Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
WR48

Altarian Beloren: La Espada del Juglar

Recommended Posts

Altarian Beloren
La Espada del Juglar
(Ficha de Rol)

8ycjkg.jpg

Descripción física

Joven Elfo de 88 años (22 humanos aprox.)
De 1,78 cm de altura y un peso de 65 kg.
Totalmente flaco, largo, escuálido pero fibroso; denotando que es alguien físicamente activo. De brazos y piernas largas y flacas como romas, dándole una pinta ágil y veloz pero de movimientos bruscos. Su postura y andar es de alguien que parece adaptarse al lugar y eso llama la atención a veces.

Su cabello es castaño; más brillante de día y más oscuro de noche. Porta un rostro alargado, bello y muy atractivo pero no resplandece con una belleza Elfica total, como si estaría algo descuidada para llegar a su esplendor, pero igualmente es muy bello.
Sus ojos relampaguean con un brillo tenue verde azulado como color natural. Sus cejas son oscuras y NO salen del diámetro de su cabeza.
Sus orejas no son tan largas, son mucho más cortas y un arito de plata brilla en la oreja izquierda el cual le da un toque de galán.
Su nariz es de tabique algo ancho pero acorde a su rostro. Una bella nariz de terminación redondeada en la punta y con fosas nasales pequeñas. De perfil le da un toque serio, pero del lado izquierdo presenta ligeras imperfecciones en la dirección del tabique.
Sus labios son ligeramente más carnosos y le dan un toque maduro.

Su semblante suele ser de alguien astuto o interesante si esta callado y quieto. Porta 2 anillos de plata: Uno en el meñique izquierdo y otro en el anular derecho.

 

Descripción Psicológica

 

Es un joven Elfo de mente débil y fuerte a la vez. Sus ideales le dan firmeza y coraje, pero sus inseguridades, miedos y traumas lo empaqueten y lo vuelven torpe y cobarde a veces, paralizándolo. Sus propias trabas mentales, desamores y tragedias del pasado Quel’Dorei lo han ido moldeando pero jamás perdió la esencia de quien es, solo curo sus heridas como pudo.

 

Historia

 

Mi nombre es Altarian Beloren y tengo 88 años. Soy un Alto Elfo y me encantaría escribir estas líneas desde el Alto Reino y mi hogar en los bosques del norte, mi amada Quel’Thalas, pero desgraciadamente no es así como va esta historia.

Soy joven y quisiera creer que tengo mucho más para contar, que mi historia recién arranca. Cuando la religión y culto a la Luz Sagrada penetro en nuestra civilización, entendí que los humanos eran algo fascinante pero al mismo tiempo sobre valorados. Jamás fui creyente en sus visiones del mundo, pero si debo reconocer sus pericias. Siempre estuve del lado de mi nación, de mis bosques, de mi pueblo. Tal vez sea muy egoísta, pero no creo que exista otra civilización como la nuestra, gloria eterna a los Bien Nacidos.

Sé que puedo sonar bastante arrogante, propio de mi estirpe, pero créanme cuando les digo que la humildad yace en mí, pero quizás es tapada por la pasión de saber lo que alcanzamos como civilización y lo que nos fue arrebatado por la maldad más grande que piso este mundo.

Cuando el Azote  arraso Quel’Thalas yo era más joven aún y recuerdo como si fuera ayer mi vida allí: Era feliz, correteando por el Bosque Canción Eterna y visitando la ciudad cuando el trabajo de mi padre lo requería. Vivíamos en la profundidad del Bosque y mi padre era un Forestal retirado y recluido a cuidar su hogar y sus árboles frutales. Vivíamos del comercio de la fruta, rica y sabrosa, vendiéndolas a Lunargenta y las aldeas vecinas, donde en una de ellas recuerdo como si fuese ayer donde tuve mi primer amorío y todo salió mal para mí. Era cosa de niños, pero mi corazón había sufrido su primer golpe y posterior secuela.

Mi Padre siempre fue un Elfo honrado y derecho, pero también fue un artista. Él me había enseñado mis primeros pasos en la música, el dibujo o la escritura (Siempre fui muy creativo y dotado para ello). Pero el trabajo constante y sus idas y venidas por el bosque entre sus encargos y ventas hacían que ya no se sentara mucho a componer y acariciar las cuerdas de algún instrumento y por eso aprendí solo, valiéndome de los libros, cuadernos y juntándome con amigos de las aldeas vecinas donde compartía mi amor por la música. Mi madre por otro lado nos otorgo (y aún lo hace) todo su cariño para que en el día a día jamás nos falte algo. Su cuidado precioso del hogar es digno de alabanza y su ternura y belleza dignas de envidia. En último lugar estaba mi hermana, pequeña y frágil pero que crece a pasos enormes y se está volviendo soberbia y fuerte.

