Nombre: José Leone
Raza: Humano
Sexo: Hombre
Edad: 19
Altura: 1,90
Peso: 81
Lugar de Nacimiento: Páramos del Poniente/ Granja Leone
Ocupación: Ninguna de momento
Historia rápida
Descripción física:
De claros y penetrantes ojos, cabellos tan rojos como marrones tirando a un tono oscuro que encaja con sus cejas, mantiene su cabello entre largo y corto pues le llega hasta el cuello. Su rostro demuestra confianza, pues tiene una expresión de bondad y una sonrisa que no duda en mostrar a todo el mundo, de piel un tanto oscura denotando sus días bajo el sol. El trabajo duro ha forjado su cuerpo demostrando una fortaleza bien utilizada para la labor que se le dé a José, midiendo así 1,90m y pesando sus 81kg. No posee tatuajes, ni pecas ni lunares, al ser tan joven no suele encantarle su barba por lo que deja su rostro imberbe a la vista pública.
Descripción psíquica:
La bondad y sentido de valentía que alberga éste joven deja a entender que no es necesario nacer en un lugar glorioso para ser grande, sino más bien en la humildad que le vio nacer encontró la crianza que le llevó a ser el hombre que es, alguien generoso y bueno hacia las personas, pero firme y agresivo hacia las escorias que dañan a otros. Agarra confianza fácilmente con quien habla, pues se acostumbró a conocer a cualquiera con el que entra en contacto. Es un tanto impulsivo, nunca pensaría dos veces antes de ayudar a alguien que le necesite y si ese alguien es un ser querido aún más. Trabajador y humilde, pues nunca se atrevería gastar dinero del cual no obtuvo mediante el sudor de su frente. Como le enseñó su familia, la luz es su compañía en momentos dificiles.
Historia
Una tranquila y calurosa tarde de verano en los páramos traía consigo el nacimiento de un niño, uno que había sido acogido por tan humilde familia de granjeros que lo único que tenían para darle era el amor de sus padres y una infancia de granja y trabajo que hicieron de éste un fuerte muchacho con los años.
Aquellos días de su infancia eran sencillos y con pocas tareas que cumplir, pues el joven José aún era un niño y faltaban un par de años para que pudiera cumplir tareas más laborosas y de categoría pesada. Pero a pesar de ser un chiquillo tenía el suficiente coraje como para darle una mano a su padre con la granja, y hacer las tareas que a su madre se le dificultaban.
Con el pasar del tiempo se convirtió en alguien útil que disfrutaba de ayudar a los demás con su fortaleza, en especial en aquellas tierras donde pocas eran las veces que aparecía alguien tan dedicado a su gente como lo era José. La familia Leone tenía el orgullo de decir que José era su amado hijo, tanto que sufrían al ver que sería de su futuro con el llegar de las peligrosas bandas de ladrones y asesinos que azotaban los páramos, pues él era alguien que no dudaba en proteger al indefenso. Habían criado a un buen niño, pero tenían que hacer algo para darle un futuro mejor… fue entonces que comenzaron los ahorros, pocos sabían que la familia Leone poseía dichos ahorros, pero no tardaron en enterarse los carroñeros ladrones de los páramos.
Una noche tan despejada como aquella, tan silenciosa que dio lugar al claro cantico de los grillos en las praderas. La humilde granja Leone gozaba de una tranquilidad semejante a una llovizna en verano, que no se dieron cuenta que eran asaltados por ladrones hambrientos de dinero.
-¡Dezpiehta vieho!*Le encaja un puñetazo en el costado del abdomen*-
-¡Arghh! Por la luz ¿qué quieren?, ¡no tengo nada que darles!-
-Empiesa a ehcupir la pasta que ahorrastes- dijo uno de los granujas que se disponían a robarle.
-¡Cariño dale el dinero, no tenemos opción!- contestó la angustiada mujer del humilde granjero.
-¡No! Es el futuro de mi hijo… y ningún ratero de quinta se lo arrebatará- exclamó el ahora furioso granjero.
-Caia boca peazo de mierda, o le rajo en tó el cuello a tu mujer- amenazaba uno de los ladrones con un cuchillo en mano.
En aquella escena por suerte antes de que pasara lo peor llega José a darle lo que se merecen los que se meten con su familia. Aquella noche no se derramó sangre pero si dientes.
-Hijo gracias a la luz que estabas aquí, siempre ayudándonos…- decía la madre de José.
-José, no podremos seguir así mucho tiempo, vendrán a por ti mijo- le dijo su padre.
-¡Que vengan, pá! ¡No dejaré que nos traten como basura!- exclamó el valiente José.
-No nada de eso, tienes que irte José…aquí está lo que hemos ahorrado para ti mijo, sé que le darás un buen uso-le entregó la bolsa entre lágrimas a su querido hijo José.
-Papá, Mamá…no quiero dejarlos... ¡ustedes me enseñaron a levantarme y pelear por lo que quiero!- contestó
-Vete hijo, persigue tu futuro y no mires atrás. Ya has hecho mucho por nosotros…-
Así dijo don Rogelio, su padre, y José partió en uno de los caballos del establo,Tristán, hacia mejores tierras llegando así a Elwyn tiempo después, donde se dispondría a trabajar para sacar a sus padres de aquel peligro que viven.
