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Mónica Delucci Spagatti - Arkano Carnaval

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Mónica Delucci Spagatti

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  • Nombre: Mónica Delucci Spagatti
  • Raza: Humano
  • Sexo: Mujer
  • Edad: 26
  • Altura: 1,75m
  • Peso: 61
  • Lugar de Nacimiento: Caibomara
  • Ocupación: Aprendiz de Maga
  • Historia completa

 

  • Índice:

 

  • Misiva:

 

 

Descripción física:

Mónica Delucci Spagatti es una muchaca de buena estatura y cuerpo atlético. Tiene el pelo corto, de un fuerte color castaño y algo desgastado por la brisa marina. Su nariz, recta y pequeña permanece armoniosa en un rostro que refleja un juventud que desfallece para dar lugar a la adultez. Su piel, de un saludable tono oscuro y bronceado da un toque uniforme a su complexión al juntarse con su pelo. Unos carnosos labios de un color marrón dan punto final al marco que compone su rostro, que si bien no puede ser llamado hermoso, tiene cierto toque exótico tirasiano acentuado por haberse criado en los soleados archipiélagos del sur.

El rasgo que más destaca en su rostro, sin embargo, son dos grandes ojos de un vivaz color ambarino. Vetas oscuras bordean el iris el cual rápidamente se aclara con una anaranjado intenso hacia la pupila. Cuando son iluminados por el sol, estos ojos brillan como si tuviesen llamas danzantes en ellos, adornados por largas y gruesas pestañas oscuras. Estos expresivos y ágiles ojos quedan enmarcados por unas gruesas cejas de un oscuro marrón casi negro, que más de una burla han llegado a levantar, sobre todo en los años mozos de la muchacha donde los niños no ven a las muchachas salvo otra cosa que una molestia irritante.

Su cuerpo por otra parte, más allá de su oscuro bronceado no destaca en absolutamente nada. Es alta para tratarse de una muchacha, con un saludable cuerpo físico fruto de una vida muy activa saltando de barco en barco y el entrenamiento justo en defensa propia. Sus atributos de mujer por otra parte son lo único humilde sobre ella. Una camisa levemente holgada es todo lo que necesita para pasar por un muchacho de rostro afeminado, ayudando el pelo corto con el resto, aun que un leve vistazo a sus grandes ojos quiten toda duda del sexo de Mónica.

 

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Descripción psíquica:

Mónica es una muchacha joven y jovial. De trato inestable. Es muy rápida haciendo amigos y no tiene ningún tipo de vergüenza al tratar con desconocidos, fruto de una vida entre muelles, marineros, y donde todos los días docenas de caras nuevas llegaban y se iban de su ciudad. Pero es aun más rápida enfadándose y tomándose como afrentas leves bromas o gestos. Algunos decían que era inestable cual marejada tropical, y no estaban del todo equivocados. Aun así,  como una tormenta sureña, sus enfados se van tan rápido como vienen, y tiene poca vergüenza a la hora de pedir perdón tras enfadarse generalmente sin razón.

Siente una pasión increíble por el mar, por los libros y los conocimientos y por el bacon ahumado de carnero enano. Sobre todo por el bacon. La salada brisa marina le es tan necesaria como el sol para una palmera. Su pasión por los libros compagina bien con su carácter ciertamente voluble. Se deja engatusar por las suaves manos de los escritos en los que posa sus ojos que como amante pasional la abrazan y hacen que pierda la noción del tiempo, dándose cuenta muchas veces de que ha abusado demasiado tiempo de su lectura cuando las gaviotas le avisan de que ya está amaneciendo antes de haber siquiera ido a dormir. 

Le gusta hacer chistes, y le gusta hacer reír a la gente que la rodea. Aun que su sentido del humor sea pésimo, normalmente lo mucho que gesticula y su fuerte acento Tirasiano es más que suficiente para arrancar carcajadas de los extranjeros, aun que nisiquiera entiendan la supuesta gracia que sus bromas deberían de tener.

