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Marie Foss

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  • Nombre: Marie Foss
  • Raza: Renegada
  • Sexo: Mujer
  • Edad: 28 años al morir, 39 años como Renegada.
  • Lugar de Nacimiento: Gilneas
  • Ocupación: Cazadora
  • Historia completa

 

 

Descripción física:

Metro setenta de renegada, de piel mortecina y de rasgos suaves ademas de ovalados decorados por dos orbes amarillentos, aunque ahora algo marcados por los pómulos debido a la no-muerte, no sobrepasando los sesenta kilos, un cabello desteñido por el tiempo y por su estado hace acto de presencia cayendo hasta la altura de sus hombros._cm__aetha_by_talitapersi-d8socte.jpg Un físico que no te expresa nada, junto a una mueca apática da a entender que hay poco que le importa en su nueva no-vida. 

 

Descripción psíquica:

Si hay algo que sigue despertando el fervor de Marie es el placer de la caza, aunque esta se ha retorcido en si debido a su actual estado, su nueva fisiología la ha transformado en una depredadora mas paciente y calmada la cual espera su momento para reclamar su recompensa, la sangre ya no corre por sus venas y su corazón ha dejado de latir ¿Porque debería darse prisa?

 

-Voz-

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Historia

 

[Preludio]

 

-Cazadora-

Spoiler

Lucidos copos de nieve se deslizan sobre el aire hasta caer sobre la pañoleta blanca, que tras varios lavados comenzaba a teñirse de un amarillento tono pero no parecía importar en aquel infierno blanco, la liebre se desplazaba hacia la extraña pieza víctima de su curiosidad y tal vez que la pañoleta podría serviría con más calidez que los restrojos que había conseguido reunir durante la primavera.

La nieve se acumulaba como parte del mismo manto adornando la superficie de curiosas formas y posibilidades.

La liebre se detuvo a unos cuantos metros cuando una portentosa figura se alzó detrás de la pañoleta, y por supuesto que la escurridiza alimaña escapó.

-Marie ¿Qué te he dicho de salir a fuera con esta nieve?- Una mujer de pelo rubio se inclinó sobre la pañoleta en un gesto pausado y tranquilo, cubriendo a la misma de los furtivos copos que se le abalanzaban desde el cielo.

La pañoleta como respuesta se retorció sobre sí misma en un rápido movimiento desechando el manto nevado que se le había depositado encima, unos ojos azules se alzaron para encontrarse con los de su madre, unos que presentaban inquietud por su reciente descubrimiento.

-¡Mama!- La muchacha exclamo a modo de queja con una voz nasal, esta tenía su nariz en una tonalidad rojiza culpa del catarro que le aquejaba hace semanas -¡Casi la tenía! ¡Maldiciones!-

 

La mujer reprimió su rostro con un deje enfurecido –¡Esa lengua jovencita!-

Marie se encogió sobre si misma por la reprimenda, era cierto que utilizaba palabras mal sonantes pero ¿Qué importaba? Había perdido la presa que seguramente hubiera servido para un buen guiso, y eso la carcomía por dentro.

-Anda, vamos a casa antes de que pilles algo mas.- La mujer extendió la manga de su abrigo para limpiarle los mocos, tras lo que se alzó y puso rumbo a la casa. Esta tenía el techo lleno de nieve y el acceso a la carretera principal estaba casi oculta debido al poco mantenimiento que tenía.

Johanna exhalo aire con pesadez mientras insistía a Marie a entrar en la casa, su cabeza se giró para observar el páramo helado, el invierno en Gilneas estaba siendo duro. Tal vez debería haberla dejado atrapar a ese conejo.

 

 

 

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

Marie froto sus manos entre sí para propiciarles algo de calidez, seguido de su aliento para recuperar algo de sensibilidad en las yemas de los dedos, los dientes castañeaban con avidez mientras que el estómago le rugía.

Sus ojos se alzaron para vislumbrar el grupo de orcos que se dirigía hacia el norte, tras una larga caminata acosándolo entre los arboles vio como preparaban un lugar para asentarse. “Seguramente para agruparse con el grueso de la Horda” pensó, la muchacha que había dejado la niñez hace mucho y se había dado cuenta que se mantenía mejor el estómago lleno perteneciendo al puño armado de Cringris, que dejarse los riñones en cultivar la tierra para los nobles.

Lentamente retrocedió ocultándose con los arbustos, hasta que gracias a la posición ventajosa que ostentaba rompió el contacto visual con los orcos y puso rumbo hacia el campamento donde se congregaban las fuerzas de la Alianza de Lordaeron.

