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Mut Messer

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Mut Messer


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Características Generales

Nombre: Mut Messer

Raza: Gnomo

Sexo: Hombre

Edad: 83

Altura: 85 Cm

Peso: 40

Lugar de Nacimiento: Gnomeregan

Ocupación: Doctor, médico, cocinero, aficionado alquimista...

 

Descripción Física


Mut es un gnomo de cara alargada para tratarse de un gnomo y con unos llamativos ojos verdes que suele ocultar tras unas gruesas lentes tintadas. Destaca su pelo rojo claro en la cabeza y en una alargada barba que no le recubre el labio superior. Es bastante flacucho aunque su tripa un poco sobresaliente revela un indudable gusto por la comida. 

Viste de modo relativamente sencillo. Generalmente con una camisa de tela bajo la que esconde una pechera de cuero y unos pantalones gruesos. Suele ir enguantado y con botas también de cuero. Entre sus posesiones pueden verse fácilmente libros demasiado pequeños para las manos humanas donde guarda toda clase de anotaciones y descripciones en gnómico y enano sobre medicina. También porta una o dos dagas, generalmente escondidas en la manga de la camisa o en el zapato en caso de que sea necesario moverse con rapidez.

 

Descripción Psíquica


Mut, como todos los gnomos solía mostrarse como alguien bastante positivo y hablador. Sin embargo, tanto la muerte que ha visto como ''médico de guerra'' y ante las atrocidades perpetradas en Gnomeregan le han hecho convertirse en alguien bastante más callado, reflexivo e incluso calculador. Esto no significa que sea excesivamente introvertido, pero para el gnomo común resultará chocante lo poco que puede llegar a hablar de sí mismo o a revelar datos de su pasado. Se muestra como alguien inteligente y bastante docto en cualquier materia técnica que pueda llegar a interesarle, no obstante, no es el caso para con la ingeniería. Sin embargo, es un completo desastre en lo referente a interpretar el sentido del humor. Simplemente, le cuesta entenderlo.

En ocasiones Mut se puede ver como alguien bastante frío e incluso radical. Si el gnomo es consciente de que se deben tomar medios extremos con el objetivo de obtener mejores resultados, generalmente no se mostrará indispuesto a ello o guardará ninguna clase de remordimiento, pues le pesa más lo que no haya podido hacer por miedo que lo que debiera hacer por estar moralmente bien visto.

 

Historia



Mut fue  un gnomo un tanto peculiar. Nació en Gnomeregan, como la mayoría de los de su clase, hace alrededor de cincuenta años. En el período en que metrópolis gnómica era un hervidero de luces, metal y cables. Por alguna razón difícil de discernir, el ambiente malsano de la ciudad más avanzada de Azeroth no era algo que le atrajera especialmente.

No obstante, su herencia le hacía difícil eludir el  recurrente camino de la ingeniería y la aritmética. Sus padres, ambos prominentes ingenieros y arquitectos, siempre habían pugnado por instruir a sus hijos en la ya habitual herencia gnómica del desarrollo tecnológico. Puede que para sus hermanos Shilve y Milzik el asunto fuera distinto, pues sentían de manera innata el impulso por arreglar toda clase de artefactos metálicos y trastear con infinidad de autómatas chirriantes de vapor. Pero no era así para Mut. El joven gnomo gozaba de desentrañar otra clase de misterios mucho más mundanos. Le apasionaba la medicina, la biología y el estudio de todo aquello semoviente  que no tenía pegado tuercas en cualquier lado.

Descubrió con fascinación los fósiles que colgaban en el Salón de los Exploradores y se aventuró superficialmente en el mundo de la alquimia. Pero sobretodo se  maravilló ante las ilustraciones que revelaban las complejidades que mostraban el cuerpo humano, gnomo y enano. Viejos y desfasados manuales recopiladosde medicina  no pudo evitar sentirse sobrecogido del inmenso trabajo que suponía que todo un cuerpo funcionara correctamente.

Tal vez fuera por el gran contraste que significaba la vida fuera de Gnomeregan, pero Mut se enamoró rápidamente de los parajes nevados de Dun’Morogh y con mayor frecuencia descuidaba sus impuestos estudios de mecánica y automoción con intención de aventurarse en la impresionante biblioteca de Forjaz.  En aquel entonces, el curioso gnomo  guardaba un carácter muy estereotipado en lo referente a su raza. Amable, simpático, charlatán, jovial y un tanto inocente. Pero con el consecuente peso de sus obligaciones y su pequeña lucha interior tendió a agriarse y sentirse desplazado. ¿Cómo era posible que los gnomos dieran tal relevancia al estudio de las máquinas cuando el funcionamiento de sus propios cuerpos era tan fascinante?

Eventualmente, llegó el momento en que Mut se sintió demasiado cansado manteniendo sus tareas en Gnomeregan y las expediciones a medio atardecer hacia la biblioteca de Forjaz. Puede que su familia no llegara a comprender del todo aquella afición que tanto absorbía su atención, pero después de todo, si algo define a un gnomo es su curiosidad.

Por tanto, el gnomo de extensos pelos rojizos decidió empacar sus cosas y marcharse en busca de nuevas oportunidades en el mundo exterior. Mut empezó como ayudante de un orondo  carnicero enano en  Thesalmar, el cual le dejaba estudiar los cuerpos de los animales muertos que nadie llegaba a comprar. El gnomo también vivió una temporada en Crestagrama como cocinero de una humilde posada llamada ‘’El Puerco Resbaladizo’’, donde se hizo patente uno de sus dones menos esperados, la cocina.  Y, como olvidar su estancia en Bosque del Ocaso…donde a cambio de la inspección y autopsia ocasional de ciertos cadáveres, servía como inesperado enterrador para una pequeña comunidad local.

