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TitoBryan

[Muerto] Sebastián

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  • Nombre: Sebastián
  • Raza: Humano
  • Sexo: Hombre
  • Edad: 23
  • Altura: 1'89
  • Peso: 94
  • Lugar de Nacimiento: Paramos de Poniente
  • Ocupación: Granjero
  • Historia completa

 

Descripción física:

Muchacho muy joven que por su suciedad aparenta ser más grande o mayor. Pelo largo y castaño, ojos azules. Media granjera, alto y fuerte, más fuerte que robusto. Siempre viste con retales y ropajes de poca calidad. 

 

 

Descripción psíquica:

Valiente y protector. Tiende a ser impulsivo y agresivo en ciertos momentos pero por lo general muy tranquilo. Su vida en Paramos con los bandidos no le ha hecho bien en su mente.

Datos Onrol y manias (Privadas, si no se conocen onrol y se exponen sin permiso se puede denunciar a un gm):

- Tic de arrugar la nariz

- Odia las palabras: "Mocoso" y "Esclavo"

- No es creyente ni seguidor del camino de la luz.

- Mote para amigos: Sebas o " El granjero". Si no es conocido o de confianza nombrarle asi causaria un grave choque en la relación.

(Este post se ira alargando a medida que avanze el personaje)

 

 

 

Historia

 

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                                                                                                 El Granjero

 

De una casa de granjeros sale una luz leve de esa casa a media noche, Páramos de Poniente. Un chiquillo corretea con su caballito de madera por el salón trotando encima de él, se detiene y se acerca a su madre la cual estaba cocinando

 

 

 

- ¡Mama mama! ¿Aún no ha vuelto padre? *espetó el crio*

 

 - No Sebastián. Quedará poco. *suspira mientras termina de romperle el cuello a una gallina*

 

Tras esto el niño apodado Sebastián sale corriendo y reanuda su aventura entre las sillas y la mesa con su caballo de madera. Horas más tarde llega el padre, deja su horca a un lado y se derrite en la silla quedándose medio dormido.

 

- Sebastián. Mañana vendrás conmigo a arar el campo y de paso aprendes algo. Es hora de que sirvas de algo *sentencia con el ceño fruncido y derrotado de cansancio*

 

-¡Sí! ¡Cuenta conmigo padre!

 

Y así fue, al día siguiente Sebastián se limpió las botas, se hizo con una horca y siguió a si padre, en marcha hacia el campo.  Horas después Sebastián jadeaba de cansancio.

 

- Padre…*jadea* ¿Cuándo volveremos? Tengo hambre…

 

- ¿Volver? Solo llevamos 3 horas, nos iremos a las 4 y después de comer volveremos aquí. Hasta que no terminemos no se dormirá.

 

- Como quieras… *jadeando “ara” cómo puede el campo*

 

A los pocos minutos cae de rodillas rendido y exhausto. Su padre lo coge por el cogote de la camisa y lo arrastra importándole un comino si el estiércol abriga a su hijo, lo lleva a casa y lo deja en la puerta cruelmente.

 

Tras lavarse un poco Sebastián recibe el peor sermón de su padre que le ha dado. Llorando se vuelve a su cuarto protegido por su madre.

 

Unos inviernos después Sebastián ya se hacía cargo por si solo de los quehaceres de su casa, labrar la tierra e incluso sacrificar alguna de sus gallinas para comer carne ese dia.

 

- Sebastián ¿Has terminado de arar esa parte? Necesito ayuda con tu padre. *dicta su madre mientras pone una mano en la robusta espalda de Sebastián*

 

-¿Eh? Ah, em… Si, ¿Qué pasa?

 

Su madre no contesta, solo le hace un gesto para que le siga llevándolo hasta el cuarto de su padre el cual esta terriblemente enfermo.

 

- Ha aumentado su fiebre…

 

 - No pasa nada madre. Seguro que mejorara, él siempre lo hace.

 

- Debemos llevarle al medic…*es interrumpida por su padre que grita en la cama*

 

-¡Bobadas! ¡No necesito que un pamplinas me dé de su ungüento en la frente!

 

Sebastián se encoge de hombros restándole importancia al estado de su padre y se vuelve al campo donde el mismo había labrado su vida ahí.

 

*2 años después*

 

Sebastián corre angustiado al ver que su huerto y todo su trabajo en el campo se fue al garete. Hojas podridas, plantas devoradas y a medio comer, raíces secas como si les hubieran chupado la vida.

 

- *entra en la casa y tira su gorro empapado en la mesa* Este mes no comeremos.

