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Law Wyght

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  • Nombre: Law Wyght
  • Raza: Humano
  • Sexo: Hombre
  • Edad: 25
  • Lugar de Nacimiento: Claros de Tirisfal
  • Ocupación: Aprendiz de herrero
  • Historia completa

 

Descripción física:

El cuerpo de Law ha sido trabajado en las forjas y los yunques, desde soportando el calor del carbón hasta aguantar el constate martillar del metal, aunque su piel es blanquecina y sus rasgos faciales duros, unos ojos azules suavizan todo el conjunto. Digno heredero de la envergadura de los Wyght y de la estatura que caracterizan las gentes del norte. 

Voz

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Descripción psíquica:

Spoiler

Marcado por el derrumbe de todo su hogar, Law se rige por la seriedad, el orden y la franqueza. Se harta rápidamente de las personas que no actúan o exponen excusas por no avanzar en sus vidas cotidianas, y esta mas que dispuesto a hacer lo que sea necesario para impedir que el mundo no sufra de nuevo lo que sucedió en Lordaeron.

 

 

 

 

Historia

 

-Feliz Cumpleaños-

Spoiler

Me dijeron que el día de mi nacimiento se celebró por todo la grande, o tal vez era un día de festejo por todo Lordaeron, si tuviera tiempo seguramente lo recordaría pero en este mismo instante solo puedo concentrarme en apagar el ardor de mis pulmones con el aire viciado, e intentar no vomitar con el hedor dulzón y pútrido que provenía de los cadáveres.

 

La caravana que nos seguía empujada por las mulas no tardó en encallar en el fango, el torrente de agua que se precipitaba sobre todo el reino no paraba de descargar de forma incesante su llanto que se esparcía por toda la región, a su tierra también le dolía el asesinato del Rey a manos de su propio hijo.

 

Intenté desplazarme rápidamente por el desastre que suponía aquella carretera, sin el carro tendríamos que llevar todos nuestros efectos personales, suministros y a nuestra única herida bajo el torrencial.

 

Una profunda voz se alzó entre el esperpento mientras los animales seguían intentando salir de allí -¡Law, revisa el estado de tu madre, tenemos que movernos antes de que vengan los muertos!-

 

Obedecí sin rechistar y me introduje dentro del carromato, la pobre tela que cubría el techo era el cobijo más cálido de yardas a la redonda, deje el martillo que había tomado “prestado” de la herrería esa misma mañana a un lado, y destapé a la mujer que yacía en una posición incómoda debido a la cantidad de cacharros que ocupaban el pobre habit.

 

Temía que la fiebre por el zarpazo de aquel cadáver hubiera hecho nada más que empeorar su estado, mi mano se posó sobre la frente apartando los cabellos azabaches y pude suspirar de alivio, no había ido a peor.

 

-¡Padre, está bien… podemos continuar!-

 

-¡Debe quedar varios días para llegar a Costasur, date prisa!-

 

Me incorporé dispuesto a salir de allí por la parte trasera pero nada más levantarme sobre mis rodillas una febril mano me impidió algún movimiento brusco, Clare me susurró con suavidad.

 

-Feliz decimosexto cumpleaños, hijo…-

 

Una sonrisa de incredulidad asomo por mis labios mientras volvía a prestar atención a madre, e intente cambiarla por una reconfortante sonrisa dispuesto a taparla otra vez.

 

Naturalmente respondí –Gracias por recordarlo-

 

-Una oportunidad crítica-

 

Las lluvias habían cesado, sin embargo el agua se expresaban de otro modo, vendiendo el carromato y entregando las mulas a un precio irrisorio a un granjero conseguimos suficiente dinero para obtener dos pasajes, uno para mí, otro para padre. No necesitamos un tercero puesto que madre que quedaría en Costasur, las fiebres se la habían llevado hace ya dos dias.