Pero no todo es color de rosas. Recuerdo como si fuese ayer el griterío y revuelo que se armó en las aldeas vecinas y en mi casa en medio del bosque cuando las trompetas y cuernos sonaban con un mensaje de evacuación y repliegue claro: el Azote había llegado y penetraba tan rápido y profundo como un cuchillo muy filoso hasta el corazón del Alto Reino. No hubo día que no rezara mirando a la Aguja del Sol y al Todopoderoso Sol mismo, aunque ardieran mis ojos. La muerte, tragedia y desolación llegó para nosotros los Elfos y nadie supo el porqué. Mi padre respondió al llamado de armas y partió con arco y flecha al frente y jamás regreso. Mi madre y yo siempre lo dimos por muerto. Sus padres (mis abuelos, que vivían en Lunargenta) hasta el día de hoy dicen sentir que sobrevivió de alguna manera. La incertidumbre me duro mucho tiempo de llanto y dolor. Los superiores nos dijeron siempre que en el frente, todas nuestras tropas eran exterminadas a un ritmo implacable.

Fue casi la extinción de mi pueblo y lo llevo con creces. Mis abuelos maternos también perecieron en el arrase de nuestros amados bosques. Hasta hoy en día, cada pequeña muerte, cada árbol destruido, cada niño asesinado, el recuerdo de mi padre partiendo con lágrimas en los ojos junto a los valientes Elfos que salieron a defender al Reino de la destrucción; yacen todos en mi corazón, socavando el subsuelo de mi memoria por el resto de mi vida. Di a mi padre por muerto, jamás vi su cuerpo, jamás vi nada, siquiera pude hablar con un sobreviviente de las batallas porque todos fueron masacrados o reanimados.

¿Quién sabe? Hasta quizás pudo haber sido levantado luego de un tiempo y utilizado para matar, como un zombie sin cerebro. Que doloroso resulta todo para los Altos Elfos.

Y eso no acabo aquí.  Como refugiados con mi familia tuvimos que aprender a vivir con poco y nuestra vida, nuestra magia, cambio drásticamente. Nuestra cómoda vida costó mucho recuperarse y así mismo nuestra salud. Aquellos años sufrimos tanto que ya éramos solo una sombra de lo que fuimos. Éramos desdichados, llorando perdidas irreparables. La catástrofe final había tocado nuestra puerta y había extinguido nuestra historia milenaria en cuestión de escasos meses. Allí entendí que mis canciones y mis dibujos podrían alegrar a la gente pero no erradicar los males y entonces aprendí a blandir una espada y a usar encantamientos y hechizos de combate menores. Mi esgrima fue puliéndose, practicando con quien podía. Los amigos que me quedaban, que habían sido refugiados por ser jóvenes como yo por aquel entonces, muchos habían caído en las adicciones a la magia por la locura que se había vivido tras la tragedia. Todos habíamos perdido todo.

Hubo un tiempo en el cual hasta casi me alisto en las tropas del Alto Reino pero pronto entendí que el futuro de mi familia dependía de mi. Me tomé mis lecciones de esgrima enserio durante meses y trabaje en lo que pude en la reconstrucción de Quel’Thalas pero eso no alcanzó. Comprendí que mi pueblo se estaba transformando en otra cosa. La destrucción del Pozo del Sol nos estaba matando a todos, inclusive a mí que resistía con mis ideales firmes sin sucumbir a la tentación de probar otras energías. Pude ver colegas míos caer en las adicciones y no volver jamás. El dolor fue creciendo tanto que ya no éramos Elfos, parecíamos otra cosa. Allí tocamos fondo y con mi madre lo decidimos y emigramos hacia el sur y el Reino de los Hombres nos recibió con los brazos abiertos. Miles partimos buscando algo mejor, porque los que quedaron no eran más Quel’Dorei, ya eran otra cosa, otra nación, otro pueblo que no tenía nada que ver con nuestras costumbres.

El dolor que se acrecentó en mi corazón y la añoranza a mi padre, mis abuelos maternos, mis amigos del pasado solo fue saciada con el descubrir de una nueva tierra: El Bosque de Elwynn. Asentados aquí pude recobrar mi salud y madurar de una forma increíble hasta para mí. Mi hermana crece sana y fuerte y mi madre junto con mis abuelos viven como pueden adaptados a este hermoso lugar, pero lejos de ser nuestro hermoso Bosque. De a poco comencé a dejar la arrogancia de lado y ver la humanidad con otros ojos. La gentileza de recibirnos y el darnos un hogar será mi gratitud de por vida, la cual le devolveré a canto o espada.

