allí mandan desde sus despachos y pocas veces se les ve fuera de ellos, si no quieren ser vistos. 


c) Diplomáticos: El cuerpo de diplomáticos son los más allegados al embajador. Especialistas en sus materias, son la última cara pública del entramado, aunque algunos cumplen sus misiones de rango sin mostrarlo. Se les envía a las misiones más delicadas ya que aparte de ser un cargo administrativo también es de campo. Pueden actuar en solitario o en conjunto, según la necesidad.
Confidente: Este cargo, de toda índole, ya no actúa con una forma pública. Constituyen los agentes y la base del entramado de espionaje diplomático. Saben para quién están trabajando y han sido entrenados para ello. No tienen un perfil fijo. Desde comerciantes, soldados, grandes cargos administrativos, jueces, pueblerinos locales que actuan como agentes reclutados, por casualidad o por necesidad.

d) Chusma: Se denomina con este nombre a cualquier ratero, caballero, dama o señor que esté trabajando, sin que él lo sepa, para el entramado del espionaje. Suelen contactarse a través de terceros, mediante chantaje o a cambio de dinero, nunca conociendo cual es su verdadero cometido, pero si actúan correctamente se les ofrecerá entrar a los confidentes.

Todos estos confluyen dentro de la jurisdicción de una embajada. La embajada es un lugar físico, vivienda del embajador. Normalmente, son edificios comprados por alguna razón específica; Facilidad de acceso, céntricos en la población, de fácil remodelación… Suelen estar en zonas concurridas para que no resulte extraño el entrar y salir de gente constante. Muchas veces se hacen obras clandestinas dentro de las mismas, creando paredes falsas, habitaciones secretas, camastros, almacenes clandestinos de armas.... Los confidentes tendrán aquí un habitáculo de reunión, descanso, entrenamiento y pago, donde poder hacer una parada en su viaje. 

“No debí tirar de ese libro” 
Invitado a la embajada, al darse cuenta de que había cambiado la biblioteca por una sala de interrogatorios.

Reclutamiento

A no ser que sepas de la existencia previa de estas gentes, es imposible dirigirte a ellos de forma directa. La forma más normal de entrada siempre suele ser porque ellos se han interesado por ti. Porque eres irrelevante y necesitan gente irrelevante para cubrir un terreno, porque tienes cuentas con la justicia… Solo a través del buen hacer entrarás a formar parte de los confidentes, y avanzar en ese terreno. En términos offrol, deberás mandar un mp o hablar con alguno de los maestres o narradores para comunicarles tu interés en pertenecer a la hermandad. Tan solo es cuestión de tiempo que alguien se ponga en contacto contigo, cuando menos lo esperes.

 

0LoF3hy.jpg

Editado por El errante
  • Like 12

Compartir este post


Enlace al mensaje
Guest
Este tema esta cerrado para más respuestas.
Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...