 

Mis ojos no vertieron más lágrimas, ya se habían quedado secos, pero padre parecía que seguía sin sentir nada, su maldita cara solo mostraba una mueca de inquina desde que todo se había ido al demonio.

 

Fuimos a la taberna donde el precio del alojamiento, comida y estancia se había quintuplicado, teníamos que llenar el estómago con algo caliente antes de emprender nuestra marcha hacia sur, lejos de la maldita plaga que se había alzado en nuestro hogar.

 

En la taberna ya se había iniciado una acalorada discusión, últimamente siempre pasaba lo mismo, tomé asiento y padre no tardó en traer dos cuencos de sopa desde donde el mesero sacaba las raciones.

 

-¡Sois todos unos cobardes! ¡Abandonar vuestra hogar en vez de daros la vuelta y luchar!- Un beodo gritaba a pleno pulmón a los refugiados entre los que me incluía, me mordí la lengua por no contestarle más bien el apriete pétreo de padre que se hundió en mi hombro como una cuchilla impidió que lo hiciera.

 

Tenía razón, tanta maldita razón. Nos habíamos vuelto en desdichados de nuestra propia casta, exiliados de nuestras tierras por el miedo, por la traición, por la ambición de poder que extendieron nuestros propios hermanos en una plaga de muerte y destrucción.

 

Habían roto el umbral de todo lo imaginable volviendo a los vivos en muertos vivientes, a los que descansaban ya en los cementerios fueron llamados de nuevo a la vida para seguir los oscuros deseos de sus maestro.

 

Un tirón me sacó de la vigilia de mis pensamientos, el beodo me gritaba a la cara mientras la saliva se le escapaba en pequeños escupitajos gracias a que ya había perdido los nervios, además de la dignidad.

 

No fue ni necesario que respondiera, ni que tampoco actuara, el puño curtido de padre  se estrelló en la cara del borracho apartándolo de mí, debido al estado precario de los reflejos del beodo este ni se lo vio venir, puestos que lo único bueno de su borrachera es que casi sintió solo la mitad.

 

-Termínate la comida- Inquirió en un tono severo sin inmutarse, el trabajo en las minas había entrenado bien los brazos de Ryan Wyght puesto que de varios golpes con un pico era capaz de quebrar una piedra no era difícil imaginar que serían capaz de hacer sus manos desnudas.

 

Miré de soslayo al borracho, estaría fuera de combate en lo que quedaba del día.

 

Recogimos los pocos enseres personales que nos quedaban y pusimos rumbo al embotado puerto en el que una multitud de refugiados también esperaban su traspaso hacia tierras más seguras.

Los pasos sobre el muelle de madera que crujía y se aquejaba por el peso de la insólita actividad que estaba soportando estos días era el único de los ruido que se atrevían a pronunciarse en aquella lúgubre circunstancia.

 

Estábamos a punto de entrar en el barco e incluso pose el pie, mentiría si dijera que por mi joven cabeza no circulo la idea de volver a luchar, empujado por el escueto discurso de aquel hombre, pero padre siempre parecía capaz de leerme cuando estaba preocupado por algo, y se pronunció

 

-Volveremos cuando tengamos la oportunidad, por ahora nos prepararemos y buscaremos un nuevo lugar donde asentarnos para recobrar fuerzas. Solo aguarda hasta que sea el momento, hijo mío.-

 

Tense mi boca mientras volví a acatar su consejo, mi pierna se movió para pisar el barco que nos llevaría hacia el sur.

 

---------------------------

 

 

Los años pasaron mientras dejamos que todo siguiera su cauce, padre se fue al norte a intentar expulsar a la Plaga pero simplemente volvió mutilado, herido y con el sabor amargo de la derrota. Yo pase estos años trabajando de ayudante en una herrería de Villadorada, cuando volvió Ryan de la Guerra me di cuenta que ahora era mi momento para cambiar las cosas.

 

Editado por Focus
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