Nunca abandone mis lecturas, mi culturización, mis saberes, mi arte, mi esgrima y mis artes de combate. Todo era necesario para sobrevivir y adaptarme. No fue fácil tener que empezar desde cero a vivir entre humanos pero encontré más en ellos de lo que esperaba. Cuando comencé a ganarme la vida como Juglar y artista ambulante había conocido una joven chica que termino engatusándose de tal forma como la más bella Elfa del Bosque Canción Eterna. Quizás mi mente me jugó un feo truco y la utilizo para buscar algo de consuelo para la resilencia de mis traumas y dolores pasados, pues la verdad no lo sé pero puedo asegurar que mi corazón latió por esa joven humana que desearía poder nombrar con cariño pero desgraciadamente también me rompió el corazón. No mostré nada y me aleje con la arrogancia y silencio de un Elfo, porque sabía que éramos distintos pero tal vez tenía la ilusión de que seamos iguales en algún punto.

Así que aquí me hallo, en Elwynn refugiado, ganándome la vida como Juglar y artista ambulante ¡Y con espada al cinto! Por si se precisa. Elwynn es tan peligroso como hermoso. Conocí gente de todos los tamaños y formas aquí y se podría decir que estoy haciendo buenos amigos y mi salud va recuperándose de las secuelas.

Es hora de dar un salto y crecer más, sería esplendido obtener algún trabajo fijo y escuché que llaman “menesteriles” a aquellos juglares o músicos que quedan al servicio de un Lord y eso me vendría perfecto como sueldo, para mí y para mi familia a la cual le debo llevar lo necesario para vivir porque es mi deber.

No olvidar, siempre resistir. Gloria eterna a los Bien Nacidos.

¡Selama ashal'anore!

 

 

Editado por WR48
  • Like 1

Compartir este post


Enlace al mensaje

Pertenencias

-Estuche de cuero para Guitarra

2e06ed139ac91859f6c2a241ecf58093.jpg

-Bolso de cuero

5c26e2e67e888f47886af12c2aef0807.jpg

-Guitarra Élfica
 

tumblr_static_1wbl0snwok80cooggsccckc08_

-Libreta de cuero

Resultado de imagen para libreta de cuero

-Espada actual (Espada común Élfica, traída desde el Alto Reino por Altarian)

13_by_illwisdom-d89xxek.jpg

// En la imagen se puede apreciar como se ve la espada cuando Altarian le aplica su hechizo; "Filo de maná" //

Editado por WR48

Compartir este post


Enlace al mensaje

*Las anotaciones del la libera de cuero de Altarian seguirían un mismo patrón, donde primero colocaría la fecha de la entrada y quizás un titulo o no, y luego proseguiría con sus vivencias, canciones tituladas y fechadas y anotaciones musicales. Su letra es prolija y denota que se toma el tiempo de escribir las páginas pero a veces varia de tamaño y prolijidad, ya que se le nota apurado*

Dia X del mes Y del año 30.

El Bosque de Elwynn es un lugar extraño; es muy bello, un hermoso bosque plagado de verde y vida. Sus gentes son gentiles aunque también tienen sus problemas. La guerra contra los hombres-bestia Gnoll dejo mucha muerte y miseria. Muchos refugiados como nosotros, los Elfos, sufren. Son generalmente granjeros y pueblerinos que perdieron todo y en el medio de toda esa chusma estoy yo, vagando de villa en villa hasta que llegue a la central con afán de ser menestril de algún Noble o ganarme el afecto de un Lord o alguien que tenga el dinero de un sueldo digno. 

No hice más que recolectar monedas en las 2 posadas existentes. Colgué un cartel exhibiendo mis dotes, a ver si llamaba la atención de alguien y otro por mi idea de unir a los refugiados Quel'dorei y que tengamos peso en la Villa al menos. Nadie nos representa. No somos una comunidad establecida, solo nos repartimos entre la gran Ciudad  de Ventormenta y las villas del Bosque. No es lo justo. El segundo cartel fue por ello pero tampoco tuve resultados hasta ahora.

Conocí bastante gente más del lado "pobre" que  del "rico". En el denominado "Casco antiguo" en las afueras de la villa, aquel barrio pobre, me tope con el compatriota Odriel, un estudiante de magia muy peculiar y sabio para su edad. Denota cierta sabiduría que me interesa y no parece ser mayor que yo. También conocí a Lisandra y estos dos ya se conocían. Esto me alegro el corazón y espero encontrar más, muchos más hermanos deben andar repartidos por allí.

Mientras mi madre, mi hermana y el resto de mi familia viven en la Ciudad, es mi responsabilidad encontrar un sueldo digno y si mis canciones dejan poco, tendré que volverme a enfocar en mis hechizos de combate y la espada. Ojala eso no ocurrá, no estoy hecho para dar mi servicio al Imperio como un militar, pero si debo perfeccionar mis poderes y esgrima, despues de todo, La Plaga sentirá, Bash'a no falor talah!...Selama ashal'anore.

