Azrael

[Imperator 766]

• Nombre del Personaje
  Azrael
• Raza
  Draenei
• Sexo
  Hombre
• Edad
  450
• Altura
  2,35
• Peso
  250 kg
• Lugar de Nacimiento
  Draenor. (Nagrand)
• Ocupación
  Recluta de la Mano (Paladín)
• Descripción Física

  De enorme constitución, Azrael representa lo que es un draenei normal y entrenado. Joven entre los suyos, su cuerpo casi no tiene marcas a la vista, solo pequeños arañazos que han persistido una vez han cicatrizado, mostrando que alguna misión bastante simple se ha complicado ya sea por errores propios o circunstancias ajenas a las que poder hacer algo para contrarrestar. Su pelo está recogido en una enorme coleta por comodidad, dejando ver una larga melena negra que podría llegar hasta su espalda. 

  De ojos brillantes y azulados, Azrael representa alguien normal dentro de los suyos. Una barba descuidada a veces aflora en su mentón, aunque de vez en cuando es normal que esta sea afeitada y muestre un rostro mucho más limpio. 

• Descripción Psíquica

  Azrael es un draenei de fuertes convicciones, leal e incorruptible. La codicia no es su ambición, más cree en los fuertes valores que le han inculcado, conociendo el sufrimiento de su pueblo cuando alguno de los suyos ha decidido tomar el camino más oscuro, o razas aliadas que creyeron ser amigas. Más todo eso, Azrael no es un draenei que muestre odio y o quiera venganza. Sus ideales de unión y perdón predominan por encima de todo, casi caracterizando al draenei como alguien bondadoso e incluso inocente. 

• Ficha Rápida
  Si (300 palabras mínimo)
• Historia

  Azrael caminaba por la biblioteca del Exodar, ensimismado con las enormes fuentes de sabiduría que allí se encontraban. Libros de hechizos y magias ocultaban muchas veces lo que verdaderamente le apasionaba, la historia del mundo en el que se encontraba. El pasado ya no lo había aprendido decenas, sino cientos de veces. El buscaba saber del mundo en el que se encontraba, de aquel lugar al que seguramente debía llamar hogar, y con suerte, lo harían sus futuros hijos. 

  Sus ojos azulados se iluminaron aún más cuando encontró lo que andaba buscando, y entre una amplia sonrisa alzó la diestra para hacerse con el. "Los viajes del Rangari Darum" era un libro que andaba buscando desde que se enteró de su existencia, pues decían los que lo habían leído que sus hojas narraban historias de enormes desiertos donde grandes insectos se alzaban como si de grandes bestias depredadoras se trataran. enormes desfiladeros de roca y grandes cañones, donde la raza Trauken vivía en sus agujas. Todo eran grandes historias de peligros, de lecciones.

  Su pueblo era sabio, y bien sabía Azrael que de poder hacerlo, transmitiría su historia y la compartiría con las razas que residían en el mundo al que llamaban Azeroth. Los elfos que se ocultaban de día y se mostraban en la noche, los pequeños humanos embutidos en sus armaduras y en constante guerra...Azrael quería aprender de todos y cada uno de ellos, y como recompensa, enseñarles las grandes virtudes por las que se guiaba su pueblo. 

  Se acercó a la vieja bibliotecaria, la cual alzó una ceja en cuanto leyó el nombre del libro. Era una venerada draenei, con una edad que Azrael casi había olvidado ya. A veces bromeaba con que esta podría tener una barba tan larga como la de Velen si no se la afeitase, más nunca lo había dicho delante de esta, por miedo a las consecuencias. 

  -Vaya...Eres bastante curioso, ¿eh? Quizás deberías centrarte en tus deberes de la Mano antes que en leer este tipo de libros. En las islas se necesitan manos fuertes antes de seguir explorando el mundo de fuera. Podrías acabar devorado por una planta gigante o algo peor...

  -Hmmprffff....En realidad esto forma parte de mis estudios, sí. La diplomacia es vital en nuestro pueblo, y si alguna vez quiero obtener el rango honorífico de Vindicador, debo aprender a llevar la palabra de nuestro pueblo a los desconocidos, no solo la fuerza valdrá. 

  La bibliotecaria no parecía demasiado convencida, más Azrael huyó de sus eternos consejos tan rápido como pudo, pues quería leer cuanto antes los viajes del antiguo Rangari devorado. Si quería que aceptaran su solicitud de viajar, necesitaba informarse muy bien antes de poder hacerlo. 