Para Mut Messer (que en común se traduciría como ‘’Escalpelo o Bisturí’’), la vida estaba llena de oportunidades. No importaba cuan humillantes, rutinarios o tediosos llegaran a ser los trabajos que tenía que realizar si eso significaba que en algún momento podría convertirse en un experto de aquel misterio que era la vida.

Su primera oportunidad de ejercer como un verdadero médico  no llegó hasta años más tarde, cuando los orcos invadieron Azeroth por segunda vez. Momento en el que hasta el más patoso de los matasanos era imprescindible para atender tal cantidad de heridos, mutilados y enfermos. Mut tal vez fuera algo torpe en un inicio, pero eventualmente llegó a aprender los fundamentos más básicos de los primeros auxilios y la medicina elemental. No fueron pocas las veces que tuvo que coser, limpiar, amputar, cauterizar o aplicar sangrarías. Todo con tal de alargar la vida de aquellos desafortunados soldados.

Sin embargo, ni siquiera un médico podía andar indefenso ante la posibilidad de ser arrollado por una gigantesca bestia verde iracunda, por lo que recibió nociones básicas de combate  así como la elaboración de hechizos sencillos referentes a ilusiones y el sigilo para poder escabullirse con presteza. A decir verdad, Mut no era malo en el arte del subterfugio, y tampoco podía decir que se sintiera incómodo . Su renombrado conocimiento de la ubicación de las arterias mayores, venas principales  y puntos nerviosos vulnerables solía ser a menudo un buen medio para neutralizar a enemigos mayores. No obstante, tal cantidad de sangre y muerte acabaron por pasarle factura. Esa ingente violencia le revolvió las tripas. Vio cosas, que acabarían marcándole más de lo que hubiera llegado a imaginar… razón por la cual decidió retirarse de nuevo al final de la guerra durante bastante tiempo a ocupaciones más sencillas que le permitieran avanzar en su estudio sin tales preocupaciones. Aun así, no fue capaz de rechazar la oportunidad de estudiar durante un tiempo en Ventormenta, momento en el que se apenó terriblemente de la caída de la ciudad de Lordaeron a raíz de la Plaga. Sin embargo, esa enfermedad demostró ser demasiado  incluso para los mejores sanadores por lo que prefirió permanecer en el sur antes que exponerse a tal horrible destino.

Esta vez, eligió Yunquemar, un lugar que le permitió estar cerca de sus orígenes. Gnomeregan y Forjaz. La serenidad y la alegría volvieron a retomar poco a poco el color habitual en la cara del estudiante gnomo. Gracias a las positivas menciones durante su trabajo como cirujano en el campo de batalla, consiguió un puesto como ayudante del curandero de la comunidad. Pero hubo algo que jamás habría esperado.  Gnomeregan, estalló.

No fue algo repentino. Ni siquiera algo de lo que los demás asentamientos se percataran hasta varias horas después, pues el grueso de la capital gnómica se encontraba a muchos kilómetros bajo tierra. Aun así, el resultado fue devastador, suponiendo la muerte o mutación del 80% de toda su gente. Entre los desafortunados, se encontraba la familia de Mut Messer.

Mut deseó con todas sus fuerzas que todo el conocimiento obtenido durante años le hubiera servido para curar a su familia, o al menos, darles una muerte más digna. Pero no fue así. Sus padres murieron en la primera brecha, sobrepasados por una hambrienta hueste de troggs. Otro de sus hermanos, murió fruto de la radiación. Mientras que el tercero. El mayor, sufrió el peor destino. La piel de Milzik se tornó de un verde correoso y se llenó de pústulas. Aquellos ojos luminosos se redujeron a un gris lechoso. Y su espíritu fue consumido por una inabarcable locura.

Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que Mut pudiera aventurarse nuevamente en Gnomeregan, siguiendo a su Rey Mekkatoque para matar a Milzik al comprobar que su enfemedad no tenía cura y darle la paz que tanto merecía. Mut Messier sufrió un gran cambio en aquel momento. Viéndose solo, desamparado y terriblemente cansado, obtuvo la resolución de que tal cosa no pudiera pasar de nuevo. Tal vez… si hubiera sido un guerrero más astuto y hubiera permanecido más con su familia, podría haberse enterado del plan de Termoenchufe y darle muerte antes de que condenara a su raza. Tal vez… si hubiera sido un médico  más aplicado podría haber encontrado la cura para su pueblo. Para su familia. Solo, tal vez…

 Mut Messer sufrió una desagradable etapa en la que recorrió muchos  otros lugares de las Tierras del Este y conoció a muchas otras personas mientras continuaban sus viajes, pero eso no forma parte de esta historia. 

Ahora se aventura a Villadorada, donde la guerra con los gnolls promete un  largo y desagradable final. Tal vez… tal vez, esta vez, pueda marcar la diferencia… Ya sea con el uso de una daga o de un escalpelo.

Editado por arkvold

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Enlace al mensaje

 

 -Certificado de Trabajo en el Sanatorio  

y Hospicio de Villadorada-

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 -Día de la entrevista a Mut Messer- 22/01/2017

-Contratación como Doctor en el Hospital, Sanatorio 

y Centro de recuperación militar de

Villadorada con carácter indefinido.

 - Próximo Dia de cobro: -24/02/2017-

-Sueldo a razón de 14 monedas de platas mensuales.

-Horario de trabajo, de 6 de la mañana a 4 de la tarde con

un día libre al fin de la semana.

Por la Gloria y  Salvaguarda del Segundo Imperio

y mayor bondad de la Luz;

Firman Mut Messer como empleado del centro

y Simon Biston, en calidad de  gerente del hospicio.

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