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Dorito

[Historia] Nathalie Adler

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Nathalie Adler

 

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Raza Humana
Sexo Mujer
Edad 29
Altura 1'65
Peso 60kg
Lugar de nacimiento Elwynn
Ocupación Ex Ranchera/Cazarrecompensas

 

Descripción Física

 

Nathalie es una mujer de estatura media y de tez levemente marcada por el sol. Su rostro está marcado por dos cicatrices, una sobre la oreja derecha y otra en la mejilla izquierda. Tiene unos ojos castaños y unos labios algo carnosos, su piel tiene distintas marcas como pecas o lunares. Tiene un largo cabello rubio que suele recoger en una larga trenza que deja caer sobre su hombro.

Suele ir vestida con ropas simples, camisas cómodas con tirantes, pantalones anchos y cómodos que suele subirse hasta el estómago, siempre lleva anudado al cuello un pañuelo de color azul. Sus ropajes suelen tener algunas manchas de tierra, barro e incluso sangre, aunque intenta mantenerlas limpias. Siempre lleva encima una bolsa en la que mete cosas útiles como hierbas con propiedades sanadoras, vendas, hilo, una cantimplora, carne ahumada y munición. En el cinturón lleva atado una larga soga a la que le da bastantes utilidades, colgado a la espalda lleva un viejo rifle y un banjo.

 

Descripción Psíquica

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Sus características principales son su buen sentido del humor y su valentía. No se deja pisotear por nadie y defenderá a muerte lo que le pertenece o a quién es leal, es una creyente de la Luz, en ocasiones visita alguna capilla para rezar, le gusta ser autosuficiente y el trabajo honrado, siendo incapaz de robar o matar sin motivo. Su personalidad cambió mucho después de los sucesos de las guerras Gnoll, siendo una mujer más madura, espabilada y útil.

Historia

Spoiler

Nacida en una granja de Elwynn y cuidada en el seno de una familia humilde de granjeros, cazadores y pescadores. Su pequeña granja contaba con un campo de cultivos donde plantaban sobretodo calabazas y trigo. La granja contaba con un establo donde cuidaban de un par de caballos, unos cuantos cerdos y "La reina de la casa",  una vaca bien alimentada y cuidada con la que la familia Adler solía bromear diciendo que era la preferida del señor Jeorge Adler. El rancho también contaba con un pequeño gallinero, no con más de 10 gallinas y un gallo que otorgaba a la familia deliciosos huevos. La familia estaba compuesta por el señor Jeorge Adler, su esposa Marinne Sanders, la hija pequeña Nathalie, su hermano mayor Jon, el tío Gerald "el engaña baldosas", un mote ganado por su notable cojera, la tía Enriqueta y la abuela Talya.

La vida en la granja era sencilla, no había más complicaciones que un invierno demasiado frío, una mala partida de caza por parte de Gerald y Jeorge o algún animal salvaje que se acercaba a molestar. La joven Nathalie siempre recordará un día de su infancia.

-¡Eh Nath, vamos a dar una vuelta! -Gritó desde la planta baja Jon a su hermana.

-Sí... Sí... Ya voy. -Dijo desganada, aún tirada en la cama, se vistió con desgana y se colocó bien la trenza rubia, a sus 14 años, no tenía muchas ganas de ir a dar una vuelta con su hermano, pero menos aún de hacer tareas en la granja con su padre o tío, e incluso menos de preparar la comida con su madre, así que no quedaba otra. -Ya estoy -Dijo mientras bajaba las escaleras, mirando fijamente a su hermano, el cual la esperaba sentado en un taburete tallando una figura de madera que se asemejaba a un perro.

-¡Al fin...! -Alzó los brazos para darle más dramatismo, dejó su "perro" de madera sobre la mesita y se guardó su cuchillo. -Vamos a visitar el viejo pozo.

-¡Tened cuidado, ese pozo es peligroso! -Gritó la señora Marinne desde la sala de al lado, que hacía de cocina.

-Lo tendremos mamá. -Pronunciaron a la vez ambos hermanos, Nath inspiró con fuerza el olor que venia de la cocina, tortilla y de patatas, su favorita.

Salieron de la casa a paso ligero, era una mañana tranquila, solo se escuchaba el cantar de los pájaros y la brisa moviendo las hojas, los rayos de luz traspasaban a través de las frondosas copas de los árboles, por el camino los hermanos estuvieron discutiendo sobre quién era mejor nadador, ya que en verano solían hacer competiciones de nado en el lago cercano, tardaron una hora en llegar al ruinoso pozo, el cual se había secado décadas atrás.

-Dicen que este pozo ahora lo utilizan unos contrabandistas... Que tiran ahí cadáveres y esconden mercancías. -Jon le contó la historia que a él le habían contado sus amigos, aunque el objetivo principal era asustar a su hermana pequeña.