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Historia

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Caibomara, Joya del Sur, Peñón de la Gloria, La Ciudad de Nácar. Esos eran muchos de los irónicos nombres que la pequeña villa comercial y colonia Tirasiana de Caibomara recibía de los marineros que pasaban de manera regular por el archipiélago de las Vermukas ,situado al Oeste del Cabo de Tuercespina. Fundada hacia apenas un siglo y medio tras ser las islas compradas a la corona de Ventormenta a precio de costo, puesto que se las consideraba totalmente yermas e inútiles, una rica mina de plata fue encontrada en el centro de ellas durante las construcciones de un puesto de vigilancia que el Alto Almirante de Kul'tiras buscaba establecer para proteger las rutas comerciales con el reino sureño de piratas goblins. 

Fruto de esa riqueza recién descubierta la vida no tardó en estallar y el pequeño fortín de roca gris lleno de cañones vio como la población de la isla se multiplicaba por quince en el plazo de un siglo. Las casas de madera improvisada de los mineros fueron sustituidas por haciendas de los primeros en hacerse ricos con la producción de plata, y las chabolas de los que iban llegando de Kul'tiras o incluso Ventormenta e iban estableciendose en las pequeñas islas no tardaron en alcanzar las playas de blanca arena.  

En esta pequeña villa, de mil trescientos setenta y dos habitantes, llegó al mundo la joven Mónica Delucci en el año 4 tras la Apertura del Portal Oscuro. Apenas recién nacida sufrió la escasez fruto del bloqueo naval sufrido por las flotas Orcas en su avance hacia los reinos del Norte. Durante los primeros años de su nacimiento, los mares de los Reinos del Este se tintaron de sangre y maderos quemados fruto de las numerosas batallas navales entre los orcos y las flotas de Lordaeron y Kul'tiras. 

Por suerte para Mónica, pese a las penurias que sus padres, Federico Spagatti y María Delucci pasaban para sobrevivir en el empobrecido puerto, ella pasó sin pena ni gloria, siendo sus únicas preocupaciones en esos años el orinarse por encima o extraer el dulce néctar vital de los senos de su santa madre. 

La guerra pasó, y cuando los barcos volvieron a llegar al puerto Mónica ya levantaba un par de palmos del suelo y podía caminar por si misma. Fue con los cinco años cuando pudo comer al fin su primer trozo de carne tras una infancia alimentada a base de fruta y pescado. El jugoso y ahumado bacon de carnero enano. Nunca nada le supo tan bien en su vida pasada, ni lo haría en la futura.

Mónica creció para ser una joven revoltosa, de fácil enfado y aun más fácil perdón. Temperamental y amante de los libros, sabia que jamás crecería para vivir encerrada en esa reducida isla y vivir de reparar barcos como sus padres. No era mala vida, siendo cultos carpinteros marítimos mudados desde la capital, Kul'tiras, ellos eran de mirar, ordenar, y llevarse la mayor paga frente a los que se pasaban horas bajo el ardiente sol raspando madera podrida. 
Sus padres siempre la animaron a estudiar y buscar su destino donde lo sintiese, tal y como habían hecho ellos. Esto chocaba en general con la mentalidad isleña, paleta y corta de miras de otros niños de la isla, lo cual le ganó más de una regañina y pelea en las arenosas y polvorientas calles de la ciudad.

Su vocación en la vida llegó cuando en su decimoquinto cumpleaños un envejecido hechicero llegó directamente desde Ventormenta a su pequeña isla. Al parecer era el padre de una isleña, y venía a visitarlos probablemente porque con su edad viese llegar los últimos días a su vida y quisiese visitar a su retoño y descendientes antes de abandonar este mundo para unirse al seno de la Luz.

Fue ese día donde tras cantar el cumpleaños feliz y salir corriendo avergonzada porque su madre le tirase de las orejas cual muchacha ante todos sus amigos, se chocó de lleno con este curioso hombre. Su sombrero picudo, larga barba, y amplia toga pesada nada apta para el clima le llamaron la atención apenas alzó la vista y le ayudó a incorporarse. Pero fueron los extraños símbolos en los pergaminos desparramados los que de verdad llamaron su atención. 