Marie servía en la pequeña coalición militar que había mandando Genn como apoyo de forma simbólica, esto le haría ganar puntos dentro del ejército y también tal vez con los otros reinos, puede que incluso sirviendo bien pudiera ser que el rey le diera un pequeño trozo de tierra a lo que se podría retirar. La mujer se distraía de ese ámbito de guerra pensando sobre en qué podía llegar, pero la verdadera verdad es que le encantaba cazar, si pudiera alcanzar dicho puesto en las cortes…

Antes de que se diera cuenta emergió a la planicie en la cual se había establecido el campamento, sus piernas la impulsaron para ascender hasta la colina donde aguardaban su ración de gachas bajo la luz de las estrellas.

El informe de la posición de los orcos llego a las dependencias del mando mientras que ella no perdió el tiempo de unirse al comedor para obtener su ración, como siempre le gustaba comer a solas, así que en una hoguera dispuesta tomo asiento.

La cuchara de madera se hundió con ganas en el mejunje pringoso que simulaba ser una sopa, o al menos eso dijo el cocinero, de vez en cuando tenías la suerte de encontrar algún hueso y circulaba la leyenda que una vez a algún soldado encontró algo parecido a carne.

 

Rápidamente mientras disfrutaba volvió a sumirse en sus pensamientos, le ayudaba de nuevo a pasar el tiempo. La sopa iba acabándose mientras que las llamas de la hoguera menguaban, negó con incredulidad.

-Cazadora Real… no estaría mal.-

Una sonrisa idílica apareció en sus labios pero rápidamente se torció en una mueca de dolor cuando sintió un pinchazo en la espalda, el aire había desaparecido de sus pulmones pero no podía respirar, más bien algo no le dejaba.

Sin entender la situación se intentó poner de pie pero las piernas le fallaron y cayó de lleno contra el suelo ¿Qué estaba pasando? Se giró como pudo para vislumbrar como un orco al que le habían amputado el brazo para colocarle una hoja la observaba con una sonrisa sádica.

 

Ni se había enterado como había llegado hasta ahí, intentó gritar para pedir auxilio. No había aire, su mundo se oscurecía mientras más orcos de la misma índole comenzaban a distribuirse por el campamento de la Alianza de Lordaeron.

Su mente cerca de su muerte intento encontrarle sentido a todo esto, por supuesto que encontró la respuesta… que descuidada por tu parte Marie dejar que te cazaran asi, y lo último que escuchó fue como se desataba el infierno en aquel lugar.

 

 

 

El ferocanis encontró el rastro, su hocico se contrajo en búsqueda del dulce olor de la sangre que manaba su presa, y sus fauces empezaron a segregar saliva. La bestia se inclinó para apoyarse sobre las cuatro patas perdiendo su postura de humanoide para volverse algo más retorcido.

 

Era increíble la velocidad en la que podían moverse esas criaturas, sumado al olfato para el rastreo y sus habilidades, esas bestias eran idóneas para ser superiores en todo los campos a un humanoide medio, el cisma de la cadena alimenticia en el entorno feral de los Bosques Argénteos.

 

El huargen se impulsó con una fuerte zancada pero su pierna no respondió, un chasquido seco se la había fracturado en dos, y tardo poco en comprender que un cepo para osos no tenía problemas en triturar una de sus patas las cuales eran más delgadas.

 

Un siseo y el sonido de un trueno fue lo que escucho antes que un proyectil se le hundiera en el cuello y cayera a plomo al suelo gorgoteando su propia sangre, la saliva había desaparecido para dejar al otro liquido abrirse paso.

Marie recargo el rifle con una sonrisa, sus ojos amarillentos observaba como la bestia había mordido el polvo, al fin al cabo todos los sentidos se podían engañar, y mientras fuera así, ella sería la Cazadora y ellos la presa.

 

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Robo de herramientas

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Dos rifles de mala calidad (Para desmontar proximamente)

Dos pistolas de mala calidad (Para desmontar proximamente)

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latest?cb=20080925105109&format=webp Rifle de chispa: Mosquete (2d6+1)

latest?cb=20061004200301 Armadura de cuero, tono: Desierto (Absorción 2, Estorbo 1)

latest?cb=20060829224316 Cuchillos: Cuatro pequeños filos (1d6+1)

 

+Pertrechos varios+

Spoiler

 

 

latest?cb=20091028041456 Marie suele portar todo sus útiles en un juego de faltriqueras, dentro de ellas aparte de sus enseres personales se incluye: latest?cb=20080925211337&format=webp  Equipo de utilería para dar un mantenimiento básico a un arma de fuego.latest?cb=20060930201854 Saquito con aproximadamente treinta proyectiles de mosquete.latest?cb=20060901053721 Soga de alrededor de diez metros.

 

 

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