-¿En serio...? -Nath se asomó al pozo, asombrada por la historia, crédula.

-Sí, pero no te asomes puede ser pel... -Sin que le diese tiempo a terminar la frase, las rocas que cubrían el acceso al pozo cedieron, por suerte la joven Adler se apartó a tiempo. -¡NATH! Joder.. Que susto. -El asustado hermano se fue a ayudar a la, ahora asustada Nath, que se hallaba tirada en el suelo con la mano en el pecho. - E..Estoy bien... -Murmuró en un hilillo de voz la joven, aún recuperándose.

-¿¡Hay alguien...?! -Una voz procedente del pozo reaccionó por el derrumbe de las piedras, la voz sonaba algo débil y con eco, pero era la de una mujer.

-¡Sí, aguanta ahí! -Gritó Jon, preparando la soga para sacar de allí a la mujer. -¿¡Se encuentra bien?!

No tardaron en sacarla de allí, al parecer la mujer era la hija de un noble a la que habían secuestrado y escondido en el pozo, pidiendo un rescate por traerla de nuevo con vida. A Jon le sonaba la historia, ya que en su viaje al pueblito para ir a vender parte de la cosecha y comprar nuevas herramientas vio carteles en algunas zonas importantes como la posada o la plaza en la que daban una recompensa por traer sana y salva a una mujer noble, de unas 10 plateadas. 

La llevaron de vuelta a la granja, donde le dieron de comer y beber, contándoles toda la historia. Fue secuestrada mientras daba un paseo por el bosque para recoger flores, al parecer la tenían vigilada y estudiada, ya que supieron a que hora ir a por ella, por que ruta llevarla sin ser descubiertos y a quién pedir el rescate. Mientras escuchaba toda la historia, Nath no podía evitar sentir rabia y asco por los criminales, ¿como pudieron ser capaces de hacer algo así por dinero? Se sentía muy bien al haber ayudado a la joven, pero también tuvo unas irrefrenables ganas de ir a buscar a los responsables, aunque con su corta edad y su falta de experiencia, olvidó la idea.

Al día siguiente, Gerald y Jeorge la llevaron a la ciudad, entregándola y recibiendo la recompensa, que se gastaron en un buen banquete para la familia y una carretilla nueva, esta vez de metal.

Los años pasaron sin complicaciones,salvo la perdida de la pobre abuela. La llegada de la noticia de los ataques gnolls a todo bosque de Elwynn, aunque a la granja de los Adler les llegó demasiado tarde.

Era una noche agitada, el viento arreciaba con fuerza, emitiendo sonoros silbidos o que los árboles crujieran, Nath se encontraba leyendo, ahora en una habitación mucho más tranquila desde que su hermano se fue a trabajar a la capital. Ya no era una cría, pero permanecía viviendo en la granja con su familia, ayudando en todo lo que podía. Unos gruñidos y risillas perturbaron el silencio de la noche.

-¡Otra vez esos jovenzuelos viniendo a tocar los cojones...! -Dijo molesto Gerald, yendo a por el viejo rifle que heredó de su padre y que a la vez su padre heredó de su padre. -Se van a enterar... -Tranquilo Gerald. -Dijo su esposa, aunque ya era tarde, había salido con su característica cojera, rifle en mano.

-¡Largo de aquí malditos mocosos...! -Dijo apuntando a las figuras que acechaban en los arbustos, pero solo obtuvo como respuesta un flechazo que atravesó su estómago. -Uhgh... ¡Gnolls...! -Gritó con las pocas fuerzas que le quedaban, cayendo de espaldas tras un segundo flechazo en la garganta.

Al escuchar esto, toda la familia intentaron salir corriendo a los establos ya que los caballos era la forma más rápida de huir, pero fue demasiado tarde, los gnolls los esperaban en el establo también, emboscando a la tía Enriqueta, matándola de un profundo tajo en el vientre. Nath horrorizada salió disparada, tropezando con el cadáver de su tío Gerald, empuñó su rifle y con el pulso tembloroso apuntó a una figura y disparó, dándose un fuerte golpe en el hombro por el retroceso. La bala debió fallar porque no escuchó lamento alguno, cuando se quiso dar cuenta, sus padres estaban tirados en el suelo siendo masacrados por cuatro de esas criaturas. Aterrorizada, corrió todo lo rápido que pudo, con los ojos llenos de lágrimas, aun portando el rifle de la familia, uno de los gnolls logró golpearla en el rostro, pero no fue suficiente para detenerla. Consiguió alejarse lo suficiente como para que no la siguieran, escabullendose entre los bosques que rodeaban la granja, los cuales se sabía de memoria.

Tras ese día tuvo algo claro, no iba a dejar que nada así volviese a pasar, aprendió a empuñar su rifle y empezó a trabajar como cazarrecompensas, dispuesta a entregar a todo ser o persona despreciable.

 

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