Magia Arcana, se trataba. Evocación, manipulación teorimática de los flujos de maná. Las Lineas Fley, o Ley. El Ir y el Devenir, el Omega y el Rikonudo Zabrozongo teorizado por Samartín de Toromaika en el año -240 en la Ciudadela Violeta. O, en esa época, eso fue lo que le sonó y logró interpretar de las palabras que el amable anciano hechicero le contó en el poco tiempo que estuvieron juntos. Un pergamino humilde que tenia poco más que la explicación más básica de las cuatro leyes Arcanas fue lo único que el hechicero pudo dejarle antes de irse para nunca más verlo.

Pero fue la piedrecita que dio lugar a la avalancha. Todo el dinero que ganaba trabajando duramente junto a sus padres se iba a pagar extremadamente caros tratados, pergaminos, meras cartas o cachibaches de arcano poder supuesto de los comerciantes que pasaban por los mercados del puerto de la ciudad.

Fue, ya con veintiseis veranos, siendo una mujer adulta, donde decidió que era el momento apropiado para salir del cascarón. Esa Isla la retenía, sus jarcias llevaban atadas demasiado tiempo. El velamen debía ser desplegado y ella debía partir hacia el futuro que le aguardaba. Un futuro mágico, llevando hasta el final su pasión. 

Sus padres la despidieron entre lágrimas y promesas de escribirse cada semana, y al alba cogió uno de los numerosos navíos que zarpaban del humilde puerto de Caibomara. Dirección, Ventormenta, la Capital del Imperio. 

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Relaciones

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Odio(1): Hay individuos en el mundo cuya existencia nos resulta indiferente. Pero, hay un reducido número, cuya mera mención puede hacernos arder la sangre. Su mera imagen es repulsiva en nuestra mente, y estamos totalmente convencidos de que su desaparición, preferiblemente de manera horrible, sería beneficiosa para todos. Mónica jamás ha llegado a sentir nada así por nadie, ni siquiera es consciente de que pueda albergar un nivel de desprecio tan alto. Pero la vida es larga, y Azeroth un planeta lleno de gente corrupta.

Desprecio(2): Angela DiMónaco era una muchacha que se sentaba dos pupitres a su derecha en la escuela de Caibomara. Siempre sacaba mejores notas que Mónica, siempre quedaba por delante suya en las pruebas físicas, e incluso le robó a su primer amor cuando apenas tenian catorce años. Cuando la vió preñada y con dos churumbeles a la veintena de edad vendiendo mangos en el mercado de la ciudad, no pudo si no sentir cierta satisfacción personal. No se alegraría de su muerte, pero su desgracia le hizo sentir mejor, aun que sabia que realmente eso era pecado ante ojos de la Luz.

Menosprecio(3): Azeroth está lleno de gente estúpida. Gente carente de empatía, que no sabe tratar a los demás, que solo miran por si mismos, egoístas, pedantes y repelentes. Conociendo a cientos de marineros a lo largo de su vida Mónica ha visto este tipo de individuos muchas veces. No les odiaba, no les despreciaba, pero su mera presencia y actitud les causaba rechazo. Si pudiese elegir entre quedarse sola o con uno de estos individuos en una isla desierta el resto de su vida, elegiría un coco.

Indiferencia(4): Mónica es una muchacha simpática y abierta. Su predisposición es positiva ante los extraños, siempre ha valorado el como nuevos rostros pueden aderezar de experiencias compartidas el día a día de cualquiera. Por lo tanto, que sienta indiferencia absoluta ante alguien es algo relativamente extraño. No llega al punto de sentir repulsa ante gente así, pero en general son individuos extremadamente aburridos, incapaces de aportar nada a nadie. Los jornaleros de Caibomara cumplían muchos este papel. Nacidos en la isla, criados en la isla, con mentalidad de isla.

Desconocimiento(5): Mónica adora a los desconocidos. Un forastero es un libro cerrado esperado ser abierto. Algunas veces ocultan sorpresas desagradables, otras grandes lecciones vitales que nos acompañan, y otras simplemente nos aportan una leve risa cuando más lo necesitamos, es por ello por lo que Mónica nunca se aburre de interaccionar con ellos.

