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Nuvalia

Irwin Russell Tanner

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  • Nombre: Irwin R. Tanner
  • Raza: Humano
  • Sexo: Varon
  • Edad: 32
  • Altura: 1,90
  • Peso: 80
  • Lugar de Nacimiento: Ventormenta
  • Ocupación: Marineria

 

Hijo primogénito de acaudalados curtidores de Ventormenta, inicialmente sus padres pagaron su ingreso en una institución religiosa para que fuera educado como paladín.

                (…)

*** Abadía de Villanorte, año 10 de la apertura del Portal Oscuro ***

-          ¿Qué os ha pasado hermano Bernabé? – Charles, el maestro de novicios, vio una figura llena de una substancia pegajosa y maloliente entrar renqueando por la puerta del refectorio – ¡Luz santa, parecéis una bestia de pantano!, oh... – el fraile se llevó un paño a la nariz - y ese olor?

Bernabé buscó a tientas el cubo de lavazas que siempre estaba al lado de la puerta del refectorio y se limpió la cara. – Hermano Charles… ¡los demonios de la Legión viven dentro de ese niño! Para disciplinarlo le he dicho que alimente a los cerdos. ¿Sabéis que ha hecho?, ha colocado un cubo con deshechos en la puerta del establo, para que cuando yo la abriera…en fin, ya veis el resultado.

-          La sagrada nos asista – el maestro de novicios suspiró pesadamente – ¿Otra vez ese Tanner?

Fue así, a la edad de 10 años, después de pasar escasos nueve meses que Irwin Tanner finalizó sus estudios eclesiásticos, siendo expulsado de la abadía.

(…)

Viendo que el chico no tenía vocación para la vida monástica sus padres le asignaron un tutor, que resultó ser un viejo paladín. veterano de Lordaeron: Jaques Duvenant.

Con rapidez, el veterano y su alumno hicieron buenas migas. El viejo paladín resultó ser una buena influencia para Irwin, fue instruido no solo en las ciencias básicas sino en disciplinas de aspecto más práctico: La lucha cuerpo a cuerpo, tácticas militares, etc. Jaques, además, era un excelente narrador. Las historias de batallas en el norte fascinaron e hicieron mella en la mente del joven Irwin, despertando un carácter aventurero y fantasioso en la, ya de por si activa, mente del chico.

(…)

*** Puerto de Ventormenta, año 15 de la apertura del Portal Oscuro ***

Simón Tanner estaba sentado con su hijo en un vetusto noray de los muchos que ofrecen reverencia ganchuda a las naves que trafican entre la capital del imperio y el resto de Azeroth.

-          ¡Vamos Irwin!, Jaques ya estaba mayor, es ley de vida. No me gusta que estés triste – el peletero miró a su hijo con ojos conciliadores, era consciente de la pérdida que suponía para el joven la muerte de su tutor. Señaló a una da las carracas atracadas en un muelle cercano – Esa es el ‘Cormorán blanco, en breve partirá hacia Kalimdor, nos traerá cincuenta quintales de piel de kodo, resistente y barata. ¡Un negocio redondo!

El chico permanecía en un mutismo obstinado, difícilmente podría adivinársele algún tipo de reacción ante la terrible noticia: Jaques Dunevant, el que fuera su tutor por cinco años, había muerto de pulmonía la noche anterior.

Simón miró a su hijo, por alguna razón inexplicable siempre le había costado conectar con Irwin, él era un hombre practico, siempre pensando en minimizar los costes y maximizar los beneficios, todo por un buen negocio. Sin embargo, el chico… ¡a saber en qué pensaba!, parecía siempre en las nubes ¿Cómo, siendo mi hijo, somos tan distintos?

-          Hijo, te dejaré solo para que puedas llorar tranquilamente – Simón se levantó – No tardes, madre ha hecho sopa de quijaforte de los baldíos para la cena, todo un manjar – Irwin miraba fijamente el gran barco mercante.

Aquella noche un frio plato de sopa de quijaforte quedó sin comer en la cocina de los Tanner y una de las carracas mercantes rumbo a Trinquete llevaba un ligero sobrepeso.

(…)

El devenir de los años llevo a Irwin, ya convertido en marinero, a la tercera guerra, donde participó en diversas acciones contra la plaga y presenciando toda clase de atrocidades.

Aquel hecho marcaría fuertemente el carácter de Irwin.

Desilusionado con la vida, volvió a trabajar en los barcos mercantes, bien como marinero bien como escolta de cargamentos y protección contra los piratas. No importaba el destino, no importaba el cargamento ni la licitación del mismo. No importaba ya nada, solo existir.

(…)

*** Bahia del Botin, año 30 de la apertura del Portal Oscuro ***

El barril de grog barato se hizo añicos con un estruendo que resonó en toda la taberna, sobre él una figura humana luchaba por ponerse en pie.

-          ¡Cinco cobres por el humano! – multitud de goblins formaba un amplio círculo en cuyo centro un elfo quel’dorei y un humano resolvían diferencias con algo más que palabras.

Irwin se desembarazo de las maderas de lo que fuera el barril de grog y arremetió contra el estómago del elfo tomándolo por sorpresa y derribándolo. El quel’dorei no tardó en reaccionar, poniéndose de pie de un salto Ambos contendientes se enzarzaron entonces en un intercambio de puñetazos, la pelea se presentaba igualada…

No lo vieron llegar. Como surgidos de la nada un par de férreos puños descargaron con furia en ambas cabezas, aturdidos notaron como unas tremendas garras loas atenazaban por la espalda y los hacían volar hacia el frio suelo del callejón trasero, lleno de inmundicia.

-          ¡Fuera de mi taberna! ¡No quiero ya más destrozos en mi casa! – El fornido tauren giro sobre sus talones sacudiéndose las manos como si acabará de tirar el saco de desperdicios.

Aturdido en parte por los golpes, en parte por el grog ingerido, Irwin Russell Tanner, incapaz de incorporarse, se quedó tumbado en el suelo lleno de inmundicias de aquel sórdido callejón, no tardó en quedarse dormido.

Estaba ya alto el sol en aquella villa marinera cuando Irwin abrió los ojos, sacudiéndose de encima a una gaviota que, con toda probabilidad, esperaba a que su posible cena dejara de respirar. Sintió una nausea, y allí mismo, junto a aquella pared de madera que olía a orines, vació el grog que, horas antes, su cuerpo no había podido asimilar. Entre espasmos, con ojos vidriosos, contemplo como se aprestaba una carraca, ‘El cormorán blanco’. Cálidos recuerdos de tiempos mejores volaron por su mente.

Aquella misma tarde, Irwin Russell Tanner, a bordo del ‘Cormorán blanco’ volvía a su ciudad natal, 15 años después, el futuro se presentaba incierto…

 

Editado por Nuvalia

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