Si mi guitarra no complace a nadie, los siervos de La Luz sagrada pueden ser una buena causa para centrar mi vida allí y dedicarme a ayudar y vivir con ellos...al menos es digno de mi. 

Anu Belore dela'na.

Altarian Beloren.

Compartir este post


Enlace al mensaje

*La escritura de esta estrada es mas desprolija que la anterior y suele estar con palabras tachadas y errores debido a la escritura rápida.*

Belore... hoy presencie algo terrible. Un hombre que respondía al nombre de " Jonh " ingreso a la posada que frecuento y mis nuevos compañeros en el Casco Antiguo de la Villa. Estaba mal herido y tuvimos que ayudar a la amable doctora Margot en su despacho.
Entre yh o YO, el señor Odriel y el Cruzado Ismael no fue nada fák fácil y casi me desmallo yo mismo al presenciar como con el bisturí al rojo vivo la doctora le curo el ojo malherido, perdiéndolo en el acto. No pude mirar y los gritos del hombre borracho con aguardiente ante la ausencia de anestesia especial. Intenté convencerlos de que era mejor dormid dormirlo de alguna otra forma pero si no actuaba rápido el tipo podía morir. 

Parece que la coC cosa fue bien y el hombre fue vendado y posterior mente posteriormente curado. Espero por Belore que sané, ya que según comentarn comentaron la Doctora Margot y el señor Odriel esté fue victima de un robo por algún  sucio ratero imagino yo, una puta Kim'jael.

Luego de eso tuve una gratificante charla tranquilizadora con el Cruzado Ismael con quien tuvimos que sostener al convaleciente.

Compartir este post


Enlace al mensaje

*La letra se ve bastante prolija y casí sin errores de ortografía*

 

Dia X del mes Y del año 30
No pensé…bueno si, siempre lo pensé, volver a escribir me refiero. Estuve en serios peligros cuando decidí alistarme con los cruzados y voluntarios para ayudar a erradicar males en Arathi. Qué pésima decisión. Si creía que mi esgrima y combate estaba listo para enfrentar a la muerte, eso era tan seguro como que mi mano haga un Si mayor sin equivocarme y que suene limpio y prolijo. No estoy listo, no estaba listo para afrontar los peligros de Azeroth. Solo soy un Juglar o quizás ni eso. Así que si no morí, eso me tiene que hacer más fuerte.
Mi gente…extraño mis bosques, mi país, mi patria, Canción Eterna y a todo Quel’Thalas.
Altarian. Altarian Beloren. Todavía recuerdo mi nombre. Tengo más, son 3 en total pero a nadie le interesan los segundos o primer nombres de un plebeyo, ¿verdad? Al menos para los humanos. Bueno, para mi gente tampoco son importantes, pero si se suelen nombras en actos, ceremonias, casamientos, funerales, nacimientos o cualquier tipo de…discurso solemne.

Cuando pisamos Arathi, yo lo hice con un pie dolorido por el ataque de las raíces locas del pantano que me lo retorcieron. Como tampoco se montar bien, mi pobre caballo se asusto cuando los raptores nos atacaron y corrió asustado. Intente controlarlo pero me tiró al suelo. Un gran golpe pero no pasó a mayores. Me retorcí en los pastos y cuando me repuse para volver a con mis compañeros la escaramuza ya estaba finalizando y los raptores restantes estaban huyendo. Ahí saque cuenta de que era un inútil allí y que mi espada iluminada con el hechizo de Filo de maná no podría hacer más que espantar animales salvajes, pero no ayudar a ganar batallas a los Cruzados. Deprimido, triste y frustrado me tomé el primer Barco a casa en Stormgarde y volví a la ciudad de Ventormenta. Pasé los meses de barrendero y juntando monedas como podía con mi guitarra. Ya ni mi canto alegraba a la gente ni a mí. Lo único que rescato de ésta etapa de mi vida es el tiempo que pase con mi familia, que, por el momento, están como pueden viviendo en Elwynn.

*Se aprecia debajo, otra entrada pero sin fecha*

Estoy a segundos de volverme a alistar para ir, ésta vez, a Bosque del Ocaso, la provincia del Imperio al sur, similar a Elwynn antaño, pero sumida en muerte, así como allá al norte, en Quel'Thalas, tenemos al sur las "Tierras Fantasma".

Sé que no estoy listo y mi espada quizá tenga poco filo (sentido figurado) pero debo hacerlo y ayudar a erradicar ese mal que no me deja dormir, aunque éste lejos. Además, Odriel y otros Quel'dorei se alistaron. No puedo quedarme atrás.

Selama ashal'anore.

 

  • Like 1

Compartir este post


Enlace al mensaje

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Responder en este tema...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Your previous content has been restored.   Clear editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.

Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...