  El viaje de vuelta a casa era siempre el peor. La lluvia azotaba en esta época del año en el mundo que se encontraba, más debía de cubrir sus pergaminos y libros de vuelta a la aldea si no quería ser azotado por la bibliotecaria por incompetente. En cuanto llegó al hogar, retiró la cortina que hacía de función de puerta para ocultar su habitación y se dispuso a leer. 

  Trazó mapas de las escrituras que contenían información del gran desierto de Tanaris...Un mapa que seguro que estaba incorrecto, más eso el no lo sabía a ciencia cierta. Otros mapas más generales decidió copiarlos directamente, siguiendo desde las Costas oscuras hasta los grandes y frondosos bosques de Feralas. Tal trabajo le llevó una semana entera oculto, solo alimentandose de comidas ligeras y una bebida oscura que según un comerciante lo mantendría despierto, más nunca notaba nada, aun así apreciaba su sabor. 

  Una vez acabado su trabajo, guardó todo lo disponible en su enorme mochila y se dispuso a partir para ver a su oficial de la Mano, con esperanzas de poder convencerlo de que su viaje podría traer algo útil y mejorar su entrenamiento mental y físico. 

Editado January 12, 2019 por Imperator

[Imperator 766]

 

Diario de Azrael, página primera.  Es difícil explicar con una sola emoción la primera vez que decides ir en un barco hacia las tierras de Las Hijas de las Estrellas. La niebla, el frío...Poco importa en la primera visión de tan bellas y oscuras tierras, más lo que destaca es el enorme árbol en el medio del mar, repleto de luces blancas y amarillas que adornan el interior y el exterior de este...¡Viven en un árbol! Es algo tan...¿Extraño? De una raza que vive tan cerca de la naturaleza y en tal inmenso árbol, que diría que triplica el tamaño de El Exodar...Solo puedes esperar salvajes, aborígenes que visten ropas de cuero mal curadas y gozan de la suerte de una tierra bella.  Pues, debemos dejar los prejuicios a un lado y saber, que tal cosa es mentira. Cuando bajé del barco y atravesé por primera vez el árbol para llegar a la Capital, el asombro inundó todo mi cuerpo, casi dejando sin voz mi garganta...La belleza de...¿Darnassus? era impresionante, la ciudad de mármol blanco, colocada encima de lo que sería un lago, con las barcas paseando de un lado a otro. Las casas sin embargo no son del mismo material que las estructuras más importantes. La mayoría de edificios simples están hechos de madera y piedra. No estoy muy versado en la arquitectura, por lo que no sabría explicar muy bien el tipo de trabajo. Durante los primeros días en mi estancia en la ciudad, me era de extrañar que la ciudad estaba casi completamente vacía. Nadie paseaba salvo las mujeres guerreras que me dedicaban miradas extrañas cada vez que pasaban. Cuando me aventuré a preguntar si ocurría algo en la ciudad, me explicaron que normalmente su pueblo suele salir cuando cae el sol...¡Cuando cae el Sol! Por los Naaru, no entendí nada y todavía, me sigue confundiendo.  Intentando adaptarme al nuevo horario, decidí aventurarme con la caída del sol en la enorme ciudad. La naturaleza parecía extremadamente cercana a Hijos de las Estrellas, tanto que conviven con animales en sus propias ciudades e incluso hay árboles con vida que se pasean e incluso algunos te saludan. No había visto algo similar desde Draenor, más mi intención verdadera era seguir conociendo las costumbres de estos. En mi paseo nocturno, descubrí a una joven Hija junto con dos niñas, Treya y Anaya, las cuales eran idénticas. Estas parecían ser hermanas de la más grande, Silandris. Al principio las pequeñas se mostraron asustadizas y la mayor desconfiada, algo común en los de su raza por lo que había estado comprobando estos días. Pese a que mi común deje bastante que desear, conseguimos mantener una charla amistosa, intercambiando dudas de cada uno. Podría explayarme en esto, pero me llevaría bastante tiempo y todavía tengo mucho que descubrir y aprender.  He llegado a un trato con la arquera Silandris. Yo la ayudaré en sus quehaceres básicos y ella me enseñará como vive su pueblo, como es el mundo que habitamos y con suerte, podré volver al Exodar con esperanzas de estrechar aún más las relaciones entre mi pueblo y el suyo, pero por ahora, debo ir con calma y no apresurarme, pues si rompo la poca confianza que tiene en mí, me será casi imposible volver a relacionarme con Los Hijos de las Estrellas.  Retrato a mano de la joven Silandris, el cual no estaría a color.