Aprecio(6) La gente, en general, son buenas personas. Mónica es buena persona. Por lo tanto lo normal es que no tarde en conectar con gente de buena voluntad e interesante. Las preferencias de la Tirasiana tienden hacia gente de mundo, normalmente extravagante, educada pero atrevida, sin miedo a afrontar desafíos y coger el toro por los cuernos.

Camaradería(7): Mónica nunca ha sido mujer de relacionarse durante mucho tiempo con las mismas personas. Criandote en un puerto, tus conocidos van y vienen a diario y a veces pasan semanas, meses hasta que vuelves a ver de nuevo a alguien. Otras veces, incluso no vuelves a verlos. Pero hay gente que simplemente llegan hasta nosotros de manera más profunda, donde una se siente en libertad para reir, y que en general puede contar con ellos. Esos son los que merece la pena recordar.

Lealtad(8): Pocas veces ha llegado Mónica a sentir la necesidad real de seguir, obedecer y preocuparse por la satisfacción de alguien más allá de sus padres. Pero hay individuos por los que simplemente uno estaría dispuesto a dar la vuelta al Mare Magnum si hace falta.

Amor(9): El amor se define como un sentimiento intenso de los seres racionales hacia otros semejantes que naturalmente los atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, nos alegra y da energía para convivir, comunicarse y crear. Existen cuatro tipos de amor según los antiguos filósofos de Lordaeron: El amor erótico y romántico, el amor que se genera por los hermanos sean de sangre o de experiencias, el amor hacia los padres de uno, y el amor perfecto hacia un ideal marcado por la devoción absoluta. 

Mónica(10): Hay individuos que dudan de si mismos. Que se desprecian incluso. Mónica se adora. No desde la egolatría fruto de la insuficiente atención ajena que se refugia en uno mismo para ocultar sus debilidades. Está en paz consigo misma. Llegar a notar la misma conexión con otro que la que siente consigo  sería algo inaudito. Como decía el sagrado templo de la Luz de Stromgarde antes de ser quemado por los trols en el año -502: "Conócete a ti mismo"

Conocidos

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3uinvN3.jpgMélandyel Ronae

"Las muestras de cortesía nunca supondrán una pérdida de tiempo, de hecho es justamente lo que le falta a las tierras de Elwynn."

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       ^

¿Como describir una pintura al óleo inmortalizada en la historia cuando uno no puede siquiera dibujar un monigote hecho con palos?

Mónica nunca había visto un elfo en persona. Había oído descripciones de ellos, claro, igual que de otras criaturas mitológicas como orcos, trols, dragones, basilíscos o gilneanos, pero su imaginación no era suficiente para visualizar en su cabeza la figura que la recibió en la humilde tienda arcana.

Su voz era suave como una brisa marina y su manera de pronunciar el común, idioma burdo naturalmente, lo convertía en una melodía que parecía salida de otro mundo, dejando una impronta importante en Mónica. Estaba literalmente ante un ser para el cual la energía que ella luchaba por doblegar, era tan natural como su sangre o sus pensamientos.

Educada, delicada, parecía sacada de un cuento. Aun así, la joven tirasiana no pudo si no sorprenderse ante la disposición altruista de la elfa por ayudarla. Una elfa. ¡Ayudándola! Como si fuese uno de los trescientos magos originales. Al parecer las leyendas eran ciertas, y Mélandyel era una digna heredera de la buena voluntad Quel'dorei.

 

qr34u35.jpgAmelia Honeydukes

 

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^

Tan similares y tan distintas. En cierto modo Amelia es la versión joven de Mónica, y probablemente por eso la altera tan fácilmente.
Testaruda y cabezona como un rompeolas.

Una muchacha joven, con una hermosa y pálida piel propia de las señoritas que han vivido apartadas del sol durante toda su vida, algo que Mónica solo ha podido ver de lejos, cargando con el peso de la morena piel propia de plebeyos, marinos y campesinos. 

Interesada en la magia, la muchacha adolescente parece un cajón de sorpresas. Pero tan desordenado que encontrarlas puede llevar mucho tiempo.

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