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Stannis the Mannis

[Historia] Humbert Breznov

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  • DN790oa.jpgNombre del Personaje 
    Humbert Breznov
  • Edad
    30 años (Cumpleaños 31 de Marzo)
  • Altura
    1,80cm
  • Peso
    75-80kg
  • Lugar de Nacimiento
    Pueblo de Volinia/Comarca de Cenad Dünaid - Reino de Stromgarde
  • Ocupación
    Mercenario-Contrabandista

Banda sonora:

 (Versión summer party contrabandista)
 (Stromgarde City Vice)
 (La balada del mercenario)
 (Soy un contrabandista, no un pirata)
 (Aún me quedan 5 puntos de vida)

 

Descripción física:


Un hombre lo suficientemente alto para alcanzar la cubertería de las baldas superiores de una posada sin la necesidad de un taburete. 

De manos grandes, de esas que al corresponder un saludo de manos te la cubren toda. Además tiene buen brazo, no es de un lanzador pero oye, está bien de físico. Hombros anchos, aunque si que no tiene gran masa muscular lo compensa con músculos tonificados. 

Un cabello rubio y largo cubre el alto de su cabeza, más por los lados está más corto. Los cabellos largos quedan trenzados terminando atrás en una pequeña coleta. El rubio aclarado por el sol, va en contratarte de una barba incipiente más oscura que el cabello.

Los ojos azul grisaceos hacen dotarle de una expresión fría que se acentúa con un semblante de facciones duras. Pero sonríe, se denota en la piel entorno a la boca, que alguien que sonríe bastante aunque parezca más una mueca de burla que una sonrisa.

El sol le ha dado un tono moreno a su piel no del todo blanquecina sonrojada, pero que si denota que no es de etnia sureña, sino más bien de norteños, descendientes de zonas fuera del núcleo Arathoriano. Ronda la treintena y parece al menos físicamente, estar en esa edad. No alberga arrugas pero si tres cicatrices en el lado izquierdo de su rostro, justo entre la cavidad del ojo y la oreja, una llegando hasta el pómulo y otra pasando a la zona del cabello. Unas cicatrices con puede que más de una década de haber sido sufridas.

 

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Descripción Psíquica:

Su apariencia seria se ve contrastada por un fácil trato, de llegar a él, de tratar, de tener su compañía, pero no su amistad. Humbert... O Breznov, como prefiere que le llamen los no allegados, no es fácil de volverlo un amigo e incluso alguien leal. Breznov siempre fue una persona individual, juiciosa, mezquina incluso, arrogante, envidioso y codicioso, pero bien por interés, bien por simple forma de ser; es sociable, alegre y burlón ya sea para hacer bromas crueles o bromas "amistosas" -pero recordemos el punto de que no es amigo de nadie-

Él pone su propio código moral, él cree y quiere estar al mando de su propio sino, nunca ha tolerado órdenes o mandos duraderos sobre su persona y si los acepta sería temporal, por beneficio. Una persona como él tiene deseos que oculta, metas que no comparte con nadie, intereses personales ajenos a los demás, quizá por esto no es alguien que pueda llegar a ser considerado un amigo. 

Breznov si puede denotar claramente que comparte un amor a las artes, a la naturaleza, la libertad y aprovechar la vida al extremo. Una vida disfrutada al máximo suele estar ligado de un comportamiento poco piadoso y, seguramente Breznov no sea piadoso ni compasivo. 

En general es un hombre simple, que busca vivir el día sin pensar en el siguiente, con una apariencia picaresca cliché de alguien que ha vivido siempre fuera de un orden o moral, pero, quién sabe si eso es una apariencia o si de verdad es un libidinoso hedonista con un culto a su persona y propio ego. 
 

 

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Se contaba una historia en una posada sin importancia, dicha por un hombre irrelevante a un grupo de hombres mundanos. Ya sea fruto del aburrimiento, puede que la hora, sea como sea la historia surgió ¿Era real? ¿Era fantasía? ¿Acaso importaba? Seguramente era otra historia más, de otro personaje más, una persona con un inicio pero sin ningún fin, alguna moraleja o algo que escuchar para pasar el rato y olvidar más tarde. 

La historia giraba entorno a un hombre, un hombre que rondaba los treinta años, que era originario de las tierras altas de Arathi, del reino de Stromgarde. De un pueblo montañoso de nombre Volinia que no se marcaba en mapas salvo en señales de caminos, que se dedicaban al pastero y la tala.