 

-¿Por qué? *espeta la madre preocupada*

 

- El campo madre, el campo… No hay nada, ¡se ha secado todo! *se seca la frente*

 

Y ninguno de los 2 vuelve a hablar en ese día, solamente suspiros seguidos de más silencios interminables…

 

2 dias después su padre suelta el último aliento que le quedaba en la garganta, su hijo y su mujer queman el cadáver en silencio, la mujer más afectada obviamente dejando ir lagrimas a cada poco.

 

*Meses más tarde*

 

En un día soleado mientras Sebastián termina de limpiarse las botas 2 hombres con un pañuelo que les cubre la boca entran sonrientes.

 

- ¿Qué tienes hoy mocoso? *espeta uno de los hombres*

 

- Nada. *dice Sebastián terminando de limpiarse una bota*

 

- ¿Enserio? ¿Y qué me dices de tu madre? Podría darme un paseo con ella después de que me des la paga del mes *ríen al coro y soltando algún que otro insulto* ¿Qué dices rata?

 

- Esta vez no. Hoy no recibiréis nada. *espeta cabizbajo mientras disimuladamente busca alguna herramienta con la cual poder defenderse en caso de necesitarlo*

 

- ¿Qué no? ¿Quieres que te enseñe como si? *indica con la barbilla a su amigo el cual se abalanza a su madre lamiéndole el cuello* ¿Ves?

 

- ¡Soltadla! *grita Sebastián mientras es interrumpido por el matón*

 

- Shht. ¿Dónde ibas mocoso? No me importa partirte la boca mientras observas como nos divertimos con tu madre.

 

En ese instante Sebastián arremete contra el matón rompiéndole el tabique con un cabezazo y seguidamente armándose con un hacha de carnicero haciendo temblar su mano por la adrenalina. El otro muchacho le pega un bofetón y empuja a su madre dándose de cabeza contra la pared y cayendo inconsciente.

 

-¡Te abriré en canal! ¡Como a un puerco! *el muchacho desenfunda su daga y corre hacia Sebastián*

 

El matón el cual ahora tiene el tabique hundido saca una clava con un clavo en ella haciendo una especie de garrote se abalanza contra Sebastián aunque no tarda en ser reducido dado que Sebastián tiene años de experiencia en el campo y eso lo ha endurecido, el matón es mucho más mayor que él pero Sebastián aparte de ser granjero es muy robusto, lo único que al ser mucho más joven que él no tiene igualdad en fuerza. El muchacho joven trata de clavarle la daga extasiado pero Sebastián consigue encajarle un puñetazo en plena mandíbula que hace que caiga inconsciente dislocándole la mandíbula, luego vuelve a su lucha con el matón. Los dos chocan sus manos intentándose reducir pero esta vez el matón se ha “recuperado” un poco y le hace frente como puede. Sebastián manda un rodillazo al estomagó de este y lo empuja coge su hacha y la clava en el pecho del inconsciente, luego agarra una horca y carga contra el matón con una velocidad increíble. El matón es ensartado con la horca en pleno estomago gritando pero con una fuerza increíble rompe la horca de un golpe y se saca las púas, luego se abalanza a la cara de Sebastián. Los dos caen en el estiércol del campo y se retuercen en una lucha que parece que nunca terminara. El matón esta encima de Sebastián y arremete fuertes puñetazos contra su cara, en cambio Sebastián intenta hundirle los ojos y de algún modo por ridículo que parezca… Meter estiércol en la boca del matón. Tras un minuto de pelea nadie se decanta victorioso, el matón cojea y se tapa la herida como puede y Sebastián esta medio atontado por los constantes golpes en la cabeza y los moratones por todo el cuerpo. Otra vez, vuelven a chocar mano con mano pero Sebastián coge la delantera y consigue tumbar al matón cayendo con todo su peso encima de él, parte del golpe es amortiguado por el barro y estiércol. Una vez encima con piedra en mano consigue encajarle 2 o 3 golpes antes de que sus brazos se rindan, en ese momento el matón medio inconsciente le da un gancho en la mandíbula de Sebastián que lo tumba a un lado aturdido completamente.