El hombre había nacido en el seno de una familia humilde, era el tercero de cuatro hermanos y una hermana. No se sabe el nombre de la hermana ni del pequeño de los hermanos, pero si de los terceros contando con nuestro protagonista, estos eran; Heinz, Hermann y nuestro protagonista de nombre Humbert. Al parecer su familia tenia el mote de los "Astado" porque al parecer un antepasado empezó a criar bueyes en la zona y así hasta los tiempos de Humbert. Además su familia también hacia cuernos decorados y tenían cierta fama en la comarca de Cenad Dünaid, que es la región de su familia. 

Ya sea por interés del narrador o por falta de detalle, no se sabe cómo fue la infancia de nuestro protagonista, pero los siguientes detalles ya son cuando éste tenía los doce años y había sido considerado adulto. 

Puede que Humbert hubiera estado ayudando a su señor padre Hermenegildo, en la crianza y cuidado de los bueyes, pero también de que se metía en bastantes problemas por toda la comarca, ya eran peleas de taberna, como incluso el robo de ganado, y es por esto que Humbert dejó atrás su pueblo natal cuando ya alcanzaba los quince años. De su familia más no se sabe qué fue de ella. 

 

Y ahora... nos ambientamos en otro reino.

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Esto es, en el reino de Lordaeron, con Humbert, o más bien Breznov como se nombraba por el reino orgulloso, al que correspondía con su propio orgullo pese a ser un don nadie de un pueblo insignificante. En Lordaeron parece que probó suerte como ayudante de alguacil de una villa, un alguacil ya anciano que parece ser perdió a sus anteriores ayudantes y potenciales sucesores al cargo, por bandidos orcos. 

Con tantos ayudantes desguazados, devorados o Luz sabe qué, Humbert llegó dispuesto para ser el siguiente en morir, pero parece que eso no llegó y de algún modo siempre se las ingenió para esquivar a las horribles criaturas, a bandidos u otros malhechores. Él narraba que siempre vencía por su intelecto, por sus argucias y presencia. 

La vida le trataba bien en aquella villa, y pasados los años, muerto el alguacil, el puesto parecía suyo... Pero de un día para otro, Humbert abandona el lugar, éste es arrasado por los orcos fugados de los campos de internamiento y no se sabe nada de Humbert hasta tiempo después, formando parte del ejército real de Lordaeron y sus remanentes dirigidos por Lord Othmar Garithos. Y ahí ganaría experiencia en logística, parece ser que el haber sido ganadero le habría dado conocimientos para la logística, por lo que permanecería en retaguardia y no vería muchos combates.

Pero estas épocas son muy tumultuosas y el único dato relevante es que al llegar la gran guerra del norte, Humbert seguía vivo y luchando en los ejércitos combinados de la humanidad, pero cayendo herido en alguna de las batallas que hubo por todo el continente del norte.

Puede que sea por este tiempo cuando nuestro protagonista ganó una cicatriz en su rostro que le dejó malherido, pero lo que se sabe es que pasó a enrolarse en el ejército de Ventormenta, ya sea para poder marcharse con facilidad del norte como para buscarse una forma de vida ahora que todo esas tierras parecían haber quedado imposibles de habitar. 

 

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En tierras soleadas y bosques verdes.

 

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Habiéndose enrolado al ejército de Ventormenta, que pasó a ser luego el núcleo del ejército imperial. Humbert parece haber sido enviado a diversos puntos del reino sureño, ya sea; Páramos del Poniente, donde se mantuvo por dos años, Elwynn, donde pasó gran parte del tiempo, Crestagrana lugar donde se ganó varias amonestaciones y la imposibilidad de ascender de escalafón y por último Villaoscura, lugar en el que se quedó al final y donde se perdió su pista durante años, pues fue justo por aquel tiempo cuando la guerra gnoll estalló y tiempo después Villaoscura cayó. 

Puede que Humbert desertara por aquel tiempo, ya sea para no ser enviado a luchar contra los gnolls o bien para marcharse de Villaoscura y la guerra, si es así, Humbert pudo salvarse de la destrucción de la villa tiempo después, si no, puede que el Humbert del que se tiene constancia más adelante, sea un impostor y el verdadero Humbert muriera, dejando atrás una mujer de nombre Matilda y una hija de siete, datos que están guardados en la alcaldía de Villadorada así como el registro de nupcias y bautizo de la hija. 

La historia cuenta, que por los tiempos de las guerras gnolls, se había registrado a un hombre que pasaba mercancías de forma clandestina por núcleos de Elwynn, como Villadorada. Éste hombre respondía al nombre de Reznov y tenía un parecido con el soldado Humbert "Astado". De alguna forma este tal Reznov no fue arrestado por deserción, ni tampoco pasó tiempo en los calabozos, puede que sea el hecho de que parte de las mercancías que metía en el pueblo fueran a parar a manos de personas pudientes. 

Aunque si bien luego de un tiempo abandonó el reino sureño, bien sea por sus actividades ilícitas, como la mejora de la economía de la zona y porque ya se mostraban más centrados en saber del paradero del soldado Humbert. 

 

De nuevo en tierras conocidas.

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Pero uno de los oyentes sabía algo, conocía al hombre de la historia. Este era el mismo clérigo del pueblo de la posada donde se narraba la historia. El hombre contó, que hacia poco, mientras abría y preparaba la ermita, un hombre malherido y calado de pies a la cabeza, se le apareció pidiendo socorro y se desplomó en la propia entrada. 

El clérigo había cuidado del hombre, sin conocerlo, pues era su deber y voluntad el cuidar del indefenso. Cuando el hombre recuperó la consciencia, se mostró reacio a decir quién era, pero al final entre fiebres, reconoció ser un mercante de nombre Humbert Reznov que viajaba con su bote cargado de mercancías, que una tormenta le hizo hundirse con todo y que había sido arrojado a las orillas de una playa cercana a la ermita. 

Todo parecía un milagro, declaró el clérigo, una voluntad divina. El clérigo que había escuchado esta historia, no daba crédito ¿Era el mismo Humbert? ¿Un hombre pecaminoso que había dejado atrás a una familia, que había robado y dejado atrás sus deberes para con sus señores? No podía ser, y si lo fuera, se lo diría a la cara. Le pediría explicaciones. 

 

- - - - - - 

 

-Ese sacerdote, otra vez bebiendo. Hablan mucho de moderación, pero anda que no le gusta darle al frasco como al más disoluto del pueblo -Humbert sonreía, mirando por la ventana de la pequeña casa del sacerdote. hacia la taberna que frecuentaba el sacerdote local. Sentado en esa cama dura, ahí llevaba dos semanas. Que mal lo había pasado, fiebres delirantes luego de sufrir aquel naufragio. 

El naufragio. Humbert se empezó a volver a encontrar enfermo. Solo pensar que había perdido todas las mercancías que se pudo traer desde Ventormenta.  Al menos aún conservaba ropa, y alguna que otra cosa, pero por ahora estaba con una mano delante y otra detrás, viviendo de la caridad del sacerdote que pronto le echaría cuando viera que se encontraba mejor.

Humbert lo había decidido, al amanecer, aprovechando que el párroco vendría beodo, saldría de ahí, con las primeras luces pondría rumbo a algún pueblo donde poder vender algo de lo que habría rapiñado de la casa del viejo sacerdote y la propia ermita, donde sabía en qué lugar se encontraban las reliquias, pues se lo había sonsacado al párroco en una noche de bebercio que tuvo este. Con toda la plata y oro que obtendría, podría volver a comprar un esquife y mercancía que poder mover a lugares más desesperados. 

Pero para su desgracia, sus planes no fueron así. El párroco volvía antes, mucho antes de tiempo. Humbert sabía que eso no era buen presagio. En dos semanas que llevaba, todas las noches el párroco marchaba a beber y volvía a la misma hora, si ahora se saltaba esas misas personales, es que algo muy malo pasaba. 

Los planes cambiaron, Humbert tomó sus cosas y marchó de la casa como un perro alarmado, como una rata que abandona un barco semihundido. 

Ahora se encontraba sin nada, apenas había cogido unos cobres sueltos, sus ropas y sus armas que a causa del naufragio que sufrió se encontraban en un penoso estado. Humbert estaba realmente jodido.

Aquella noche habría sobrevivido malamente, estaba helado, la fiebre amenazaba con volver y sus pintas le hacían imposible poder pasar por algún pueblo sin ser centro de atención. Así pues, se dirigió al sitio donde pensaba empezar de nuevo ahora que no tenía nada; la ciudad de Stromgarde.

 

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Editado por Stannis the Mannis
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