 

¡Hijo de ****! *intenta vocalizar el matón antes de que con las pocas fuerzas que le quedan golpear en el estómago de Sebastián*

 

Este jadeando le empuja con la pierna y lo aparta unos metros dejándole tiempo almenos ponerse “derecho”. Durante unos minutos se quedan mirándose y cojeando dolidos, el sudor recorre su cuerpo y sus músculos queman de dolor, despeinados y ensangrentados por la cara parece que acabaran de recibir la paliza de su vida, y lo es. Los 2 con moratones en el cuerpo y jadeantes  se maldicen casi susurrando al no tener fuerzas para seguir peleando… Sebastián se abalanza como un zombi al matón al cual sin fuerzas vuelven a caer en el suelo volviéndose a encarnándose de estiércol infectando aún más las heridas abiertas y sangrando. Sebastián y el matón se encajan golpes leves y débiles otra vez aunque para ellos son abrumadores, seguidamente el matón agarra de la camisa a Sebastián y empiezan a hacer la croqueta por el campo intercambiándose algún que otro puñetazo...¡Hasta! que llegan a una colina no muy elevada que conduce a un rio. Estos sin parar de rodar caen por la pendiente inclinada de la colina rodando uno encima de otro hasta que impactan contra una roca que hay incrustada en medio del rio. Como si de una película se tratase se levantan mojados y ensangrentados aunque el agua consiguió limpiar un poco su aspecto. Esta vez es el matón que coge la delantera estampando la cabeza de Sebastián contra la piedra repetidas veces, este se defiende apenas respondiendo con arañazos. Sebastián pierde esta vez y el matón encaja sus manos en su cuello y mete su cabeza en el agua difícilmente debido a que por lógica Sebastián se retuerce. A los segundos Sebastián deja de reaccionar y se queda extendido en el agua ,flotando. El matón grita de victoria y se tumba en la orilla del rio pero… Algo ocurre, Sebastián se levanta otra vez y se dirige lentamente al matón el cual grita desesperado al observar que no lo puede tumbar. Sebastián coge por el cuello al matón y lo eleva le encaja otra vez un par de puñetazos y con las pocas fuerzas que reservaba lo lanza contra una roca, este se golpea en la cabeza y cae de lado en el rio. Sebastián aprovecha y envuelve el cuello del matón con sus manos otra vez y le hunde la cabeza en el rio. El matón en uno de sus últimos esfuerzos manda un puñetazo a la cabeza de Sebastián que le da en plena oreja y lo ensordece un poco haciendo que se desoriente por unos segundos los cuales aprovecha para recuperar el aliento y abalanzarse a la espalda de Sebastián y con el brazo tratar de ahogarlo. Sebastián da un cabezazo hundiéndole aún más el tabique y como sentencia final manda un par de puñetazos más en la cara del matón y levantarlo para que sin darse cuenta ensartarlo en una rama puntiaguda que sobresalía de un árbol enoooorme. El matón jadea levemente y termina por rendir el cuello y morir como un cerdo ahí mismo. Sebastián aun frenético y sin darse cuenta de que ha muerto hace unos minutos sigue mandando débiles y cansados puñetazos en el estomagó del matón, como si fuera un saco de boxeo. Minutos después se arrastra a su casa.

 

Al llegar Sebastián encuentra el chico que agoniza en el suelo con el hacha de carnicero en el pecho, la pelea a durado más de lo que creía. Se acerca a él y le saca el hacha para volvérsela a clavar varias veces. La pobre madre no reacciona, tiene un hueco en la cabeza y la sangre está seca. Ha muerto.

 

Sebastián terminando de secarse sus lágrimas se arma con una horca y un par de hachas de cocinero y se va del lugar no sin antes quemar la casa ya que demasiados recuerdos y pesadillas le perseguirán, al menos ha tenido la suerte de poder curtirse en su juventud. En Villadorada no le fue tan diferente que en Paramos, constantes peleas por comida. Trabaja de cualquier cosa incluso si se trata de matar, aunque tenga que hacerlo con sus propias manos, lo hara.

(Historia progresiva, a medida que avanze el personaje se actualizara)

Editado por xecnotron

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El Fin del Inico:

Dos flechas surcan el viento e impactan de lleno en el pecho y estomágo de Sebastián. Este se arrodilla al suelo tratando de no caerse por el impacto. En la fria noche de la oscuridad sale su futuro verdugo, se acerca a el con daga en mano y el arco guardado. Le coge de la cabellera y se dispone a rajarle la garganta pero un aman de vivir impulsa a Sebastián que coge por las piernas al verdugo y lo tira al suelo, una vez encima de el descarga su furia con su maza en la cara del tipo el cual queda aplastada dejando un charco de sangre y lo que una vez fueron sesos. El joven Sebastian trata de mantenerse en pie pero finalmente se rinde ante la profundidad de las flechas y cae encima de su verdugo dejando clara la muerte del par. Una forma muy mala de morir, agonizando hasta el final.

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